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domingo, 14 de junio de 2009

Centrales termoléctricas: ¿beneficio social o maleficio?. Una reflexión ecológica urgente .


Fig. 1. Planta de CELTA y su Central Termoeléctrica en Puerto Patache, visible detrás del montículo rocoso del primer plano. Su chimenea expele sin cesar una estela de humo tóxico que se dirige hacia el Norte, exactamente donde se sitúan las caletas de pescadores de Cáñamo, Chanavayita, Caramucho y Los Verdes. (Foto H. Larrain, Abril de 2009).

Fig. 2. Haciendo una prospección arqueológica en la zona inmediata al Puerto de Patache. Aquí se descubrió un saqueo reciente, que dejó en evidencia los muros de una antigua vivienda prehistórica, de cazadores-recolectores costeros, con fechas que pueden remontarse a los 5.000 - 6.000 A.P. por los antecedentes cronológicos que han sido recopilados para este mismo sitio. Nótese el ennegrecimiento notorio de las rocas y arenas del sector, causado por acumulación progresiva del polvo de las cenizas. (Foto. H. Larrain, Abril de 2009).


Fto 3. Prospectando el área próxima a la Central Termoeléctrica de Patache de propiedad de CELTA, donde puede observarse el extraño teñido del suelo circundante, de un negro muy oscuro, por obra de la depositación incesante de cenizas provenientes de la chimenea aquí indicada. Esta coloración gris obscuro contrasta vivamente con el tono claro, propio de las arenas situadas más al Este, junto a la base del acantilado. La gran diferencia en colorido salta a la vista a cualquier observador y llama a reflexión. (Foto H. Larrain, Abril 2009).


Foto 4. Esta foto es una prueba contundente de la infectación, en todo el terreno aledaño, de las arenas que cubren parcialmente el antiguo habitat indigena. En este lugar, hemos detectado durante nuestra prospección la existencia de un rico conchal arqueológico, muy alterado por vehículos y tráfico de las empresas que han intervenido el sector, destruyendo, por desgracia, muchas evidencias. (Foto H. Larrain, Mayo 2009).

Las fotos que preceden son, a todas luces, acusatorias. Constituyen un testimonio elocuente e indesmentible del daño que se infiere diariamente al medio ambiente y a los ecosistemas de la costa (marinos y terrestres) por parte de los humos y efluentes expulsados por la chimenea de CELTA, cuyas cenizas se diseminan por muchos kilómetros hacia el Norte, llegando hasta la misma ciudad de Iquique y aún mucho más lejos. Nadie sabe exactamente hasta dónde. Sus efectos se pueden observar, todas las mañanas, en la substancia negruzca que se fija a los parabrisas de nuestros vehículos, incluso en las playas al sur de Iquique. No es posible atribuir esta acumulación de finísimo carboncillo a las emanaciones de vehículos, aquí casi inexistentes. Su origen radica, sin lugar a dudas, en la actividad permanente de la chimenea de CELTA, y en el movimiento de cenizas ya quemadas, en la zona de Punta Patache.

En los párrafos que siguen, discutiremos la oportunidad de instalar estas Centrales y la toxicidad de estos efluentes (humos y cenizas), así como la necesidad de que la autoridad estatal y comunal no solo monitoree y fiscalice regularmente, sino controle y sancione, cuando corresponda, a las Empresas responsables. Tarea que la autoridad hoy día no realiza en la zona.

Necesidad de energía para el desarrollo regional.

Chile necesita energía eléctrica para su desarrollo. ¡Qué duda cabe!. Sin energía eléctrica no hay industrias, no hay ferrocarriles, no hay desarrollo urbano, no hay iluminación en calles y plazas, no hay luz domiciliaria; en suma, no hay ni podría haber mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes. El descubrimiento de la energía eléctrica permitió la concentración urbana y favoreció el rapidísimo desarrollo de la industria, la que apenas en el lapso de 100 años de historia humana conoció resultados insospechados (1840-1940). Hoy necesitamos imperiosamente energía. Incluso cada vez más energía. Sin ella, o si ella llegara fallar, todo se detiene y volveríamos súbitamente al Medioevo (1.000 D.C.) o, tal vez, a la época del Bronce (3.500 A. C.) . Esto nadie lo discute; tampoco nosotros.

El tema crucial es muy diferente: para nosotros el tema central del debate es qué clase de energía vamos a procurarnos en el futuro próximo. O sea, con qué tipo de energía contarán las futuras generaciones, las de nuestros hijos, nietos y bieznietos. Dicho en otros terminos, con qué tipo de energía quisiéramos contar dentro de 50, 80, o 100 años más, cuando el Planeta llegue a una población de 9.000, 10.000 ó 15.000 millones de habitantes. Porque lo que realmente importa es predecir el futuro del Planeta con una enorme concentración de población.

Las principales fuentes de energía existentes hoy en el mundo son, por orden de importancia: a) la energía atómica; b) la energía hidroeléctrica; c) la energía termoeléctrica; d) la energía eólica (turbinas eólicas); e ) la energía mareomotriz; f) la energía geotérmica. Hay otras fuentes más, pero no tan significativas o importantes. En nuestro país, casi todas estas energías pueden ser efectivamente desarrolladas, pues disponemos de una enorme reserva eólica, un gigantesco potencial hidroeléctrico, por la gran cantidad y diversidad de ríos que salvan grandes alturas y permiten formar enormes represas; un interesante potencial geotérmico (geysers); una enorme superficie de costas con mareas cambiantes y, por añadidura, como si esto fuera poco, una extensa cadena montañosa que recorre prácticamente todo el territorio y que permite capturar, sobre todo en las alturas, la omnipresente energía del viento.

Posibilidades energéticas en Chile.

En Chile, como en pocos países del mundo nos podemos dar el lujo de poder elegir la energía que queramos para el futuro. Podemos optar por la energía atómica, como tantos países, en especial Francia y Estados Unidos, o la energía hidroeléctrica, como los países escandinavos, o la energía eólica, como Dinamarca, Alemania o España y tantos otros países recientemente. Podemos seguir el antiguo ejemplo de no pocos países que optaron, gracias a sus reservas de carbón, por la energía termoeléctrica (Inglaterra) . Pero, en tal caso, tenemos que estar dispuestos a asumir sus costos colaterales, es decir, una alta tasa de contaminación, tanto del medio marino (vida marina) como terrestre (vida animal y humana).

Políticas chilenas recientes de desarrollo energético.

La política màs recurrente en Chile durante los decenios pasados, ha sido recurrir a las Centrales Hidroeléctricas, utilizando la energía de caída del agua conservada en enormes Tranques o Represas, aprovechando el desnivel altitudinal del relieve y el elevado volumen de agua de nuestros ríos. El modelo nos lo ofrecía generosamente Estados Unidos con sus gigantescos embalses de comienzos del siglo XX. El embalse del río Loa en el Tranque Sloman, es un temprano ejemplo en nuestro Norte árido. En 1914, ingenieros alemanes realizan allí la monumental obra de ingeniería, donde hasta hoy podemos admirar el potente dique, de contención, los sistemas de conducción del agua y la casa de máquinas, todavía intacta. Numerosos embalses comenzaron a jalonar los sectores altos de las Regiones IV, V VI y VII de Chile. Aún hoy, no pocos, incluso conocidos políticos, ven en este tipo de centrales la panacea ideal La historia más reciente del Embalse del río Rapel y luego del Ralco, está llena de episodios de luchas entre los derechos de comunidades, defensa del entorno natural y urgentes exigencias energéticas.

No se podría negar, sin embargo, que el Proyecto Hidroeléctrico Aysén, al cual miran no pocos como la mejor solución energética para los próximos decenios involucra costos y riesgos ambientales de enorme consideración y la alteración muy violenta - prácticamente imposible de mitigar y con resultados casi imprevisibles, por las extremas condiciones climáticas locales- de la única zona aún enteramente intocada de nuestro Planeta. Esta "reserva prístina del Planeta", única en el mundo, quedaría a merced del criterio de Empresas constructoras de discutible reputación técnica, y bajo la "protección" de una débil y fácilmente manipulable Legislación Ambiental vigente (Ley Nº 19.300), que exige a las mismas empresas interesadas, la realización y contratación de Estudios de Impacto Ambiental (EIA). Exigencia ingenua y absurda desde el punto de vista de una sana protección y defensa del Medio Ambiente natural y cultural por parte del Estado, el único que debe velar por ella.

?Por qué se ha preferido las Centrales Termoeléctricas para producir energía ?. Tan sólo por ser las más baratas. Solo por eso.

Las Centrales Termoeléctricas usan como combustible el carbón en forma de petcoke , sea éste bituminoso o sub-bituminoso. De todos los combustibles utilizados en este tipo de Centrales, es éste, de lejos, el más contaminante y el más tóxico de todos. Lo afirman asì inequívocamente los estudios científicos más serios. En Chile tenemos en funcionamiento tales Centrales desde hace al menos unos 50 años (Tocopilla, Ventanas, son un ejemplo). Cuando éstas se instalaron, en los años 1960, no existía una Ley Ambiental (Ley Nº 19.300 del 9/03/1994), ni menos aún una estrictísima regulación de sus emisiones, de acuerdo a los más avanzados estándares internacionales . Razón por la cual han seguido operando con los mismos criterios de antaño, cuando existía al respecto una permisividad total. Se pensaba en forma casi infantil que asumir el "progreso", involucraba per se y necesariamente, correr ciertos "riesgos". Se hablaba de "asumir sacrificios en aras del Progreso". Así se nos hablaba, así se nos hacía creer cuando yo era niño y joven (1935-1950). Por desgracia, el resultado de tal premeditada ceguera lo tenemos hoy tristemente a la vista.

El caso emblemático de Tocopilla: la ciudad que muere por contaminación.

Tocopilla vio infectadas, sin excepción, todas sus costas y su mar aledaño, en el espacio de muchos kilómetros cuadrados de su área mareal y submareal, aniquilando toda la flora y fauna marina hasta hoy mismo. Este daño es prácticamente ireparable. En su fondo marino se ha creado un potente fango tóxico y viscoso, totalmente inerte y sin vida, y en tierra, muy cerca del mar, inmensas concentraciones de miles de millones de toneladas de negras cenizas, que no sólo afean hoy la ciudad y su entorno, sino constituyen un potencial detonante de contaminación futura, en el caso de lluvias intensas provocadas por el "Fenómeno de El Niño". Recuérdese el desastre ocurrido con los aluviones en Antofagasta, en el año 1992, con motivo de sostenidas e inesperadas lluvias . Fuimos testigos del río impetuoso que bajara entonces por la quebrada habitualmente seca de "La Negra", junto a la población COVIEFI, destruyendo todo a su paso, carretera, huertas, trazado de ferrocarril y puentes incluídos.

Tocopilla no es, por desgracia, el único caso en Chile. Hay muchos y de variable magnitud. No es del caso aquí reseñarlos todos. Solo nos incumbe advertir acerca de los reales peligros que se corre, si no se extreman las medidas de seguridad, tal como hoy se exige en seguridad industrial.

¿Y si ocurriera un "Fenómeno de El Niño" con copiosas lluvias?. ¿Qué pasaría?

En caso de producirse un nuevo "Fenómeno de El Niño" (el que estaría ad portas según los expertos oceanógrafos), con la intensidad de los años 1986 o 1997, sus materiales tóxicos serán arrastrados nueva e indefectiblemente, hacia el mar. Es exactamente lo que ocurrió en Tocopilla. El soberbio y valiente reportaje que nos dio a conocer el periodista Sergio Nuño en "La Tierra en que vivimos", un Programa estrella de la Televisión Nacional de Chile, nos dejó atónitos hace un año atrás, con la crudeza de sus imágenes y su commovedora y valiente protesta. ¿Cuál ha sido la reacción de las autoridades estatales al respecto? Solo un solemne silencio, cubierto por el manto displicente del descrédito artero que rotula de "fanáticos ecologistas" a todos los que se atreven a levantar su voz en la defensa de su ciudad , de su belleza escénica y de su entorno natural. (flora y fauna nativa) . ¿Dónde están pregunto ingenuamente, las multas a las Empresas comprometidas en este daño ecológico de magnitud o dónde los abogados valientes que se atreven a enrostrar a dichas Empresas el daño conscientemente inferido a la vida del Planeta? Los abogados de las Empresas han sido ciertamente más poderosos, más audaces e ingeniosos, amparándose en una Legislación anacrónica, a todas luces imperfecta, anticuada y llena de vacíos.

Hacen falta programas televisivos de denuncia valiente.

Parecería que hacen falta muchos Programas del tipo de "Contacto", de la Televisión de la Universidad Católica de Chile, para desmantelar la red de defensa inmoral que se ha montado en torno a estas Empresas, a pesar del evidente conocimiento en las altas esferas del daño que han causado, causan y seguirán causando al medio ambiente. La CONAMA -lo hemos visto y es reconocido por todos- carece de los medios legales para exigir una reparación al daño ya causado. Si existe alguna duda respecto al caso de Tocopilla, que acabamos de señalar, pregúntese a los pescadores y mariscadores de Tocopilla hasta dónde tienen que viajar en sus botes a motor para poder capturar mariscos vivos.

La falta de fiscalización sobre la calidad del ambiente.

¿Donde ha quedado la fiscalización estatal sobre este daño?. ¿Dónde la energía del Servicio Nacional de Pesca para denunciar estos hechos?. ¿Dónde su capacidad de sancionar estas conductas reconocidamente ecocidas?. Y, por fin, ¿donde están los políticos, que se supone deberían ser los supervisores y contralores asiduos de la acción estatal o particular, cuando ésta produce daños evidentes a la salud pública, al bienestar ciudadano o al entorno natural, o destruye en forma inmisericorde las fuentes de trabajo de esforzados pescadores de orilla?.

El rol de las Universidades como entes pensantes del desarrollo regional.

¿Dónde -me pregunto con evidente preocupación- han estado las Universidades más cercanas (Antofagasta, Iquique) que nadie hasta ahora ha escuchado su voz, en defensa de la vida marina, de la biodiversidad terrestre o de la salud humana gravemente amenazada?. Muy escasas voces valientes han sido oídas. Una de ellas, es la del biólogo Carlos Guillermo Guerra de la Universidad de Antofagasta, quien en reciente entrevista televisiva se atrevió a decir sin tapujos: "Tocopilla debe ser reubicada en otro sitio de la costa, pues su actual emplazamiento ha sido contaminado para siempre por las Centrales Termoeléctricas". "Más claro, agua".


Tocopilla: ciudad inviable.

De acuerdo a los biólogos marinos, el litoral de Tocopilla tardaría no menos de 600 años en reponerse y restaurarse, y tan sólo en el caso hipotético de una cesación radical del daño y una inmediata reubicación, muy lejos del mar, de sus monstruosas montañas de cenizas. ¿Alguien ha meditado seriamente sobre esto?. Los biólogos, químicos, antropólogos y médicos lo saben bien. Pero, me pregunto, ¿ la opinión pública es realmente consciente de esta situación y ha hecho algo por modificarla?. Nada ni nadie que sepamos. Nuestras autoridades, si lo saben (lo que está por probarse!), han preferido seguir la política del avestruz: cerrar los ojos e ignorar el problema, dejándolo intacto a las futuras generaciones. Recordamos aquí con dolor y sana indignación el dicho absurdo atribuido al Presidente don Ramón Barros Luco: "los problemas o se arreglan solos o no tienen solución", como un modo jocoso de justificar su aparente inercia al respecto.

Si paramos las Termoeléctricas, ¿paramos el Progreso? Respondiendo a una falacia.

El argumento de que "si paramos las Termoléctricas paramos el progreso", que circula por ahí ,es una torpe y vulgar falacia. No pocos lo repiten como loros, sin saber lo que dicen. Hoy mismo lo hemos escuchado en la Plaza Prat de Iquique, junto a los toldos donde las Juntas de Vecinos de la ciudad y de las caletas costeras directamente amenazadas, juntan con valentía las firmas para exigir a la autoridad un rotundo "No" a dichas Centrales contaminantes. Hoy, 18 de Junio del 2009 ya se habían juntado más de 10.000 firmas en protesta. Ojalá se llegue a las 40.000 ó 50.000.

Mientras animábamos hoy a los transeúntes a unirse a esta noble causa, de alto contenido ecológico (no ecologista!), una distinguida señora, muy bien vestida, acompañada de su marido, nos increparon por oponernos al "Progreso". Inútil fue pretender explicarles nuestra clara posición de: "progreso, sí, pero contaminación, no". Nos parece increíble: todos sabemos que hay energías utilizables que son totalmente limpias, no contaminantes, como la eólica y la solar, la mareomotriz o geotérmica. Pero hay evidentes intereses creados en torno a esto. Ya no nos cabe le menor duda. Analicemos por un momento y con lupa ese dicho de la señora de marras, que me increpó duramente hoy en la Plaza de Iquique: "oponerse a las Centrales es oponerse al progreso". Vale la pena hurgar en este baúl de los recuerdos.

Hurgando en el baúl de los recuerdos. La historia como "magistra vitae".

Los países europeos se opusieron, a mediados del siglo XX, a la podredumbre vaciada en sus ríos y puertos con desechos industriales, aceites, grasas o petróleo, y ganaron finalmente la batalla. Costó, pero la ganaron. El lago Constanza en Suiza y los ríos Danubio, Rhin, Main, y Elba -por citar solo algunos- eran verdaderas cloacas hacia los años 1930-1940. Hoy son un espejo de limpieza; volvió su rica y variada fauna piscícola y su flora ribereña, para encanto de los turistas. Los lagos norteamericanos Michigan, Erie y Ontario, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, eran igualmente gigantescos vertederos de alcantarillas de todas las ciudades ribereñas. Hasta que una estricta legislación ambiental, secundada por una ciudadanía alerta, consciente y batalladora, obligó a las empresas contaminantes a poner freno a sus demasías.

El verdadero progreso energético para Iquique.

Hoy, aquí en Iquique, debemos a toda costa seguir ese ejemplo, aunque sea con un atraso de por lo menos 60-70 años. Nos hemos quedado muy atrás del "verdadero progreso": el respetuoso de la Naturaleza, aquel que considera que el hombre no es el único ser que tiene derecho a vivir en el Planeta Tierra; aquel que exige que Hombre y Naturaleza deben vivir en armonía, si quieren cohabitar para siempre uno al lado del otro, por algunos milenios todavía.... Nuestra generación actual no es (aunque a veces pretenda serlo) dueña absoluta, despótica, de su entorno, ni puede hacer con él lo que se le antoje.

¿Qué calidad de ambiente dejaremos en herencia a nuestros descendientes?

Nuestra generación debe transmitir a las siguientes, la de nuestros hijos, nietos y biznietos, unas playas de arenas limpias, un mar transparente, un aire incorrupto. Sin elementos sulfurosos, mercuriales o arsenicales, un mar adyacente sin materias fecales que alimentan los mismos peces que llevamos a la mesa. Eso queremos para Iquique y su entorno. Por eso, si alguien nos viene a ofrecer otro tipo de "progreso", respirando cenizas pútridas, almacenadas en millones de toneladas junto a nuestras playas, infectando in aeternum centenares de hectáreas de terraza costera, desparramando olores nauseabundos del molibdeno que expelen las chimeneas de ciertas Mineras, o tiñendo de negro de humo nuestras playas o roqueríos, les decimos "No". Basta ya!.

Pero para eso, solo una cosa es necesaria y urgente: exigir a gritos la modificación de la Ley Ambiental, ley permisiva que otorga toda clase de franquicias al contaminador, corta las alas al inocente poblador, o condena a la enfermedad al pulmón al todos los niños de la caleta Cáñamo o Chanavayita, víctimas inocentes de un vecino victimario, al que la justicia no puede perseguir por asesino, pues se encuentra parapetado detrás de una Ley que le da "carta blanca para matar" lenta, pero inexorablemente. Mientras no cambiemos la Ley Ambiental chilena y le exijamos el cumplimiento de parámetros internacionales de la más alta jerarquía protectora, demandando "contaminación cero", nada o muy poco podremos conseguir. A lo más, se nos tirará "unas cuantas migajas" en forma de "paliativos" o "mitigación del daño", para acallar nuestros alaridos de desesperación. ¿Hasta cuándo lo soportaremos?. ¿Se nos agotará un día, tal vez, la paciencia?.

¡No a las Termoeléctricas a carbón!.

¿Dónde están, me pregunto perplejo, en estos aciagos días de invierno, las voces de nuestros capaces biólogos, químicos, médicos o antropólogos , catedráticos de las Universidades locales, quienes más que nadie saben (o deberían saber) de estos peligros pues conocen sus nefastas consecuencias?. ¿Dónde están las inserciones de prensa de las organizaciones civiles o Colegios Profesionales, denunciando estos hechos?. En caso de elecciones presidenciales, se suele ver avisos pagados en los periódicos que publican listas de firmas de académicos, médicos o profosionales de todo tipo, en pro de tal o cual candidatura: "Académicos por Zutano", "Profesionales por Mengano". Eso es, exactamente, lo que haría falta hoy: "Profesionales por un aire limpio", "Académicos contra la contaminación". Pero aún no se les ha visto la cara, mientras algunos valientes Presidentes de Juntas de Vecinos de nuestro pueblos y caletas costeras se desgañitan gritando a voz en cuello en plazas, calles y Colegios: "No a las Termoeléctricas". Hoy solo ellos han sacado la cara por todos los ciudadanos, tal vez porque sólo ellos velan de verdad por la salud de sus conciudadanos, arriesgando sus puestos de trabajo y su seguridad personal.

Por fin alza su voz el Consejo Municipal de Iquique.

Por fin hemos sabido que el Consejo Municipal acaba de dar un veto total, por la unamimidad de sus miembros, a la instalación de las cuatro (4) Centrales Termoeléctricas proyectadas en la zona sur de la ciudad; ¡por fin!. Ya era hora. Ojalá que las Universidades, los Colegios Profesionales y todas las Juntas de Vecinos y Sindicatos sigan su valiente ejemplo y entreguen a la ciudadanía declaraciones de semejante tono. Porque si no lo hacen, ¿para qué existen, si ignoran lo que ocurre a nuestro alrededor?. Sería esto seguir, a letra, la política del avestruz: ¡mejor esconder la cabeza e ignorar el peligro!.

La opinión autorizada de la Universidad Católica.

La Universidad Católica acaba de plantear, hace un par de días (17/06/2009) ante la Cámara de Diputados en Valparaiso, su clara posición frente a este caso. Porque se siente especialmente afectada en su Concesión del Oasis de Niebla de Alto Patache, a muy corta distancia del sitio de instalación previsto para estas Centrales (menos de 5 kilómetros). Esta Concesión, ha sido otorgada por Bienes Nacionales, a la Universidad para el estudio del clima de niebla y la investigación, cuidado y preservación de la biodiversidad. Este oasis de neblina , el más investigado en Chile hasta ahora, ha sido objeto de numerosos estudios de geografía, clima, flora, fauna y antropología a parir del año 1997 a la fecha. La postura científica de la Universidad es categórica: o se da garantía total de que estas Centrales no producirán contaminación alguna, mediante la adopción de las tecnologías de última generación, propias de los países más desarrollados, o no deben instalarse en absoluto. Porque la experiencia reciente en Chile ha sido demasiado calamitosa.

En reciente documento presentado el 14 Mayo recién pasado por la Universidad Católica ante la CONAMA regional, como parte de la Participación Ciudadana contemplada en la Ley Ambiental, Nº 19.300, se hace ver la inconsistencia, debilidad científica y extrema precariedad del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la Empresa Central Pacífico, una de las cuatro Termoeléctricas que amenazan el futuro de nuestra zona costera, al sur de Iquique. En dicho EIA fueron ignorados gran cantidad de parámetros ambientales y consecuencias previsibles tanto para la flora y fauna marinas, como para la flora, fauna y salud humana de los habitantes de las caletas aledañas (Cáñamo, Chanavayita, Caramucho). Esta falta de seriedad científica, en un tema de tanta envergadura preocupa vivamente, pues estáría revelando profundo desconocimiento de los reales impactos ambientales, inherentes a este tipo de instalaciones, en un medio costero muy frágil, donde existe una riquísima biomasa marina, varias caletas de pescadores artesanales, un turismo de playas creciente y pujante, y varios oasis de niebla dotados de vegetación y fauna endémica, de enorme interés para futuros estudios de factibilidad de obtención de agua para la agricultura y horticultura y para el consumo humano. Aspectos que o son totalmente desconocidos e ignorados en su Informe de EIA o sólo son tratados en forma muy soimera y parcial, casi diríamos irresponsable.

A los que preguntan por qué nos oponemos a este tipo de Centrales.

Pero volvamos a nuestra elegante interlocutora de la Plaza Prat:

¿Ha entendido Ud. ahora, estimada señora, por qué nos oponemos, con dientes y uñas, a las Centrales Termoeléctricas a carbón?. Tal como están planteadas hoy con uso de una tecnología deficiente y anticuada, y con el tipo de combustible más contaminante del planeta (el llamado petcoke), estas Centrales ciertamente no traerán consigo "progreso" -como quisiéramos- sino, lamentablemente, retroceso a una época ya superada de fuerte contaminación, como se dio hasta mediados del siglo pasado en Europa. Por eso nos oponemos. Porque queremos ser libres pero civilizados; no esclavos de tecnologías agresivas para el paisaje y los seres vivos, y demostradamente dañinas para la salud humana. Toda esa contaminación , de la que apenas nos percatamos hoy por falta de estudios y controles de emisiones, seguirá llegando, poco a poco, día a día hasta Iquique, arrastrada inexorablemente por los vientos predominantes del Sur, envenenando playas, sitios históricos y arqueológicos (ver fotos arriba) ,y destruyendo las expectativas turísticas de la ciudad y su medio costero (playas). Por eso repetiremos una y otra vez: "progreso sí, contaminación, no".

Corolario

De poco o nada servirán los reclamos, las marchas, las vociferaciones, las listas de oponentes si no se logra algo absolutamente esencial: exigir en todas las instancias y foros (políticos, parlamentarios, sindicales y sociales) la inmediata y substancial modificación de la Ley Ambiental Nº 19.300 bajo cuyo "manto protector" se han hecho, siguen y se seguirán haciendo todas las atrocidades ambientales en nuestro país. Este es el único camino. Bien lo saben los empresarios dueños de estas Empresas y por eso están tranquilos. El único "talón de Aquiles" realmente sensible, el único donde les podemos inferir un daño verdaderamente efectivo es éste: cambiar la Ley por una mucho más estricta, que obligue a bajar la contaminación a cero y siga el modelo de las más avanzadas del Planeta, para que realmente proteja nuestro Ambiente. Este es el único camino. Allá tenemos que apuntar.

(retocado el 20/06/2009, con adiciones al texto original).

miércoles, 13 de mayo de 2009

Los pallares: un alimento prehispánico de tiempos preincaicos

Foto 1. Plantas de pallares (Phaseolus lunatus L) que trepan ágilmente por las típicas rejas de cerco piqueñas, confeccionadas de cañas de carrizo o cañaveral, hasta alcanzar los 4-5 m de altura. La presencia de 4 semillas en una vaina es caso bastante poco común raro entre nosotros. La literatura peruana reseña, sin embargo, hasta 6 y 7 semillas por vaina, como máximo, lo que nunca hemos visto en Matilla.. (Matilla, Foto H. Larrain, 31 de Mayo, 2009).

Foto 2. Dos ejemplares de vainas de pallar, que contienen 4 semillas o legumbres. A la izquierda, vaina seca; a la derecha, vaina inmadura. Escala gráfica: moneda chilena de $100, cuyo diámetro es de 2.61 cm. (Foto H. Larrain, 31 de Mayo, 2009).

Foto 3. Fragmento de mi Diario de Campo: ejemplar de vaina de pallar mostrando cuatro semillas en su interior, situación bastante inusual entre nosotros (H. Larrain vol. 81: 8; año 2008).

Foto 4. Fragmento de mi Diario de Campo (vol. 81:7 ; año 2008), en que se describe la cosecha de sus vainas y semillas. Dibujo de un espécimen de gran tamaño (11,2 cm), dotado de cuatro semillas en su interior.


Foto 5. Diferentes vainas y su contenido en legumbres, (Foto H. Larrain; Mayo 2009).

Foto 6. Vainas y sus semillas. Escala: Moneda chilena de $ 100= 2.61 cm (Foto H. Larrain, Abril 2009).

Foto 7. Vainas secas e inmaduras. Escala moneda chilena de $100= 2,61 cm. (Foto H. Larrain, Abril 2009).


Foto 8. Vainas aún verdes, colgando de la planta (Foto H. Larrain. Abril 2009).

Foto: 9. Vainas ya maduras (Parcela en Matilla, foto H. Larrain, Abril 2009).

Foto 10. Cosecha de vainas de pallar en Matilla, el domingo 15/05/2009. Esta cantidad de legumbres es suficiente para un plato para dos personas. (Foto H. Larrain).

Foto 11. Portada de la obra de don Ricardo E. Latcham en la que ha registrado numerosas referemcias de cronistas en relación a la antigua alimentación de los indìgenas chilenos.


Fig. 12. Carátula del original alemán de la excelente obra del arqueólogo alemán Hans Horkheimer titulada: "Alimentación y obtención del alimento en el Perú prehispánico" obra traducida tan sólo el año 2004 en el Perú.


El presente segmento del Blog está destinado a describir una legumbre de origen indígena, sobre la cual poco o casi nada se escribe hoy, al menos en nuestro país. Y es una lástima, pues en el pasado fue fuente muy importante de proteínas e hidratos de carbono para el hombre indígena del Perú y Chile. Fue muy empleado en todo el Perú antes de la llegada del español, y en Chile fue conocido -según atestigua don Claudio Gay en su época- hasta al menos la latitud de Concepción. Hoy día es casi desconocido en la zona central y sur chilena, habiéndose perdido casi del todo su recuerdo. En antiguos recetarios de cocina, sin embargo, todavía se le menciona.

De acuerdo a los especialistas, existirían dos tipos o variedades de pallares. Una que fue conocido en México antiguo y que llegó a ser consumido y cultivado en las culturas del Suroeste de los Estados Unidos (Siglos XIII-XIV), y la otra que se extendió por Sudamérica, alcanzando por el sur a Chile y el extremo norte de la República Argentina. En las culturas preincaicas fue muy cotizado, como se puede deducir de la existencia de ceramios en la cultura Mochica ,los que reproducen en sus vasijas su forma típica. En México antiguo fue igualmente conocido.

Gracias a sus condiciones de excelente alimento, con un muy significativo aporte de proteínas, se difundió rápidamente por el mundo americano antiguo. Su importancia para las culturas indígenas de Chile ha sido señalada con precisión por Ricardo E. Latcham, el gran antropólogo y arqueólogo chileno, en su obra: La Agricultura en Chile y los Países vecinos, Ediciones Universidad de Chile, 1936.

Este señala en el citado texto:

" ..Gómez de Vidaurre es un poco más detallado en su descripción, aun cuando sigue de cerca la de Molina [i. e. el abate Juan Ignacio Molina, el jesuíta]; dice: En sus campos encontraron los españoles que cultivaban estos indios varias especies de judìas o frejoles, pero diferentes a las de Europa, con el nombre genérico de degul. Se cuenta una de las derechas, llamada por ellos cudihuelo y trece de las que se echan a tierra o que se enredan. Entre éstas, es de notar la que llaman pallares, Phaseolus pallar, por sus semillas de cerca de una pulgada de grande, su figura es semicircular por la parte que no pende de la vaina, donde tiene una pinta negra; su piel es muy sutil y su carne muy suave. Con todo, no es del gusto de algunos para menestra por inclinar al dulce, pero en éste [país?] agrada a todos...." (Gómez de Vidaurre, Historia Geográfica, Natural y Civil del Reino de Chile, Colección de Historiadores de Chile, Tomo I: 118; año 1889, en Latcham, 1936: 208).


Uno de los que más ha investigado acerca del empleo, en tiempos prehispánicos, del pallar y su reproducción en vasijas cerámicas de la cultura Mochica, ha sido el investigador y arqueólogo alemán Hans Horheimer, en su notable obra: Nahrung un Nahrungsgewinnung im vorspanischen Peru, Colloquium Verlag, Berlin, 1960 (Vea carátula de la obra, más arriba). Obra que por estar escrita en alemán, ha sido muy poco citada en nuestro medio antropológico. Afortunadamente, ha sido traducida muy recientemente al castellano con el nombre de Alimentación y obtención de alimentos en el Perú prehispánico, Editorial Instituto Nacional de Cultura, Lima, 2004 (228 p.)








































Hemos tenido en los últimos años alguna experiencia personal con respecto a este excelente alimento, experiencia que quisiéramos compartir aquí con nuestros lectores. Somos de opinión, como muchos especialistas y agrónomos peruanos, de que su cultivo debiera hoy propagarse mucho más, sobre todo en los medios populares, pues constituye un excelente alimento, siendo esta planta de muy fácil manejo y cuidado. Dada su innata tendencia a trepar, es fácil lograr su cultivo en el fondo de los patios asoleados de las viviendas populares, instalándoles simples rejillas o cercos de cañas, para favorecer su crecimento en altura.

Nos estamos refiriendo al pallar (Phaseolus lunatus L). Su nombre científico se debe al sabio sueco Linneo, autor de la famosa nomenclatura binomial en Biología y Ciencias aceptada en la literatura científica internacional. Se le conoce en los distintos países hispanos como "poroto pallar", "haba de Lima", judía de Lima" o "garrofón". En idioma inglés, se le denomina "Lima bean". En el Oriente, donde se difundió largamente, se le conoce con otros nombres. Se le rotuló tempranamente como "judía de Lima", porque en los tiempos coloniales era envasado, despachado y rotulado desde Lima, Perú. De aquí también se origina su denominación inglesa.

El cronista jesuíta padre Bernabé Cobo, nos describe así de esta legumbre

"Los mayores frisoles y mejores que todos son los llamados pallares; son poco mayor que habas, remátanse en puntos ovados y tienen la casca o hollejo más delgado que ellos; unos son blancos, otros morados y otros pintados de blanco y rojo...." (Bernabé Cobo; subrayado nuestro).

El pallar se expende hoy y se le halla con frecuencia en los mercados populares de Iquique, siendo traída su semilla invariablemente desde el Perú. No se le conoce ni comercia en los Supermercados de renombre, porque no es alimento de prestigio. Sus semillas son blancas, a veces levemente moteadas de crema, dependiendo del tiempo de su cosecha. Poseen una forma oval característica, a veces algo deforme y son de aspecto muy aplastado. Semejan lejanamente a la legumbre de las habas (Vicia faba); pero esta última planta, a diferencia del pallar, es sólo una planta anual. De aquí la ventaja comparativa del pallar.

Su legumbre, en estado fresco, posee un principio llamado linamarina, una substancia glucósida cyanogénica que debe ser eliminada mediante la cocción previa, por lo que no se puede consumir sin cocción. La semilla que nosotros hemos logrado cultivar con éxito en el pueblo de Matilla al interior de Iquique, siendo de origen peruano, muestra, sin embargo, una clara tendencia a la disminución en el tamaño y peso de su semilla, respecto de su original peruano. Probablemente esto se deba a las diferentes condiciones climáticas y/o de suelo.

Lo que más llama la atención en esta planta, pariente lejano del poroto o frijol (Phaseolus vulgaris) es su capacidad de florecer y producir vainas fértiles a lo largo de todo el año, en nuestro clima de la zona norte, sin detener su floración ni siquiera en inv erno. A diferencia del poroto común [del quechua purutu] el pallar es una planta perenne, manteniéndose viva y activa por varios años consecutivos, siendo ésta una cualidad que le hace ser bastante superior al poroto o frijol, que es una planta anual. La literatura científica peruana señala que la planta puede producir hasta seis legumbres por vaina; en nuestra experiencia, sólo hemos detectado hasta un máximo de cuatro por vaina.

Se da bien tanto en la costa húmeda como en el desierto interior seco, prefiriendo lugares con algo de sombra, durante algunas horas, por lo que se da muy bien en invernaderos bajo malla. Hemos notado que rehuye el exceso de sol. En la zona de Pica se la cultivaba antaño normalmente adosada a cierres de cañas altas, por donde trepa ágilmente. Hoy día es raro encontrar cultivadores de esta planta en dicha zona. No nos explicamos bien el porqué de este abandono casi total , atribuíble, estimamos, al afán de consumir y producir productos atractivos para el mercado local. Esta planta es más bien considerada una "comida de pobres", o alimento de indios. En nuestro hogar, en cambio, es consumida regularmente, hallándola todos nosotros de excelente gusto, aunque diferente, por cierto, del poroto común proveniente del centro de Chile. Tal como señala Gómez de Vidaurre, tiene, en efecto, un pequeño dejo dulzón.

El pallar es una diestra planta trepadora, pudiendo encaramarse rápidamente por cierres o el follaje de árboles hasta variosmetros del suelo ( 8-10) , por lo que conviene mantenerlo a raya, en sectores más bien bajos, para poder cosechar sus vainas con más facilidad. Florece con pequeñas flores blancas, en toda época del año en nuestro clima del Norte de Chile (Iª Región), produciendo numerosas vainas incesantemente, lo que constituye en sí un enorme valor. Sus vainas producen en nuestra zona entre 1 y un máximo de 4 semillas o legumbres. (Véanse arriba fotos respectivas). El número medio de semillas por vaina es 2-3, siendo muy escasas las vainas que ostenten 4 legumbres. En nuestra experiencia, se produce una vaina con cuatro semillas cada 2o0-250 vainas cosechadas. Nosotros no hemos visto aún una vaina con más de 4 semillas, como se señala para el Perú con esta misma variedad. Sería de gran interés estudiar la posibilidad de aumentar el número de semillas por vaina, para incrementar la producción. Este es un problema de tipo de ingeniería genética que atañe sólo a los geneticistas. Como en el caso de todas las Leguminosas , las raíces de los pallares aportan bastante Nitrógeno (N) al suelo, dependiendo del tiempo de permanencia en él.

En las fotos que hemos mostrado màs arriba, observamos algunas vistas de la planta, sus vainas y legumbres y un par de páginas de nuestro Diario de Campo, con algunos apuntes personales que pueden ser, tal vez, de interés.

Composición química de su legumbre: según http://en.wikipedia.org/wiki/Lima_bean:

Grasa: 0.5-3.2 %
Proteína cruda: 17.2-32 %
Carbohidratos: 49.4-66.0 %
Fibra cruda: 3.0-6.0 %
Cenizas: 2.7-4.5 %
Agua: 6.0-13.2 %

(segmento en construcción; retocado el 3/06/2009)).

sábado, 4 de abril de 2009

Figuras rupestres de la Quebrada de Aroma: sitio Cala-cala

Foto 1. Refrigerio a la sombra de los tamarugos. Oasis de Curaña. 1/04/2009. (foto H. Larrain).

Foto 2. Vegetación típica del lugar. Al fondo, grupo de tamarugos; en primer plano: pillallas (Atriplex atacamensis Phil).

Foto 3. Pillalla de enorme desarrollo, en flor (Atriplex atacamensis Phil). Abajo, limo fino resquebrajado, producto de la acumulación de aguas apozadas aquí y que luego se evaporaron. Es una prueba de la llegada hasta este lugar de fuertes avalanchas de aguas, en época del llamado "invierno altiplánico" (Febrero-Marzo). (Foto H. Larrain).

Foto 4. En primer plano, Juncos y conjunto de Asteráceas en flor, al nivel del agua; atrás, Atriplex atacamensis Phil. Esta especie jamás se encuentra dentro del agua, sino a cierta distancia de ésta y a menudo, en sitios donde no corre hoy agua alguna, pero que eventualmente son anegados por copiosas avenidas que caen sobre la pampa. (Foto H. Larrain).

Fotos 5 y 6. Arriba ejemplares de Caesalpinia angulata (retamilla). Abajo: flores y ramas de la misma especie. Las hojas son muy diminutas y la planta produce gran cantidad de tallos. Por su gran semejanza con el retamo, originario de la sierra peruana, esta planta fue denominada "retamilla" por los españoles. Como puede observarse, cada planta retiene alrededor de su base las arenas movedizas arrastradas por el viento, formando así pequeños promontorios llamados "nebkas" por los geógrafos. (Foto H. Larrain)

Foto 7. Apozamiento del agua del arroyo que viene desde la quebrada de Aroma. Entre las lamas verdosas, en el primer plano de la foto, se esconden los diminutos sapitos color negro. Pocas decenas de metros más al Sur, el agua se infiltra definitivamente en la pampa, para no reaparecer más. (Foto H. Larrain)

Foto 8. La familia Juez García observando la vida en los contornos del riachuelo, donde revolotean numerosos "matapiojos" (libélulas) y los infaltables y molestos "jejenes". (Foto H. Larrain).

Foto 9. Martín y Guillermo Juez García junto al ejemplar de Cortaderia sp, en flor. Esta planta, llamada comúnmente "cola de zorro" es muy abundante en el fondo del valle de Aroma, donde forma enormes concentraciones cuyas inflorescencias ondean vistosamente agitadas por la brisa vespertina. Sus hojas, aunque provistas de pequeñas y cortantes espinas, fueron sin embargo comidas por guanacos y llamos. Sus fecas han quedado en el lugar (Foto H. Larrain)

Foto 10. Soronas (Tessaria absynthioides (Hook. & Arn.) DC) en semilla a las orillas del arroyuelo. Sus ramas fueron muy utilizadas antaño en la construcción de viviendas precarias o refugios corta-viento y su resina fue empleada como aglutinante en la reparación de los barcos de los navíos, en la época colonial Por lo que fue bautizada como "brea" por los españoles. Se sabe que el corsario inglés Francis Drake utilizó este material para reparar su barco, surto en la isla Santa María, al sur de la bahía de Mejillones (Foto H. Larrain).

Foto 11. Atriplex atacamensis Phil , llamado pillalla por los antiguos habitantes, cuyos tallos tiernos son ávidamente comidos por camélidos y caprinos, hasta hoy. (Foto H. Larrain).

Foto 12. Cortaderia sp. o "cola de zorro", en inflorescencia o panículo terminal. Su nombre científico es Cortaderia selloana (Schult. & Schult. f.) Asch. & Graebn. La gente suele cortar estas flores, de larga duración, para emplearlas como llamativo adorno doméstico en floreros (Foto H. Larrain).

Foto 13. Elevado y abrupto paredón rocoso que bordea la quebrada de Aroma por el sur. Los sectores mas lisos y planos de estas formaciones rocosas fueron utilizadas como "pizarrón" para esculpir, mediante incisiones hechas con piedras afiladas, sus bien logrados diseños, que en arqueología conocemos como "petroglifos" (Foto H. Larrain).

Foto 14. Verdadero enjambre, confuso y complicado, de diseños de distintos tamaños. Probablemente, se deben a diversos artistas y diferentes épocas. Destaca arriba, a la derecha un gran ejemplar de crustáceo, probablemente intento bien logrado de reproducción del camarón de río (Chryphiops caementarius Molina). Igualmente, un posible corral de encierro de camélidos. En mezcolanza sorprendente, se observa perros, un zorro con su larga cola, figuras humanas pequeñas y un balsero en balsa de cuero de lobos marinos, entre otras figuras dispersas por el panel. (Foto H. Larrain).

Foto 15. Este panel muestra figuras muy diferentes de las anteriores, (como el doble cono unido). Junto a pequeños animales, estas extrañas figuras, repetidzs, nos llaman hoy particularmente la atención por ser expresiones geométricas de difícil interpretación. ¿Qué son, realmente?. ¿Tal vez danzantes, con largas vestiduras?. (Foto H. Larrain).

Foto 16. Otra sección de bloques rocosos en el acantilado, cubierta de figuras. Obsérvese la estratificación del corte en su parte inferior, señalando nítidamente diversos períodos muy antiguos de depositaciones de material volcánico de diversa contextura, in situ. Las figuras se han tallado en las cornisas, a diferente altura. Algunas se encuentran muy alto, apenas visibles desde el fondo de la quebrada. (Foto H. Larrain).

Foto 17. Semejante a la foto Nº 15, algo más amplia, mostrando más elementos de diseño . (Foto H. Larrain).

Foto 18. Diverso tipo de material volcánico forma parte de este paredón sur. Los estratos rocosos corresponden a efusiones volcánicas de lavas ocurridas en diferentes períodos, muy antiguos, seguramente hace millones de años (Foto H. Larrain).

Foto 19. Semejante a la foto 15, pero con mayor información y calidad estilística (Foto H. Larrain).

Foto 20. Semejante a la Foto 17, pero con un mayor detalle (Foto H. Larrain).

Foto 21. Otro segmento de la parte alta de paredón rocoso, repleto de figuras rupestres. La lava volcánica del alto descansa sobre estratos, igualmentem volcánicos, de épocas mucho más antiguas, dejan do en evidencia este notable sector de la quebrada de Aroma frqgmentos de una poco conocida historia geológica del lugar (Foto H. Larrain).

Foto 22. Sector algo más rugoso de la roca expuesta, con un número inferior de figuras y, a lo que nos parece, haciéndose uso de un técnica distinta: el raspado de la superficie interior. El estilo de las figuras es diferente (Foto H. Larrain).

Fot 23. Semejante a la Fig de la Foto 17. Observe la presencia de varios animales muy pequeños, al parecer perros domésticos y el grupo de balseros provistos de remos, en balsas. La presencia de balsas y balseros, nos indica claramente la actividad de pescadores costeros que traficaban hacia el interior, llevando sus productos marinos: algas, mariscos secos y/o pescado seco o ahumado. De este frecuente e interminable tráfico weste-este, nos informan las fuentes tempranas y los cronistas, desde tiempos muy antiguos (siglos XVII y XVIII). La presencia de estas figuras aquí, tan lejos de la costa, nos habla a las claras de posibles ritos de impetración o ruego a sus deidades, probablemente a su regreso desde las comunidades del alto, (Foto H. Larrain)

Foto 24. Otra vista del paredón rocoso con numerosas expresiones incisas en la superficxie lisa Es interesante recalcar que son escasas las partes lisas, visibles, no aprovechadas por los antiguos artistas para estampar sus anhelos o deseos más íntimos. ¡Qué daríamos por poder conocer cuáles fueron, en ese momento, sus anhelos más profundos!. ¿Qué pedían? , ¿a quién clamaban? ¿Qué sacrificios o ritos hacían ahí?. ¡Es un misterio que probablemente jamás lleguemos a vislumbrar siquiera !. Algo es, sin embargo, evidente aquí en medio de la soledad: el lugar es tan imponente, tan sobrecogedor, que uno se eleva sin dFotos 25 y 26. Foto 25 Ampliación hecha mediante zoom de la foto mostrada en el número 17. Obsérvese la pequeñísimas figuras humanas. Hacia la parte derecha, porciones del panel con figuras casi borradas por el paso del tiempo. Esto podría sugerir la presencia de figuras mucho más antiguas incisas en dicho lugar, ya que suponemos que el proceso de oxidación de la roca expuesta sería un proceso constante. La Foto 26 muestra un trozo de roca desprendido del alto del acantilado rocoso, donde han sido labradas figuras de un estilo muy diferente. Aquí hombres y animales han sido expresados en movimiento. Note Ud. una figura humana, puesta en posición diagonal, que podría ser interpretada como un shamán por los signos que porta en la cabeza. Vándalos recientes se robaron el letrero alusivo a su importancia arqueológica, instalado por Monumentos Nacionales, dejando en pie solamente sus postes metálicos. Indicio del peligro que corre este sitio extraordinario, si no se toman las providencias necesarias para su vigilancia y protección.

Relato sucinto de una reciente expedición a Cala-cala, Quebrada de Aroma.

Nos ha solicitado la Directora del Centro del Desierto de Atacama, de la Universidad Católica de Chile, Pilar Cereceda T., un breve relato, con fotografías, de nuestra reciente visita al sitio arqueológico de Cala-Cala, junto a Ariquilda, en la porción inferior de la quebrada de Aroma, (Provincia del Tamarugal.) Por su connotación geográfica y ecológica, este sitio merece una referencia especial, pues fue, a lo que podemos colegir, un área de intenso tráfico prehispánico desde el altiplano a la costa y viceversa. Lo comprueban sus incontables diseños tallados en forma delicada en enormes paneles rocosos, oxidados por el paso del tiempo. Por la profusión de las figuras, el enorme número de conjuntos tallados, y su hermosa posición geográfica a ambos costados de la quebrada (norte y sur) así como por su abundante provisión de agua a lo largo de todo el año, esta quebrada constituye un sorprendente monumento geológico natural, esculpido por manos prehispánicas en infinitud de pequeñas figuras: los "petroglifos". El sitio es, hoy por hoy, sin lugar a dudas, el lugar de manifestaciones rupestres más interesante de nuestro país. "Cala-cala", en lengua aymara, significa "pedregal" y constituye la forma plural de la voz "q´ala"= piedra. Tanto en lengua aymara como en quechua, la repetición de la sílaba es una forma de pluralizar.Y bien hace honor a su nombre dada la impresionante concentración de cantos rodados de río, que tapizan hoy el fondo de la quebrada y dificultan el paso aún a pie.


Los arqueólogos, en especial, Luis Briones de la Universidad de Tarapacá, (ver: www.uta.cl/masma/patri_edu/rupestre.htm) los ha estudiado con especial dedicación y detalle, y ha publicado sus resultados en revistas científicas. Pero el visitante ocasional, interesado por la cultura local o el estudiante no tiene fácil acceso a dicha literatura especializada, en cierto modo "oculta " en contadas bibliotecas y solo al alcance de los especialistas. Razón por la cual damos a conocer aquí el sitio y su riqueza arqueológica, usando nuestras propias observaciones y fotografías de campo. Es nuestro anhelo más caro que esta referencia contribuya no solo al conocimiento del sitio por parte de muchos compatriotas, amantes de la cultura, sino sobre todo a su protección y cuidado para las futuras generaciones, cuando seamos realmente capaces de mostrar dignamente nuestros tesoros con las cautelas y cuidados indispensables. Porque, a la verdad, aún estamos muy lejos de ello. Es lamentable confesarlo, pero ni tenemos conciencia clara de nuestros tesoros culturales, ni tampoco hemos aprendido a protegerlos, amarlos y darles el cuidado que se merecen. Ojalá este Blog cumpla debidamente este cometido.


Texto del relato:


VISITA A LA ZONA DE PETROGLIFOS DE LA QUEBRADA DE AROMA, PATRIMONIO DE TARAPACÁ.


El día 1/04/2009 junto con mi esposa Marta Peña, acompañamos a los investigadores españoles Francisco Juez Juarros, experto en lengua y cultura islámica y a Beatriz García Traba, antropóloga social y sus dos hijos, Martín y Guillermo a la quebrada de Aroma, situada al NE de la localidad de Huara. A unos diez km. al N de Huara, aparece en la Carretera Panamericana, el desvío que nos lleva directamente al NE., por una excelente huella ripiada, rumbo a la quebrada de Aroma. A medio camino, en plena pampa, nos aparece, como por ensalmo, un pequeño oasis verde, de nombre Curaña, hasta donde llegan las calmas aguas de la quebrada de Aroma, para infiltrarse allí definitivamente en los estratos profundos de la pampa. Figs. 1-12, arriba).


El oasis muestra un pequeño bosquete, bastante desmejorado, de ejemplares de tamarugo (Prosopis tamarugo Phil), algunas pillallas, nombre local del Atriplex atacamensis Phil, retamillas (Caesalpinia angulata). En el pequeño arroyo de aguas dulces y cristalinas, crece hoy, en espléndida floración, la Cortaderia sp., conocida aquí como “cola de zorro” Figs. 9 y 12), el junco (Juncus sp.) y algunas Asteráceas (Compositae) también en flor. Fuera de los consabidos “matapiojos“ o libélulas (Fam. Odonata) y sus larvas ("renacuajos"), unos pequeños sapitos de color negro de unos 2 cm de largo y alguna que otra mariposa (Vanessa carye), no se vio ningún otra forma de fauna presente. Ningún ave. Allí nos servimos, a la sombra de los tamarugos (Fig 1) , un pequeño refrigerio preparado por Marta.


Curaña, aunque no supera la hectárea y media de superficie arbolada, constituye un espléndido oasis donde reponer las fuerzas, antes de enfrentar la última repechada que nos conducirá, por una huella estrecha, al fondo de la quebrada. Surge de pronto un hermoso verdor que cubre, de lado a lado, el fondo del valle saturado de agua. Cortaderias, Juncos y soronas (Tessaria absynthoides), ofrecen distintos tonos de verde a un paisaje fuertemente contrastante con la desnuda aridez de los cerros (Fig. 2) .Seguimos valle arriba por un trecho. Atravesamos el arroyuelo un par de veces. De pronto signos de ocupación humana, de reciente abandono. Es el lugarejo de Ariquilda, hoy totalmente abandonado. El lugar ha sido despoblado apenas hace unos cuatro o cinco años, con motivo, tal vez, de la última avenida que arrasó sus tomas de agua y cuyas huellas destructoras han quedado nítidas en el paisaje. El antiguo poblador cultivó aquí numerosas eras, en las que plantó maíz y hortalizas que conducía a Huara. Duele el alma ver este total abandono de un hermosísimo valle, pleno de agua de la mejor calidad. Pero las eventuales avenidas o huaycos que arrastran consigo troncos, sedimentos y piedras, todo lo destruyen a su paso. Aquel ser humano que se atreviera a poblar aquí, tendría que estar dispuesto a soportar muchos días de total aislamiento, a causa de la inundación y la subsecuente destrucción de las vías de comunicación.


Junto a las ruinas de Ariquilda, se yergue un letrero de Monumentos Nacionales que indica la proximidad de la zona arqueológica o zona de petroglifos. Pero para el que no conoce el lugar exacto, tal letrero despista y más bien parece apuntar a una quebrada lateral, seca. Afortunadamente, nosotros sabemos donde están exactamente los extraños signos y dibujos que conocemos como “petroglifos” (“diseños hechos en piedra”). Los hay, en varios miles de figuras, alrededor de 800-900 m hacia el Este, quebrada arriba, a ambas bandas del riachuelo, al norte y al sur de éste; pero la mayoría ha sido tallada en unos imponentes paredones rocosos, color rojizo tenue, al costado sur de la quebrada, a lo largo de un espacio de cerca de un kilómetro. (Figs. 13, 21 y 24) . El paisaje es imponente por su inquietante soledad, total aislamiento y grandiosidad escénica.


Solo la presencia de infinitos "jerjeles" o "jejenes",(dípteros diminutos de color muy oscuro o negro, de la familia Simulidae) que nos pìcan sin piedad alguna en manos, cuello y rostro, nos distrae de nuestra tarea de admirar estas expresiones increìbles del arte antiguo, de excelente factura e inmejorable grado de conservación. Conviene usar binoculares para poder observar mejor a las escenas talladas en la parte más elevada del acantilado. Pero el zoom de una buena cámara digital, igualmente, constituye una excelente ayuda.


Un nuevo letrero anuncia, no como creíamos, la presencia de la extraña simbología de los antiguos habitantes, sino la curiosa advertencia de “no trepar” por lar cornisas de rocas. ¡Pobre del visitante que llegue aquí en busca de estos antiguos vestigios!. Salvo que haya visto fotografías precisas del lugar, no dará fácilmente con ellos. No logramos entender esta simbología más bien distractiva, que en nada contribuye a mostrar el sitio a los estudiosos, sino, al parecer, más bien a despistarlos. Hace falta aquí, como en el sitio arqueológico de “Pintados”, una caseta de vigilancia y control y, a la vez, una clara señalización del sitio, que ilustre y señale la importancia del lugar. ¡Y pensar que el sitio que visitamos hoy constituye, sin duda alguna, el lugar arqueológico de presencia de petroglifos más importante de Chile!. Miles de figuras, generalmente de pequeño tamaño, han sido industriosamente labradas en la roca, utilizando el café-rojizo, producto de la oxidación, como tela de fondo del diseño. Signos extraños, figuras geométricas, representaciones solares, aves, perros domésticos, animales carniceros, seres del agua, camélidos, balseros en balsas de cueros de lobos, etc. se agolpan en desordenada forma y diferente tamaño, llenando los pocos espacios disponibles en los paneles rocosos de superficie lisa, color café-rojizo.


No son grandes: su tamaño oscila entre los 10 cm hasta los 40 - 50 cm. aproximadamente. (Fig. 25 y 26). No es fácil medirlos, pues distan muchos metros de la base de la quebrada, desde donde los observamos hoy atónitos.Algunos nos miran desde una alta cornisa, a no menos de 50 m. por sobre nuestras cabezas . Algunos se ven apenas desde la base de la quebrada. Es evidente que no fueron hechos sólo para ser observados. Otras motivaciones, de cierto, detonaron su diseño y talla in situ. En otro segmento de este mismo Blog, hemos tratado de ahondar algo más acerca de su significado oculto, que creemos fundadamente trasciende lo estrictamente utilitario y linda con lo simbólico y lo sobrenatural. Estamos convencidos que son, antes que nada, expresiones rituales, verdaderas "mandas" o fervientes oraciones de los antiguos viajeros, que se dirigen a lugares donde la deidad les podìa ofrecer otros recursos vitales, escasos o inexistentes en su zona de origen. (Vea segmento de este Blog rotulado: "Arte rupestre en San Marcos: ¿arte auténtico, rito ancestral de pesca o señalética?").


Nadie lo creería, al ver el estado en que hoy se muestra este lugar al visitante. Contrasta vivamente este evidente descuido y total abandono cultural con el énfasis casi obsesivo que se pone en Iquique para fomentar el turismo nacional e internacional. Tarapacá posee un rosario de sitios arqueológicos muy significativos a nivel mundial. Citemos tan solo a Tamentica, junto al poblado de Guatacondo, Pintados, en un extremo del salar del mismo nombre, Tarapacá Viejo, cerro Unita, en plena pampa del Tamarugal , y el sitio de lejos más importante de todos, el que hoy hemos visitado, la quebrada de Aroma en Cala-Cala.


¿Cómo lograr motivar a alguna institución científica seria para que se haga cargo de dar a conocer, estudiar, cuidar y proteger este sitio, el más notable ejemplo de patrimonio cultural de nuestra Región?. Las Universidades locales que han adquirido un desarrollo evidente y un cuantioso patrimonio económico en estos últimos dos decenios, deberían demostrar su real interés por la cultura y el patrimonio regional, haciéndose cargo de éste y otros sitios, que las Municipalidades locales no han podido – ni podrán - resguardar y mucho menos investigar. Así demostrarían con hechos concretos, lo que tanto suelen pregonar: su verdadero y real interés por la cultura y su difusión a la comunidad.


Las fotografías que hemos puesto arriba, dotadas de pequeñas explicaciones en pie de foto, ilustran muy bien el trayecto recorrido por nosotros este 1 de Abril del año 2009, en medio de la más absoluta soledad y el silencio más impresionante. Solo un destartalado vehículo con tripulantes aymaras, procedente de Soga, se nos cruzó ese día en nuestro interminable transitar, por más de 100 kilómetros, por las ardientes arenas del margen este del desierto de Atacama.


El significado oculto de estas manifestaciones de Arte Rupestre


Los investigadores no se han puesto de acuerdo sobre su significado más íntimo. Unos propician su significado como primariamente de carácter económico, destacando que su presencia coincide perfectamente con el trazado de las antiguas rutas de contacto y comercio interregional (L. Núñez) . Otros prefieren no referirse al significado oculto, mostrándonos, más bien su tecnología, su distribución geográfica y/o su diversidad temática (H. Niemeyer y L. Briones); Otros como el sacerdote-sociólogo J. Van Kessel , les otorga claramente un carácter ritual religioso al estilo de las "mandas", o como formas concretas de una "impetración inscrita en la piedra". Algunos sospechan se trate de sitios de enterratorios (W. Bollaert).


Probablemente jamás sabremos con exactitud su sentido profundo, ese que trata de penetrar la semiología y el simbolismo religioso o la psicologìa social. Lo más probable es que posea varias finalidades interconexas, con interrelaciones mutuas difìciles de percibir y penetrar. Mera "señalética caminera", no podría en realidad ser, pues para eso bastarían unos pocos signos, en sitios claramente visibles, o e intersecciones de huellas. Que su si finalidad última haya sido tan solo de carácter cúltico y religioso tampoco, pues es obvio que se encuentran en rutas bien traficadas en el trayecto costa-cordillera y viceversa. Lo que claramente apunta a que su finalidad haya sido múltiple.


Si consideramos que el mundo del antiguo habitante de estas regiones estaba plagado de mitos y leyendas, alusivas a su origen y evolución cultural, parece obvio suponer que el elemento religioso y el culto (al que eran tan proclives en su accionar diario), hayan formado parte de esta actividad "artística". Ningún autor, por cierto, se ha atrevido a señalar que estas manifestaciones fueran solo "arte puro" o expresión del "arte por el arte". Tampoco, ciertamente, alguna forma prístina y primitiva de "Land Art". Porque tales conceptos son muy recientes, y propios de una sociedad secularizada, donde lo "profano" y lo "religioso" estàn separados por una sima profunda. Tal "sima", ó abismo separador de dos mundos, no existió nunca en el pasado indígena, en ningún lugar de la tierra, sino, por el contrario, hombre, cosmos y deidades tutelares constituían una unidad indisoluble que se traducía en mitos y en ritos o expresiones de "reconocimiento", "gratitud" e "impetración", por parte de los mortales en cada una de sus actividades importantes.


(Descripción de H. Larrain B.)


Bibliografía mínima sobre este tema


Briones, Luis, (año ?). "Arte rupestre tarapaqueño", artículo de la web que se puede ver en: www.uta.cl/masma/patri_edu/rupestre.htm.htm rupestre.htm.

Niemeyer, Hans, 1972. Las pinturas rupestres de la sierra de Arica", Enciclopedia m,oderna de Chile, Editorial Jerónimo de Bibar, Santiago.

Revista Chungará, 1995. Universidad de Tarapacá, Volumen 28 Nº 1-2. Contiene todos los trabajos presenbtados al "Simposio Internacional de Arte Rupestre Andino", Arica.

Núñez, Lautaro, 1976 "Geoglifos y tráfico de caravanas en el desierto chileno", en Volumen de Homenaje al R. P. Gustavo le Paige, S.J. Universidad del Norte, Antofagasta.

Santoro, Calogero y Percy Dauelsberg, 1983 "Identificación de indicadores templo-culturales en el Arte Rupestre en el extremo norte de Chile", En Estudios de Arte Rupestre, Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago.

Van Kessel B., Juan, 1976 "La pictografía rupestre como imagen votiva (un intento de interpretación antropológica)", en
Volumen de Homenaje al R. P. Gustavo le Paige, S.J. Universidad del Norte, Antofagasta.




jueves, 19 de marzo de 2009

Fundamentos étnicos y arqueología de Arica y Tacna: obra cumbre de M. Uhle en Chile


Portada de la 2ª edición de la obra, publicada en Quito (Ecuador) en 1922. Edición hecha al cuidado de su amigo el arqueólogo ecuatoriano don Jacinto Jijón y Caamaño.

Próximamente, haremos una reseña del libro y su importancia para la arqueología del Norte de Chile. Por ahora, queda a disposición del público estudioso.


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Apuntes para una geografía artesanal de la II región

Portada de la revista alemana Ibero-amerikanishdes Archiv donde aparece el artículo sobre la artesanía tradicional en la Provincia de Antofagasta, del autor de este Blog y publicado en el año 1990 en Berlín.


Próximamente, haremos un detallado resumen de esta obra, su circunstancia histórica y época de publicación, para los lectores especializados ne este tema. El trabajo se enmarca en el contexto de una geografía cultural de la región atacameña.


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Una Historia de la antigua provincia de Tarapacá.

Próximamante daremos a conocer un resumen de esta obra, muy poco conocida y menos citada.
Su autor, abogado y geógrafo, sobrino del gran historiador del norte chileno don Oscar Bermúdez Miral, nos entrega aquí una interesante síntesis de la historia de la Provincia de Tarapacá.

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Three years in the Pacific : Obra temprana de un viajero que nos describe las costas del Norte de Chile

El autor de este notable libro, el oficial de la marina norteamericana William Ruschemberger, visitó las costas de Chile, Bolivia y Perú en el primer tercio del siglo XIX. Sus notas sobre Cobija, son de particular interés, por lo temprano de la información y la sagacidad del descriptor. Solo presentamos dos capítulos de la obra, referentes a Cobija y el puerto de Arica.

Se relata en escritura hecha a mano, en el costado izquierdo de la portada, cómo este antiguo ejemplar llegó a nuestras manos en East Setauket, Long Island, Estados Unidos. Próximamante, haremos una reseña eco-antropológica de este texto, muy poco conocido y menos citado.


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¿Pueblo, Etnía o nación?. Hacia una clarificación antropológica de conceptos corporativos aplicables a las comunidades indígenas

Este artículo del autor de este Blog discute la oportunidad de denominar "etnia", "pueblo" o "nación" a las agrupaciones indígenas de Chile. El tema surgió, por esas fechas, del debate entablado en el parlamento chileno sobre el uso legítimo del término "pueblo", voz con que los grupos indígenas de Chile prefieren auto-identificarse.

Al autor de este Blog le tocó participar en el Parlamento chileno, en la comisión del Senado establecida ad hoc, de la discusión en torno a la oportunidad de emplear el término "pueblo", que las agrupaciones indígenas del poaís preferían a cualquier otra denominación de carácter grupal y las razones por las que este nombre no se impuso finalmente.

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