Fig. 1. El sociólogo Juan van Kessel en su escritorio en la ciudad de Iquique, en vísperas de su regreso definitivo a su patria, Holanda. (Foto H. Larrain, noviembre 2008).
Capítulos previos.
En un par de entregas anteriores de este Blog, nos hemos referido a algunos aspectos de la vida y obra en el norte de Chile del sacerdote católico y sociólogo Johannes van Kessel Brouwers, más conocido en Chile como Juan van Kessel. Hemos hecho alusión a sus orígenes y vínculos familiares y luego a su trayectoria apostólica en nuestro país desde su llegada a Tocopilla en el año 1963. También hemos tomado nota de sus notables aportes como investigador del mundo aymara chileno, profesor universitario, autor de valiosos libros y párroco de varios pueblos precordilleranos de la región de Tarapacá. Hemos tratado así de escudriñar al antropólogo oculto bajo los ropajes del sacerdote, cura-obrero en su momento, y párroco por años de varios pueblos de origen aymara de la cordillera del Norte de Chile (1975-95).
El cuidado espiritual de varias comunidades cristianas (parroquias) fue el lugar del primer contacto que tuvo el joven sacerdote, con los indígenas andinos, al llegar a Tocopilla en 1963. Van Kessel tenía por entonces 33 años. Aquí se iniciará como sacerdote-obrero, en los precisos momentos en que se daba inicio en Roma al Concilio Vaticano II, (reunión de todos los obispos del orbe), ocasión en que la iglesia católica abriría las puertas a una nueva forma de evangelización.
Después de Tocopilla, pasará van Kessel a la diócesis de Iquique, donde realiza una intensa actividad parroquial con las comunidades andinas de Tarapacá: Coscaya, Sibaya, Cariquima, Cultane y Lirima, entre los años 1975 y 1997. Aparte de sus actividades estrictamente pastorales, propias de su calidad sacerdotal, van Kessel durante estos años mantiene activo contacto con campesinos y artesanos aymaras apoyándolos decididamente en sus proyectos de desarrollo endógeno. Se interesa de modo particular por el caso de los pastores aymaras de la extensa familia Vilca-Ticuna que poseían estancias dispersas en el área altiplánica y que querían agruparse para constituir un pueblo bien formado.
Nace un pueblo nuevo en el altiplano chileno: Lirima.
Con el apoyo entusiasta del arquitecto antofagastino Carlos Contreras Alvarez, recorre con los lirimeños el extenso terreno de sus ancestros y todos juntos buscan y eligen el emplazamiento del futuro pueblo. Allí se alza hoy el poblado de Lirima. Éste, contará más tarde con calles rectas distribuidas en dos "sayas", con iglesia, escuela, taller artesanal, botica andina y casa de huéspedes, al más puro estilo colonial en adobe y techados de ichu o paja brava.. Este notable episodio quedó referido en un interesante artículo de Carlos Contreras: "Arquitectura y elementos constructivos entre los pastores de la pampa de Lirima (Prov. de Tarapacá)", publicado en la revista "Norte Grande", Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Vol. I, Nº 1: 25-33, nota 1, con numerosos croquis hechos a pluma.
Por "secularización" entendemos aquí la pérdida y/o abandono de valores tradicionales, de raigambre religiosa, que impregnaban todos los aspectos de la vida andina A través de los Bailes Religiosos que acuden a los Santuarios católicos del Norte Grande de Chile (La Tirana, Las Peñas, Ayquina), van Kessel observa (o descubre) que allí se expresa, aún hoy, un sentir y un modo de vivir ancestral, de carácter transnacional, que supera ampliamente las fronteras políticas actuales y que ancla en la veneración a la Pachamama o Madre Tierra, deidad andina que ha sobrevivido inmersa (¿o semi-escondida?) en la figura de María Santísima, patrona venerada en estos Santuarios.
Visitando a los pueblos andinos: urgencia de un desarrollo endógeno.
Se conecta así y empieza a familiarizarse van Kessel con numerosas familias de indígenas danzantes que acuden desde los confines de Chile, Perú y Bolivia a participar en estas fiestas en honor a la Virgen María junto a sus hermanos chilenos de origen quechua o aimara. La actividad religiosa en los Santuarios Marianos -al igual que en Bolivia y Perú- trasciende y prácticamente "borra" las fronteras políticas entre las naciones hermanas. Muy pronto, en su calidad de párroco, primero en Tocopilla y luego en Tarapacá, Juan comienza su trabajo visitando sus pueblos de origen, y enterándose in situ de sus reales dificultades y problemas. No se contenta, pues, con su labor propiamente sacerdotal: ésta no da solución a los problemas humanos. Acuciado por estas experiencias personales, toma la decisión de apoyar diversas formas de desarrollo endógeno en las comunidades y pueblos aimaras de Lirima, Cultane, Cariquima, Sibaya y Coscaya, impulsando en forma particular el desarrollo y comercialización de su artesanía tradicional, especialmente de su rica textilería, de corte tradicional andino.
Los indígenas necesitan ser autosuficientes económicamente -así lo entiende van Kessel- si pretenden sobrevivir como pueblo y proyectarse con éxito hacia el futuro. Para ello, el naciente IECTA -su obra predilecta- contribuirá a financiar sus viajes con vistas a la comercialización de sus producciones. Así, no pierde ocasión de enviar expertos artesanos textiles a Europa, en diversas ocasiones -especialmente con ocasión de los Congresos de Antropología- para mostrar y dar a conocer en la vieja Europa este notable arte autóctono en el que los aymaras son maestros, promoviendo así nuevas formas de comercialización en forma directa (sin el concurso de intermediarios).
Esta Instituto, aunque tuviera inicialmente su asiento en Iquique (Chile), debía estar abierto a toda el área andina meridional, territorio del antiguo Tawantinsuyo de los Incas. Van Kessel comprende que no se puede "dividir" o "parcializar" el mundo andino, viviente hoy en varias de las actuales nacionalidades surgidas en la independencia americana, pues tienen un mismo e idéntico origen en el Incario, y cuyas principales lenguas: el quechua y el aymara, son aún hoy plenamente vigentes.
¿Intentos de "chilenización" del IECTA?.
Van Kessel ha tenido que luchar siempre contra la corriente "secesionista" que pretendía -aún en el interior de su propia fundación, el IECTA- "chilenizar" su obra. El IECTA, en la mente de su autor, pretende ser un ente catalizador de iniciativas y programas de "desarrollo endógeno" para las comunidades andinas de los países que otrora conformaran el Tawantinsuyo (Perú, Bolivia, Ecuador y Chile). Herederas de una cultura común (lenguas y cosmovisión) también deberían ser co-participes de un destino futuro común. Por "desarrollo endógeno" entiende van Kessel aquí aquel tipo de desarrollo que surge y se nutre del propio seno de las comunidades con profundo respeto a su historia, cultura y tradiciones. Un tipo de desarrollo, pues, no configurado desde fuera (o impuesto), sino que surge desde de las entrañas del propio pueblo, sus tradiciones, su cosmovisión y su religiosidad, en una palabra, de su propia identidad. Tal tipo de desarrollo se contrapone frontalmente a una "globalización" de la cultura, con la consecuente introducción e imposición de valores ajenos, que arrastran consigo casi inevitablemente al abandono o pérdida de la propia identidad.
Necesidad de un poderoso soporte intelectual: la biblioteca de antropología andina.
Pero van Kessel, además, vislumbró con claridad casi profética, que un Instituto de este tipo necesitaba, como base intelectual y académica de apoyo, de una excelente biblioteca, especializada en temáticas andinas. Debía ella ser el lugar donde todos los andinos pudieran concurrir como a su propia casa, para leer, estudiar, consultar, aprender y reflexionar sobre temáticas de su interés. Donde el visitante (andino y no andino) pudiera ser guiado en sus pesquisas y búsquedas, donde hallara acogida y apoyo en sus inquietudes intelectuales. Por eso, en su perspectiva, el IECTA y su biblioteca debería siempre radicar en una zona fronteriza, de fácil acceso para los países vecinos.
Para eso, con sus propios medios y el apoyo de la congregación religiosa a que pertenece, empieza van Kessel, con una notable tenacidad -muy propia de su firme carácter- la titánica obra de crear una biblioteca especializada. Pero no busca crear cualquier tipo de biblioteca, sino una que solo contenga temáticas de interés andino para los andinos y estudiosos de su ethos y cultura. Poco a poco va comprando, durante años y hasta el día de hoy, en Europa, Norteamérica y Latinoamérica todo lo que estima puede servirle para enriquecer una biblioteca para el mundo andino.
Nace la BAA, un tipo peculiar de biblioteca al servicio de la comunidad.
Nace así la Biblioteca de Antropología Andina (BAA) que inicialmente establece en la ciudad de Iquique, en una casa facilitada por el Obispado local y que, posteriormente, hasta el día de hoy, radicará en el Campus Azapa de la Universidad de Tarapacá (Arica). Los textos de esta biblioteca buscan ofrecer al lector o investigador los dos enfoques para un análisis de la realidad andina: a) los escritos por autores occidentales sobre el mundo andino, incluyendo a todos los Cronistas españoles y Viajeros, y b) los trabajos de autores andinos (quechuas, aymaras o de otras etnias) que versan sobre su propia realidad. Mas detalles sobre esta biblioteca, podrá Ud. encontrar en el apartado que publicamos a continuación.
Fig. 3. Datos actuales sobre el IECTA (Instituto para el Estudio de la Cultura y Tecnología Andina).
Fig. 4. La BAA ó Biblioteca de Antropología Andina y su fundador.
Su interés por difundir el punto de vista andino.
A van Kessel le interesa especialmente dar a conocer el punto de vista y perspectiva del andino sobre temas tan variados como religiosidad, ritualidad, arqueología, economía, demografía, cosmovisión, costumbres, mitos, agroecología, clima, etc. Es decir, todos aquellos temas que interesan o se relacionan con los modos de ser y producir propios del andino. Este anhelo por dar a conocer la "visión de los vencidos" y colonizados, obedece al hecho de que los andinos -como todos los pueblos antiguos- poseen una "sabiduría" propia para resolver sus problemas de adaptación al medio natural donde viven, fruto de una larga experiencia multisecular. Lo que ellos denominan con razón "sus saberes", a diferencia del saber occidental basado en la teoría y posterior experimentación. Esos "saberes", fruto maduro de una larga experiencia, han sido transmitidos de generación en generación y han permitido una exitosa armonía y convivencia con el medio ecológico. Así, pues, el tipo de biblioteca especializada que ha preconizado van Kessel, busca ante todo ofrecer herramientas para facilitar ese "diálogo" entre culturas, indispensable para facilitar la convivencia con el tecnólogo occidental (llámese arquitecto, ingeniero, constructor, médico, matrona o enfermera etc.) que llega hasta sus tierras a traer el "progreso" a sus comunidades.
La Biblioteca de Antropología Andina (BAA) cuenta hoy con aproximadamente 23.250 títulos de obras de consulta. De este total, el 14% corresponde a prehistoria y arqueología; el 23%, a la historia (colonial y republicana); el 12%, a la tecnología andina; el 13%, a la economía andina; el 17% a las ciencias de la religión; el 8% a la lingüística; y un 13% a otros temas. Probablemente, esta biblioteca ha pasado a ser hoy la más rica en Latinoamérica sobre temáticas estrictamente andinas.
La importancia del estudio de la tecnología andina.
¿Por qué -nos preguntamos- este tan fuerte énfasis observable en van Kessel respecto de la "tecnología andina"?. En estricto rigor, el concepto general de "cultura" ya involucra en sí a la tecnología y sus diversas formas, por ser aspectos de la cultura global del grupo humano respectivo. Lo que ocurre en el caso particular de la tecnología andina, es que ella, a diferencia de nuestra occidental moderna, ha seguido íntimamente ligada, mediante ritos originales, a su religiosidad ancestral, de la que se alimenta y nutre. Es, por lo tanto, una tecnología muy "sui generis", completamente diferente a la occidental: a-religiosa y a-moral. Y como todas las actividades económicas, sociales o domésticas del andino de hoy, aún las mas triviales, están profundamente penetradas de ritualidad y religiosidad, pareció conveniente a van Kessel destacar este aspecto en forma particular, como expresión de una finalidad intrínseca de su Instituto. Por eso quiso enfatizar esta temática a partir del nombre mismo de su organización, el IECTA: como un "Instituto para el Estudio de la Cultura y Tecnología andina".
Se trata de las acciones concretas del sociólogo van Kessel destinadas a dar a conocer y difundir el ethos, cultura y tecnología andina al mundo culto occidental. ¿El camino elegido?: la participación activa en las diferentes Conferencias Internacionales de Antropología. Gracias a sus asiduos contactos con líderes indígenas del Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, pudo van Kessel actuar como potente "elemento catalizador" de los ideales panandinos de numerosos indígenas de origen quechua o aymara. Y uno de los modos de interactuar con ellos, fue precisamente la iniciativa de introducirlos valientemente a "conversar" con el mundo académico occidental, mundo del que estuvieron siempre o casi siempre ausentes. Las Conferencias internacionales o Congresos de Antropología o Arqueología demostraron ser una excelente ocasión para ello. Estas reuniones internacionales, que agrupan a lo más selecto de la intelectualidad occidental, muy rara vez habían invitado a su tribuna a indígenas andinos, carentes de títulos universitarios, a exponer y plantear su concepción del mundo sobre variados temas.
Mostrando el mundo andino y su cosmovisión al mundo académico.
Van Kessel había largamente dialogado y discutido con andinos sobre varias temáticas de interés mutuo (v.gr. ritualidad, religiosidad, agrotecnología, cosmovisión, etc.) y se había convencido de que la perspectiva y visión andinas, en diversos campos, era de un enorme interés científico, y debía ser conocida por el mundo académico, del que los andinos se sentían tan distantes. Por eso los énfasis observables en su biblioteca (la BAA). Pero van Kessel busca ir mas lejos aún. El quiere quebrar bruscamente el esquema corriente de mostrar lo andino solo desde el ángulo de mira occidental, y audazmente, se atreve a presentar en el podio de diferentes Encuentros Internacionales de Antropología o Arqueología, en Europa y en América, lo que podríamos llamar siguiendo al antropólogo mexicano Miguel León Portilla: "la visión de los vencidos", esto es, la voz y el pensamiento de los indígenas mismos acerca de sus propias realidades culturales.
El enfoque de la Antropología social y cultural tradicional ha estado marcado por la perspectiva y enfoque del investigador occidental, con esquemas mentales y parámetros occidentales. Hacía falta presentar, examinar y discutir la visión "del otro", del "investigado" , del "objeto de investigación": el andino mismo. Es lo que hará sin titubeos van Kessel.
Los andinos exponen en Congresos Internacionales.
Con este objetivo in mente, van Kessel acude con varios expositores indígenas y miembros del IECTA a los Congresos Internacionales de Antropología reunidos en Amsterdam en 1993, Quito (Ecuador) en 1997, Varsovia en 2000 y Santiago de Chile en 2002. Participa, igualmente, en el Congreso Internacional de Estudio de Momias en 1998 con un ponencia sobre "Rituales mortuorios andinos" en la Universidad de Tarapacá (Arica). Estas exposiciones de temas andinos por actores andinos, se verifican en Simposios especiales, diseñados ad hoc por el propio van Kessel.
Inaudita pareció a algunos, a primera vista, la idea de presentar Simposios específicos sobre agro-tecnología o religiosidad andina, cuyos presentadores fueran, en su mayoría, indígenas quechuas o aymaras, de poncho, chuspa y sombrero, procedentes de Bolivia, Ecuador, Perú o Chile. Su audacia, sin embargo, fue coronada por un rotundo éxito. La "voz de los vencidos" fue escuchada esta vez con respeto y atención y sirvió de base a profundas reflexiones y fructíferos intercambios de ideas. Para ello, van Kessel había preparado previamente a los expositores andinos como tal vez nunca antes se había visto, para enfrentar este encuentro tête a tête con antropólogos, arqueólogos y/o científicos de las ciencias sociales de todo el mundo.
Reuniones pan-andinas auspiciadas por el IECTA.
A partir del año 1999, se realizaron varias reuniones pan-andinas del IECTA con jornadas de reflexión de duración de 3 a 5 días. Su objetivo: consolidar el IECTA para el futuro. Así, por ejemplo, hubo reuniones en Copacabana (Bolivia) en 1996; Cochabamba (Bolivia) en 1997; Chucuito (Perú) en 1998, y en Tarapacà (Chile) en los años 1996, 1997, y 1998 con ocasión del inicio del año andino (solsticio de invierno). Estas últimas fueron siempre iniciadas y "bendecidas" con el sacrificio ritual de una wilancha (sacrificio cruento de un llamo) dirigido por el ritualista peruano de Puno el señor Victor Quiso Choque.
Reuniones nacionales de reflexión.
Además de las ya citadas reuniones, se celebró, a partir del año 1999, Jornadas de Reflexión, a un nivel nacional, en los pueblos de Oruro y Cochabamba (para Bolivia); Tacna (para el Perú); Cotacachi y Otavalo (para Ecuador); Tarapacá e Iquique (para Chile); Urubamba, Machu Picchu, y Cuzco (para el Perú), y siempre en un fervoroso marco de ritualidad andina. En varias de estas reuniones, participó además de Juan van Kessel que siempre les acompañaba como promotor, el lingüista y etnógrafo aymara peruano don Domingo Llanque.
Estas reuniones pan-andinas fueron marcando el rumbo del naciente IECTA como una agrupación supra-nacional que tenía por misión estudiar acciones conjuntas para preservar su identidad cultural y fomentar lazos de unión entre los diversos países colindantes, herederos de una misma maciza tradición cultural: la incaica.
El mundo andino no ha muerto: sigue vivo.
Para van Kessel (como también para Manuel Marzal, Hans van den Berg, Xavier Albó y muchos otros más en el ámbito peruano y boliviano) el "mundo andino" de hoy, heredero de la cultura del antiguo Tawantinsuyo de los Incas, sigue vivo todavía hoy en muchos de sus ideales, tradiciones culturales, saberes y cosmovisión (Weltanschauung), a pesar de la intensa aculturación sufrida a través de cinco siglos de colonización hispana y de enseñanza cristiana. Esta vitalidad -nos dice el autor- debe ser rescatada, estudiada y llevada a la acción práctica mediante mecanismos que aseguren su supervivencia en una acción supra-nacional. De esta convicción íntima suya brotarán muchas de las actividades del IECTA, convertido ahora en un organismo supra-nacional, aglutinador y reforzador de muchos ideales andinos.
Al observar y examinar detenidamente su trayectoria como sociólogo y antropólogo, a mi modo de ver, dos leit-motivs o ideas matrices se cruzan (¡y se retroalimentan!) en la mente del sacerdote sociólogo ante las temáticas indígenas actuales: a) la necesidad de que las comunidades andinas preserven su rico legado cultural (base y sustento de su identidad propia) -puesta hoy en grave riesgo por la creciente y acelerada aculturación occidental- dándolo a conocer en las más altas esferas de prestigio del pensamiento antropológico moderno (en su caso, los Congresos de Antropología y Etnología); y b) la urgencia que como sacerdote experimenta de comunicar de una manera diferente el Evangelio de Jesucristo -a lo que no puede él renunciar como sacerdote- pero de una manera novedosa, totalmente diferente a la tradicional imposición forzada del Evangelio durante la época colonial. Aquí aparecerá en acción la aplicación de la idea de la "inculturación del Evangelio", preconizada por las más recientes Reuniones de los obispos latinoamericanos.
Y ¿cuál fue su método preferido?.
El método empleado por van Kessel en sus investigaciones de campo consiste en el indispensable intercambio previo de ideas entre el cientista social occidental y el sabio o yatiri (amauta o yatichiri) andino, conocedor por experiencia propia del ethos y cultura de raíz andina. No se contenta, pues, como la inmensa mayoría de los investigadores, con aplicar el método de "la observación participante", tan familiar a los antropólogos desde la ya lejana época de Bronislaw Malinowski (1884-1942). Hay multitud de aspectos de la realidad andina que de hecho escapan a un investigador que solo se rige por los postulados y perspectivas de su formación clásica occidental. Y, de hecho, los mejores trabajos de van Kessel a mi entender, fueron los realizados junto con y en estrecha colaboración con pensadores y actores andinos como co-autores. Es el caso, por ejemplo, del trabajo "El Marani de Chipukuni", escrito por van Kessel en estrecha colaboración con Guillermo Cutipa Añamuro (publicado por IECTA, Iquique, 1998, 228 p.): una joya de antropología andina.
La "inculturación" del Evangelio: la nueva evangelización.
La "nueva evangelización" propuesta por el Concilio Vaticano II y por las Conferencias Episcopales de América Latina se ha de realizar -según sus autores- mediante la adopción de formas concretas de "inculturación" del Evangelio. Así lo comprende y trata de realizar van Kessel en sus relaciones con las comunidades andinas. Entre ambos enfoques o perspectivas de vida: la cosmovisión del andino y el Evangelio de Jesucristo van Kessel no ve contradicción alguna. Al contrario, ve confluencia, complementariedad y enriquecimiento mutuo.
Por inculturación, entiende la iglesia católica: "el esfuerzo de la iglesia por hacer penetrar el mensaje de Cristo en un determinado ambiente socio-cultural llamándolo a crecer en todos sus propios valores, desde el momento en que éstos son conciliables con el Evangelio" (Cfr. Hervé Carrier, Diccionario de la Cultura, Editorial Verbo Divino, Navarra, España, 1994: 278-279).
A este esfuerzo por el diálogo y encuentro de culturas, obedecerá la participación de van Kessel, desde Iquique, en el "Equipo de Pastoral Andina" (EPA), que conforma con varios sacerdotes de la diócesis de Iquique para dar vida al anhelo de "inculturar el Evangelio", según el anhelo explícito de las Conferencias Episcopales de Puebla (México), Medellín (Colombia), Santo Domingo (República Dominicana) y Aparecida (Brasil).
Hoy (Julio 2018) se lamenta van Kessel, en reciente carta privada al suscrito, de que la iglesia católica en sus contactos actuales con el mundo indígena andino haya aparentemente relegado a un segundo término su anuncio de "la inculturación del Evangelio", olvidando o postergando, por razones que no nos quedan claras, los principios postulados por los obispos latinoamericanos en las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano, muy especialmente las de Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007). Un tema interesante sobre el cual nos gustaría ahondar en un futuro diálogo con él.
Johannes van Kessel a través de sus numerosas obras y publicaciones nos ha dejado un valioso testamento antropológico que todos los recién iniciados en el campo de estudio de las comunidades andinas nunca podrán desconocer. Si bien vivió en el Norte de Chile (desde 1963 hasta el año 2008), su potente acción se proyectó, a través de numerosos Congresos e interlocutores, a nuestros países vecinos de Perú, Bolivia y Ecuador, países que visitó en numerosas ocasiones. Hoy nos hacen mucha falta su sabios consejos y su visión profética. Su ausencia es hoy notoria en las reuniones andinas. Van Kessel ha tenido muchos admiradores y seguidores pero también algunos pocos detractores. Durante su estadía en Iquique, algunos líderes indígenas aymaras locales no perdieron ocasión de atacarlo duramente. Fuimos testigos de esta ingrata situación un par de veces, en reuniones de antropología. Era la época próxima a la conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América cuando especialmente desde Bolivia algunos pensadores de raíz marxista atacaban duramente a la iglesia católica y a sus sacerdotes por su rol durante la colonización de América. Pensamiento que ha percolado hasta hoy en algunos sectores intelectuales del mundo indígena de los países andinos y que impide ver "la otra cara de la medalla": la de aquellos obispos y sacerdotes que defendieron al indígena y condenaron fuertemente el actuar de encomenderos voraces y autoridades coloniales. Los nombres de Bartolomé de Las Casas, obispo de Chiapas en México (1474-1556), Toribio de Mogrovejo (1538-1606), arzobispo de Lima, , o el P. Luis de Valdivia (1560-1642), jesuita en Chile, son algunos de los nombres -entre muchos otros- que están indisolublemente unidos en esta férrea defensa y protección del mundo indígena frente al conquistador español. A estos defensores acérrimos del mundo indígena se hace poca o nula referencia hoy, por parte de aquellos que tienden a ver en el Cristianismo "el opio del pueblo", mostrando solo la cara negativa de su actuación en América.
El camino roturado por Van Kessel.
Van Kessel trazó un rumbo y roturó un camino que en aquella época no era nada fácil de seguir. Nos queda por fortuna, de regalo, su mejor legado: su obra, el IECTA y la monumental Biblioteca Andina (BAA) con más de 18.500 títulos. El IECTA y su biblioteca se encuentran hoy en el campus de la Universidad de Tarapacá, en el valle de Azapa, Arica (Chile) y allí radica también su Biblioteca Andina especializada, la que se puede consultar igualmente a través de Internet: iectainstituto@gmail.com. Puede Ud. también consultar sobre su obra, el IECTA, en: www.iecta.cl (o iecta@entelchile.net. Destinada primeramente para apoyo del mundo andino, la BAA a diferencia de otras bibliotecas, cuenta con personal capacitado en las lenguas quechua y aymara para guiar y facilitar la consulta de los andinos. (Vea más detalles en Figs. 3 y 4).
La participación de los andinos en Congresos y Jornadas de reflexión: iconografía de apoyo.
En las imágenes que siguen, quisiéramos dar cuerpo y alma a las reflexiones anteriores. Mostraremos diversos momentos de participación de indígenas andinos en Congresos Internacionales o Reuniones pan-andinas. Sin el apoyo decidido de van Kessel y el IECTA, esta participación hubiera sido del todo imposible tanto por los gastos involucrados, como por la necesaria preparación previa de las ponencias; en particular, la cuidadosa preparación de Simposios especializados en el mundo andino. Que sepamos, nunca antes se había visto tan numerosa y activa participación de los andinos en Congresos internacionales de Antropología, constituyendo este hecho un precedente importante en el diálogo inter-cultural andino-occidental. (Agradezco muy especialmente a los señores Ronald Anahua del IECTA, Arica, y al señor Julián Quintana, colaborador de dicho Instituto, el haberme facilitado en préstamo las fotos que acompañan este capítulo; ellas son propiedad del IECTA; igualmente, el envío de la información sobre el estado actual del IECTA y su biblioteca andina (BAA).
Fig. 5. En las alturas de Copacabana (Bolivia), con ocasión de una Jornada de reflexión andina, asistiendo a un ritual andino. Al fondo, el lago Titicaca. Observa el desarrollo del ritual el sacerdote español Argimiro Aláez García, colaborador y amigo de Juan van Kessel, miembro del IECTA.
Fig. 6. Cerca de Puno, Perú, se alzan estas chullpas, monumentos funerarios del pueblo aymara, visitados por los expositores. Visita con ocasión de una Jornada de reflexión andina del IECTA. (Foto Juan van Kessel).
Fig. 7. En casa de familiares del sacerdote van Kessel, en Eindhoven, Holanda.
Fig. 12. Escena de la aspersión de la sangre en la wilancha realizada en el pueblo de Tarapacá con ocasión de una reunión pan-andina (Junio de 1998).
Fig. 13. Compartiendo una merienda en el pueblo de Tarapacá, norte de Chile (Junio 1998).
Fig. 14. En el pueblo de Tarapacá, compartiendo un delicioso asado de llamo.
Fig. 15. Escena de la wilancha efectuada en el pueblo de Tarapacà, Junio 1998.
Fig. 16. Reunión plenaria andina del IECTA en la ciudad de Iquique, con delegados de Ecuador, Perú, Bolivia y Chile Año 2000.
Fig. 17. Juan van Kessel con Francisco Mamani Cañazaca, dirigente aymara de Tacna (Perú).
Fig. 18. Departiendo con una familia andina.
Fig. 21. El delegado aymara don Javier Vilca Ticuna, experto tejedor, muestra sus alfombras y bajadas de cama en Amsterdam, Holanda.
Fig. 22. Un momento de reflexión en Amsterdam, en casa de familiares de van Kessel. El cuarto, de izquierda a derecha, es el lirimeño y profesor de la escuela de Lirima, Juan Alvarez Ticuna.
Fig. 23. Participantes andinos en el Congreso de Americanistas de Quito, Ecuador.