martes, 5 de julio de 2022

Recordando a don Carlos Espinosa Arancibia y los "atrapanieblas". Reflexiones sobre un Cuestionario reciente y comentarios.

               

Fig. 1.   Don Carlos Espinosa con su colaborador y amigo el físico Ricardo Zuleta. (Hacia 1969).

El presente capítulo de mi blog está dedicado, con especial afecto,  a la memoria del físico de la Universidad Católica del Norte de Antofagasta, Carlos Espinosa Arancibia, cuyo imborrable recuerdo y generosa amistad han tapizado todos nuestros años de estudio dedicados a la investigación de las neblinas costeras del norte de Chie y su modo de aprovechamiento. Su impronta y memoria han quedado grabadas a fuego en nuestro propio quehacer universitario. Estas líneas, quisieran ser un modo de reconocimiento a su titánica labor sostenida hasta su ancianidad. Expresamos  aquí  nuestro respeto y  admiración por  su  imperecedera  obra, con la esperanza de que tenga nuevamente continuadores en su región, Antofagasta. 

La ocasión de esta artículo.  

La periodista Tamara Núñez de "Ladera Sur" nos comunicó hace unos días  atrás  que  estaba trabajando en un artículo sobre la obra científica del recién fallecido investigador, don Carlos Espinosa Arancibia, el genial creador de los "atrapanieblas" o"captaneblinas".  Por sugerencia de la geógrafa Pilar Cereceda T., solicitaba nuestra opinión sobre la importancia de sus estudios para la geografía y ecología del Norte Grande de Chile.

 Como respuesta, le  propuse que me enviara un pequeño cuestionario  con sus inquietudes. Mis respuestas se copian a continuación. Algunas pàrrafos de  mis respuestas se comentan en el citado articulo de "Ladera Sur", aparecido en Internet el día 1 de julio de 2022  con el titulo: "Los atrapanieblas y el legado de Carlos Espinosa, el científico que soñaba con entregar agua de neblina al norte de pais" (https://laderasur.com/articulo/los-atrapanieblas-y-el-legado-de-carlos-espinosa-el-cientifico-que-sonaba-con-entregar-agua-de-neblina-al-norte-del-pais). 

Después de responder las preguntas de este Cuestionario, me he permitido agregar, a modo de complemento, un conjunto de fotografías y textos sobre nuestras propias investigaciones de las neblinas, utilizando  un sistema de captación que si bien era diferente al empleado por don Carlos Espinosa, fue ciertamente inspirado por sus trabajos y estudios. En este tema,  la pionera actividad de este físico visionario es ciertamente  indiscutida hoy día. Espinosa es y será siempre considerado el "padre de los estudios de la camanchaca como fuente de agua dulce" en Chile. 


Texto del cuestionario propuesto por "Ladera Sur".


1.1. ¿Cuándo conoció a Don Carlos Espinosa?

Resp.  Conocí a don Carlos Espinosa Arancibia en la Universidad del Norte, Antofagasta,  poco después de mi llegada a la Universidad, en Junio del año 1963. Carlos se había recibido de profesor de Matemáticas y Física en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile (Santiago), muy pocos años antes. Yo llegaba entonces como joven profesor a hacerme cargo de las clases de cultura religiosa; por entonces yo era aún sacerdote de la Orden de los Jesuitas, congregación que regentaba esta Universidad fundada por el jesuita Geraro Claps Gallo en el año 1957. 


2. ¿En qué tipo de investigaciones o proyectos trabajaron juntos?.

Resp.  En estricto rigor, nunca trabajamos juntos, sino que fui yo el que se interesó muy pronto por los proyectos que don Carlos, junto con otros profesores de la Universidad, realizaba en el desierto. En efecto, en la comunidad jesuíta de la Universidad participaba el sacerdote uruguayo Germán Saa S.J.,  físico, especializado en sismología, que junto a otros matemáticos y físicos  como Osvaldo Garay colaboraba con entusiasmo con Carlos en sus proyectos. El jesuita Saa solía comentar en nuestra comunidad lo que Carlos hacía y cierto día me invitó a visitar con ellos uno de los sitios donde por entonces hacía sus experimentos: los cerros de la mina Andrómeda. Me intrigó y entusiasmó mucho lo que contaban.  Por entonces, estaba Carlos experimentando con diversos tipos de telas e hilos, cómo captar más eficientemente agua de las espesas nubes que  normalmente cubren los cerros vecinos a Antofagasta. En este lugar, Carlos y los físicos tuvieron  pronto la idea de plantar un ciprés que demostró gran capacidad de captación de agua atmosférica a través de su follaje, creciendo rápidamente. Curiosamente, extendiéndose hacia los costados como abriendo los brazos. (Ver Fig.   ).  Por entonces, también experimentaba Carlos la captación con diversos grosores de hilos de alambre,  los que retenían el agua condensada. Las novedosas  experiencias de Espinosa con la camanchaca costera eran tema frecuente de conversación en nuestra pequeña comunidad universitaria. Yo me interesé rápidamente por el tema, y  tuve la suerte de acompañar  a los físicos varias veces a terreno. Esto ocurría entre los años 1963 y comienzos de 1965. 

En enero de este último año partía yo a México a iniciar mis estudios de Arqueología. Estas experiencias quedaron, sin embargo,  grabadas a fuego en mi memoria. Muchos años después, en nuestras experiencias en  las alturas de El Tofo, me pondría nuevamernte en contacto con don Carlos  (1980-1983). Años más tarde, en señal de gratitud por su constante apoyo, dedicaríamos con Pilar Cereceda a su nombre la pequeña Estación de Campo de la Universidad Católica, en el sitio de Alto Patache  (sur de Iquique) , a los 775 m de altitud. 

Entre otros recuerdos me viene a la memoria el gran interés que manifestara en aquellos años don José Papic, distinguido vecino y empresario de Antofagasta, quien poseía una casa de descanso en lo alto de la falda de los cerros de Antofagasta, por intentar dotar de agua potable de la neblina su propiedad en el cerro. Un día. con Carlos fuimos juntos a explorar tal factibilidad, idea que no llegó a prosperar. En aquellos años, tal posibilidad parecía lejana  y más bien utópica. 


 3. ¿Qué tipo de persona era Don Carlos?

De  estatura más bien baja y complexión delgada, Carlos era una persona notablemente activa. Más bien tímido, gracias a su afabilidad y buenos modales, Carlos pronto se ganó el afecto de colegas y estudiantes. Humilde y sencillo, gustaba de aprender de los demás, sus colegas, y era muy respetuoso a la hora de presentar sus propias opiniones. Gran lector, devoraba las revistas científicas que llegaban a la Universidad y siempre estaba al día en sus opiniones sobre materias científicas. Hablar con él era, de seguro, esperar una gran cantidad de información científica de último minuto, la que siempre compartía gustoso. Tan al día se mantenía él en el plano científico de su especialidad.

Cuando años más tarde nosotros mismos con la geógrafa Pilar Cereceda Troncoso  y estudiantes de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile comenzamos a realizar estudios de la niebla y su modo de aprovecharla en los cerros costeros de El Tofo (extremo norte de la Quinta Región), (año 1980), a la primera persona que recurrimos en procura de bibliografía, consejo y orientación, fue a don Carlos. Con gran generosidad, puso a nuestra disposición sus propios trabajos y los de otros investigadores, en un campo de estudio que para nosotros era enteramente desconocido. Siempre respondió amablemente nuestras consultas y nos animó a proseguir en esta misma senda, que sería también  la nuestra por muchísimos años.


4. ¿Cuáles eran sus pasiones?

Resp. Su gran pasión fue dar agua potable de la  niebla a la ciudad de Antofagasta y sectores costeros, que en aquellos años padecían de una terrible penuria de agua potable. Cuando después de años de ensayos logró con sus colegas físicos dar cima al diseño de su famoso atrapanieblas de estructura macrodiamante, compuesto de numerosos octaedros   cubiertos por paños de arpìllera como absorbente, entusiasmó al hidrogeólogo  Christiaan Gischler, jefe de la Oficina de la UNESCO  en Montevideo, para experimentar con él en las alturas de  Cerro Moreno. El aparato demostró ser un notable captador de agua de la niebla. Recuerdo haber ascendido en helicóptero con el propio Espinosa y Gischler hasta su ubicación a los 900 m de altura en la montaña. (Ver Fig.   ). La vista desde aquella altitud  hacia Punta Tetas, era soberbia. Siempre pensó don Carlos que desde esa altitud se podría fácilmente, en el futuro, surtir de agua potable a la creciente población del balneario de Juan López, situado a sus pies.  Esta era su verdadera obsesión que por desgracia no alcanzó a ver realizada. Tal vez lo sea en un día futuro...


 5. ¿Cuáles fueron sus mayores logros científicos?

Resp. Contestado, creo,  en la pregunta anterior: el diseño de artefactos para captar el agua contenida en la niebla rasante.


 6. ¿Cuál es el origen de los atrapanieblas?

Resp.  Pequeños aparatos construidos para captar  y medir el agua de la niebla eran ya bien conocidos por los físicos. El aparato denominado Grunow, por ejemplo,  había sido probado  con éxito en el Parque Nacional  Fray Jorge  por el físico alemán Kummerow en la década del 60. (Ver detalle más abajo en mis comentarios  eco-antropológicos).  Desde los inicios del siglo XX algunos físicos venían experimentando en las islas Hawaii   con pequeños aparatos provistos de infinidad de hilos muy finos, para recoger la humedad contenida en la nube. Los primeros aparatos probados por don Carlos Espinosa eran provistos de hilos muy finos de polietileno, imitando  el modelo de Grunow. Luego evolucionó, por su cuenta, hacia la idea de un enorme captador: su  estructura  “macrodiamante”, así llamada por la forma de sus componentes.

 

7. ¿Cómo funcionan?. 

Resp. Las pequeñas gotitas de agua de la niebla rasante, impulsada por los vientos del SW se adhieren y depositan por gravedad sea en los hilos, sea en tejidos o mallas de diverso tipo, desde donde escurren, descendiendo, hacia un sistema receptor. De aquí  es conducida a un  depósito captador. Un sencillo dispositivo permite medir, si se desea,  el monto de líquido obtenido.


8. ¿Cuál es la relevancia de los atrapanieblas para la zona norte del país?

Resp. Existen en el extremo Norte de Chile mucho más de 10 sitios elevados, próximos al mar, donde la camanchaca se deposita en grandes masas durante la mayor parte del año  (en especial durante los meses de Junio a diciembre,) humedeciendo el paisaje circundante. En todos estos lugares, es perfectamente posible instalar aparatos receptores del tipo “atrapanieblas”  y mediante ellos, obtener agua de excelente  calidad., apta para dversos usos.


-9. ¿Cuál es su relevancia para el resto del país? ¿Toma más relevancia este invento en el contexto actual de sequía y escasez hídrica?

Resp. Por supuesto que sí…En nuestro país, dondequiera haya cerros elevados por sobre los 600 m  de altitud, muy cerca y paralelos a  la costa, se puede captar agua de la niebla.  La máxima captación ocurre entre los 700-900 m de altitud, siempre y cuando la cadena de cerros o sus laderas miren o se orienten hacia el Surweste  o Weste.  En Chile hay muchos lugares aptos donde se puede captar agua de esta modo gracias a la presencia de la cordillera de la Costa. Nosotros, con Pilar Cereceda y otros compañeros hicimos experiencias de captación al menos en seis lugares costeros diferentes entre Iquique y Pichidangue, logrando siempre excelentes resultados.

Es evidente que esta posibilidad de captación de agua de la niebla  puede ser una fuente  muy importante de agua potable para el futuro, especialmente hoy a causa de la frecuente sequía y del calentamiento climático que ya nos agobia. Por ahora, en Chile, en general,  se ha obtenido con este sistema agua, en pequeña escala,  tan solo a nivel experimental pero estamos convencidos de que debería considerarse a futuro una muy importante fuente de agua potable y de riego. Es cosa ahora de intentarlo a nivel industrial.  Pequeñas industrias costeras, mineras, o caletas de pescadores podrían aprovecharse en breve tiempo de este beneficio, tal como nosotros mismos, con Pilar Cereceda y apoyados por CONAF y el Environmental Service de Canadá lo pusimos en práctica en el Tofo, dotando de agua potable a la caleta de pescadores de Chungungo entre los años 1986 y 2000. El diseño adoptado por nosotros  fue el de "tipo cortina", una variante del atrapanieblas (Ver Fig.   ).

 Gracias a este generoso aporte de agua (tanto para la bebida como para el uso casero), la población de habitantes de la caleta de pescadores de Chungungo creció en más de 300 personas en pocos años. Esta experiencia ha sido la única hasta ahora destinada a aprovechar, en gran escala, el agua de la niebla. Al menos en nuestro país. 

(Hasta aquí, el cuestionario enviado a "Ladera Sur").

Reflexiones nuestras de tipo geográfico y eco-antropológico.

1. En Chile, ya había demostrado el potencial acuífero de las nubes estrato-cúmulos provenientes del océano Pacífico el  botánico y fisiólogo vegetal alemán Jochem Kummerov en 1966, al estudiar las extrañas asociaciones vegetales del bosque relicto de Fray Jorge, junto a la desembocadura del río Limarí. Su trabajo: "Aporte al conocimiento de las condiciones climáticas del bosque de Fray Jorge", fue publicado en el Boletín de la  Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile, Santiago, N° 24, 1966:  21-24. Pero sus estudios fueron de orden botánico y fisiológico (vegetal), y no hacían referencia directa a su posible utilización como fuente de agua dulce . Ya años antes, desde l961, en publicaciones en idioma alemán y en su patria, Kummerov había demostrado su interés por este tipo de  estudios.  Espinosa conoció algunos de los estudios de Kummerov  y los adaptó a las necesidades del desierto de Antofagasta. Tanto es así que sus primeros dispositivos  de captación de agua de la niebla fueron una copia fiel del modelo de Grunow, tal como fuera inicialmente el nuestro, en El Tofo. Su modelo, siguiendo las instrucciones directas  de Espinosa, fue confeccionado por el joven geógrafo Nazareno Carvajal, originario de Vicuña, miembro de nuestro flamante equipo de la Universidad Católica.

2. Hacia el año 1980, al inicio de nuestras experiencias en Caleta Temblador, junto al Tofo,  en el Instituto de Geografía de la Universidad Católica disponíamos de muy poca información sobre este tema salvo algunos artículos reveladores de las experiencias  del grupo de Física de la Universidad del Norte en Antofagasta, cuyo líder era el profesor de física Carlos Espinosa Arancibia, el auténtico pionero de estos estudios en el Norte de Chile.  Don Carlos Espinosa nos había facilitado generosamente, a petición nuestra, toda la información que ellos habían acumulado por espacio de más de 20 años de experiencias. Recordemos que los tímidos primeros intentos de Espinosa datan de los años 1958-60,  apenas 2 años después de creada la joven Universidad del Norte en la ciudad de Antofagasta.

3. Carlos Espinosa mantenía relaciones con investigadores peruanos, y, sobre todo,  con organismos internacionales  interesados en la búsqueda de nuevas fuentes de agua dulce. Estos contactos lo habían conducido a entusiasmar a un hidrogeólogo holandés, Christiann Gischler (Vea Fig. 7)  que en ese tiempo trabajaba como experto en las oficinas de  UNESCO/ROSTLAC, en Montevideo (Uruguay). Gischler viajó a Chile y conoció de cerca los experimentos y sitios de experimentación de los fisicos de la Universidad del Norte, en Antofagasta así como los recientes  experimentos nuestros en captación de agua de las nubes  en los cerros de El Tofo, a unos 75 km al N de la ciudad de La Serena.   Gracias a él y a su incondicional apoyo institucional, se generaron encuentros internacionales como  el Encuentro de Tacna  (Agosto 1979) o el Encuentro de investigadores de la niebla  en Antofagasta y Lima, propiciados y financiados por UNESCO/ROSTLAC  (Junio  1982).

4. A partir del Encuentro de 1981 con los investigadores peruanos  (Ver Fig. 5) y las visitas a terreno realizadas tanto en la costa chilena como en la costa peruana,  (Caleta Temblador, Paposo, Cerro Moreno, Lomas de Lachay (Perú), una rica bibliografía  geográfica y ecológica  pasó a ser parte importante de nuestro acervo científico, en especial a través de publicaciones. La idea popiciada por Gischler era intercambiar experiencias in situ entre los investigadores peruanos y chilenos, por cuanto en ambos países la camanchaca costera era una realidad abundante y palpable.

Imágenes de los  pioneros de la Universidad  del Norte, Antofagasta.

A continuación, mostramos algunas imágenes  frutos de este contacto Chile-Peerú  

Fig.1.   Los físicos Carlos Espinosa y Ricardo  Zuleta  en su laboratorio en la Universidad del Norte. Creemos que esta foto   correspondería, aproximadamente,  a los  años 1967-69. (imagen tomada de la obra de Christiaan Gischler: The missing link in a production chain. Vertical obstacles to catch camanchaca, UNESCO-ROSTLAC, Montevideo, Uruguay,  1991, p. 14).

Fig. 2.  Esta imagen nos muestra el ciprés (Cupressus sp.) plantado en el año  1962  por los investigadores Carlos Espinosa y Germán Saa, S.J., en cerros al interior de la costa de Antofagasta. Se desarrolló espléndidamente con el agua de la neblina, plantado inicialmente en tierra abonada, en el interior de un tambor metálico de capacidad de 200 lts.  Extrañamente, las ramas del árbol se desarrollaron casi exclusivamente  hacia los lados, en forma perpendicular al viento predominante. Personalmente, pudimos ver vivo este árbol a mediados del año 1964. En la imagen,  de izquierda a derecha, en tercer lugar vemos a Carlos Espinosa, y en quinto lugar, a Ricardo Zuleta.  La extensión máxima  medida por Zuleta de las ramas laterales alcanzaba más de  los 4.0 m. Muchos años más tarde,  en 1985,  tuve oportunidad de  visitar nuevamente el mismo lugar, pero entonces el árbol estaba ya enteramente seco pero entero.  (Imagen tomada de la misma obra de C. Gischler,  1991: 14).

               

Fig. 3. El atrapanieblas de estructura macrodiamante de Espìnosa, en las alturas de Cerro Moreno  hacia los 900 m de altitud.  Arriba, se alcanza a divisar parte del sector de Punta Tetas. (Foto obsequiada por Carlos Espinosa al suscrito   en 1982).

                      

Fig. 4. Abajo, en primer plano, se muestra nuestra carpa donde pernoctábamos durante nuestras experiencias  del año 1982 en el sector de El Tofo, hacia los 900, m de altitud sobre el nivel del mar. Se puede observar  en la parte superior,  la silueta de la gigantesca cortina captadora,  de 30 m de largo,  construida por nuestro equipo  del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile. 

                        

Fig. 5.  Grupo expedicionario al Perú, para analizar las experiencias  en captación de agua de la nube. La imagen fue tomada  en las alturas de Paposo  (Provincia de Antofagasta, Chile) en el mes de Mayo de  1981.  De izquierda a derecha:  Guido Soto, N.N., Carlos López Ocaña, Horacio Larrain, Christiaan Gischler, Francisco Díaz Donoso, N.N., N.N., Nazareno Carvajal, Carlos Espinosa Arancibia y  Julio Valdivia Ponce. (antigua fotografía extractada de la obra de Christiaan Gischler: "The missing link in a production chain. Vertical obstacles to catch camanchaca", Rostlac-Unesco, Uruguay,  1991: 50).


                              

Fig. 6.  Aspecto de la enorme estructura "macrodiamante", ideada por don Carlos Espinosa. Fue instalada en Mayo de 1982, a petición de Christiaan Gischler, en los altos de El Tofo,  hacia los 900 m. de altitud, al lado de nuestra Cortina captadora de 30 m de largo. 

Fig. 7.  Christiaan Gischler  (a la derecha) conversa con nosotros en una parada cerca de Paposo, en nuestro viaje de estudios con los investigadores peruanos (1982).

Epílogo:  alguos capítulos de nuestro Blog dedicados al tema de la captación de la neblina.


1. "Nuestra primera experiencia de captación de agua de la niebla: Caleta Temblador en Mayo del año 1980",  (editado el 24-12-2013);  

2. "Caleta Chungungo y la camanchaca: Primer  Proyecto para dotar de agua atmosférica una caleta costera en Chile  25-05-1982" (editado el 29-12-2013); 

3. "Los primeros trabajos del grupo de estudio de la niebla en El Tofo, IV Región de Chile. Esfuerzos exitosos", (editado el  01-09-2016).

4.  "Resumen de nuestras primeras experiencias  en captación de la camanchaca costera: años 1980-2000. Cerros de El Tofo (IVª Región) y Alto Patache (Iª Región)", editado el 30-09-2016).

(Capítulo redactado en Las Canteras, Región Metropolitana, el 5 de julio del 2022).