miércoles, 18 de febrero de 2009
Cobija y el interior de Antofagasta: Relato de Manuel de Almagro ( 1864).
Este trabajo nuestro fue presentado al VII Congreso de Arqueología de Chile, celebrado en Altos de Vilches (interior de Talca) del 27 de Octubre al 1 de Noviembre de 1977.
El trabajo forma parte de un conjunto de pequeños estudios nuestros, de índole etnohistórica, que tienen por objeto examinar los aportes de viajeros antiguos para el conocimiento del habitat y la cultura de nuestras etnias indígenas.
Quién es el viajero.
Manuel de Almagro, médico español de 34 años, es uno de los miembros de la famosa Expedición Científica Española a América (1862-1866) . Dirigida ésta por don Patricio Paz y Mendiela (geólogo), tuvo por objetivo colectar especímenes para los Museos de España, y, concretamente, para la Exposición Internacional que tendría lugar en Madrid el año 1866. Almagro, que se había titulado de médico en París, fue miembro distinguido de varias Sociedades Científicas de la época, en Francia, Cuba y Brasil. Nacido en la isla de Cuba, en la citada expedición va como encargado de la "Sección de Antropología y Etnología".
Su función específica, pues, será recoger objetos de arqueología y etnología para las instituciones museográficas de su patria. Para ello excavará numerosos cementerios en el área de Chiuchíu, según el mismo lo indica. Estaba en el espíritu de la época. Todos los países cultos de Europa, (Inglaterra, Suiza, Alemania, Italia, España, Suecia), hacían lo mismo: enviar a sus científicos y expertos para incrementar sus Colecciones y el conocimiento científico de la época, procurar especímenes exóticos para exhibirlos en sus Museos y llevar animales y plantas, ojalá vivos, para reproducirlos en Europa en Jardines Botánicos o en Parques Zoológicos. No pocas especies de plantas, de esta suerte, se salvaron de la extinción en sus pases de origen (caso patético e ilustrativo del toromiro (Sophora toromiro) en Isla de Pascua, por ejemplo, Vea http://www.cipma.cl/RAD/1992/4_Bordeu.pdf).
En el caso de los especímenes arqueológicos recogidos por Almagro, bien poco es lo que sabemos. la descripción del médico español es demasiado escueta: "practicó allí [en el pueblo de Chiuchíu] muchas excavaciones de las cuales tuvo el placer de sacar numerosas momias, que con mucho trabajo han podido ser conducidas hasta Madrid, figurando en la actual exposición". (1866: 75).
Podemos fácilmentre imaginar la odisea que significaría el transporte de las momias y sus ajuares, en alforjas colgando de las mulas, desde el pueblo de Chiuchíu hasta Cobija, en la costa, pasando las frías noches en las postas semi-deshechas del antiguo trayecto colonial. Dice la Descripción al respecto:
"...regresó el Sr. Almagro por el mismo inhospitalario camino, situado en el desierto de Atacama, desierto de arena movediza, que levantada en gran cantidad por el viento, borra el camino, causa mucha incomodidad, y a veces la pérdida del viajero. No hay en el desierto ninguna vegetación, y la poca agua que se encuentra es de tan mal gusto, que ni las bestias la beben..." (1866: 76).
(segmento del Blog en construcción: 22/02/2009).
Descargar artículo aquí
El trabajo forma parte de un conjunto de pequeños estudios nuestros, de índole etnohistórica, que tienen por objeto examinar los aportes de viajeros antiguos para el conocimiento del habitat y la cultura de nuestras etnias indígenas.
Quién es el viajero.
Manuel de Almagro, médico español de 34 años, es uno de los miembros de la famosa Expedición Científica Española a América (1862-1866) . Dirigida ésta por don Patricio Paz y Mendiela (geólogo), tuvo por objetivo colectar especímenes para los Museos de España, y, concretamente, para la Exposición Internacional que tendría lugar en Madrid el año 1866. Almagro, que se había titulado de médico en París, fue miembro distinguido de varias Sociedades Científicas de la época, en Francia, Cuba y Brasil. Nacido en la isla de Cuba, en la citada expedición va como encargado de la "Sección de Antropología y Etnología".
Su función específica, pues, será recoger objetos de arqueología y etnología para las instituciones museográficas de su patria. Para ello excavará numerosos cementerios en el área de Chiuchíu, según el mismo lo indica. Estaba en el espíritu de la época. Todos los países cultos de Europa, (Inglaterra, Suiza, Alemania, Italia, España, Suecia), hacían lo mismo: enviar a sus científicos y expertos para incrementar sus Colecciones y el conocimiento científico de la época, procurar especímenes exóticos para exhibirlos en sus Museos y llevar animales y plantas, ojalá vivos, para reproducirlos en Europa en Jardines Botánicos o en Parques Zoológicos. No pocas especies de plantas, de esta suerte, se salvaron de la extinción en sus pases de origen (caso patético e ilustrativo del toromiro (Sophora toromiro) en Isla de Pascua, por ejemplo, Vea http://www.cipma.cl/RAD/1992/4_Bordeu.pdf).
En el caso de los especímenes arqueológicos recogidos por Almagro, bien poco es lo que sabemos. la descripción del médico español es demasiado escueta: "practicó allí [en el pueblo de Chiuchíu] muchas excavaciones de las cuales tuvo el placer de sacar numerosas momias, que con mucho trabajo han podido ser conducidas hasta Madrid, figurando en la actual exposición". (1866: 75).
Podemos fácilmentre imaginar la odisea que significaría el transporte de las momias y sus ajuares, en alforjas colgando de las mulas, desde el pueblo de Chiuchíu hasta Cobija, en la costa, pasando las frías noches en las postas semi-deshechas del antiguo trayecto colonial. Dice la Descripción al respecto:
"...regresó el Sr. Almagro por el mismo inhospitalario camino, situado en el desierto de Atacama, desierto de arena movediza, que levantada en gran cantidad por el viento, borra el camino, causa mucha incomodidad, y a veces la pérdida del viajero. No hay en el desierto ninguna vegetación, y la poca agua que se encuentra es de tan mal gusto, que ni las bestias la beben..." (1866: 76).
(segmento del Blog en construcción: 22/02/2009).
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