Fig. 1. Don Carlos Espinosa con su colaborador y amigo el físico Ricardo Zuleta. (Hacia 1969).
El presente capítulo de mi blog está dedicado, con especial afecto, a la memoria del físico de la Universidad Católica del Norte de Antofagasta, Carlos Espinosa Arancibia, cuyo imborrable recuerdo y generosa amistad han tapizado todos nuestros años de estudio dedicados a la investigación de las neblinas costeras del norte de Chie y su modo de aprovechamiento. Su impronta y memoria han quedado grabadas a fuego en nuestro propio quehacer universitario. Estas líneas, quisieran ser un modo de reconocimiento a su titánica labor sostenida hasta su ancianidad. Expresamos aquí nuestro respeto y admiración por su imperecedera obra, con la esperanza de que tenga nuevamente continuadores en su región, Antofagasta.
La ocasión de esta artículo.
La periodista Tamara Núñez de "Ladera Sur" nos comunicó hace unos días atrás que estaba trabajando en un artículo sobre la obra científica del recién fallecido investigador, don Carlos Espinosa Arancibia, el genial creador de los "atrapanieblas" o"captaneblinas". Por sugerencia de la geógrafa Pilar Cereceda T., solicitaba nuestra opinión sobre la importancia de sus estudios para la geografía y ecología del Norte Grande de Chile.
Como respuesta, le propuse que me enviara un pequeño cuestionario con sus inquietudes. Mis respuestas se copian a continuación. Algunas pàrrafos de mis respuestas se comentan en el citado articulo de "Ladera Sur", aparecido en Internet el día 1 de julio de 2022 con el titulo: "Los atrapanieblas y el legado de Carlos Espinosa, el científico que soñaba con entregar agua de neblina al norte de pais" (https://laderasur.com/articulo/los-atrapanieblas-y-el-legado-de-carlos-espinosa-el-cientifico-que-sonaba-con-entregar-agua-de-neblina-al-norte-del-pais).
Después de responder las preguntas de este Cuestionario, me he permitido agregar, a modo de complemento, un conjunto de fotografías y textos sobre nuestras propias investigaciones de las neblinas, utilizando un sistema de captación que si bien era diferente al empleado por don Carlos Espinosa, fue ciertamente inspirado por sus trabajos y estudios. En este tema, la pionera actividad de este físico visionario es ciertamente indiscutida hoy día. Espinosa es y será siempre considerado el "padre de los estudios de la camanchaca como fuente de agua dulce" en Chile.
Texto del cuestionario propuesto por "Ladera Sur".
1.1. ¿Cuándo conoció a Don Carlos Espinosa?
Resp. Conocí a don
Carlos Espinosa Arancibia en la Universidad del Norte, Antofagasta, poco después de mi
llegada a la Universidad, en Junio del año 1963. Carlos se había recibido de
profesor de Matemáticas y Física en el Instituto Pedagógico de la Universidad
de Chile (Santiago), muy pocos años antes. Yo llegaba entonces como joven profesor a
hacerme cargo de las clases de cultura religiosa; por entonces yo era aún sacerdote de la
Orden de los Jesuitas, congregación que regentaba esta Universidad fundada por el jesuita Geraro Claps Gallo en el año 1957.
2. ¿En qué tipo de investigaciones o proyectos trabajaron juntos?.
Resp. En estricto rigor, nunca trabajamos juntos, sino que fui yo el que se interesó muy pronto por los proyectos que don Carlos, junto con otros profesores de la Universidad, realizaba en el desierto. En efecto, en la comunidad jesuíta de la Universidad participaba el sacerdote uruguayo Germán Saa S.J., físico, especializado en sismología, que junto a otros matemáticos y físicos como Osvaldo Garay colaboraba con entusiasmo con Carlos en sus proyectos. El jesuita Saa solía comentar en nuestra comunidad lo que Carlos hacía y cierto día me invitó a visitar con ellos uno de los sitios donde por entonces hacía sus experimentos: los cerros de la mina Andrómeda. Me intrigó y entusiasmó mucho lo que contaban. Por entonces, estaba Carlos experimentando con diversos tipos de telas e hilos, cómo captar más eficientemente agua de las espesas nubes que normalmente cubren los cerros vecinos a Antofagasta. En este lugar, Carlos y los físicos tuvieron pronto la idea de plantar un ciprés que demostró gran capacidad de captación de agua atmosférica a través de su follaje, creciendo rápidamente. Curiosamente, extendiéndose hacia los costados como abriendo los brazos. (Ver Fig. ). Por entonces, también experimentaba Carlos la captación con diversos grosores de hilos de alambre, los que retenían el agua condensada. Las novedosas experiencias de Espinosa con la camanchaca costera eran tema frecuente de conversación en nuestra pequeña comunidad universitaria. Yo me interesé rápidamente por el tema, y tuve la suerte de acompañar a los físicos varias veces a terreno. Esto ocurría entre los años 1963 y comienzos de 1965.
En enero de este último año partía yo a México a iniciar mis estudios de
Arqueología. Estas experiencias quedaron, sin embargo, grabadas a fuego en mi memoria. Muchos años después,
en nuestras experiencias en las alturas de El Tofo,
me pondría nuevamernte en contacto con don Carlos (1980-1983). Años más tarde, en señal de gratitud por su constante apoyo, dedicaríamos
con Pilar Cereceda a su nombre la pequeña Estación de Campo de la Universidad Católica, en el sitio de
Alto Patache (sur de Iquique) , a los
775 m de altitud.
Entre otros recuerdos me viene a la memoria el gran interés que manifestara en aquellos años don José
Papic, distinguido vecino y empresario de Antofagasta, quien poseía una casa de
descanso en lo alto de la falda de los cerros de Antofagasta, por intentar dotar de agua potable de
la neblina su propiedad en el cerro. Un día. con Carlos fuimos juntos a explorar tal
factibilidad, idea que no llegó a prosperar. En aquellos años, tal posibilidad parecía lejana y más bien utópica.
De estatura más bien
baja y complexión delgada, Carlos era una persona notablemente activa. Más bien tímido, gracias
a su afabilidad y buenos modales, Carlos pronto se ganó el afecto de colegas y
estudiantes. Humilde y sencillo, gustaba de aprender de los demás, sus colegas,
y era muy respetuoso a la hora de presentar sus propias opiniones. Gran lector,
devoraba las revistas científicas que llegaban a la Universidad y siempre
estaba al día en sus opiniones sobre materias científicas. Hablar con él era,
de seguro, esperar una gran cantidad de información científica de último
minuto, la que siempre compartía gustoso. Tan al día se mantenía él en el plano científico de su especialidad.
Cuando años más tarde nosotros mismos con la geógrafa Pilar Cereceda
Troncoso y estudiantes de Geografía de
la Pontificia Universidad Católica de Chile comenzamos a realizar estudios de la niebla y su modo de aprovecharla en los cerros costeros de El Tofo (extremo norte
de la Quinta Región), (año 1980), a la primera persona que recurrimos en
procura de bibliografía, consejo y orientación, fue a don Carlos. Con gran
generosidad, puso a nuestra disposición sus propios trabajos y los de otros
investigadores, en un campo de estudio que para nosotros era enteramente
desconocido. Siempre respondió amablemente nuestras consultas y nos animó a
proseguir en esta misma senda, que sería también la nuestra por muchísimos años.
4. ¿Cuáles eran sus
pasiones?
Resp. Su gran pasión fue dar agua potable de la niebla a la ciudad de Antofagasta y sectores
costeros, que en aquellos años padecían de una terrible penuria de agua
potable. Cuando después de años de ensayos logró con sus colegas físicos dar
cima al diseño de su famoso atrapanieblas de estructura macrodiamante,
compuesto de numerosos octaedros
cubiertos por paños de arpìllera como absorbente, entusiasmó al
hidrogeólogo Christiaan Gischler, jefe
de la Oficina de la UNESCO en Montevideo,
para experimentar con él en las alturas de
Cerro Moreno. El aparato demostró ser un notable captador de agua de la
niebla. Recuerdo haber ascendido en helicóptero con el propio Espinosa y
Gischler hasta su ubicación a los 900 m de altura en la montaña. (Ver Fig. ). La vista desde
aquella altitud hacia Punta Tetas, era soberbia. Siempre pensó don Carlos que desde esa altitud se
podría fácilmente, en el futuro, surtir de agua potable a la creciente
población del balneario de Juan López, situado a sus pies. Esta era su verdadera obsesión que por desgracia no alcanzó a ver realizada. Tal vez lo sea en un día futuro...
Resp.
Contestado, creo, en la pregunta
anterior: el diseño de artefactos para captar el agua contenida en la niebla rasante.
Resp. Pequeños aparatos construidos para captar y medir el agua de la niebla eran ya bien conocidos por los físicos. El aparato denominado Grunow, por ejemplo, había sido probado con éxito en el Parque Nacional Fray Jorge por el físico alemán Kummerow en la década del 60. (Ver detalle más abajo en mis comentarios eco-antropológicos). Desde los inicios del siglo XX algunos físicos venían experimentando en las islas Hawaii con pequeños aparatos provistos de infinidad de hilos muy finos, para recoger la humedad contenida en la nube. Los primeros aparatos probados por don Carlos Espinosa eran provistos de hilos muy finos de polietileno, imitando el modelo de Grunow. Luego evolucionó, por su cuenta, hacia la idea de un enorme captador: su estructura “macrodiamante”, así llamada por la forma de sus componentes.
7. ¿Cómo funcionan?.
Resp. Las pequeñas gotitas de agua de la niebla rasante, impulsada por los vientos del SW se adhieren y
depositan por gravedad sea en los hilos, sea en tejidos o mallas de diverso
tipo, desde donde escurren, descendiendo, hacia un sistema receptor. De aquí es conducida a un depósito captador. Un sencillo dispositivo permite medir, si se desea, el monto de líquido
obtenido.
8. ¿Cuál es la
relevancia de los atrapanieblas para la zona norte del país?
Resp. Existen en el extremo Norte de Chile mucho más de 10
sitios elevados, próximos al mar, donde la camanchaca se deposita en grandes masas
durante la mayor parte del año (en
especial durante los meses de Junio a diciembre,) humedeciendo el paisaje circundante. En
todos estos lugares, es perfectamente posible instalar aparatos receptores del
tipo “atrapanieblas” y mediante ellos, obtener agua de excelente calidad., apta para dversos usos.
-9. ¿Cuál es su
relevancia para el resto del país? ¿Toma más relevancia este invento en el
contexto actual de sequía y escasez hídrica?
Resp. Por supuesto que sí…En nuestro país, dondequiera haya cerros elevados
por sobre los 600 m de altitud, muy cerca y paralelos a la costa, se puede captar
agua de la niebla. La máxima captación ocurre entre
los 700-900 m de altitud, siempre y cuando la cadena de cerros o sus laderas miren o se orienten hacia el Surweste o Weste. En Chile hay muchos lugares aptos donde se puede
captar agua de esta modo gracias a la presencia de la cordillera de la Costa.
Nosotros, con Pilar Cereceda y otros compañeros hicimos experiencias de captación al menos en seis lugares costeros
diferentes entre Iquique y Pichidangue, logrando siempre excelentes resultados.
Es evidente que esta posibilidad de captación de agua de la niebla puede ser una fuente muy importante de agua potable para el futuro, especialmente hoy a causa de la frecuente sequía y del calentamiento climático que ya nos agobia. Por ahora, en Chile, en general, se ha obtenido con este sistema agua, en pequeña escala, tan solo a nivel experimental pero estamos convencidos de que debería considerarse a futuro una muy importante fuente de agua potable y de riego. Es cosa ahora de intentarlo a nivel industrial. Pequeñas industrias costeras, mineras, o caletas de pescadores podrían aprovecharse en breve tiempo de este beneficio, tal como nosotros mismos, con Pilar Cereceda y apoyados por CONAF y el Environmental Service de Canadá lo pusimos en práctica en el Tofo, dotando de agua potable a la caleta de pescadores de Chungungo entre los años 1986 y 2000. El diseño adoptado por nosotros fue el de "tipo cortina", una variante del atrapanieblas (Ver Fig. ).
Gracias a este generoso aporte de agua (tanto para la bebida como para el uso casero), la población de habitantes de la caleta de pescadores de Chungungo creció en más de 300 personas en pocos años. Esta experiencia ha sido la única hasta ahora destinada a aprovechar, en gran escala, el agua de la niebla. Al menos en nuestro país.
(Hasta aquí, el cuestionario enviado a "Ladera Sur").
Reflexiones nuestras de tipo geográfico y eco-antropológico.
A continuación, mostramos algunas imágenes frutos de este contacto Chile-Peerú
Fig.1. Los físicos Carlos Espinosa y Ricardo Zuleta en su laboratorio en la Universidad del Norte. Creemos que esta foto correspondería, aproximadamente, a los años 1967-69. (imagen tomada de la obra de Christiaan Gischler: The missing link in a production chain. Vertical obstacles to catch camanchaca, UNESCO-ROSTLAC, Montevideo, Uruguay, 1991, p. 14).
Fig. 2. Esta imagen nos muestra el ciprés (Cupressus sp.) plantado en el año 1962 por los investigadores Carlos Espinosa y Germán Saa, S.J., en cerros al interior de la costa de Antofagasta. Se desarrolló espléndidamente con el agua de la neblina, plantado inicialmente en tierra abonada, en el interior de un tambor metálico de capacidad de 200 lts. Extrañamente, las ramas del árbol se desarrollaron casi exclusivamente hacia los lados, en forma perpendicular al viento predominante. Personalmente, pudimos ver vivo este árbol a mediados del año 1964. En la imagen, de izquierda a derecha, en tercer lugar vemos a Carlos Espinosa, y en quinto lugar, a Ricardo Zuleta. La extensión máxima medida por Zuleta de las ramas laterales alcanzaba más de los 4.0 m. Muchos años más tarde, en 1985, tuve oportunidad de visitar nuevamente el mismo lugar, pero entonces el árbol estaba ya enteramente seco pero entero. (Imagen tomada de la misma obra de C. Gischler, 1991: 14).
Fig. 3. El atrapanieblas de estructura macrodiamante de Espìnosa, en las alturas de Cerro Moreno hacia los 900 m de altitud. Arriba, se alcanza a divisar parte del sector de Punta Tetas. (Foto obsequiada por Carlos Espinosa al suscrito en 1982).
Fig. 4. Abajo, en primer plano, se muestra nuestra carpa donde pernoctábamos durante nuestras experiencias del año 1982 en el sector de El Tofo, hacia los 900, m de altitud sobre el nivel del mar. Se puede observar en la parte superior, la silueta de la gigantesca cortina captadora, de 30 m de largo, construida por nuestro equipo del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile.
Fig. 5. Grupo expedicionario al Perú, para analizar las experiencias en captación de agua de la nube. La imagen fue tomada en las alturas de Paposo (Provincia de Antofagasta, Chile) en el mes de Mayo de 1981. De izquierda a derecha: Guido Soto, N.N., Carlos López Ocaña, Horacio Larrain, Christiaan Gischler, Francisco Díaz Donoso, N.N., N.N., Nazareno Carvajal, Carlos Espinosa Arancibia y Julio Valdivia Ponce. (antigua fotografía extractada de la obra de Christiaan Gischler: "The missing link in a production chain. Vertical obstacles to catch camanchaca", Rostlac-Unesco, Uruguay, 1991: 50).
Fig. 6. Aspecto de la enorme estructura "macrodiamante", ideada por don Carlos Espinosa. Fue instalada en Mayo de 1982, a petición de Christiaan Gischler, en los altos de El Tofo, hacia los 900 m. de altitud, al lado de nuestra Cortina captadora de 30 m de largo.
Fig. 7. Christiaan Gischler (a la derecha) conversa con nosotros en una parada cerca de Paposo, en nuestro viaje de estudios con los investigadores peruanos (1982).Epílogo: alguos capítulos de nuestro Blog dedicados al tema de la captación de la neblina.
1. "Nuestra primera experiencia de captación de agua de la niebla: Caleta Temblador en Mayo del año 1980", (editado el 24-12-2013);
2. "Caleta Chungungo y la camanchaca: Primer Proyecto para dotar de agua atmosférica una caleta costera en Chile 25-05-1982" (editado el 29-12-2013);
3. "Los primeros trabajos del grupo de estudio de la niebla en El Tofo, IV Región de Chile. Esfuerzos exitosos", (editado el 01-09-2016).
4. "Resumen de nuestras primeras experiencias en captación de la camanchaca costera: años 1980-2000. Cerros de El Tofo (IVª Región) y Alto Patache (Iª Región)", editado el 30-09-2016).
(Capítulo redactado en Las Canteras, Región Metropolitana, el 5 de julio del 2022).
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