Antecedentes.
En el presente capítulo pretendemos entregar a nuestros lectores el fruto de nuestra experiencia personal en este campo de la labor antropológica: "cómo, cuándo y donde hacer con fruto una entrevista etnográfica exitosa". Sin pretender aquí agotar el tema -analizado en su aspecto teórico en los textos de las especialidades de sociología y antropología social- solo quisiéramos entregar aquí un resumen de nuestra propia experiencia personal como antropólogo, acumulada a través de más de 60 años de práctica profesional realizada en Chile durante muchos años, en México (1965-1970) y en Ecuador (1978-1980).
Herramientas básicas de un eco-antropólogo.
Además de un examen y escrutinio previo del ecosistema circundante, en sus diversas facetas, a fin de comprender las características fisicas de la "morada" del grupo humano, los antropólogos disponemos de dos instrumentos básicos de análisis de la información: a) la observación participante y b) las entrevistas personales. La observación participante no es otra cosa sino el tomar parte directa en la actividad que se quiere estudiar o analizar (ceremonia o rito, baile, comida ritual, trabajo comunitario, etc.) como un miembro más de la comunidad y no como un observador extraño. Es una observación hecha por lo tanto ab intra, es decir "desde dentro" y no como un mero espectador externo pasivo. Lo cual, ciertamente, supone la previa autorización del dirigente o de los organizadores del acto. Esta participación activa supone además y necesariamente, el ser capaz de memorizar bien los hechos presenciados, o -de ser esto posible- tomar breves notas in situ, o, mejor aún, grabar las imágenes y las palabras empleadas, si tal procedimiento de registro fuere previamente aprobado por los organizadores del acto. Tratándose de una actividad propia o distintiva de una comunidad (v.gr. una procesión con imágenes sagradas por el pueblo en una fiesta patronal, o la wilancha o sacrificio ritual de un llamo con ocasión de una fiesta andina), es perfectamente posible cotejar, revisar e incluso corregir con posterioridad, nuestra propia descripción con el relato de algunos de los principales actores de la ceremonia respectiva.
Mis primeras entrevistas.
Según mis recuerdos, mis primeras entrevistas -grabadas en grabadora portátil- y afortunadamente conservadas hasta hoy (1), fueron hechas en el mes de julio del año 1974, a los artesanos textiles aymaras Javier Vilca y Enrique Ticuna, con ocasión de una exposición textil de artesanos del pueblo de Lirima (2), del altiplano tarapaqueño, realizada en el local de la parroquia universitaria en Santiago de Chile. Se contó entonces con el entusiasta apoyo del escultor chileno Lorenzo Berg Salvo (3), director del recién inaugurado "Programa de Artesanía Tradicional" de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
A partir de dicha fecha, en todas mis excursiones o trabajos de campo en las comunidades atacameñas o aymaras -máxime entre los años 1980-95- el empleo de grabadora, máquina fotográfica y GPS fue para mí algo imprescindible.
Mis recuerdos de estudiante en México.
Trato hoy de recordar de dónde me pudo venir este anhelo -casi diría impulso irresistible- de hacer frecuentes entrevistas grabadas. Durante mi carrera de Antropología en la Escuela Nacional de Antropología, en el parque de Chapultepec (México D.F.), tuve la oportunidad de seguir un curso de "Folklore" dictado por el profesor Arturo Warman Gryj (1937-2003), etnólogo, quien nos inculcó la necesidad imperiosa de rescatar y preservar viejos conocimientos, costumbres y/o mitos y leyendas, conservadas en la memoria popular. De él he aprendido esta sabia costumbre de poner por escrito lo que, de sus costumbres o ritos veíamos y/o escuchábamos de labios de indígenas o campesinos. Así, durante una campaña de trabajos arqueológicos realizados en el año 1968 con motivo de la construcción de un nuevo tramo del Metro en la capital mexicana, a los que entonces éramos estudiantes avanzados de arqueología en la Escuela Nacional se nos asignó lugares precisos donde hicimos decenas de pozos de sondeo de 2m x 2m, a distancias regulares. Su objeto era rastrear y descubrir posibles construcciones aztecas subyacentes u ocultas, o tumbas que fuera necesario preservar o excavar antes de la construcción definitiva de las instalaciones del Metro. Era ésta una típica "operación de salvamento" -al decir de los arqueólogos- y había que hacerlo rápida y concienzudamente. Por entonces, me fueron asignados dos operarios jóvenes como ayudantes, ambos campesinos. Uno, procedente de Tlaxiaco (Oaxaca) y el otro, de Maravatío (Michoacán). Los dos hablaban lenguas indígenas y un castellano bastante rudimentario y pobre. Durante la excavación de un pozo de sondeo de 2m x 2m conversaba yo diariamente con los dos simpáticos muchachos, mis ayudantes. Muy pronto, afloró en la conversación el tema de las "apariciones" y reminiscencias indígenas de tipo religioso en las cuales creían firmemente donde Tlaloc, Quetzalcóatl, o Huitzilopochtli -o sus correspondientes mixtecos o zapotecos- eran protagonistas. Para ellos, estos seres sobrenaturales eran reales y se presentaban en múltiples ocasiones tanto en la vida diaria normal como en sus sueños. Recuerdo que yo tomaba breves notas en mi cuaderno de campo las que luego en la noche, en casa, vertía a un relato más completo y coherente. Comentando yo entonces estas conversaciones con mi profesor Arturo Warman, éste me incitó a redactar un artículo que con el nombre de “Elementos folklóricos de Tlaxiaco (Oaxaca) y Maravatío (Michoacán)”, apareció, gracias a su recomendación, en la Revista mexicana Tlalocan,
Mi súbito tránsito desde la arqueología hacia otras disciplinas conexas con la antropología.
Extraña y paradojalmente, esta dura experiencia de campo arqueológica me abrió -sin pretenderlo- el camino a mi dedicación posterior a la antropología social, etnohistoria y etnografía. Me explico. Trabajar durante horas sumido en un pozo de sondeo de 2m x 2m me obligaba a doblarme y a trabajar largo rato agachado o encuclillado, exigiendo así fuertemente a mi dañada columna vertebral. Terminaba yo después de cada jornada con fuertes dolores a la columna. Advertido el problema por la doctora mexicana María Cristina Sancho de Penichet, me diagnosticó una severa desviación en mi columna (sección lumbar), la que me provocaba esos severos dolores. En resumen, me dijo: "olvídate de la arqueología y busca otros caminos... tu columna vertebral no te lo permite". De esta suerte, se me abrió súbitamente, sin quererlo, el camino hacia la práctica de otras disciplinas cercanas a la Arqueología, tales como la antropología social, la etnografía y/o la etnohistoria. Vertientes valiosas de la antropología que he practicado activamente en mi vida académica. Este cambio de rumbo, explica bien el nuevo enfoque dado a mis tesis de arqueología (4) y mi ulterior doctorado (Ph. D.) en "Social anthropology" en la State University of New York (5).
A quien entrevistar.
Durante nuestra larga actividad académica (1968-2017) tuvimos la oportunidad de entrevistar a una gran variedad de personas: sacerdotes católicos, campesinos, pastores andinos, leñadores o carboneros, pescadores, mariscadores, buzos, agricultores, comerciantes, dueñas de casa, artesanos o artesanas... hombres o mujeres. En una palabra a los representantes de los más diversos oficios o actividades productivas tanto del mar como agrícolas o pastoriles. Muy rara vez, a obreros de la ciudad. Dada mi formación en antropología social y arqueología, la razón de estas preferencias parece obvia: dí siempre preferencia a miembros de comunidades indígenas o mestizas, de fuerte raigambre popular, herederos de antiguas tradiciones y costumbres con el objeto de rescatar y estudiar antiguas prácticas culturales aún plenamente vigentes, o para salvar del olvido costumbres antiguas moribundas, a punto de extinguirse.
Mis destinatarios más frecuentes.
Dependiendo del objetivo de la entrevista, el destinatario de ella puede ciertamente variar. Aquí, nos vamos referir, según mi experiencia personal, primariamente a las entrevistas de tipo "etnográfico", que tienen por objetivo directo el conocimiento, análisis y profundización de una determinada actividad cultural humana realizada por indígenas, mestizos u otros, como viva expresión de su acervo cultural ancestral practicado hasta hoy en su propia comunidad.
Mi relato, a lo largo de este capítulo del blog personal, se basa en mi propia experiencia de más de 50 años, y por lo mismo, tiene mucho de autobiográfico. Pedimos disculpas a nuestros lectores por ello.
Dos enfoques básicos.
La primera distinción que se me viene a la mente es determinar si la entrevista es "casual" o "premeditada". Hay una gran diferencia entre una y otra. Ejemplos de una "entrevista casual" -según mi experiencia personal- fueron las hechas a desconocidos pescadores, mariscadores o "algueros" (recolectores de algas marinas) de la costa (6), sorprendidos en su faena habitual. "Premeditada", en cambio, fue la entrevista hecha a un antiguo cazador de vicuñas, en la localidad de Pica, (Tarapacá), a quien yo ya conocía de antes, o a un cabrero (criancero de cabras) en la zona de El Tofo (IV Región), a quien yo había visto y tratado con anterioridad, o a un empleado de mi padre, leñador y carbonero en La Leonera, en la zona central de Chile (7). La entrevista "casual" suele ser bastante breve por tratarse de un encuentro ocasional, no buscado ni pretendido. La entrevista "premeditada", en cambio, bien preparada con antelación en cuanto al lugar y el cuestionario (o guión) que se empleará, suele ser mucho más larga, tanto cuanto nuestro entrevistado nos conceda.
Es el caso de nuestra entrevista hecha al sociólogo y antropólogo andino Johannes van Kessel (fines del año 2017). Esta entrevista se tituló: "El pensamiento del sociólogo y antropólogo andino Johannes van Kessel según reciente cuestionario (fines del año 2017)".
Fig. 1. El sacerdote y sociólogo holandés Johannes van Kessel aprendiendo de un yatiri aymara los componentes de una mesa ritual, en el pueblo de Puno. (Foto enviada por van Kessel al suscrito en el año 1999).O la entrevista hecha en San Pedro de Atacama a un antiguo colaborador del padre le Paige en su museo, titulada "Conversando con Tomás Cruz López, antiguo ayudante del sacerdote arqueólogo Gustavo le Paige: Gratos recuerdos y añoranzas del pasado", de fecha 16/03/2025.
Fig. 2. Tomás Cruz en su casa del ayllo de Larache en San Pedro de Atacama, el día de la entrevista hecha por Juan Francisco Cox el día 28 de julio, 2025. A su derecha, se observa una antigua fotografía del sacerdote arqueólogo P. Gustavo le Paige S. J. de quien fuera su fiel ayudante de campo. Aquí, aparece el sacerdote revestido de sus ornamentos sacerdotales (sobrepelliz y estola). (foto Juan Fco. Cox).
Fig. 3. Tomás Cruz Salvatierra respondiendo las preguntas del periodista Juan Francisco Cox el día de su entrevista del mes de julio 2024. (foto Juan Fco. Cox).Fig. 4. Almorzando un rico asado de cordero en casa de Pedro Lucas Ticona, en el salar del Huasco, en el mes de noviembre de 2011. En esta ocasión, entrevisté a todos los miembros de la familia Lucas allí presentes, incluyendo a su madre, su hermana Margarita y sus tíos. (foto de mi ex-alumno acompañante, Cristian Riffo Torres).
(a) La entrevista casual.
La entrevista casual o fortuita tiene su valor pero también "sus bemoles". Su valor puede radicar en la aparición de rasgos o detalles que solo en esos momentos precisos fue posible rescatar. Algunos ejemplos. Recuerdo mi conversación-entrevista con el piqueño Anselmo Charcas junto a la apacheta próxima al pueblo fantasma de Tasma -deshabitado por entonces- con ocasión de nuestra visita del mes de julio del año 1999 (7a). Era alrededor de las cinco de la mañana y habíamos caminado toda la noche, iluminados por la tenue luz de la luna. Allí, reposando ambos en el suelo reponiéndonos de la fatiga del viaje, Anselmo, emocionado, me relataba en detalle los ritos que su padre y tíos ejecutaban en ese lugar "sagrado" para ellos, antes de descender hacia el poblado en ruinas. Su vivo relato, con sabor a auténtico, me impresionó entonces vivamente. Reproducía así Anselmo viejas emociones de 30 o 40 años antes, en tiempos de su padre y tíos. (Ver Fig. 2, supra).
Otro caso: estando nosotros un día acampando junto a un conchal indígena cercano a Patillos (sur de Iquique), topamos a un mariscador que recién venía saliendo del mar con su traje de buzo. Entablamos conversación mientras se cambiaba de indumentaria. En un bolsito en forma de red, traía algunos ejemplares de locos (8) que había extraído a unos 5-6 m. de profundidad del arrecife azotado por el oleaje. "¿Hay muchos...?, le pregunté. "Ya quedan pocos y muy chicos", -me señala-, mostrándome los que acaba de sacar. "La gente de aquí no respeta la veda", me dice. "Andan por aqui unos colombianos que arrasan con todo"- me comenta.
Este tipo de entrevista, totalmente casual, si bien puede aportarnos algunos datos valiosos de interés científico, tiene la gran desventaja de dejar perderse o esfumarse mucha información posible, subyacente, si se hubiera dado el caso (hipotético) de sostener una conversación más tranquila y profunda, mediante el empleo de un guión-cuestionario preparado ad hoc. Por cierto, este tipo de entrevista por su naturaleza misma es -evidentemente- "no- estructurada".
(b) La entrevista premeditada.
Como su nombre ya lo indica, este tipo de entrevista exige la elaboración cuidadosa de un guión o cuestionario lo que demanda mucho mayor preparación previa, en cuanto al lugar, fecha, contenido general de las preguntas y su duración aproximada. Esta es, por lo tanto, fruto de un acuerdo previo hecho con el entrevistado quien consiente y acepta los términos de la entrevista. Este tipo de entrevista puede ser "estructurada" o "no-estructurada". O también, -como algunos agregan- "semi-estructurada".
Fig. 2. Nuestro entrevistado don Anselmo Charcas Pacha el 20 de marzo del año 2011, en su casita del pueblo de Pica (Tarapacá). Anselmo fue cuando joven un avezado cazador de vicuñas en el Salar del Huasco, tema de su predilección, al que alude detalladamente en nuestra entrevista. (Foto H. Larrain, 20/03/2011).
Entrevistas "estructuradas" y "no-estructuradas".
La "entrevista estructurada" es aquella que ha sido preparada con antelación hasta el más mínimo detalle y consta de un cierto número de preguntas previamente establecidas. El entrevistador, en este caso, deberá ceñirse estrictamente al orden y formato de las preguntas. Este tipo se asemeja bastante al utilizado generalmente en las "encuestas", metodología a la que son tan adictos los sociólogos y de las que generalmente extraen sus conclusiones.
Problemas inherentes a la "entrevista estructurada".
Al antropólogo que realiza una entrevista a un comunero indígena y que busca obtener los detalles más finos, a menudo puede ocurrirle que, por el tenor de una respuesta recién obtenida, se le ocurren súbitamente una o más preguntas adicionales, complementarias, que no figuraban en nuestro cuestionario. En el caso de una entrevista "estructurada", tales preguntas adicionales (aunque fueren de gran interés cultural) no están contempladas, y quedan, por lo tanto, totalmente vedadas. En este caso, el investigador deberá ceñirse estrictamente al "libreto" previo.
Nuestra experiencia antropológica, sin embargo, nos ha enseñado después de muchos ensayos, que tal "entrevista estructurada", cerrada a posibles cambios o adiciones de último minuto, puede o suele ser una oportunidad perdida para ampliar nuestro conocimiento científico. Cada vez que hemos preparado cuestionarios para terceros, (colegas o ex-alumnos) hemos insistido en que éstos no son "perfectos" o "intocables" y -si se presenta la ocasión propicia- no debe dudarse en intercalar otras preguntas alusivas al mismo tema que surjan de improviso como valioso complemento, en el trascurso de la conversación. Tal cosa hemos hecho hace unos meses atrás (Julio 2024) cuando solicitamos al periodista Juan Francisco Cox que fuera en nombre nuestro a entrevistar a dos sobrevivientes de los antiguos ayudantes de campo del arqueólogo jesuíta Gustavo le Paige, en San Pedro de Atacama, los señores Tomás Cruz y Timoteo Cruz (9). Hemos sugerido para la ocasión un posible cuestionario de unas 50 preguntas, modificable, ampliable o recortable, según se diera el caso. Siendo atingentes al tema y en relación directa con éste, tales cambios son ciertamente bienvenidos, siempre que no interfieran con el curso general de la entrevista.
¿Cuándo entrevistar?.
Idealmente, en el caso de una entrevista "no estructurada" -y por lo tanto modificable in situ por el entrevistador- es aconsejable realizar la entrevista deseada, en el sitio mismo del hecho estudiado. Por ejemplo, si pretendo obtener información confiable acerca de una procesión con motivo de la celebración de un Santo Patrono de un pueblo, deberé tratar de hacer la entrevista el mismo día y -en lo posible- exactamente en los mismo sitios que recorre la procesión del Patrono. Porque la vista del lugar y sus referentes geográficos, botánicos y/o ecológicos, traen fácilmente a la memoria del entrevistado hechos, elementos o situaciones reales ocurridas allí con anterioridad. El escenario físico del hecho y su "circunstancia" (en el sentido del filósofo Ortega y Gasset), aportan mucho para reproducir (en nuestro relato) lo realmente ocurrido en la realidad. ¡No es lo mismo relatar el desarrollo de una procesión católica, o de una cacería de vicuñas en el altiplano, cómodamente instalado en un sillón del living de una vivienda que hacerlo en el terreno mismo de los hechos!.
A este propósito, recuerdo mi experiencia vivida con la señora Damiana Ticona, madre de Pedro Lucas Ticona en el Salar del Huasco, en noviembre del año 2011. Fuimos caminando a visitar las antiguas y derruidas casas del "abuelo Mateo" (en realidad, un conjunto de aposentos de tiempos del Inca por su estructura típica). Por el camino, la señora Damiana me iba indicando los nombres aymaras de la vegetación visible, indicándonos de paso su utilidad, o su peligrosidad para sus animales. Fue una experiencia inolvidable que hasta hoy (mayo 2025) recuerdo con fruición y afecto.
¿Cómo entrevistar?
Es preferible no hacerlo en presencia de otras personas, aunque sean éstas de la familia íntima del entrevistado. Se trata de una entrevista estrictamente personal. ¿Razones?. Porque pueden aparecer elementos o recuerdos distractivos o indeseados que podrían hacer modificar el relato y/o sus circunstancias. El entrevistado debe estar totalmente concentrado en su recuerdo, y tener las mínimas oportunidadea de distracción al referir los hechos observados en su momento.
Actitud del entrevistador.
El entrevistador o periodista debe saber ganarse, desde el inicio, la confianza de su entrevistado. Este aspecto es algo fundamental e imprescindible. Si no se logra establecer una confianza plena, la entrevista será un fracaso, al menos parcial. Por tal razón, es aconsejable realizar antes una visita previa al entrevistado, uno o dos días antes, donde se transmitan saludos de terceros, o se entregue algún pequeño recuerdo o agasajo como obsequio. ¡Nunca llegar con las manos vacías!. Recordemos que el entrevistado es quien nos hace el inmenso favor de abrirnos su vivienda y sus recuerdos personales.
Donde entrevistar.
O es en el lugar mismo de los hechos que se relatan (lo que siempre será preferible), o en un lugar tranquilo y apacible, sin ruidos externos de música, gritos de niños o de motores, donde el entrevistado se sienta cómodo, tranquilo y seguro. Esta decisión queda en manos del propio entrevistado que sabrá elegir el lugar más apropiado. Lo apacible y tranquilo del lugar de la entrevista es muy importante para eliminar, disminuir o frenar influencias externas de ruidos molestos, música en alto volumen o gritos y vocerío de niños jugando o riñendo.
Cuándo no se debe entrevistar.
1) Cuando no resulta posible entrevistar a solas a nuestro invitado. La presencia de otras personas (esposa, hijos, sirvientes) puede generar una posible perturbación o recelo, sea porque la persona evita entonces el referirse en detalle a ciertos temas delicados o discutibles, o porque teme una posible futura recriminación (... ¿por qué no me lo contaste antes...?). Puede ocurrir, sin embargo, (y lo hemos observado en un par de ocasiones) que el entrevistado expresamente pide la presencia de algún familiar. En tal caso, accederemos a su deseo. Pero aconsejamos que estos asistentes a la conversación se sienten algo más lejos de nosotros los interlocutores, y con absoluta prohibición de intervenir en nuestro diálogo.
(2) Con ocasión de un fallecimiento ocurrido en la familia, situación que perturba seriamente la paz del hogar por algunos días.
(3) Cuando notamos que nuestro entrevistado se manifiesta inquieto o intranquilo respecto de la futura entrevista. O teme alguna reacción negativa de los hijos o esposa. Si existe la menor duda al este respecto, lo mejor es evitar el encuentro. Porque la entrevista debe ser un acto absolutamente libre de presiones. de cualquier índole.
(4) Cuando nuestro posible entrevistado ha bebido en demasía y no se encuentra totalmente lúcido. O se encuentra enfermo.
(5) Cuando nuestro posible entrevistado nada sabe aún acerca del propósito y objetivos de la entrevista. Este aspecto es fundamental: nuestro entrevistado, desde el primer momento de contacto, debe saber cuáles son nuestros objetivos y propósitos en esta entrevista. Y debe manifestarse plenamente de acuerdo con anterioridad a nuestro encuentro.
Aspectos que todo entrevistador debe tomar muy en cuenta.
1. El vocabulario elegido. Debemos cerciorarnos de que nuestro entrevistado entienda perfectamente bien cada una de nuestras preguntas, usando para ello términos usuales y simples. Para ello, se puede probar las preguntas con alguna persona de nuestra confianza, antes de la entrevista...Cerciorarse bien de este aspecto...No use un vocabulario sofisticado o muy técnico.
2. Usar un trato familiar simple, no distante, "estirado" o lejano. Somos de opinión de que es preferible, en el caso presente, cuando nuestro entrevistado es una persona de origen humilde o campesino y no es familiar nuestro directo, evitar el trato directo de "tú", y preferir claramente el respetuoso "Usted". El trato de "tú" puede involucrar -al menos en Chile- cierta familiaridad excesiva, que suena casi como una forma de superioridad impositiva.
3. Usar ropa muy sencilla de trabajo; no demasiado citadina. Nada de corbatas.. El uso de "blue jeans" (o pantalones de vaquero) es una buena alternativa para los varones. La mujer, es preferible que use un atuendo muy sencillo de terreno, sin joyas a la vista.
4. Tener siempre a la vista el guión o cuestionario-guía, aún cuando, por momentos, no se ciña estrictamente a él. No dejarse distraer o apartar del guión previamente trazado, porque éste ha sido fruto de una reflexión previa, profunda, acerca del temario para aprovechar al máximo el breve tiempo disponible de la entrevista.
5. Se sugiere como algo muy conveniente en justicia, que nuestro entrevistado reciba a posteriori, copia fiel de la entrevista como testimonio de su realización. Allí se debe consignar nombres, fecha y lugar de la entrevista.
Notas nuestras.
(1) Véase en los textos de antropologia social, sociología y/o etnografía el significado e importancia de la entrevista como herramienta "eurística" (voz tomada del griego εὑρίσκειν: 'hallar', 'inventar') para comprender más profundamente la importancia de una fiesta, rito o actividad de una determinada comunidad humana, sea ésta indígena, mestiza o blanca. Sobre este tema, puede Ud. consultar, entre otras, la excelente obra de Maité Marín Salamero: "La entrevista etnográfica", FUOC (Universitat Oberta de Catalunya), Barcelona, 2020; está en Internet).
Mi primera entrevista, segun recuerdo, fue hecha en el mes de noviembre del año 1971, apenas una semana después de mi llegada a Chile desde los Estados Unidos. Fue hecha al pescador don Juan Muñoz que estaba cocinando panes de "luche" (Ulva lactuca), un alga comestible en la playa "El Laucho", algo al sur de la ciudad de Arica. En aquella época, debido a mi ignorancia, solo atiné a elaborar un par de fichas para mi fichero personal con la información entonces recabada. No disponía por entonces aún de una grabadora portátil.
Los tratadistas suelen distinguir tres tipos de entrevistas: (a) la estructurada, (b) la no estructurada y c) la semi-estructurada. La primera posee un formato invariable y fijo, que no cambia en su aplicación a distintas personas o en distintos ambientes. Es del tipo que se suele aplicar en las encuestas sociológicas (v. gr. para el Censo Nacional de Población y Vivienda). A través de nuestras experiencias de trabajo de campo con fines etnográficos, hemos preferido siempre el empleo del tipo "no estructurado". Más aún, confesamos que muy rara vez hemos hemos utilizado el tipo de entrevista cerrada o "estructurada" a alumnos nuestros, muy socorrida por los sociólogos para el estudio de grupos etarios diferentes. Como antropólogos, hemos preferido, de lejos, la entrevista personal, no estructurada. Pero entendemos perfectamente que todo depende del "tipo de estudio" que se tenga in mente y de la fiabilidad aceptable de sus resultados.
(2) Nuestra colección completa de unos de 280 cassettes que contiene numerosas entrevistas grabadas a pobladores y artesanos indígenas del interior de Tarapacá y Antofagasta (aymaras y atacameños) entre los años 1973 y 2015, ha sido entregada para su custodia al Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile, en noviembre del año 2024 a través del arqueólogo Cristian Becker, miembro de dicha institución. Nuestra primera entrevista grabada fue hecha a los dos pastores de Lirima, en su exposición del mes de julio 1974. Muchos de esos cassettes guardan valiosas entrevistas a indígenas, por lo general, hechas preferentemente a personas de edad madura o ancianos, depositarios fidedignos de antiguas tradiciones en vías de desaparecer. Algún día futuro -así lo esperamos- podrían éstas ser objeto especial de estudio. Y, sospechamos, aparecerá allí más de alguna sorpresa de tipo lingüístico o etnográfico.
De paso, señalemos aquí que entre las colecciones de fotografías entregadas por mí al Museo Nacional de Historia Natural de Santiago a fines del año 2024, figura una cajita llena de unas 50-60 diapos a color de todos los elementos textiles expuestos en la muestra presentada en el mes de julio 1974. Valioso obsequio del escultor Lorenzo Berg al suscrito.
(3) Lorenzo Berg (1924-1984) escultor y artesano, se hizo cargo de la primera Exposición de Artesanía Tradicional de la U.C. en el Parque Bustamante de Santiago de Chile el mismo 1974 con asistencia entonces de 60 artesanos chilenos. (Vea nuestro capítulo titulado: "Un notable artista en mimbre: las manos incansables del inolvidable Manzanito", editado en nuestro blog el 18/05/2013).
(4) Mi tesis de título en arqueología (1970) se tituló: "Las culturas arqueológicas en Chile: Ensayo de una zonificación ecológico-cultural”. Tesis para optar al título de Arqueólogo, Escuela Nacional de Antropología e Historia, UNAM, México 1970. Mi tesis de Magister (M.A.) en Antropología Social tuvo por título:“Análisis demográfico de las comunidades de pescadores changos de las costas del Norte de Chile”, Tesis para obtener el Grado de Magister en Antropología Social, State University of New York at Stony Brook, L.I., USA. 1978.
Como se puede observar fácilmente, estas tesis no fueron basadas en trabajos de campo o en excavaciones previas, sino consistían en una recopilación, análisis y cotejo de antecedentes bibliográficos, a partir de la época de la Colonia temprana.
(5) Mi tesis doctoral en antropología social lleva el título de: “Historical Demography of
(6) Estando en Iquique y Antofagasta, tuve la oportunidad de entrevistar a recolectores de un alga marina que llaman "pelillo" (Agarophyton chilensis, antes conocida como Gracilaria chilensis) de la que se obtiene el "agar agar", aditivo viscosante muy apreciado en la industria alimenticia mundial.
(7) Entrevista nuestra a un leñador y carbonero en el fundo "La Leonera", (Graneros); véase el capítulo de nuestro blog: "La elaboración de carbón de leña en los cerros de la zona central de Chile: observaciones hechas en 1983 junto al río Codegua (precordillera de Graneros)". Editado el 29/06/2020.
(7a) Más detalles sobre esta entrevista-conversación con el piqueño Anselmo Charcas, se puede hallar en nuestro capítulo titulado: "Apachetas en caminos antiguos: ¿simple señalética de la huella o lugar de práctica de ritos religiosos?, editado en nuestro blog el día 20/02/ 2015.
(8) El "loco" es un molusco gastrópodo de nombre científico Concholepas concholepas, muy apetecido en Chile y Perú. Es propio de las costas de Chile y Perú bañadas por la Corriente de Humboldt. Junto con el molusco bivalvo llamado "choro zapato" en Chile, de la familia Mytillidae (Choromytilus chorus), ambos son los moluscos de mayor tamaño de la fauna litoral submareal presente entre Pacasmayo (Perú) y el Estrecho de Magallanes (sur de Chile). La talla mínima de captura permitida en la legislación chilena es de 10 cm y, en el extremo sur del país, hasta los 9 cm. Curiosamente, en el Perú se permite su captura hasta los 8 cm. Hemos visto personalmente ejemplares arqueológicos ( en conchales de la costa en la zona central de Chile) que llegaron a medir hasta casi los 15 cm.
(9) La entrevista a Timoteo Cruz López fue editada en este mismo blog https://eco-antropologia.blogspot.com con fecha 07/04/2025. Su título: "Una entrevista-primicia: el testimonio de Timoteo Cruz Salvatierra, antiguo ayudante de campo del padre Gustavo le Paige, muestra su modo de pensar sobre la obra del sacerdote jesuita belga".
La entrevista a Tomás Cruz Salvatierra fue igualmente publicada en este mismo blog con el título de: "Conversando con Tomás Cruz López, antiguo ayudante del sacerdote arqueólogo Gustavo le Paige: Gratos recuerdos y añoranzas del pasado", con fecha 16/04/2025.
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