Nuestros hallazgos en la terraza marina baja.
En el presente capítulo de nuestro blog, nos proponemos dar a conocer detalles de nuestros descubrimientos arqueológicos realizados a partir del año 2003 y por más de diez años, en la terraza litoral correspondiente al oasis de niebla de Alto Patache. En un capítulo anterior y con el título de: "Primeras observaciones arqueológicas en el oasis de niebla de Alto Patache, a 75 km al sur de la ciudad de Iquique: Abril de 1997", hemos mostrado en imágenes lo que hemos observado y analizado en nuestra primera visita al lugar en relación al antiguo poblamiento prehispánico, en el sector alto del oasis, es decir, en el área bañada por las neblinas rasantes o camanchacas costeras, entre los 350 y 800 m. snm. El detalle de nuestras últimas observaciones en dicha área, puede verse reflejado en nuestro Diario de Campo Vol. 97, pp. 5-9 (año 2016).
Fig.1. Desde aproximadamente los 120 m de altitud, sitio donde se hallaba el campamento base de los cazadores recolectores marinos, se puede ver la extensa planicie que desciende lentamente hacia la línea de costa. Está interrumpida de tanto en tanto por antiguos arrecifes o montículos rocosos del tipo "rasa". El ancho máximo de la terraza en esta área, alcanza un máximo de unos 2 km. de extensión. Vista desde el campamento del sitio que hemos denominado BP-1 hacia el WSW. (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
El área de estudio: ¿qué son las terrazas marinas o terrazas litorales?.
Por "terraza litoral" entendemos aquella planicie marina de poca altura sobre el nivel del mar, a veces amplia, a veces muy estrecha, que generalmente presenta una inclinación descendente de Este a Weste y que se adosa a los cordones montañosos de la cordillera de la costa. Corresponde a sectores de antiguas playas, hoy emergidas, gracias al proceso de solevantamiento gradual del territorio. Éste -como nos enseñan los geólogos- ha sido efecto directo del empuje de penetración subterránea de la placa de Nazca bajo el continente americano, empuje que -como se sabe- ejerce una tremenda presión y está elevando el territorio en forma muy lenta pero constante. Consecuencia directa de esta penetración y su impacto, son los sismos o terremotos. Estas terrazas o planicies de poca elevación sobre el nivel del mar, debido a su altitud, ya no son hoy invadidas por el oleaje, salvo en los casos excepcionales de tsunamis.
Conformación e importancia de la terraza marina para el hombre del pasado.
El sustrato de esta terraza marina, en el caso que nos ocupa, está formado por capas delgadas de arena de grano muy fino, originadas por erosión eólica. Se asientan sobre una roca sedimentaria o arenisca muy dura (sandstone), difícil de perforar, de varios metros de espesor. En nuestro sector, la terraza marina alcanza altitudes uniformes entre los 25-30 m subiendo hasta un máximo de unos 90-100 m. s.n.m. A partir de dicha altitud hacia arriba, empieza el piedemonte o talud de monte, formado por un derrubio de ripios o arenas, frutos de la caída de materiales rocosos desde los altos, por efecto de la constante meteorización de las rocas de las partes altas de la montaña costera. Un detallado análisis del material rocoso de la terraza marina y la forma de ocupación de ésta por el hombre antiguo, puede verse en nuestro artículo: "Un yacimiento de cazadores-recolectores marinos en la terraza litoral de Bajo Patache, Sur de Iquique", revista POLIS, Universidad Bolivariana, Santiago de Chile, vol. 3, Nº 7, 2004: 361-396. (Vea Glosario de términos científicos raros aquí usados, en el Apéndice final de este capítulo).
Excelentes abrigos del pasado.
Los sectores de grandes rocas expuestas -antiguos escollos o arrecifes litorales-, ofrecieron excelente abrigo y refugio a los antiguos ocupantes, los que allí establecieron sus campamentos y viviendas transitorias con sus respectivos "conchales" o "concheros" anexos, esto es, depósitos de conchas marinas de las que se alimentaron sus ocupantes durante muchas generaciones.
En abril del año 1997 descubrimos por casualidad rastros evidentes de una antigua ocupación humana del sector alto del oasis de niebla. En aquel entonces constatamos, a través de las basuras dejadas in situ, que el alimento de los visitantes había consistido primariamente en moluscos marinos, y se nos hizo muy evidente que debía existir una estrechísima relación entre la ocupación de las porciones altas (situadas por sobre los 700 m de altitud) y la terraza costanera baja, donde estaban sus campamentos y viviendas y donde realizaban cuotidianamente las operaciones de pesca y marisqueo, propias de su condición de pescadores-recolectores del biome marino.
Colecta de mariscos y conchales.
Por "marisqueo", entendemos la búsqueda y colecta incesante de alimento en forma de moluscos adheridos tanto a las rocas ribereñas, a escasa profundidad, como al sustrato arenoso de playas abiertas. A las rocas se adhieren los gastrópodos marinos (locos, lapas, chitones, caracoles varios) y bajo la arena de las playas viven numerosos moluscos bivalvos, tales como (choros zapatos, almejas, ostiones u ostras), los que filtran su alimento que les suministra el constante oleaje. En el año 2003, en nuestra primera visita inspectiva a la parte baja del oasis, dimos casualmente con el segundo sitio arqueológico.
Nuestra operación de salvataje.
En un artículo nuestro publicado en la revista POLIS, en el año 2004, se relata en detalle las circunstancias y detalles del importante hallazgo: huesos humanos, conchas marinas, lascas y herramientas se hallaban a la vista en el contorno de un antiguo arrecife o escollo (del tipo rasa) que mostraba una pequeña pero clara elevación sobre el terreno circundante. Denominamos a este sitio como Bajo Patache-2 (en jerga arqueológica: BP-2). Pocos meses antes, habíamos descubierto el campamento principal del grupo humano que se ubicó en la sección más baja de una estribación rocosa de rumbo E-W y descendente de la montaña, que presentaba un gran roquerío protector del viento y una pequeña explanada, con señas evidentes de intensa ocupación humana. Este campamento pasó a ser para nosotros Bajo Patache-1 (ó BP-1). De ambos sitios: BP-1- y BP-2 hablaremos aquí en detalle, apoyándonos en sendas fotografías tomadas in situ.
¿Por qué decidimos realizar un salvataje de emergencia en el sitio BP-2?.
Nos enfrentábamos a dos alternativas: a) tomar la referencia y la coordenada y dejarla estampada en nuestro "Informe de Terreno" (¡el que seguramente dormiría después "el sueño de los justos" en alguna bodega de la biblioteca de la Universidad!), olvidando por completo el asunto, o realizar una hábil maniobra de salvataje arqueológico, aprovechando la ocasión propicia para obtener informaciones adicionales sobre el sitio y- de paso- aprovechando también para instruir al respecto a nuestros estudiantes del curso de arqueología de la Universidad Bolivariana. Optamos, sin dudarlo, por la segunda alternativa. La presencia de huesos humanos dispersos en superficie, blanqueados ya por el sol, era un indicio cierto de la existencia in situ de uno o varios entierros humanos. La existencia de centenares de lascas en un muy reducido espacio físico y del típico instrumental lítico de molienda, comprobaba su utilización como campamento humano del pasado remoto. La ausencia total de cerámica nos sugería, además, una gran antigüedad. A este período genérico anterior a la llegada de la cerámica a la zona (hacia los 2.000 A.C.) , llamamos los arqueólogos el "Período Precerámico", el que comprende varios milenios. La excavación de un par de cuadrículas (cada una de 1 m2), efectuada por nosotros con alumnos nuestros en enero del año 2004, corroboró plenamente nuestra sospecha inicial, como veremos.
Mostramos a continuación diversas imágenes de los principales sitios arqueológicos detectados en el área de influencia directa de la neblina costera del oasis de niebla adyacente. De los seis sitios arqueológicos entonces observados por nosotros en el área de la terraza marina (de BP-1 a BP-6), aportaremos aquí imágenes de solo tres de ellos, los más importantes en tamaño, variedad instrumental y densidad ocupacional. Los otros tres sitios eran muy pequeños o muy poco significativos en términos de densidad ocupacional.
Nuestro sistema de trabajo en aquellos años (1997-2004).
Dejamos aquí en claro que nuestra exploración de esos años (1997-2004) se restringió solamente al área de la terraza inmediatamente adyacente al oasis de niebla del alto, con el objetivo de probar alguna de nuestras hipótesis previas sobre la íntima relación entre los sitios de Alto y Bajo Patache. De modo alguno tuvimos in mente por entonces detectar -como lo suelen hacer normalmente los arqueólogos en sus prospecciones- todos los sitios ocupacionales, aunque fuesen éstos muy pequeños: sólo registramos los más significativos en términos de cantidad de material lítico y variedad del mismo.
La segunda observación al respecto es que no revisamos el área más baja, cercana a la playa actual (esto es, bajo los 20-25 m. s.n.m.), por existir la certeza documental de que dicha sección había sido invadida y perturbada por sucesivos tsunamis y/o maremotos, como los eventos ocurridos en el último tercio del siglo XIX (13 de Agosto de 1868 y 9 de Mayo de 1877) en las costas de Arica y Tarapacá que, según las fuentes históricas, borraron, entre otras, la población de la cercana guanera y caleta de Chanabaya (Cfr. Diccionario Geográfico de Chile, Luis Riso Patrón, 1924: 46, 182). Tales grandes tsunamis modificaron notablemente el paisaje y arrastraron o sepultaron las antiguas evidencias culturales, a veces hasta muy lejos de su sitio de origen.
Fig. 2. Vista parcial de nuestro sitio BP-1 de NW a SE. El enorme peñón rocoso de tipo granodiorítico defiende y protege de los vientos predominantes del S y SW y forma un excelente refugio a media loma (a 120 m de altitud s.n.m). El suelo del lugar está repleto de conchas, trozos de astillas de piedra e instrumentos toscos de molienda y de percusión (martillos o percutores toscos). Es a las claras, un antiguo y potente campamento de pescadores-recolectores marinos. Apegadas a las rocas más altas y a sotavento de éstas, se ven decenas de piedras que creemos otrora conformaron las bases de viviendas. Un día ya lejano estuvieron cubiertas, posiblemente, por pieles de lobos marinos. Un par de perforaciones hechas allí por algún curioso, deja en evidencia capas revueltas de conchas marinas, consumidas otrora como alimento por los ocupantes prehispánicos.
Fig. 3. Vista de N a S de la pequeña explanada del sitio BP-1 mostrando los montículos rocosos que ofrecieron excelente abrigo y protección de los vientos del Weste a las viviendas de los pescadores antiguos. Coordenadas UTM de este sitio arqueológico: 378655 / 7695601. (foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 4. El mismo sitio de BP-1, en otra vista. Aquí puede percibirse, en el suelo arenoso, la gran cantidad de clastos grandes, que formaron parte de las bases de las viviendas antiguas. Allí donde está nuestro compañero de expedición, Pedro Lázaro, alguien intentó excavar un hoyo en el pasado reciente. (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 5. Sector de viviendas, adosadas a las rocas del promontorio Entre las rocas, se ve gran cantidad de conchas, y clastos astillados
ex professo. Altitud s.n.m: 120 m. (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Decenas de miles de conchas fragmentadas delatan una larga permanencia del hombre en el lugar. El sitio dista, en línea recta, unos 600 m de la línea de costa. (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 7. Sitio BP-1. Bases de viviendas primitivas. (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 8. Sitio BP-1. Un extraño emplantillado formado por decenas de trozos de roca granodiorítica propia del lugar. Algo han querido mostrar aquí los antiguos ocupantes y sospechamos se trate de un lugar de enterramiento, así marcado para la posteridad. Ocupa una superficie de aproximadamente 1,5 m2. (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 9. Sitio BP-1. Explanada junto a las viviendas. Probable lugar de un antiguo fogón. (Foto H. Larrain 12/11/2016).
Imágenes correspondientes al Sitio BP-2.
Más abajo, y hacia el SW del sitio BP-1, y a un altitud de unos 40 m.s.n.m. y a unos 300 m en línea recta del sitio BP-1, hallamos otro pequeño promontorio rocoso, del mismo material, que se alzaba apenas a unos 2 m sobre el suelo. Nuevamente se trata de un antiguo arrecife del tipo rasa, descrito como tal por el geomorfólogo francés Roland Paskoff, a nuestro requerimiento. Se encuentra en la parte más plana de la terraza marina y más cerca del mar. Lo hallamos casualmente cuando recogíamos a nuestros jóvenes colaboradores que habían bajado desde los 800 m. de altitud midiendo aparatos atrapanieblas de pequeño diseño (1/4 de m2), puestos cada 50 m de elevación para detectar y medir la cantidad de agua de niebla por ellos captada en una semana.
Fig. 10. Escaneo de fotografía que acompaña nuestro artículo publicado en la revista POLIS, año 2004 p. 367. El sitio BP-2 se halla en extremo derecho de la imagen, a 40 m. sobre el nivel del mar.
Observemos, de paso, que todas las observaciones arqueológicas nuestras fueron realizadas siempre en conjunción con los estudios de niebla que realizábamos por entonces en el entorno del oasis de niebla. No se trató, pues, de una exploración arqueológica sistemática, sino sólo ocasional; cuando había tiempo disponible para ello.
Fig. 10. Sitio BP-2. Vista de Norte a Sur. Este pequeño macizo rocoso o escollo se alza solitario en el paisaje arenoso circundante, formando un pequeño túmulo o montículo algo levantado por efecto de la depositación de arenas movedizas que vienen del SW, arrastradas por los vientos dominantes (vientos alisios). Descubierto por nosotros en el año 1993, nos llamó la atención la existencia a su alrededor de una enorme cantidad de lascas de diferentes coloraciones de sílex y basalto, evidentes residuos de trabajo de talla lítica efectuada en el lugar por el hombre primitivo, indicio cierto de su larga permanencia en este sitio. El hallazgo en superficie -tal como se señaló más arriba- de huesos humanos dispersos, nos alertó sobre la presencia de entierros humanos. Lo que efectivamente corroboramos al año siguiente, en enero del año 2004. (Foto H. Larrain 12/11/2016).
Fig. 11. Nuestro colaborador el estudiante de arqueología Luis Pérez, examina aquí los hallazgos de instrumentos de molienda y de percusión. Enero 2004. Imagen copiada del citado artículo de la revista universitaria POLIS. Sector SW del peñón rocoso (Foto H. Larrain).
Fig. 12. Morteros planos en cantos rodados de playa (andesita). Aparecieron en superficie, en nuestra cuadrícula D4.
Fig. 13. El entierro humano. A escasa profundidad, aparecieron los restos humanos. En la imagen, un cráneo humano al que faltaba el maxilar inferior. Todo el cuerpo muy disturbado, de suerte que no se sabe con certeza si el cuerpo estaba sepultado en cuclillas o extendido. En la parte superior del cráneo, aparecieron fibras de lana, color azul oscuro (¿parte de un turbante?) Un cesto prácticamente intacto acompañaba al difunto, que era un adulto. Tal vez los huesos largos (¿fémur, tibia?) que aparecieron en superficie, pertenecían a este mismo individuo que fue sepultado a escasa profundidad en la arena, en contacto directo con la capa dura de la arenisca. La profundidad máxima del entierro fue de 20 cm. A lo que creemos, se debió acumular arena encima del entierro, formando un pequeño túmulo para poder cubrir el cuerpo (o los cuerpos). En total aparecieron huesos correspondientes a tres individuos en la misma fosa. Sospechamos fundadamente que la gran dureza de la capa de arenisca impidió cavar una fosa más honda. Encima, depositaron intencionalmente trozos de roca en forma de astillas, para "marcar" el sitio.
Fig. 14. El área próxima a la regla de 1m de longitud, fue la elegida para realizar la excavación en dos cuadrículas de 1m2 de superficie cada una. Al efecto, se tiraron lienzas y estacas para señalar el área de investigación en todo el contorno del montículo rocoso. Se recogió cuidadosamente las lascas de la superficie de cada cuadrícula y se analizó y estudió su composición, pero la excavación solo correspondió a dos de ellas, donde se veía huesos humanos en superficie. El análisis de los componentes de las cuadrículas arrojó el interesante resultado de la presencia de áreas específicas de trabajo de talla y molienda. (El interesado por obtener más detalles, puede recurrir a la lectura de nuestro trabajo arriba citado en la revista POLIS, vol. 3, Nº 7, 2004: 361-396). (Foto H. Larrain 12/11/2016).
Fig. 15. En el lugar exacto donde está nuestro amigo Pedro, incrustados en una grieta, hallamos dos instrumentos líticos característico: un percutor (o martillo) y un raspador. Coordenadas UTM de este sitio: 279141 /7695038.
(Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 16. En este lugar se observó un emplantillado de trozos de roca color plomo, que después constatamos correspondía exactamente a la zona de entierros humanos. La foto es reciente, tomada después de la excavación. Corresponde a la zona ubicada a sotavento de la roca, como si los antiguos habitantes hubieran pretendido con ello buscar, para sus difuntos, la protección de la roca. Aquí aparecieron restos confundidos y desarticulados de tres cuerpos humanos. (Foto H. Larrain 12/11/2016).
Sitio BP-5.
Fig. 17. Sitio BP-5. Corresponde a dos grandes afloramientos rocosos, de tipo granodiorítico, distante uno de otros unos 50-60 metros, y que se alzan en forma de montículos a unos 300 m al Este del trazado de la carretera Panamericana N-S. Se hallan éstos en el extremo sur de la concesión hecha a la Universidad Católica. El afloramiento principal se muestra aquí, en una perspectiva tomada desde el NE hacia el SW y se caracteriza por presentar un gigantesco conchal arqueológico, consistente en conchas marinas de variadas especies (locos, lapas, choro zapatos, etc.) y toda clase de clastos y trozos de roca, desprendidos del macizo por obra del hombre probablemente para construir sus viviendas y/o refugios. Se ven allí percutores y pìedras planas para la molienda (metates). En cambio, se observan aquí muy escasas lascas a simple vista. ¿Por qué?. No lo tenemos claro. Aparentemente, es un sitio habitacional más que un taller lítico. Coordenadas UTM: 380503 / 7693373 (tomadas en un punto medio entre ambos afloramientos). Altitud s.n.m: 40 m. (Foto H. Larrain, 1211/2016).
Fig. 18. Vista del afloramiento rocoso principal desde el más pequeño y visión hacia el acantilado costero. En éste, se observan formaciones dunarias de importancia. (Foto H. Larrain 12/112/2016).
Fig. 19. El afloramiento rocoso secundario, situado al Weste del primero, ofrece un poco de sombra aún a mediodía. Está igualmente rodeado por una profusión de detritus de rocas y conchas marinas en gran número, y forma una unidad ocupacional con el primer afloramiento. Vista de Este a Weste. Entre ambos sitios, se puede ver aún grandes huesos de lobo marino y gran cantidad de conchas de choro zapatos (Mytilus chilensis). (Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 20. El afloramiento rocoso principal. Altitud: ca. 4,5 m sobre el suelo. Vista de Sur a norte.
(Foto H. Larrain, 12/11/2016).
Fig. 21. Vista de ambos afloramientos, distante uno e otro unos 60 metros. El mayor, a la derecha, ha acumulado en su derredor gran cantidad de arena, traída por arrastre eólico. (Foto H. Larrain 12/11/2016).
Fig. 22. Conchas marinas, sobre todo de los moluscos conocidos como loco (
Concholepas concholepas) y lapas (
Fisurella spp.), los que conforman el grueso del conchal. (Foto H. Larrain 12/11/2016).
Fig. 23. El macizo rocoso principal, visto de Sur a Norte. La roca, fuertemente erosionada, ofrece numerosas grietas que el antiguo habitante supo utilizar como nichos para guardar sus herramientas. (Foto H. Larrain 12/11/2016).
El sitio arqueológico BP-6. Sector ocupado por un gran campo de dunas del tipo seif, situado entre los 550-620 m de altitud snm. Se halla en el extremo sur de la
Concesión hecha a la Universidad Católica en el oasis de niebla de Alto Patache Ocupa un área significativa del talud de descenso a la playa. Se halló aquí bastantes fragmentos de cerámica muy dispersa (un plato completo fue reconstituido), puntas de arpón y numerosos chopes de mariscar (ver infra), confeccionados en huesos de lobo marino. Extrañamente, no se observó aquí, en cambio, presencia de lascas, de lo que se deduce que no fue éste un lugar de trabajo ni de vivienda, sino un sitio de breve estadía (paradero o merendero), a medio camino desde la playa hacia las partes altas. Todo el material cultural se halla muy disperso entre las dunas y ha sido parcialmente cubierto por el avance o movimiento de éstas. Los espacios interdunarios fueron ocupados como refugios temporales protegidos del viento y no se observa en ellos huella alguna de vivienda permanente o semi-permanente. Son simples paraderos de descanso hacia la parte superior del oasis de niebla. o viceversa, hacia las playas adyacentes. Coordenadas UTM:
F Fig. 24. Chopes de mariscar hallados junto a cerámica de cocina en los espacios interdunarios de los campos de dunas del sitio BP-6. Confeccionados en huesos de las costillas del lobo marino, estos implementos, aguzados intencionalmente permiten al mariscador desprender al gastrópodo de la roca donde se adhiere firmemente mediante su pie (loco, lapa, chitón), ejerciendo para ello un rápido movimiento de presión. (Foto H. Larrain).
Glosario de términos.
Como hemos utilizado en nuestra descripción una terminología bastante fuera de lo común, ofrecemos aquí un pequeño "Glosario explicativo" en beneficio de nuestros lectores poco o nada familiarizados con el vocabulario geológico o geográfico. Un mayor conocimiento sobre esta terminología científica se puede obtener en Chile a través del excelente "Vocabulario de Geomorfología y términos afines", de los geógrafos chilenos Marcela Sánchez Martínez y Luis Velozo Figueroa, Serie GEOlibros Nº 7, Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política, Primera edición Abril 2007, Santiago de Chile, 415 p.
Términos científicos utilizados. (buscar en diccionario especializado).
Placa de Nazca, meteorización, clastos, campos de dunas, vientos alisios, solevantamiento (del territorio), sandstone, areniscas, período arcaico, período precerámico, dunas tipo seif, escollos tipo rasa, erosión eólica, piedemonte, gastrópodos, bivalvos.