domingo, 29 de noviembre de 2020

Entrevista a un mariscador en la costa al sur de Arica en noviembre del año 1971: especies que se capturaba de preferencia.

In memoriam: dedico este pequeño trabajo a la memoria de mi querido amigo y colega antropólogo, profesor Marcelo Quinteros Muñoz, recientemente fallecido (1966-2020). Los roqueríos y playas del sur de Arica, a los que se alude en este trabajo, fueron también el escenario frecuente de las caminatas de Marcelo, en busca de antiguas pistas. Entre las crestas del oleaje y las rompientes, espero ver un día, tal vez, aparecer tu figura descuidada y sonriente, de hombre de bien. ¡Cuántos recuerdos de  nuestro trabajo común en Iquique, formando jóvenes antropólogos!. ¡Amigo Marcelo: descansa ahora en paz!.   

Antecedentes.

Mi interés por los grupos de pescadores-recolectores de la costa desértica, popularmente conocidos como Changos,  sobre los que había escrito en el año  1978 mi tesis  de maestría  en Antropología en la State University of  New York (en Stony Brook, Long Island),  me incentivó  a conocer más sobre la vida y actividad concreta de estos mariscadores actuales de nuestra costa norte. Mi experiencia anterior databa de las costas de Antofagasta, en el tiempo de mi permanencia en la Universidad del Norte entre  1963 y comienzos del año 1965. 

Mi interés por los mariscadores de la costa.

A mi llegada a Chile desde los Estados Unidos, a fines del año 1971 y recién radicado en la ciudad de Arica, empecé a realizar excursiones por la costa, tanto en busca de evidencias arqueológicas, como, en este caso concreto,  de mariscadores  actuales en plena faena. Mis estudios anteriores (para mi Tesis de Arqueología de México en 1970) me habían familiarizado bastante con las fuentes históricas y arqueológicas referentes a los pobladores antiguos de la costa. Pero me hacía mucha falta -y yo era muy consciente de ello- una experiencia directa con la realidad actual de los pescadores y mariscadores, los "sucesores" de los antiguos pescadores-recolectores Changos o Camanchacas, experiencia y conocimiento que yo observaba muy presente en algunos de mis nuevos colegas de la Universidad, en especial en  los arqueólogos Guillermo Focacci Aste  y Luis Alvarez Miranda. 

Fig. 1. Aspecto que ofrece  el bioma marino en la costa  de Antofagasta en la zona intermareal (Imagen tomada de la obra de Juan Carlos Castilla,  2008:1 (ver bibliografía). 

Fig. 2. Algas pardas de la especie Lessonia nigrescens presentes en el roquerío del litoral azotado por el oleaje en la costa central de Chile (zona de Valparaíso). Imagen tomada de la obra de  J.C. Castilla, 2008: 28  (Ver bibliografía).

Un capítulo anterior sobre este tema.

Sobre esta misma temática, hemos redactado un capítulo anterior  en nuestro  blog a propósito de otra entrevista hecha a un mariscador en Iquique pocos meses después de la presente, en Julio de 1972, con el nombre de: "Los secretos de un mariscador iquiqueño: entrevista de Julio 1972" , capítulo editado el  21 de Marzo del año 2013. Interesante sería, sin duda,  cotejar ambas entrevistas.  

La entrevista en mi Diario de Campo.

En este trabajo, mostraremos las páginas originales donde inserté esta entrevista y haremos algunos comentarios. Se encuentra ésta en el Volumen  0 (Vol. Cero) de nuestro "Diario de Campo", donde reuní, en el año 1981, numerosos escritos anteriores míos, bastante anteriores, dispersos en carpetas o archivadores para evitar su pérdida (Volumen Cero, págs. 21-27). Hoy me congratulo de esta preocupación mía por conservar y preservar  mis primeras impresiones a la llegada a Chile (fines de 1971). Sólo lamento hoy no haber hecho otro tanto a partir de año 1963 en la época de mis frecuentes visitas a San Pedro de Atacama para acompañar y tratar allí  (1963-1965) al jesuíta arqueólogo Gustavo le Paige S.J., en su flamante Museo arqueológico recién  inaugurado.  

Copio ad litteram la entrevista de las seis páginas de mi Diario de Campo (pp.  21-27). 

Texto de la entrevista al mariscador  don Juan Muñoz y comentarios.                         

Fig. 3. Diario de Campo H.L. , Volumen Cero, página 21. Inicio de la entrevista realizada el 30-11-1971 en la costa sur de Iquique.

Comentario a esta página

1. El "Piure"  (Pyura chilensis).  Esta especie  es un urocordado filtrador, de la familia Pyuridae, orden Pleurogona, y se encuentra entre  la costa sur  del Perú  y la isla de Chiloé, y es muy apetecida por los mariscadores. Vive en la zona intermareal y submareal. Ha sido intensamente capturado desde tiempos inmemoriales y, sin embargo, aún es abundante,  aunque se ha observado que su tamaño ha disminuido notoriamente. Es alimento preferido del loco (Concholepas concholepas). Tiene un sabor picante característico, por la presencia de yodo. Su coloración roja se debe a la presencia de vanadio en sus tejidos.También es rico en hierro.  Se come  crudo o cocido.  Es fácil de extraer de las rocas, en la bajamar, por lo que las mujeres de los Changos  sin duda  lo colectaban  como alimento. El relato del mariscador insinúa la presencia de dos especies distintas, pero los biólogos solo reconocen la existencia de una especie. Esta habita, al parecer, en ambos ambientes como parece sugerirlo nuestro entrevistado. 

    

Fig. 4. Arriba, diseño del erizo comestible (Loxechinus albus). Abajo,  el piure (Pyura chilensis) provisto de su envoltorio calcáreo, de donde es preciso extraerlo. Sus "tetas" son en realidad dos sifones: uno es su boca para capturar su alimento y el otro, el ano para expulsar sus excretas. (Imagen tomada de la obra de Juan Carlos Castilla, 2008:43).     

Fig. 5.   Página 22 del Diario de Campo H.L.  del día  30-11-1971. 

                       
Fig. 6.   Vista ventral del loco (Loxechinus albus)  (Imagen tomada de obra de J. C. Castilla, 2008: 39).

 Comentario nuestro:

1. El picoroco  o pico de mar (Balanus psittacus) es un Crustáceo que  se encuentra desde el sur del Perú (Pacasmayo)  hasta el estrecho de  Magallanes. La especie chilena es la de mayor tamaño entre sus congéneres mundiales, y Chile es uno de los pocos países que la comercia en alguna escala. 

2. Los chitones o apretadores.   En nuestro país hay 6 especies distintas, de los géneros  Chiton, Acantopleura,  Chaetopleura y Tonicia. Viven adheridos a las rocas en la zona llamada "zona eulitoral" o intermareal (es decir, la zona bañada por el mar que queda expuesta en la bajamar)  y se alimentan de pequeñas algas. La especie más apetecida por su tamaño es Aconthopleura echinata.  Es colectada por los mariscadores y guaneros de nuestra costa norte quienes la comen aún.

3.  Las lapas.  Hay tres especies en las costas de Chile del género Fissurella  (F. crassa, F. maxima y F. latimarginata). Se adhiere firmemente a las rocas. Los pescadores y mariscadores  suelen  secarlas (colgarlas)  a la sombra en sus humildes rucos y  las consumen cociéndolas. Pueden durar semanas sin dañarse. Las venden en "sartas" (15-20, ensartadas en un trozo de cordel) tal como lo pudimos ver personalmente en nuestra permanencia en Iquique. Nuestros amigos  los guaneros  solían regalarnos  de estas "sartas" como su más preciado don. 

4. Locos. Se trata del molusco Concholepas concholepas que se halla en los roqueríos de la costa central del Perú hasta el Estrecho de Magallanes. Fue muy apetecido desde tiempos tempranos por los pobladores de la costa que formaron enormes "conchales" (o "concheros", como son conocidos en México), como resultado de la acumulación de las conchas de moluscos que consumían en grandes cantidades como alimento. El loco representa generalmente, en estos conchales del Pacífico sur  la especie más consumida. Antiguamente abundante,  la sobreexplotación de este recurso lo ha tornado hoy bastante escaso y los pocos ejemplares que  hoy se ven a la venta son  mucho más pequeños que los presentes en los conchales  arqueológicos. En conchales arqueológicos he llegado  encontrar ejemplares cuya concha medía hasta 16 cm. de longitud. Hoy día, sólo han logrado sobrevivir en algunos roqueríos expuestos, azotados por el viento y el oleaje, donde no se atreven a aventurarse los buzos o mariscadores. 

Es el loco, además, el molusco de mayor tamaño en  nuestras costas y, por consiguiente,  el que suministra mayor cantidad de alimento. Busca el loco durante  su desarrollo en estado larval  la protección de los talos del cochayuyo (Durvillaea antartica), los cuales le ofrecen excelente refugio contra sus depredadores. La extracción masiva de esta última alga llamada cochayuyo (= "yerba de mar", en lengua quechua),  que no respeta ni siquiera sus discos basales con los cuales se adhiere a las rocas  o arrecifes,  ha hecho a esta especie cada vez más escasa.  La legislación vigente prohibe extraer ejemplares de menos  de 10 cm de longitud, norma que no suele ser acatada por los habitantes de la costa, especialmente por los turistas. 

Antiguamente, en tiempos indígenas, el loco era extraído de la roca donde se adhiere, mediante el empleo de una sencilla herramienta, el "chope", hecha de un hueso particular del lobo marino  (Otaria flavescens), especialmente aguzado al efecto. Entre las dunas  del sector de Bajo Patache, en la costa sur de Iquique, hacia los 620-650  de altitud, nos fue dado encontrar entre los años l999-2004 varios de estos artefactos,  abandonados en sitios de estadía ocasional de reposo de los pescadores prehispánicos, junto a fragmentos de utensilios de cerámica y puntas de proyectil. Este valioso material, bien etiquetado,  quedó depositado en el año 2016 en el Museo Regional de Antofagasta, como parte de mi Colección Arqueológica.                                     

Fig. 7. Página 23 del original.  

Comentario nuestro. 

Se denomina en Chile  "Poto de mar" a las actinias que  suelen hallarse en abundancia en las pozas de mar. Anthothoe chilensis es una de las más frecuentes. Hay varios géneros  y especies en la costa chilena. Se alimentan preferentemente del chorito maico (Perumytilus purpuratus), abundante en todo  nuestro litoral. 

                  
Fig. 8.   El  "ericero o instrumento para capturar  erizos de mar  (Página  24 del original). 

Comentario nuestro.

1. El pulpo:  Es un  un molusco de la clase Cephalopoda cuyo nombre científico es Octopus vulgaris. Es muy apetecido como alimento especialmente en la zona  norte de país. En Iquique, nosotros topamos frecuentemente con mariscadores que  revisaban pacientemente las pozas de agua de mar, dejadas al descubierto  en la bajamar, donde suele  refugiarse.

Fig.  9.  Página  25  del original.

Comentario nuestro

Los nombres científicos de los ejemplares  citados en ésta y siguiente página  por nuestro mariscador son:  Cabinza  (Isacia conceptionis); Roncacho (Sciaena deliciosa); Tomoyo (Labrisomus philippii); Pejesapo (Sicyases sanguineus); Lenguado (Paralichthis adspersus);  Sargo (Anisotremus scapularis); Pez hacha (Carneggiella strigata);  Mulato (Graus nigra);  Pejerrey (Odontesthes regia); Borrachilla (Scortichthys viridis); Jibia (Dosidicus gigas); Pulpo  (Octopus  mimus);  San Pedro (Oplegnathus  insignis); Jurel  (Trachurus murphyi): Machete o Machuelo (Ethmidium maculatum), Pez hacha  o Hacha  (Medialuna ancietae). 
 
Este listado de nombres científicos ha sido revisado por mi buen amigo el ingeniero pesquero Mario Aguilar Pulido de la Universidad Arturo Prat de Iquique, labor que agradezco aquí especialmente.     
Fig. 10. Ûltima página de original. Faltó reproducir del texto  unas frases que rezan así: "....y algo complicada. Pierdo detalles. Usan el aserrín para ahumar". 

Comentario final.

1.  Esta información fue recabada por nosotros en la costa sur de Arica (al sur de las Pesqueras de entonces) hace casi 50 años. Por lo que  puede servir de referencia para comparar con la situación actual en esa misma zona.  Seguramente se va a detectar cambios significativos, tanto por la depredación de nuestra costa como por efecto del calentamiento de nuestro mar. Es muy posible que algunas especies hayan migrado  o desaparecido, entretanto.  
2. Las referencias dadas en aquel año por nuestro mariscador no reflejan, necesariamente, los hábitos y/o costumbres de la pesca litoral de los antiguos habitantes indígenas de nuestra costa, pero pueden aún hoy arrojar alguna información útil sobre  su  modo de vida, alimentación y sistemas de captura. Los arqueólogos especializados en arqueología costera de Arica, tal vez nos puedan iluminar mejor al respecto. Agradeceríamos aquí muy especialmente sus comentarios. 

3. Tal vez, don Juan Muñoz, mi informante mariscador, no tenía ni siquiera una pizca del ADN Chango original, pero la herencia cultural recibida por él a través de otros pescadores, y  transmitida de boca en boca a través de siglos,  sin duda queda plasmada y resulta perceptible en este precioso relato. Pocas cosas son tan duraderas  e incommovibles como las concernientes a la alimentación humana del biome marino natural. Nos resulta fácil hoy día, pues, imaginar a los antiguos Changos y Camanchacas, hombres, mujeres y niños, en faena, en plena bajamar,  extrayendo de los roqueríos del litoral, y sus pozas abundantes,  los recursos convertidos por ellos en alimento útil, probable herencia de consejos y/o recetas atávicas que remontan, seguramente, a la época  Chinchorro  (7.000-4.000 A.C), si no antes aún.
4. A la voz "chope", aparentemente de origen indígena, el linguista peruano Rodolfo Cerrón Palomino consultado al efecto por nosotros no le encuentra  traducción en las lenguas indígenas peruano-bolivianas (puquina, quechua, aymara, chipaya). ¿Se tratará, tal vez, de un préstamo del mapudungun o de alguna lengua perdida de la costa norte?. No lo sabemos. 


Breve bibliografía consultada. 

Castilla, Juan Carlos, 1976. "Guía para la observación del Litoral", Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago de Chile.  En tres fascículos editados por la revista "Expedición  Chile", 120 p.

Castilla, Juan Carlos, Bernabé Santelices y Raúl Becerra,   1976.   Guía para la observación e identificación de mariscos y algas comerciales de Chile, Revista "Expedición a Chile", en tres Fascículos, Editora Nacional Gabriela Mistral,  Santiago de Chile, 117 p.

Castilla, Juan Carlos,  2008.  Una Guía para la observación del litoral,  Impresora Valus S.A. Reimpresión revisada y corregida de la obra del  mismo nombre  editada por la Editora Nacional Gabriela Mistral  para la revista "Expedición  a  Chile",  1976, 120 p. 

Larrain, Horacio,  2013. "Los secretos de un mariscador iquiqueño: entrevista de Julio 1972". capítulo en el blog  personal https://eco-antropologia.blogspot.com editado el  21 de marzo 2013.

martes, 10 de noviembre de 2020

Conversaciones con un cabrero de la IV Región: empleo de las plantas nativas de la zona, en marzo de 1984 en el sector de "El Tofo".

 Introducción.

En  el capítulo anterior de este blog, he traído a colación  mis conversaciones con uno de nuestro operarios en las faenas de plantación de árboles y  colecta de agua de niebla  en los altos de "El Tofo", don Clemente Mendieta, sobre  el empleo de las plantas nativas de la zona. Pues bien, revisando otro de mis Diarios de Campo (Volumen 24), hallo nuevas referencias de interés sobre este mismo tema. De suerte que ambos capítulos, el anterior (editado el  30-10-2020) y éste, constituyen una unidad temática evidente. Como el anterior ya salió bastante largo, agrego éste como un capítulo complementario, pero diferente.

En mis recorridos a pie con don Clemente por la zonas próximas al Tofo, en busca de evidencias arqueológicas y aguadas costaneras, observamos la presencia de diversas plantas autóctonas. Mi interés por saber más acerca del uso que los  pobladores de la zona hacían de las mismas, motivó estas amenas conversaciones que hoy, después de  36 años, reproducimos con especial cariño  y afecto hacia este sencillo cabrero, hombre iletrado y humilde,  que  nos brindaba su sabiduría sin aspavientos ni recelos de ninguna clase. Por eso le hemos rendido un sentido homenaje en nuestro capitulo anterior. 

Fig. 1.  Especie llamada "carbonillo" en flor (Cordia decandra H. et A.).  De este arbusto de tronco leñoso, aunque de pequeña talla, hacen también carbón los  habitantes de la región, tal como se anota más abajo, a falta de  otras especies aptas.(Imagen tomada de la obra "Flores de desierto de Chile", de Sebastián Teillier et al, 1998:79). 

Fig. 2.  Flor del "copao",  (Eulychnia brevifolia Phil)  cactácea columnar tìpica del litoral de esta región. Su fruto posee una pulpa ácida, repleta de minúsculas semillas negras.  Es muy apetecida como alimento popular en la zona; agregándole un poco de azúcar o miel, se vuelve deliciosa. Se le suele expender en mercados  de la zona. El fruto del copao suele llamarse "rumpa" en la zona  y actualmente  se ha desarrollado en la provincia del Limarí una verdadera industria de mermeladas y néctares en base a este fruto natural. La "rumpa" posee un alto contenido en vitamina C y es considerado en la farmacopea popular como un excelente antioxidante y anti-inflamatorio.

El recurso obligado a  informantes.

El antropólogo social y el etnógrafo saben bien la  importancia fundamental que tiene, en los estudios antropológicos de campo,  el recurso a los informantes. Si bien el principal objetivo del etnógrafo debería ser primariamente "la observación participante", es decir, el observar personalmente y retener lo que  la gente hace o emplea en una determinada faena, fiesta o tarea, a menudo esto debe complementarse con una suerte de entrevista  in situ, es decir en el lugar mismo de la actividad cuando esta actividad, fiesta o faena no se realiza en ese instante,  sino solo se rememora o se recuerda. En el caso nuestro, los recorridos  a pie hechos con don Clemente por la zona próxima a su cabrería, me permitían ir haciendo preguntas muy concretas sobre las plantas existentes y su reconocida utilidad. La grabadora que siempre llevaba conmigo en estas excursiones, se encargaba de preservar todos los detalles que la simple memoria jamás hubiese podido retener con fidelidad. 

No cualquier habitante es informante habilitado.

 Lo importante es saber elegir al informante correcto en cada caso. Y no es nada fácil atinar en ello. No cualquier habitante es un informante idóneo. Tampoco, ncesariamente, las personas de más edad. Porque el atributo principal del buen informante es su propia experiencia regional y local. No basta que la persona viva desde hace mucho tiempo en la zona; debe, además, estar muy familiarizada con su entorno geográfico. Ahora bien, los cabreros,  a diferencia de los agricultores, por las características mismas de la actividad que realizan, son gente que no sólo conoce el terreno palmo a palmo, siguiendo a diario a sus cabras o asnos, sino  todos los lugares  de presencia de agua (aguadas o vertientes), las zonas donde  se dan (o no se dan) ciertos pastos suculentos o preferidos de sus animales, o los lugares predilectos de sombra para el descanso de hombres y animales. En realidad, muy pocas personas en el medio rural pueden llegar a conocer palmo a palmo su ambiente como ellos, a causa de su increible capacidad de observación, que queda demostrada, precisamente, en las precisas observaciones, aquí transcritas. 

No es un requisito sine qua non ser necesariamente oriundo de la zona. Don Clemente llegó desde algún otro lugar del Norte Chico a esta zona,  pero llevaba ya  22 años de experiencia en la cabrería local y visitaba periódicamente a sus amigos, los cabreros vecinos, con los que se llevaba  muy bien. Ante cualquier necesidad, se ayudaban mutuamente, como lo pudimos comprobar.  

Copio ad litteram  mis apuntes en mi Diario de Campo Nº 24, págs.  66-67 y 83):

Fig.  3.   Conversación con don Clemente Mendieta, parte 1. (1984: pág.66),  (10-03-1984).


Fig. 4. Segunda parte de la conversación (10-03-1984,  pág. 67).

                             

Fig. 5.  Tercera parte y última de la conversación en terreno (10-02-1984, Diario  Nº XX: pág. 83).

Comentario eco-antropológico.

1No deja de ser bastante sorprendente que  existiera  (y aún persista hoy) en la zona la costumbre de  obtener carbón  mediante la quema en  hornos, de los pocos arbustos leñosos que se dan en el área. La gente del pueblo necesitaba y aún necesita disponer de carbón de leña para el brasero en sus casas, especialmente para  defenderse del frío en los inviernos.   

2. En otro capítulo de este blog, hemos presentado antecedentes sobre la confección de carbón de leña  en la zona central de Chile (Ver capítulo nuestro editado el 29-06-2020). En aquella zona del país,  se justificaría, en todo caso, la elaboración de hornos de carbón, pues abundan numerosas especies vegetales leñosas (árboles y arbustos)  que pueden producirlo y de hecho lo producen. No es  éste el caso del Norte Chico, cuya flora  es preferentemente de talla muy pequeña y, además,  ha sido depredada desde tiempos antiguos, como lo ha comprobado el minucioso estudio del geógrafo  Conrad J. Bahre  (1979: 29,31 y passim; ver bibliografía infra).  

3. A  causa de la escasa precipitación pluvial anual,  cuya media en esta zona no supera los 80-90 mm en la última década,  la cubierta vegetacional arbustiva  ha ido  menguando tanto por razones de tipo meteorológico (sequías prolongadas) como por efecto antrópico directo (i.e , por la actividad humana, especialmente  por la crianza desmedida de cabras y burros), agudizándose en gran medida la llamada "desertificación".  Este proceso agro-meteorológico, de larga data,  se ha ido acelerando drásticamente en las últimas décadas y, al parecer, ha llegado "para quedarse". Sus efectos en el estado presente de la vegetación, son evidentes y lamentables. Su destino final, a no mediar drásticas medidas de mitigación  y/o  conservación, es el temido arribo del "desierto absoluto". Los geógrafos  nos  vienen advirtiendo acerca de este proceso deletéreo ad portas, desde hace ya por lo menos  50 años. Pero se les ha hecho muy poco caso.  O ninguno.  La actividad de la cabrería no ha cesado, a pesar del evidente daño inferido al ecosistema. Ni siquiera se salvan de sus voraces fauces las cactáceas, a pesar de la protección de sus poderosas espinas. 

4.  La algarrobilla (Balsamocarpon brevifolium Clos-Barrick) es una especie arbustiva endémica de Chile considerada hoy  como especie muy "vulnerable". Solo existió (y aún subsiste) en las provincias de Atacama y Coquimbo, en Chile. Puede llegar a medir hasta un máximo de  3m de alto. Sus  frutos de cubierta roja y provistos de semillas aplanadas en su interior, son muy ricas en tanino y por ello la planta fue antiguamente muy buscada por las curtiembres. Sus semillas son comidas por  la chinchilla  (Chinchilla lanigera)  y el loro tricahue (Cianoliseus patagonus broxami), especies ambas que presentan graves problemas de conservación en la actualidad. Esta planta es hoy sumamente escasa en  su medio natural original y está protegida. El botánico Karl Friedrich Reiche (1860-1929), en su obra del año 1901 se extiende  sobre esta industria de obtención del tanino de  la algarrobilla, por entonces en pleno auge en nuestro país (Ver bibliografía, infra).  

5. Don Clemente  nos  relata -a propósito de mi pregunta sobre la elaboración de carbón de leña- que también existen plantas de pequeña talla del litre (Lithraea caustica)  en algunos escasos rincones poco accesibles de la zona. Es éste -por lo demás- el límite máximo septentrional que alcanza esta especie, de amplia difusión en el bosque esclerófilo de la zona central de Chile, donde se asocia comúnmente al  quillay  (Quillaja saponaria) y al espino (Acacia caven).

6. Por fin, nuestro informante  hace alusión  a la extracción de las gruesos rizomas del "palo gordo" (Carica chilensis), para alimentar a sus animales en tiempos de sequías, al igual que el uso del cactus llamado "sandillón" (Eryosice aurata ex Neoporteria), hermosa  cactácea esférica que adquiere gran tamaño; especie muy cotizada por los cultivadores de cactáceas. Sobre este mismo tema, nos había ya informado nuestro amigo el botánico Sebastian Teillier, en el capítulo precedente de este  Blog. 

7. En conversación sostenida con la botánica Mélica Muñoz, del Museo Nacional de Historia Natural el 17-03-1984, ella tuvo la amabilidad de identificar, en base a ejemplares colectados in situ, las referencias dadas por don Clemente (tercera parte de su entrevista, arriba, en nuestra  Fig. 4), en los siguientes términos transcritos de mi Diario de Campo: 

"Mélica Muñoz (Museo Historia Natural) me ayuda a identificar a la "tutema" (o "atutemo") como Llagunoa  glandulosa, y a la "melosa"  indicada por Clemente Mendieta, (informante de El Tofo, 53 años), como "cola de ratón" o Pleocarpus revolutus. Esta  [última especie] estaba copiosamente  en flor en mis días de visita: 9/12-03-1984". (Diario de Campo H. LarrainNº 24 (1983-84), pág. 85).

Bibliografía citada en el texto.

Bahre, Conrad J., 1979 . Destruction of the Natural Vegetation of North-Central Chile, University of California Publications, Geography, Vol 23,  University of California Press, Berkeley, Los Angeles, London, 117 p.

Reiche, Karl Friedrich, 1901, Los productos indígenas vegetales de Chile, Santiago de Chile,  (cit. in Bahre, Conrad J, 1979, ver bibliografía).

Reiche, Karl Friedrich,   2014,   Geografía Botánica de Chile,  Cámara Chilena de la Construcción, Santiago de Chile, Eds.  Andrés Moreira-Muñoz y Mélica Muñoz-Schick, traducción de don Gualterio Looser, (reedición de la obra original publicada en el año 1907 en idioma alemán). 

viernes, 30 de octubre de 2020

Empleo tradicional de plantas locales de la zona de Et Tofo-La Higuera (IV Región de Chile): Informes de un campesino de la zona a mediados del año 1984.


DEDICO AGRADECIDO ESTE CAPITULO DE MI BLOG A LA MEMORIA DE DON CLEMENTE MENDIETA, CABRERO SABIO Y HUMILDE, QUE ME ENSEÑARA LOS SECRETOS DE LAS  PLANTAS. 

Aprendiendo de un cabrero local.

Con motivo de la búsqueda de información sobre  nuestras investigaciones sobre  la camanchaca costera  en la zona de "El Tofo" (IV Región de Chile)  he hallado unos apuntes de conversaciones mías con uno de nuestros operarios, el cabrero don Clemente Mendieta. Por esos días, don Clemente nos ayudaba plantando los árboles en la parcela experimental de "El Tofo". Dueño de una majada de cabras en el sector, conocía  la zona como la palma de su mano, hasta sus lugares más recónditos. 

Por su gran interés botánico y farmacológico, he querido rescatar aquí esta conversación para que no se pierdan sus datos. Ellos son fruto de una larga experiencia de campesinos de la zona, seguramente de muy antigua data, transmitida de generación en generación. En mi pasión por preservar informaciones que pueden ser útiles en el futuro a sociólogos, antropólogos, etnógrafos o arqueólogos,  he decidido estampar aquí estos recuerdos y, a la vez,  recordar a este amigo sabio que con tanta generosidad nos brindara su testimonio. Don Clemente tenía 51 años ese año 1983. Con él recorrí las aguadas y senderos  en la zona de "El Tofo". 

 Nos preguntamos si aún vivirá hoy don Clemente  o si alguno de sus hijos o nietos en esa zona  podrá llegar a tener noticia de este cariñoso recordatorio nuestro. ¡Dios lo quiera!.  Si algún lector nuestro vive en la zona de El Tofo-La Higuera, (IV Región),  tal vez nos pueda dar alguna referencia.

Fig. 1.  Llano de La Higuera con cerros de "El Tofo" a la vista. La camanchaca costera cubre las cumbres. (Foto H. Larrain, septiembre-octubre  1984).

Mis contactos con obreros locales.

Entre los años  1980 y 1985 tuve varias ocasiones para conversar sobre el modo de vida de cabreros, mariscadores o  peones agrícolas que solía yo topar en mis trabajos de campo, u ocupar en faenas relacionadas con nuestro trabajo de investigación. Por fortuna,  tenía yo la vieja costumbre, que aún conservo, de grabar las conversaciones y anotar cuidadosamente después todo lo que veía u observaba y que me parecía digno de preservarse. Los rápidos cambios en el modo de vida de  estos grupos de campesinos o cabreros con el actual acceso a la electricidad y a la movilidad  por automóvil,  ha producido, a la vez,  una pérdida  u olvido de los  antiguos modos de vida, en contacto continuo con la naturaleza circundante. No sólo ha cambiado rápidamente el modo de desplazarse en el espacio -del burro o la mula, a la camioneta o el camión- sino también el  modo de alimentarse, vestirse, medicarse  y  cuidar de la salud de sus animales. ¡Todo un mundo de cambios en muy pocas décadas!. 

Fig. 2.  Con don Clemente Mendieta recorriendo las aguadas  de la costa, próximas  al antiguo mineral de "El Tofo". (Foto H. Larrain mayo 1980,  en la aguada "Agua salada", reproducida en nuestro libro "Etnogeografía", 1987: pg. 73). (Referencia explícita  a esta visita en nuestro Diario de Campo Nº  25, págs. 65-66).

Mi interés por la botánica  de la zona de El  Tofo, hizo surgir esta interesante conversación con don Clemente Mendieta. Tras  varios días de trabajo en común se despertó una gran afinidad entre nosotros,  y se  me abrió una puerta para obtener una información que, un simple Cuestionario, muy difícilmente habría podido obtener. Es ésta, a mi modo de ver, la enorme diferencia que existe entre plantear un frío  y escueto "Cuestionario", sin vida ni calor humano previo, y una conversación suelta, expedita, brotada al calor de la camaradería y, sobre todo,  al contacto directo con la naturaleza misma de los lugares que juntos recorrimos. Con   don  Clemente ocupábamos, por esos días,  una de las habitaciones de que disponíamos en "El Tofo", gracias a la Compañía Minera que nos las facilitara gentilmente para nuestra investigación. Vivíamos y comíamos juntos, en la misma casa. Este contacto asiduo generó una incipiente amistad entre nosotros. Así, le fui  preguntando por todas las plantas que él empleaba  para remedios caseros u otros fines relacionados con su actividad en la zona. 

Texto de la entrevista.

A continuación, copio las páginas alusivas de mi Diario de Campo,   tomo  25 (marzo-agosto de 1984, pp. 57-60).  

Fig. 3.   Diario de Campo de Horacio Larrain, tomo  25, pág. 57 (mayo 1984).

                                  
Fig. 4. Página 58 del Diario de Campo de  H.L. tomo 25 (mayo 1984)

Fig. 5.  Diario de Campo de H. L. tomo 25, pág. 59 (mayo 1984).

Fig. 6.  Diario de Campo de H.L. tomo 25, pág 60. (mayo 1984).

Notas adicionales de tipo botánico y eco-cultural  (incluidas en números  inscritos en un circulo agregado ad hoc al original).

1.   Se trata de la planta Krameria cistoidea H. et A  (Ver Teillier et A, 1998: 71)  de cuyas raíces, se extraía  antiguamente  la "tintura de Ratania", usada en medicina (según  Mélica Muñoz Schick, Flores del Norte Chico,  1985, 12). 

2.   El carbonillo  (Cordia decandra, H. et A.) de la familia Boraginaceae, (Cfr. Teillier et al, 1998: 79)  es hasta ahora utilizado para la elaboración de carbón en el Norte Chico, lo que  constituye una seria amenaza para su supervivencia en el medio natural. Sus grandes flores blancas son tambièn buscadas como adorno.  Vimos algunos ejemplares de esta especie en el valle de La Higuera durante  nuestros estudios en la zona  (1980-84). 

Fig.  7.   Flor de carbonillo. Se observa a la mariposa Vanessa carye, libando sus flores ( imagen tomada de obra de Teillier et al.,  1998:79).

3. La  Oreja de zorro, (Aristolochia chilensis,  Bridges ex Lindl) tiene flores en forma de un gran embudo y  poseen la particularidad de exhalar un olor pestilente y muy fuerte que atrae a los insectos. Consultado al respecto, me comunica el botánico Sebastián Teillier lo que sigue: "(esta planta) retiene los insectos mientras se poliniza y fecunda. Luego los pelos se vuelven lacios y los insectos salen. Las personas creen que es planta insectívora, pues quedan algunos insectos fallecidos  al interior" (com. pers.  02-10-2020). Según Muñoz Schick (1985:33)  se usaba en medicina popular como emenagogo, es decir remedio para  ayudar a las mujeres después del parto. 

Fig. 8. Flores de la "oreja de zorro" en forma de embudo, provistas de gran cantidad de pelillos interiores. (Imagen tomada de la obra de Mélica Muñoz-Schick  (1985:33). 

4. Esta planta  "sana-la-tos" no la hemos identificado con seguridad, pero probablemente se trate de la planta llamada vulgarmente "sanalotodo",  (Cesalpinia angulicaulis, Clos.)  pues a esta a especie Mélica Muñoz  (1985:71)  atribuye  el mejorar el ritmo del corazón. Tal vez fue un error de interpretación mía del nombre dado por el  campesino.

5.  Sobre esta planta  nos señala el botánico Teillier textualmente en carta reciente: "debe ser Solanum pinnatum. El chavalongo, ¿no es  el  nombre corriente dado al tifus? (com. pers. 01-10-2020). En otra página de mi Diario Nº 25,  anoté  un dato de interés a este respecto. Allí identifico el "chavalongo"  de mi informante Mendieta, como Solanum maritimum que observo en etapa de  floración terminal el día  17-07-1984  (Diario de Campo Nº 25, pág. 224). Sospecho hoy que llegué a  esta determinación gracias a la ayuda de la botánica Mélica Muñoz, a quien visité en el Museo Nacional de Historia Natural, llevándole ejemplares herborizados por mí para su reconocimiento.  
Nos sorprende bastante el nombre dado por don Clemente a esta planta nativa, porque su origen es ciertamente mapuche (chafalongko) y la primera vez que se nombra históricamente correspondería a una epidemia que habría asolado la zona mapuche entre  1555 y 1557, causando una enorme mortandad entre los indígenas. Hay fundadas sospechas de que se habría tratado de una fiebre tifoidea -y no  un tifus- causada por la bacteria Salmonella tiphy. Nos preguntamos si don Clemente  usaba de esta planta para algún tipo de fiebre semejante y por eso le dio ese nombre. Nos quedamos con la duda. En todo caso, entre los mapuches y la gente del pueblo en Chile el remedio generalmente usado para este tipo de fiebres fue con infusiones de las hojas del arbusto llamado natri o natre (Solanum crispum)  una solanácea nativa común en el centro y sur de Chile de hermosas flores color violáceo.

6.  Se trata de Marrubium vulgare L.   de la familia Lamiaceae, cuyas propiedades medicinales son reconocidas en gran parte del país. Es planta  foránea  hoy cosmopolita, ya incorporada a los terrenos de Chile como una maleza, de larga data. 

7.  Se trata del papayo silvestre, (Carica chilensis Solms, 1889).  Recuerdo que el padre de los hermanos Rivera, en  playa Temblador, hacia  el año 1980, los buscaba ávidamente para dar alimento a su burros en tiempos de sequía. Pude observar personalmente cómo arrancaba sus gruesos rizomas, destruyendo así por desgracia la planta, y los cortaba en pedazos para alimentar sus animales y aún sus aves de corral. Nos agrega Sebastián Teillier a este respecto: "eso mismo hacen con el cactus llamado "asiento de la suegra" o "sandillón"; los cocinaban y se los daban al ganado". (com. pers. 01-10-2020).  El nombre cientifico del "sandillón" es Eryosice sp.

8.  Cualquier especie de Eucalyptus  es apta para esto. En la zona de "El Tofo" había de preferencia Eucalyptus globulus, el que  crecía admirablemente en los altos gracias a la humedad suministrada por la camanchaca costera. En la parcela forestal instalada por nosotros en El Tofo, hacia los 650 m de altitud s.n.m. introdujimos Eucalyptus camaldulensis  que prendió bien, pero fue pronto  atacado por las cabras. El año 1983-84, cuando realizábamos las experiencias de captación de agua de la niebla (camanchaca), constaté la existencia de numerosas plántulas nuevas, muy pequeñas,  de este Eucalyptus,  producto de semillas de los árboles viejos alli presentes, y que prosperaban ya sin necesidad de riego alguno.

9.  Esta "salvia" es probablemente alguna Labiada de origen foráneo, pero ya  asentada de larga data en Chile.  De acuerdo a Sebastián Teillier: "el nombre de salvia blanca se usa para Lepechinia salvia (Sphacele salvia), pero sus flores son de color morado" (com. pers. 01-10-2020).

10.  Era común observar esta costumbre entre los campesinos del Norte Chico y Zona Central de Chile quienes solían mantener una pequeña huerta junto a sus casas, bien protegido de los animales  (cabras, burros o liebres), donde plantaban todos los "montecitos " o hierbas  naturales que les servían sea de  aliños en la comida, sea de medicina casera.

11.  La "doraílla" , según comunicación de Sebastián Teillier debe ser un helecho del género Cheilanthes. Hay dos posibilidades, o es Ch. hipoleuca o Ch. mollis)", (com. pers. 01-10-2020).  

12.   Tampoco hemos identificado esta "antamisa".  ¿Será, tal vez,   una Artemisia absinthium, o ajenjo?. Tal vez. Planta originaria de las regiones templadas de Europa y Asia, introducida, considerada antiparasitaria, antibacteriana y antinflamatoria fue conocida desde la época de los egipcios  y considerada  la "madre de todas las hierbas".  Llegada a Chile tempranamente, seguramente traída por  los españoles.
Teillier, consultado al efecto, me comenta así: "Altamisa se aplica hoy más bien a Tanacetum parthenium, una especie vegetal cercana a la manzanilla". (Com. pers. 01-10-2020).  

13.  Este pimiento  (o falso pimentero) es Schinus molle L. , planta de la familia de las Anacardiáceas, originaria de Sudamérica (Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia y Argentina),  y presenta amplia difusión por todo Chile. Hoy adorna jardines en todas las ciudades del mundo por su frondosidad y grata sombra. Puede alcanzar hastas los 15-18 m de altura en condiciones óptimas.  Sus semillas se semejan a las del pimentero o árbol de la pimienta  (Piper nigrum). Los quechuas preparaban con sus semillas un brebaje fuerte, semejante a la chicha. 

Comentario adicional de S.Teillier respecto al reciente cambio de su nombre científico por los taxónomos vegetales: "ahora es Schinus areira L.,  siguiendo el nombre de "aroeira" que le dan los brasileños a este vegetal".  (Com. pers. 01-10-2020). Schinus molle, en  consecuencia, ya no debe usarse y  ha pasado a la sinonimia.

Lo taxónomos (zoólogos o botánicos) realizan, con alguna frecuencia, cambios en la nomenclatura científica de plantas o animales, cuando se constata con seguridad la existencia de descripciones anteriores, hevhas por otros autores. El principio que aplican es que debe primar siempre la descripción más antigua, con tal de que ésta sea perfectamente reconocible. Tales cambios, nada infrecuentes, nos suelen producir bastantes "dolores de cabeza" a los que no somos taxónomos o especialistas.   

En varios de mis viajes, conservados en mis Diarios de Campo, he anotado con especial cuidado referencias al empleo de plantas locales por la población residente (cabreros, campesinos, pescadores).  En un próximo capítulo de nuestro Blog (en preparación), insertaré y comentaré otras páginas de mis Diarios de Campo, con otras consideraciones etnobotánicas de gran interés que acabo de encontrar, referentes a la misma zona geográfica y a las mismas fechas.
 
Agradecimientos.

En primer lugar,  a  mi amigo el cabrero don Clemente  Mendieta compañero de tantas caminatas por el sector, inspirador de este trabajo. 
Al enviar este artículo a mi amigo botánico Sebastián Teillier para su revisión, ha tenido la gentileza de hacer las observaciones que he añadido a mi texto más arriba. Agradecemos especialmente su apoyo a nuestros afanes por dar a conocer aspectos poco conocidos  de la etnobotánica de la zona.
 
Bibliografía de referencia empleada en el texto.

Larrain, Horacio,  1987. Etnogeografía, Volumen XVI de la Colección Geografía de Chile, Instituto Geográfico Militar, Santiago, 285 p.
 
Muñoz-Schick , Mélica,  1985,  Flores del Norte Chico, 2a. edición, Dirccción de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago,

 Teillier Sebastián, Zepeda, Herman y García Villarroel, Patricia, 1998,  Flora del desierto de Chile,   CONAF, Región de Atacama, Marisa Cúneo Ediciones.

Teillier, Sebastián, 2020,   Correo electrónico enviado al suscrito  el 01-10-2020.

 



miércoles, 21 de octubre de 2020

Captación comparativa de agua de la camanchaca en los cerros de "El Tofo" en los años 1983-84 según Informes de la CONAF IV Región (La Serena). Diferencia de captación entre dos instrumentos.

Este capítulo da a conocer y comenta dos tempranos Informes emanados de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) IV Región de Chile, (La Serena) relativos a la producción de agua de niebla a través de captadores o atrapanieblas, en el sitio de  "El Tofo" en los años  1983-1984. 

En busca de testimonios antiguos.

Revisando viejas carpetas correspondientes al período de  nuestra actuación en las investigaciones de la niebla  en los cerros de "El Tofo", (IV  Región de Chile), he hallado copia de dos Informes sobre  la productividad de aparatos captadores del agua de la niebla instalados por nosotros en el lugar, a 900 m de altitud s.n.m.   La época exacta que cubren estos Informes corre desde fines del año 1983  hasta fines del año 1984.  Esto es, hace exactamente 37 años. Por considerarlos de alto interés para la historia de este fenómeno en Chile, daremos cuenta de ambos.

Interés  por investigar el oasis de niebla de "El Tofo".

En aquellos años, luego de  abandonar  la Universidad Católica a mediados del año 1980 por razones que no es del caso señalar aquí, estaba yo abocado a investigar, junto con Pilar Cereceda, geógrafo de la Universidad Católica, y el joven geógrafo Nazareno Carvajal, la potencialidad de "El Tofo", sitio que se manifestaba muy prometedor para la obtención de agua de la niebla, o camanchaca costera.   El lugar, provisto generalmente de densa niebla y cerros elevados,  había sido "descubierto" casualmente por mí en el verano del año 1980, con ocasión de  una excursión de vacaciones con mi familia.  (Cf. mi capítulo del blog de fecha  24-12-2013).  Nadie podía imaginar, en esas fechas, que dicho lugar se convertiría en el primer intento serio hecho en Chile por dotar a las caletas  de pescadores con agua potable procedente de las nieblas costeras o camanchacas.  

Hace algunos años, hemos dado cuenta detallada de nuestro primer encuentro  fortuito con esta "camanchaca" en la zona de Caleta Chungungo -El Tofo en cuatro capítulos nuestros de este mismo blog. Se  estudia en ellos, en detalle, cómo llegamos a comprobar la existencia,  en los altos de "El Tofo", de un notable oasis de niebla.   He aquí sus títulos:

1. "Nuestra primera experiencia de captación de agua de la niebla: Caleta Temblador en Mayo del año 1980",  (editado el 24-12-2013);  

2. "Caleta Chungungo y la camanchaca: Primer  Proyecto para dotar de agua atmosférica una caleta costera en Chile  25-05-1982" (editado el 29-12-2013); 

3. "Los primeros trabajos del grupo de estudio de la niebla en El Tofo, IV Región de Chile. Esfuerzos exitosos", (editado el  01-09-2016).

4. El cuarto trabajo nuestro apareció con el nombre de: "Resumen de nuestras primeras experiencias  en captación de la camanchaca costera: años 1980-2000. Cerros de El Tofo (IVª Región) y Alto Patache (Iª Región)", editado el 30-09-2016).

En estos capítulos, el lector encontrará  toda la información que necesita para situar, geográfica y ecológicamente, nuestro lugar de estudio en esos años: las alturas de  "El Tofo". Se describe allí tanto el hallazgo casual del sitio como las primeras experiencias nuestras a partir del mes de  mayo del año 1980.  Si bien las cimas del lugar de "El Tofo" casi no conservaban su flora primigenia, por haber sido instalado allí el campamento minero, las casas de los ingenieros y obreros, la iglesia y el hospital, la espesa niebla se hacía presente en el lugar manteniendo vivos a enormes árboles plantados por la Minera. La potencialidad de esta niebla, en este lugar, fue el objeto de  nuestro interés por espacio de más de 5  años  (1980-1985).   

¿Cuál tipo de aparato captador preferir?.

Dada la aparente potencialidad del lugar, se hacía necesario probar diferentes instrumentos, en igualdad de condiciones. Existía en ese momento (1983) incertidumbre sobre cuál dispositivo o aparato captador era el más eficiente. A la fecha   se presentaban dos posibles candidatos. ¿Había que preferir nuestro tipo "Cortina", que ya teníamos instalado en el lugar desde diciembre  1982, o había que  adoptar  el instrumento ideado por Carlos Espinosa: esto es, su estructura "Macrodiamante", diseño ya probado por él en diferentes lugares cerca de Antofagasta?. Dos diferentes formas y orígenes, uno diseñado por  físicos y el otro, por geógrafos. La única manera de salir de dudas, era probar ambos diseños, exactamente al mismo tiempo y en el mismo sitio. Fue lo que  decidimos de común acuerdo con Cristiaan Gischler y el profesor Carlos Espinosa. 

Los dos candidatos.

Fig. 1.   Imagen de nuestra estructura tipo cortina,  instalada por  nuestro pequeño  equipo cobijado en el Instituto de Estudios y Publicaciones Juan Ignacio Molina de Santiago, en el alto de los cerros de El Tofo, en diciembre del año 1983 (foto tomada del folleto de CONAF IV Región, ver bibliografía infra, p.  7). 

Fig. 2.  La misma cortina captadora de  neblina  con nuestra  antigua carpa en primer plano.  En esta imagen  el aparato no está aún completo faltando añun varios paneles.  En esta tiempo, solo disponíamos de nuestras propias carpas para nuestro alojamiento durante los días que duraba la expedición. (Foto Pilar Cereceda, 21/06/1982; ver Diario H. Larrain, Vol. 22, pág. 309).

Fig. 3.   La "estructura  Macrodiamante",  diseñada por  el fisico antofagastino Carlos Espinosa, que fue  instalada  en los altos de El Tofo,  a pocos metros de nuestra cortina captadora de 90 m2 de superficie (Figs. 1 y 2) en abril 1984. (Imagen tomada del folleto de CONAF, IV Región, 1984: 4).

Fig. 4.  La Estructura denominada "Macrodiamante" de Carlos Espinosa  instalada en los altos de Cerro Moreno, a unos 900 m de altitud snm (Foto del año 1980, donada al autor por don Carlos Espinosa (Cfr. Diario de Campo H. Larrain, Vol. XXV, pág.  98).  Esta fotografía fue tomada 4 años antes de los acontecimientos de "El Tofo" aquí relatados. Se puede apreciar aqui el gran tamaño de la estructura que ofrece una gran resistencia a los vientos predominantes. 

Recordando nuestros primeros pasos en el estudio de la niebla.

Dado el profundo interés actual por obtener nuevas y seguras fuentes de agua dulce, tanto para la bebida humana como para el riego agrícola  a causa de la sequía que nos viene aquejando desde hace ya más de 10 años (2010-2020),  y que al parecer "ha llegado para quedarse", creemos que  puede resultar de interés mostrar hoy día, a través de estos tempranos Informes,  el trabajo realizado en esos años mediante la instalación y medición comparativa de aparatos captadores de la niebla o camanchaca. Nos interesa hoy recordar y registrar esos esfuerzos, en esas fechas, por cuanto sus decisiones no fueron frutos del azar o de la improvisación, sino  fueron acompañados en esos años por exigentes investigaciones de campo, de tipo geográfico y meteorológico, realizadas por nuestro equipo, y que  hoy se consideran pioneras en dichas zonas. 

Realidades de antaño olvidadas  hoy.

Suele suceder   -y así parece ha sucedido en este caso como en tantos otros- que los científicos encargados hoy de la continuidad de estos estudios,  no reparan suficientemente en los humildes inicios y sus logros, tal vez por ignorar o desconocer sus detalles, perdidos ya con el paso del tiempo. De aquí nuestra responsabilidad de hacer recordar y refrescar la memoria del pasado, cuyo registro minucioso ha quedado  semioculto u olvidado en "Diarios de Campo"  nuestros, o en Informes ya descoloridos, que yacen ocultos en antiguos  archivos, y  que las generaciones jóvenes  a pesar de su entusiasmo,  generalmente desconocen. 

Urgencia de una historia retrospectiva fidedigna.

Notamos a este respecto, que hace falta trazar hoy una historia precisa y detallada de este largo proceso en nuestro país, iniciado por el fisiólogo vegetal alemán Jochen Kummerov en 1961 en sus estudios en  el bosque de neblina de Fray Jorge (cf infra, en bibliografía) y proseguido por  Carlos Espinosa (1967 en adelante),  Raúl Muñoz (1969) y sus continuadores. Sin embargo, uno de los primeros pioneros en Chile en presentir la importancia de este tema,  fue, sin duda, el alemán Walter Knoche (1931, ver bibliografía infra) quien en esos años llamó poderosamente la atención hacia el agua contenida en la niebla en lugares muy específicos de la costa chilena. 

La obra del hidrogeólogo holandés  Christiaan Gischler: (1991; ver bibliografía) ha cubierto en buena parte esta notoria deficiencia para nuestro país hasta esa fecha  (1990), pero consideramos  que hoy (2020), casi 30 años después,  se hace preciso compilar y cotejar toda la información existente  sobre este tema,  tanto en Chile como en otros países, (Perú, Islas Canarias, Guatemala, Namidia, etc.), para obtener una visión clara del panorama tanto en lo relacionado a los lugares y altitudes óptimas de captación, como a los diseños y/o estructuras más eficientes  y resistentes a los vientos. 

La urgente futura síntesis.

Ojalá que esta síntesis se  haga  próximamente en Chile, por chilenos,  ya que nuestro país ha  sido, en Latinoamérica, la cuna de los estudios del aprovechamiento del agua contenida en las nieblas costeras o camanchacas. Nos habría gustado emprender este trabajo por nosotros mismos, pero la edad  y la deficiente  visión que nos aqueja, ya no nos permite hacerlo. Tarea que dejamos en manos de otros jóvenes entusiastas, historiadores o geógrafos, capaces de  dominar varios idiomas además del español.      

La historia "magistra vitae"

La historia pasa a ser verdadera y auténtica "magistra vitae" (maestra o "enseñadora de la vida") a condición de que sea  conocida y divulgada, lo que constituye  una  necesidad que sólo los historiadores o los geógrafos históricos pueden subsanar. El texto del folleto de CONAF IV Región del año 1984, que tengo  a la  vista  (Ver Fig. 3 y bibliografía infra), al relatar las experiencias en El Tofo, es un botón de muestra representativo de este desconocimiento de los antecedentes previos existentes. 

Fig. 5.  Portada del folleto editado por CONAF IV Región, en La Serena, en 1983. Dedica 9  páginas a este Proyecto de obtención de agua de la niebla  (1983: 2-10).
 

El cotejo de dos sistemas de captación.

Aquellos años (1980-1984) fueron cruciales para nosotros para probar la efectividad de nuevos tipos o diseños de aparatos captadores de niebla. Era nuestra meta tanto seleccionar el mejor diseño, como elegir  el mejor o la mejor tela o malla captadora. El físico Carlos Espinosa Arancibia y su equipo en la Universidad del Norte de Antofagasta, habían diseñado y construido, unos 15 ó 20 años antes,  un extraño mecanismo captador, de gran envergadura,  al que bautizaron con el nombre de "Estructura Macrodiamante", por estar constituido de numerosas secciones de tubos superpuestos que presentaban, cada una de ellas, un diseño de diamante, y que, recubiertas de arpillera, habían sido probadas con éxito en  diversas zonas de niebla en las cercanías de la ciudad de Antofagasta  (Mina Andrómeda, El Portezuelo, Cerro Moreno, entre otras, vea Fig.  ). 

En el caso que hoy nos ocupa, Espinosa entusiasmó al hidrogeólogo holandés Christiaan Gischler, por entonces a cargo de  la Oficina de Ciencia y Tecnología de UNESCO/ROSTLAC en Montevideo,  para financiar la construcción de un aparato de este diseño y nos pidió que lo  probáramos en los altos de El Tofo donde nosotros, por cuenta propia, ya veníamos realizando exitosas experiencias de captación  de agus de la neblina o camanchaca. 

Un novedoso desafío.

El desafío era  grande, y de enorme interés para nosotros. Con Pilar Cereceda y Nazareno Carvajal,  habíamos diseñado y construido con éxito, a partir del año 1981, aparatos captadores en forma de cortina, de diversos tamaños y los habíamos  probado en terreno por varios meses. La idea de este diseño tan diferente de los modelos de Espinosa, fue de  nuestro colega N. Carvajal,  quien muy poco antes  se había graduado de geógrafo precisamente con una tesis sobre este mismo tema (Ver bibliografía). Espinosa y su equipo de Antofagasta, en cambio, insistían en la versatilidad y eficacia de su propio diseño:  la "Estructura Macrodiamante"  (Fig. 2), la cual  según él, tenía la gran ventaja de captar el agua arrastrada por los vientos, desde diversos ángulos, aprovechando la humedad transportada por la niebla  mejor que cualquier cortina unidimensional. Además, en su opinión, era más resistente que otros aparatos a la fuerza y potencia del viento. Ambos diseños fueron cubiertos por malla raschel de un diseño especial. La cortina medía 90 m2 de superficie efectiva de captación y el Macrodiamante de Espinosa, exactamente la mitad: 45 m2.  Esta relación facilitaría los cálculos finales. 

Probando en terreno ambos diseños.

El reto, pues, era probar comparativamente ambos aparatos, instalados uno al lado del otro. Gracias al financiamiento de UNESCO-Montevideo,  nos llegó un buen día de  1984 a El Tofo (donde yo residía por entonces y ocupaba una de las casas de la antigua Minera de hierro) la extraña estructura del profesor Espinosa cuyas partes metálicas (varillas)  cabían perfectamente en un bidón de 200 lts. El prolijo trabajo de montaje de la enorme estructura macrodiamante (Vea Fig. 2) corrió por cuenta de operarios enviados desde La Serena por la Corporación Nacional Forestal (CONAF).  

Pocas semanas antes, a fines del año 1983 nosotros, asistidos por Nazareno Carvajal, joven geógrafo dotado de notables cualidades técnicas,  habíamos montado nuestra cortina de 90 m2  de malla raschel, conformada por numerosos paneles y ubicados desde uno  a cuatro  metros de altura sobre el suelo, aprovechando como pilares de base dos antiguas antenas metálicas  allí existentes y que distaban,  una de otra,  30  metros. (Vea Figs. Nº 1 y 2).  Dichas antenas,  para nuestra gran suerte, se hallaban precisamente empotradas y abandonadas en la cima de la cadena de cerros del cordón Sarcos, mirando directamente al mar, aproximadamente a los 900 m de altitud  s.n.m., y enfrentaban directamente los vientos predominantes del SW, portadores de la niebla.  Dadas nuestras experiencias previas en la zona a partir del año 1980, tal ubicación a poca distancia de la costa y frente al mar, nos pareció excelente. Lo demostraba, por lo demás, la vitalidad de los árboles de eucaliptus y pinos, de enorme desarrollo in situ, plantados  unos 20 ó 30 años antes por la Minera de hierro "El Tofo", dueña del lugar y que se mantenían en espléndidas condiciones, a pesar del cierre de las faenas mineras, gracias a la humedad aportada diariamente por la niebla.

Comparando dos sistemas de captación.

La experiencia comparativa tuvo lugar a partir del mes de abril de 1984, fecha de la instalación de la estructura macrodiamante. Nuestra cortina captadora ya había sido instalada por nosotros en ese lugar desde fines del año anterior, esto es  desde diciembre 1983. A la llegada del nuevo aparato de estructura macrodiamante, nuestro equipo ya disponía de varios meses de  mediciones del agua captada en nuestra cortina de 90 m2 de superficie. 

 Informe de CONAF- IV Región  (Coquimbo)  del año 1983.

Fig. 6.   Página 1. Informe CONAF IV Región.
Fig. 7.   Pág. 2.  Informe CONAF IV Región.
Fig.  8.   Página 3  y final del Informe CONAF IV Región.

Comentario. 

En este breve Informe,  que no hace alusión a nuestras experiencias previas durante tres años en ese mismo lugar,  se establece, en forma bastante ambigua y poco precisa, la productividad de  la "Cortina", señalándose, a la vez,  que ha habido problemas  para verificar la real productividad de la estructura "Macrodiamante".  Nuestro propio Informe,   en cambio,  de las mismas fechas (Cfr infra),  acomete la tarea de verificar, en forma comparativa, los montos reales de captación de ambos diseños en el mismo período de tiempo. En suma, este Informe poco aporta al conocimiento del comportamiento de la niebla y la productividad de los aparatos. El Macrodiamante presentó, desde el inicio, según se señala,  serios problemas de registro, dada la complejidad de su estructura  y forma.  

Nuestro Informe  a CONAF V Región. (6 págs.).



Fig. 9.  Pág. 1 de Nuestro Informe  a CONAF IV Región.
Fig. 10.  Pág 2 de nuestro Informe.

Fig. 11.  Pág. 3 de nuestro Informe. 

                                     

Fig. 12.   pág.  4 de nuestro Informe.

Fig. 13. Pág. 5 de nuestro Informe.
Fig. 14. Pag. 6  y final de nuestro Informe. a CONAF IV Región.

Comentario al Informe nuestro presentado a CONAF IV Región.

1. Nuestro Informe midió la producción de la "Cortina" instalada en El Tofo, durante  163 días, entre el 21 de diciembre 1983 y  el 11 de Junio de 1984,   registrando en ese período  un total de  36.727 lts, lo que equivale a 2,50 L/m2/día  (Litros por m2  por día).
2.  Este período de tiempo que corresponde aproximadamente al verano y otoño austral,  es curiosamente  el peor de todos en términos de captación, sabiéndose   por experiencia recabada en este mismo lugar  y de otros lugares (como Alto Patache), que la máxima productividad  de agua de la niebla se produce preferentemente en los meses de Julio a Diciembre, esto es durante el invierno y, sobre todo, durante la primavera. Esta situación  quedaba  señalada expresamente en nuestro Informe a la CONAF en la pág. 2 ("Comentarios"), donde se expresa: "ya nos era familiar la deficiencia fuerte de producción en la estación otoñal sobre la base de las experiencias  del Instituto de Estudios y Publicaciones Juan Ignacio Molina, correspondientes a los años 1982 y 1983, de suerte que este fenómeno no nos sorprende en absoluto" (Ver pg. 2). 

3.  La producción media en estos meses de verano y otoño, pues,  correspondió a los 2,50 L/m2/día.

4.   Ente los días  15 al 21 de marzo de 1984, se realizó una medición estrictamente comparativa de la producción de agua  de los  dos diseños: el "Macrodiamante" del físico Carlos Espinosa y la "Cortina  captadora" de nuestro equipo.  El resultado fue decisivo. El "Macrodiamante"  captó  252,7 lts.  versus  1.885,5 lts de la "Cortina" de 90 m2. Como el área de captación del "Macrodiamante" era exactamente  de 45 m2, (la mitad de la superficie captadora de la "Cortina"),  se multiplicó dicha cifra de 252,7 lts por 2, resultando así un captación equivalente a 505,4 lts. Así, comparativamente,   la productividad de la "Cortina"  equivalió  al  73.2%  versus el 26,8% del Macrodiamante.

5.  El cómputo de la producción total del "Macrodiamante"  (situación que debe considerarse aquí)  supuso agregar al contenido de los nueve tambores receptores, ubicados en las "patas" del aparato, una fracción importante  de agua que caía fuera de los tambores, y que fue recogida cuidadosamente mediante bolsas de nylon, ubicadas estratégicamente alrededor de las "patas" del aparato. Hecha esta medición cuidadosa, se pudo así constatar que el  24,81 % del agua captada por  la estructura había caido al suelo, fuera de los tambores receptores. Dada su forma y estructura, la medición exacta de  la captación de este aparato era, por lo tanto, imprecisa.   

6. Se debe considerar, en este contexto, que el monto total de producción de nuestra "Cortina" fue sólo el equivalente al agua caída directamente sobre la malla colectora y que fue recogida y medida por un sistema de relojería  a la salida de la canaleta inferior, receptora del agua. En otras palabras, no se intentó evaluar qué cantidad de agua habría sido arrastrada por los vientos fuera de la canaleta y que, por tanto, caía directamente en tierra, a sotavento de la malla captadora, mojando completamente el suelo. No hubo de parte nuestra intención de medir esta pérdida que, evidentemente, habría concurrido a incidir fuertemente en el cálculo final. Ni fue necesario hacer tal corrección, dada la enorme superioridad demostrada por la "Cortina" captadora. De haberse  hecho este último cálculo, instalando en tierra, inmediatamente detrás del captador mangas plásticas para la recepción de las gútulas de agua que la malla misma dejaba escapar, es muy posible que la ventaja demostrada por el tipo "Cortina" hubiese sido todavía  bastante superior.

7. Habiendo verificado esta experiencia, utilizando el mismo tipo de malla raschel en ambos aparatos, ya no podía caber duda alguna acerca de la superioridad evidente y notoria de nuestro tipo   "Cortina" sobre el "Macrodiamante".  

El final de esta historia de competitividad.

Lo que las fuentes escritas no relatan,  tal vez por pudor o respeto hacia la persona  del inventor del "Macrodiamante" don Carlos Espinosa,  es el final impensado y trágico de esta historia.  Cuando nos encontrábamos en pleno proceso de medición comparativa de ambos aparatos, el día 1 de Julio del año 1984 se desató un fortísimo viento con fuertes lluvias en las alturas de El Tofo. Había llovido desde dos o tres días antes.   Según quedó registrado en mi Diario de Campo Nº 25 pág. 207, ese día cayeron 900 cc de agua, equivalentes a 21,64 mm en poco tiempo. No hemos hallado la referencia exacta sobre la fuerza y/o velocidad del viento; debió ser muy intensa, pues arrancó de raíz varios grandes árboles de Eucaliptus de la cima del cerro. Lo cierto es que la estructura macrodiamante que tanto había costado instalar y anclar en tierra fue  bruscamente arrancada de sus bases y arrojada violentamente sobre los árboles de eucaliptus próximos, destrozándose por completo. Fue una pérdida total.

Hasta allí llegó la comparación. La "Cortina", en cambio, si bien recibió algunos daños en sus mallas, resistió relativamente bien la embestida del viento y se pudo seguir  midiendo su producción. Dudo mucho que en los archivos de la CONAF IV Región haya quedado registrado y/o  fotografiado este hecho trágico, del que fue  testigo ocular al señor Juan Ossandón, nuestro encargado de la Estación de El Tofo por cuenta de CONAF.  He revisado mis Diarios de Campo de esas fechas en busca de testimonios directos. He aquí lo que encuentro registrado:  "  
       
Fig. 15.  Vol.  XXV,  página 205 de mi Diario de Campo donde se relata  la destrucción sufrida por la Estructura  "Macrodiamante"  y los daños inferidos a la Cortina Captadora. (continúa en la siguiente figura).

Fig. 16. Termina aquí nuestro relato de los daños inferidos a nuestra Cortina Captadora con motivo del ventarrón y las lluvias concomitantes de esos días, en los altos de "El Tofo", el día 01/707/1984.  (Diario de Campo de Horacio Larrain,  vol. XXV  (1984),  pp. 205-206).
                                                                                      
Comentario final.

1.  Gracias a nuestro Diario de Campo de la época  (Vol. XXV, passim) , nos ha sido posible reconstruir, con  bastante fidelidad, lo ocurrido en ese fatídico día 1 de Julio de 1984. Hemos decidido mostrar las páginas correspondientes de nuestro Diario, como prueba inconcusa de lo sucedido.
 
2.  Aunque yo no me encontraba en ese momento en  el sitio del suceso, pues había viajado a Santiago  un par de semanas antes, nuestro ayudante de campo in situ  el Sr. Juan Ossandón tomó nota cuidadosa de todo. Cuando yo llegué el día 16 de julio al Tofo, la estructura Macrodiamante yacía aún destruida y arrumbada entre los árboles del bosque, hasta donde fuera violentamente impulsada por la fuerza del viento.

3. Durante el período de medición comparativa de ambos sistemas, quedó en evidencia que nuestra "Cortina" captadora rendía considerablemente más que el "Macrodiamante" (más del triple), a pesar de que no se midió ni calculó -como se señalara más arriba- la pérdida  de agua experimentada  en la Cortina, la que caía al  suelo, a sotavento de la misma. La razón de este éxito se debe, en mi opinión,  a  dos factores principales: a)  el hecho de  haber sido emplazada  para enfrentar directamente a los  vientos predominantes del SW, y b)  la adopción, tras numerosos intentos de prueba con diversos tipos de malla, de  un tipo especial de malla raschel que presenta un diseño vertical semejando rombos opuestos, lo  que facilita bastante el rápido escurrimiento de las minúsculas gútulas de agua.

4.  Alguien podría concluir que este capítulo nuestro envuelve, en cierto modo, una crítica al trabajo investigativo del profesor Carlos Espinosa Arancibia, benemérito  físico nortino y profesor de fisica por largos años en la Universidad del Norte en Antofagasta y creador e inventor de la "Estructura Macrodiamante". Nada más ajeno a nuestra intención. Nosotros, en esos años primerizos  como equipo de la Universidad Católica,  siempre reconocimos el enorme apoyo recibido de parte de don Carlos quien puso a nuestra disposición  toda su bibliografia sobre este tema. El nos apoyó siempre en forma entusiasta en nuestras propias investigaciones, primero en El Tofo (N. de La Serena) y luego en las alturas de Alto Patache (sur de Iquique).Tuvimos por ello la gran satisfacción de hacerle un sentido reconocimiento a su labor, al denominar, con su propio nombre,  nuestra humilde Estación de Campo de Alto Patache (Ver  nuestro capítulo del blog: "Un hecho memorable  en el oasis de niegla de Alto Patache: inauguración  en la casa-estación en Mayo del año 2000" editado el  19-01-2017). Dicho día, Don  Carlos y su esposa  nos honraron con su presencia en dicho evento. 
Repitiendo  la frase atribuida a Aristóteles   que trae el filósofo latino  Ammonio en su  obra  "La vida de Aristóteles",  "Amicus Plato, sed magis amica veritas"  ("amigo mío es Platón, pero más amiga  es la verdad"), reconociendo el inmenso aporte del profesor Espinosa  a los estudios de las nieblas costeras o camanchacas,  manteníamos la opinión de que su "Estructura Macrodiamante", tan interesante desde el ángulo  físico-técnico, no era el instrumento más apropiado para la captación de la niebla. La razón íntima -de tipo geográfico-físico-  es que dicho dispositivo no tomaba en consideración un hecho, demostrado por nosotros en años previos al triste suceso, esto es que las neblinas costeras en el Norte de Chile son siempre arrastradas por los vientos  predominantes del surweste (SW),  y, por lo tanto, son unidireccionales: todas se forman sobre el océano y son  arrastadas hacia el continente por los vientos alisios del SW. Y. en tal caso, parte significativa de las caras o superficies del aparato "Macrodiamante" del profesor Espinosa no enfrentaban, precisamente, el SW,  y desde el punto de vista estricto de la captación, resultaban casi inútiles.

Pero narrar la notable epopeya de la bajada del agua de la niebla hasta la caleta de Chungungo,  es ya otra increíble historia que hemos descrito en otro capítulo de este blog... 

(Ultima revisión de este capítulo con adición de imágenes  el 10/02/2021).
    
Bibliografía de referencia. (sólo se alude aquí  a la bibiografía más antigua).

Cereceda, Pilar y Carvajal, Nazareno, 1981, "Aspectos geográficos del estudio de la camanchaca en el litoral del Norte Chico (Chile)", Ponencia presentada al Congreso acerca de la explotación racional de las neblinas costeras, Antofagasta-Lima, 1-2 de Junio 1981.

Carvajal, Nazareno,  1981, "Descripción Preliminar  de las variacione espaciales y  temporales de las neblinas costeras en la IV Región", Memoria para optar al titulo de geógrafo, Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Geografía.  

CONAF IV Región (Coquimbo),  1984,  "Evaluación de las neblinas costeras (Camanchaca) en el sector El Tofo. Proyecto hidrológico de utilización del suelo y agua de escorrentía",   CONAF,  Folleto impreso por la  Sociedad Editorial del Norte, Brasil 431, La Serena, 20 p.  

Espinosa, Carlos, 1967,  "Consideraciones económicas y fundamento del Proyecto "Camanchaca", Revista Scientia, Nº 133, abril-junio 1967.

Espinosa, Carlos, 1977,  "El atrapanieblas  611115", mimeografiado,  Universidad del Norte, Antofagasta,  16 p.

Gischler, Christiaan,  1977,"Camanchaca as a potential renowable Water Resource for Vegetation and Coastal Springs along the Pacific in South America",  Paper presented to UN Desertification Conference, Nairobi, September 1977. 

Gischler, Christiaan,   1981,  "Proyecto principal mayor para la utilización y conservación de recursos hídricos en las áreas rurales de América Latina y El Caribe", Oficina Regional de Ciencias y Tecnología para América Latina y El Caribe, Montevideo, Uruguay. Versión Preliminar,   6 p.

Gischler, Christiaan,  1991,  The missing link in a production chain. Vertical  obstacles to catch camanchaca, UNESCO /ROSTLAC, Montevideo, Uruguay, 197 p.                                                                                                                                   

Knoche, Walter 1931, "Nebel und Garua in Chile",  Zeitschrift der Gessellschaft für Erdkunde, Berlin, 3/4, 81-95. 

Kummerow, Jochen,  1961,  "Quantitative Messungen des Nebelniederschlags im Walde von Fray Jorge  an der nordchilenische Küste", Naturwissenschaft, 49: 203-204.  

Kummerow, J., Matte, V.,  un F.  Schlegel,  1961, "Zum Problem der Nebelwälder an der zentralchilenische Küste", Bericht der deutschen Botanischen Gessellschaft, Band 74: 135-145. 

Larrain, Horacio,  1981,  "Cosechando camanchaca en El Tofo", Revista Creces, Revista de  Información Científica, Vol. 2 Nº 10:  35-39, Santisgo de Chile.

Larrain  Barros, Horacio y Pilar Cereceda Troncoso, 1982,  "Camanchaca, recurso hídrico postergado", Revista Universitaria, Pontificia Universidad Católica de Chile, Nº 7, Mayo 1982, 115-127

Larrain, Horacio (a partir del año 2008), diversos capítulos citados en el texto  de mi blog científico: https://eco-antropologia.blogspot.com 

Muñoz, Raúl, 1969, "Algunas características de las nieblas en Portezuelo, Antofagasta, Chile", Revista "Norte", Universidad del Norte, Antofagasta,  Vol, II, Nº 6, Julio 1969.