Dedicatoria.
Dedicamos este trabajo con especial afecto a los pobladores aimaras de Lirima, cuyos ancestros nos atendieron con especial deferencia y afecto, durante nuestras investigaciones en el mes de julio de 1973.
Antecedentes
En dos capítulos anteriores de este mismo Blog nos hemos referido a nuestras observaciones etnográficas hechas en el lugar en el mes de junio del año 1973 (1). De esto hace ya algo más de cincuenta años (2). La ocasión se dio en el viaje hecho con el sacerdote holandés Juan van Kessel a la celebración de la fiesta patronal de San Santiago, en el pueblo-santuario de Cultane por parte de los lirimeños (3). Gracias a las notas tomadas en nuestro diario de campo de la época (Volumen VI, pp. 10-15), nos es posible reeditar hoy con fidelidad el aspecto físico-geográfico que ofrecía por entonces la estancia pastoril aimara de Mosquito de Oro (4). Su minuciosa descripción será el objeto específico de este capítulo nuestro.
Los ocupantess de la vivienda pastoril (Vea Fig. 2) eran don Marcelino Vilca y su esposa doña Paulina Ticuna. En mi recorrido por el área, me intrigó la presencia de varios corrales, algunos ya en ruinas, en los alrededores de las viviendas. Más aún, la presencia de algunas viviendas más antiguas, igualmente en ruinas, tal como se muestra en nuestra Figura 1. Me pregunté por qué había tantas viviendas distintas, en un mismo e idéntico lugar, unas actualmente en uso y varias otras hace ya mucho tiempo abandonadas.
¿Por qué se ve hoy varios asentamientos, al parecer independientes?.
La respuesta a este interrogante se encuentra, a lo que creemos, en el propio relato de mi Diario de Campo. En efecto, señalo en una Nota marginal de la Fig 1, lo siguiente: "se ven 4 asentamientos (¡en realidad, son cinco!). Uno solo ocupado hoy por la gente de Lirima. Antes venía gente con ganado de Cancosa y Sibaya, (pueblos) que hoy no tienen ganado. Señal (para mí) de despoblamiento paulatino" (....). (Ver "Diario" H.L. vol. VI: 3).
En otras palabras, a mi entender, esto querría decir que con anterioridad a la llegada de la gente de Lirima al lugar, fueron familias de pastores de Cancosa y Sibaya los probables constructores de los 4 asentamientos más antiguos, hoy día en ruinas. Lo que en buen romance vendría a explicar que este lugar de pastoreo nunca fue pertenencia propia y particular de un solo pueblo, sino era (o había sido) un punto compartido de pernoctación y breve permanencia de los pastores y ganados de varios pueblos andinos como parte del frecuente circuito trashumántico anual Este-Weste, (entre las aldeas de Cancosa por el E. y Pachica, por el W.), siguiendo la presencia de sectores de pastos aptos, apetecibles, para su ganado (5) .
Carta geográfica que muestra el sitio de pastoreo de Mosquito de Oro.
Elementos constructivos en Mosquito de Oro.
Aquí cada asentamiento cuenta con su respectivo corral anexo, tal como se puede observar claramente en nuestra Figura 1. ¿Hubo tal vez allí en Mosquito de Oro presencia simultánea de dos o tres rebaños, de gente de pueblos diferentes (Lirima, Cancosa, Sibaya)?. No lo creemos, pues se habría prestado para rencillas y altercados entre los pastores, ávidos de reservar para sí los mejores pastos para sus animales. Si nos fijamos bien, las viviendas y corrales se hallan en las proximidades del arroyito que recorre todo el lugar, y que durante mi permanencia a fines de julio 1973 estaba parcialmente helado y semi cubierto de nieve. Tomé por entonces varias fotografías del lugar, las que lamentablemente no he hallado en mis archivos. Tan solo he hallado como prueba de lo dicho un listado de 14 fotos tomadas por mí en dicha ocasión con su respectiva explicación . (Cf. Diario Nº VI: 1).
Los corrales grandes, eran destinados a albergar el ganado de llamas y alpacas, los más pequeños -más inmediatos a sus viviendas- estaban destinados al encierro de sus burros de carga y monta. Recordemos aquí que los asnos o burros eran, además de utilísimas bestias de carga, la única cabalgadura disponible y apropiada para las zonas altas, frías, donde los caballos no resisten.
Viejas y sangrientas disputas.
Se conserva, sin embargo, en la memoria de los más ancianos el recuerdo de viejas disputas entre pastores de las aldeas de Cancosa y Lirima, con resultado de varias muertes, en la década de los años 30 del pasado siglo (¿hacia 1935-38?), disputas seguramente motivadas por la apropiación y uso de los mejores sitios de pastoreo, y cuyo resultado de muertes nunca fue aclarado por la justicia chilena. Es lo que yo escuché sotto voce en esos días de labios de una de las señoras. Tema tabú que los mayores de la comunidad evitaban comentar.
En este lamentable hecho de sangre, sin duda, se puede encontrar -al menos en parte- el origen histórico de las profundas desaveniencias entre los habitantes andinos de Lirima y Cancosa, que perduran hasta el día de hoy. Distanciamiento y recelo que, a partir de la conversión masiva de Cancosa a la religión pentecostal, ha ido en incremento. Lirima, en cambio, ha mantenido su fidelidad a la iglesia católica, sus pastores y sus prácticas ceremoniales antiguas gracias a la actividad pastoral de sacerdotes como Juan van Kessel, Pablo Diercks o Argimiro Aláez García.
Imágenes de la estancia pastoril de Mosquito de Oro.
Fig. 5. El fogón en el exterior de la vivienda de don Marcelino Vilca.
Descripción general nuestra.
Notas
(1) Nuestros dos capítulos anteriores referidos al lugar Mosquito de Oro son:
a) "Mosquito de Oro: un asentamiento pastoril aymara en la cordillera de Tarapacá: conviviendo con los llamos y sus pastores en el mes de julio de 1973", editado el 12/05/2023.
b) "Descripción del carneo de un llamo para la festividad de San Santiago. Observaciones hechas en la estancia pastoril de Mosquito de Oro en julio 1973", editado el 23/05/2023.
Con este capítulo, completamos la trilogía dedicada al estudio etnográfico del asentamiento pastoril de Mosquito de Oro en la región de Tarapacá.
(2) Este viaje a Mosquito de Oro en el invierno del año 1973 fue parte de la expedición organizada por las familias aimaras de la pampa de Lirima a su pueblo-santuario de Cultane con motivo de su fiestas patronal: San Santiago, a la que fuimos invitados los integrantes del grupo de estudio de la quebrada de Tarapacá, dirigido entonces por el geógrafo Hugo Bodini. Sobre la investigación geográfica y demográfica realizada por nosotros previamente en el pueblo de Coscaya, remitimos al lector al capítulo de nuestro Blog titulado: "El pueblo de Coscaya en julio del año 1973: una investigación demográfica olvidada (o traspapelada)". editado el 18 d septiembre del año 2011.
Al enfermarme yo y caer víctima de la "puna", me tuve quedar obligadamente unos días recuperándome en esta estancia de pastores al cuidado de doña Vicenta Ticuna y algunos de sus hijos pequeños.
(3) El sacerdote oficiante de la fiesta el holandés Juan van Kessel, nos acompañaba. En esos años, van Kessel estaba a cargo de la extensa parroquia católica de Tarapacá. Mosquito de Oro se alza a los 3.700 m de altitud y Cultane a los 3.850 m.
(4) El nombre de "Mosquito de Oro" de esta pequeña estancia no figura en el excelente "Diccionario Jeográfico de Chile" de Luis Riso Patrón, 1924. En cambio, sí aparece el nombre del cercano pueblo de Cultane, con la siguiente descripción: "(aldea) de corto caserío, con cultivos de alfalfa, habitada por indíjenas que se dedican a la cría de ganado vacuno (sic!). Se encuentra en la margen E de la quebrada del mismo nombre, hacia el SW de la cumbre de la misma denominación" (Riso Patrón, 1924: 276). Yerra claramente aquí por lo demás el erudito geógrafo don Luis Riso Patrón, al atribuir a los aimaras la cría de "ganado vacuno" en esta zona. Se trata, ciertamente, no de vacunos, sino de camélidos americanos o auquénidos (llamas y alpacas). Los vacunos -es bien sabido en la zona- no resisten el crudo clima altiplánico. y solo se les puede ver, en escaso número, en los sectores más bajos de la quebrada de Tarapacá, dotados de un clima mucho más apacible.
(5) En esta carta geográfica se puede observar el lugar de pastoreo de Mosquito de Oro situado en el transecto Este-Weste del circuito transhumántico anual de los pastores lirimeños. Obra del arquitecto Carlos Contreras y publicado en la revista Norte Grande, Nº 1, 1974: 25-32)
(6) Es interesante constatar la gran diferencia observada en la presencia de fragmentos cerámicos hallados en torno a las distintas viviendas. Las viviendas más antiguas (ya derruidas) presentan mucho más fragmenteria cerámica dispersa que las más recientes. La razón es obvia. La introducción de las vasijas y contenedores de loza ("v.gr. "Loza Penco", en Chile) a partir de los años 1930-35 viene a sustituir, poco a poco, el empleo tradicional de la cerámica confeccionada en greda (pucos,virques, callana, etc) . Más tarde aún, a partir de los años 1962-63 será el arribo de la utilería de cocina y comedor confeccionada en plástico (polietileno, polipropileno, policarbonato). Lentamente, el empleo de la loza y luego del plástico llegó a sustituir el uso de la greda en la confección de artefactos de cocina (ollas, contenedores, botellas, etc.). Notemos, a este propósito, que las Salitreras de la Pampa del Tamarugal, especialmente las inglesas y alemanas, con las cuales las aldeas de la precordillera y cordillera estaban en frecuente contacto económico, traían de Europa a sus "Pulperías" toda esta moderna parafernalia de artefactos culinarios, hechos en baquelita, loza o plástico incipiente. Actividad de intercambio que cesa a fines de la década del 1920 y comienzos de 1930 debido al cierre paulatino -e irreversible- de las Oficinas Salitreras de la pampa. La invasión del plástico, en sus diversas formas y usos, vino a acabar definitivamente con la elaboración de cerámica en los pueblos tarapaqueños (Macaya, Sibaya).
No hay comentarios:
Publicar un comentario