Esta página plantea una mejor forma de enfocar las investigaciones antropológicas y arqueológicas. Se enfatiza así el estudio de la relación íntima entre la geografía (paisajes) y las formas culturales que los ocupan. Revaloriza el escenario geográfico, los recursos y las características del medio-ambiente natural en que se insertan. Se contrapone a análisis demasiado centrados en la excavación o en la mera entrevista, dando a la "morada" física del grupo humano un énfasis muy particular.
Fig. 8. Matrimonios aymaras vestidos a la usanza tradicional. Las mujeres, de aksu (vestido largo) yllijlla ( vistoso paño de variados colores que se ponen en los hombros y les sirve para cargar toda clase objetos, incluyendo sus wawas) y el típico sombrero de paja. Las mujeres aymaras han preservado su atuendo tradicional con mucho mayor tenacidad que los hombres. Al centro, Gumercindo Mamani, originario del pueblo de Cancosa, porta la bandera indígena multicolor, denominada wiphala, símbolo de su pertenencia indigena; a su derecha, su esposa. Al extremo derecho, su hermano Maximiliano Mamani, excelente tejedor y músico. La familia Mamani ha dado varios líderes de nota al movimiento aymara tarapaqueño. (Foto Beatriz García, 1994).
Fig. 7. Nuestra amiga antropóloga Beatriz García Traba, de grueso abrigo de piel, observa a una tejedora aymara en su telar al suelo en una remota estancia ganadera. Aquí se tejen las hermosas llijllas, provistas de numerosas franjas o listas multicolores. Las lanas (de llamo y alpaca) hoy en día son teñidas con substancias químicas industriales; pero antaño las teñían con yerbas naturales recogidas cuidadosamente de su entorno natural. (Foto Beatriz García, 1994).
Fig.16. Con su carita de niña y vestida a la usanza de una campesina aymara (salvo el sombrero moderno) , nuestra amiga Beatriz García luce la llijlla (manto) propia de esta etnia en la pequeña estancia de pastoreo de Chijo. Obsérvese el sistema local de carga a la espalda propio de la mujer andina, tanto para el transporte de las creaturas (wawas) como de vegetales, leña o diversos productos del campo, incluso el guano. (Foto invierno 1994).
Fig.5. Una "mesa ceremonial" aymara en el pueblo aymara de Cariquima, Invierno 1994. (Foto Beatriz García).
Fig.4. Cornelio Chipana, líder aymara ariqueño, dictando una charla sobre los alcances de la nueva Ley Indígena 19.253 en la localidad de Pica, hoy Provincia del Tamarugal, invierno 1994. En Pica y Matilla, pueblos de añeja estirpe española y mestiza, se han asentado, en los últimos 25-30 años, numerosas familias aymaras originarias de los pueblos fronterizos de Bolivia (zona de Llica) buscando mejores expectativas de trabajo. Suman hoy varios centenares y viven en condiciones de vida muy precarias. El gobierno chileno les ha entregado subsidios para vivienda y tienen hoy pleno acceso a la salud y educación. Estos grupos aymaras bolivianos, recién arribados a la zona, conservan su lengua aymara tradicional y son muy mal vistos por la antiguo población mestiza local que los tilda de "paisanos". Sin embargo, son muy apreciados por los agricultores locales por su laboriosidad y espíritu de trabajo. (Foto Beatriz García, 1994).
Fig. 3. Charla sobre la nueva Ley Indígena en la Municipalidad de Pozo Almonte, 1994 (Foto Breatriz García).
Fig.2. Personajes asistentes a la charla sobre la nueva Ley Indígena en la escuela agrícola de Kusayapu en la localidad de Pachica, Quebrada de Tarapacá, 1994 (Foto Beatriz García).
Fig.1. Un funcionario de la OCAC explica los alcances de un Proyecto de regadío para una comunidad aymara. 1994. (Foto Beatriz García).
Antecedentes para su Tesis de Doctorado en Antropología.
Las fotos que anteceden, nos ha sido remitidas en estos días por la antropóloga española Beatriz García Traba y pertenecen a la época en que ella reunía antecedentes para la presentación de su Tesis de Doctorado ante la Universidad Complutense (Madrid, España). Forman parte, por tanto, de la historia local de ese período inicial de la puesta en marcha de la nueva Ley Indígena chilena (1993).
Presentación de la Tesis: "El Discurso político de las organizaciones aymaras en el Norte de Chile" Madrid, 1997).
Carátula de la Tesis de Doctorado en Antropología de Beatriz García Traba, dirigida por el antropólogo español Carlos M. Caravantes G. Esta Tesis se presenta aquí por primera vez al público chileno y puede ser descargada aquí, para su estudio y análisis.
Querido maestro, después de muchos años tras la realización de la investigación y gracias a tu tesón, ve la luz mi tesis. El objetivo de que esté públicamente colgada en tu blog es hacerla accesible a todos aquellos investigadores que en el futuro se interesen por el estudio y evolución de la aplicación de la Ley Indígena 19.253. Sería muy interesante realizar un estudio sobre cómo ha evolucionado en estos largos años y cómo ven los mismos dirigentes que participaron y lucharon en tiempos muy difíciles por sacarla adelante la aplicación y beneficios (o nó)de la Ley. Ojalá que su difusión alcance a la mayor cantidad posible de estudiantes y estudiosos del proceso indígena y que les estimule a mejorar el estudio aquí presentado. Un abrazo en la distancia.
BeatrizGarcía Traba Dr. en Antropología
Publicado por Beatriz para Eco-antropología a las 10 de mayo de 2010 03:34
Foto 2. Dibujo de dos piezas arqueológicas que me donara Conrado, ese día de Enero 1982, en nuestra visita al lugar con Juan Carlos Johow y Fernando Dougnac. (De mi Diario de Campo, vol. 21 (1981-82), pág. 122).
Fig. 1. El Salar de Huasco en Enero del año 1982. En primer plano, arbustos de tola (Baccharis tola) y plantas aisladas de ichu o paja brava (Stipa ichu). Hacia el centro de la foto, en color verde intenso, pequeño bofedal que ha construído con esfuerzo, durante dos años de trabajo, nuestro ermitaño Fuchslocher. (Foto H. Larrain, Enero 1982; tomado de la revista Qué Pasa, Mayo 1982).
Hemos dedicado hace unos días un par de capítulos de este Blog a mostrar el Salar del Huasco y su riqueza científica y escénica. Este Salar se encuentra al interior de Iquique y casi a la misma latitud de la ciudad de Iquique (Coordenadas: 20º 18´S y 68º 52´W). Nos hemos referido ya al encuentro, en su márgen occidental, con un extraño ermitaño chileno-alemán, Conrado Fuchslocher, que habitó por casi tres décadas en ese entorno hosco y difícil, soportando temperaturas invernales de más de -30º C.
¿Que nos impulsó entonces a visitar este Salar?. La historia todavía no contada.
Hojeo mi "Diario de Campo", volumen 21, páginas 96-111; y 120-123. Hemos venido a la zona aymara de Iquique, especialmente invitados por el Obispo de Iquique, Monseñor José del Carmen Valle, a estudiar la posibilidad de hacer una defensa jurídica de las aguas de las comunidades indígenas, en oposición a las pretensiones de las Mineras, en especial Río Chilex y Cerro Colorado. Quieren pedir para sí y apropiarse de la casi totalidad de sus aguas de regadío. Necesitan imperiosamente el agua para sua faenas extractivas.
Por otra parte, se acaba de publicar hace muy poco (diciembre 1981) el Nuevo Código de Aguas que establece la obligación de regularizar las mercedes de agua de todos los predios agrícolas y ganaderos del país. Debe acreditarse, pues, en forma urgente, los títulos de dominio vigentes y, a la vez, el empleo debido del agua (no clandestino) en labores agrícolas y ganaderas, durante los últimos cinco años. Para salvar el agua de las comunidades, urge, por tanto, inscribir los derechos propios de agua y hacer, en forma inmediata, la debida oposición a las pretensiones mineras.
Reuniones de las comunidades para enfrentar el inminente despojo.
Nos reunimos en las Oficinas del Obispado el dia 20/01/1982, en presencia de numerosos representantes de poblados de la quebrada: Tarapaca, Quillahuasa, Pachica, Caigua, Sibaya, Laonzana, Coscaya, Lirima. Faltaron los representantes de Mocha y Guaviña. A estos últimos, la Empresa Riochilex les ha ofrecido facilidades especiales (?). El Obispo está sumamente preocupado por los efectos negativos que este expolio de sus aguas ancestrales pueda ocasionar en el modo de vida, agricultura y ganaderia tradicional de estas comunidades. Podría significar el desastre y la migración forzada y definitiva de su población autóctona.
A los tres días, visitamos toda la zona en conflicto acompañados por los dirigentes de comunidades aymaras Juan Alvarez Ticuna y Javier Vilca Ticuna. Debíamos formarnos una idea cabal del problema suscitado. Se realiza reunión ampliada con los pobladores de Poroma, en casa de don Eugenio Pereira Bueno (21/01/1982).
Encontramos en plena acción, en terrenos que indudablemente correspondían, por derechos inscritos, a la comunidad de Lirima y sus familias, maquinaria pesada en proceso de realizasr sondeos profundos. Se hace reunión de urgencia con la comunidad de Lirima al día siguiente, la que queda encargada de notificar a la empresa usurpadora de que deben abandonar los trabajos, de perforación y retirarse, por estar éstos en terrenos de su propiedad.
Mientras tanto, el abogado Dougnac y nosotros bajamos a Pozo Almonte a notificar al Notario Señor Enzo González para obtener de éste las medidas cautelares de rigor. La perforación se ha realizado, sin autorización alguna, en Pampa Pénjamo, terreno que es propiedad de la comunidad de Lirima. Se ha destruído con maquinaria pesada parte del bofedal de Aguas Calientes, creando piscinas enormes. Todo ello sin la menor autorización de la comunidad. Acción ilegítima e ilegal.
Estos son los antecedentes que podrían ser parte de otro sabroso segmento de Blog, en que se relate el corolario de estos hechos, realmente vergonzosos. ¿Cómo pudo la empresa burlar la Ley?.
Pero volvamos al ermitaño del Huasco. Ahora sí que escucharemos el relato escrito en 1982 en nuestro cuaderno de campo (Vol. 21 (1981-82):
Nuestro relato de Marzo 1982
"23/01/82. Viaje a la Laguna del Huasco, con F. Dougnac y J.C. Johow en un VW arrendado. Llegamos como a las 14.00 hrs. Hablamos con Conrado Fuchslocher Ubach (sic!) ermitaño. Vive aquí casi 14 años (se cumplen en Mayo/82). Nos muestra su choza. Es edificio indígena, parte del complejo del tambo incaico que hay aquí. Hay al menos 3 complejos de edificación, con pisos, y muros dotados de nichos en las paredes. En dos habitaciones, quedan restos de un sistema de calefacción (algo así como chimeneas), con tubos formados por piedras pequeñas, encementadas con tiza (?), al parecer. El "tubo" a lo que parece, daba el tiraje, depositándose la leña abajo, donde irradiaba calor, igual que (a través) del "tubo" mismo.
Conrado me explica cómo creó, en torno a la vertiente, un bofedal, haciendo circular canalitos numerosos, cuyo radio iba ensanchando. Se ven los canales y cómo aumentó el bofedal. Tal cosa se puede hacer fácilmente en torno a todas las vertientes que llegan al Salar del Huasco. El cuarto donde vive Conrado mide aprox. 2.20 m x (a lo más) 1 m. de diámetro interior. Conrado arregló un cuarto antiguo, preexistente. El techo fue puesto en paja brava en repetidas capas. A su lado, muros que Conrado levantó y que están con mortero de tiza blanca. Es ahí donde están sus trastos viejos. Su primitiva chimenea de lata, cuyo cañón sobresale màs de un metro del techo de paja. Horripila ver el espacio mínimo de su habitación. Apenas se puede estirar adentro. Anda con unos blue jeans viejos y parchados y en simple camisa, mientras nosotros no nos sacamos ni parka ni pasamontañas. Hay sol, entreverado de nubes.
Tomo muchas fotos de las viviendas. Un gran corral, con un enorme volumen de guano, juntado en siglos y que Conrado ha sacado para lo que pretendió ser su chacra subterránea, es decir, entre profundas pircas y con un vidrio encima. Ahí quedó como un estanque, el curioso canchón revestido de pirca, de más de 1 m de alto. No lo llegó a probar. Ahí quería cultivar.Conrado habla con gran seguridad. Tiene respuesta a todo. Contesta veloz y nítidamente. Engarza palabras cientìficas en un contexto pseudo-científico. No sabe ni de ge0logía ni de arqueología. Pero dogmatiza, con aparente dominio absoluto de vocabulario y contenido.
Para J.C. Johow, amigo de su hermano, el médico veterinario Francisco Fuchslocher, Conrado es un caso esaquizofrénico típico. Un instante piensa bien. Luego [se] desconecta y repite sus teorías que para él son seguras. Palabras como "cielo de Ollantaytambo", "cultura colla", "paleolítico inferior", son reptidas en contextos inconexos, incompletos. Dice que estas viviendas fueron hechas por los indios para don Pedro de Valdivia y doña Inés de Suárez. Entre serio y burlesco, nos muestra su cama dura (parte elevada aprox. unos 25 cm. sobre el piso, donde se colocaban las mantas y cobijas y se dormía).
Dice - y [nos] muestra- cimientos de chullpas, entre el bofedal. Dice que ha descubierto varios hornos indígenas y nos muestra auténtica escoria mineral. Entre las construcciones anexas, hay dos hornos, muy semejantes a los de hornear pan, hechos en piedra con tiza. Supongo que son hispanos, del tiempo de la Colonia. Hay escalinatas de 5-6 peldaños, en buena piedra, que suben a varios aposentos. Un cuarto es ocupado por el pastor Mario Moscoso, que vive mucho más alto y llega en ese momento de gafas negras , chullo y bicicleta. Vive en un cuartito del complejo arquelógico, donde hay hermosos dinteles de piedra y jambas de enormes piedras planas. Los nichos son perfectos, de varios tamaños y ubicados aún en los ángulos de las esquinas. Unos en alto, otros, en bajo.
Nos muestra Conrado piedras: puntas de proyectil en basalto y otros elementos. Nos acompaña. Mientras yo tomo fotos -también a él y su chacrita- Conrado explica con seguridad sus múltiples teorías. Me acerqué a la laguna. Traspuse el bofedal, cojines verde claro, esponjosos, rezumantes de agua y verdor. Empieza un barro color ceniza. Llego hasta donde comienzo a hundirme. Tomo fotos de las aves: caití, guallatas, gaviota serrana (Larus serranus). No vi taguas. J.C. Johow tampoco vio aquí a la [tagua] Fulica cornuta, que sospechó debería estar anidando aquí". (Diario de Campo, Vol. 21: 109-11, y 120-123).
En la página 122 del citado Diario de Campo, dibujé las dos piezas arqueológicas que me obsequió Fuchslocher en esa ocasión. Trabajadas en basalto, son evidencias del período de cazadores-recolectores y su actividad de caza en la zona. Se muestran en la foto de arriba, (Foto 2) tal como fueron dibujadas por mí en mi Diario de Campo.
Nuestro objetivo, en este segmento del Blog, es presentar un artículo antiguo, prácticamente desconocido, sobre una visita nuestra al Salar del Huasco efectuada en un 23 de Enero del año 1982. Se trata de nuestro encuentro con un ermitaño algo huraño, cuya vida pretendimos hurgar por entonces, y que nos enseñó muchas cosas. El vivía en contacto vital con la Naturaleza que le rodeaba y parecía ser un hombre feliz. Este encuentro nos marcó por largos años. Por eso quisiéramos hacer partícipes a otros de la fuerte experiencia vivida aquel día y de las fotografías tomadas entonces. A más de algún joven estudioso le van a interesar, por ser parte de la auténtica historia, aún no contada, del Salar del Huasco.
Foto 1. Esta foto ha sido reproducida de la primera página (vea más abajo) de un breve artículo nuestro, publicado en la Revista "Qué Pasa", Número 577, en su sección "Chile País de Rincones", dirigida entonces por el escritor Enrique Lafourcade. Fue publicada el 5/05/1982. Reproduciremos aquí abajo, in extenso, este antiguo artículo con sus fotografías originales a color.
Antecedentes
Subimos, en aquel entonces, en el mes de Enero del año 1982 al Salar con dos buenos amigos, el Dr. Juan Carlos Johow, médico y ornitólogo, y el abogado santiaguino Fernando Dougnac Rodríguez.
Nuestro objetivo era doble: a) visitar a un extraño ermitaño que hacía 14 años (esto es, desde el año 1966) vivía solo, oculto en el Salar, en una ruca construida de piedras, a escasa distancia de una vertiente, y b) conocer, disfrutar y fotografiar el paisaje andino del Salar y su notable flora y fauna altiplánica.
Un auténtico ermitaño en pleno siglo XX
El nombre del eremita era Conrado FuchslocherHubach, de antigua y bien conocida familia alemana del Sur de Chile. Johow conocía a uno de sus hermanos, el veterinario Francisco Fuchslocher y quería llevarle a Santiago noticias frescas de su hermano lejano. Conrado había nacido en la ciudad de Osorno en 1912. Hacía años, luego de un largo viaje por Europa y el Oriente, (según se decía) había dejado a su familia en la región de Los Lagos y se vino, deseoso de paz y total aislamiento, - o tal vez hastiado del mundo, no lo sabemos - a enterrarse para siempre en el Salar, donde vivió prácticamente hasta el fin de sus dias.
¿Qué hacía escondido en el Salar?
Aquí lo encontramos haciendo vida real de ermitaño. Su vida y actividad en el Salar pasó a ser algo casi mítico para los habitantes de Pica y La Huayca. ¿Qué hacía Fuchslocher oculto en el Salar desde hacia tanto tiempo? Era un misterio profundo. Para unos, era un sabio filosofo recogido en estas soledades para reflexionar y hacer filosofía profunda, en contacto vital con la madre Naturaleza; para otros, era un escritor que preparaba una obra de carácter geográfico sobre la región andina tarapaqueña; para otros, un posible desertor del ejército, un desadaptado social..; en fin, se tejían muy extrañas leyendas en torno a su curiosa personalidad.
Su presencia era conocida en Pica y en Iquique
Yo había escuchado hablar bastante de él a un buen amigo piqueño, don Herminio Castro, allá por los años 1971-72. Castro nos aseguraba que era un arqueólogo que había hecho interesantes descubrimientos en la zona aledaña al Salar. Siendo yo también arqueólogo, me recomendó ir a hablar con él. De suerte que su nombre fue para mí un fuerte atractivo adicional para visitar el Salar, además de aprovechar para tomar contacto, gozar y fotografiar la notable flora y fauna del Salar.
Nuestra inesperada visita
Cuando llegamos un día cualquiera de Enero en un vehículo Volkswagen rojo, arrendado en Iquique, Conrado salió casi disgustado a nuestro encuentro. Se había arreglado para sí una estrechisima vivienda - que nos mostró finalmente aquel día- , de apenas unos 5 m2 de superficie o aún menos. Se acomodó como pudo entre las paredes de un antiguo tambo inca, cuyas ruinas se erguían aún allí. No gustaba de las visitas, aunque recibía, agradecido, las provisiones y alimentos y, sobre todo, el material de lectura que solían llevarle sus eventuales visitantes, conocedores de sus gustos y preferencias. Porque era efectivamente, no un sabio como se creía a pie juntillas en la zona de Pica, sino un lector infatigable.
¿Dónde vivía?
Disponía, en efecto, de todo el tiempo del mundo para ello. Arrumados en un rincón, montones de revistas y diarios locales que devoraba ávidamente. Un par de ollas quemadas, un viejo y tiznado sartén, un tostador, dos o tres vasos de vidrio y unos cuantos platos de loza. Era todo su ajuar y su tesoro. En unas bolsas plásticas, su escasa ropa. Nos llevó a su "cocina": unos fierros torcidos en forma de malla, apoyados en unas cuantas piedras. Leña no le faltaba. Una familia aymara del sector le convidaba llareta y recogia ramas de tola seca, ichu o paja brava, para el encendido inicial. No necesitaba de más. Ahí nos preparó amablemente una taza de té, que aceptamos agradecidos. Hacía mucho frío. Corria un viento helado, congelador.
La recepción del ermitaño: sus recuerdos más apreciados
Conrado nos recibió un poco a regañadientes. Vestido con una sencilla camisa de manga corta, y unos pantolones bluejeans muy gastados, hacía fuerte contraste con nuestro atuendo de alta montaña: parka gruesa, pantalones y gorro de lana y anteojos oscuros. Parecía no sentir el frio glacial de la mañana aquella. Conversamos bastante. Le pregunté si había hecho algunos hallazgos arqueológicos. Me mostró, envuelto en un pañuelo, un conjunto de "piezas" arqueológicas, según él. Había algunas puntas auténticas de proyectil de basalto o sílex, y otras tantas falsas , de carácter natural. Me regaló dos o tres, que aún conservo. Algo ansioso, nos indica que allí mismo, en tiempos coloniales tempranos, habia pasado la noche el conquistador don Pedro de Valdivia y su concubina, Inés de Suárez. Lo decía con un tono de absoluta convicción. ¿Por qué rebatirle, si con ello lo hacíamos sentirse feliz?. Asentimos, "convencidos".
El constructor de un bofedal
Estuvimos con nuestro nuevo amigo Conrado como una hora y media o más. Antes de despedirse de nosotros, quiso mostrarnos una de sus joyitas, según dijo. Era un trozo de bofedal de unos 7-8 m2 de superficie, que el habia "construido" lentamente de la nada, transplantando fragmentos de pasto nativo a un terreno árido, y algo salino y haciendo pasar, entremedio, infinidad de pequeños canalículos con agua. Lo logró. Fue obra de dos años, según nos confesó, lograr este pequeño bofedal "hechizo", obra de sus manos. Tal vez, fue el primer blanco en lograrlo.
Pionero en la construcción de bofedales en el altiplano
Estaba muy orgulloso de este "descubrimiento". Según nos contó, fue algo que sólo se le ocurrió a él. Pero es más que probable que los antiguos habitantes aymaras desde antiguos tiempos hayan discurrido exactamente como él, para crear nuevas y extensas superficies de bofedal, para alimentar un creciente ganado de llamas y alpacas. En todo caso, Conrado debería ser considerado en esta zona, el primero que hace, con sus propias manos, un bofedal nacido de la nada. Predecesor, ciertamente, de esfuerzos posteriores realizados por personal de protección ambiental de la Minera Collahuasi hacia 1995-97. Este mérito es suyo, y nadie podrá quitárselo.
Un testimonio de hace casi 30 años atrás
Queremos reproducir en este Blog, este ya antiguo artículo, tan sólo por el interés histórico que posee por ser fruto de una visita hecha casi 30 años atrás. Las fotos son de esa época. Dos veces visité al ermitaño, en su rincón alejado del mundo. En mi último viaje, en 1984, se había refugiado mucho más lejos, casi al medio del Salar, para escapar -según solía decir- de las miradas de los curiosos. Buscaba afanosamente la soledad; ésta parecía atraerle de manera casi magnética. Enfermo, debilitado y ya anciano, fue traído a la ciudad de Iquique, donde falleció. Pero su vida quedó atada inexorablemente a las rocas calcinadas del Salar, a los bofedales, a las parinas y suris que el amaba y que veia a diario corretear por las playas blanquecinas de su querido Huasco.
Hoy el Salar está protegido y a resguardo del ataque frontal de las Mineras.
Tal vez el único valor de este recuerdo cariñoso, es el de ser un testimonio de la existencia de un hombre singular que motivara nuestra excursión casual a la zona del Salar Huasco. en 1982. Zona maravillosa provista de paisajes increíbles que, afortunadamente, ha quedado hoy bien protegida -y a salvo del ataque alevoso de las Compañías Mineras- al formar parte hoy día de un sitio RAMSAR, reconocido como tal internacionalmente para la conservación de un ecosistema altiplánico y de especies raras de aves y mamíferos que allí nidifican o se alimentan en su viajes migratorios anuales al hemisferio sur.
He aquí las tres páginas del citado artículo de la revista "Qué Pasa" ( Mayo, 1982):
Nota.
Acabo de encontrar mi detallado diario de viaje escrito con ocasión de esta excursión al Salar del Huasco, el dia 23 de Enero de 1982. Como la descripción hecha por entonces es extensa y se relaciona con otros hechos de interés histórico para el estudio del mundo aymara chileno, me permitiré presentarla en un nuevo capítulo de este Blog, con el título de " Un eremita nos muestra el Huasco: diario de mi visita en Enero 1982.
Fig. 23. El Salar, tal como se presentó a nuestros ojos al descender desde el punto más alto de la carretera, hacia los 3780 m. de altitud, en nuestra visita del día 30/03/2010.
Nos proponemos aquí presentar imágenes recientes nuestras de uno de los lugares más atrayentes desde el punto de vista escénico y geográfico-ecológico en la Región de Tarapacá: el Salar del Huasco. Este Salar, provisto hoy de escasa cantidad de agua y extensas extensiones de terrenos salinos aledaños, es bien aprovechado por una rica y exótica fauna local.
El Salar está encerrado, al extremo sur del valle de Collacagua, en una extensa cuenca endorreica, casi fronteriza con Bolivia, pero de exclusiva presencia en territorio chileno. Se alimenta, por su extremo Norte, por las aguas de los ríos Collacagua, Piga y el escaso caudal del río Chaquina. Presenta tres principales vertientes en su margen occidental, las que le suministran en total unos 40 a 50 litros por segundo de un agua de excelente calidad. Son aguas termales, dulces, de una temperatura media de 15.5 º C Como otros salares de altura, ha sido bien estudiado por Hans Niemeyer y Pilar Cereceda en su obra "Hidrografía", publicada en el tomo VIII de la Colección de Geografía de Chile (Ediciones Instituto Geográfico Militar, 1984: 66-67).
Durante varios años, la compañía minera Doña Inés de Collahuasi intentó sacar ingentes cantidades de agua de su subsuelo, (solicitó, al efecto, mercedes de aguas por más de 900 l/s), perforando para ello sondajes profundos. Por fortuna para la ecología altiplánica y su bioma, la Dirección General de Aguas (DGI), se lo impidió, plenamente consciente del terrible impacto que a breve plazo se vería reflejado en su frágil ecosistema: la muerte lenta e inexorable del Salar. Tal como ocurrió, por obra de las vecinas Mineras Cerro Colorado y Collahuasi, con los próximos Salares de Lagunillas, Coposa y Michincha.
Este Salar, el ecosistema lacustre de mayor interés científico y turístico en la Región, ha sido declarado "sitio RAMSAR" en el año 1996 y recientemente (2005), "Santuario de la Naturaleza" por el Gobierno de Chile. El Salar es, pues, sitio prioritario, a nivel mundial, para el estudio y preservación de los humedales, por lo que el Estado chileno tiene la responsabilidad de protegerlo a perpetuidad de intervenciones externas, que lo puedan dañar. En particular, hoy está prohibido extraer agua de sus vertientes o del subsuelo.
Para que nos formemos una idea de lo que es este Salar,y su entorno físico y de las especies que lo habitan, acompañamos algunas fotografìas tomadas por nosotros en nuestro reciente viaje. No nos fue posible fotografìar de cerca los avestruces tarapaqueños (Pterocnemia pennata tarapacensis) ni menos los huidizos flamencos, (Phoenicopterus andinus, y/o Phoenicopterus jamesi) que sólo podíamos divisar en lontananza (Foto 4, este Blog). Nuestros amigos venezolanos nos han prometido otras vistas, tomadas por ellos en la ocasión. Las esperamos con ansias para agregarlas a este capítulo del Blog.
Las fotos que siguen, ilustran bien nuestro viaje y la flora y fauna que sobrevive en este maravilloso entorno.
Foto 22. Feca actual del avestruz tarapaqueño o suri. Diámatro aproximado: 11-12 cm. La presencia de este tipo de deposición hace presumir la existencia y relativa abundancia de esta especie en este Salar. En nuestro viaje, vimos efectivamente aquí una tropilla de unos 28-30 ejemplares pastando confiadamente en el lugar. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 21. Matorral tupido de tolas (Baccharis tola), en el sector sur del Salar. Foto H. Larrain 30/03/2010).
Foto 20. Fecas actuales de llamas y alpacas domésticas formando un bosteadero de camélidos. Extremo Sur del Salar. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 19. Una planta valiosa y típica de estas alturas: el ichu indígena o "paja brava". Es la Stipa ichu de los botánicos. Planta que sirve alimento a los camélidos y suris (avestruces andinos) y es utilísima para la fabricación de techumbre para sus viviendas. El techado de sus viviendas con ichu, por desgracia, està siendo paulatinamente abandonado y es suplido en la actualidad por las "calaminas" de metal en casi todos los pueblos cordilleranos del lado chileno. Pero aún es mantenido, conforme a la tradición andina, en el lado boliviano. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 18. Pascual Soriano, nuestro amigo venezolano, se interna en el bofedal en busca de fotografías de esquivas aves ribereñas. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 17. Sector extremo sur del Salar. Lluvia amenazante descarga ya sus aguas sobre el Salar. Es la misma que nos cogió en el alto del Huasco, en forma de abundante granizo, una hora antes. (Foto H. Larrain 30/03/2010).
Foto 16. El agua de la vertiente se vierte abundantemente hacia el centro del Salar. Arriba, nubes amenazantes de lluvia y episodios de chubascos locales (Foto H. Larrain 30/03/2010).
Foto 15. En el extremo Sur del Salar, defecadero reciente de camélidos (llamas y alpacas) junto a ejemplares de tola con señas de ramoneo. (Foto H. Larrain /03/2010).
Foto 14. Vista de Este a Weste. Junto a la potente vertiente original, se ha reactivado este pequeño bofedal, que presenta hoy un riego adicional mediante una manguera instalada recientemente para acrecentarlo. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 13. Miembros de esta excursión al Salar del Huasco, A la izquierda, Pascual Soriano, bíólogo venezolano; al medio, Marta Peña Guzmán; a la izquierda, la esposa de Soriano, la bióloga venezolana Michelle Ataroff. La presente apacheta alcanza unos 3.5 m de altura. Los cientos de miles de piedras que la constituyen, atestiguan su indudable antigüedad. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 12. En el costado NW de la apacheta se halla esta oquedad o "nicho" que seguramente permitía pasar la noche, encuclillado, al viajero aquí sorprendido. ¿O, tal vez, se presta hoy para otros usos, menos sublimes y venerables?. Algunos indicios así parecen sugerirlo. Lo que nos parece por demás lamentable. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 11. Al pie de la apacheta, en su lado Este, se puede observar botellas de cerveza actuales. Los antiguos depositaban, como ofrenda a la Pachamama, los bolos o acullicos de coca que venían mascando en el trayecto. Hoy vemos que tal costumbre es sustituída por la bebida de cerveza, efectuada in situ por viandantes actuales. Por más que buscamos afanosamente, no vimos el menor resto de acullicos de coca. Ya casi nadie transita a pie por aquí, salvo eventuales traficantes de droga, procedentes de Bolivia, al amparo de la oscuridad de la noche. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 10. Mientras más grande es la apacheta, mayor es la cantidad de viajeros que han pasado por allí a lo largo del tiempo. Las apachetas tienen aquí cientos de años de existencia, y se ubican en lugares estratégicos del trayecto antiguo desde el altiplano hacia los valles intermontanos. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 9. Al atardecer, una imponenteapacheta nos indica claramente la ruta exacta seguida por los antiguos caminantes indígenas, desde remotos tiempos prehispánicos. La apacheta es una expresión ritual característica del mundo aymara y quechua. Cada viajero llevaba en la mano una piedra que recogía durante su trayecto y la arrojaba con veneración al montón prexistente, junto con la coca que venia masticando, en señal de saludo y reconocimiento a la Madre Tierra o Pachamama y para implorar su bendición para el viaje emprendido a las quebradas y tierras bajas. (Foto H. Larrain 30/03/2010).
Foto 8. Un defecadero o bosteadero, sobre suelo salino, junto a plantas vivas de ichu su relativa abundancia delata la zona preferente de alimentación de llamas y alpacas. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 7. Perspectiva del Salar al alejarnos del sitio, rumbo a Iquique. En primer plano, plantas de tola, abundantes en el lugar. Las nubes que se precipitan a tierra y parecen tocar el Salar son expresión gráfica de un área afectada por la lluvia repentina y/o granizada. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 6. Un defecadero o bosteadero de llamos al lado de plantas de paja brava, (ichu) de que se alimentan. Es hábito conocido de estos camélidos americanos el que defequen invariablemente en los mismos lugares, formándose, a través del tiempo, montones impresionantes de aspecto circular. Varios bosteaderos, en este sector, que se hallan a 15-20 m. uno de otro., testifican que éste es el sitio especialmente preferido de ramoneo y alimentación (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 5. Vista general de la zona donde suelen hallarse los flamencos o parinas. La orilla, fuertemente salinizada, es pantanosa y resulta casi imposible internarse para fotografiar de cerca a las hermosas y elusivas aves (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 4. Desde la margen sur del Salar y a unos 300 m de distancia de la orilla, se observa una larga fila de unos 50 flamencos o parinas Los flamencos huyen siempre de la presencia humana. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto. 3. Baccharis tola (Familia Sinantéreas) es el nombre científico de esta planta, denominada tola por los lugareños; es una planta aromática y pegajosa, que se halla en enorme abundancia en los bordes secos, algo alejados del borde acuoso del Salar. Su follaje tierno es comido por los camélidos y avestruces (suris). (Foto H. Larrain 30/03/2010).
(Blog en construcción. A la espera de nuevas fotos de flora y fauna local, 6/04/2010).
Foto 2. Vista desde el extremo sur del Salar, hacia el Norte. Es el lugar comúnmente elegido por las parinas o flamencos, como su hábitat normal . Aquí avistamos, igualmente, una tropilla de unas 28-30 avestruces de la puna o suris (Peterocnemia pennata tarapacensis, Chubb) que suelen alimentarse de plantas como el ichu o paja brava y diferentes variedades de tolas. (Foto H. Larrain, 30/03/2010).
Foto 1. Perspectiva general del Salar en el sector occidental del mismo. Se aprecia el curso de una de una de las potentes vertientes de que se alimenta, y que se internan en el Salar. El color blanco se debe a la presencia de suelos salinos, como producto de la elevada evaporación diurna. El agua es no sólo dulce y potable, sino también de excelente gusto. Aquí acude a abrevar el ganado doméstico de camélidos (llamas y alpacas) de las familias aymaras del lugar. Se ha observado en tiempos recientes una notable disminución de esta masa ganadera en fuerte contraste con lo que reseña Niemeyer en su obra de 1984 y con nuestra propia observación in situ (1982).
Las vistas aquí presentadas testimonian sólo vagamente acerca de la riqueza faunística y florística del área. Este hecho unido a la espléndida vista de que se goza en el lugar, al descender desde los casi 4.300 m. de altitud viniendo de Pozo Almonte, hace de este lugar un paraje inolvidable para los visitantes. Una de las poderosas razones por las cuales fue declarado "sitio RAMSAR", es decir, humedal protegido a nivel mundial, fue por su riqueza faunistica y por constituir un lugar de nidificacion y detencion obligado para algunas especies de aves migratorias en su viaje anual desde el hemisferio Norte.
Para nosotros, habitantes de esta Region de Tarapaca es un orgullo contar con este extraordinario recurso turistico y ecologico. Notamos con preocupacion, sin embargo, que hace mucha falta una mayor señalizacion de lugares de interes para la observacion de su geografia, su flora y su fauna tipica, y una descripcion precisa de la misma mediante paneles alusivos dispuestos en el acceso al Salar. Un ejemplo claro y patente es la falta total de informacion sobre las apachetas, elemento tipico de la cultura ancestral aymara local, de las que tenemos varios representantes en esta ruta al Salar. El Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR) desaprovecha asi ocasiones optimas de informar y enseñar al viajero o turista que nos visita, acerca de las caracteristicas propias de la etnia aymara, habitante del lugar desde tiempos immemoriales.
Mis padres, Horacio e Inés, inspiradores de mi vida académica.
De mis padres he recibido este don gratuito de amor a la naturaleza, bebido desde niño en Ranquilhue, Chimbarongo, La Leonera, y Santo Domingo.
Acercándonos al pueblo de Suca en la región de Tarapacá
La huella inca muestra aquí un arrreglo especial y un ancho aproximado a los 3,50 m.
En la ruta del Inca. Con los arqueólogos José Berenguer y Carlos González
Reafirmando la presencia Inca en la depresión intermedia de Tarapacá. Noviembre 2014.
En busca de la ruta del Inca. A unos 25 km al Norte de Quillagua
Grupo expedicionario. Junio 2014. El hombre de barba, al medio, es el profesor Luis Briones.
Con el Rector de la U.C. Dr. Ignacio Sánchez y Pilar Cereceda en el oasis de Alto Patache
Enero 2014. Homenaje de la Universidad como premio a nuestra investigación de campo durante 15 años en este oasis de niebla..
Descansando un instante en un mojón señalizador de la ruta inca, Julio 2013.
En la soledad infinita, siguiendo por kilómetros la senda antigua que tomaran Huayna Cápac, Diego de Almagro y Pedro de Valdivia a través de los desiertos sin agua ni vegetación de Tarapacá.
Mis nietos: Pablito y Benjamín Huebra Larrain hace algunos años.
En la gran explanada frente a la catedral de La Plata, Argentina. Envían un saludo a su Tata de Iquique. (3 Agosto 2013)..
Lugar de descenso de la ruta incaica para atravesar una pequeña quebrada seca.
Parte del recorrido de ocho kilómetros siguiendo la ruta del Inca, 17 de julio 2013.
Almorzando en el lecho de la quebrada de Cahuiza. (27 de julio 2013).
A nuestros pies, el reciente tapizado de barro durísimo, producto del reciente aluvión de Febrero-Marzo 2012. Nos acompañan Luis Briones, María José Capetillo y Carolina Rodríguez, miembros de la expedición de estudio de la Ruta del Inca en Tarapacá.
Tomando aliento tras atravesar kilómetros de pampa abierta, infinita.
En un pequeño hito de piedras, al costado del Qhapaqñan al sur de Cuevitas 27 de julio 2013.
Un atardecer luminoso en plena pampa.
El autor de este Blog en una paskana, en las cercanías de la quebrada Juan de Morales en busca del Camino del Inca. Julio 2013 (Foto L. Briones)
Mini-atrapanieblas instalado en sector Pampa Bugueño. Oasis de niebla de Alto Patache.
Con mi ex alumno de arqueología Luis Pérez Reyes, hoy flamante arqueólogo, Julio del 2005.
Entrego a mi ex alumno Daniel Moscoso Mamani su título profesional. Noviembre 2012.
Daniel, de humilde pastor aymara de llamos y ovejas a Antropólogo Social.
A la vera del Camino del Inca o Qhapaqñan. Quebrada de Quipisca, vista hacia el Norte.
Prospección arqueológica quebrada de Quipisca, 23 de Febrero 2012.
Con mi ex alumno Cristian Riffo en el Salar del Huasco. Hito de exploración de aguas subterráneas.
Visita al entorno del Salar con Pedro Lucas, Noviembre 2010 (Foto de Pedro Lucas).
Devorando un rico plato de carne de llamo con Pedro Lucas Ticona, miembro de la comunidad de Alca.
Con Pedro Lucas, en el Salar del Huasco, expedición de Noviembre 2010.
En la humilde vivienda aymara de doña Demetria Ticona: Noviembre 2010.
En trabajo de campo en el Salar del Huasco con ex alumno Cristian Riffo.
El autor con Renan Huatalcho, piqueño, incansable defensor de los Salares andinos. .
Frente a su vivienda en Pica el 18-12-2012. Foto Paz Errázuriz Körner
1947: la familia Barros conmemora el centenario del nacimiento de la abuelita Ludmila Errázuriz
El tata Alfredo y la tía Teresa mamá de los Dominguez Barros y otros tíos y tías.
Descendencia directa de mi bisabuela Ludmila Errázuriz de Barros, madre de mi abuelo.
En calle Sazié, un día del año 1936. Horacio es el niño de 7 años, detrás de mi abuelo Alfredo, algo a la derecha.
Después de la penosa ascensión al cerro Wata-watana, quebrada de Quipisca. ¡Ya pesan los años!.
En una pequeña chasquihuasi o tambillo, cercano al sitio La Cruz quebrada de Quipisca.
Mi hija María Cristina Larrain M. y mi nieto Benjamín en su parcela de Malloco, Marzo 2010.
Con un beso a mi inolvidable hija, estudiosa y fiel seguidora de mi Blog.
Bienvenidos al Blog de Eco-antropología
El autor y su esposa, Marta Peña G. frente a su casa en Iquique, Julio 2008
En la ciudad de La Plata, Argentina, Abril 2012.
Paulo, mi yerno, mi hija Titi, Pablito y Benjamín
Mi nieta mayor, Josefina Larrain Rocamora, que espero quiera seguir los pasos de su Tata
Josefina lee ávidamente los escritos de su abuelo Horacio. Ojalá siga un día mis pasos en la Antropología!.
Mi hijo Carlos, Greta su señora y mi nieto Joaquín en nuestra parcela de Matilla,
Título de Arqueólogo y M. A. (Magister) en Arqueología, Universidad Nacional Autónoma de México. Tesis de Maestría titulada: "Las Culturas arqueológicas en Chile: Ensayo de una zonificación ecológico-cultural" (1970), dirigida por el catedrático catalán don Pedro Bosch Gimpera. M.A. en Antropología Social y Ph.D. en Antropología Cultural en la State University of New York, (SUNY), USA.; Tesis doctoral: "Historical Demography in Northern Highland Ecuador in the 16th Century" (1984).Estudios avanzados en Geografía, Universidad de Chile, Santiago (1975-1976); Estudios de Biología, Universidad Católica de Valparaíso(1955-56; Estudios de Glaciología y Flora alpina, Innsbrucker Universität, Austria (1958-1959), Licenciatura en Filosofía, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina (1952-1955; Licenciatura en Teología, Innsbrucker Universität, Austria (1956-1960); Hoy Coordinador Regional (Iquique) del Centro del Desierto de Atacama, Pontificia Universidad Católica de Chile; responsable del "Oasis de Niebla de Alto Patache"; Investigador en Antropología Social y Arqueología, Universidad Bolivariana, Iquique y Encargado de tesistas.
Nuestro ayudante y hoy flamante arqueólogo, Víctor Bugueño García en la chacra experimental
Junto a un árbol de olivo (Olea europaea) creciendo en forma excepcional en estos terrenos aparentemente áridos.
Luis Pérez Reyes, iquiqueño
Arqueólogo titulado de la Universidad Bolivariana (Iquique), ayudante de campo y leal colaborador e inspirador de este Blog
Cristian Riffo Torres, mi ex-alumno, antropólogo social y fiel acompañante en terreno.
Al atardecer, en la quebrada de Quipisca. A la vera del Camino del Inca, rememorando el paso del Despoblado por Diego de Almagro en 1536.
Estudiando un hito antiguo en una ruta caravanera, en la quebrada de Quipisca.
Mi ex alumno y constante colaborador en terreno. Nicolás Prado Bley.
Centro del Desierto de Atacama (Atacama Desert Center)
Centro de Investigación y Desarrollo de Ecosistemas del Desierto
¿Qué entendemos por eco-antropología?
¿Por qué nos hemos decidido a publicar este Blog?. Hemos sentido una imperiosa necesidad de entregar a nuestros ex alumnos, jóvenes estudiantes y público culto en general, reflexiones y pensamientos que creemos pueden ser un aporte novedoso en el campo de la Antropología Cultural. Esta ciencia más y más ha ido asumiendo roles más amplios y se ha ido perfilando como una instancia tanto de reflexión e investigación, como de comentario y denuncia ante la aparente incuria de muchas instituciones sociales que han dejado de lado su preocupación por el medio ambiente, olvidando el mandato de nuestra Constitución que exige velar por el derecho ciudadano a vivir en un ambiente sano y libre de contaminación.
La excesiva dispersión de dinero y esfuerzos, en innumerables Ministerios, Secretarías, Reparticiones y Oficinas públicas, hace cada vez más difícil coordinar esfuerzos en pro de un real mejoramiento de la calidad de vida y, a la vez, de un mejor cuidado y protección de nuestro deteriorado medio ambiente.
Creemos firmemente que una visión antropológica, mucho más ligada a la Ecología y anclada en una geografía percibida y amada como el "paisaje humano" en el que nos ha tocado vivir y donde hemos hecho "morada" permanente, se abre paso hoy con fuerza, ante la inminencia de situaciones límite a las que nos ha conducido un manejo descontrolado, irracional y a veces suicida, de nuestros recursos, sobre todo los hidrocarburos.
Esta nueva visión es la que hemos rotulado como la Eco-antropología.
Pero antes se hace necesario hacer una breve "Declaración de Principios".
¿En qué creemos nosotros?. ¿Cuáles son los principios rectores de nuestro pensamiento?. ¿Por qué levantamos hoy nuestra voz de alerta?. ¿Qué defectos o fallas percibimos en la manera de entregar hoy, a través de la educación, los conocimientos científicos?. ¿Por qué existe tal abrumadora distancia entre la ciencia de los científicos y su entrega concreta mediante la Educación?. ¿Qué provoca tan fuerte distanciamiento, a veces sideral? Y por fin, ¿cómo podemos contribuir a un diálogo más intenso y cordial entre Ciencia, Educación y Conducta concreta?.
Iniciamos este Blog con unas citas para nosotros muy iluminadoras, acerca del rol del científico educador en el mundo de hoy. En ellas hemos visto reflejado nuestro propio pensamiento. La primera, pertenece al gran escritor vasco Miguel de Unamuno. Ella retrata bien nuestro afán por dar a conocer a otros lo que la experiencia y la ciencia nos han enseñado:
"ES DETESTABLE ESA AVARICIA ESPIRITUAL QUE TIENEN LOS QUE, SABIENDO ALGO, NO PROCURAN LA TRANSMISIÓN DE ESOS CONOCIMIENTOS". (Unamuno).
Explícita queda en esta cita una reconvención a los cientìficos puros que no intentan enseñar, con lenguaje sencillo, lo que ellos han llegado a conocer y saber. El conocimiento debe ser transmitido a través de la educación. Y si no, ¿para què sirve?.
La segunda, nos la entrega un venerable escritor francés, Francois Rabelais, quien apuntaba respecto a la responsabilidad que a nosotros nos cabe como científicos:
"SCIENCE SANS CONSCIENCE N´EST QUE RUINE DE L´AME" ["La ciencia sin conciencia, no es más que ruina del alma"]; ( cit. en Jean Brun, L´Estoicisme, P.U.F. 1958).
Rabelaís apunta sagazmente aquí a algo de mucha actualidad hoy: la responsabilidad ética del científico. No se puede experimentar con cualquier cosa o de cualquier manera, inventar cualquier cosa, aplicar cualquier cosa, sin medir las consecuencias ambientales, sociales y morales de su accionar.
El científico no es un Robinson Crusoe aislado y solitario en una isla recóndita: vive en y para el servicio de la comunidad. Por eso debe tener conciencia social.
Las dos citas anteriores nos hablan de la necesidad de transmitir los conocimientos alcanzados, y de la responsabilidad ética propia del científico ("conciencia"). Ambas son pilares fundamentales del actuar del científico en el mundo en cualquier tiempo de la historia hoy màs que nunca..
Pero estos dos elementos no bastan. El genio alemán Johann Wolfgang von Goethe nos indica que algo muy importante estaría faltando aún:
ES IST NICHT GENUG ZU WISSEN, MAN MUSS AUCH ANWENDEN; ES IST NICHT GENUG ZU WOLLEN, MAN MUSS AUCH TUN". ["No basta saber, también se debe aplicar; no basta querer, también es preciso actuar (hacer)"].
Goethe apunta con toda razón a la necesidad de actuar, de obraren forma consecuente con nuestra ideas. Y aquí viene, a nuestro juicio, la gran falla de nuestro sistema educativo: la brecha entre lo que se sabe y lo que se hace, entre el grupo que detenta el conocimiento científico y el grupo que pone por obra la labor educativa (profesorado) y las políticas concretas (políticos).
Creemos que los pensamientos de estos tres autores nos señalan, en forme precisa y clara, el camino a seguir.
Un auténtico científico educador, pues, debe ser fiel a esas tres premisas básicas:
1). saber entregar una gama de conocimientos, considerados como ciertos ("científicos"), para que queden al alcance de la mayoría, mediante el uso de uin lenguaje accesible y fácil, a todos aquellos que tenemos el deber de formar, y a tantos otros que nos quieran escuchar, como nos enseña Unamuno;
2). saber ser plenamente responsables tanto ante la sociedad ("responsabilidad social") como ante la Naturaleza de la que formamos íntimamente parte ("responsabilidad ecológica"), como nos exige Rabelais.
3). saber actuar en consecuencia, llevando a los hechos mismos, es decir a la práctica ( y no solo en teoría) lo sabido y proclamado como verdadero, tal como nos propone Goethe.
Quisiéramos, a través de este Blog, ser fieles a estos tres postulados educativos básicos. Ellos serán nuestro norte. Ojalá lo logremos en alguna medida.
Con estos principios rectores in mente, abordaremos nuestra concepción de la Antropología y Arqueología hoy, en su actuar concreto en una sociedad que, aparentemente, se encamina hacia un colapso, si no cambia radicalmente su mentalidad frente al paisaje y a las miríadas de seres que en ellos han hecho su morada, como fruto de una evolución inteligente.
Necesidad de replantear los estudios en Antropología (Arqueología).
Nuestra objetivo en este Blog esderechamente replantear los estudios antropológicos de campo, en arqueología y/o antropología social, mediante un escrutinio y análisis previo, más profundo, de los recursos y elementos que ofrece el respectivo ambiente natural. Sostenemos que no pocas investigaciones de campo pecan por desconocimiento o examen superficial de los aspectos medioambientales significantes que deben considerarse a la hora de estudiar todas las manifestaciones de una determinada cultura. Porque el grupo humano crea cultura en un ambiente y territorio dado, el cual plasma al hombre así como el hombre, a su vez, lo va transformando con su presencia y con todas sus actividades de sobrevivencia.
Cómo entender el "territorio" ocupado por un grupo humano.
Este "territorio" es mucho más extenso que su mero lugar de residencia habitual o campamento base; es también toda el área que recorre buscando su alimento, persiguiendo a su caza, o recogiendo estacionalmente los frutos de la tierra, el agua de sus escasas vertientes o los elementos que necesitará para confeccionar su arsenal de caza o las cimas de cerros donde realizará su actividad cúltica o sagrada, o donde depositará a sus muertos. Para los, romanos (Varronio) "territorium" es todo el "distrito cercano a la población", de donde el grupo humano obtiene lo necesario para vivir y en donde realiza todas sus actividades culturales, sociales y económicas. Ese espacio, que el grupo considera como suyo y en el cual ejerce un dominio efectivo preferente, es "su territorio", en oposición al área de ocupación o influencia de otros grupos.
Espacios de acción que comporta un "territorio".
Así, todo grupo humano en el pasado poseyó y explotó diversos tipos de espacios: el de caza, el de recolección, el de pesca o marisqueo, el de culto o adoración, el de cantera o explotación mineral, el de ritos de pasaje o, finalmente, el de muerte y sepultura. Pero todos estos "espacios" no tienen por qué ser contiguos o colindantes entre sí y muchas veces , pueden encontrarse muy distantes unos de otros. Y la sumatoria de todos ellos, constituyen una unidad tanto mental como física para su "dueño". A medida que los grupos humanos van ocupando la tierra, se producen roces y luchas por el acceso al territorio. Hasta que se fijan, de alguna manera, por el peso de la costumbre, sus linderos.
El criterio de "sitio tipo" `para los arqueólogos: esbozo de crítica.
Siendo un territorio, por lo aquí señalado un conjunto de espacios de los que el grupo social se sirve para sus necesidades, el criterio del "sitio-tipo" de los arqueólogos del pasado parecería distorsionar gravemente esta rica diversidad tanto paisajística como ecológica o productiva, fruto de su permanente actividad en movimiento. Amenazaría con minimizar la presencia y acción de la vida cultural del hombre, máxime en el pasado remoto, anterior al sedentarismo, cuando el hombre para sobrevivir se vió urgido a visitar y explotar muy diversos nichos de vida o recursos básicos, de acuerdo a las necesidades sentidas en el momento.
Mientras más antiguo es el poblamiento, más amplio parecería ser su radio de acción, su movilidad y su capacidad migratoria, sobre todo en un habitat de recursos escasos (desierto), como es el caso del Norte de Chile, patria de etnias altamente móviles que transitaban incesantemente a través de espacios enormes.
La técnica actual de las prospecciones arqueológicas: su talón de Aquiles.
Por lo tanto, la técnica de la mera "prospección" por parte de los arqueólogos de una determinada porción de territorio contiguo (costero, de pampa interior o de altiplano), bien poco nos puede decir acerca de la real magnitud, superficie real y/o área de control de su actividad creadora de cultura, la que teóricamente puede extenderse por cientos de kilómetros en una transecta este-oeste (a través de valles o montañas) o, igualmente, en una extensa dimensión norte-sur. El concepto antiguo de "territorio" de las etnias, poco o nada tiene que ver con el actual, sujeto a fronteras estrechas y a límites arbitrarios definidos por los mapas.
La "morada" del grupo humano ancestral y el "control de diversos pisos ecológicos.
Un excelente ejemplo de lo que venimos afirmando, nos es dado por la cartografía histórica colonial y lo tenemos explicitado y confirmado en el "control de diversos pisos ecológicos" estudiado y propuesto como teoría de poblamiento, por el arqueólogo norteamericano John Murra. Esta forma de "territorio insular" o "archipiélago vertical" -como lo ha llamado el propio Murra- queda corroborado explícitamente por una copiosa documentaciòn etnohistórica de lo siglos XVI y XVII en el sur peruano (Chucuito) y Norte chileno.(Chiuchíu, San Pedro de Atacama o Tarapacá).
Necesidad de una relectura ecológica de antiguos documentos.
Se hace urgente, por lo tanto, una "relectura y reflexión arqueológica" atenta de estos testimonios antiguos de desplazamientos étnicos, que nos arrojan las "Visitas" coloniales o los certificados de Bautismo, Matrimonio o Defunción, de las antiguas parroquias católicas de los siglos XVII y XVIII.
Prospecciones y conclusiones sobre el poblamiento humano.
Esta suma de antecedentes nos harán ser sumamente cautos al momento de querer sacar conclusiones precipitadas sobre la base de "prospecciones" de segmentos predeterminados de territorio actual (costa, pampa o precordillera). Tales "prospecciones" aceleradas, de espacios físicos previamente establecidos en laboratorio, solo nos pueden arrojar fotos muy parciales y fácilmente sesgadas de una realidad que, sobre todo en el período arcaico temprano, se caracterizó por una extrema movilidad de los grupos humanos, a causa de la escasez alimentaria, la deficiente tecnología de caza o recolección, o los imperativose del climas local o regional.
Enfoque eco-antropológico y "territorio etnico".
Este enfoque eco-antropológico que aquí propiciamos, supone, de necesidad, el conocimiento íntimo y la valorización de todos los elementos que componen los diferentes paisajes geográficos o ecosistemas, parte integrante de un mismo "territorio étnico", en sus vertientes climática, geomorfológica, biogeográfica, biológica y ecológica. Tal "territorio" pasa a ser, por esencia, por así decirlo, pluri-dimensional, pluri-espacial. Y ciertamente sobrepasa lsos exiguos límites de una yacimiento determinado.
Multiplicidad de parámetros que comporta la "morada" humana.
En síntesis, examinando trabajos arqueológicos actuales, nos queda la sospecha de que algunos antropólogos no conocen o no valoran suficientemente, la multiforme diversidad de parámetros geográficos que hacen a una cultura ancestral auto-sustentable en un amplio y dilatado escenario físico natural. Por eso el firme y decidido acento en lo "ecológico" y en lo "geográfico" propio de este enfoque. Si no logramos penetrar en la geografía y biogeografía del hombre del pasado, reflejada en "mapas" de su actividad y movilidad muy diferentes a los actuales que nos ha impuesto el forzado sedentarismo urbano o pueblerino, nunca llegaremos a entender las formas de ocupación del espacio antiguo por el hombre.
Estrecha relación entre ecosistema y comunidad humana.
Además del concepto totalmente distinto de "territorio" como "morada" del hombre del pasado, que debemos aprender a manejar, la relación entre ecosistema, flora, fauna y comunidad humana es mucho más íntima de lo que se suele destacar comúnmente. En este sentido, cada brizna de informacion ambiental, cada retazo de información dada por pobladores de sitios similares (en el pasado remoto o cercano), contribuye poderosamente a enriquecer el cuadro del comportamiento humano en dicho ecosistema, arrojando un nuevo haz de luz sobre el mismo. Y, viceversa, cada aspecto ambiental que se desconoce, se omite o se conoce insuficientemente, automáticamente pasa a ser una rémora y obstáculo para la "reconstrucción" de la totalidad del medio ambiente real en que vivieron los antiguos, tal como deben realizarlo los antropólogos.
Perspectiva eco-antropológica de los grandes maestros del pasado.
Por esta misma razón, hemos intentado rescatar en este Blog el legado de antiguos maestros: geógrafos, etnólogos, antropólogos, arqueólogos o naturalistas , con o sin título universitario, del pasado reciente o más antiguos, que en sus escritos nos han mostrado en detalle el medio ambiente de su época: suelos, clima, flora, fauna en su íntima relación con el poblador humano. Ellos "han tenido ojos y oídos" para la Naturaleza y, a través de sus escritos, nos han enseñado a entenderla y "leerla" en su integridad. Ellos nos han transmitido que el hombre construye cultura sobre la base de "todo" el ambiente natural circundante, insertándose en él, utilizándolo y haciendo simbiosis con éste.
Los antiguos relatos: fotografía momentánea de la actividad humana en su paisaje geográfico.
Muy especialmente valiosos en este sentido, son los relatos de viajeros o etnógrafos del pasado que fueron testigos de la actividad creadora de cultura de los grupos altamente móviles o nómadas de su época, cuando aún seguían sus patrones antiguos de desplazamiento territorial, a través de distancias no pocas veces enormes. Cuando estos relatos nos aportan fotografías costumbristas tomadas in situ, como es el caso del geógrafo Isaiah Bowman, o pinceladas pictóricas, como nos trae Léon Pallière o Rodulfo Amando Philippi para el caso del desierto de Atacama, o el propio William Bollaert para la provincia de Iquique, el testimonio se enriquece de modo considerable, abriéndonos a panoramas culturales insospechados. Él sacerdote Martín Gusinde S.V. D., (su vida:1886-1969), en su obra Die Feuerland Indianer (1931-1939), o el misionero anglicano Lucas Bridges ( su vida: 1874-1949), en su sabroso relato: Uttermost Part of the Earth (1950) son una muestra de la capacidad descriptiva, apoyada por la fotografía en terreno, reveladoras, en ambos casos, de su amor por los indios y su percepción el paisaje circundante.
Etnología y perspectiva arqueológica: el caso de los Tehuelches.
En el caso, concreto por ejemplo, de los tehuelches o de los indios pampas de la Patagonia argentina o sur chilena, cuya extrema movilidad nos abisma hoy su increíble capacidad de desplazamiento por extensos territorios, lo que era parte normal de su vivir nomádico. ¡Cuánto tenemos que aprender todavía de la etnografía y etnología comparada nosotros los arqueólogos!. En tales grupos tenemos un pálido espejo de lo pudo ocurrir varios milenios antes, en el dilatado desierto interior o en la extensa costa árida norte chilena, cuando la vida humana trataba de sostenerse en un medio escaso en agua y en alimentos.
Geógrafos de antaño: revalorizando antiguos cronistas.
También hemos querido, en este Blog, analizar con el mismo prisma eco-cultural ciertas obras, descripciones o mapas de brillantes personajes del pasado, como es el caso de don Antonio de O´Brien, cartógrafo español del siglo XVIII. Obras que nos deslumbran hoy con su perspicacia para hacernos entrever la amplitud del paisaje cultural de su época, perceptible a través de las vías de comunicación, su geografía y su flora nativa, descritos prolijamente en sus notables "Planos", o en sus acuciosas "Descripciones".
Perspectivas históricas a-geográficas y a-ecológicas. Crítica a una historia que no es verdadera "historia".
Hemos sido acostumbrados por la mayoría de los historiadores a ver en tales "Descripciones" espejos de una realidad de época, trasunto de un modo de vida dado "aquí y ahora" (hic et nunc), resabio de una realidad política o social dada.
Es nuestra firme convicción que debemos dar un paso adicional e incorporar audazmente y sin miedos la visión del geógrafo, del biogeógrafo, del etnohistoriador, del biólogo, del antropólogo de campo. Esta es mucho más rica y cautivadora de lo que nos transmiten muchos historiadores, generalmente ávidos de mostrar "lo que realmente sucedió" y " tal como sucedió" en su momento, o, tal vez, por qué sucedió. Falta a nuestro juicio agregar el cómo sucedió, dónde sucedió y en qué circunstancias geográficas, climáticas, ambientales y ecológicas. Esto es, precisamente, lo que los historiadores casi nunca nos ofrecen. Y por ello su visión, no pocas veces, peca de manca y coja.
En suma, hace falta escudriñar, en todos sus aspectos, la pluridimensionalidad de la "morada" humana.
Falta, en consecuencia, conocer más a fondo la "morada" antigua total del poblador, su amplio y dilatado "territorio", ojalá aproximándonos, en cuanto nos sea posible, a su "percepción" de "su territorio". Tarea titánica pero no del todo imposible si aplicamos a este análisis la conjunción de variadas ciencias del hombre y del espacio. Y esta percepción que se abre a otras Ciencias, incorporando su rica visión particular y propia, suele escapar al ojo del historiador común. Que nos perdonen los historiadores, pero ésta es la percepción nuestra, venida desde otras disciplinas del conocimiento del vivir y del actuar del hombre como grupo social en el Planeta Tierra. Y estamos seguros que este proceder nos acerca mucho más al verdadero "historein", en el sentido profundo de los griegos.
Re-descubriendo antiguos observadores de la "morada" del hombre.
Por tales razones nos parece descubrir en algunos eminentes personajes del pasado (géografos, biólogos o antropólogos o simples descriptores de época o "naturalistas") un tratamiento especial que reconocemos aquí como eco-antropológico. Por ello a ellos les hemos querido dar - y creemos con sobrada razón - el rótulo de Pioneros de una Eco-antropología.
(retocado el 07/08/2008 y el 08/08 2008; última revisión entre el o7 /o2/2009 y el 14/02/2009).
Luis E. Peña Guzmán: entomólogo, sabio educador de juventudes
Lucho en su estudio en Colina
Bente Bittmann von Helleufer (1929-1997)
Hacia 1980, en sus años dorados de Cobija
Aqui estan todo lo que hemos Posteado, Archivos, Entradas
El autor junto a un mini-captador de agua de niebla
A los 1170 m de altitud, en el extremo Weste del tillandsial de Cº Guanaco
Con mi amigo Raúl Maytas y su esposa, frente a su casita en Huarasiña, 15/07/2009
Un rato de descanso
Valle de Tarapacá, sitio batalla en Guerra del Pacífico, 15 Julio 2009
Con mi ayudante antropólogo Cristian Riffo en el Salar del Huasco.
Observando un posible hito minero dentro de la propiedad de la familia aymara de apellido Lucas. Visita del mes de noviembre 2010.
Casa-Estación, Alto Patache
A partir de 1999, Centro de Operaciones de las investigaciones sobre neblinas costeras
Seguidores
Visita de personeros de la CONAMA regional, 2009.
Junto a la casa-estacion de Alto Patache.
Mi amigo antropólogo, inspirador de este Blog
Gonzalo Garcés, inspirado defensor de los derechos indígenas fue el primero que nos indujo a construir el Blog para la difusión de nuestros escritos y reflexiones en 2006. Siempre estarás presente en nuestro recuerdo. Hoy impávido defensor de la tierra mapuche.