domingo, 25 de junio de 2023

Breves apuntes de mi primera visita a las eras de cultivo en la Pampa del Tamarugal, en las cercanías de Huarasiña: toponimia y fitonimia local hace 50 años.

                                                                                                                    

Fig. 1. "Plano de la Pampa de Iluga" confeccionado por don Antonio O´Brien, Teniente de Gobernador de Tarapacá en 1765. Copia del Original conservado en el Museo Naval de Madrid. En él se señalan y demarcan expresamente las áreas de antiguas chacras de cultivo a las que aquí aludimos. 

Revisando cuidadosamente un viejo Diario de Campo  mío, fechado a fines del mes de julio 1973, encuentro unas páginas dedicadas a describir mi primer encuentro con la Pampa del Tamarugal, sus antiguas  eras de  cultivo y sus agricultores ocasionales. De esto hace ya exactamente cincuenta años. He decidido hoy insertarlas en mi blog, por cuando contienen escenas de la agricultura de la época y sus producciones, así como los nombres de plantas y lugares,  de origen claramente indígena cuyo significado podemos hoy conocer gracias a los aportes de la Linguística (1). 

La fecha (21/24 de julio) anotada en mi cuaderno de campo,  tomo 6-A, coincide exactamente con  los momentos en que nos disponíamos con el profesor Hugo Bodini (2) y el sociólogo Juan van Kessel (3) a subir a Mosquito de Oro, lugar donde  hemos descrito, hace unas semanas,  la cruda escena del carneo de un llamo para la celebración de la fiesta de San Santiago en el pueblo-santuario de Cultane (4).

El interés de esta reseña radica, a mi modo de ver, tanto en el modo de cultivar observable sobre las mismas eras antiguas de cultivo coloniales de la zona, como  en las referencias a la toponimia y fitonimia allí empleadas por entonces. En este último aspecto, hemos recibido el inestimable apoyo lingüístico  de  nuestro amigo peruano, el lingüista Dr. Rodolfo Cerrón Palomino, ayuda que agradecemos cordialmente.

Como novato y primerizo en esta zona del desierto nortino, todo me llamaba entonces profundamente la atención. Y gracias a ello, han quedado conservados en mi Diario nombres de personas y de lugares para satisfacción de los futuros investigadores. 

Por ser hijo de agricultores del centro de Chle, yo estaba bastante  bien familiarizado con las formas de cultivo propias de dicha región. Pero en el desierto nortino, en el Tamarugal, todo era muy diferente. Por eso, mi afán por describir con cierto detalle lo que yo veía con mis ojos de novato.

El escrito está redactado en forma telegráfica, ahorrando expresiones, las que aquí supliremos con palabras nuestras puestas siempre entre paréntesis.

Nuestro texto de 1973. (tomado de mi Diario de Campo 6-A , pp. 24-29).  

"...Nos informa don Alejandro Pizarro, que llegó hace tres años a Huarasiña (5)  cuando llegó el agua (6). El es (originario)  de Rengo. (Nos relata que ellos) están sembrando ahora en Challacollo (7) a una hora desde el Cajón, y luego en la  pampa misma, a unas dos horas (de este punto). 

"Siembran puro trigo...sin nada de abono primero. Luego le echan salitre a los 2-3 meses. No siembran otras cosas. Aprendíó la agricultura de  otras personas de Huarasiña (como) el señor Relo,  de 78 años, que es  (agricultor) antiguo de aquí (8).

"El está sembrando unas 40 eras (9)  de puro maíz, pues no tiene (semilla de) trigo.

"Nos llevó a (ver) más eras de cultivo de trigo sembradas en líneas de  40 cm. (de distancia una de otra), junto al sitio (llamado) Cajón-2 donde hay eras más recientes históricamente (10), pero abandonadas (hace tiempo). (Observamos) bordos y canales enteros (aún bien conservados)". 

(El texto reproduce aquí un simple dibujo  de los pongos y su tapa):

Fig.2. Dibujo esquemático de un "pongo" (arriba)   y  su respectiva  "tapa" de piedra (abajo).

"Se pone la tapa tapando el pongo con paja o con un saquito hasta que se acumule el agua y se llena la era y luego se abre para llenar el (terreno o era) que sigue. Puso  (aquí)  linderos". (aquí aparece un nuevo dibujo muy esquemático (11):

                        

Fig. 3.  Detalle del alineamiento de las "eras" o melgas de cultivo contiguas en plena pampa. Observe los "pongos" o bocatomas construidos con simples bolones de piedra, propios del lugar. El sitio que muestra esta fotografía queda muy cerca de Cerro Unita, famoso por el petroglifo del shamán (Foto H. Larrain, Abril 2013).

Fig. 4.   Un lindero de simples piedras superpuestas para indicar propiedad de la siembra..

"Nos explica que el suelo de la acequia se va "poniendo durito" y llega a formar un costra blanquizca. La zona plantada por él queda frente al cerro Cajón (por donde) pasaban caminos troperos)".

(Nos enseña que)  "tistar" es señalar, marcando con un palo, a 20-22 cm, el lugar donde se va a plantar las hileras de trigo (12). Se puede tistar en cualquier sentido, pero es preferible seguir el sentido del viento (predominante).

"Vimos (aquí) el trigo bien sembrado ("bien tistado"), de 3 meses de edad Están esperando poner salitre inmediamente después del riego: unos 2-3 puñados por (cada) era chica ( 2m x 6.50 m). Aquí vi  varios tamarugos (vivos).

"Cuando el terreno es bien parejo (plano), se hacen eras grandes, Cuando (el terreno)  va en bajada, se hacen chicas.

"Aquí (tomé yo) foto del mortero (en piedra), roto. En (las) eras abandonadas y alrededores,  (se puede observar) soronas (poco) y muchas pillallas" (13).

"Muñipata (lugar de) siembra de alfalfa. Había (aquí) atados  (fardos) de alfalfa. Es (un lugar) más  a la dirección de Huarasiña. (Aquí) estamos  en (una) terraza a  5m -5,50 m  de altura sobre el nivel del río. Aquí, el río cuando baja fuerte (14), se lleva trozos del acantilado arenoso. Es (un) paisaje de molles viejos (15), escasos tamarugos, pillallas, soronas".

Fig. 5.  Un imponente molle o pimiento en las proximidades de  una galería filtrante que surte de agua potable a la población de Matilla (Foto H. Larrain,  2015).

"Para fines de septiembre, cosechan el prime trigo  (nos) dice Lorenza Ayavire...y el que ahora tiene dos meses, se cosecha en diciembre".

"Hay (presencia  del)  ratón (16), pero (éste) come poquito y no (produce) gran daño. La paloma cuculí  (17) es más grave...".

Fig. 6.   Una pareja de palomas cuculíes  comiendo en nuestra casa de Pica, agosto, 2008, (foto H. Larrain). 

"Abono: (se usa)  caliche (costra) o salitre. Ella (esto es, Lorenza Ayavire)  tiene puro trigo  (ya sembrado).  En septiembre cosechan y siembran maiz (¿mezclado con?) con pasto.. El maíz se cosecharía en marzo.  El tomate se planta en agosto. Debe estar cosechado antes de Julio (porque en Junio-Julio hay heladas). (Las) heladas no afectan al maíz y al trigo".

"(En la) pampa se siembra en (época de) primeras aguas (enero-febrero o marzo) (18). Hace 14 años que no se sembraba en la pampa (nos dice ella)" (19). Aqui en la pampa (se siembra) puro trigo...Si falla el agua, se da el trigo más chico, pero se da; pero el maiz no. 
"Los que siembran en (la) pampa (como)  Segundo Pacha, de Coscaya y Poroma, no tienen propiedad pero piden permiso en la Subdelegación de Huara y se lo dan (20). 
(Hay una) maleza en (las) siembras del maíz (de nombre)  "Sinapaya" (21).

"El trigo se riega cada 10-15 días... Hoy no falta el agua..."

"En las orillas de los bordos de los canales (hay) grama salada (22).

 En (el sector de) Muñipata: (23) (se produce) hortalizas. (Hay) plantíos de zanahorias,  con tomates  en las orillas. También (plantan) cebollas.".

"Don Vicente Ayavire, abuelo de la señora Lorenza, (que vivía) en Coscaya,  hacía ollitas de greda  (24). (Ella) vio, lo que yo encontré en el sitio de Cajón-2, y me dijo que eran restos de "callana", vasija para guardar la chicha (25).

(Don Vicente hacía también) puños con orejas, grandes y chicos (26) y ollitas de cuyo nombre (antiguo ella) trató de acordarse. Me dijo que esta callana que le mostré era idéntica a las que hacía su  abuelo. Luego (concluyo yo), son de tradición moderna.

"Cueva de la cacallinca" (27).   (Es) una caverna en el acantilado (al) sur de Huarasiña...(tiene una) profundidad de más o menos 20 metros hasta el fondo.  (Su) ancho, en la línea de goteo: 14 m. (La) estratigrafía (muestra)  pisos a la vista;  2 ó 3 ocupaciones humanas. Posiblemente antigua. (En su) nivel bajo: con carbón...".  (28).

"Huarasiña. (En casa de la) familia de la señora Vicenta Relo (hija del señor Relo, madre de Freddy Relo). (Observo en el suelo) restos de vasija con asas: (le llaman) "puñito"  ( y es) para la chicha . No recuerda que los hayan hecho aquí. Pero lo usaban en tiempos de su madre". 

(Fin del escrito conservado en mi Diario de Campo).). 

Notas nuestras:

(1)    Desde muy temprano y a partir de mis primeros trabajos en el Norte Grande de Chile, he sentido la necesidad de apuntar los nombres de lugares (o topónimos)  y de plantas (fitonimia)  o animales (zoonimia) presentes en ese medio.  Tales denominaciones, al ser transmitidas de generación en generación,  suelen arrojar informaciones valiosas sobre  antiguas lenguas  habladas en la región, o  aún sobre posibles superposiciones o cambios lingúísticos observables en un mismo territorio. Igualmente, he procurado retener siempre, con especial cuidado, el nombre de nuestros informantes en terreno,  por ser ellos nuestros verdaderos "maestros" en esta disciplina (etnografía). 

(2)   El profesor Hugo Bodini era en esa época director del Instituto de Geografía de la Universidad Católica y a través  del "Taller del Norte Grande",  creado por él, estaba interesado en estudiar, desde un ángulo geográfico, la zona denominada por él como "Pampa O`Brien",  en recuerdo del Plano de la pampa de Iluga hecho en 1765 por el Teniente de Gobernador de Tarapacá, el sevillano don Antonio O´Brien, de origen irlandés.

(3) El sacerdote y sociólogo holandés Juan Van Kessel estaba estudiando en aquel momento el modo de vida de los pastores aymaras del área montañosa de Tarapacà y su religiosidad expresada en sus bailes en honor de la Virgen en el santuario de  La Tirana. En esta ocasión, alojamos en la vecina parroquia de Tarapacá, invitados por el sacerdote Juan Van Kessel antes de subir a Mosquito de Oro y Cultane. 

(4) Sobre este tema, hemos editado en este mismo blog  https://eco-antropologia.blogspot.com  un capítulo denominado: "Descripción del carneo de un llamo para la festividad de San Santiago: observaciones hechas  en la estancia pastoril de Mosquito de Oro en julio de 1973" (fechado el  26/05/2023).

(5)  Respecto al significado de  Huarasiña, Cerrón Palomino nos señala textualmente: "Identifico aquí la voz puquina <huara> 'río', pero no doy con el significado de <siña>".

(6) En esta zona de Huarasiña, se habla de "la llegada del agua" cuando baja violentamente por las quebradas aledañas (Aroma, Quipisca, Tarapacá, la Calera, Quisma)  el aluvión, (o huayco) producido por las intensas lluvias en el sector altiplánico.  Este fenómeno no se presenta igual todos los años, y, en ocasiones, pueden pasar varios años sin que ocurra. Cuando el aluvión es muy intenso, llega al nivel de la pampa arrastrando consigo enormes piedras, troncos y hasta árboles enteros, como lo hemos presenciado más de alguna vez. La bajada de las aguas, en tales casos, puede durar hasta 4 y 5 meses, los suficientes para poder realizar agricultura, especialmente de trigo y maíz en el piso de la pampa. En épocas coloniales, según consta, se plantó aquí grandes cantidades de trigo. Por su oportunidad, transcribo aquí textualmente  lo que don  Antonio O´Brien escribiera en su famosa Descripción de la quebrada de Tarapacá (1765); (énfasis nuestro): 

"Desembocan en este valle muchas quebradas que bajan de la cordillera por las que cuando llueve se despeña copiosa cantidad de agua capaz de regar y fertilizar todo este valle, particularmente desde el pueblo de Pica hasta la quebrada de Aroma, distancia de veinte leguas. Las principales quebradas por donde baja la mayor cantidad de agua son  la de Aroma, Tarapacá, Mamiña, Macaya y la de  La Calera...". (Nº 77 de la Descripción; tomado directamente del original de 1765 (según  fotocopia  de1 original  en nuestro poder).

(7)  Challacollo: Según  Cerrón Palomino. "<Challacollo> 'cerro de arena' (del aimara: chhhalla-qullu). (com. pers. 22/06/2023)

(8)  Tuve la suerte de conocer personalmente  al señor Relo y su familia  en su humilde casita de Huarasiña. Era muy delgado y de color de piel muy oscuro, resabio, tal vez, de una posible descendencia de aquellos esclavos negros que trabajaron para el encomendero Martínez Vegazo a fines del siglo XVI. En efecto, éste, en su testamento, dejó en herencia la hacienda de Huarasiña a varios de sus esclavos negros que trabajaron en sus minas de Huantajaya, los que nombra por sus nombres propios o  apodos. 

Es ésta una atrevida hipótesis nuestra que los estudios de ADN  podrían sin duda dilucidar un día. En los pueblos de Tarapacá (como en Pica), es relativamente frecuente encontrar aún hoy día gente con acusados rasgos negroides, máxime entre las clases sociales más humildes.   

(9)  "Eras", en agricultura, son espacios  planos, bien acotados, para realizar cultivos varios, generalmente provistos  de bordos elevados  y sistema de regadío por canales, acequias  y pongos. En Tarapacá,  al sur y al oeste del Cerro Unita, se conservan miles de hectáreas antiguamente trabajadas durante las avenidas de aguas procedentes de las quebradas, tal como lo señala expresamente don Antonio O´brien. En ocasiones, han alcanzado hasta las inmediaciones del actual pueblo de Huara. Hemos visto llegar eventualmente las aguas hasta la misma carretera Panamaricana actual, incluso rebasánsola. (Ver Figs. 1 y 3).

(10)  Las eras más antiguas se reconocen fácilmente por la presencia  en ellas o en su entorno inmediato, de fragmentos de cerámicas indígenas o instrumentos tales como morteros de piedra, percutores o raspadores.  Éstas han sido frecuentemente reutilizadas una y otra vez hasta los tiempos actuales. Este capítulo y sus descripciones es testigo fiel de la supervivencia de esta práctica agrícola ancestral. Hoy por desgracia ya casi del todo olvidada a causa del dramático despoblamiento  verificado en los pueblos de las quebradas aledañas al Tamarugal. En sus pueblos, solo quedan hoy los ancianos. Hoy, estos pueblos cobran vida y movimiento solamente con ocasión de sus fiestas patronales una o dos veces al año.

(11)  Los "pongos" (del quechua punku =  puerta)  se compone  de dos elementos:   los dos muritos laterales de piedras superpuestas y una "tapa", piedra plana, de mayor tamaño. También suele agregarse otra piedra plana, de base, para evitar el escurrimiento del agua  por abajo. El material de estas piedras es casi siempre andesita o riolita, de origen volcánico. 

(12)  El verbo "tistar" no es castellano; sin duda, proviene de alguna lengua indígena local, que por ahora, según Cerrón Palomino,  no  ha sido posible  identificar. (Cerrón, com. personal  22/06/2023).

(13) "Soronas y pillallas".  La "sorona" corresponde a la especie Tessaria absynthioides, de la familia botánica Asteraceae. Planta muy común y abundante hasta  la zona centro-sur de Chile; se la encuentra  fácilmente a las orillas de esteros, arroyos o canales de regadío. La  "Pillalla", en cambio, es habitante normal del desierto del  Norte Grande de Chile. La planta es nombrada como "pillaya"  por O´Brien en su "Descripción de Tarapacá" donde señala su abundancia: "cuando están verdes, las comen las mulas". (Nº 77, de su "Descripción de Tarapacá", 1765). Su nombre científico es: Atriplex atacamensis Phil. 

Según Cerrón Palomino: "<pillalla>, voz de origen aimara; es adjetivo que significa desigual (puede aludir al relieve del suelo)." Respecto  al origen de sorona:  "<Soroma> 'agua de totora (una variedad de cuyos frutillos se hacía chicha` (del aimara sura-uma, con contracción vocálica...". (Cerrón Palomino, Com.pers. 22/06/2023). 

Fig. 7. Ejemplar joven de Pillalla  (Atriplex atacamensis Phil) en el suelo de la pampa de Tamarugal, cerca de Pica, (foto  H.  Larrain, 2014).
 

(14)  La expresión alude a la repentina y arrolladora bajada d
el aluvión por las quebradas, proceso descrito más arriba.

(15)  El molle es el nombre que recibe el pimiento (Schinus molle  L.) en el norte de Chile y en el Perú. Pertenece a la familia de las Anacardiáceas. Existe la creencia de que habrían sido los incas quienes difundieron esta especie por el sur de sus dominios (Chile y N. de Argentina). 
Según Cerrón Palomino: "<molle>, voz de origen quechua, que alude al árbol del molle, en quechua  mulli (Schinus molle)". (com. pers., 22/06/2023). 

(16). Probablemente se trate aquí del tucu-tuco (Ctenomys fulvus), un pequeño roedor sumamente escaso hoy día, y que ha sido avistado y fotografíado  por personal de la CONAF (Corporación  Nacional Forestal)  en su Reserva de la Pampa  del Tamarugal.


(17)   La paloma cuculí  recibe el nombre científico de Zenaida meloda  Tschudide  la familia Columbidae. Habita desde el sur del Ecuador, Perú, Chile y Norte de Argentina.  En Chile, ha  penetrado en tiempos recientes (viniendo del Norte) hasta la zona central  donde se ha asentado compitiendo con otras especies de tórtolas nativas.

(18) Las primeras aguas bajan en los meses conocidos  como "invierno boliviano" en Chile, por cuanto vienen de la cordillera de los Andes, de la zona limítrofe con Bolivia. Más frecuentemente, sin embargo, éstas se descargan a partir de los comienzos del mes de marzo. 

(19) Según esta dcclaración explícita de la señora  Lorenza,  la última gran avenida recordada por ellos habría ocurrido  en el año  1959.

(20)  Esta área de antiguas chacras, en plena pampa, no tiene dueño; por tanto, se trata  aquí de terrenos fiscales. De ahí la necesidad de pedir permiso para cultivarlas.

(21)   "Sinapaya", voz  evidentemente indígena,  seguramente  de origen  puquina por  su típica terminación en -paya, o -baya. Nos lo ha confirmado al respecto el lingüista peruano Cerrón Palomino: "<Sinapaya>, voz compuesta puquina: sina ' tipo de aguja' y paya 'pendiente'; podría ser 'pendiente afilada'." (Cerrón Palomino com. pers., 22/03/2023). Pero no sabemos aún  a qué planta se refiere específicamente nuestra informante.

(22)  "grama salada": se trata de una especie herbácea perenne, de la familia de las Poaceae.  Sus hojas poseen un ápice punzante, como espina, y presenta minúsculos gránulos de sal en la superficie de sus hojas y tallos. Es sumamente tolerante a los suelos salinos. Su nombre científico es Distichlys spicata. Es eventual alimento de los camélidos (llama,  guanaco, vicuña)  y aún de las cabras. 

(23) "Muñipata": denominación de una zona con andenes de cultivo en pendiente. Cerrón Palomino nos apunta aquí:  "<Muñi-pata> 'andén de muñas' (voz quechumara, de aceptarse que <muñi> sea error de copiado por muñaMinthostachys mollis)". (com. pers. 22/03/22023).

 

(24) Por esos años, yo estaba muy interesado en reunir antecedentes sobre la artesanía de la cerámica de origen indígena. En la zona de Tarapacá, hubo artesanos fabricantes de  cerámica tradicional en muchos pueblos, el último reducto de los cuales fue el pueblo de  Macaya donde yo alcancé a fotografiar y entrevistar al último artesano en este oficio, el año  1975.

(25)  "Callana":   Es término de origen quechua. El Anónimo de  1586 trae: "callana |k’allana|. Tiesto o cazuela    (in Cerrón Palomino ed., 2014: 57).  Según Cerrón Palomino: "<callana>, voz quechua, ingresada tempranamente al castellano, como en el caso de molle. Refiere a la tostadora". (com. pers. 22/06/2023).

(26)  "Puño, puñito": No encuentro esta voz en los dos diccionarios consultados por mí (Anónimo 1586: de quechua y Ludovico Bertonio, 1612 (lengua aymara).  Pero no me cabía la menor  duda de que era un término indígena, castellanizado. En efecto, en opinión de Cerron Palomino: "<puño>, voz de origen quechumara; proviene de puyñu 'cangilón', con supresión de la /y/ por el aimara.  (Cerrón Palomino, com. pers. 23/06/2023).  "Cangilón": voz española antigua para designar un recipiente usado para el transporte de agua. Originalmente, hecho de barro. 

(27) <Cacallinca>, voz quechumara: qaqa-lli-nqa 'roca de consistencia deleznable'. (Cerrón Palomino, com. pers. 23/06/2023).

(28)  Con estas palabras hemos dado a entender que nuestra somera observación de esta cueva nos permitió detectar varios niveles ocupacionales. No sabemos si esta cueva, en  uso hasta tiempos muy recientes,  a juzgar por los elementos visibles en superficie, haya sido objeto de investigación arqueológica formal. Tema de análisis para nuestros futuros arqueólogos.  Lo endeble y friable  del material constitutivo de esta cueva y su misma profundidad, queda ya insinuada por su significado mismo.

Nuestro comentario final

El notable aporte lingüístico del investigador de la Universidsd Católica de Lima, profesor Rodolfo Cerrón Palomino,  ha enriquecido considerablemente este capítulo de nuestro blog. Esto nos está demostrando que el estudio lingüístico de un área determinada no es un mero "adorno", sino debe constituir parte importante en las investigaciones antropológicas y arqueológicas por cuanto arroja potente luz sobre las diversas etnias pobladoras u ocupantes de un determinado territorio.  En este caso,  queda en evidencia que esta zona de Tarapacá sufrió distintas influencias culturales, entre las cuales la puquina  fue una de las más importantes.  Muy poco se ha explorado aún acerca del influjo puquina en nuestras tierras tarapaqueñas y lo poco que existe se debe, en gran parte, a las investigaciones pioneras del lingüista peruano Rodolfo Cerrón Palomino. 

Referencia bibliográfica básica.

Cerrón-Palomino, Rodolfo (ed.) 2014. Arte y vocabulario en la lengua general del Perú / Anónimo; edición interpretada y normalizada de Rodolfo Cerrón-Palomino, con la colaboración de Raúl Bendezú Araujo y Jorge Acurio Palma. 1ª ed.  Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva-Agüero, 445 p.


jueves, 15 de junio de 2023

Listado de referencias etnográficas existentes en mi blog.: https://eco-antropologia.blogspot.com

A lo largo de estos años, entre el año 2006 y el presente (2023), hemos mostrado en nuestro Blog descripciones de costumbres y usos de grupos humanos tradicionales de Chile. Actividades que, poco a poco, por el tipo de desarrollo imperante, han ido desapareciendo, o han ido quedando relegadas a lugares remotos o poco accesibles. Estas descripciones, han sido el fruto del acompañamiento a nuestros informantes, en sus propios sitios de vivienda o actividad. Surgen así usos y costumbres ligados muy estrechamente al terruño materno o ecosistema natural propio; éstos, por cierto, no solo se refieren a grupos étnicos indígenas, sino que representan también modos de vida lugareños, concretos, (considerados por algunos como “primitivos”), pero fuertemente respetuosos del medioambiente natural circundante, el que han sabido explotar desde hace milenios, sin destruirlo o modificarlo sustancialmente. 

Fig. 1.   Don Juan Renán Huatalcho en su faena de fabricante de alfajores, en la localidad de Pica (Foto H. Larrain, 2012). 

El etnógrafo de campo o descriptor de costumbres y usos tradicionales, no es de ninguna manera un puro y simple entrevistador. Es,  o más bien debería ser un  compañero de faena, un co-partícipe de situaciones reales, un acompañante de la jornada diaria de un lugareño. Aquí radica la diferencia abismal existente  entre un periodista y un antropólogo. El buen periodista es aquel que obtiene  información de importancia, en el menor tiempo posible y la da a conocer a través de los medios (prensa, radio, televisión). Un buen etnógrafo de campo es aquel que, por el contrario,  es testigo presencial de hechos, actividades o faenas propias del lugareño (sea éste pescador, guanero, cabrero, agricultor o pastor) tomando parte activa en sus actividades diarias, sin prisas  y consciente de que su capacidad de captación e interpretación de los hechos observados será siempre limitada y deficiente. El  tiempo invertido en ello no interesa. Lo que interesa es llegar a penetrar en  el sentido profundo de cada actividad, más allá de la manifestación inmediata  Por tal razón,  la entrevista del sociólogo y la observación participante del antropólogo social  son dos realidades totalmente distintas. Dos enfoques  diferentes que hasta pueden llegar a ser contradictorios. 
       
Un profundo respeto al informante y su visión del medio ambiente en que viven, manifiesto en cualquier actividad, es la regla básica y fundamental del etnógrafo de campo. Este respeto debe manifestarse tanto en la forma como en el contenido, oportunidad y modo de formular sus preguntas. Y éstas, idealmente, solo deberían formularse después de haber observado largamente el desarrollo de una determinada actividad, fiesta o ceremonia. Nunca antes...

Este es el método ideal que se propone a un antropólogo. La realidad, muchas veces, nos impide, sin embargo, ser fieles a esta norma básica, muy especialmente en cuanto al tiempo invertido en la referida actividad. 

En este capítulo, pretendemos enlistar todos las entradas nuestras que recogen en alguna medida este enfoque etnográfico con el objeto de facilitar a nuestros lectores su búsqueda y análisis. Objetivo que también nos interesa hoy a nosotros mismos, para poder apreciar o profundizar en los aciertos o falencias perceptibles en este inventario. 

Construir este nuevo capítulo, ha constituido para mí mismo una especie de “etnografía del caminante”, en el sentido de que reúne todas aquellas ocasiones en que, durante mi caminar por Chile y América, tuve la ocasión de departir con sus habitantes autóctonos y consignar sus modos de vida y costumbres.

A la vez, quisiera aprovechar la oportunidad de expresar mi reconocimiento a todos aquellos hombres o mujeres sencillos, a veces analfabetos, que fueron mis informantes en terreno y de los cuales, gracias a su generosidad, he aprendido tanto. Ellos me han enseñado a ver la Naturaleza y sus producciones con ojos nuevos: los del respeto y admiración profunda. Así, sus nombres quedarán aquí grabados para siempre y no caerán en el olvido. 


Fig. 2. A los pies de una enorme roca, se alza la sencilla casa de madera de doña María Silva de Codoceo y su esposo, don Humberto Codoceo, pescadores  de la Playa Grande, Las Cruces. (Foto H. Larrain, enero de 1975). 

Un recuerdo para el futuro.

Sus descendientes, podrán un día, tal vez, a través de estas páginas, recordarlos con legítimo orgullo y satisfacción. Entre mis informantes, hay pastores, guaneros, cabreros, leñadores, agricultores, pescadores o mariscadores que me transmitieron con generosidad su visión de su entorno y sus conocimientos. Muchos informantes que no serán nombrados en el presente inventario, quedarán por ahora "ocultos" en las páginas de mis Diarios de Campo, depositados hoy en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile. Los hay del Ecuador, Perú o México, países donde mi ventura me llevó un día por razones de estudio o de investigación. 

Fig. 3. Horacio Larrain conversando con don Pascual Bacián Quihuata, patriarca de Quipisca en el año  2014.

Seguiré aquí el estricto orden cronológico de aparición  de los capítulos en mi Blog. 

 Listado de entradas de corte etnográfico (en blog: https://eco-antropologia.blogspot.com (hasta el mes de Mayo 2023). 

1. “Juan Renán Huatalcho: un piqueño singular, insobornable defensor de las aguas cordilleranas”. (12/02/2010). 


2. “Un eremita nos muestra El Huasco: diario de mi visita en enero de 1982”. (15/04/2010).

3. “Ritos religiosos de los indígenas Chamulas en México, en noviembre 1968”. (02/10/2010).

4. “Alca: una comunidad aymara desconocida: origen y destino”, (17/03/2011). 

5. “El pueblo de Coscaya en julio de 1973: una investigación demográfica olvidada” (o traspapelada)”. (18/08/2011). 

6. “Los secretos de un mariscador iquiqueño: entrevista de julio 1972·”. (21/03/2013). 

7. “Los inicios de “Expedición a Chile”: una entrevista en Las Cruces (zona central de Chile) en 1975. Pescadores y mariscadores de la Playa Grande”. (31/07/2014). 

8. “Pascual Bacián Quihuata, el patriarca de Quipisca. Referencias sobre toponimia y el Camino del Inca en Tarapacá”. (19/04/2015).

9. “Las salinas de la localidad de Río Seco, al sur de Iquique. Apuntes de una expedición en el año 1996”. (21/08/2019).

10. ""La sandalia del pescador: hallazgo de una ojota intacta de un antiguo poblador prehistórico en un depósito de guano al sur de Iquique en diciembre del año 1993".  (16/04/2020). 

11. “La elaboración de carbón de leña en los cerros de la zona central de Chile: observaciones hechas en 1983 junto al río Codegua (precordillera de Graneros)”. (20/06/2020). 

12. “Empleo tradicional de plantas locales de la zona El Tofo-La Higuera (IV Región de Chile). Informe de un campesino de la zona a mediados del año 1984". (30/10/2020).

13. “Conversaciones con un cabrero de la IV Región. Empleo de las plantas nativas de la zona en marzo 1984 en un sector de “El Tofo”. (10/11/2020). 

14. “Entrevista a un mariscador en la costa sur de Arica en noviembre del año 1971: especies que se capturaban de preferencia”. (29/11/2020).

15. “Dos entrevistas inolvidables: conversación con antiguos pescadores y mariscadores del balneario de Las Cruces, en el mes de enero 1975”. (26/04/2023). 

16. “Mosquito de Oro: un asentamiento pastoril aymara en la cordillera de Tarapacá. Conviviendo con los llamos y sus pastores en el mes de julio 1973”. (12/05/2023). 

17. “Descripción del carneo de un llamo para la festividad de San Santiago: observaciones hechas en la estancia pastoril de Mosquito de Oro en julio 1973”. (23/05/2023).

lunes, 12 de junio de 2023

Las primeras referencias sobre existencia de minerales de plata en Tarapacá según los Cronistas españoles: textos originales y comentarios.


Fig. 1.  Roca con mineral de plata de Huantajaya. Sector Alto de San Simón (Foto H. Larrain, 2014).

Fig. 2.  Zona del"Hundimiento" en el mineral de plata de Huantajaya. En la parte inferior, se alcanza a ver tres bocas de túneles (Foto H. Larrain, 2014). 


Fig. 3. Ingreso al túnel del "Chiflón del Diablo", Mina de Huantajaya,  (Foto H. Larrain, 2013).


Fig. 4.   Monedas de plata, llamadas "macuquinas", halladas en el área del  mineral de  Huantajaya, fechadas entre  1728 y 1774 (Colección particular, Iquique). 

Objetivos de esta recopilación

 Los apuntes que siguen, no pretenden ser, por cierto, una investigación pionera en este campo. Hoy hay numerosos y bien documentados estudios, tanto en el Perú como en Chile, acerca de la minería en los inicios de la conquista de Chile y sus motivaciones. (Cf. Donoso, Carlos, 2008, Trelles, 1982, entre otros). 

A ellos deben dirigirse aquellos que buscan profundizar en el tema. Algunos de entre ellos se anotan en la bibliografía de apoyo que indicamos al final. La presente síntesis solo busca reunir los antecedentes más tempranos (textuales), hoy disponibles,  que nos orienten y ofrezcan pistas acerca de los inicios de la explotación minera de la plata en Tarapacá y sus protagonistas, en particular, en el área de Huantajaya, junto a Iquique. Nos interesa, en forma especial, dar a conocer y comentar citas textuales de los cronistas tempranos (1).

 Esta recopilación está especialmente dirigida a apoyar la labor de  los educadores del Norte de mi país que enseñan historia de Tarapacá en la época de los inicios de la conquista española de Chile, con textos precisos tomados de las mismas fuentes. Las notas nuestras a dichos textos, sólo tienen por objeto ilustrar acerca de palabras o tópicos que son ignorados o poco conocidos para la mayoría de los chilenos. 

 Las primeras evidencias de la riqueza de las provincias del extremo sur del imperio Inca (Colesuyo y Collasuyo) (2).

El inusitado interés demostrado en la conquista de los territorios situados al sur del Cuzco por Almagro y sus compañeros, ciertamente no fue motivado por la búsqueda del “honor” y “la gloria” inherentes al adquirir “nuevos territorios” para incrementar los dominios del Rey Carlos, su Señor. Los bandos de Pizarro y Almagro parecían irreconciliables en cuanto a fijar los límites de sus respectivas gobernaciones, recientemente concedidas por la Corona. Incluso el área del Cuzco estaba en disputa. Los límites asignados a éstas, eran muy poco precisos y se prestaban para un pleito. Ambos, ambiciosos de poder y gloria, tenían poderosos seguidores. Cuando Francisco Pizarro, el Marqués y el Adelantado Diego de Almagro se dividen por fin la tierra, conforme a las instrucciones llegadas de España en 1535 (3), Almagro inicia de inmediato el reclutamiento de compañeros de ruta, prometiéndoles gloria y riquezas, y emprende audazmente el reconocimiento y conquista de los territorios del extremo sur del imperio Inca, en busca de nuevas riquezas y tierras de indios. Éstas, constituirían su nueva Gobernación con el nombre de “Nueva Toledo” (4). 

De estos afanes, nos da cuenta fiel el temprano cronista Cristóbal de Molina, “El Chileno” (5), capellán de la expedición de Almagro (Molina, 1936: 14-18). El brillo del oro como acicate de la conquista. En este intento por conquistar nuevas tierras, el espejismo de la riqueza fácil, especialmente del oro y la plata, fue, a no dudarlo, el principal acicate. Tanto en Cajamarca como en Pachacámac y Cuzco, los españoles habían sido testigos directos de la existencia de flameantes planchas de oro y plata que adornaban los templos y santuarios incas (6).

 Numerosas “huacas” sagradas fueron luego violentamente saqueadas, en busca de los tesoros que acompañaban a los enterramientos de sus magnates. Era la notoria riqueza de la tierra lo que les atraía como un imán. En el altiplano, el capitán Juan de Saavedra, fiel seguidor de Almagro, había sido comisionado para apoderarse de parte del tesoro que venía de Chile y que estaba destinado para el rescate de Atahuallpa, su señor, lamentablemente ya ajusticiado por entonces (7). Cristóbal de Molina es explícito al respecto: 

“El Adelantado Almagro…traía gran determinación de hacer el descubrimiento de Chile… y él con diez o doce de a caballo se fue adelante por el camino real (8) hacia las provincias de los Chichas, cuya cabeza era el pueblo de Topiza (9) donde dijimos que le estaban esperando Paulo Tupa Inca (10) y Vilahoma (11). Como el Adelantado iba cebado por la codicia y la ambición de señorear grandes reinos por la noticia que le daban los indios (de) las riquezas y gentes de Chile, no tuvo en nada la tierra en que estaba….”. “Prosiguió el Adelantado Almagro su viaje por el camino real del Inga que guía a las provincias de los Chichas y llegó al pueblo de Topiza donde halló a los Ingas Paulo y Vilahoma, que le estaban esperando y tenían recogido de la tierra por donde habían venido cantidad de oro y plata…(12) ”. (Molina,1936: 20-21).

 Los recuerdos de testigos tempranos. 

El cronista español Pedro Pizarro (13), de quien luego hablaremos, fue testigo presencial de los hechos en Cajamarca, según el mismo lo afirma, y nos trae a cuento una escena que ciertamente debe haber deslumbrado a los españoles y exacerbado su codicia: 
“También me acuerdo oí a Atabalipa [sic por Atahuallpa] estando un día comiendo con el Marqués [Francisco Pizarro] que de Chile traian seiscientas angarillas de tejuelos de oro, para lo que había mandado [traer para su rescate]. Preguntándole el Marqués qué tanta cantidad será, dijo: será un montón tan alto como esta mesa. Esto nunca paresció.” (Pizarro, 1944:72). 

La insaciable codicia por el oro y la plata que habían ya visto por sus ojos en el momento de la prisión de Atahuallpa (especialmente en Cajamarca), mucho más que el tan mentado anhelo de “gloria y honor”, fue el poderoso imán que impulsó a Almagro y su grupo a proseguir su avance impetuoso hacia el sur, a pesar de las duras condiciones del camino. En este andar, perdieron como setenta caballos y cientos de “piezas de servicio”, como llamaron a los naturales, hombres y mujeres, que enganchaban a la fuerza en su empresa conquistadora (14). No se arredraron por ello.

 (Sobre el espíritu de la conquista y sus evidentes motivaciones económicas, consúltese a Néstor Meza Villalobos, 1936: 322-389).

 Los primeros testimonios explícitos de la riqueza de Tarapacá. 

Una de las primeras disposiciones del Gobernador del Perú Francisco Pizarro, a medida que sus capitanes avanzaban descubriendo hacia el sur del imperio inca, fue premiar a sus soldados con “repartimientos” o “encomiendas de indios”. Fue la manera concreta de pagar los servicios de los soldados por los trabajos sufridos en la conquista. Porque “sueldo”, propiamente tal, no le tenían. En el mes de Enero de 1540, Francisco Pizarro ya muy tempranamente y sólo confiando en las informaciones de Almagro y sus compañeros, a su regreso de Chile, [Almagro solo permanece alrededor de once meses en Chile, retornando en seguida al Cuzco] procede en Arequipa a entregar las primeras encomiendas para el área de Tarapacá, en premio a sus servicios (15). (Cf. Barriga, 1939, 1940, 1955; Larrain, 1974). La más importante, tal vez, recaerá en uno de sus capitanes y fieles amigos, Lucas Martínez Vegazo (16). En el testamento de éste, fechado el 20 de noviembre de 1565, un año antes de su muerte se alude, tal vez por primera vez, a la existencia y explotación de minas de plata en el área de Tarapacá (17). La siguiente cita es ilustrativa al respecto: 
 
"En las minas de Tarapacá, (trabajaban) un negro oficial herrero que se llama Antón, con su fragua e aderezos della, y otro que se dice Antonio Garbato que suena los fuelles". (cit. in Trelles, 1988). 

 De esta cita se puede inferir los hechos que siguen: 

 a) Martínez Vegazo tiene un temprano conocimiento de la explotación de vetas de plata trabajadas por los indios de su encomienda. Tal cosa pudo suceder, como anota el deán Echeverría (hacia 1804), a través de un indígena, apellidado Quilina, quien se lo habría comunicado, probablemente tras haber sido sometido a suplicio (18). Se ha indicado erróneamente el año 1556 como el posible inicio de estas explotaciones argentíferas, habiendo sido un portugués de apellido Rodríguez Almeyda su iniciador, para beneficio del encomendero (19). 

b) Pone en trabajo algunos piques o minas, estableciendo en el terreno mismo, es decir en los cerros de Huantajaya, un pequeño grupo de mineros, indios de servicio y varios esclavos negros (20).

c) La explotación es sólo del mineral de plata; los españoles no parecen interesarse por entonces por el cobre, muy abundante allí, al que no prestan mayor atención.

d) La plata así obtenida es fundida, al parecer, allí mismo, [pues no hay aún todavía mención a trapiches (21) en la pampa del Tamarugal, o en Tilibilca.

e) La mención que se hace del uso de "fuelles" parece referirse explícitamente a la producción de plata utilizando a la usanza indígena el método de las huairas (22) sistema que, casi con seguridad, aplican durante los primeros años de explotación en las minas de plata de Huantajaya (sector Alto de San Simón). 

f) El transporte de agua se realiza en carretas, mediante el empleo de botijas, y odres de cuero de llamos (23) y vacunos, a partir de vertientes situadas en la quebrada de Tarapacá, en particular en las vertientes de Huarasiña. Nunca se menciona en los documentos tempranos el uso de agua extraída en las cercanías inmediatas o de los mismos piques. 

 g) El encomendero Martínez Vegazo obtiene copiosos réditos de esta producción de plata, lo que le permite apoyar tempranamente, con un enorme aporte en dinero, la conquista y sujeción del Reino de Chile por las tropas de su amigo y compañero Pedro de Valdivia (24).

 h) Con seguridad, esta temprana producción de plata, por entonces no es tasada ni diezmada [para extraer el diezmo real] por las Cajas Reales de Carangas, establecidas algo después en el Alto Perú (25).

 i) A partir de entonces, se difunde la fama del yacimiento del cerro rico de Huantajaya, considerado y alabado como uno de los más ricos del Virreinato, hasta el descubrimiento, a partir de 1556, del mineral de Potosí en Bolivia (26). Las referencias del cronista Pedro Pizarro a este yacimiento. Pedro Pizarro (1515-1602), primo hermano del Marqués Francisco Pizarro (27), recibió también de manos de éste una encomienda de indios que abarcaba sectores del sur peruano (Tacna) hasta Tarapacá. Colindaba, por lo que sabemos, con la encomienda de Martínez Vegazo. Ya de edad madura, terminó de escribir en febrero de 1571 sus recuerdos y los plasmó en una Crónica que lleva por título de: “Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú.” (Madrid,1844). 

En esta obra, se refiere específicamente a la explotación de minas de plata, en plena producción, en Tarapacá. Pizarro se refiere allí con desdén a los que antes han escrito sobre el Perú sin haber sido testigos presenciales. Su ágil relato, por lo detallado y preciso, nos da una fuerte impresión de realismo y objetividad. Al referirse a las “minas que están en Tarapaca”, sin el menor género de duda, se está refiriendo al mineral de Huantajaya, muy probablemente en el sector del cerro de San Simón. No existió -que sepamos- ningún otro rico filón de plata por las cercanías, pues el Mineral de Santa Rosa, geográficamente muy próximo, fue recién trabajado a partir del siglo XVIII, no antes, por los antecedentes de que disponemos. Muy valiosa y elocuente es su referencia al hecho de que este yacimiento ya era bien conocido y explotado en el tiempo de los Incas. 

 Analicemos con especial esmero este notable texto, lejos el más explícito y detallado referente a estas Minas de Tarapacá, entre los documentos tempranos. Se señala allí explícitamente que de las Minas de Porco, que estaban en tierras de Hernando Pizarro y “de las Tarapacá”, se sacaba antiguamente plata para el Inca: 

 “Y en este tiempo, descubrió Hernando Pizarro [primo de Pedro] las minas de Porco y tomó aquella rica mina que allí tiene; que destas minas y de unas questán en Tarapacá, tierra yunga (28), legua y media de la mar del sur [esto, es 8-10 km. del mar] sacaban plata para los Yngas, que las de Potosí en tiempos de españoles se labraron, aunque los naturales tenían algunas catas en ellas” (edición 1944:150). 

Un poco más abajo (p. 151), Pedro Pizarro vuelve a referirse al tema:

  “Hay otra parte que sacaban plata ansimesmo como tengo dicho que se llamaba Tarapaca. Tiene este nombre de Tarapaca por un pueblo que ansí se llama, questá doce leguas destas minas. Están estas minas de Tarapaca en unos arenales”

Examinando con algún detalle este texto, podemos deducir varios aspectos de interés: 

a) En ningún momento se nombra el lugar exacto de las minas por su actual topónimo “Guantajaya”. Tampoco lo hará el Testamento de Lucas Martinez Vegazo, hecho en noviembre del año 1565, quien se refiere a ellas como “las minas de plata de Tarapacá”. Sólo se les llamará inicialmente “las minas de Tarapaca”, por quedar éstas dentro del distrito de este pueblo indígena. 
Pero lo que nos sorprende es el hecho sintomático que se pronuncie este pueblo al modo indígena, como "Tarapaca" (como palabra grave, sin acentuación en la á final) y no Tarapacá, como hoy. Lo que parecería indicarnos, que Pedro Pizarro usa todavía, siguiendo la usanza de sus indios, la acentuación indígena local: “Tarapaca” (29). 

b) Se señala que el agua dulce para la bebida se trae de muy lejos, desde doce leguas de distancia. Siendo la legua una medida española “itinerante”, es decir lo que se cubre caminando a pie o a caballo por espacio de una hora, la distancia de “una legua” se ha solido calcular aproximadamente en unos 6 km. Lo que haría unos 74 km. de recorrido. A través de Google Earth nosotros hemos calculado exactamente la distancia en línea recta Huantajaya-Tarapacá en 68 km. El cálculo español fue, según se ve, bastante preciso, dadas las sinuosidades propias de la huella.

 c) “A doce leguas”, igualmente, se encuentra según el cronista Pizarro el agua para la bebida; lo cual coincide con bastante exactitud con la localización de las vertientes de Huarasiña y/o Tarapacá, donde brotaba agua permanente de excelente calidad. Esta agua es la que permitirá más tarde al encomendero Martínez Vegazo accionar su trapiche de Tarapacá y la fundición de plata en el sitio inmediato a ésta, en Tilibilca. 

 d) Las Minas dichas se encuentran “en unos arenales”. Para los españoles la ausencia total de vegetación del lugar les permite calificar el sitio como “arenales”, pues no otra cosa sino arena suelta y piedrecillas es todo el material visible hasta hoy en toda el área de Huantajaya.

 e) Pizarro señala la riqueza de estas minas: “es el metal de plata que en estas minas hay muy rico, porque lo más que se ha sacado dellas es plata blanca acendrada, y aún quieren decir que tiene quilates de oro”. “Hay tantos veneros a manera de vetas en diez leguas alrededor de lo que se ha visto, como venas tiene una hoja de col, y en todas las partes que cavan sacan metal de plata, uno más rico que otro” (1944: 151).

 f) el grave problema con que se tropìeza aquí es la falta total de agua local para accionar los quimbaletes o molinos (30). “Por la falta de agua que tiene tan grande no se labran estas minas ni se ha descubierto la riqueza que en ellas hay”.(1944: ibid.).

 g) Reconoce que Lucas Martínez Vegazo labraba estas minas, “porque tenía en encomienda estas minas de Tarapacá”. 

 h) Nos indica, igualmente, que este mismo encomendero “…halló unas papas de plata redondas como bolas, questos indios llamaban papas, sueltas e entre la tierra, de peso de doscientos pesos, y de trescientos y de quinientos y de arroba y de dos arrobas, y aconteció hallar papa que pesaba un quintal…Hallábanse estas papas a tiempos...” (31). 

 i) Nos señala que Pedro Pizarro tenía su encomienda “cerca destas minas”. ¿Cuál era ésta?, La de Tacna, que por entonces Pedro Pizarro compartía con el encomendero Hernando de Torres. No nos queda claro cómo pudo Pedro Pizarro pretender tener acceso y propiedad sobre estas minas, tan próximas a las de Martínez Vegazo que quedaban, según el mismo, a sólo “dos tiros de arcabuz” de éstas (32). 
El texto del cronista nos sugiere que uno de sus indios de encomienda le advirtió sobre la presencia de “una mina más rica que la que Lucas Martínez labraba, y yendo en busca della, topó unas catas que los indios antiguamente labraban a dos tiros de arcabuz de la cueva de Lucas Martínez”. Pedro Pizarro busca, según el texto, “en una cata pequeña (33), poco más de dos palmos debajo de la tierra, se halló unas piedras a manera de adobes que en obra de medio estado (34) questaban estas se sacaron mas de tres mil pesos de pedazos de piedras a manera de adobes de plata blanca que subia de la ley”. 

4) Para mejor comprender el sistema de explotación indígena de la plata que les tocó presenciar a los españoles y que, seguramente, siguió usándose por más de un siglo, hasta la introducción de las nuevas técnicas (las que serán propuestas por el clérigo español avecindado en el Perú Alvaro Alonso Barba, 1640), traeremos a colación aquí una notable descripción del cronista Pedro Cieza de León (35), testigo temprano de la conquista y, por lo demás, reconocido simpatizante de la cultura y costumbres locales que como pocos detalla, casi diríamos con una evidente satisfacción y deleite: 

 “…como para todas las cosas puedan hallar los hombres en esta vida remedio, no les faltó para sacar esta plata con una invención la más extraña del mundo, y es, que antiguamente como los ingas fueron tan ingeniosos en algunas partes que le sacaban plata, debían no querer correr con fuelles, como en ésta (mina) de Potosí [ya explotado por los españoles por entonces], y para aprovecharse del metal hacían unas formas de barro, del talle y manera que es un albahaquero en España (36), teniendo por muchas partes algunos agujeros o respiraderos. En estos tales ponían carbón, y el metal encima, y puestos por los cerros o laderas donde el viento tenía más fuerza, sacaban dél plata, la cual apuraban y afinaban después con sus fuelles pequeños, o cañones con que soplan (37). Desta manera, se sacó toda esta multitud de plata que ha salido deste cerro [de Potosí] y los indios se iban con el metal a los altos a la redonda dél, a sacar plata. Llaman a estas formas guairas, y de noche hay tantas dellas por todos los campos y collados, que parescen luminarias; y en tiempo que hace viento recio, se saca plata en cantidad; cuando el viento falta, por ninguna manera pueden sacar ninguna”. (Cieza de León, edición 1947; Primera Parte, Cap. CIX, pág. 449).

 (Hasta aquí esta recopilación nuestra de los más antiguos textos con antecedentes sobre las minas de plata de Huantajaya). 

 Notas nuestras. 

(1) Las citas textuales permiten inferir, a un lector preparado, la calidad y verosimilitud de una determinada descripción. Por los mínimos detalles observados, es posible descubrir la diferencia entre un mero descriptor y un testigo presencial de los hechos. Por ejemplo, compárese una descripción hecha por el cronista soldado Pedro Cieza de León, con una del cosmógrafo Cosme Bueno o del geógrafo Alcedo. En las minucias o pequeños detalles referidos por cada uno, se puede notar la diferencia. 

(2) El “Collasuyo” era la porción altiplánica andina y zonas próximas al lago Titicaca, mientras que el Colesuyo era la zona más baja y costera, en el extremo sur del Tawantinsuyo (Moquegua, Tacna y Arica). Ambas “suyos” o provincias eran habitados por comunidades de muy diferente lengua y cultura. 

(3) Diego de Almagro es ajusticiado en el año 1538, mientras que Francisco Pizarro es muerto en el año 1541. Ambos, inseparables compañeros de fatigas desde la gesta de la isla del Gallo (1524), conocerán una ignominiosa muerte semejante, a manos de sus propios coterráneos. “Justo castigo por sus crueldades”, dirá más de alguien… 

(4) Almagro, con una pequeñísima hueste, parte al Collao para reclutar fuerzas para iniciar la conquista de Chile en el mes de julio del año 1533. 

(5) Cristóbal de Molina, apodado “el Chileno”, capellán de la expedición de Almagro a Chile, vive entre 1494 y 1580. Es el autor de la obra: “La relación de cosas acaecidas en el Pirú”, publicada originalmente en el año 1873 por el historiador chileno Diego Barros Arana. No se le debe confundir con otro Cristóbal de Molina, igualmente clérigo, apodado “El Cuzqueño”, autor de la “Relación de la fábulas y ritos de los indios”, publicada por Clements R. Markham en el año 1873.

 (6) Hernando Pizarro en sus cartas refiere el asombro de los españoles ante la magnificencia del templo mayor de Pachacámac, el que despoja violentamente de sus adornos de oro y plata. 

 (7) El inca Atahuallpa es ajusticiado por los españoles, por decisión de Pizarro, en Cajamarca el 28 de julio de 1533. 

(8) El “Camino Real”, en expresión de los españoles, era la principal vía de comunicación incaica tanto hacia el sector altiplánico oriental como hacia el sur (Arica-Tarapacá). Era el famoso Qapaq`ñan de los Incas, expresión gráfica que significa exactamente el camino (ñan) de los Señores (Qapaq). 

(9) “Topiza” es hoy Tupiza, y se halla en la frontera actual entre Bolivia y Argentina, en la coordenadas 21º 26´ 32´´ S y 65º 43´ 08´´ W a 2.850 m sobre el nivel del mar, en el departamento boliviano de Potosí. Se encuentra en el territorio de los indígenas Chichas, nombrados frecuentemente en las Crónicas.

 10. En relación a Paullu Inca, señala textualmente el cronista-sacerdote Cristóbal de Molina, “el Chileno”: El Adelantado (Pizarro) pidió al Inga que le diese dos señores para ir adelante del Cuzco para hacer el viaje y apercibiera toda la tierra para que sirviesen a los españoles que habían de ir con él; y el Inga le dio a su hermano Paulo Tupa, de que ya tratamos y Vilaoma…” (In Molina, 1936:18).

Paullu Inca desempeñará un papel muy activo en las relaciones entre el nuevo inca, impuesto por los españoles y las autoridades españolas en el Cuzco. En medio de las luchas intestinas entre las facciones castellanas, supo acomodarse muy sagazmente, buscando siempre acogerse al partido vencedor. 

11. Villac Uma era sumo sacerdote en el Cuzco. Cristóbal de Molina lo describe así: “era como papa que tenía a cargo todas las idolatrías de la tierra”. (in Molina, 1936: 18). 

12. Las cargas de oro que captura en Tupiza el capitán Juan de Saavedra, venían desde Chile traídas por el emisario quechua Huayllullo y habían sido enviadas para ayudar a cubrir las exigencias para el rescate de Atahuallpa exigido por Pizarro. (Cf. Mariño de Lobera, 1936: 82). No tenemos mayor información al respecto. Como para entonces Atahuallpa había sido ya ajusticiado en Cajamarca, por orden de Pizarro, esta remesa de oro que según Pedro Pizarro “nunca paresció”, debe haber sido fundida y repartido su valor entre los soldados españoles presentes. ¿Por qué Francisco Pizarro nunca lo reclamó?. Tal vez le ocultaron el hecho y nunca llegó a saberlo… 

13. Pedro Pizarro (1515-1602) había nacido en la ciudad de Toledo y, según algunos, era primo del conquistador Francisco Pizarro. Otros autores lo desmienten. En su vejez, terminó de redactar, en 1571, su propia Crónica de la conquista con el título de: “Relación del descubrimiento y Conquista de los reinos del Perú”. Obra que fue tardíamente publicada por primera vez en España recién en el año 1844 en la “Colección de Documentos inéditos para la historia de España”. 

14. El cruce de la cordillera de los Andes por Almagro y su hueste fue desastroso. Había ya pasado el invierno cuando se atrevieron a aventurarse rumbo a Chile para caer finalmente cerca de Copiapó. La descripción del cronista-sacerdote Cristóbal de Molina es impresionante. De este penoso período Molina señala: 

“Pasó el Adelantado y su gente para pasar a los valles de Copiapó un despoblado y puerto de trece jornadas, que cuando es tiempo de nieves, es todo el camino nevado, hasta la rodilla donde menos hay nieve, y cuando no la hay, que era cuando pasó el Adelantado, hace tan gran frío que se murieron en una noche en el puerto, que es cinco jornadas de Copiapó, setenta caballos y gran cantidad de piezas de servicio de los naturales, de frío, y con este trabajo llegó al primer valle de Copiapó y los naturales de este valle lo recibieron muy bien y le dieron de lo que tenían y se reformó porque este valle tenía mucho maíz y ovejas de la tierra muy gordas..” (in Molina, 1936. 21, énfasis nuestro). 

15. Al parecer, cruzan la cordillera en las cercanías del verano, atravesando según se estima, por el paso de San Francisco, situado a 4.726 m de altitud sobre el nivel del mar. Las fechas exactas del cruce no las conocemos, pero parece obvio que Almagro debió averiguar con especial esmero la mejor temporada para cruzar la cordillera. Solo sabemos que tardó trece días completos en conducir su abigarrada hueste a través de la cordillera hasta las cercanías de Copiapó. 

 16. El 22 de enero de 1540, en Arequipa, el conquistador Francisco Pizarro otorga a Lucas Martinez Vegazo la encomienda de Ilo, Arica y Tarapacá, entre otras varias concedidas a otros capitanes españoles, en premio por sus servicios a la Corona. Nadie imaginaba entonces que poco tiempo después, el 26 de junio de 1541, Pizarro moriría ajusticiado por confabulación de los almagristas que así vengaban el asesinato de su líder, Diego de Almagro en el Cuzco, ocurrida el 8 de julio de 1538. 

 17. Lucas Martínez Vegazo. Nacido en Trujillo, España (1510?), muere en la ciudad de Lima el 29 de abril de 1567 a los pocos días de haberse casado con la joven María Dávalos, de edad de 23 años, quien heredará su encomienda. Llegado muy joven al Perú, en el año 1529, será inseparable compañero de armas del Adelantado Francisco Pizarro. Por eso, es agraciado por Pizarro con la encomienda de indios de Ilo, Arica y Tarapacá, en enero de 1540. Por haberse plegado después al bando de Gonzalo Pizarro en 1544, fue despojado de su encomienda, la que logró recuperar más tarde en marzo de 1556. Falleció a la edad de 57 años, edad en la que por entonces una persona era considerada ya viejo. 

18. El testamento de Lucas Martínez Vegazo ha sido publicado por Efraín Trelles en la revista "Historia", Pontificia Universidad Católica de Chile Nº 23, 1988: 267-293 (ver bibligrafía). 

19. Otros autores sugieren que el encomendero habría presionado al cacique de Tarapacá Tusca Sanca para que les diera a conocer la ubicación exacta de las minas de plata del Inca. El tema se presta para la creación de mitos. Tal vez nunca lo sepamos. 

20. Francisco Rodriguez Almeyda, portugués, fue el primer Corregidor de Tarapacá. Según algunas fuentes, habría sido compañero de Diego der Almagro en su fallida expedición a Chile. Y según el Deán Echeverría, escribiendo muchos años después, en 1804, habría sido el “descubridor” del mineral de Huantajaya en 1556. Sabemos que esta última noticia es claramente errónea, puesto que, por esas fechas, el encomendero Lucas Martínez ya había iniciado en ella las faenas mineras a partir del mismo año 1540, fecha de la concesión de la encomienda de Tarapacá en su favor. Más aún, en el año 1556, Martínez Vegazo logrará recuperar su encomienda de Tarapacá, tras su pérdida en 1544 por haber seguido al caudillo Gonzalo Pizarro en su insurrección contra la Corona. Y sin duda, al recuperarla, vuelve a poner operarios en sus minas. Así se podría deducir al analizar en detalle el Testamento del mismo y los donativos in articulo mortis que hace en favor de sus mineros. ¿De dónde procede, entonces, la afirmación del Deán Echeverría? Parece muy probable que durante los doce años siguientes a su pérdida, las labores mineras en Huantajaya hayan estado suspendidas del todo por falta de apoyo financiero. Tal vez alguien las “redescubre” en la época de Rodriguez Almeyda y, por tal motivo, Echeverría le atribuye su “descubrimiento” . Es ésta, por ahora, nuestra hipótesis tentativa. 

 21. Efraín Trelles en su excelente trabajo sobre el testamento de Lucas Martínez Vegaso (ver bibliografía, infra), nos entrega valiosa información sobre el número, calidad, y responsabilidad de los empleados en sus minas: españoles, indígenas y esclavos negros. 

 22. “Trapiches” es voz española que viene del árabe de Andalucía “trapíc” la que, a su vez, viene del latín: “trapetum”: lugar donde se realizaba la molienda. Hay trapiches de aceitunas, para obtener el aceite, de caña de azúcar y trapiches mineros, para efectuar la molienda del mineral de oro o plata, y designa a los sitios mismos de molienda. 

23. Huaira es voz quechua (wayra) que designa el “viento”. El “Anónimo” de 1586 editado por R. Cerrón Palomino apunta: “Wayra: aire”; “wayrachina: ventallo, aventadero”. Pero también: “hornaza en que se funde la plata”, “Wayrachini: fundir plata así”. (In Cerrón Palomino, ed. 2014: 357).
 Igualmente, es voz que aparece en la lengua aymara para designar no solo al viento mismo (“viento rezio: hiske, huayra, según Bertonio), sino también al artefacto usado utilizando el viento para extraer metal, fundiéndolo. En efecto, Bertonio trae: “instrumento de barro con muchos agujeros para fundir” (Bertonio, 1984 (1612): 157 y 469).

 24. Sobre la referencia a odres de cuero usados para el transporte de agua, véase nuestro trabajo: “Empleo de contenedores de cuero animal en las faenas mineras de la plata en el yacimiento de Huantajaya colonial, próximo a Iquique”, “Taltalia”, Revista del Museo Augusto Capdeville Rojas, Taltal (Chile), Nº 3, 2010: 33-44.


Fig. 4. Típico odre de cuero (o "zaque")  para el transporte de agua, Hallado por nosotros  en un basural colonial  de Huantajaya, (Foto. H. Larrain, 2014).

25. Debido a que los mineros de Tarapacá burlaban grotescamente la orden real de tasar y quintar la producción de plata de las minas de Tarapacá, surge la idea de establecer Cajas Reales para el cobro del “quinto real”, en el sitio de Huantajaya, plan que nunca llegó a prosperar. En resumidas cuentas, gran parte de la producción de plata de este yacimiento fue vendida o negociada “de contrabando” durante mucho tiempo. Basta recordar aquí, a este propósito, la referencia que hace el capellán Francis Fletcher, de la expedición del corsario inglés Francis Drake a la captura de mulares cargados con trece barras de plata, en el puerto de Iquique, a fines del año 1577. (Ver H. Larrain, bibliografía, 2012). 

 26. La fama de la riqueza de las minas de Huantajaya fue ampliamente divulgada por numerosos autores coloniales, sobre todo a partir del siglo XVIII. Con frecuencia se le compara en riqueza a las afamadas minas de Potosí, en Bolivia. 

 27. Pedro Pizarro (1515-1602) el soldado cronista era según se dice, primo de Francisco y Gonzalo Pizarro. Nacido en la ciudad de Toledo (España) en el año 1515, muere en España, a la edad de 87 años. Es el autor de la Crónica “Relación del descubrimiento y conquista de los Reinos del Perú”. Obra que verá la luz recién en el año 1844 en Madrid. 

 28. Tierras “yungas“eran llamadas las zonas bajas, (menos de 2.000 s.n.m.) de clima caliente, en oposición a la “puna” o región de zonas frías (páramos), de gran altura. El Anónimo de 1586 de la lengua quechua trae: “yunca |yunka|. Los llanos [la costa] o cualquier tierra calurosa”. (in Cerrón Palomino, editor, 2014: 182). 
La producción agrícola de ambas zonas era muy diferente, pero complementaria e hizo posible, entre ambas, un activo intercambio y comercio de variados productos desde tiempos muy antiguos. 

29.  La voz indígena de origen es Tarapaca, palabra grave, no aguda. La acentuación  en la sílaba final: Tarapa,  es de época española hasta ahora imprecisa, pero debió ocurrir,  tal vez, a fines del mismo siglo XVI. ¿Por qué este cambio de acentuación?.  En quechua y aymara, no existen las palabras con acentuación aguda. No atinamos a dar con la posible razón de este cambio fonético, ni conocemos estudios en este sentido. Tal vez, una posible explicación podría hallarse en la semejanza fonética con la voz "acá" (acentuado en la á final),  propia de la lengua  castellana. 

30. “Quimbaletes”: (o guimbaletes) es una técnica primitiva de separación de las partículas de oro contenidas en rocas cuarcíferas, mediante la molienda efectuada entre dos grandes piedras. La superior, de base redondeada, por un movimiento de péndulo, activado por manos humanas, muele y va desmenuzndoa el material a medida que se va agregando sobre la piedra plana inferior mientras gira. Se le va agregando continuamente agua. El oro, más pesado que el cuarzo, va quedando reunido en el fondo. La operación de la molienda exigía la adición de mercurio ("azogue" para los españoles) elemento que se amalgama con el oro. Este sistema era de alto riesgo para la salud, por la grave contaminación con mercurio, al ser inspirado de continuo por los operadores. No hubo por entonces conciencia alguna del daño mortal inferido a la salud de los operarios. 

 31. Sobre la real existencia de “papas” de plata en el mineral de Huantajaya y su autenticidad, véase el capítulo en nuestro blog https.//eco-antropologia.blogspot.com con el título de: “Papas de plata pura en el mineral de Huantajaya: ¿un mito minero, o realidad?” (editado el 26/10/2012). 

32. Un “tiro de arcabuz” en el siglo XVI, suponía una distancia aproximadamente de 60 metros para ser efectivo y letal. No más. Dos tiros, entonces, equivaldrían a una distancia máxima de 120-130 m. Lo que nos estaría sugiriendo que posiblemente se trataba de dos diferentes “catas”, o pozos, tal vez parte integrante de un mismo filón. 

33. “Catas”: voz que equivale a lo que entre nosotros se conoce como “cateos” o sondeos en búsqueda de vetas mineras mediante un prolijo examen del sitio respectivo. Supone necesariamente el cavar. También se usa esta voz para designar minas de poca profundidad. 

 34. Un “estado” era un medida de longitud equivalente a 7 pies, esto es, 0.3048m x 7= 2,1336m. Por lo tanto, la profundidad a la que se hace referencia aquí (“medio estado”) era de unos 1,0668 metros o, en términos redondos, algo más de un metro. 

 35. El cronista soldado español, Pedro Cieza de León (1520-1554?) es el autor de la obra “Crónica del Perú”, escrita entre los años 1540 y 1550 a petición expresa de don Pedro de la Gasca, gobernador interino del Perú (1546-1550). Esta obra fue la primera en ser publicada sobre los hechos de los castellanos y la conquista del imperio inca. En vida del autor (1553), se publicó solo la Primera Parte. Las otras tres partes de su obra, fueron recién publicadas en el siglo XIX. 

36. “Albahaquero”: denota un tiesto de barro cocido apto para cultivar plantas y flores. Palabra de origen árabe. Viene de la voz “albahaca” que es una planta aromática muy usada hasta hoy en la cocinería en todo el mundo. Su nombre científico es Ocimum basilicum L., así bautizada por Linneo en 1753. 

37. “Phucuna”: voz quechua. que significa soplar. El anónimo de 1586 trae estas dos voces: a) pucuna |phuku-na|. Fuelles o cañuto [tubo] para soplar y b) Pucuni |phuku-y|. Soplar, follar [soplar con fuelle]. (in Cerrón Palomino (ed), 2014: 150). 

 Bibliografía básica. 

Barba, Alvaro Alonso, 1640. Arte de los metales en que se enseña el verdadero beneficio de los de oro y plata por azogue. En Madrid en la Imprenta del Reyno. 

Barriga, V.M., 1939. Documentos para la historia de Arequipa, 1534-1558, tomo I, Editorial La Colmena, Arequipa. 

Barriga, V.M., 1940. Documentos para la historia de Arequipa, tomo II, Editorial La Colmena. Arequipa. Barriga, V.M. 1955. Documentos para la historia de Arequipa, tomo III, Editorial La Colmena, Arequipa.

Barriga, V M., 1940a, Arequipa y sus blasones, Editorial La Colmena, Arequipa. 

Bertonio, Ludovico, (1612), 1984. Vocabulario de la lengua Aymara, reproducción facsimilar hecha por CERES, IFEA, MUSEF, Reediciones Ceres, Cochabamba, Bolivia. 

Cieza de León, Pedro, 1844. ”La Crónica del Perú nuevamente escrita por Pedro Cieza de León vecino de Sevilla” en Historiadores Primitivos de Indias, II, en Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del Lenguaje hasta nuestros días, tomo XXVI, Ediciones Atlas, Madrid, 1844: 349-458. 

Cerrón Palomino, Rodolfo, (ed), 2014 (1586). Arte y vocabulario en la lengua general del Perú / Anónimo ; edición interpretada y normalizada de Rodolfo Cerrón-Palomino, con la colaboración de Raúl Bendezú Araujo y Jorge Acurio Palma. 1ª ed., Lima : Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva-Agüero, 2014. 445 p. 

Donoso, Carlos, 2008. “Prosperidad y decadencia del mineral de Huantajaya”, revista Diálogo Andino, Universidad de Tarapacá, Nª 32: 59-70, Arica). 

Glave, Luis Miguel y Díaz Araya, Alberto, 2019, “Buscando al encomendero. Lucas Martínez Vegaso, la administración de la justicia y las redes del poder colonial. Tarapacá, siglo XVI”, Estudios Atacameños, Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama, Nº 61, pp. . 

Larrain, Horacio, 1975, “La Población indígena de Tarapacá (Norte de Chile), entre 1538 y 1581”, Norte Grande, Revista del Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Vol. I, Nº 3-4, Marzo-Diciembre 1975: 269-300. 

Larrain, Horacio, 2012, "El corsario inglés Francis Drake saquea el puerto de Iquique: relato del capellán Francis Fletcher", editado en  su blog https://eco-antropologia.blogspot.com de fecha 15/12/2012. 

Larrain, Horacio, 2022, “Poblaciones autóctonas y escasez de agua en el Tarapacá indígena y colonial. Captación, transporte y almacenamiento según la documentación arqueológica e histórica”, capítulo en su blog: https://eco-antropologia.blogspot.com, de fecha 5/10/ 2022. 

Mariño de Lobera, Pedro, 1936: “De la conquista del Reino de Chile hecha por don Diego de Almagro”, in Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Año IV , Nº 7, Santiago de Chile, 1936: 79-105. 
 
Meza Villalobos, Néstor, 1936: “Formas y motivos de las empresas españolas en América y Oceanía”, Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Año IV, Nº 7, Santiago de Chile, 1936: 322-389). 

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