Fig. 7. Sector rocoso del acantilado, hacia los 750 m. de altitud. Entre las rocas, presencia de especies vegetales palatables para el guanaco. La vegetación actual, en época del Fenómeno de El Niño, desciende hasta los 250-200 m de altitud (Foto H. Larrain).
Fig. 6. Bosteadero o defecadero de guanacos en la intersección de senderos del mismo animal (Foto H. Larrain).
Fig. 4. Restos de un parapeto o atalaya de caza. Aqui los antiguos cazadores construyeron un refugio y se ocultaron, seguramente bajo cueros de guanaco, listos para disparar a la presa. (Foto H. Larrain).
Fig. 3. Antiguo defecadero o bosteadero de guanacos, en proximidad de un sendero antiguo (Foto H. Larrain).
Fig. 1. Tipos característicos de la punta de proyectil usada para cazar el guanaco en Alto Patache. La punta lítica se adosaba a un astil de madera, provisto de una acanaladura y era bien apretada con delgados tendones de aves marinas. Muestras de puntas líticas hechas en sílex blanco, casi transparente. talladas in situ.
Presencia de decenas de miles de antiguos senderos de guanacos
Ya el zoólogo chileno Guillermo Mann, en un artículo escrito en el año 1953, llamó la atención del mundo científico sobre el particular ("Colonias de guanacos -Lama guanicoe- en le desierto septentrional de Chile", Investigaciones Zoológicas Chilenas, Vol 1, Nº 10). Al parecer, habría sido el primero que reunió evidencias y constataciones en terreno sobre este hecho, para esta eregión costera desértica del Norte de Chile.
Un regalo al cumplirse las 45.000 visitas a este Blog.
Al cumplirse el día de hoy exactamente un año desde que decidiéramos contar el número de visitas a nuestro Blog, (número que ya asciende a más de 45.000 visitas anuales, lo que significa un promedio diario de casi 125 visitas), tenemos el agrado de entregar este segmento nuevo en agradecimiento a nuestros numerosos seguidores de Chile y del extranjero, que nos han animado a proseguir por esta senda de difusión científica de los conocimientos sobre esta Región extrema de Chile. Conocimientos que siempre dirán relación estrecha entre el hombre, poblador y transformador del paisaje y el medio ambiente o escenario geográfico donde le toca vivir.
Estrategias de caza del guanaco y eco-antropología.
Nosotros, como miembros del equipo científico del Centro del Desierto de Atacama, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, hemos querido en este Blog, examinar, destacar y profundizar en el aporte de tantos precursores: cronistas, viajeros o científicos que, gracias a su perspicacia y dotes de observación, han contribuido poderosamente a echar las bases de este enfoque eco-antropológico, dando a conocer las riquezas de los ecosistemas y su forma concreta de aprovechamiento por el hombre para construir su cultura y sus variados modos de vida. Enfoque que relaciona y aproxima en apretada simbiosis, la antropología a las ciencias de la tierra y al medio ambiente natural. creando el indispensable diálogo. Enfoque que creemos ha quedado parcialmente obnubilado y a veces obscurecido por la excesiva partición de la ciencia en infinitas disciplinas o sub-disciplinas, de tal suerte que, por desgracia, no pocas veces "los árboles nos impiden ver el bosque", como reza el sabio proverbio castellano. Somos de opinión que un enfoque innovador, holístico, nos obliga a volver a mirar el "bosque" más allá de los "árboles". O mejor aún, mirar los "árboles" no tanto en sí mismos, sino como parte integrante de un conjunto llamado "bosque".
Ecología y eco-antropología. ¿Por qué nuestro acento sobre lo "eco"?.
Es el ecosistema como una "unidad de vida" o un "sistema común de vida", el que hemos disectado en numerosas disciplinas, las que, si bien nos han aportado mucho al conocimiento "particular", llevan el sí el estigma de olvidar u obscurecer la mirada de conjunto, olvidando que el "todo es anterior y superior a las partes". O dicho de otro modo, que "las partes no son capaces de explicar el todo". Cuando Ernst Haeckel en 1869 inventó el término "ecología" ("Öcologie") fue porque las distintas ciencias biológicas (botánica, zoología, etc.) no daban cuenta cabal de los procesos y fenómenos de interrelación con el medio ambiente del que, sin embargo, formaban parte de modo indisoluble e inseparable.
Las estrategias de caza del poblador primitivo de estas costas desérticas, son un claro ejemplo patente de un enfoque eco-antropológico. Es decir, estudiando a fondo el dónde, la forma, el porqué y el cómo de estos procesos de caza terrestre del guanaco, estamos estudiando, a la vez no sólo las habilidades tácticas del cazador primitivo, sino también la rica geografía y geomorfología de los paisajes de la costa y las variables condiciones climáticas locales que permitieron el desenvolvimiento in situ de un proceso local llamado "cacería". El estudio y análisis, de las estrategias antiguas de caza terrestre (en el caso del guanaco o del ciervo) constituye una suerte de "ecología humana prehistórica", una aproximación al dominio y control por parte del hombre antiguo de las condiciones que ofrecía la fauna local y el paisaje concreto en que ésta se desenvolvía.
El aporte insustituíble de los viajeros y científicos del pasado.
Comentaremos en este segmento de nuestro Blog textos de varios viajeros antiguos que fueron testigos directos de estos estratagemas o estrategias de caza en América. Son numerosos los viajeros o científicos que aluden a la caza del guanaco por parte de grupos primitivos; pero son muy pocos los que nos ofrecen detalles precisos acerca del modus operandi del grupo humano en tales casos. Uno de ellos es el viajero y científico francés Alcide O´Orbigny quien por muchos años recorre incansablemente paisajes de Argentina, Chile, Bolivia y Perù, y que logra, en consecuencia, formarse una idea muy cabal de aspectos relativos a la eco-antropología de los grups humanos que describe. Traee la misión precisa de reunir informaciones cientìficas de toda índole sobre estos todavía desconocidos territorios Diez años antes que Charles Darwin, D´Orbigny logra reunir una ingente cantidad de información sobre la flora, fauna, antropología e historia y paleontología de estos nuevos países americanos que recién inician su vida independiente.
D´Orbigny nos describe el modo de vida y las técnicas de caza de los tehuelches.
Uno de los grupos humanos que tal vez mejor describe D´Orbigny es su contacto con los tehuelches, que el llama "patagones", de Río Negro ( sur actual de la Argentina). Describe asì estos grupos de nómades cazadores.
"Los patagones forman un número bastante grande de pequeñas tribus vagabundas, dispersas por las vastas llanuras del sur, como restos de un gran naufragio; todas están compuestas, a lo sumo, de treinta a cuarenta familias, cada uno con su tienda. Se comprende que alimentándose exclusivamente de la caza, seam imposible que un gran número de familias pueda vivir, juntas, porque en pocos días se agotarían los recursos. Esta nación debe estar, pues, siempre diseminada en pequeñas secciones errantes en medio de esa inmensa llanura, que se extiende en las tierras señaladas en los mapas con el nombre de Patagonia, transportando con ellos sus toldos de cuero, no conviniéndoles ningún otro tipo de habitación...".
Extrapolando los datos a nuestros camanchacas o changos.
Si bien el caso de los camanchacas o changos del litoral desértico norte-chileno es algo diferente en cuanto a su habitat y ecosistema al de los tehuelches o patagones descritos por D´Orbigny, muchas de sus observaciones concretas creemos pueden extrapolarse a estos grupos nortinos, ciertamente más pequeños, pero no menos "vagabundos". ¿Razón? El objeto de su persecución y cacería es exactamente el mismo animal: el guanaco, el que posee hábitos idénticos. Se trata de la misma especie animal que, evidentemente, según las condiciones geográficas reinantes, se adapta a ecosistemas diferentes.
Analicemos el texto de D´Orbigny que arriba he transcrito:
a) Los camanchacas eran, igualmente, tribus "vagabundas", en el sentido de que recorrìan extensas zonas de la costa explotando diversas zonas de recursos; pero manten `pian ciertos lugares de mayor presencia: ahí donde disponìan de mayores recursos.
b) Los camanchacas eran pescadores, recolectores y cazadores. Esto constituye una diferencia, en el sentido de que el ecosistema marítimo les ofrecía un variada gama de especies, tanto de pesca como de marisqueo. Para los camanchacas, la caza animal era más bien ocasional, circunscrita a ciertos meses del año: meses de mayor existencia de vegetales en los oasis de niebla;
c) Dada la escasez de alimento en algunos meses, sobre todo en invierno, los grupos eran siempre pequeños. Con excepción de unos pocos lugares, muy favorecidos por la presencia permanente de agua (en desembocaduras de ríos o presencia de "aguadas").
e) al igual que los tehuelches, los camanchacas transportaban en sus balsas de cueros de lobos marinos sus cueros, para armar sus pequeñas viviendas, sobre piedras o sobre costillas de ballena.
f) Y al igual que los tehuelches, estos grupos semi nómades instalaban rápidamente sus viviendas en cualquier caleta o playa donde encontraran el agua y hubiera posibilidad de pesca y marisqueo. Allí donde el agua no existía, sabemos que la transportaban en numerosos odres de cuero hechos de las vejigas de lobo marino o guanaco. Cada odre podía contener hasta 20 o 30 litros de agua. El agua era estrictamente para la bebida; sus alimentos eran tostados o chamuscados al fuego; rara vez hervidos. De aquí la escasez observable de la cerámica prehispánica, en este sector hiperárido del litoral. Si el agua llegaba a escasear, una balsa se encargaba de ir a llenar los recipientes a la aguada más cercana. Y a diferencia nuestra que ante la necesidad no sabríamos a qué sectores acudir, ellos tenían ya una larga experiencia de la productividad de los distintos sitios de posible recalada. Y el tamaño, extensión y profundidad de sus conchales, es un testimonio evidente de la preferencia demostrada.
Esterilidad del ambiente y preferencias de morada
Sigue relatando D´Orbigny:
"...la Patagonia es a tal punto seca y estéril, que muchas de sus partes no pueden ser empleadas por falta de agua; permanecen completamente desiertas, y cada familia, para hallar su alimento, debe extenderse por lo menos cien veces más de lo que tendría necesidad en una región fértil, admitiendo el mismo número de habitantes agricultores. Parecería, empero, que cada toldería o reunión de familias, ha tomado por morada habitual una cierta comarca donde ella da vueltas...." (706).
Modo y sitios de asentamiento de los camanchacas.
Tenemos la convicción que entre los camanchacas debió ocurrir algo muy semejante: dteerminados sectores, dotados de mayores recursos, concentraron siempre el asentamiento. Las desembocaduras de los ríos Lluta, Camarones, Tiliviche (Pisagua Viejo), Loa, fueron soiios preferidos. pero también lugares de presencia de aguadas permanentes, como Iquique (Bajo Molle), Los Verdes, Cobija, Punta Pichalo, Cerro Moreno, etc.) o aún- sostenemos nosotros- , lugares de presencia de oasis de niebla potentes, como es el caso de Patache y Cáñamo, Mamilla y algunos otros lugares favorecidos por la presencia de coiposa niebla o camanchaca costera. No nos explicamos de otro modo el potente asentamiento humano, prehistórico, demostrado por la existencia de cementerios, que se presenta, por ejemplo, en torno a Caleta Cáñamo o Bajo Molle donde no se detectan hoy aguadas permanentes.
La estrategia de caza de los tehuelches, según D´Orbigny:
"...muchos de ellos se dirigían al lugar señalado [previamente]. y al día siguiente, por la mañana, al amanecer, comenzaba la batida sirviéndose con destreza de dos clases de boleadoras..., sea para parar [ al animal] en su carrera, sea para matar los guanacos, los ciervos y las avestruces. También emplean el arco... Se distribuyen, formando un amplio círculo alrededor de las presas; luego avanzan todos al mismo tiempo, estrechando el círculo. Cuando un animal quiere escaparse, le cortan la retirada arrojándole las boleadoras, o disparándole flechas. Los numerosos perros... les prestan grandes servicios en ese ejercicio..." (709).
Este texto es de extraordinario interés, por demostrar un conocimiento muy directo del modus operandi de los cazadores. ¿Participó activamente el científico francés en alguna de esta s operaciones de caza?. ¿O sólo se la refirieron en detalle?. Porque el texto revela tal número de detalles que, conociendo su exactitud descriptiva, solo sería explicable en una de esas dos hipótesis.
Analicemos el texto mediante el recurso a la "analogía etnográfica".
Comparemos con una situación hipotética de caza de guanacos en nuestros oasis de niebla:
a) los cazadores, en gran número se dirigen al sitio elegido para la caza, en la noche anterior. Es de suponer que allí se parapetan y camuflan en sitios ad hoc para la caza: tal vez los parapetos o atalayas. Los changos o camanchacas, pudieron hacer exactamente lo mismo. Sólo en Alto Patache hemos descubierto 5 ó 6 parapetos construidos ad hoc.
b) La batida comienza al amanecer, con las primeras luces del alba. Lo significa muy probablemente que el cazador pernocta en el sitio previamente diseñado para la caza en esos parapetos.
c) Usan dos clases de armas: boleadoras más arco y flechas. Entre los camanchacas no existió la boleadora; no hay la menor referencias al respecto en los registros arqueológicos. Pero sì el arco y flecha, muy común, al igual que el arpón para la caza marina. Pero si no poseían boleadoras, tienen, en cambio el atlatl instrumento de madera que permite lanzar dardos a gran distancia. Este tipo de armas ha sido hallado con cierta frecuencia en la costa. Y su uso, de cierto fue en la caza terrestre, no marina.
d) Manifiestan una gran destreza en el manejo de estas armas, fruto de su experiencia casi diaria. No olvidemos que igualmente eran muy diestros en el manejo del arpón, operación que en cierto modo era aún más difìcil.
e) El empleo del arco está totalmente comprobado por el gran número de puntas de proyectil, dotadas de aletas halladas en el oasis de niebla de Alto Patache, no menos de 30 ó cuarenta varias veces fueron halladas en, o en la cercanía inmediata a los senderos de guanados, sobre los 750 m de altitud. Además, son numerosos los arcos de madera hallados en yacimientos vecinos como Cáñamo y Patache. En el pequeño Museo arqueológico-histórico de Río Seco, administrado por la viuda de don Luis Covarrubias, ya fallecido, se puede ver hoy día varios ejemplares de arcos procedentes de excavaciones hechas en las vecindades al lugar y aportadas por huaqueros.
f) Los cazadores se distribuyen haciendo un amplio círculo. La geomorfología de los cerros y laderas de Alto Patache favorece este despliegue, por la gran visibilidad exsistente entre las cimas y lomajes.
g) Luego avanzan todos al unísono, estrechando el círculo en torno a la tropilla ya avistada previamente.
h) Por último, al igual que los tehuelches, los camanchacas disponían también de perros, los que obviamente sin duda utilizaron también en la cacería del guanaco. Aún cuando no tengamos pruebas concluyentes de ello en el registro arqueológico. Sabemos de hallazgos de varios razas de perros prehispánicos en diferentes lugares de la costa, desde tiempos muy tempranos.
Importancia etnológica de este texto.
Este documento de D´Orbigny es muy valioso para nuestro propósito. El tipo de armas, el trabajo en equipo de cacería, el apoyo de perros especialmente adiestrados, sin duda fue crucial en este trabajo, el empleo de lugares de atalaya, era sin duda, la estrategia que surtía efecto y que siempre habían empleado con èxito.
Una diferencia fundamental, sin embargo, con el caso tehuelche es que las manadas en estos sitios costeros del área desértica debieron ser bastante pequeñas: probablemente no más de 3-4 individuos, como los que pude avistar personalmente en agosto del año 1964 en las alturas de Cerro Moreno. No como en las pampas argentinas.
Por fin, indicaciones de la presencia y cacería de guanacos encontraremos en Philippi (1860) en su ascenso a Cerro Moreno en 1853, en Vidal Gormaz (1876) en Latorre (1879). Pero no hemosa hallado ningún relato tan prolijo y detallado como el que aquí nos ha ofrecido D´Orbigny, fechado en 1826, época de poca actividad minera en la zona. D´Orbigny no era un viajero corriente, ni un mero turista ocasional. Fue comisionado ad hoc por el Museo de Ciencias Naturales de París para reunir informaciones científicas de esta región, tan poco conocida. Por tanto, su testimonio es el de un científico serio, no el de un explorador o un diletante cualquiera. Y el método científico que emplea, salta a la vista. Su caso es muy semejante al de Darwin, pues inicia su viaje de varios años con apenas 24 años de edad, pero se ha graduado con distinción en Paleontología en Francia, en una de las escuelas más famosas de su época.
3 comentarios:
HORACIO... FELIZ CUMPLEAÑOS¡¡¡¡¡
QUE SEAN MUCHOS MÁS....
Investigando sobre el arbol toromiro, oroginario de la isla de pascua, llegue a este blog, y se me paso la hora leyendo, interesante tema y sus descubrimientos e información, gracias por compartir sus experiencias y por su trabajos, que son un gran aporte, para las nuevas gegeraciones, de sus hallazgos, estudios y su posiciones...lo adoro por su dedicación, junto a su senora, y por compartir sus experiencias en este blog...vivo en Alemania, tengo 48 anos, y siempre me ha fascinado la historia y nuestros antepasados...Dios los bendiga! y gracias por su aporte, Ruth Godoy González
Ruth:
Le agradezco mucho sus generosos comentarios al Blog. Creo que ya son muchos los que, como Ud.,lo leen y disfrutan viendo imàgenes de su querido Chile visto desde lejos, desde un rincón de la misma patria. Tengo plena conciencia de que es uno de mis deberes ineludibles como académico, ya casi retirado por mis años, el de dar detallada cuenta de la propia experiencia a otros, para que den ellos, a su vez, el gran salto hacia adelante. Siempre he sido un decidido adversario de aquellos que se guardan la información que poseen; por el contrario, soy de los que creen en que es mejor "dar que recibir", como nos enseña el Evangelio. Compartir la información no nos hace ser menos ricos. Por el contrario.
Saludos a mi querida Alemania donde vivì por espacio de cinco años (1955-1960).
Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)
Publicar un comentario