Fig. 1. Juan van Kessel en su casa en Eindhoven, Holanda (fines 2017).
Ocasión para este segundo Cuestionario.
R. No sé si más auténtico, pero los Bailes Religiosos habían surgido del seno mismo del pueblo, no fueron impuestas desde fuera por el cura o el obispo. Me impresionaba, a medida que los iba conociendo, su grado de adhesión social y su enorme capacidad de aglutinar familias completas, desde los abuelos hasta los nietos. Durante casi todo el año, la vida de los bailarines giraba en torno al viaje al Santuario a festejar a la Virgen. Esta actividad era para ellos la más importante: todo lo demás podía posponerse.
4. ¿Cuál fue la reacción en su Parroquia a su gran cercanía con los bailes religiosos y a la práctica de una pastoral popular tan cercana a la gente?.
R. Mi primera reacción, si bien fue de frustración y de decepción, me llevó a reflexionar más y aún a inspirarme más en los fundamentos de la “teología de la inculturación” (en lugar de la teología de la liberación). Me pareció que la iglesia se cerraba así a una espléndida ocasión de inculturar el Evangelio desde la vida misma de las personas: su trabajo diario y sus problemas reales y concretos. Pero, también me di cuenta que se me abría una nueva e inesperada puerta: la posibilidad de estudiar estos fenómenos a la luz de los principios y métodos de la Sociología y Antropología. Mi experiencia de cinco años de sacerdote-obrero y de bailarín de la Tirana, eran mi mejor aval. Y, a mi pedido, en mi Congregación religiosa me permitieron viajar a Santiago a matricularme en los cursos de sociología del desarrollo que impartía la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Cerré pues en forma definitiva mi capítulo de sacerdote-obrero y me dediqué un tiempo a estudiar en profundidad las realidades que había vivido personalmente tan de cerca y en las que había participado en forma directa y activa. De ahí brotará mi primera investigación sobre los bailes religiosos, tema de mi disertación sociológica.
8. ¿Se produjo en Ud. alguna suerte de confrontación o dilema intelectual o moral entre su creencia religiosa personal y sacerdotal y la metodología de la observación participante de los rituales andinos, propia de la Antropología?.
R. Mi actitud frente a sus manifestaciones cúlticas y rituales fue de creciente comprensión y de profundo respeto. En lugar de criticar -tan propio del mundo occidental- mi actitud fue de abierta conversación y diálogo, de convivencia y de un compartir con ellos y sus familias. Recordé entonces las clases de exégesis de la Biblia, de mi época de seminarista, cuando nuestro excelente profesor de biblia nos explicaba que, para interpretar correctamente la Biblia, primero hay que distinguir con cuidado los diferentes géneros literarios contenidos en el libro sagrado (historia, oraciones, textos doctrinarios, poesía y mitología). Para interpretar bien el relato bíblico sobre la creación del mundo, del hombre o del pecado original, hay que saber que el género literario de los primeros once capítulos de la Biblia es mitológico y no estrictamente histórico; y como tal, hay que entenderlo e interpretarlo. ¡Gran sorpresa!. Nos dijo: “los antiguos sabios contaron estos mitos, para enseñar los grandes (e incomprensibles) misterios que sobrepasan nuestra comprensión: nuestra existencia, el origen de la vida en el mundo, del sexo, de la muerte, del bien y del mal. Así, en el Medio Oriente (hace 6.000 años) los sabios de entonces crearon el mito de un creador en forma de un hombre hacedor de todo y de todos, bueno y castigador, justo… En cambio, los amautas prehistóricos del mundo andino crearon, con el mismo fin, el mito de la Pachamama, mujer y madre del mundo: mundo que es algo vivo con sus cerros, ríos, plantas, animales y humanos. Mito que encierra los misterios de la muerte, de la ética, y de la identidad cultural en el mundo andino, del mismo modo que en la concepción cristiana de la Biblia”. Siempre he recordado estas sabias palabras de mi Profesor de Biblia, quien me abrió la puerta para llegar a entender y respetar profundamente al hombre andino.
9. ¿Qué pensaba la jerarquía eclesiástica acerca de esa aceptación tácita de una pastoral "encarnada" en una mitología y ética de corte andino?
11. ¿Cuál fue su método preferido de estudio de las realidades andinas?.
Algunos dirán que fue el de la "observación participante", método tradicionalmente aceptado en la tradición antropológica. O sea, descripción minuciosa y detallada de lo que yo observo. Pero esto trae consigo el grave inconveniente de que yo solo soy capaz de observar una pequeña parte de la realidad, tratándose de fenómenos y situaciones que no pertenecen a mi mundo de experiencias. Por eso he unido a este método antropológico tradicional, el trabajo conjunto con un investigador andino, buen conocedor del medio. Se realiza un intenso diálogo entre ambos autores para aunar puntos de vista. Varias veces he trabajado en esta forma con andinos al analizar un determinado fenómeno cultural. El resultado se puede ver en varias de mis publicaciones (V. gr. "Señas y señaleros de la madre tierra", con Porfirio Enríquez, publicado en Agronomía andina, Quito, Edit Abya-Yala-IECTA, 2002, 307 p., o "El Marani de Chipukuni", con Guillermo Cutipa, Ediciones IECTA, Iquique, 1998: 228 p.).
Este mismo interés por presentar al mundo científico occidental el pensamiento indígena, investigado por indígenas, nos indujo a preparar, con expertos andinos del Perú, Ecuador y Bolivia y Chile, Simposios especiales sobre la realidad andina en varios Congresos Internacionales de Americanistas (Varsovia, Amsterdam, Quito, La Serena). Todos estos nueve trabajos han sido recopilados en un volumen único titulado: "La visión india: tierra, cultura, lengua, derechos humanos", Leiden (Holanda), edit. Musiro, 1989: 505 p.).
12. ¿Cómo visualiza Ud. el estudio comparativo de aspectos de la religión y teología (cristiana) y el del mito (andino)?. ¿Es posible trazar paralelismos que permitan acercar ambas visiones?, ¿Hay aspectos comunes a ambas cosmovisiones?.
R. Es una ardua tarea pero no imposible. Tarea que recién comienza y que traerá consigo el fructífero diálogo entre teólogos cristianos y expertos en mitología y religión andina. Los conceptos de mitología (entre los andinos) y el de teología (de los cristianos) tienden a descubrir y hacer patente la misma realidad trascendental que es el misterio de la Vida. Ambos constituyen también el fundamento de la Ética, el origen y la motivación del culto (católico y andino), y las variadas expresiones de la propia cultura. Pero también es justificación y explicación de la actividad técnica del andino como "criador de la vida", así como para los cristianos Dios el creador y hacedor, resume y justifica la presencia y actividad del hombre hacedor (Homo faber), gracias a lo cual nos distinguimos substancialmente del mundo animal y vegetal. En la anterior pregunta Nº 9 hemos tratado de profundizar en este mismo tema, hoy de gran actualidad a nuestro juicio.
(Fin de la encuesta).
1. La última respuesta de van Kessel al cuestionario precedente, nos abre a perspectivas ciertamente muy ricas y novedosas, y nos permite vislumbrar qué objetivos pretendía van Kessel alcanzar con su obra escrita, con su creación el IECTA y su biblioteca andina especializada: crear puentes de entendimiento y comprensión entre dos cosmovisiones distintas, dos mundos conceptuales diferentes: Occidente con su tradición judeo-cristiana y el mundo andino enriquecido por las variadas y notables culturas que lo poblaron. Esta es una ardua tarea futura para filósofos, teólogos, sociólogos, antropólogos, especialistas en religiones comparadas e incluso lingüistas. Tal vez haya más de una respuesta para lograr obtener, en el futuro, una más rica y prometedora comprensión y respeto mutuo. Recién ahora se empieza a transitar por este camino lleno de promesas, pero también de escollos.
2. El tema de la ética y de la deontología comparada, es otro interesante capítulo de análisis. ¿De donde surge y fluye la moral cristiana como parte esencial del comportamiento ante los demás y ante el mundo circundante?. En el contexto cristiano tenemos, en los Evangelios, las Bienaventuranzas y las Parábolas donde se plantea ya claramente los fundamentos de una ética y una deontología cristiana. Pero también en los mitos andinos se puede extraer sin dificultad enseñanzas semejantes que plasmaron y aún plasman la moral práctica de los andinos y que se reflejan en la filosofía andina del "buen vivir" (Sumak kawsay, Allin kawsay), Esto significa el vivir en perfecta armonía tanto con el medio ambiente (naturaleza) como con nuestros semejantes, tan propio de sus rica cosmovisión. Especial relevancia hoy día adquieren los estudios sobre los documentos relativos a los mitos y tradiciones de Huarochirí, para el mundo cultural quechua. (Sobre este apasionante tema, véase el trabajo pionero de Josef Estermann. "Crisis civilizatoria y vivir bien: una críticas filosófica del modelo capitalista desde el allin kawsay/suma qamaña andino", en POLIS, revista Latinoamericana, 2012).
3. Ética ambiental.
Del análisis de los trabajos e inquietudes de van Kessel, brota la necesidad imperiosa de continuar profundizando en esta línea de investigación, en particular aquella que dice relación con la ética del comportamiento humano y la teoría de los valores. También en relación con nuestra actitud frente al cuidado y protección del medio ambiente. Hay, por ejemplo, toda una ética ambiental que parece hoy día incompatible con las tecnologías aplicadas en el modelo actual de extractivismo minero, que todo lo destruye. El pensamiento andino en esta materia es rico y enriquecedor.
4. Van Kessel, un visionario o un soñador?. Distintas versiones.
Las opiniones de van Kessel, vertidas valientemente en sus numerosas obras, han producido reacciones diversas. Mientras unos lo consideran un visionario, un auténtico "profeta" del futuro de las relaciones entre andinos y occidentales, otros prefieren tildarlo de utópico y "soñador". Algunos líderes andinos chilenos han tratado de ignorarlo ante la imposibilidad de acallar su voz. Pero nadie lo ha rebatido hasta ahora.
5. La pan-andinidad, ¿ realidad posible o tan solo una quimera?.
¿No habrá en el pensamiento de van Kessel -se pregunta más de alguno- un cierto idealismo respecto de las posibilidades reales del andino de hoy?. El andino de hoy, acuciado por sus inmediatas necesidades económicas, ¿verdaderamente siente y vive la necesidad de unir fuerzas con sus vecinos aymaras o quechuas de Perú, Bolivia y Ecuador, en virtud de su ancestral cultura común promovida y sustentada desde el Tawantinsuyo de los incas?. ¿O es más bien ésta una idea peregrina que nosotros, los idealistas occidentales, le estamos metiendo en la cabeza?. En otras palabras, ¿existe todavía hoy una conciencia viva y operativa de la pan-andinidad en nuestras comunidades indígenas (aymaras, quechuas o atacameñas) tan fuertemente aculturadas, máxime en nuestro país?. ¿O es algo que nosotros los antropólogos y/o sociólogos les estamos sugiriendo o inculcando, encandilados tal vez por nuestros estudios históricos y culturales de la época mítica del Tawantinsuyo?. Es una pregunta que bien vale la pena hacerse hoy. De su respuesta, depende ciertamente el futuro del IECTA, su biblioteca especializada y/o el futuro de instituciones semejantes, creadas para todo el mundo andino.
6. Incierto destino.
La tarea futura para la directiva del IECTA es hoy inmensa si pretende realmente ser fiel al pensamiento de su fundador, Van Kessel. ¿Podrá asumirla?. ¿Están presentes las capacidades para ello?. Nos preguntamos si los actuales dirigentes del IECTA están hoy día en condiciones de comprender y asumir esta gigantesca e histórica tarea. ¿Están preparados para ello?. Nos preguntamos, también, si ellos realmente comparten plenamente estos planteamientos básicos de van Kessel. Una cosa es el "amor platónico" por el mundo andino y sus valores, y otra, muy distinta, el hacer efectiva su pan-andinidad. Por los antecedentes de que disponemos ha habido, en los últimos años, una fortísima e indebida presión en pro de la "chilenización" del IECTA (en desmedro de su carácter pan-andino) y en pro de la radicación definitiva de la obra en alguna entidad cultural chilena (alguna Universidad u otra).
7. El obispo Monseñor Juan Barros al tiempo que suspendía la labor de van Kessel en su diócesis de Iquique, retiró al IECTA del listado de las instituciones católicas de su diócesis y trató, en su tiempo, de traspasar su valioso patrimonio en beneficio de la propia diócesis. Patrimonio que van Kessel, a través de los años, había logrado juntar, con la plena anuencia de su congregación religiosa, para el futuro sostenimiento autónomo de su obra. Esto es vox populi. Por otra parte, internamente, las apetencias por los cargos y las rivalidades personales parecen hacer hoy difícil el entendimiento entre nacionalidades diferentes, separadas por fronteras. Así las cosas, el destino del IECTA se presenta hoy bastante incierto a pesar de los heroicos esfuerzos de su fundador por guiar esta nave, sujeta hoy a vendavales, a seguro puerto. Hacemos votos porque así sea y se superen finalmente los malsanos nacionalismos extremos que hoy entorpecen su marcha. La voz y voto de los directores extranjeros (no chilenos) del IECTA nos parece vital en estos momentos de aparente quiebre de la institución. ¿Qué piensan ellos?.
8. Cualquiera sea el destino final del IECTA (Instituto para el Estudio de la Cultura y Tecnología Andina), no cabe duda alguna de que su fundador Johannes van Kessel ha marcado un hito muy importante en las relaciones entre andinos y no andinos en los cuatro países del antiguo Tawantinsuyo (Ecuador, Perú, Bolivia y Chile). Su Biblioteca de Antropología Andina (BAA) y su sistema de búsqueda es probablemente hoy el lugar más importante en el mundo para profundizar en los temas y problemas del mundo andino, y en particular, desde la perspectiva del andino mismo. Este gigantesco esfuerzo suyo ojalá sobreviva en el tiempo para beneficio de los investigadores de nuestras naciones hermanas, herederas de una cultura común, que el Inca marcó tan fuertemente con su presencia plurisecular.
Apéndice iconográfico.
En las ruinas de Machu Picchu con actores andinos.
Compartiendo con un yatiri el rito de la hoja de coca.
En la mesa familiar.