Recordemos el aporte silencioso de los ausentes.
Hace bien recordar a los ausentes cuando ellos mismos ya no están entre nosotros. Su obra, sin embargo, perdura y ha hecho historia. Trazos de una historia que queremos registrar aquí, en beneficio de nuestros ex alumnos geógrafos, antropólogos, arqueólogos, sociólogos o arquitectos, antes de que el inexorable paso del tiempo borre del todo las huellas de su paso. Ellos, jóvenes investigadores, en su contacto asiduo con el pueblo humilde, fuertemente arraigado al terruño de los antepasados, deben aprender a valorar estas producciones de un "arte popular", que no por ser "popular", deja de ser "arte", fruto exquisito de una larga y venerable tradición, mantenida con dientes y uñas, a pesar del esfuerzo "civilizador" de ciertos sic dicti agentes del "Progreso". para quienes el "Pasado" -por venerable que sea- es sinónimo de atraso, marginalidad u oscurantismo.
En busca de artesanos avezados para la Feria de Artesanía Tradicional.
El recordado escultor y amigo, Lorenzo Berg Salvo (1924-1984) alma y vida de la Feria de Artesanía Tradicional de la Pontificia Universidad Católica de Chile, descubridor de talentos artísticos en el medio rural y urbano.
Descubriendo talentos.
Buscando artesanos tradicionales de excepción, esto es, verdaderos artistas, a lo largo y ancho de nuestro país, nuestro "Manzanito" un día fue casualmente redescubierto por el escultor nacional Lorenzo Berg Salvo quien lo invitó a participar en la Feria de Artesanía Tradiciona de la Universidsad Católica. Allí tuvimos la suerte de conocerlo personalmente y admirar su siempre renovada producción artística entre los años 1979 y 1983. En aquellos mismos años, nos tocó recorrer numerosos pueblos y campiñas del Norte Chico y Norte Grande para seleccionar valiosos y originales artesanos que quisieran participar en la Feria. Y entonces, por vez primera, trajimos, con la anuencia de Berg y el equipo de la Feria, a exponer en Santiago, a artesanos indígenas nortinos, aymaras y atacameños de la Iª y IIª Región de Chile. Recuerdo con especial cariño entre ellos a los artesanos textiles Javier Vilca y Enrique Ticuna de la comunidad aymara de Lirima, caserío perdido entre los gélidos bofedales altiplánicos; o a la encantadora Evangelista Soza, incansable tejedora del Salar de Atacama. O, finalmente, a Alejandro González, eximio tallador de la piedra liparita gris del pueblo de Toconao. Ellos fueron, durante varios años, visitantes asiduos de la Feria y sus artistas invitados.
El origen humilde de "Manzanito".
"Manzanito", como todos lo conocíamos o, como señalaba su carnet de identidad, Luis Manzano Cabello (1906-1984), fue un típico y genuino hombre de campo, sencillo y laborioso, de la zona central de Chile. Un campesino neto, nieto y biznieto de campesinos. Desde los diez años, aprendió a trabajar de la mano de su padre, en el campo, la fibra de mimbre; aprendió a " hilarla", retorcerla y estrujarla hasta "hacerla hablar", en figuras ingenuas de animales y aves. Del mimbre supo hacer arte, arte genuino ; no sólo objetos utilitarios como cestas y canastos, juegos de sillas y mesas o decoración de paredes como solemos ver hoy a la venta a orillas de la carretera panamericana, a nuestro paso por Chimbarongo o en la isla de Chiloé. (Dalcahue, Quellón).
La materia prima: el mimbre.
El mimbre -como le denominamos en Chile- es un arbusto de la familia de las Salicáceas (Salix biminalis) y pariente muy cercano del sauce llorón (Salix babilonica) y del sauce chileno (Salix humboldtii) que crece en las quebradas del Norte Grande. De origen europeo, prospera y se desarrolla bien en Europa y Oeste de Asia, su patria de origen y de allí llegó a Chile, en época incierta, seguramente en una época temprana de la Colonia. Necesita de mucha agua y crece normalmente a orillas de arroyos o cursos de agua mansos y limpios. Sus ramas forman varillas a veces de varios metros de largo, las que peladas o cortadas en dos o tres partes en el sentido de su longitud, constituyen una excelente materia prima para el tejido. Manteniéndolas húmedas, se dejan manipular y entretejer, casi como si se tratara de una hilo de lana grueso. Muy resistente a la torsión, puede llegar a plasmar formas y figuras muy variadas. Se conoce su uso desde épocas muy antiguas en Europa, y durante toda la Edad Media fue de frecuente empleo en la elaboración de canastos y cestas de diferentes formas y tamaños. Durante la Colonia y la República temprana, los muebles de mimbre tapizaron las casas solariegas tanto como las más humildes viviendas campesinas.
Su uso tradicional en el campo chileno.
En nuestra patria, su uso obligado en canastos y cestas ha sido proverbial en los viñedos y cultivos de frutales y hortalizas. Todos hemos conocido en nuestra niñez la variedad de tamaños y coloridos de las canastas de mimbre, tejidas con o sin corteza, en uso en las antiguas casas patronales y en cada una de las casas de inquilinos de la zona central de Chile. Hasta el día de hoy, se vende una gran variedad de productos confeccionados en mimbre en Chimbarongo, en Requinoa, Buin, Paine o pueblos aledaños a la carretera Norte-Sur, entre ellos, hermosos juegos de sillas y mesas de mimbre muy cotizados, en las terrazas y jardines de nuestra clase media y alta. Solo muy recientemente la llegada de juegos semejantes desde el extranjero, por obra de la apertura al comercio internacional, hechos en ratán en la India, Malasia o Indonesia, le han empezado a hacer una competencia desleal, en grave detrimento de nuestra identidad y tradición histórica.
El arte de "Manzanito".
¿Por qué Lorenzo Berg Salvo (1924-1984), por años generoso e incansable organizador de la Exposición, escultor de nota, se fijó de inmediato en la obra de Manzanito?. ¿Qué vio en ella de llamativo, diferente a otras producciones hechas en el mismo material, el mimbre?. ¿Dónde está el "arte" en este tipo de obras humildes, que no suelen figurar en las grandes Exposiciones o en los Palacios de Bellas Artes?. Es lo que trataremos de descubrir. Los antropólogos culturales y algunos estetas del arte nos han enseñado a distinguir entre las "artes mayores" y las "artes menores". Estas últimas, vinculadas estrechamente al quehacer familiar, a las actividades directamente económicas o productivas, parecerían representar el rol de la "Cenicienta" en este baile real. Serían -así opinan algunos- un tipo de "arte" de segunda clase. De estirpe y origen diferente a la música, la pintura, la escultura, o la literatura, consideradas como expresiones de un "arte mayor", o "el arte por antonomasia" ¿Cómo y ¿por qué?.
¿En qué consistió su genio?.
El genio artístico de Manzanito consistió en ser diferente a sus congéneres artesanos del mimbre. Durante un tiempo el también hizo los consabidos cestos y canastos, comunes, utilitarios y sin mayor brillo o esplendor artístico. Con ello se ganaba la vida. Hasta que un día empezó a innovar y a hacer imitaciones de la naturaleza: aves, animales, seres mitológicos. ¿Quién le motivó a ello? Fu sólo su innato instinto artístico, creativo, o alguien se lo propuso?, En realidad, no lo sabemos. Es posible que fuera algún profesor o investigador, como ocurriera entre los talladores atacameños de piedra liparita de Toconao, directamente motivados por Ingeborg Lindberg, Bernardo Tolosa y André Marcel D´Ans en los años 1961-1964. Tampoco podemos, desgraciadamente, interrogar hoy a nuestro querido y noble amigo Lorenzo Berg, con quien conversaba mucho. Lorenzo ya no está con nosotros. Dios nos lo arrebató hace ya casi treinta años (27-05-1984).
Las "cositas extrañas" de "Manzanito".
El genio de "Manzanito" se expresó en su capacidad para crear tipos nuevos, desconocidos hasta entonces; fue él capaz de "forzar" a su materia prima, el mimbre, a expresarse de un modo nuevo, diferente, fuera de lo común. Es lo que distingue al genio del simple imitador o copista. El empezó a hacer "estas cositas" -como él solía decir- porque le salía del alma, tal como brota la inspiración musical o el instinto poético. Su sueño era hacer en mimbre una estatua ecuestre, de tamaño natural, del libertador Bernardo O´Higgins, a caballo, enarbolando una espada victoriosa. Esa exclamación suya ya nos demuestra su genio. La genialidad artística nada tiene que ver con el afán de hacer dinero con una obra. El artista no plasma su obra como efecto de su instinto creador, tan solo por dinero. Hemos visto a pintores llorar al desprenderse de sus obras luego de ofrecérseles dinero por ellas. Porque son parte de ellos mismos. "carne de su carne y sangre de su sangre".
Folklore como expresión de sapiencia popular.
La palabra folklore (hoy desgraciadamente masacrada y mutilada en castellano como "folclor" - palabra horrenda- con anuencia de la Real Academia Española) significa en su origen "sabiduría", "sapiencia del pueblo". En inglés y sajón antiguo Folk es "pueblo"; Lore: es conocimiento, sabiduría. Es lo que hoy también llamamos "expertise o know how".¿Por qué y en razón de qué se nos niega el derecho a conservar en su grafía original (folklore) su hermoso y riquísimo origen semántico, tomado del antiguo idioma sajón?. Folklore es "saber hacer", es un saber fruto de larga experiencia acumulada por generaciones.. Es por tanto "un hacer" (el efecto del acto de crear) que procede de un "saber" previo, una sapiencia anterior, preexistente. El producto nuevo está de alguna manera prenunciado, "pre-escrito" (está "en potencia", dirían los filósofos escolásticos), en lo más íntimo del creador que ya lo "vio" realizado en su mente , tal como si se tratara de una maqueta mental. Es el producto auténtico de un "saber" previo, no de solo un simple "hacer".
"Sapiencia campesina" como una forma de "degustar haciendo".
Porque el artista "sabe" acerca de las virtudes o potencialidades inherentes a su materia prima: cómo prepararla, cómo alisarla, cómo suavizarla, cómo tensarla; sabe de antemano el color que le dará, la tersura, la finura, en una palabra: cuál será "el alma", el espíritu de su nueva creación. "Sapiencia" viene del verbo latino "sapere" que significa gustar, degustar; de aquí vienen la voces castellanas "sabor", "saborear". El artista-campesino también sabe manejar diestramente sus herramientas, muchas veces hechizas o inventadas por él. Y cuando el artista está creando, jamás piensa, por lo tanto, en el tiempo invertido ni en su futuro valor económico, ni tampoco en los costos: al artista busca simple y afanosamente la perfección de su obra y goza y "se saborea" haciéndola. El quiere y pretende que su obra sea diferente a la de otros; por tanto, propia y singular. Tanto es así, que un auténtico artesano-artista ( no un mero repetidor mecánico o copista) reconoce de inmediato al tomar la obra en sus manos, el producto de su trabajo: "esto es mío" o "esto no es mío". El supo imprimir a su obra de arte algo de su propia esencia: su yo íntimo, fibras de su propio ser.
Un Museo nos muestra hoy su obra artística.
El artista-artesano, por fin, no piensa ni por asomo si su obra figurará algún día en alguna importante Exposición o en las vitrinas de algún Museo de Arte Popular. No busca ni pretende eso.Y, por eso mismo, no le tiene temor ni a la crítica del erudito ni a la pluma del periodista. El simplemente se deja llevar por su afán creativo, buscando su creación " ideal". Hoy no pocas de las creaciones de "Manzanito" figuran en nuestro Museo de Arte Popular del cerro Santa Lucía , al lado de ilustres figuras de venerados maestros del arte vernáculo. El nunca llegó a imaginarlo siquiera.
La opinión del arquitecto Luis Bravo Ramos en su notable corto cinematográfico "Mimbre":
"Luis Manzano, llamado Manzanito por Pablo Neruda, artesano tejedor de mimbre, prepara las varillas que usará para tejer una de sus obras. Está en el que parece ser el patio de su casa, con las manos tejedoras a la luz y con el rostro casi siempre protegido por la sombra. El entramado de varillas forma figuras abstractas mientras las hábiles manos moldean una figura aun difícil de reconocer. Algunos ejemplares de su trabajo ya terminado sugieren posibilidades: gallinas, aves volando, unos curiosos cestos con manillas y forma de pez. Manzanito sigue tejiendo figuras que parecen animarse: unas cabezas vacunas dialogan a cornadas, bajo una de las cuales un niño sonríe. El tejido certero del artesano continúa urdiendo figuras animales en un gesto creativo que no parece tener conciencia del tiempo".
Pero volvamos ya al texto del artículo del año 1961 que ha motivado esta reflexión antropológica.
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He aquí el texto completo del artículo de Alejandro Chávez B., aparecido en la revista "En Viaje" (1961):
Página 2.
Fig. 1. el artesano en su faena diaria en su vivienda en el campo.
Colofón.
Para cerrar este capítulo dedicado a este hombre sencillo, con alma de niño, deseo dejar constancia de las sentidas palabras con que el escultor Lorenzo Berg Salvo, el genio creador de las "Ferias de Artesanía Popular" de la Universidad Católica en el Parque Bustamante, pronunciara en el cementerio, el día de su sepelio (27/05/1984). Es copia del texto original del breve discurso pronunciado por Berg en la ocasión, firmado por el mismo y que obra en mi poder.
2 comentarios:
Valioso rescate de uno de los grandes artesanos que marcaron mi vida como artesana...y que alimentaron mi infancia con sus obras.Un cochecito para muñecas encargado por mi abuelo don Armando Aguilera, quien fuera además su amigo y admirador en la década de los 60...sé que están recreando sus peces en el GAM, y es valorable. No puedo dejar de mencionar que en su artículo critica la calidad de las artesanías que se exponen en las ferias y eso se debe a que los gestores de esas ferias no son artesanos y tienen sólo interés comercial y de provecho propio, descuidando el aspecto cultural y en lo que compete a los artesanos nacionales les crea un deterioro en el desarrollo de su economía y de paso el de su arte . La postura clasista no aporta en nada al rescate de la calidad artesanal actual. Lo que se necesita y en forma urgente es crear las escuelas de desarrollo de las artesanías para dar herramientas de desarrollo a quienes las requieran y maestros artesanos que impartan los cursos.Se trata de enriquecer no de elitizar. Por último la artesanía es la madre de todas las artes, la mas primitiva e inicial en la historia de la humanidad, por lo que de ninguna manera se la puede llamar "arte menor".
Mi estimada Patty: Mucho agradezco su emotivo comentario al capítulo del blog dedicado al recuerdo de "Manzanito". Tiene Ud. mucha razón cuando señala que este llamado "arte menor" por muchos tratadistas (no por mí), representa la supervivencia hasta el día de hoy del arte primitivo más puro, aquél que junto con permitir subvenir a las necesidades básicas de la existencia (el comer, el beber,etc.) posee fuerza expresiva vital y espíritu. Es arte vital.
Su sugerencia de crear una Escuela de Artesanías en que los propios artesanos sean los maestros e instructores, me parece muy valiosa. Lorenzo Berg pensaba lo mismo. Es una audaz iniciativa que habría que presentar a alguno de los actuales candidatos a la Presidencia de la República, para frenar esta escandalosa penetración invasiva de las artesanías sin alma que nos llegan por montones desde el exterior, por el efecto demoledor de una globalización sin control. Hay países como México, Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú que saben proteger su arte propio, constitutivo de su idiosincrasia. Ellos han entendido perfectamente que en esas expresiones artísticas -que son auténticas creaciones- está en buena medida expresada "el alma nacional", ese "algo" que nos distingue hoy y nos deberá distinguir en el futuro, de los demás países o naciones. Este "arte propio", que brota de nuestras raíces históricas más profundas, es parte integrante de nuestra identidad nacional. Identidad que vemos hoy, por desgracia, pisoteada sin piedad por los partidarios acérrimos de la globalización a outrance.
Prosiga Ud., pues, distinguida amiga, haciendo valientemente su labor de auténtica artesana y trate de interesar a su Alcalde y al Encargado de Cultura de la Municipalidad, en estas materias, pues a ellos les compete velar por el desarrollo cultural auténtico de su Comuna.
Con afecto,
Dr. Horacio Larrain
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