El presente capítulo está dedicado a presentar la figura y obra de un notable investigador de la cultura de los aymaras del Norte de Chile y de la religiosidad popular expresada en los bailes religiosos de los Santuarios del Norte de Chile. Cuarenta y cinco años de labor ininterrumpida en la I y II Región de Chile, otorgan a Juan van Kessel un sitial de honor entre los investigadores de la cultura de la religiosidad popular nortina, y, a la vez, le sitúan entre los más grandes investigadores de la cultura y tecnología simbólica de los aymaras de Sudamérica. Su partida de regreso a Holanda en el año 2009 desde Iquique (Chile), ha privado a los centros universitarios de Tarapacá y Antofagasta de un investigador acucioso que todavía tenía mucho que entregar en sabiduría y experiencia, a los jóvenes antropólogos y sociólogos en vías de formación. Lamentamos profundamente su tan temprano alejamiento. Y, por este medio, queremos hacerle hoy aquí un sentido homenaje en agradecimiento -aunque algo tardío- por su valiosísmo legado, expresado en sus numerosos libros y artículos de difusión e investigación, y su riquísima biblioteca andina puesta a disposición de los estudiosos. Trataremos de profundizar en las raíces de ese legado buscando las razones de su notable actividad entre nosotros.
Ese capítulo, el primero de tres dedicados en nuestro blog a su memoria, intenta mostrar al hombre, su historia familiar, su formación académica y relaciones. Un segundo capítulo (el próximo), se articula en torno a un Cuestionario de 28 preguntas que, antes de su partida definitiva de Chile (Noviembre 2009), le planteé a su autor. Un tercer capítulo (en preparación) versará sobre un segundo Cuestionario, más breve, hecho al autor en el año 2017 y contestado por éste desde Eindhoven (Holanda) donde hoy reside. En ese último capítulo de esta trilogía, se intentará profundizar, hasta donde nos sea posible, en su legado cultural como sacerdote que procura inculturar el Evangelio en el mundo cultural aymara.
Su infancia en Eindhoven, Holanda.
Juan (Joop, en holandés) fue el primero de 10 hermanos, seis varones y cuatro mujeres. Su padre, Matheus van Kessel era un hábil carpintero mueblista (cabinet maker) que en los años siguientes a la recesión económica de los años 30 se estableció por cuenta propia, formando un taller de carpintería de muebles. Su madre, Petronella Brouwers debió dedicarse en un 100% al cuidado de su numerosa familia. Joop de niño, aprendió y practicó el oficio de mueblista de su padre, a quien ayudó hasta la fecha en que decide ingresar al Seminario Menor de los Misioneros de la Sagrada Familia, a la temprana edad de doce años. Vivían los van Kessel en las afueras del pueblo de Eindhoven (Holanda), en una casa, junto a otras pocas más, y a unos 100 m. de la iglesia. Las casitas, en su mayoría de agricultores, se hallaban dispersas en medio de la campiña agrícola, en cuya proximidad inmediata había una escuela primaria. Prácticamente, pues, vivían en el quietud del campo, lejos del ajetreo y del ruido de la ciudad. La labor del padre como artesano de muebles, en su propio taller familiar creado por él, les daba bastante libertad e independencia, lo que sin duda influirá en el férreo carácter y el modo de ser del futuro sacerdote. Uno de los hijos menores, Edwin, heredará la profesión del padre, dedicándose hasta el día de hoy a su labor de mueblista.
Hurgando en el álbum familiar de los recuerdos.
Queremos, pues, comenzar esta historia desde sus inicios, conociendo más de cerca a esta familia de clase media holandesa, en la que Juan llegó a este mundo. Para la elaboración de este capítulo, hemos contado con la inapreciable ayuda de Mathieu van Kessel, hermano menor de Juan, quien amablemente desde Holanda, su patria, nos ha suministrado varias fotos de su álbum familiar y nos ha confirmado o corregido fechas de hechos familiares memorables. Agradecemos su excelente disposición para apoyar esta pequeña investigación de corte periodístico que hemos emprendido con especial afecto para honrar el recuerdo de su paso por nuestra tierra.
Fig. 1. La numerosa familia de Juan Van Kessel en Eindhoven, Holanda. Juan (Joop, en holandés) es el del medio, en la fila superior, vestido de negro. Por lo que sabemos, ya había ingresado ese mismo año al Seminario Mayor de los Misioneros de la Sagrada Familia en Eindhoven. La foto correspondería al año 1954, según su hermano Matheus. El orden en la foto de la familia es el siguiente, de izquierda a derecha:
fila superior: Bernhard, Joop (Juan), Margriet,
sentados: Ellen, Matthieu (padre), Matthieu, Beb, Petronella (madre).
fila inferior: Edwin (en brazos del papá), Annelies, Louis, Jos. De este hermoso grupo familiar han fallecido Bernhard, misionero en Brasil, (dic. 2013), Margriet, (2017) y Jos (2017). (foto enviada por Matheus, el 15 de febrero, 2018, con sus indicaciones precisas).
Fig. 3. El niño de la mano del padre es nuestro futuro investigador, Joop (Juan) Van Kessel con su hermana Beb y sus padres en la campiña holandesa, junto a su casa (fecha aproximada 1938?).
Fig. 4. Joop, de la mano de su madre y su hermana Beb, en el cochecito. (Fecha aproximada: 1938?).
Fig. 5. Los dos hermanos mayores jugando, en foto tomada hacia hacia el año 1938 ó 1939. (Fotos enviadas por su hermano Mattheus, Febrero 2018).
Algunas fotos posteriores de Juan en su trabajo apostólico.
Fig. 6. Juan Van Kessel en una actividad religiosa en un pueblo del Perú (hacia el año 2006).
Fig. 7. En vísperas de su partida a Holanda. Desde su departamento de Iquique, se divisan las luminarias que circundan la hermosa playa de Cavancha y la península (Foto H. Larrain, noviembre 2009).
Fig. 8. El Padre Juan -como le llamábamos familiarmente- en su departamento en la ciudad de Iquique, Noviembre 2009., pocos días antes de su regreso definitivo a Holanda. (Foto H. Larrain)
Fig. 9. Pocos días antes de su partida definitiva a Holanda, su patria (Foto H. Larrain, Noviembre 2009).
Fig. 10. En su mesa de trabajo. (Foto H. Larrain, noviembre 2009).
Fig. 11. El Padre Juan hace pocos meses, en su departamento en la ciudad de Eindhoven, Holanda (Octubre 2017).
Saldando hoy una vieja deuda.
Hace años que debí escribir este capítulo dedicado a un hombre eminente que por más de 45 años trabajó incansablemente entre nosotros en el extremo norte de Chile. Debí escribirlo cuando, intempestivamente, se vio forzado a abandonar Tarapacá por decisión del obispo de entonces. Este antropólogo y sociólogo holandés, retirado hoy a su país de origen, merece nuestro pleno reconocimiento. En efecto, recorrió incansablemente los pueblos de Tarapacá desde el año 1965, buscando antecedentes para estudiar y dar a conocer, con valentía y profundidad, aspectos poco estudiados del
ethos y cultura del pueblo aymara chileno. Hoy quisiera, por fin, saldar una vieja deuda de gratitud.
Circunstancias de nuestro primer encuentro.
Tuve yo la fortuna de conocerlo en la festividad religiosa de La Tirana, en Julio del año 1972, cuando se me dio la oportunidad de viajar al Santuario mariano para interiorizarme sobre las características de la religiosidad popular que allí se manifestaba y aún se manifiesta con tanto esplendor, grandeza y fervor. Recién titulado de arqueólogo en México (Enero 1970), quise yo tomar contacto directo con el mundo religioso aymara que hasta ese momento solo conocía a través de los libros. En mis estudios de doctorado, hasta intenté escribir un trabajo de curso sobre el espíritu religioso de los aymaras, sin conocerlos todavía. Fue tan solo un trabajo de recopilación bibliográfica. Nada mejor ahora que conocer a los aymaras a través de la vivencia y participación en una fiesta religiosa popular que atrae enormes multitudes tanto de chilenos nortinos (desde Arica hasta Copiapó), como de indígenas aymaras, tanto chilenos como bolivianos. La fiesta reúne todos los años entre los días 15-20 de julio, en torno al Santuario, a más de 250.000 fieles, devotos de la "Chinita", además de centenas de turistas y curiosos. Nada mejor que, bajo la guía de Juan, tomar contacto directo con una comunidad aymara: los lirimeños.
Sacerdote de la Congregación Religiosa de los Misioneros de la Sagrada Familia a la que ingresara en el año 1954, llega a Chile en el año 1964 a los 29 años de edad, a la ciudad nortina de Tocopilla, donde tuvo sus primeros contactos con el mundo indígena chileno. Su situación de marginalidad histórica y su rico bagaje de cultura y ritualidad (espiritualidad) le impresionaron profundamente. Corrían por entonces los tiempos del Concilio Vaticano II, inaugurado muy poco antes por el Papa Juan XXIII en el año 1962, con el cual la iglesia católica pretendía ponerse a tono con los nuevos tiempos y los nuevos desafíos que presentaba la sociedad moderna, especialmente del mundo obrero. El tema había sido ya parcialmente desbrozado por el jesuíta Padre Alberto Hurtado Cruchaga, S.J. a fines del año 1941 en su polémica obrita:
"¿Es Chile un país católico?. En particular, afectaba por entonces profundamente a la iglesia la deserción masiva de las clases populares, atraídas entonces sea por las ideas marxistas y el comunismo internacional, sea por la aparición de nuevas sectas protestantes (máxime los Evangélicos) que conquistaban con rapidez a amplios sectores populares con su ágil y penetrante predicación y su exitosa inserción en los barrios populares.
Fig. 12. Recién ordenado de sacerdote en Holanda, hacia el año 1958.
Fig. 13. Trabajando durante un año como sacerdote-obrero en una fábrica de muebles, en Tocopilla (años 1967/68).
Fig. 14. Con colegas peruanos quechuas, en visita a las ruinas incaicas de Macchupichu hacia
1992.
Su experiencia como sacerdote-obrero e investigador de campo.
Motivado, pues, el joven sacerdote Van Kessel por el interés creciente de la iglesia católica, renovada por el espíritu del Concilio Vaticano II, por conocer más de cerca la situación del obrero de las poblaciones marginales, formó parte por un tiempo, con autorización de su obispo, de la legión de sacerdotes obreros, que abrazaron con entusiasmo la causa del acercamiento al mundo del trabajo, que se iniciaba por esos mismos años (Ver Fig. 13). Desde Tocopilla donde inició sus trabajos en una parroquia obrera (1964), tuvo sus primeros contactos con los bailes religiosos populares y sus cofradías, y hacia el mismo tiempo, con los indígenas aymaras y sus celebraciones religiosas. Así, tomó la decisión de participar, no solo como sacerdote sino también como activo investigador de campo, en las fiestas patronales de los pueblos andinos de Tarapacá. Tomó así activamente parte en las festividades religiosas o patronales de La Tirana, Cultane, Sibaya, Mocha, Huasquiña, Isluga, Cariquima o Tarapacá, (precordillera y altiplano de Tarapacá) y varios otros pueblos aymaras, abriéndose así para él un rico e insospechado horizonte de investigación sociológica y antropológica. Junto a las manifestaciones del culto católico que él mismo en su calidad de sacerdote dirigía, empezó a interesarse vivamente por el estudio de los bailes religiosos que, en sus numerosas cofradías, acuden todos los años a los Santuarios del Norte de Chile a bailar devotamente a la Virgen María a la que piden favores y llaman familiarmente su "Chinita". Al estudio de estos Bailes dedicó varios de sus primeros trabajos, siendo el primero, al parecer, su trabajo de título como Sociólogo en la FLACSO, denominado:
"Los Bailes Religiosos de Tarapacá y Antofagasta. Una sub-cultura en vías de transformación integrativa".
Descubriendo el universo cultural aymara.
A través de sus asiduos contactos con los miembros de la comunidad aymara de Lirima (altiplano de Tarapacá), tuvo ocasión de estudiar
in situ el rico universo espiritual aymara, sus deidades o seres míticos, su tecnología saturada de religiosidad y su economía agrícola y pastoril. Fruto maduro de estos estudios de campo, fue su notable obra
"Holocausto al Progreso, los Aymaras de Tarapacá", tal vez
su obra maestra de doctorado,
publicada originalmente en lengua castellana en el CEDLA, (Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos) de Amsterdam (Holanda), en el año 1980. Esta valiosa obra -probablemente su obra cumbre-, fue en su época y sigue siendo hoy un poderosísimo estímulo para muchos noveles antropólogos, chilenos y extranjeros, para penetrar y profundizar en el devenir histórico de los aymaras de Chile y sus consecuencias culturales. Obra ciertamente no superada hasta el presente. En ella se plantea de qué manera los aymaras chilenos de Tarapacá han sido forzados a sacrificar parte importante de su rico legado cultural y espiritual en aras de un "progreso" material que preconiza y predica el Estado Nacional como única forma posible de integración a la sociedad chilena. Esta idea de "sacrificio total" conlleva, evidentemente, la pérdida sensible de valores ancestrales, y queda muy bien expresada en el término griego "
holocausto", que en lengua castellana significa "quema total" (
ὁλον: 'completamente' y καυστον: 'quemado') de la víctima ofrecida en sacrificio.
"Nacimiento" del pueblo de Lirima.
Juan Van Kessel acompañó desde sus inicios, la idea de la erección del poblado de Lirima por parte de una comunidad de aymaras, pastores transhumantes, habitantes de la quebrada de Coscaya y sus nacientes. Éstos, mayoritariamente de apellidos Vilca y Ticuna, vivían dispersos en distintos lugares de pastoreo ubicados entre el sector altiplánico de Aguas Calientes y las localidades de Coscaya y Poroma, a través de las cuales realizaban su acostumbrado ciclo migratorio anual conduciendo sus rebaños de llamas, alpacas y cabras. Obedeciendo al legítimo anhelo de estas familias emparentadas entre sí y descendientes de troncos comunes, de constituirse como "pueblo" organizado, con iglesia, casa de la comunidad y santo patrono propios, Juan Van Kessel y su amigo el arquitecto antofagastino Carlos Contreras Alvarez acompañados de los lugareños, recorrieron a pie durante el verano del año 1974 extensos sectores de tierras pertenecientes desde antaño a las citadas familias, en busca del lugar más propicio para poblar. En la pampa de Columtucsa, al pie del volcán Lirima (en tierras propias de la comunidad), junto a aguadas permanentes y en un sitio plano, bien protegido, el visionario arquitecto Contreras decide trazar las bases del nuevo poblado, sus casas y su pequeña iglesia. Su ubicación geográfica exacta se encuentra a los 19º 50´ 53´´ S y 68º 51´ 18´´ W. Los jóvenes líderes de la naciente comunidad Javier Vilca y Enrique Ticuna, se manifiestan de acuerdo: ellos quieren ser un pueblo tradicional andino, y por lo tanto, a la más pura usanza aymara. Surge así a la vida, en el mes de febrero del año 1981, el pueblo actual de Lirima, dotado de la típica arquitectura tradicional andina con sus casitas de adobe y tejados a dos aguas, techados con capas de paja brava (
ichu) y una réplica de iglesia tradicional altiplánica al más puro estilo tarapaqueño. Hoy ningún visitante dudaría en pensar que el pueblo actual de Lirima es poseedor de una rancia historia colonial, al estilo de Isluga, Caraguano o tantos otros pequeños caseríos tarapaqueños de idéntica traza y aspecto. ¡Nadie sospecharía hoy, al recorrer sus calles polvorientas, que el pueblito de Lirima apenas tiene a su haber 45 años de existencia
real!. En un pequeño artículo periodístico nuestro, dedicado a la memoria del desaparecido arquitecto Contreras (fallecido en 1975), aludíamos a este hecho memorable, tal vez único en el Chile reciente. (Cfr. H. Larrain,
"Como las parinas....Hace diez años, Carlos Contreras Alvarez", Diario "El Mercurio" de Antofagasta, 5 Noviembre,1985).
Su abundante bibliografía sobre el mundo aymara.
Sorprende en la vida de este sacerdote, la enorme actividad de investigación. Cuenta detallada de su rica producción científica entregaremos en los próximos dos capítulo de este blog, en los que también incluiremos sus respuestas a mis cuestionarios presentados al investigador en los años 2009 y 2017. Sus respuestas a nuestros dos cuestionarios (años 2009 y 2017) nos ofrecerán, así lo estimamos, una visión más acabada de su pensamiento antropológico y su visión de la realidad religiosa andina desde una perspectiva cristiana. Pero para comprender la gigantesca obra de van Kessel es indispensable recorrer, en detalle su vida, su formación académica y sus diferentes obras, lo que intentaremos mostrar en este trabajo.
Su formación científica como sociólogo.
Su formación teológica como sacerdote en Holanda y posteriormente como sociólogo formado en la FLACSO (Santiago de Chile), y con sendos doctorados en Universidades europeas, le preparan muy bien para aprovechar todas las oportunidades que su labor pastoral le depara para estudiar a fondo el mundo aymara, a través de sus comunidades, sus actividades agrícolas o pastoriles y sus fiestas patronales. Toma notas cuidadosas de todo lo que observa o escucha. Pregunta mucho y observa aún más. No pierde ocasión de participar en las "
wilanchas" (cruento sacrificio de un llamo a la deidad Pachamama), o en los Bailes religiosos en honor a la Virgen María, donde cree descubrir numerosos elementos supervivientes de antiguas creencias religiosas, de la época del Incanato. Estudia con pasión los elementos de sincretismo religioso que se observan en todas estas manifestaciones religiosas, tanto las observadas en los Santuarios Marianos (La Tirana, Las Peñas), como en todas las festividades patronales de los pueblos andinos. Descubre así ciertos notables paralelelismos que hoy nos asombran y delatan a las claras elementos de un sincretismo religioso aún hoy en plena vigencia.
Breve y conciso itinerario de su vida (incompleto).
1934, nace en Eindhoven, Holanda, un día 1 de Julio, hijo de carpintero mueblista; familia de diez hermanos.
1954, ingresa a la Congregación Religiosa de Los Misioneros de la Sagrada Familia en su tierra natal. 1958, ordenación sacerdotal en Holanda.
1964, viaje a Chile. Radica en la ciudad nortina de Tocopilla, como vicario de la parroquia local confiada a su Congregación.
1965-67, primeros contactos con los Bailes Religiosos. Acompañamiento pastoral de la Federación de Bailes Religiosos en Tocopilla. Socio del "Baile Pieles Rojas" de la ciudad de Tocopilla.
1967/68, con la autorización de su obispo, trabaja un año como sacerdote obrero en una fábrica de muebles, en la ciudad de Tocopilla.
1966-68, asesor de la Asociación de Bailes Religiosos de la ciudad de Tocopi lla.
1969/71. estudia Sociología del Desarrollo primero en la FLACSO (Santiago de Chile) y luego en Institut des Hauts Études d´Amerique Latine, Université de París. Finaliza sus estudios de esta especialidad en la Universidad Católica de Tilburg, Holanda.
1971, dicta un curso de Religiosidad Popular, en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
1972, participación en la Fiesta de la Virgen del Carmen de la Tirana. Primer encuentro con los jóvenes lirimeños Javier Vilca y Enrique Ticuna, líderes de la comunidad cristiana de Lirima.
1972, acompañado del arquitecto Carlos Contreras, acude a re-consagrar el templo de Cultane, santuario de los lirimeños, destruido poco antes por la caída de un rayo.
1972 (mes de febrero), estancia de un mes con un familia de pastores aymaras en el lugar dev pastoreo Pucopucune, donde queda totalmente aislado por más de un mes por las lluvias del llamado "invierno boliviano". En sus libretas de campo consigna, durante esta estadía providencial, innumerables detalles de la vida del pastor aymara tradicional.
1972-1975, profesor de la cátedra de sociología en las Universidades de Chile y del Norte, en la ciudad de Antofagasta.
1973, mes de febrero, levantamiento topográfico del pueblo de Cultane, santuario de los lirimeños, acompañando al arquitecto Carlos Contreras Alvarez. Su hermoso dibujo del área de Cultane servirá de portada a los primeros números de la revista "Norte Grande", del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dirigida por el antropólogo Horacio Larrain Barros.
1974, es nombrado párroco de los pueblos de Jaiña, y Sibaya por el obispo de Iquique Monseñor José del Carmen Valle.
1974, publica su primer trabajo de investigación en la revista
Norte Grande, del Instituto de Geografía de la Universidad Católica con el título de "
El floreo en Lirima Viejo (Provincia de Tarapacá, Chile"), (Norte Grande, Vol, I, Nº 1, Marzo 1974, 34-43).
1975, publica su obra:
El Desierto canta a María (tomos I y II), Serie La fe de un pueblo, Ediciones Mundo, Santiago de Chile.
1978-1994, profesor de Sociología en la Universidad Libre de Amsterdam, Holanda (4 meses por año).
1979/81, En Cusco (UNSAAC) y Puno (UNAP), dedicado a la coordinación y promoción de 14 equipos de investigadores andinos para el desarrollo social andino, Convenio universitario Perú-Holanda, para la investigación sociocultural del mundo andino.
1980, publica
Danseurs dans le Désert: Une étude de dynamyque sociale, Editions Mouton, Den Haag, Parijs, New York, 224 p.
1980, Publica
Holocausto al Progreso: Los Aymaras de Tarapacá, Tesis de Doctorado, Universidad Católica de Tilburg, CEDLA, Amsterdam, 462 p.
1987, publica su obra:
De 12000 dansers van de Maagd: Volksmystiek en politiek proteste in Noord Chili, [Los 12.000 bailarines de la Virgen; mística popular y protesta política en el norte de Chile], Ed. VU-uitgeverij; serie Antropologische Studies, 331 p.
1980, co-fundador del Equipo de Pastoral Andina", (EPA) en la diócesis de Iquique, con Argimiro Aláez y otros sacerdotes más, para coordinar y encauzar con un criterio común las actividades pastorales de la diócesis de Iquique entre los comunidades aymaras.
1986, publica el
"Diccionario de Pesca artesanal del Norte Grande de Chile", Serie Publicaciones Ocasionales Nº 2, Editado por la Facultad de Antropología Cultural de la Universidad Libre de Amsterdam y Centro de Investigaciones de la Realidad del Norte (CREAR), Iquique, Chile.
1988, participa en el Congreso Internacional de Americanistas Nº 46, en cuatro simposios, llevando un total de 36 artículos con la visión de diversos investigadores andinos.
1989, publica
"La Iglesia Católica entre los Aymaras", Ediciones Rehue Ltda, Colección Cultura y religión, Santiago de Chile.
1992, es nombrado cura párroco del pueblo de Tarapacá, por el obispo de Iquique
don Enrique Troncoso Troncoso.
1992, publica con Dionisio Condori:
Criar la Vida, Santiago, VIVARIUM, 183 p.
1994, creación del IECTA (Instituto de Estudios de la Cultura y Tecnología Andina), en la ciudad de Iquique.
1997, participa en el Congreso Internacional de Americanistas Nº 49 en la ciudad de Quito, con 16 artículos de investigadores andinos reunidos por él.
1998, Juan van Kessel y Guillermo Cutipa publican juntos:
"El Marani de Chipukuni", IECTA-CIDSA, Iquique y Puno, 228 p.
2000, participa en el Congreso Internacional de Americanistas Nº 50, en Varsovia (Polonia) con tres conferencistas andinos llevados por él.
2002, publica con Porfirio Enríquez Salas:
"Señas y Señaleros de la Madre Tierra, Agronomia Andina", Quito, Abya-Yala/IECTA, 307 p.
2003/2005, profesor de Antropología Social en la Carrera de Antropología, Universidad Bolivariana, Sede Iquique.
2004, el obispo de Iquique Monseñor Juan Barros Madrid le retira el nombramiento de párroco del pueblo de Tarapacá. La autoridad eclesiástica le prohíbe seguir ejerciendo su oficio sacerdotal entre los aymaras de Tarapacá. Graves diferencias de enfoque pastoral con el obispo de la diócesis explican esta drástica decisión.
2006, participa en el Congreso Internacional
de Americanistas Nº 51, en Santiago de Chile con presencia de 8 conferencistas andinos.
2009 (mes de noviembre), Contesta un extenso cuestionario enviado por el Dr. Horacio Larrain, para su blog https://eco-antropologia.blogspot.com
2009. regreso definitivo a su tierra natal y radicación en Eindhoven (Holanda), cerca de sus familiares y amigos de la Universidad.
2017, desde Holanda responde nuevo cuestionario del Dr. Larrain sobre su vida y actividades académicas.
La creación del IECTA.
El padre Juan no se contenta con investigar las características religiosas del mundo aymara chileno, en las quebradas y altiplano de Tarapacá. Plenamente consciente de que éste representa solo una pequeñísima fracción del mundo aymara sudamericano (mayoritariamente presente en Perú, Bolivia y aún en Argentina), se conecta con los investigadores aymaras de las ciudades de Cochabamba, La Paz, Puno y Tacna y participa activamente en todos los Congresos de Antropología aportando su visión sobre la religiosidad andina , la tecnología simbólica tradicional o los Bailes religiosos de los Santuarios andinos. De este contacto asiduo con investigadores aymaras y quechuas de las vecinas repúblicas de Perú, Bolivia y Argentina, brotan varios valiosos trabajos comunes, hechos en colaboración (Cf. Itinerario de su vida). De aquí surge la idea de crear una organización que aúne estos países y sus investigadores, en torno a temáticas comunes, de interés común. Así nacerá en el año 1994 el IECTA (Instituto de Estudio de la Tecnología Andina) cuya finalidad es ofrecer a todos los estudiosos del mundo andino un rico repertorio bibliográfico que abarque todos los temas atingentes a los pueblos andinos. Así se crea, con el aporte directo de Juan van Kessel, la Biblioteca de Antropología Andinos (la BAA). Esta biblioteca especializada sobre temas andinos, estuvo radicada por algunos años en la ciudad de Iquique, en un inmueble cedido temporalmente por el obispado de Iquique. La idea era que tanto sacerdotes como laicos encontraran allí, a la mano, todos los elementos bibliográficos para sus estudios y análisis. Posteriormente, al surgir problemas con el obispado de Iquique, van Kessel opta por ofrecer, mediante contrato especial, esa rica biblioteca andina en calidad de préstamo a la Universidad de Tarapacá en Arica, donde actualmente radica junto a la sede del Museo Arqueológico en el valle de Azapa, donde es consultada por muchísimos investigadores de la realidad andina tanto en su sede física como a través de Internet. Hoy esta valiosa biblioteca es considerada una de las mejores bibliotecas especializadas en el mundo andino sudamericano y sus culturas ancestrales, con un total de 18.120 obras (hasta el año 2009). Su ágil sistema de consulta permite a sus usuarios un fácil acceso y consulta mediante Internet.
El nuevo concepto de "inculturación" del Evangelio.
Como misionero que es, el tema de la inculturación del Evangelio seduce al Padre Juan, desde los tiempos de los primeros sínodos de obispos latinoamericanos (Medellín, Puebla, Santo Domingo). Desde los primeros tiempos de la iglesia cristiana, se había producido un diálogo entre las culturas locales de los diferentes pueblos, y el Evangelio o "Buena Nueva" traída por Jesucristo en sus Evangelios. Pero muy especialmente a partir del Concilio Vaticano II se inicia en la iglesia católica una profundización y un re-estudio o una re-orientación de su acción misionera y sus
modus operandi (Cf. Constitución "
Gaudium et Spes" de dicho Concilio). Surge así ahora el concepto de "inculturación", que ha sido definido como
"el esfuerzo de la iglesia por hacer penetrar el mensaje de Cristo en un determinado ambiente socio-cultural, llamándolo a crecer en todos sus propios valores desde el momento en que éstos son conciliables con el Evangelio. El término inculturación incluye la idea de crecimiento, de enriquecimiento mutuo de las personas y de los grupos por el hecho del encuentro del Evangelio con un ambiente social". (En
Diccionario de la cultura, Henri Carrier, Editorial Verbo Divino, Navarra (España), 1994, 279).
En síntesis,
la inculturación es la encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas, la introducción de estas culturas en la vida de la Iglesia" (Encíclica
"Slavorum Apostoli", 2 Junio 1985, nº 21).
Más allá de una mera "aculturación".
Tal como lo señala acertadamente Carrier, "inculturación" es un concepto que va bastante más allá de la mera "aculturación" que consiste en constatar los cambios culturales que se producen entre dos comunidades o culturas, por el solo hecho de vivir en contacto directo (Cf. Carrier, op. cit., 278).
Imbuido de estas ideas -nuevas para la época pero en realidad de vieja raigambre cristiana- , Juan van Kessel participa activamente en los bailes religiosos del Norte chileno, los estudia e investiga y apoya decididamente a la comunidad aymara de Lirima en todos sus proyectos de desarrollo. Fruto de esta misma inquietud pastoral renovada, nace el EPA (Equipo Pastoral Andino) como un instrumento básico de encuentro para los evangelizadores, educadores y pastores del mundo aymara. Fruto, igualmente de esta preocupación por la "
inculturación del Evangelio" en el mundo indígena, nacerá el IECTA y su rica biblioteca de antropología andina. En otras palabras, Van Kessel explora diversos mecanismos a su alcance para hacer más efectiva la evangelización, tarea a la que se ha comprometido como sacerdote católico perteneciente a una congregación religiosa misionera.
Van Kessel decidido defensor de los aymaras y su cultura.
Mal que pese a algunos pseudo-historiadores del mundo aymara en Chile, van Kessel, es, hoy por hoy, y por lejos, el más eximio investigador de las realidades religiosas del mundo andino, al menos en nuestro país, Chile. Basta comparar su nutrida y abundante bibliografía con otras, para reafirmarlo. Junto a sabios investigadores como los jesuítas españoles Javier Albó y Manuel M. Marzal, o el agustino Hans van den Berg, van Kessel destaca, sin lugar a dudas, como uno de los grandes expertos mundiales en las culturas del mundo andino de la actualidad.
En los próximo dos capítulos de este blog, Dios mediante, al dar a conocer
ad litteram dos valiosos cuestionarios hechos por nosotros a Juan van Kessel (en 2009 y 2017), tendremos ocasión de profundizar en estos temas, de enorme interés, para así poder penetrar mejor en el sentido profundo de la trayectoria académica y humana de Juan van Kessel. También, para reflexionar serenamente sobre el porqué de su desconocimiento (¿o premeditado desprecio?) por parte de algunos líderes actuales indígenas en el Norte de Chile.
(Nota: Todas las fotos, salvo las que llevan mi nombre (H. Larrain), han sido enviadas por el propio van Kessel o por su hermano Matheus al suscrito, en los últimos días, para enriquecer esta reseña biográfica, favor que agradecemos muy especialmente).