Fig.1. Esta vista muestra los cordones o guirnaldas formadas por miríadas de plantas de Tillandsia, curioso vegetal de la familia de las Bromeliáceas, a la que pertenece la bien conocida piña de los países tropicales. Aquí, en esta vista, los cordones de plantas siguen dócilmente las suaves ondulaciones del paisaje geográfico. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
En este capítulo, en cierto modo continuación y complemento del anterior, queremos mostrar los numerosos signos de vida que hemos detectado en un tillandsial. Aquellos que hemos logrado percibir en los cinco días de expedición (entre el 25 y el 30 de Marzo 2014). Mientras nuestros colegas geógrafos discutían sobre su formación y ensayaban un novedoso sistema de rastreo aéreo de estas formaciones vegetales mediante el vuelo de un pequeño Dron de fabricación alemana, traído de Heildelberg por los geógrafos alemanes, yo invertía gustosamente las horas observando con curiosidad los más mínimos signos de vida entre los guirnaldas de Tillandsia landbecki Phil. De estas observaciones brota este artículo.
Fig. 2. Ocupan las laderas que miran al Weste, esto es, al mar, a distancias de 10-15 km de la línea de costa dejando claros o intersticios entre los cordones. (Foto H. Larrain, 1/03/2014).
Fig. 3. A veces, son formaciones densas, porque seguramente reciben mayor cantidad de humedad. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
Fig. 4. Otras veces dejan, entremedio, sectores totalmente vacíos. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
Fig.5. En ocasiones, cubren y tapizan extensas pampas suavemente inclinadas hacia el Weste
Mientras el Dron (exótico engendro de parapente y helicóptero) efectuaba vuelos perfectamente sincronizados por control remoto por el geógrafo Dr. Alexander Siegmund (del Heidelberg Center de Santiago de Chile), nos entreteníamos recorriendo pausadamente los pasadizos dejados por los cordones de tillandsias. La vida animal visible u observable durante el día, es extremadamente escasa. Los seres vivos, en efecto, durante el día se esconden de los rayos solares, evitando la pérdida de agua, refugiándose entre el tupido follaje de las Tillandsias u oc ultándose en pequeñas cuevas bajo tierra. Sin embargo,tuvimos bastante suerte; vimos y pudimos fotografiar a varios de estos escurridizos representantes de la flora y fauna local, endémica de los tillandsiales. El resultado de está búsqueda, quedará expuesto gráficamente en las líneas que siguen.
La vida se desenvuelve de noche, a partir del atardecer.
Aquí, en este hosco y austero ambiente de desierto, la vida se hace evidente durante la noche. Aunque la humedad atmosférica de las nieblas moja casi diariamente estos parajes, generalmente por las tardes, el terrible calor diurno hace desaparecer en un instante la humedad, dando paso a las elevadas temperaturas. Estas son morigeradas un tanto por algunas brisas que vienen del mar, en algunas escasas horas del día.
Fig.6. Tillandsial de Cerro Guanacos. Este pequeño montículo de vida, solitario en un medio de una gran explanada desnuda, podría tal vez enseñarnos la manera cómo se asienta inicialmente esta extraña planta. El suelo circundante, está repleto de pequeñas concreciones calcáreas, tal como puede observarse aquí. En una de ellas, se asentó y fijó la primera planta o semilla de Tillandsia y, a medida que crecía, iba sirviendo de pantalla o biombo al potente viento del SW que arrastra finas arenas. Estas provienen hoy día de un sistema de dunas cercano, que se alza al Oeste, a unos 1-3 km de distancia. Así, se fue acumulando la arena en su contorno (al modo de una cerrillo o nebka), dejando la falsa impresión de que la planta crecía y se desarrollaba en la arena misma, lo que no es ciertamente el caso. (Foto H. Larrain, 26/03/2014)..
Fig. 7. Cerro Guanacos. En esta forma se perfilan los cordones de tillandsias, formando hileras casi paralelas y siempre perpendiculares con respecto a la dirección general del viento que viene del mar, esto es, directamente del SSW. o del S. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
Fig. 8. Algunos de estas cordones longitudinales o guirlandas de
Tillandsia adquieren el aspecto de morros elevados, que pueden alzarse hasta l.50 m. o más sobre el suelo. En esta imagen, vemos cúmulos de especies ya muertas, semi recubiertas por arena fina de reciente arrastre eólico (por el viento)..La cara seca del morro (a la vista aquí), corresponde a plantas antiguas. Las partes vivas de la planta (arriba), se agolpan hacia el costado izquierdo del cordón, por donde le llega diariamente el influjo benéfico de la neblina mojadora de origen marino, arrastrada por el viento. (Foto H. Larrain 26/03/2014).
Fig. 9. Esta vista nos permite apreciar la tendencia a formar cordones paralelos, exactamente perpendiculares a la dirección del viento predominante, el que viene del SSW o derechamente del S. (Foto H. Larrain 26/03/2014).
Fig. 10. El día de nuestra visita, hacia las 8.00 hrs. A.M., estaba el terreno totalmente mojado por la camanchaca nocturna o tal vez por el intenso rocío matutino. Tanto, que nos permitió dibujar esta figura triangular dejando a la vista el suelo arenoso seco, a 1.5 cm de la superficie. Es decir, la neblina logró mojar totalmente la planta entregándole humedad en abundancia, la que absorben nuestras plantas de Tillandsia a través de los tricomas de sus hojas, dispositivos semejantes a los estomas, mediante los cuales absorben el agua condensada en sus finos pelillos. De esta elemento (la humedad atmosférica) obtienen su agua y sus nutrientes, sin necesidad de tener raíces. Verdadero milagro de la madre Naturaleza!. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
Rastros y signos de vida animal.
Fig. 11. Esta vista muestra las tenues huellas frescas dejadas por el paso de un pequeño lagarto e impresas en la fina arena de acarreo eólico (del viento). Probablemente, se trate de huellas del pequeño reptil
Phrynosaura reichei, cuya bella estampa mostramos en foto nuestra, algo más abajo (Foto H. Larrain, 26/03/2014)..
Fig. 12. Junto a las plantas vivas de
Tillandsia, hallamos estos hoyos, que a nuestro entender serían madrigueras o cuevas ocasionales que el reptil cava para ocultarse durante el día. Hemos profundizado en estos hoyos, sin hallar cosa alguna. Son solo guaridas de paso para escapar del ardiente sol. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 13. Una de las extrañas especies de reptil que habitan en este ecosistema del tillandsial. Se trata de un gecko (Fam Gekkonidae), cuyo nombre científico es
Phyllodactylus gerrhopygus Wiegmann. Vive en pequeñas grietas bajo costrones o concreciones calcáreas, donde este ejemplar fue encontrado por nosotros. A veces, se le halla a muchos metros de distancia de los cordones de tillandsias. Es de hábitos crepusculares y nocturnos e insectívoro (se alimenta de insectos y pequeñas arañas). Posee un cuerpo desnudo, sin escamas, a diferencia de otros reptiles (lagartijas), por lo que no puede exponerse a los rayos del sol. Ostenta ojos desmesuradamente grandes. Es especie bastante común. Constituye un alimento preferido del zorro chico o chilla (
Pseudalopex griseus domeykoanus) , también visitante ocasional de estos ecosistemas. Mide alrededor de 8.0 cm de largo como máximo. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 14. Concreción calcárea tapizada de líquenes crustosos que colonizan toda su superficie. Bajo ella hallamos el gecko mostrado en la Figura 13 (anterior). (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
Fig. 15. Costrones o concreciones calcáreas, llenas de líquenes de varias especies. Como es sabido, el líquen es uno de los primeros colonizadores de un determinado paisaje, utilizando para ellos pedruzcos, costrones o terrones firmes. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).
Fig. 16. Pequeñísimo huevo de reptil probablemente de
Phrynosaura reichei hallado en superficie junto a un cordón de
Tillandsia. Mide aproximadamente 0.8 cm de largo. Poseen una cáscara muy fina y frágil. Al menor contacto, se rompen. (Foto H. Larrain 26/03/2014).
Fig. 17. Feca de zorro chico o chilla hallada en el tillandsial. Prueba inequívoca de la visita de este carnívoro cuyas huellas también hemos hallado en estos lugares. (Foto H. Larrain 27/03/2014).
Fig. 18. Fecas del mismo zorrito (Pseudalopex griseus domeykoanus) halladas muy cerca de un manojo de tillandsias. Si se observa con cuidado su superficie, se verá que ha consumido en gran parte pequeños reptiles, cuyos huesos blanquecinos aparecen a la vista en sus fecas ya resecas (Foto H. Larrain 26/03/2014).
Fig. 19. Vista de un morrito de tillandsias mostrando la parte viva de la planta ( los primeros 15-20 cm) y, abajo, la parte ya muerta, tal vez desde hace muchos años, en la que se sostiene y afirma. Esta vista señala la parte situada a sotavento respecto al viento predominante, es decir, mira hacia el Este. (Foto H. Larrain 27/03/2014).
Fig. 21. Un típico reptil del tillandsial. Se trata de la especie
Phrynosaura reichei, que alcanza un tamaño máximo de unos 7-8 cm. y tiene un colorido atigrado, con rayas de hermosos colores (Vea foto siguiente). (Foto H. Larrain 27/03/2014).
Fig. 22. Ampliación de la misma foto anterior. Esta hermosa especie es endémica de los tillandsiales y oasis de niebla;. la hemos hallado también en el oasis de niebla de Alto Patache, donde no existen tillandsias sino solo plantas vasculares de muchas especies. ("Endémica" quiere decir que que es propia de ese lugar; viene de la voz griega
demos que significa "casa"). Se mimetiza bastante bien con el ambiente arenoso de su habitat o morada Su enemigo es el zorro y, a veces, el jote que lo espía desde la altura
(Catarthes aura); (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 23. Liquenes crustosos de coloración amarilla. Se les observa con alguna frecuencia a barlovento de los cordones de tillandsias, y a pocos centímetros de los cordones de
Tillandsia. (Foto H. Larrain 27>/03/2014).
Fig. 24. Esta vista permite distinguir otras dos especies de líquenes aferrados a partículas del suelo; arriba, de color verde oliva; abajo, de color rojo-anaranjado. Se trata de dos especies diferentes de líquenes crustosos.
Fig. 25. Una tercera especie de líquen, de color amarillento, también se aferra a pequeños terrones, a escasos centímetros de las plantas de Tillandsia. Tenemos la vehemente sospecha de que las pequeñas langostas del género
Heliastus que hemos visto en estos días ( y no pudimos fotografiar), se alimentan de estos líquenes. Siempre están en sus cercanías. En los días de nuestra visita a este tillandsial de Cerro Guanaco, pudimos observar dos ejemplares de langosta: una larva pequeña, sin desarrollo de sus alas y la otra, ya adulta. Se trata de la especie
Heliastus rufipennis Liebermann (Fam Orthoptera) Llega a medir como máximo solo alrededor de 1.8 cm de longitud. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 26. Esta variedad de líquen, diferente de las anteriores coloniza solamente ramillas ya secas de tillandsias, las que lentamente va degradando. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 27. Exoesqueleto incompleto del insecto tenebriónido
Philorea aracniformis (Coleoptera), insecto endémico de estos ecosistemas de niebla. Le hemos encontrado viviendo también en el oasis de niebla de Alto Patache. Hemos hallado en este mismo tillandsial, en años anteriores, varios ejemplares de esta especie, los que se hallan en nuestra colección entomológica. Fue investigado y clasificado solo recientemente (año 2000) sobre la base de ejemplares capturados por nosotros en estos lugares.
Fig. 28. Agujero o pequeña cueva hecha por alguno de los reptiles de este ecosistema de niebla, probablemente por
Phrynosaura reichei. Son albergues o refugios solo temporales, para cobijarse de los rayos del sol los que luego abandonan. Excavamos varios de ellos sin hallar rastros de sus ocupantes. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 28. Conchas descoloridas de la especie de caracol terrestre (ojo: no marino! ) denominada
Bostrix derelictus Broderip. Vea nuestro artículo del 6 de Enero 2010, publicado en este mismo Blog donde se ofrecen mayores detalles del hallazgo de esta especie en este tillandsial y en el oasis de niebla de Alto Patache. El hallazgo de unos pocos ejemplares de conchas de este caracol terrestre en este tillandsial de Cerro Guanacos, nos plantea un enigma que nos tiene bastante perplejos. No los hemos encontrado nunca en otros potentes tillandsiales, como Cerro Oyarbide, Cerro Guatalaya y varios más que hemos visitado al Norte de la quebrada de Tana. ¿Por qué se les halla solamente en este tillandsial? . ¿Vive todavía esta especie en est tillandsial o es ya una especie totalmente extinguida aquí?. (Foto H. Larrain, 27/03/2014; Cerro Guanacos).
Fig. 29. Curiosos diseños que el viento y la brisa dibujan en la superficie de la arena, junto a los mantos de tillandsias. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 30. Concreciones calcáreas bajo las cuales la fauna busca refugio. Lugar ideal para guaridas de pequeños reptiles y coleópteros de un par de especies.(Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 31. Así luce el suelo en esta zona de tillandsias. Tapizado de pequeños costras calcáreas en los que se aferra la vida incipiente de "soil crusts" y de líquenes crustosos. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).
Fig. 32. Creaciones originales del viento sobre la arena de los tillandsiales. (Foto H. Larrain, Cerro Guanacos, 27/03/2014).
La vida nos plantea un sinnúmero de enigmas. Y nos sorprende cada día con sus infinitas estratagemas de sobrevivencia. Se produce en sitios aparentemente inertes o inhóspitos y se inicia así toda una cadena trófica (de alimentación ) en la que los seres inferiores sirven de soporte o de alimento (nutrimento) a los superiores. Aquí, en este tillandsial, "soil crusts" y líquenes servirán de alimento a caracoles terrestres, coleópteros y langostas (del género Heliastes). Y éstas últimas, a su vez, serán devoradas por los reptiles, y todas estas especies (incluidos los coleópteros) serán un manjar delicioso para los zorros del desierto. Solo falta aquí, en nuestros tiempos modernos, la actividad del último depredador de la cadena trófica: el hombre primitivo, que cazó aquí el zorro y el guanaco para su alimentación, completando así el círculo de la vida.