Esta página plantea una mejor forma de enfocar las investigaciones antropológicas y arqueológicas. Se enfatiza así el estudio de la relación íntima entre la geografía (paisajes) y las formas culturales que los ocupan. Revaloriza el escenario geográfico, los recursos y las características del medio-ambiente natural en que se insertan. Se contrapone a análisis demasiado centrados en la excavación o en la mera entrevista, dando a la "morada" física del grupo humano un énfasis muy particular.
sábado, 28 de febrero de 2015
Un informe desconocido sobre las "papas" de plata y la explotación del Mineral de Huantajaya: visión de William Bollaert en el año 1838.
Fig. 1. Mineral de plata de Huantajaya. Sector denominado "Hundimiento", donde se puede observar antiguas entradas a las galerías (bocaminas). En este sector, y en sus galerías, ciertamente, trabajó William Bollaert durante su larga permanencia en Tarapacá. (Foto H. Larrain, Agosto 2008).
Fig. 2. Vista al Mineral de plata de Huantajaya desde la cima del cerro San Agustín Atrás, al fondo, casi al medio de la foto, el cerro Santa Rosa, igualmente trabajado en época de Bollaert. (Foto H. Larrain, 2008).
La figura de William Bollaert.
Los historiadores y antropólogos culturales del extremo Norte de Chile están, en general, familiarizados con el nombre y la obra notable del químico inglés William Bollaert (1807- 1876). Llegado, muy joven al Perú en el año 1825, se traslada al año siguiente, -como el mismo lo señala-, al Mineral de plata de Huantajaya, en Tarapacá, donde trabaja, en su calidad de químico, a cargo del estudio del yacimiento y sus vetas. Se ha hecho muy conocido entre nosotros por su obra: Antiquarian, Ethnological and Other Researches in New Granada, Ecuador, Peru and Chile, with Observations on the PreÍncarial, Inczrial and Other Monuments of Peruvian Nations (Trübner and Co.,. London, 1860, 279 pgs.). Obra, pionera para su época, nos entrega informaciones valiosísimas sobre la geografía, cartografía, etnografía e incluso el arte rupestre de la zona de Tarapacá donde vivió por más de 20 años, en los inicios de la explotación sistemática del salitre en el Perú de entonces. Para arqueólogos, historiadores, geógrafos y aún estudiosos del arte y el folklore regional la obra de Bollaert es un venero inagotable de información. Bollaert es para nosotros, por esas tempranas fechas, lo que será casi exactamente cien años después, el gran geógrafo norteamericano Isaiah Bowman, a través de su conocida obra Desert Trails of Atacama, publicada en New York en el año 1924. Riquísimos ateriales de primera mano, recogidos todos por su autor en el lugar mismo de los hechos.
Su interés por la antropología y etnología de la región.
Con un marcado interés por la historia andina, la arqueología y la etnología, Bollaert escribió numerosos artículos, poco conocidos en nuestro medio, sobre temas antropológicos y arqueológicos de estos países, temas y tópicos que habían sido dados a conocer en el Viejo Continente sobre todo a través de las obras de Alexander von Humboldt, a comienzos del siglo XIX. Nos asombra hoy la enorme curiosidad intelectual de Bollaert con respecto a las "antiguallas" o manifestaciones artísticas y folklóricas de los pueblos andinos. Entre estas "antiquities" estaba, en primera línea, el estudio pionero de los "pintados", nombres con que en dicha época eran conocidas las figuras, hechas en las laderas de cerros, y que hoy denominamos "geoglifos" del desierto. Poseía Bollaert una sólida formación científica y si bien su actividad como "ensayista de metales" en Huantajaya, le circunscribía a las zonas estrictamente mineras, su curiosidad intelectual le llevó a recorrer extensas zonas de Tarapacá e incursionar en campos que hoy pertenecen a la historia andina, la arqueología, la etnografía, el folklore regional e incluso la lingüística andina. Debemos recordar que por aquellos tempranos años de 1825-1830, la arqueología, como ciencia recién daba sus primeros y vacilantes pasos, con los trabajos de Boucher de Perthes en las orillas del Sena, en París y sus descubrimientos de toscas herramientas prehistóricas consideradas hacía poco, como "piedras del rayo".. Era por entonces la arqueología un extraño y singular apéndice de la geología, su disciplina de origen.
Su biografía.
Oscar Bermúdez , historiador del Norte Grande, nos ha brindado una valiosa biografía de este personaje en el Vol. 1, Números 3-4 de la Revista "Norte Grande", (1975: 313-318) que publicáramos en el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Pero lo que muy pocos saben es que, mucho antes, una revista científica inglesa, Journal of the Anthropological Institute (London), Vol. VI, May 1877: 510-513 de la cual Bollaert había sido asiduo colaborador, nos había entregado una noticiosa biografía del personaje en su edición del año 1877, alrededor de un año después de su muerte. Allí se hace recuento cuidadoso de su azarosa vida, de sus publicaciones en el campo de la historia y de la "etnología" americana, como entonces se llamaba a la arqueología. No necesitamos, en consecuencia, extendernos sobre el riquísimo historial de William Bollaert y su trayectoria intelectual, que ya nos resulta conocida a través de diversos estudios. Haría falta, creemos nosotros, escribir una biografía completa de este personaje cuyas inquietudes intelectuales despertaron enorme interés entre sus lectores ingleses y nos entregaron tan valiosa información sobre poblaciones autóctonas (incluidos los changos del Norte de Chile) y sus producciones culturales. Ojalá alguien recoja un día el guante y emprenda esa gratísima pero ímproba tarea. Para ello, obviamente, un buen dominio del idioma inglés constituye un requisito sine qua non. (Vea nuestros capítulos en este mismo Blog dedicados a la obra de Bollaert bajo la voz "William Bollaert").
No menos de quince son las publicaciones suyas que se refieren de alguna manera al mundo andino. Y, en ellas, campea la región de Tarapacá. donde residió por largos años.
Incluimos aquí, por su particular interés, sus reflexiones acerca de la aparición, en los piques mineros de Huantajaya, de masas compactas de plata (Ag) que el denomina, siguiendo la tradición española, como "papas".
Las papas de plata de l mineral en palabras de Bollaert, fruto de su experiencia. Nuestra traducción del texto de William Bollaert de
1838 sobre Huantajaya(En: Geological Society Transactions,
[[London], Volume II, Nº 54 : 598-599).
Texto:
"Se leyó a continuación un trabajo
titulado: “Description of the
Insulated masses of silver found in the mines of Huantaxaya, in the Province of Tarapaca,
Peru”, [ “Descripción de las masas
aisladas de plata halladas en las Minas de Huantajaya en la Provincia de
Tarapacá, Perú”] por Mr. Bollaert, y comunicado por Mr. Darwin F.G.S.
Nuestra traducción.
“Las minas de Huantaxaya[1] se hallan a tres leguas[2] del
Puerto de Iquiqui[3]
(lat. 21º 13´S. long. 70º) y en una cavidad
de la montaña a 2800 pies[4]
por sobre el nivel del mar. Esta
depresión está limitada por el oeste por un cerro llamado Huantaxaya,
a 3000 pies[5]
sobre el nivel del mar o 200 pies[6]
por sobre la depresión, y por el lado opuesto, por un cerro de
similar altitud. La gran masa de la
montaña consiste en una piedra caliza [limestone], pero la escarpa que cae
hacia Iquiqui está cubierta
por arena suelta, y cerca de la base,
se puede ver pórfido [porphyry]
y granito. La caliza es atravesada por innumerables vetas argentíferas y otras vetas, que se disponen desde el NE por el E. hacia el SW
por el W., pero las minas de Huantaxaya se hallan en un detritus llamado [aquí] Panizo[7].
Este depósito posee un grosor de 80
a 100 yardas[8] , y está
compuesto por fragmentos de caliza no desgastadas
por el agua [not water-worn], y por
lodo seco [dried mud], aparentemente
derivado de la misma roca. Se halla dividido en camas [beds], algunas de las cuales llamadas Sinta, son metalíferas y otras,
denominadas Bruto, son estériles [barren]. Los nódulos de metal, a los cuales se ha aplicado el nombre de papas[9]
por su semejanza con la forma de la
papa, consisten en plata pura, cloruros [chloride] y otros compuestos químicos de plata, sulfuros de cobre y plomo y carbonatos de
cobre. Las papas (sic, en español) son de todos los tamaños y algunas han producido 160 onzas de plata pura por
cada cien libras. Una de tales papas,
según se recuerda, pesó alrededor de 900 libras y se
asemejaba por su forma a la parte superior de una mesa. Los mineros creen que cada capa de Sinta
ha derivado de una vena particular de la caliza, y que ellos pueden determinar
a qué vena correspondía originalmente la
respectiva papa.
Los únicos instrumentos usados en el
trabajo del Panizo son una barra de
hierro de seis pulgadas de largo[10]
[como un cincel] y un pequeño martillo
de hierro. Con esos instrumentos, el panizero[11]
avanza rápidamente por entre los materiales
blandos, pero rara vez hace una excavación más grande que lo
suficiente para que su cuerpo pueda pasar [arrastrándose] sobre sus manos y pies. Para extraer el contenido de estas galerías que
son como panales de abeja, se lleva
atado un bolso [bag] de cuero sobre los
hombros y bajo los brazos, pero al arrastrarse
a través de las secciones más
estrechas, el minero hace pasar el bolso a uno de sus pies, y [luego] lo arrastra
tras de sí. Él peligro de trabajar en
estas camas no consolidadas se
incrementa grandemente por los frecuentes remezones de los temblores. [earthquakes].
La sección siguiente que
ostenta el pozo o pique principal, ilustrará la naturaleza
del depósito de Panizo.”.
(Sigue un listado de las 38 capas que el autor reconoce en el yacimiento
y que mostramos en un Cuadro aparte en su original inglés, el que prácticamente no
necesita traducción).
Notas nuestras
[1] Utiliza Bollaert el término Huantaxaya, tal como se venía escribiendo desde tiempos coloniales, es decir, con x en lugar de j .
[2] Una legua inglesa comporta 4,83 km. Tres leguas, por lo tanto equivalen a 14,5 km. de distancia.
Fig. Parte final de artículo de las papas de plata de Huantajaya, aparecido en la revista científica Geological Society Transactions, ;London, 1838, Vol. II: Nº 54: 599. En letra cursiva, los nombres dados por los operarios a las capas o estratos de la mina. Bollaert distingue 38 estratos o "camas" de material a través de una sección de la mina, con una profundidad total de 71,32 metros. No sabemos en qué pique pudo Bollaert realizar este análisis de las capas de material; no lo señala en su trabajo.
Darwin y Bollaert, ¿se conocieron?.
El documento arriba transcrito señala explícitamente que el trabajo de Bollaert no fue leído por el mismo en el seno de la Sociedad Geológica en Londres, sino fue "comunicado" por otra persona, por un tal Mr. Darwin F G S.?. ¿Quién era este personaje?. No nos cabe la menor duda de que se trata del propio Charles Darwin, el creador de la Teoría de la Evolución de las Especies. Intentaremos probarlo. Darwin había regresado a Inglaterra, luego de su largo periplo alrededor del mundo, en el mes de octubre de 1836. A su paso por Iquique el 12 de julio del año 1835 (es decir, tres años antes de la publicación de Bollaert), señala explícitamente la existencia "a lo lejos" del mineral de Huantajaya en su trayecto a caballo hacia la salitrera "La Noria", donde le albergará su coterráneo George Smith. Darwin, en efecto, no visitó Huantajaya, pero ciertamente supo de su existencia. Dice en su relato en el Viaje del Beagle:
"Salí por la mañana hacia las salitreras a una distancia de 70 kilómetros. Se empieza trepando por las montañas de la costa, siguiendo una senda arenosa que da muchos rodeos, y no tardan en verse a lo lejos Guantajaya y Santa Rosa. Estos pueblecitos están situados a la entrada de las minas; colgados como parecen en la cumbre de una colina, presentan un aspecto todavía menos natural y más desolado que la villa de Iquique. Luego de ponerse el sol llegamos a las minas..." (El Viaje del Beagle, Labor/Punto/ Omega, Barcelona, edición 1984: 426; subrayado nuestro).
Si Darwin regresa a Inglaterra en octubre de 1836, perfectamente pudo ser la persona encargada por la Sociedad geológica para leer y comentar el trabajo de Bollaert, enviado desde Tarapacá. Precisamente porque Darwin había visitado la misma zona apenas dos años antes. No sabemos a ciencia cierta si llegaron a conocerse, pero es esto muy probable, precisamente porque ambos pertenecían y asistían a las mismas sociedades científicas. A la dirección de la Sociedad debió parecer oportuno delegar la lectura de ese documento venido del Perú en alguien que hubiese visitado esos parajes; más aún, cuando Darwin mismo tenía un fuerte interés personal en la geología y en la minería extractiva. A estos temas se refiere con frecuencia en sus obras.
Mis padres, Horacio e Inés, inspiradores de mi vida académica.
De mis padres he recibido este don gratuito de amor a la naturaleza, bebido desde niño en Ranquilhue, Chimbarongo, La Leonera, y Santo Domingo.
Acercándonos al pueblo de Suca en la región de Tarapacá
La huella inca muestra aquí un arrreglo especial y un ancho aproximado a los 3,50 m.
En la ruta del Inca. Con los arqueólogos José Berenguer y Carlos González
Reafirmando la presencia Inca en la depresión intermedia de Tarapacá. Noviembre 2014.
En busca de la ruta del Inca. A unos 25 km al Norte de Quillagua
Grupo expedicionario. Junio 2014. El hombre de barba, al medio, es el profesor Luis Briones.
Con el Rector de la U.C. Dr. Ignacio Sánchez y Pilar Cereceda en el oasis de Alto Patache
Enero 2014. Homenaje de la Universidad como premio a nuestra investigación de campo durante 15 años en este oasis de niebla..
Descansando un instante en un mojón señalizador de la ruta inca, Julio 2013.
En la soledad infinita, siguiendo por kilómetros la senda antigua que tomaran Huayna Cápac, Diego de Almagro y Pedro de Valdivia a través de los desiertos sin agua ni vegetación de Tarapacá.
Mis nietos: Pablito y Benjamín Huebra Larrain hace algunos años.
En la gran explanada frente a la catedral de La Plata, Argentina. Envían un saludo a su Tata de Iquique. (3 Agosto 2013)..
Lugar de descenso de la ruta incaica para atravesar una pequeña quebrada seca.
Parte del recorrido de ocho kilómetros siguiendo la ruta del Inca, 17 de julio 2013.
Almorzando en el lecho de la quebrada de Cahuiza. (27 de julio 2013).
A nuestros pies, el reciente tapizado de barro durísimo, producto del reciente aluvión de Febrero-Marzo 2012. Nos acompañan Luis Briones, María José Capetillo y Carolina Rodríguez, miembros de la expedición de estudio de la Ruta del Inca en Tarapacá.
Tomando aliento tras atravesar kilómetros de pampa abierta, infinita.
En un pequeño hito de piedras, al costado del Qhapaqñan al sur de Cuevitas 27 de julio 2013.
Un atardecer luminoso en plena pampa.
El autor de este Blog en una paskana, en las cercanías de la quebrada Juan de Morales en busca del Camino del Inca. Julio 2013 (Foto L. Briones)
Mini-atrapanieblas instalado en sector Pampa Bugueño. Oasis de niebla de Alto Patache.
Con mi ex alumno de arqueología Luis Pérez Reyes, hoy flamante arqueólogo, Julio del 2005.
Entrego a mi ex alumno Daniel Moscoso Mamani su título profesional. Noviembre 2012.
Daniel, de humilde pastor aymara de llamos y ovejas a Antropólogo Social.
A la vera del Camino del Inca o Qhapaqñan. Quebrada de Quipisca, vista hacia el Norte.
Prospección arqueológica quebrada de Quipisca, 23 de Febrero 2012.
Con mi ex alumno Cristian Riffo en el Salar del Huasco. Hito de exploración de aguas subterráneas.
Visita al entorno del Salar con Pedro Lucas, Noviembre 2010 (Foto de Pedro Lucas).
Devorando un rico plato de carne de llamo con Pedro Lucas Ticona, miembro de la comunidad de Alca.
Con Pedro Lucas, en el Salar del Huasco, expedición de Noviembre 2010.
En la humilde vivienda aymara de doña Demetria Ticona: Noviembre 2010.
En trabajo de campo en el Salar del Huasco con ex alumno Cristian Riffo.
El autor con Renan Huatalcho, piqueño, incansable defensor de los Salares andinos. .
Frente a su vivienda en Pica el 18-12-2012. Foto Paz Errázuriz Körner
1947: la familia Barros conmemora el centenario del nacimiento de la abuelita Ludmila Errázuriz
El tata Alfredo y la tía Teresa mamá de los Dominguez Barros y otros tíos y tías.
Descendencia directa de mi bisabuela Ludmila Errázuriz de Barros, madre de mi abuelo.
En calle Sazié, un día del año 1936. Horacio es el niño de 7 años, detrás de mi abuelo Alfredo, algo a la derecha.
Después de la penosa ascensión al cerro Wata-watana, quebrada de Quipisca. ¡Ya pesan los años!.
En una pequeña chasquihuasi o tambillo, cercano al sitio La Cruz quebrada de Quipisca.
Mi hija María Cristina Larrain M. y mi nieto Benjamín en su parcela de Malloco, Marzo 2010.
Con un beso a mi inolvidable hija, estudiosa y fiel seguidora de mi Blog.
Bienvenidos al Blog de Eco-antropología
El autor y su esposa, Marta Peña G. frente a su casa en Iquique, Julio 2008
En la ciudad de La Plata, Argentina, Abril 2012.
Paulo, mi yerno, mi hija Titi, Pablito y Benjamín
Mi nieta mayor, Josefina Larrain Rocamora, que espero quiera seguir los pasos de su Tata
Josefina lee ávidamente los escritos de su abuelo Horacio. Ojalá siga un día mis pasos en la Antropología!.
Mi hijo Carlos, Greta su señora y mi nieto Joaquín en nuestra parcela de Matilla,
Título de Arqueólogo y M. A. (Magister) en Arqueología, Universidad Nacional Autónoma de México. Tesis de Maestría titulada: "Las Culturas arqueológicas en Chile: Ensayo de una zonificación ecológico-cultural" (1970), dirigida por el catedrático catalán don Pedro Bosch Gimpera. M.A. en Antropología Social y Ph.D. en Antropología Cultural en la State University of New York, (SUNY), USA.; Tesis doctoral: "Historical Demography in Northern Highland Ecuador in the 16th Century" (1984).Estudios avanzados en Geografía, Universidad de Chile, Santiago (1975-1976); Estudios de Biología, Universidad Católica de Valparaíso(1955-56; Estudios de Glaciología y Flora alpina, Innsbrucker Universität, Austria (1958-1959), Licenciatura en Filosofía, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina (1952-1955; Licenciatura en Teología, Innsbrucker Universität, Austria (1956-1960); Hoy Coordinador Regional (Iquique) del Centro del Desierto de Atacama, Pontificia Universidad Católica de Chile; responsable del "Oasis de Niebla de Alto Patache"; Investigador en Antropología Social y Arqueología, Universidad Bolivariana, Iquique y Encargado de tesistas.
Nuestro ayudante y hoy flamante arqueólogo, Víctor Bugueño García en la chacra experimental
Junto a un árbol de olivo (Olea europaea) creciendo en forma excepcional en estos terrenos aparentemente áridos.
Luis Pérez Reyes, iquiqueño
Arqueólogo titulado de la Universidad Bolivariana (Iquique), ayudante de campo y leal colaborador e inspirador de este Blog
Cristian Riffo Torres, mi ex-alumno, antropólogo social y fiel acompañante en terreno.
Al atardecer, en la quebrada de Quipisca. A la vera del Camino del Inca, rememorando el paso del Despoblado por Diego de Almagro en 1536.
Estudiando un hito antiguo en una ruta caravanera, en la quebrada de Quipisca.
Mi ex alumno y constante colaborador en terreno. Nicolás Prado Bley.
Centro del Desierto de Atacama (Atacama Desert Center)
Centro de Investigación y Desarrollo de Ecosistemas del Desierto
¿Qué entendemos por eco-antropología?
¿Por qué nos hemos decidido a publicar este Blog?. Hemos sentido una imperiosa necesidad de entregar a nuestros ex alumnos, jóvenes estudiantes y público culto en general, reflexiones y pensamientos que creemos pueden ser un aporte novedoso en el campo de la Antropología Cultural. Esta ciencia más y más ha ido asumiendo roles más amplios y se ha ido perfilando como una instancia tanto de reflexión e investigación, como de comentario y denuncia ante la aparente incuria de muchas instituciones sociales que han dejado de lado su preocupación por el medio ambiente, olvidando el mandato de nuestra Constitución que exige velar por el derecho ciudadano a vivir en un ambiente sano y libre de contaminación.
La excesiva dispersión de dinero y esfuerzos, en innumerables Ministerios, Secretarías, Reparticiones y Oficinas públicas, hace cada vez más difícil coordinar esfuerzos en pro de un real mejoramiento de la calidad de vida y, a la vez, de un mejor cuidado y protección de nuestro deteriorado medio ambiente.
Creemos firmemente que una visión antropológica, mucho más ligada a la Ecología y anclada en una geografía percibida y amada como el "paisaje humano" en el que nos ha tocado vivir y donde hemos hecho "morada" permanente, se abre paso hoy con fuerza, ante la inminencia de situaciones límite a las que nos ha conducido un manejo descontrolado, irracional y a veces suicida, de nuestros recursos, sobre todo los hidrocarburos.
Esta nueva visión es la que hemos rotulado como la Eco-antropología.
Pero antes se hace necesario hacer una breve "Declaración de Principios".
¿En qué creemos nosotros?. ¿Cuáles son los principios rectores de nuestro pensamiento?. ¿Por qué levantamos hoy nuestra voz de alerta?. ¿Qué defectos o fallas percibimos en la manera de entregar hoy, a través de la educación, los conocimientos científicos?. ¿Por qué existe tal abrumadora distancia entre la ciencia de los científicos y su entrega concreta mediante la Educación?. ¿Qué provoca tan fuerte distanciamiento, a veces sideral? Y por fin, ¿cómo podemos contribuir a un diálogo más intenso y cordial entre Ciencia, Educación y Conducta concreta?.
Iniciamos este Blog con unas citas para nosotros muy iluminadoras, acerca del rol del científico educador en el mundo de hoy. En ellas hemos visto reflejado nuestro propio pensamiento. La primera, pertenece al gran escritor vasco Miguel de Unamuno. Ella retrata bien nuestro afán por dar a conocer a otros lo que la experiencia y la ciencia nos han enseñado:
"ES DETESTABLE ESA AVARICIA ESPIRITUAL QUE TIENEN LOS QUE, SABIENDO ALGO, NO PROCURAN LA TRANSMISIÓN DE ESOS CONOCIMIENTOS". (Unamuno).
Explícita queda en esta cita una reconvención a los cientìficos puros que no intentan enseñar, con lenguaje sencillo, lo que ellos han llegado a conocer y saber. El conocimiento debe ser transmitido a través de la educación. Y si no, ¿para què sirve?.
La segunda, nos la entrega un venerable escritor francés, Francois Rabelais, quien apuntaba respecto a la responsabilidad que a nosotros nos cabe como científicos:
"SCIENCE SANS CONSCIENCE N´EST QUE RUINE DE L´AME" ["La ciencia sin conciencia, no es más que ruina del alma"]; ( cit. en Jean Brun, L´Estoicisme, P.U.F. 1958).
Rabelaís apunta sagazmente aquí a algo de mucha actualidad hoy: la responsabilidad ética del científico. No se puede experimentar con cualquier cosa o de cualquier manera, inventar cualquier cosa, aplicar cualquier cosa, sin medir las consecuencias ambientales, sociales y morales de su accionar.
El científico no es un Robinson Crusoe aislado y solitario en una isla recóndita: vive en y para el servicio de la comunidad. Por eso debe tener conciencia social.
Las dos citas anteriores nos hablan de la necesidad de transmitir los conocimientos alcanzados, y de la responsabilidad ética propia del científico ("conciencia"). Ambas son pilares fundamentales del actuar del científico en el mundo en cualquier tiempo de la historia hoy màs que nunca..
Pero estos dos elementos no bastan. El genio alemán Johann Wolfgang von Goethe nos indica que algo muy importante estaría faltando aún:
ES IST NICHT GENUG ZU WISSEN, MAN MUSS AUCH ANWENDEN; ES IST NICHT GENUG ZU WOLLEN, MAN MUSS AUCH TUN". ["No basta saber, también se debe aplicar; no basta querer, también es preciso actuar (hacer)"].
Goethe apunta con toda razón a la necesidad de actuar, de obraren forma consecuente con nuestra ideas. Y aquí viene, a nuestro juicio, la gran falla de nuestro sistema educativo: la brecha entre lo que se sabe y lo que se hace, entre el grupo que detenta el conocimiento científico y el grupo que pone por obra la labor educativa (profesorado) y las políticas concretas (políticos).
Creemos que los pensamientos de estos tres autores nos señalan, en forme precisa y clara, el camino a seguir.
Un auténtico científico educador, pues, debe ser fiel a esas tres premisas básicas:
1). saber entregar una gama de conocimientos, considerados como ciertos ("científicos"), para que queden al alcance de la mayoría, mediante el uso de uin lenguaje accesible y fácil, a todos aquellos que tenemos el deber de formar, y a tantos otros que nos quieran escuchar, como nos enseña Unamuno;
2). saber ser plenamente responsables tanto ante la sociedad ("responsabilidad social") como ante la Naturaleza de la que formamos íntimamente parte ("responsabilidad ecológica"), como nos exige Rabelais.
3). saber actuar en consecuencia, llevando a los hechos mismos, es decir a la práctica ( y no solo en teoría) lo sabido y proclamado como verdadero, tal como nos propone Goethe.
Quisiéramos, a través de este Blog, ser fieles a estos tres postulados educativos básicos. Ellos serán nuestro norte. Ojalá lo logremos en alguna medida.
Con estos principios rectores in mente, abordaremos nuestra concepción de la Antropología y Arqueología hoy, en su actuar concreto en una sociedad que, aparentemente, se encamina hacia un colapso, si no cambia radicalmente su mentalidad frente al paisaje y a las miríadas de seres que en ellos han hecho su morada, como fruto de una evolución inteligente.
Necesidad de replantear los estudios en Antropología (Arqueología).
Nuestra objetivo en este Blog esderechamente replantear los estudios antropológicos de campo, en arqueología y/o antropología social, mediante un escrutinio y análisis previo, más profundo, de los recursos y elementos que ofrece el respectivo ambiente natural. Sostenemos que no pocas investigaciones de campo pecan por desconocimiento o examen superficial de los aspectos medioambientales significantes que deben considerarse a la hora de estudiar todas las manifestaciones de una determinada cultura. Porque el grupo humano crea cultura en un ambiente y territorio dado, el cual plasma al hombre así como el hombre, a su vez, lo va transformando con su presencia y con todas sus actividades de sobrevivencia.
Cómo entender el "territorio" ocupado por un grupo humano.
Este "territorio" es mucho más extenso que su mero lugar de residencia habitual o campamento base; es también toda el área que recorre buscando su alimento, persiguiendo a su caza, o recogiendo estacionalmente los frutos de la tierra, el agua de sus escasas vertientes o los elementos que necesitará para confeccionar su arsenal de caza o las cimas de cerros donde realizará su actividad cúltica o sagrada, o donde depositará a sus muertos. Para los, romanos (Varronio) "territorium" es todo el "distrito cercano a la población", de donde el grupo humano obtiene lo necesario para vivir y en donde realiza todas sus actividades culturales, sociales y económicas. Ese espacio, que el grupo considera como suyo y en el cual ejerce un dominio efectivo preferente, es "su territorio", en oposición al área de ocupación o influencia de otros grupos.
Espacios de acción que comporta un "territorio".
Así, todo grupo humano en el pasado poseyó y explotó diversos tipos de espacios: el de caza, el de recolección, el de pesca o marisqueo, el de culto o adoración, el de cantera o explotación mineral, el de ritos de pasaje o, finalmente, el de muerte y sepultura. Pero todos estos "espacios" no tienen por qué ser contiguos o colindantes entre sí y muchas veces , pueden encontrarse muy distantes unos de otros. Y la sumatoria de todos ellos, constituyen una unidad tanto mental como física para su "dueño". A medida que los grupos humanos van ocupando la tierra, se producen roces y luchas por el acceso al territorio. Hasta que se fijan, de alguna manera, por el peso de la costumbre, sus linderos.
El criterio de "sitio tipo" `para los arqueólogos: esbozo de crítica.
Siendo un territorio, por lo aquí señalado un conjunto de espacios de los que el grupo social se sirve para sus necesidades, el criterio del "sitio-tipo" de los arqueólogos del pasado parecería distorsionar gravemente esta rica diversidad tanto paisajística como ecológica o productiva, fruto de su permanente actividad en movimiento. Amenazaría con minimizar la presencia y acción de la vida cultural del hombre, máxime en el pasado remoto, anterior al sedentarismo, cuando el hombre para sobrevivir se vió urgido a visitar y explotar muy diversos nichos de vida o recursos básicos, de acuerdo a las necesidades sentidas en el momento.
Mientras más antiguo es el poblamiento, más amplio parecería ser su radio de acción, su movilidad y su capacidad migratoria, sobre todo en un habitat de recursos escasos (desierto), como es el caso del Norte de Chile, patria de etnias altamente móviles que transitaban incesantemente a través de espacios enormes.
La técnica actual de las prospecciones arqueológicas: su talón de Aquiles.
Por lo tanto, la técnica de la mera "prospección" por parte de los arqueólogos de una determinada porción de territorio contiguo (costero, de pampa interior o de altiplano), bien poco nos puede decir acerca de la real magnitud, superficie real y/o área de control de su actividad creadora de cultura, la que teóricamente puede extenderse por cientos de kilómetros en una transecta este-oeste (a través de valles o montañas) o, igualmente, en una extensa dimensión norte-sur. El concepto antiguo de "territorio" de las etnias, poco o nada tiene que ver con el actual, sujeto a fronteras estrechas y a límites arbitrarios definidos por los mapas.
La "morada" del grupo humano ancestral y el "control de diversos pisos ecológicos.
Un excelente ejemplo de lo que venimos afirmando, nos es dado por la cartografía histórica colonial y lo tenemos explicitado y confirmado en el "control de diversos pisos ecológicos" estudiado y propuesto como teoría de poblamiento, por el arqueólogo norteamericano John Murra. Esta forma de "territorio insular" o "archipiélago vertical" -como lo ha llamado el propio Murra- queda corroborado explícitamente por una copiosa documentaciòn etnohistórica de lo siglos XVI y XVII en el sur peruano (Chucuito) y Norte chileno.(Chiuchíu, San Pedro de Atacama o Tarapacá).
Necesidad de una relectura ecológica de antiguos documentos.
Se hace urgente, por lo tanto, una "relectura y reflexión arqueológica" atenta de estos testimonios antiguos de desplazamientos étnicos, que nos arrojan las "Visitas" coloniales o los certificados de Bautismo, Matrimonio o Defunción, de las antiguas parroquias católicas de los siglos XVII y XVIII.
Prospecciones y conclusiones sobre el poblamiento humano.
Esta suma de antecedentes nos harán ser sumamente cautos al momento de querer sacar conclusiones precipitadas sobre la base de "prospecciones" de segmentos predeterminados de territorio actual (costa, pampa o precordillera). Tales "prospecciones" aceleradas, de espacios físicos previamente establecidos en laboratorio, solo nos pueden arrojar fotos muy parciales y fácilmente sesgadas de una realidad que, sobre todo en el período arcaico temprano, se caracterizó por una extrema movilidad de los grupos humanos, a causa de la escasez alimentaria, la deficiente tecnología de caza o recolección, o los imperativose del climas local o regional.
Enfoque eco-antropológico y "territorio etnico".
Este enfoque eco-antropológico que aquí propiciamos, supone, de necesidad, el conocimiento íntimo y la valorización de todos los elementos que componen los diferentes paisajes geográficos o ecosistemas, parte integrante de un mismo "territorio étnico", en sus vertientes climática, geomorfológica, biogeográfica, biológica y ecológica. Tal "territorio" pasa a ser, por esencia, por así decirlo, pluri-dimensional, pluri-espacial. Y ciertamente sobrepasa lsos exiguos límites de una yacimiento determinado.
Multiplicidad de parámetros que comporta la "morada" humana.
En síntesis, examinando trabajos arqueológicos actuales, nos queda la sospecha de que algunos antropólogos no conocen o no valoran suficientemente, la multiforme diversidad de parámetros geográficos que hacen a una cultura ancestral auto-sustentable en un amplio y dilatado escenario físico natural. Por eso el firme y decidido acento en lo "ecológico" y en lo "geográfico" propio de este enfoque. Si no logramos penetrar en la geografía y biogeografía del hombre del pasado, reflejada en "mapas" de su actividad y movilidad muy diferentes a los actuales que nos ha impuesto el forzado sedentarismo urbano o pueblerino, nunca llegaremos a entender las formas de ocupación del espacio antiguo por el hombre.
Estrecha relación entre ecosistema y comunidad humana.
Además del concepto totalmente distinto de "territorio" como "morada" del hombre del pasado, que debemos aprender a manejar, la relación entre ecosistema, flora, fauna y comunidad humana es mucho más íntima de lo que se suele destacar comúnmente. En este sentido, cada brizna de informacion ambiental, cada retazo de información dada por pobladores de sitios similares (en el pasado remoto o cercano), contribuye poderosamente a enriquecer el cuadro del comportamiento humano en dicho ecosistema, arrojando un nuevo haz de luz sobre el mismo. Y, viceversa, cada aspecto ambiental que se desconoce, se omite o se conoce insuficientemente, automáticamente pasa a ser una rémora y obstáculo para la "reconstrucción" de la totalidad del medio ambiente real en que vivieron los antiguos, tal como deben realizarlo los antropólogos.
Perspectiva eco-antropológica de los grandes maestros del pasado.
Por esta misma razón, hemos intentado rescatar en este Blog el legado de antiguos maestros: geógrafos, etnólogos, antropólogos, arqueólogos o naturalistas , con o sin título universitario, del pasado reciente o más antiguos, que en sus escritos nos han mostrado en detalle el medio ambiente de su época: suelos, clima, flora, fauna en su íntima relación con el poblador humano. Ellos "han tenido ojos y oídos" para la Naturaleza y, a través de sus escritos, nos han enseñado a entenderla y "leerla" en su integridad. Ellos nos han transmitido que el hombre construye cultura sobre la base de "todo" el ambiente natural circundante, insertándose en él, utilizándolo y haciendo simbiosis con éste.
Los antiguos relatos: fotografía momentánea de la actividad humana en su paisaje geográfico.
Muy especialmente valiosos en este sentido, son los relatos de viajeros o etnógrafos del pasado que fueron testigos de la actividad creadora de cultura de los grupos altamente móviles o nómadas de su época, cuando aún seguían sus patrones antiguos de desplazamiento territorial, a través de distancias no pocas veces enormes. Cuando estos relatos nos aportan fotografías costumbristas tomadas in situ, como es el caso del geógrafo Isaiah Bowman, o pinceladas pictóricas, como nos trae Léon Pallière o Rodulfo Amando Philippi para el caso del desierto de Atacama, o el propio William Bollaert para la provincia de Iquique, el testimonio se enriquece de modo considerable, abriéndonos a panoramas culturales insospechados. Él sacerdote Martín Gusinde S.V. D., (su vida:1886-1969), en su obra Die Feuerland Indianer (1931-1939), o el misionero anglicano Lucas Bridges ( su vida: 1874-1949), en su sabroso relato: Uttermost Part of the Earth (1950) son una muestra de la capacidad descriptiva, apoyada por la fotografía en terreno, reveladoras, en ambos casos, de su amor por los indios y su percepción el paisaje circundante.
Etnología y perspectiva arqueológica: el caso de los Tehuelches.
En el caso, concreto por ejemplo, de los tehuelches o de los indios pampas de la Patagonia argentina o sur chilena, cuya extrema movilidad nos abisma hoy su increíble capacidad de desplazamiento por extensos territorios, lo que era parte normal de su vivir nomádico. ¡Cuánto tenemos que aprender todavía de la etnografía y etnología comparada nosotros los arqueólogos!. En tales grupos tenemos un pálido espejo de lo pudo ocurrir varios milenios antes, en el dilatado desierto interior o en la extensa costa árida norte chilena, cuando la vida humana trataba de sostenerse en un medio escaso en agua y en alimentos.
Geógrafos de antaño: revalorizando antiguos cronistas.
También hemos querido, en este Blog, analizar con el mismo prisma eco-cultural ciertas obras, descripciones o mapas de brillantes personajes del pasado, como es el caso de don Antonio de O´Brien, cartógrafo español del siglo XVIII. Obras que nos deslumbran hoy con su perspicacia para hacernos entrever la amplitud del paisaje cultural de su época, perceptible a través de las vías de comunicación, su geografía y su flora nativa, descritos prolijamente en sus notables "Planos", o en sus acuciosas "Descripciones".
Perspectivas históricas a-geográficas y a-ecológicas. Crítica a una historia que no es verdadera "historia".
Hemos sido acostumbrados por la mayoría de los historiadores a ver en tales "Descripciones" espejos de una realidad de época, trasunto de un modo de vida dado "aquí y ahora" (hic et nunc), resabio de una realidad política o social dada.
Es nuestra firme convicción que debemos dar un paso adicional e incorporar audazmente y sin miedos la visión del geógrafo, del biogeógrafo, del etnohistoriador, del biólogo, del antropólogo de campo. Esta es mucho más rica y cautivadora de lo que nos transmiten muchos historiadores, generalmente ávidos de mostrar "lo que realmente sucedió" y " tal como sucedió" en su momento, o, tal vez, por qué sucedió. Falta a nuestro juicio agregar el cómo sucedió, dónde sucedió y en qué circunstancias geográficas, climáticas, ambientales y ecológicas. Esto es, precisamente, lo que los historiadores casi nunca nos ofrecen. Y por ello su visión, no pocas veces, peca de manca y coja.
En suma, hace falta escudriñar, en todos sus aspectos, la pluridimensionalidad de la "morada" humana.
Falta, en consecuencia, conocer más a fondo la "morada" antigua total del poblador, su amplio y dilatado "territorio", ojalá aproximándonos, en cuanto nos sea posible, a su "percepción" de "su territorio". Tarea titánica pero no del todo imposible si aplicamos a este análisis la conjunción de variadas ciencias del hombre y del espacio. Y esta percepción que se abre a otras Ciencias, incorporando su rica visión particular y propia, suele escapar al ojo del historiador común. Que nos perdonen los historiadores, pero ésta es la percepción nuestra, venida desde otras disciplinas del conocimiento del vivir y del actuar del hombre como grupo social en el Planeta Tierra. Y estamos seguros que este proceder nos acerca mucho más al verdadero "historein", en el sentido profundo de los griegos.
Re-descubriendo antiguos observadores de la "morada" del hombre.
Por tales razones nos parece descubrir en algunos eminentes personajes del pasado (géografos, biólogos o antropólogos o simples descriptores de época o "naturalistas") un tratamiento especial que reconocemos aquí como eco-antropológico. Por ello a ellos les hemos querido dar - y creemos con sobrada razón - el rótulo de Pioneros de una Eco-antropología.
(retocado el 07/08/2008 y el 08/08 2008; última revisión entre el o7 /o2/2009 y el 14/02/2009).
Luis E. Peña Guzmán: entomólogo, sabio educador de juventudes
Lucho en su estudio en Colina
Bente Bittmann von Helleufer (1929-1997)
Hacia 1980, en sus años dorados de Cobija
Aqui estan todo lo que hemos Posteado, Archivos, Entradas
El autor junto a un mini-captador de agua de niebla
A los 1170 m de altitud, en el extremo Weste del tillandsial de Cº Guanaco
Con mi amigo Raúl Maytas y su esposa, frente a su casita en Huarasiña, 15/07/2009
Un rato de descanso
Valle de Tarapacá, sitio batalla en Guerra del Pacífico, 15 Julio 2009
Con mi ayudante antropólogo Cristian Riffo en el Salar del Huasco.
Observando un posible hito minero dentro de la propiedad de la familia aymara de apellido Lucas. Visita del mes de noviembre 2010.
Casa-Estación, Alto Patache
A partir de 1999, Centro de Operaciones de las investigaciones sobre neblinas costeras
Seguidores
Visita de personeros de la CONAMA regional, 2009.
Junto a la casa-estacion de Alto Patache.
Mi amigo antropólogo, inspirador de este Blog
Gonzalo Garcés, inspirado defensor de los derechos indígenas fue el primero que nos indujo a construir el Blog para la difusión de nuestros escritos y reflexiones en 2006. Siempre estarás presente en nuestro recuerdo. Hoy impávido defensor de la tierra mapuche.
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