Fig.1. Perspectiva general hacia la costa, tomada desde los 260 m. sobre el nivel del mar. Hacia el medio, a la izquierda, grupo de vehículos de visitantes que han acudido a observar y fotografiar el inusual fenómeno del "desierto florido" junto al cerrillo de "los Parapentes". Estas laderas miran directamente hacia el SW.
Lluvia torrencial en la costa de Iquique.
En los días 8 y 9 de Agosto de este año 2015, llovió en forma desacostumbrada en la costa de Iquique. Ahora sabemos que el monto de agua caída fue de aproximadamente 50 mm. a unos 67 km al Sur de la ciudad, de acuerdo a los datos que nos entregó la pequeña estación meteorológica instalada en Alto Patache, a los 850 m de altitud s. n.m. (P. Cereceda, com. pers. 11/10/2015). Además, esta enorme cantidad cayó, en su mayor parte, en el breve lapso de tres horas, lo que explica la magnitud del fenómeno que podemos hoy apreciar a través de la abertura de profundas cárcavas y grietas, y del arrastre de ingentes masas de arenas y limos. Como resultado de esta lluvia tan atípica y anómala, ciertos sectores de la costa, sujetos a la influencia constante de la neblina costera, se cubrieron de una magnífica alfombra de flores de varias especies. Así, desde la carretera, se podía observar con asombro un manto casi continuo, de un color verde pálido, cubriendo las laderas de la Cordillera de la Costa, entre los 130 m y los 650 m. sobre el nivel del mar, entre Palo Buque y Los Verdes, justo al sur del macizo de Punta Gruesa.
El área de floración.
El área particularmente tapizada hoy por este manto florido corresponde, en gran parte, a un piedemonte formado por arenas finas, caídas de lo alto de los cerros por efecto de la erosión y los sismos, donde forma un plano inclinado con pendientes entre los 10º y 30º . No se presenta este fenómeno a lo largo de toda la costa norte, sino en muy pocos lugares, y tan solo allí donde las laderas de la cadena montañosa costera miran abiertamente hacia el Surweste o al Sur, exponiendo sus laderas en dicha dirección. Corresponde esta zona muy exactamente al área donde, en sus partes más elevadas, se desarrollan los "oasis de niebla" (Nebeloasen, Fog oasis), en las cimas de la cadena, entre los 500m y los 900m de altitud máxima.
¿Cómo explicar esta enorme superficie en flor?.
A lo que creemos, las semillas que brotan ahora en las partes más bajas en gran parte corresponden al derrame y dispersión a partir de las "plantas madres", de las zonas superiores, sujetas éstas al influjo perenne de la niebla. Lo que sí cambia y notablemente, es el sustrato. Arriba, es una combinación de rocas y pequeñas porciones de arenas; abajo, en cambio, es solo de arenas muy menudas. Sin embargo, no todas las especies presentes en la parte superior se desarrollan en las ladera arenosas bajas: solo algunas. Es evidente que algunas prefieren un habitat protegido entre las grietas de las rocas, donde la constante condensación de la niebla les asegura de continuo el suministro de agua. Esto es especialmente válido para los arbustos (Lycium, Ophryosporus, Ephedra) y todas las especies de cactáceas. En otras palabras, los arbustos perennes no están representados en estas floraciones de las laderas bajas, más próximas al mar. Aquí casi no llega ya el influjo de la niebla mojadora y los arbustos no tendrían manera de sobrevivir (al menos hoy día) por falta de agua. Distinto es el caso de las yerbas anuales, representadas en estas porciones bajas, las que sobreviven por muchos años ocultas, en forma de semillas o bulbos.
Qué tiene de peculiar este fenómeno. La opinión de una experta.
Rosario Zegarra, botánica de la Universidad Jorge Basadre Grohmann de Tacna (Perú), nos señala lo que a continuación anotamos respecto a la floración de las Nolanas en el sur de su país. Sus observaciones son igualmente válidas, para el Norte de Chile. Apunta:
"Como resultado de una intensiva y continua evolución bajo condiciones muy desfavorables, esta vegetación desértica se ha adaptado a un sistema árido e hiperárido, mostrando conspicuamente gran tolerancia a muchos estreses abióticos, tales como sequía, salinidad, toxicidad de boro y otros estreses. La semilla botánica seca esparcida en el suelo por muchas especies desérticas, después de un corto período vegetativo y floración temprana, permanece viable en la arena caliente por más de diez años". (Zegarra, 2006; rzegarra@unjbg.edu.pe).
El artículo fue publicado y se encuentra en Internet (Veas bibliografía, infra). Se recomienda su lectura pues trae excelentes imágenes a color de las distintas especies de esta familia, lo que constituye una rareza en este tipo de trabajos.
Vistas generales del área de piedemonte de la cordillera de la Costa.
Las vistas que siguen más abajo, son el fruto de cuatro expediciones nuestras en busca de detalles biológicos y antropológicos poco conocidos de este desierto nortino chileno. Corresponden a tomas realizadas en sendas visitas realizadas por nosotros los días 31/09/2015, 03/10/2015, 09/10/2015 y por fin, 17/10/2015, a un sectort de la costa que se ubica a unos 22 km al sur de la ciudad de Iquique (Norte de Chile), en la parte baja de los cerros (piedemonte) que quedan frente a los sectores costeros llamados Palo Buque y Playa Lobito.
¿Desde cuando no se observaba este fenómeno aquí?.
No existe recuerdo en los moradores de los alrededores de una tan copiosa lluvia y tan espléndida floración. En efecto, entrevistado por nosotros don Luis Eduardo Varas Varas, residente de Los Verdes, de 65 años de edad, nos dijo que él había llegado a la caleta de Los Verdes (un poco al sur del área aquí descrita) hace más de 32 años, cuando nadie vivía aún aquí.
"Yo fui el primero en llegar a esta caleta" -nos comenta", y
"nunca antes había visto un espectáculo así", nos confidenció, al preguntarle yo si había visto antes un fenómeno parecido en los cerros. Si tal versión es la correcta -como suponemos- tendríamos que aceptar que las semillas que hoy han germinado, han permanecido en latencia, bajo tierra, a lo menos por 30-35 o más años sin deteriorarse, demostrando una capacidad germinativa y adaptativa impresionante ante el caprichoso fenómeno de "El Niño", que suele producir lluvias torrenciales de tanto en tanto, a lo largo de la costa desértica. Estos ciclos húmedos, tienen una duración muy variable.
Por todos los antecedentes recogidos, este fenómeno ocurrido aquí este año 2015 ha sido, en esta zona del norte de Chile, más potente y más húmedo que todos los episodios anteriores registrados durante los siglos XIX y XX de que haya memoria.
Fig.. La floración cubre toda la masa arenosa del plano inclinado de los cerros de la cordillera de la Costa, desde una altitud aproximada de los 120-130 m snm hacia arriba, esto es, hasta las cumbres de los cerros costeros.
Fig. 2. El rótulo, puesto aquí por la Municipalidad de Iquique, nos indica las tres especies que se puede hallar en este lugar cuando ocurre el fenómeno de "El Niño", con lluvias inusuales. Señala a Nolana jaffueli, Cristaria sp. y Leucocoryune appendiculata. Esta última planta citada en el anuncio, no ha sido vista por nosotros en esta ocasión, a pesar de haberla buscado intensamente. La única liliácea de bulbo que hemos hallado es Fortunatia biflora, que hemos hallado en flor hacia los 340-380 m de altitud snm. y que mostraremos más abajo en imagen nuestra.
Fig. 3. Los visitantes regresan, luego de recorrer un antiquísimo sendero ya traficado antaño por los indígenas costeros que subían al acantilado. Allí donde se ve el segundo grupo de personas, aproximadamente, detectamos nosotros la presencia de dos o tres fogones antiguos, de data indígena, con restos de esqueletos de peces y conchas marinas sancochadas o quemadas. (Vea nuestro capítulo siguiente del Blog, en preparación, que estará dedicado específicamente al análisis de los hallazgos arqueológicos encontrados en este lugar).
Fig. 4. Sector extremo norte de lomajes arenosos del área florecida de Nolana jaffueli. Arriba, la camanchaca ya cubre las partes altas del acantilado (Foto H. Larrain, 10 octubre 2015).
Fig.4. Perspectiva de la extensa floración de la especie dominante, Nolana jaffueli, mirando hacia el NE, junto al cerrillo de los Parapentes. Se aprecia a simple vista la enorme extensión del manto vegetal. La sencilla valla ha sido instalada aquí por la Municipalidad de Iquique para disuadir a los visitantes de ingresar al área vegetada, como sabia medida de protección de la especie.
Fig. Notable contraste de colores. A la izquierda, abajo, el cascajo color lila del "cerrillo de los parapentes", formado por detritus y fragmentación de roca volcánica y escasa arena, donde se halló un pequeño stock de Nolana adansoni, siendo éste, a lo que creemos, el registro chileno más septentrional para esta especie detectado hasta el presente. Aquí convivía con ejemplares de escasa talla de Nolana jaffueli.
La superficie cubierta por la vegetación.
El área cubierta por esta vegetación transitoria, cubre muchos centenares de hectáreas a partir de los 120-130 m de altitud cerro arriba. Invade, en forma particular, gran parte del piedemonte arenoso, trepando hasta las zonas rocosas de las cumbres. Son miríadas de plantas; más de un 95% de ellas corresponde a la solanácea xerófita Nolana jaffueli. Todos los ejemplares vistos, sin excepción, son de un tamaño bastante uniforme y muy pequeño, tal como podrá verse en las imágenes que mostramos más abajo.
Detalle de las especies vegetales halladas durante nuestra expedición.
Nolana jaffueli pertenece a la familia botánica de las Solanáceas (Solanaceae). A esta familia pertenecen también el tomate (Solanum lycopersicum) y la papa (Solanum tuberosum). El género Nolana de esta gran familia, comprende 89 especies, y todas se hallan únicamente en la vertiente occidental de Sudamérica. En Chile se ha encontrado hasta ahora un total de 26 especies de este género. Alguna de ellas, como es el caso de Nolana adansoni, (también observada aquí por nosotros en esta ocasión; vea infra) ha sido descubierta en Chile solo muy recientemente. (Mélica Muñoz et al, 2001 ) en el área de Punta de Lobos, siendo una especie muy abundante en el sur del Perú.
Fig. 5. Su límite inferior (más bajo) se encuentra hacia los 120-130 m por sobre el nivel del mar. En el sitio que aquí estudiamos (frente a Palo Buque y Playa Lobito), comparte su nicho ecológico, en enorme abundancia, con dos variedades de Cristaria sp., y una especie de Liliácea: la Fortunatia biflora (Fam Liliaceae), no observándose aquí, al menos en la presente ocasión, ninguna otra especie vegetal, salvo muy raras excepciones que indicaremos más abajo. Esta Nolana se presenta en un número aproximado entre 4 y 15 ejemplares por m2 en esta porción del acantilado bajo.
Fig. En las laderas arenosas que miras al mar, esta especie de Nolana apareció, en enorme número, constituyendo el grueso de la floración; me atrevería a decir que forma cerca del 99% de las especies presentes. Posee una flor color azul, a veces muy tenue, otras veces, bastante más intenso.
Fig. Estos ejemplares se alzan del suelo apenas unos 15-18 cm como máximo, tendiendo a achaparrarse y apegarse al terreno. Sus hojas, muy carnosas y lobuladas, son acuosas y sumamente saladas al gusto, no presentan bordes aserrados, siendo de bordes casi lineares, tal como se puede observar en esta foto.
Fig. El terreno sobre el que se asientan es de arena sumamente fina, con pequeños guijarros y restos de conchas muy desmenuzadas.
Fig. Este suelo arenoso y algo salino, posee, probablemente muy poca materia orgánica y ésta debe proceder, sin duda alguna, de las especies de la misma planta que aquí mismo prosperaron y murieron en antiguos episodios de floración masiva.
Fig. Las flores presentan una corola que mide unos 2,5 cm de diámetro.
Fig. La imagen muestra un ejemplar de Nolana jaffueli con su raiz pivotante que se hundía en la arena hasta los 13-15 cm de profundidad.
Fig. Este ejemplar ya ha florecido y presenta, en el extremo de sus ramillas, las cabezuelas inclinadas con el fruto ya maduro, de color negruzco. La semilla se hundirá en la arena, tras la muerte de la planta madre, para volver a rebrotar, varios años después, cuando las condiciones de humedad se lo permitan. La sola neblina mojadora, producto invernal de la camanchaca, no basta: tiene que producirse in situ una lluvia de varios mm para que permita la eclosión de la semilla, su desarrollo y posterior floración.
Fig. Aspecto ramificado de la raíz de Nolana jaffueli.
Fig. Cada cabezuela de Nolana jaffueli contiene aproximadamente unas 12-15 semillas cuyo aspecto y coloración mostramos aquí. Tienen forma arriñonada, con bordes casi planos. Es muy probable que no todas las semillas de una cabezuela sean fértiles.
Fig. Cada semilla, de un color pardo o café muy oscuro, mide entre 3,5 y 4.0 mm. de longitud. Una delgada membrana envuelve a las semillas.
Fig. Esta imagen, ampliada, da una buena idea del tamaño y colorido exacto de cada semilla de Nolana jaffueli.
Decíamos en un artículo nuestro:
En nuestro artículo del año 2009 escribíamos, describiendo un fenómeno de floración parecido al actual -aunque mucho menos intenso- , acaecido en 1997:
"Esta zona de laderas se puebla de miles ejemplares deNolana jaffueli, y Leucoryne appendiculata, formando verdaderas praderas naturales que sobreviven por espacio de 2-3 meses, cuando eventualmente llueve en esta área. Fue el espectáculo grandioso que tuvimos el privilegio de ver en los meses de Septiembre a Noviembre del año 1997, por efecto de lluvias acaecidas in situ entre los días 18 y 20 de Agosto".
Investigando su capacidad de germinación.
Investigadores de la Universidad Católica de Chile han estudiado, en los últimos años, la capacidad de germinación de las especies presentes en el oasis de nieblas de Alto Patache. Los resultados de este estudio se pueden consultar en Cabrera et al, 2013 (consulte la bibliografía, infra).
Proporción de las especies aquí registradas.
En mucho menor número que Nolana jaffueli, más o menos en proporción 1 a veinte, hemos observado en este lugar la presencia de dos especies de la malvácea Cristaria. Extrañamente, una de ellas (por ahora Cristaria sp-1), solo fue hallada por nosotros en un pequeñísimo sector, de unos cuantos m2, donde constatamos la existencia de unos 8-10 ejemplares, todos en flor. No la vimos, extrañamente, en otros sitios, a pesar de haberla buscando intensamente. Aspecto que para nosotros constituye un verdadero enigma que por ahora no atinamos a resolver.
Las especies de la familia de las Malváceas.
La especie Cristaria disecta.
Esta hermosa Cristaria de flor grande, color blanco, la hemos reconocido como Cristaria disecta, apoyándonos en el trabajo de la botánica Raquel Pinto quien la señala precisamente para el piedemonte arenoso de este oasis de niebla, que titula como oasis de "Punta Gruesa". Aquí la encuentra cerca de escasos ejemplares sobrevivientes de Eulychnia iquiquensis, que se yerguen en la ladera abrupta, restos sin duda de una cobertura mucho mayor existente antaño en este mismo paraje en el evento "El Niño" del año 2009.
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Fig. En el sector indicado de unos 20m2, hallamos solo unas 10-12 plantas de esta especie de Cristaria, de flor blanca de buen tamaño y gran número de estambres.
Fig. Esta especie presenta, por lo que podemos observar aquí, dos tipos de hojas: unas grandes, lobuladas y las otras sin bordes, lobuladas, más bien lineales.
Fig. Convive aquí solamente con Nolana jaffueli. No constatamos la presencia de otras especies de plantas.
Fig. Flor abierta de Cristaria disecta. Su corola floral, totalmente abierta, mide aproximadamente unos 2.5 cm. Este ejemplar, llevado a Iquique, se mantuvo lozano varios días puesto en un vaso con agua, e incluso abrieron dos botones.
Fig. Aspecto que presentó la flor abierta y el botón floral que abrió en nuestra casa, a los tres días.
Fig. La segunda especie de Cristaria, reconocida por nosotros como Cristaria molinae posee una flor blanca, muy pequeña, cuya corola posee algo menos de 1 cm de diámetro. Observamos que sus flores, en su mayoría, cuelgan hacia abajo, tal como se observa en esta foto. La planta posee hojas grandes, lobuladas. Por el aspecto y forma de sus hojas, difiere de la especie anterior. Esta especie es mucho más abundante que la anterior, en este lugar y siempre convive con Nolana jaffueli.
Especies detectadas de modo excepcional.
A un costado del sendero de subida al acantilado, a los 320 m de altitud, y con muestras de haber sido recientemente arrancada, apareció esta pequeña planta, con botones florales. Estaba viva y traída a Iquique, floreció aquí puesta en una vaso con agua. Sospechamos que fue arrancada de las partes más elevadas, por alguno de los jóvenes visitantes, ignorante de su interés científico.
Fig. Se trata de una especie del género Cistanthe (ex Philippiamra). ¿Será, tal vez, Cistanthe amaranthoides? . Sus hojas, oblongas, son muy carnosas. Seguramente, buenas fuentes de agua para los antiguos indígenas que traficaban por estos lugares, rumbo a la costa.
Fig. El ejemplar de Cistanthe sp. en el lugar del hallazgo, a unos 320 m s.n.m. Había sido arrancada y dejada allí por algún visitante desaprensivo. Creemos es un habitante de la zona más altas, unos 100-200 m más alto.
Fig. Las flores son de un color rojo-violáceo.
La notable aparición de Nolana adansoni.
En un pequeñísimo sector, en las coordenadas UTM 7745684 N y 0379625 E a una altitud de 230 m snm. en las laderas que miran hacia el sur del cerrillo "de los Parapentes", en nuestra tercera expedición del 09/10/2015, hallamos un pequeño stock de esta especie, que fuera descubierta por Raquel Pinto para el extremo Norte de Chile y descrita por la botánica Mélica Muñoz Schick en el año 2001. Contabilizamos solamente unas 18-20 plántulas, todas ellas en floración, en un espacio muy reducido de unos 8-10 m2 (Cf. Diario de Campo de Horacio Larrain, Vol. 95, pp. 61-62). El hallazgo anterior hecho por Raquel Pinto fue hecho un poco al norte de la caleta de San Marcos, bastante más al sur, a unos 105 km al sur de Iquique. (Cfr. Muñoz-Schick et al, 2001, citado en la bibliografía). En tal caso, nuestro descubrimiento sería por ahora, el registro más septentrional que se haya detectado para esta especie en el extremo norte de Chile.
Fig. Cada ejemplar muestra un tallo que semeja un tronquito color café, enhiesto, del cual derivan las ramas laterales. La altura de cada ejemplar no supera los 22-25 cm como máximo. Las hojas, carnosas, poseen una forma de corazón y semejan minúsculas palitas.
Fig. La flor de
Nolana adansoni.
Fig. En grietas llenas de arena, entre las aberturas de la roca madre, afloran estas plantas, hoy en flor.
Fig. Las flores, con un aumento fotográfico.
Fig. Observe la forma de la raiz de esta especie. Tómese en cuenta que el sustrato en el que aquí arraigan es fuertemente pedregoso, de roca muy fracturada.
Fig. Este es el tipo de roca granítico en el que penetran, a través de las grietas, sus fuertes raíces.
Presencia de la liliácea Fortunatia biflora.
Como a los 350 m de altitud y siguiendo el sendero antiguo de los indígenas que avanza en dirección sur-sureste, y cohabitando con Nolana jaffueli, empezamos a encontrar ejemplares de esta pequeña Liliácea, que en Chile alcanza hasta la zona central y que conocemos allí con el nombre de "huilli".
Fig. La vara floral aparece cuando las hojas ya están feneciendo. Alcanza, a lo más, una altura de 20 cm sobre el suelo.
Fig. Aquí convive y compite con
Nolana jaffueli.
Fig. El bulbo se halla a bastante profundidad. En este caso, estaba a unos 13 cm de profundidad en la arena fina.
Fig. Aquí se le ve convivir amistosamente con
Nolana jaffueli.
Fig. Otra imagen de la misma especie.
Fig. Caracol terrestre (Gastropoda), que otrora habitó en esta formación vegetal. Pertenece a la especier Bostrix derelictus broderipi, y hoy ha desaparecido por completo del lugar, quedando solo sus conchas vacías como mudo testigo y lejano recuerdo de su existencia en este lugar. Hemos hallado sus conchas vacías y blanquecinas en todos los oasis de niebla, pero jamás hemos visto un ejemplar vivo de esta especie. ¿Se extinguió totalmente en esta zona, por la penuria de lluvias? . ¿Habrá logrado sobrevivir en alguna parte?. No lo sabemos. Y no hemos visto ni leído referencias confiables en este sentido.
Bibliografía de referencia.
Cabrera, Elisa, Josefina Hepp, Samuel Contreras y Miguel Gómez: "Estrategias de germinación de Nolana jaffueli en el oasis de niebla de Alto Patache", ("Germination strategies for Nolana jaffueli in the Oasis of Niebla de Alto Patache") publicado en revista "Simiente", Sociedad Agronómica de Chile (SACH), 2013, Vol. 83, 196-201, Santiago de Chile.
Larrain, Horacio, 2009. "Como se cazaba el guanaco en tiempos prehispánicos: argumentos tomados del oasis de niebla de Alto Patache", capítulo publicado en este mismo Blog el 24 de diciembre del año 2009.
Muñoz-Schick, Mélica, Raque Pinto, Aldo Mesa y Andrés Moreira, 2001, "Oasis de neblina en los cerros costeros del sur de Iquique, región de Tarapacá, Chile durante el evento el Niño 1997-1998". Revista Chilena de Historia Natural, Vol. 74, Nº 2, Junio 2001, en Internet: http://dx.doi.org/10.4067/S0716-078X2001000200014
Pinto, Raquel, 2009. “Estudio de la flora costera. Evento El Niño 2009. Región de Tarapacá”.
Informe Proyecto Estudio del Gobierno de Chile,
en Internet. El estudio muestra numerosas imágenes a color de las distintas especies vegetales y resulta muy útil para su reconocimiento.
Zegarra, Rosario, 2006, "Biodiversidad y taxonomía de la flora desértica del sur del Perú. Familia Nolanaceae", Revista Idesia (Arica), Departamento de Agricultura, Universidad de Tarapacá, Año 2006, vol. 24, nº 3 páginas 7-18.
Comentario eco-antropológico.
1. Creemos que no es casualidad que este tramo de alta floración en períodos de "El Niño" haya sido cruzado diagonalmente por un sendero indígena que conduce a lo alto del cordón costero. Sospechamos que los antiguos pescadores-recolectores debieron alimentarse a su paso de algunas de estas especies.
2. De hecho, hemos hallado a los costados del trayecto del antiguo sendero, varios fogones y en ellos, señas de carbón y restos de moluscos y peces (vértebras). No creemos que la presencia de tales fogones haya sido casual.
3. De posible uso para los indígenas han sido, seguramente, las Liliáceas (en este caso Fortunatia biflora) cuyos bulbos son comestibles. En efecto, fragmentos secos de sus bulbos han sido hallados en conchales costeros o en sus tumbas.
4. Tambien sospechamos que las hojas suculentas y acuosas de la planta Nolana jaffueli o Cistanthe sp. pudieron constituir un alimento de emergencia para los que por aquí circularon, a falta de mejor alimento.