lunes, 5 de julio de 2010

Un arquitecto excepcional : Carlos Contreras Alvarez, el inventor del pueblo de Lirima.

Como las parinas que mudan de Salar, nos dejó un día...

Las páginas que siguen tienen por objeto reeditar un viejo artículo nuestro, escrito con motivo del fallecimiento de Carlos Contreras Alvarez, arquitecto antofagastino. Quiere este escrito ser, igualmente, una muestra clara de afecto y un testimonio de inmensa gratitud hacia el hombre que nos colaboró con tanta generosidad en nuestros tempranos esfuerzos por hacer una labor museológica de calidad en la ciudad de Antofagasta, entre 1963 y 1965.

A su familia, con un recuerdo cariñoso,desde la ciudad de Iquique, Julio 2010, al acercarse ya los 35 años de su partida hacia la casa del Padre Dios ( 4 noviembre, 1975).


Fig. .1. Inicio del artículo publicado en "El Mercurio" de Antofagasta, el día 2 de Noviembre de 1985.



Fig.2. primera columna del artículo: "Como las parinas..que mudan de Salar, nos dejó un día".

Fig. 3. Segunda columna del artículo.

Fig. 4. tercera y última columna del citado artículo del año 1885.

Un hombre singular.

Un cuatro de Noviembre del año 1985, nos dejaba Carlos Contreras Alvarez, talentoso arquitecto, músico, guitarrista y dibujante excepcional. Este año 2010, pues, se cumplirán en Noviembre los 35 años de su partida a la eternidad. Fue Carlos, un hombre singular, fuera de lo común. Estudió de todo, además de su propia carrera, la Arquitectura: le gustaba la química, la física, la electrónica, la geografía, la historia, la arqueología. Devoraba cuanto libro llegaba a sus manos. Ansiaba saber de todo. Los que lo conocieron de cerca, además, pudieron apreciar su tremenda generosidad y su increíble calidad humana. Fue también mi propio caso. Porque tuve la fortuna de tenerlo como amigo sincero y como colaborador entusiasta en los planes de habilitación del Museo Arqueológico que la Universidad del Norte abrió en la calle Prat de la ciudad de Antofagasta, bajo la dirección de Bernardo Tolosa Cataldo.

Estrecho colaborador del Museo arqueológico de la Universidad del Norte y de su labor social entre los pueblos atacameños.

Cuando yo llegué a la Universidad un 8 de junio del año 1963, como ioven e inexperto colaborador, Tolosa y Carlos Contreras ya habían hecho mucho por enriquecer las piezas del Museo y por desarrollar in situ la artesanía tradicional en los pueblos del Salar de Atacama. Íngeborg Lindberg, entusiasta etnóloga, les secundaba ardorosamente en sus salidas a terreno. Bernardo tenía fácil llegada a los atacameños en su calidad de delegado oficial de Cáritas-Chile, y esta función de beneficiencia cristiana le permitía acceder a todos los rincones del mundo indígena atacameño y ser bien recibido por ellos. Gracias a esta función, Bernardo lleó0 a ser muy conocido en todos los pueblos de Atacama, desde Quillagua por el Norte hasta Peine y Tilomonte, por el Sur.

Fue un eco-antropólogo de corazón y entrañas.

Nada mejor para recordar a Carlos Contreras, en este año del Bicentenario de la República que enaltecer su memoria, reeditando en nuestro Blog el artículo que el suscrito escribiera en el Diario "El Mercurio" de Antofagasta, en la sección "Tribuna", del día 5 de noviembre de 1985, al cumplirse los 10 años de su muerte.
Carlos Contreras era un auténtico "antropólogo" por el profundo amor que mostraba hacia las comunidades indìgenas de Atacama y el anhelo por lograr su "desarrollo en identidad". Sin haber estudiado jamás Antropología, logró desarrollar una percepción notable sobre la importancia de lo que hoy conocemos como "etnodesarrollo", voz prácticamente desconcida por entonces.

No le importaba el dinero, con tal de hacer favores.

Carlos era una persona que se daba entero hacia lo que el consideraba justo y equitativo. Lo que hacía no lo hacía por dinero, sino por vocación de servicio. Tanto es así, que después de su muerte, Lola, su esposa, trató vanamente de recuperar parte de los dineros que distintos personajes de la ciudad debían a Carlos por sus trabajos como dibujante o arquitecto, dineros que nunca se pudo recuperar. Carlos era un pésimo cobrador de lo que se le adeudaba. Y por ello, la familia pasó muchas angustias y estrecheces económicas, de las que yo mismo fui testigo.

Un pintor del desierto en tonos grises.

Pensando en el futuro de su esposa, si el llegaba a faltarle, Carlos le enseñó a pintar. Y muchos de los cuadros de Lola revelan el toque y el estilo característico de Carlos. Gustaba de pintar el desierto y sus colores : los café, los ocres, los beige o los múltipes tonos de grises. La casona que la familia ocupaba en la calle Latorre no era propia, sino arrendada. Ahí confluían numerosos amigos, artistas, pintores, literatos, historiadores, arqueólogos.

Su casa de calle Latorre, lugar de encuentro de los mas variados personajes del mundo cientifico y artistico.

Era su casa el lugar obligado de cita de la bohemia artística de la ciudad. Su espacioso escritorio, plagado de herramientas, mapas, croquis y diseños, era de un desorden tal que solo él podía comprender. Allí podíamos hablar con Carlos, abstrayéndonos del tiempo y de las preocupaciones del diario vivir. Lola era quien sufría por juntar los escuálidos y escurridizos pesos para el sustento diario. A menudo les faltaba lo más indispensable.

Colaborador asiduo de la Universidad del Norte.

La Universidad del Norte de aquél entonces, debe mucho a Carlos y a sus ideas y proyectos. El siempre estuvo dispuesto a ayudar cuantas veces se le requería, sin jamás pedir un centavo. Gerardo Claps Gallo, su primer rector, acudía con frecuencia a pedir su consejo en materias constructivas. Carlos no sabía decir que no. Es probable que hoy ya casi nadie recuerde su nombre en dicha Casa de Estudios superiores: "sic transit gloria mundi"!.

El primer impulsor de la artesanía atacameña en piedra liparita.

Pocos saben que Carlos fue, al parecer, el primero en presentir el futuro promisorio de la artesania hecha en piedra liparita. Cuando construía hacia 1955-56 la flamante hostería de San Pedro de Atacama, utilizó profusamente este tipo de piedra volcánica que se deja cantear con tanta facilidad. Contrató para la obra maestros canteros de Toconao, quienes la conocían de cerca y la usaban desde antaño en sus casas y viviendas. Toconao, en efecto, se encuentra construido sobre potentísimos estratos de tobas volcánicas, de una piedra denominada por los geólogos como ignembrita o liparita. La liparita es un tipo de riolita, es decir, una roca ígnea del tipo extrusivo, es decir, producido por la efusión de lavas volcánicas que se consolidan a salir en estado líquido por el cráter de un volcán. Fácil de trabajar por su blandura, este tipo de roca se presta maravillosamente bien para el canteo (adoquines de liparita) o la talla artística y la escultura. El pueblo "blanco" de Toconao recibe su nombre precisamente por el empleo masivo en la construcción de este tipo de material rocoso, que procede de enormes canteras visibles al costado sur de la quebrada de Jeri ó Qheri (erróneamente transcrito como Jerez!).

Los propulsores de este arte lapidario.

Con la ayuda de Ingeborg Lindberg, Bernardo Tolosa y Marcel D´Ans, por entonces profesor de francés de la Universidad -más tarde connotado lingüista en el Perú amazónico-,  contribuyó a difundir la idea entre los artesanos de la piedra para que comenzaran a elaborar miniaturas de objetos de su diario vivir. Ahí aparecieron, en piedra liparita, las consabidas réplicas de la torre de la iglesia del pueblo de Toconao, los burritos, las primeras tejedoras de telar al suelo, las mujeres con un cántaro al hombro y tantas otras figuras, fruto de su ingenio creativo y de la atenta observación de su entorno.

Nos consta, por haberlos acompañado yo mismo en un par de ocasiones, que tanto Ingeborg como Bernardo nunca sugerían ni menos suministraban los motivos, sino sólo motivaban a los futuros artesanos a usar su ingenio en la búsqueda de los prototipos creados por ellos mismos. Asi nació -prácticamente de la nada-, entre los años 1957-1960, la hoy famosa artesanía en piedra de Toconao. Pronto se sumaron artesanos de otros pueblos y este arte popular ha pasado hoy día a ser una característica propia de la cultura atacameña. Muy pocos saben que apenas data de fines de la década de los cincuenta del pasado siglo. ¡Tan profundamente arraigada se encuentra hoy esta artesanía en manos atacameñas!. Ellos, los artesanos de la piedra canteada , aprendieron el arte de la talla fina y se convirtieron en maestros, Y así, esta artesanía tan reciente parecería, a primera vista, tener antecedentes de siglos, y, sin embargo, apenas tiene 50 ó 60 años .

El verdadero cerebro que inventó el pueblecito de Lirima.

Cuando un grupo de aymaras del interior de Tarapacá, habitantes de los poblados de Coscaya y Poroma y alrededores decidieron crear su pueblo pueblo, en sus terrenos ancestrales de "pampa Lirima", en lo que es actualmente el poblado de Lirima, Carlos los apoyó decididamente . Más aún, acompañando al sacerdote holandés Johannes van Kessel, recorrió a pie durante el año 1974 toda la amplia zona en la que los pobladores pretendían levantar su pueblo nuevo. A él se debe la decisión final respecto del emplazamiento del actual poblado de Lirima, que surgió por voluntad de sus habitantes, los Ticuna, los Vilca, los Cáceres, en el verano del año 1980. Suya fue la decisión final, respecto al sitio exacto, suyo el plano inicial del poblado, con su iglesia típica andina y sus callejuelas estrechas. ¿Lo sabrán los actuales jóvenes lirimeños, sus descendientes, transcurridos ya 30 años de estos hechos que hoy narramos?. ¿Habrá tal vez, alguna calle en Lirima que recuerde su nombre, o tal vez una estatua, o al menos alguna placa commemorativa frente a la iglesia, que rememore aquella generosa gesta?. Lo dudamos.

A los pocos años después de ese duro recorrido de tres días buscando el emplazamiento ideal, para Lirima- según nos informara su viuda Lola-, Carlos empezó a sentir poco a poco los efectos dolorosos de la enfermedad, el cáncer, que lo llevaría lentamente a su tumba.

Nuestro emocionado homenaje a los 25 años de su partida.

El artículo que encabeza estas líneas, quiere ser un nuevo recordatorio del hombre afable y generoso, que lo dio todo por el arte, por la ciencia, por sus amigos y por el cariño y el aprecio del mundo atacameño y aymara. Ojalá estas etnias nortinas, que hoy toman tan nítida conciencia de su existir como nación indígena, lo sigan recordando para la posteridad como un benemérito pero oculto benefactor de su pueblo. Y lo consideren no como un extraño sino como alguien que sin ser indígena de nacimiento, amó ardorosa y profundamente a sus pueblos y a su raza.


7 comentarios:

j4!meD..K.. dijo...

Buenas noches, mi nombre es Jaime Castro, tengo 20 años, y soy estudiante de la Carrera de Tecnología Médica de la Universidad de Antofagasta. En un ramo me han pedido realizar un proyecto sobre el conocimiento de la población de Antofagasta sobre la cultura Aymara, y me gustaría que usted me diera su permiso para usar la información que expone en este blog para presentarla a mi profesor y compañeros de carrera, como un ejemplo de persona a Don Carlos Contreras que supo apreciar la cultura que lo rodeaba.
Esperando una pronta respuesta se despide,

Jaime Castro Galaz

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo: Lo autorizo a hacer todo el uso que Ud. desee de los materiales de mi Blog, tan sólo citándolo donde corresponda. Para eso lo hemos hecho: para que sea útil a las generaciones jóvenes. Creo que es nuestra responsabilidad como investigadores "veteranos" entregar a las nuevas generaciones toda la experiencia que pudimos acumular durante nuestra larga vida.

Cuente con todo nuestro apoyo en el futuro y le deseamos pleno éxito en sus trabajos,

Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.)
Centro del Desierto de Atacama
Pontificia Universidad Católica de Chile, Sede Iquique.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado Sr. Larraín,



Me alegré mucho al encontrar su blog y ver sus esfuerzos por entregar a generaciones más jóvenes -entre las que me cuento- su conocimiento, que con tanto esfuerzo nos ha comunicado. Le felicito por "mantenerse joven" con las tecnologías y compartir de su experiencia con nosotros para motivarnos por el Norte de Chile.



Me comunico con usted para pedirle su consejo en un estudio que realizo sobre la arquitectura vernácula del Norte Grande.



Soy estudiante de arquitectura de la Universidad de Karlsruhe, Alemania, (llamada ahora Instituto Tecnológico de Karlsruhe) pero habiendo crecido en Chile tengo amor por este país y su gente. Hace casi un año terminé mi bachillerato en arquitectura (3 años) y, mientras espero hasta octubre para continuar con mi master, he decidido venir a Chile para aprender e investigar sobre los pueblos nortinos y su arquitectura.



Motivado en gran parte por una visita que hice en Octubre de 2012 a Chiu-Chiu y Caspana me gustaría documentar la arquitectura y construcciones vernáculas del Norte Grande. He leído el informe de Don Carlos Contreras Álvarez de 1973 el cual usted comentó. Lamento no poder haber conocido a tan comprometido hombre. Estoy seguro que era un banco de conocimiento multidisciplinario y una ayuda a muchos. Aparte de la obra de Don Carlos y la publicación del MOP de 2003 "Guías de diseño arquitectónico Aymara" no estoy consiente de investigadores que se preocupen por esta área en la actualidad. El grupo de trabajo de arquitectura del Centro del Desierto de Atacama no parece tener publicaciones al respecto. ¿O me equivoco? ¿Se ha dado este área por estudiada y lista? ¿Tiene usted el documento completo de Don Carlos? En la versión descargable en internet faltan las figuras del N°1 a la Figura N°10.



Adjunto un documento con la propuesta de mi estudio con la petición que haga crítica a mi proyecto. Si le agrada me gustaría permanecer en contacto con usted teniéndole como mentor en Chile. Para darle más información sobre mis persona, mis estudios o mi proyecto estoy muy dispuesto.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Theophil Kluge

Teophil: Gracias por su comentario, enviado al suscrito en carta reciente desde Karlsruhe, Alemania. Me he permitido, en mi carta-respeuesta, aconsejarle se dirija Ud. al Centro del Desierto de Atacama (CDA) (Prof. geógrafa Pilar Cereceda T.) en busca de consejo sobre sus inquietudes. Creo que ella y los arquitectos del Centro podrán aconsejarle a Ud. mucho mejor que yo en relación a sus inquietudes sobre la arquitectura autóctona del Norte de Chile.

Atentamente,


Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.)

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Del Dr Horacio Larrain:

Al lector amigo:

Este año 2015, en el mes de Noviembre se cumplirán 40 años de la partida de este hombre pampino singular a la eternidad, tras una penosa enfermedad. Quiera Dios que alguien, en Antofagasta, algún admirador, recuerde a este insigne arquitecto por esas fechas y le haga un sentido homenaje, ojalá en la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, entidad con la cual colaboró con tanta generosidad en sus inicios académicos. Carlos nunca recibió el "Ancla de Oro" de su ciudad, pero lo habría merecido con creces.

Que su memoria perdure entre sus conocidos y amigos y su legado de generosidad y trabajo, no sea olvidado por las generaciones jóvenes.

Iquique, 11 de Mayo 2015
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Anónimo dijo...

Hola sr., tiene un correo donde puede escribirle?

Anónimo dijo...

Hola don Horacio, ¿tiene un correo donde pueda contactarlo?