Por entonces también, nosotros mismos, con Pilar Cereceda Troncoso y un inquieto equipo de jóvenes geógrafos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, iniciábamos estudios de las neblinas costeras o camanchacas, en la zona costera de El Tofo, a unos 75 km al norte de la ciudad de la Serena, para descubrir, describir y analizar su potencial y sus características físicas.
Iniciábamos por dichas épocas un largo y fructífero trabajo de investigación de la zona costera de El Tofo, trabajo que remataría pocos años después (1992) en la entrega oficial de agua potable de la nube a la caleta pesquera de Chungungo. Esta gesta homérica - la primera realizada con éxito en Chile- concluyó con la instalación de más de 100 atrapanieblas, provistos de doble malla raschel, sobre fuertes postes de eucaliptus. Cada uno de ellos, tenía una superficie de captación de aproximadamente 48 m2 . Esta gigantesca instalación, que cubrió los cerros de una bizarra colección de captadores de malla negra, surtió por espacio de casi cuatro años a esta caleta, llegando ésta a doblar casi su población en dicho período. Fue la primera experiencia exitosa, en gran escala, de captación de niebla para uso humano. Experiencia inolvidable que nos llenó de gozo a los que fuimos sus entusiastas iniciadores allá por los años 1980.
Poco después de publicado este artículo, tocó al suscrito en el curso del año 1983, iniciar la replantación de especies nativas forestales en una parcela forestal de una hectárea cuadrada, a unos cinco kilómetros al norte de la zona boscosa tradicional de Fray Jorge. que aquí mostrsaos en imágenes Intentábamos comprobar que, especies autóctonas y aún alóctonas podrían sobrevivir en ese ecosistema de niebla, solamente apoyados por la camanchaca costera.
Semanas pasadas en carpa, mojados hasta los huesos, sin poder secar nuestros zapatos, calcetines y cortavientos, fueron testigos de esta odisea de vivir en un ambiente saturado de un 100% de humedad, por muchas horas al dia. Dura experiencia que vivimos en el invierno de los años 1983 y 84. En aquellos días- lo recuerdo bien y lo tengo registrado en mis diarios de campo (volúmenes 13 al 30), plantamos especies nativas de olivillos, arrayanes, boldos, peumos y plantas exóticas de eucaliptus y aromos de varias especies, para poder estudiar in situ su crecimiento y desarrollo.
El bosque higrófilo de Fray Jorge es un ecosistema vegetal relicto costero, que se sitúa entre los 30º 38´S y 30º 43´S en la zona denominada "Altos de Talinay, en el extremo sur de la IV Región de Chile. Se encuentra a los 700 m. de altitud sobre el nivel del mar y enfrenta directamente el mar de donde viene la potente masa nubosa que mantiene su humedad. Se le ha llamado también "bosque valdiviano", porque el monto de precipitación allí presente, gracias a la camanchaca, alcanza a más de 1.000 mm de agua caida, como lo demostró Jochem Kummerov en el trabajo citado más arriba, y porque varias de sus especies vegetales arbóreas se encuentran tan sólo a partir de la latitud de la ciudad de Valdivia. (39º 38´S), esto es, a nueve grados geográficos de distancia.
En el trabajo que presentamos hoy, se muestra una escena de la visita efectuada al oasis de niebla de Fray Jorge en Junio del año 1982, por un pequeño grupo de estudiosos del fenómeno de la neblina costera, en torno a la figura señera de uno de los hombres que por esos años más hizo en favor de este tipo de estudios. Se trata del hidrogeólogo holandés Christiaan Gischler, por entonces responsable de la Oficina de UNESCO en Montevideo (Uruguay) a cargo de las investigaciones sobre hidrología y aguas subterráneas.
Fue Gischler el artífice de este grupo de estudio de la niebla o potencial hídrico, quien con denodado entusiasmo aportó los fondos y logró reunir a ingenieros, agrónomos, geógrafos, botánicos, físicos y antropólogos para el estudio integral de este fenómeno. Sin su decidido apoyo, ni Carlos Espinosa, en Antofagasta, ni nosotros, en El Tofo, habríamos podido llevar a buen término nuestras investigaciones. Es por lo tanto, un deber nuestro recordar aquí, con especial afecto y aprecio, su cálido apoyo a nuestras incipientes exploraciones del fenómeno de la camanchaca. Gischler es hoy, lamentablemente, uno de los grandes héroes olvidados en esta gesta. Muy pocos lo recuerdan hoy. Por eso nuestro énfasis en su recuerdo y grata memoria.
Tan importante ha sido su contribución a este tema de las investigaciones hídricas, en la costa pacífica, que publicó en 1991 un excelente trabajo de síntesis de los esfuerzos realizados tanto en Chile como en Perú en pro de la captación de la niebla atmosfèrica, con el nombre de The missing link in a production chain, vertical obstacles to catch Camanchaca (impreso en la Oficina Regional de la UNESCO para la Ciencia y Tecnologìa para America Latina y El Caribe - ROSTLAC-, Montevideo, Uruguay, 1991, 197 páginas).
Obra que ningún estudioso de este fenómeno puede desconocer o ignorar. Uno de sus mayores méritos es haber reunido prácticamente toda la bibliografìía accesible en la época, con la contribución de todos aquellos que por esos años investigábamos este fenómeno y sus ecosistemas. No pocas fotografías de la época realzan este estudio, hasta ahora sin duda el más completo existente sobre este tema en nuestro país.
Páginas 1 y 2 con las Fotos 1 (arriba) y 2 (abajo). En esta última se puede observar a C. Gischler de espaldas, explicando al grupo mixto peruano-chileno reunido por él frente al punto de ingreso del área antigua forestada del oasis de Fray Jorge, en la IV región de Chile. A la derecha de Gischler, Guido Soto de la CONAF , IV Región.
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En este enfoque, insistimos en que es del todo imposible llegar a entender en plenitud el poblamiento humano de una región, o comarca sin previamente haber profundizado en sus parámetros ambientales, conociendo lo mejor posible sus aspectos tanto fisicos como biológicos. Y el factor clima, con su influjo directo sobre el modo de vida y comportamiento humano, es algo decisivo.
Acerca de este Parque Nacional, su geografía, flora, fauna y ecología, existe un valioso estudio editado por la Universidad de La Serena, en el año 2004, intitulado: Historia Natural del Parque Nacional Bosque Fray Jorge, que engloba numerosos artículos escritos por distinguidos especialistas de varias universidades chilenas. A este excelente monografía remitimos a nuestros lectores deseosos de saber màs sobre este sorprendente oasis de niebla,
relicto de hace más de 30.000 años de evolución.
Este Parque con sus 9.959 há ha sido declarado "Parque Nacional" de Chile en 1941, y en 1977 fue declarado por UNESCO "Reserva Mundial de la Biósfera" por su riqueza florística y faunística en una zona de fuerte desertificación actual.