viernes, 22 de febrero de 2008

El "Diario de Campo " o Bitácora: el instrumento número 1 del científico investigador.


Introducción.

Antes de entrar en materia, nos ha parecido conveniente explicar, por medio de fotografías  reales de páginas de mis "Diarios de Campo",  qué es aconsejable hacer para  enriquecer el "Diario" y aprovechar al máximum sus enormes posibilidades de registro. Me ha motivado a dar esta explicación el constatar que no pocas de las visitas a mi Blog son de estudiantes del área de la Geografía, de la Antropología y Arqueología, cuyos comentarios favorables agradezco. Este tema tal cual ha estado en este Blog desde hace varios años,  es algo árido e insípido, si no muestra imágenes explicativas. Es lo que pretendo hacer ahora. Las dos primeras figuras corresponden al registro de observaciones hechas en el  municipio de Conkal, (Yucatán, México), bajo la dirección del geógrafo norteamericano John M. Ball en  septiembre-octubre de 1968. Inconvenientes notorios: tamaño demasiado pequeño y falta de márgenes que permitan  agregar información posterior. Este tipo de libreta pequeña es más apto para  una toma rápida de datos en terreno, los que después  (ojalá esa misma noche) pasarán al "Diario" definitivo, de mayor tamaño.  





Figs. 1  y  2. Se muestra aquí  dos páginas de uno de mis primeros "Diarios de Campo", (No 2-b . pp 69-72) , hace ya 45 años,   cuando utilizábamos solo una libreta  pequeña, (de 16 cm.  x 11 cm.) de  canto rígido. Relatan la visita al municipio mexicano de Conkal, en  el estado de  Yucatán, en 1968. Este trabajo de geografía social fue realizado  bajo la dirección del geógrafo norteamericano John M. Ball de la Universidad de Giorgia. Se observa ya el intento primerizo por ilustrar con croquis lo observado.


Fig.3.   Página completa destinada a  herborizar una planta del desierto, en este caso se trata de Tiquilia atacamensis, observada en  el cauce seco del río Quipisca (Región de Tarapacá, Chile)  a fines de diciembre del año 2012. Se usó cinta ancha, transparente (tipo scotch)   luego de haber disecado por unos 4-5 días  el ejemplar entre hojas de papel de periódico. El tamaño de la hoja de este cuaderno es de 25 cm de alto por 21 cm de ancho y posee anillado.


Fig. 4.  Intento por  mostrar las  diferencias entre las hojas del tamarugo (Prosopis tamarugo) y chañar (Gourliaea  decorticans). Aquí se utilizó  igualmente trozos de cinta ancha, transparente para pegar las plantas.

Fig. 5. Croquis hecho en terreno  de la zona  donde  el Camino del  Inca (o Qhapaqñan) cruza el  lecho casi seco del río de Quipisca  (Vol. 89 p. 181; Julio 2012).


Fig. 6.  Se puede pegar con un poco de goma líquida un recorte de periódico de especial interés  y hacer a su  lado,   los comentarios pertinentes, como en este caso relativo al serio problema de la extracción masiva de algas en el litoral  de Iquique.

Fig. 7.  Observe la posibilidad  que ofrece este tipo de cuaderno, anillado en su lomo, de ejecutar diseños o dibujos de un hallazgo dado y, al margen izquierdo, anotar  aspectos especiales  que se desea recalcar.En el caso presente, hallazgo de un fragmento de boca de botija española del siglo XVIII que presenta la particularidad de ostentar un sello.    La "M" inscrita en el borde designa posiblemente, a la localidad de factura, es decir,  "Matilla".  (Vol.  88: 20).


El DIARIO DE CAMPO: OBJETIVOS, METODOLOGIA Y PRÁCTICA.

¿Para qué se escribe o se lleva  un "Diario"?.

El “Diario de campo”, que algunos llaman “Bitácora” o “Field Diary” es un Cuaderno especial en que el investigador va anotando, con bastante frecuencia, o incluso día a día, cuidadosamente, todas las vicisitudes y hechos que acontecen en una expedición, visita a terreno o exploración y que valga la pena consignar para el futuro tanto de las propias investigaciones, como para posible ayuda a terceros.. El “Diario” es el producto directo de las observaciones del investigador, recogidas en terreno, pero también, el espejo de las  reflexiones, cavilaciones o hipótesis del investigador. Su máximo interés radica en que el investigador en calidad de  testigo presencial de los hechos,  toma contacto con realidades tanto antropológicas como geográficas o aún biológicas, muchas de las cuales son casuales, fortuitas y suelen ocurrir sólo una sola vez. De ahí la importancia de retener y conservar, escritas, esas experiencias para la posteridad. Este “testimonio” de situaciones, hechos o actividades humanas, puede ser el único testigo de su ocurrencia. Lo que involucra una tremenda responsabilidad por parte del investigador.
 Es probable que algunas de las situaciones o hechos no vuelvan a presentarse nuevamente. Al menos, ciertamente no de la misma manera. De ahí su importancia para el investigador de campo. Pero no sólo para él. También para el mundo científico en general, sobre todo en ciertas disciplinas como la Antropología cultural, Etnografía, Arqueología o Biología (Zoología o Botánica), donde las situaciones no tienden a repetirse y pueden, por consiguiente, ser únicas e irrepetibles.

Interés científico de los "Diarios de Campo".

 El “Diario de Campo” de un gran investigador como Rodulfo A. Philippi, Claudio Gay, Ricardo Latcham o Gustavo Le Paige, por nombrar sólo a algunos distinguidos viajeros e investigadores del Norte Grande de Chile ya desaparecidos, por la importancia de la zona de sus observaciones, pasa a constituirse, después de la muerte de los mismos, en un instrumento de enorme importancia científica y puede, por eso mismo, llegar a adquirir un alto valor científico, e incluso un alto precio de mercado con el correr del tiempo. Hace poco tiempo (1995), a la muerte del entomólogo Luis E. Peña Guzmán , se desató una verdadera tormenta entre dos de sus presuntos herederos científicos, por la posesión del “Diario”. En efecto, para un entomólogo el señalar en su Diario, los lugares y las fechas exactas de colecta de tal o cual especie rara o escasa, representa un dato valiosísimo. Máxime, si se acompañan referencias de interés geográfico, antropológico o geológico. Por ejemplo, es de sumo interés señalar, además del lugar exacto,  en qué plantas, en qué parte de la planta y a qué hora se produjo la captura de determinada especie.

 Otro tanto ocurrió con el “Diario de Campo” del arqueólogo jesuita Gustavo Le Paige S.J. en 1980. Los jesuitas, miembros de su Orden, lo reclamaron por  tratarse de una pertenencia personal del sacerdote. Los arqueólogos del Museo de San Pedro de Atacama, en cambio,  arguían con toda razón que se trataba de un documento científico, y por ende, de uso general, pero de vital importancia para el Museo. Se transó, finalmente, fotocopiando el referido Diario. Algunos  pocos "Diarios de Campo", como los del arqueólogo chileno Augusto Capdeville de Taltal tuvieron la suerte de ser parcialmente editados, con notas y comentarios científicos, por la Dra. Grete Mostny, como parte de su correspondencia. Y hasta hoy continúan suministrando rica información a los arqueólogos que han publicado  la revista "Taltalia", del Museo  arqueológico de Taltal. Los Diarios de Campo del sacerdote y etnólogo Martin Gusinde S.V.D., famoso estudioso de nuestros grupos étnicos canoeros del extremo sur, han sido vitales para la interpretación correcta de muchos de las afirmaciones del autor en su libro: Die Feuerland Indianer (sobre la vida y cultura de Los indígenas de Tierra del Fuego).

Objetivos generales del “Diario de Campo”.

La costumbre de llevar un “Diario”, ayuda al científico, investigador o explorador a:

a) retener todos los hechos que se le presentan, máxime si se trata de una exploración a lugares nuevos o inaccesibles, a los que difícilmente se podrá regresar con frecuencia. La memoria es frágil, y es preciso consignar por escrito todo, antes de que el paso de los días vaya borrando la certidumbre de los hechos y su exacta ocurrencia. La experiencia nos revela que tras un par de meses de transcurrido el hecho, cerca de la mitad de los recuerdos ya se ha borrado.

b) reflexionar sobre los acontecimientos, discutiendo hipótesis o aseveraciones previas, y planteando nuevas.

c) aportar informaciones útiles para las futuras exploraciones en el mismo lugar.

d) cotejar esas observaciones con otras, de otros científicos o investigadores.

e) revisar y corregir las propias  hipótesis gracias a los nuevos datos recabados.


Otros Objetivos específicos
.

1) Consignar con todo detalle informaciones u observaciones recogidas en terreno;
2) Recordar con claridad los hechos cuando haya que analizar, con posterioridad, los resultados de una exploración, vivencia o participación personal. Máxime cuando se trata de publicar después, los resultados obtenidos;
3) Acumular un material de observaciones in situ que permitan con posterioridad elegir los materiales que puedan ser utilizados en un trabajo científico o investigación;  
4) Comparar hechos o percepciones del momento con otros u otras ocurridas con anterioridad e igualmente reseñadas en el Diario de Campo;
5) Ampliar, o corregir percepciones u observaciones anteriores, en base a los nuevos datos que presenta.  
6) Aportar numerosos elementos para la construcción de una base de datos acerca de todo lo observado en un lugar dado o en una Región estudiada, a lo largo del tiempo; 
7) Incluir observaciones, referencias o datos aportados por otros investigadores que nos acompañan en la visita o exploración, en referencia al sitio de estudio. Estas observaciones o referencias pueden ser anotadas en el Diario de la propia mano o por otro investigador, constituyéndose así en un testimonio histórico que puede llegar a ser valioso en el futuro;  
8) Incluir en el mismo "Diario" recortes de periódicos alusivos, cartas, fotografías de objetos o situaciones, croquis o mapas del área de nuestro interés; 
9) Incorporar las propias reflexiones, percepciones, discusiones y/o cambios de opinión que el mismo investigador va experimentando a través del tiempo; 
10) Presentar o mostrar discusiones de equipo en torno a un tema de controversia;
11) Anotar nombres científicos, nombres o designaciones locales de elementos, objetos o animales, o nombres de personas o lugares que dicen relación directa con el lugar o fenómeno estudiado.

¿Por qué anotar y registrar en un “Diario de Campo”?.

Dado que generalmente un investigador registra él mismo sus propias observaciones (no suele existir “diarios compartidos” por varios autores), el registro que queda es obviamente único. Por otra parte, muchas veces, sobre todo en la práctica de la Arqueología en terreno, el registro que se anota por escrito, a medida que se va tomando, el sitio arqueológico va  simultáneamente destruyéndose y desapareciendo para siempre.  Lo que no se anotó, ya no existe, ni hay modo de recuperarlo. Queda el escenario físico externo, pero desaparecen las huellas humanas: sus objetos y su exacta posición en el espacio. El arqueólogo descubre, registra y levanta las piezas obtenidas, pero, a la vez, destruye para siempre, por el hecho mismo de excavar, la evidencia misma, esto es, el respectivo yacimiento. Y no existe forma alguna de restaurarlo o recuperarlo.

Hay que tomar plena y cabal conciencia de este hecho. Por tanto, al destruir para siempre ese yacimiento o parte de él, aumenta enormemente la responsabilidad de anotar con cuidado todo lo fue encontrado, donde fue encontrado y tal como fue encontrado. Si se comete un error, éste será, desgraciadamente, irremediable. Esta es la razón primaria por la que se recomienda, en excavaciones arqueológicas delicadas (cuevas, aleros rocosos o sitios pequeños) dejar “zonas testigos”, totalmente intocadas, para que futuros investigadores puedan, con mejores técnicas y recursos, volver a registrar científicamente el sitio. Probablemente, un nuevo investigador, dotado de mejores herramientas tecnológicas, hallará muchas nuevas evidencias que escaparon a los primeros.  

 Así ha ocurrido que nuevos investigadores, años después, , lleguen a conclusiones diferentes. En Zoología y Botánica, suele igualmente ocurrir con cierta frecuencia que aparezcan especies no registradas para la zona, por efecto de situaciones climáticas circunstanciales (v.gr. Fenómeno de “El Niño”), o por migraciones ocasionales (máxime de aves). Estos hechos “únicos” obligan al investigador a ser muy preciso y detallado en sus anotaciones. Así, cada una de esas anotaciones puede constituir un testimonio inmejorable de la presencia de especies o de hechos curiosos, que son fuera de lo común. La mejor prueba de lo dicho es que cuando leemos viejos diarios de viaje, de connotados investigadores, nos asaltan continuamente dudas acerca de detalles que hubiéramos deseado hubiesen quedado consignados con mayor precisión y detalle por el viajero respectivo. Lo que, por desgracia, su autor no hizo en su momento. Tal como ocurrió cuando el viajero alemán Rodulfo A. Philippi nos narra que aprendió de sus arrieros los nombres vernáculos (atacameños) de plantas y animales de los sitios que recorría. ¡Qué distinto habría sido si nos hubiera dado las localidades exactas donde  hizo las observaciones o los nombres de los arrieros y su procedencia, o datos sobre el origen lingüístico de determinados términos o denominaciones, o nombres de topónimos en la lengua indígena!.
 Lo que en su momento lamentablemente no se consignó, simplemente se perdió para siempre. Hay que tener muy en cuenta esta afirmación para animarnos a precisar al máximo nuestras observaciones y describir y anotar ( y ojalá  dibujar) lo que atrae nuestro  interés con especial esmero.

En qué tipo de Cuaderno escribir el "Diario".

a) No da lo mismo registrar nuestras ideas o reflexiones en cualquier tipo de Cuaderno o Libreta. Siempre se ha de considerar que interesa mucho conservar el "Diario" para el futuro. Lo más indicado, de acuerdo a nuestra experiencia, sería lo siguiente. Disponer de una libreta pequeña de bolsillo, para las anotaciones más significativas a manera de una rápida ayuda-memoria en el terreno. Ahí se consignan, coordenadas, hora exacta de ocurrencia, nombres de personas, de plantas o animales u objetos que haya que recordar después en forma precisa.
b) Desde esta libreta pequeña, los datos, ya más elaborados, en una redacción más cuidada y con mayor amplitud, se trasladan prontamente, ojalá en el mismo día,  a un “Diario de Campo” definitivo. (No conviene dejar pasar varios días). La libreta, una vez llena, se puede descartar y destruir. Su valor es solo instrumental y momentáneo. El "Diario de Campo", en cambio, es un instrumento definitivo y debe conservarse con especial cuidado. El investigador no debe ser egoísta: debe prever que sus observaciones pueden y deben servir a otros investigadores que vendrán después  de él. Debe recordar siempre que, a lo mejor, él es testigo único de una situación irrepetible.
c) Es necesario elegir un tamaño adecuado para el "Diario" (la libreta, en cambio, puede ser muy pequeña). Conviene usar Cuadernos de tapa bastante gruesa, ojalá lavable, capaz de soportar su transporte frecuente en mochilas o maletines de terreno. Debe usarse un tamaño grande (tipo cuaderno universitario) para tener más espacio eventual para realizar dibujos o esquicios, o pegar recortes de diarios o fotografías. Conviene que el cuaderno sea al menos de 200 o 150 hojas, pues dura más.
d) Muy recomendable es que se use Cuadernos de matemáticas, de cuadro grande, pues la presencia de ese cuadriculado permite, eventualmente, hacer dibujos o croquis mucho más precisos. El “cuadro” mismo puede ser una buena medida para hacer dibujos a escala. Además, el cuadro de matemáticas permite escribir mayor número de líneas por página, ganándose así espacio..
e) No conviene usar Cuadernos de costura fija. Estos terminan rompiéndose. Es preferible el cuaderno que porta en su borde interno un anillado, pues este tipo de cuaderno nos permite agregar y pegar muchas cosas, como fotos, recortes etc., las que hacen "engrosar" el cuaderno, sin que se rompa.

Qué tipo de letra usar.

Conviene escribir en letra pequeña, pero perfectamente legible. Por lo tanto, se debe omitir el uso abusivo de abreviaciones propias, que no sean entendidas fácilmente por otro lector. Piénsese siempre que estos Diarios, para que puedan sean considerados un aporte a la ciencia, tienen que ser leídos con facilidad por terceras personas y no deben requerir de una dificultosa interpretación o exégesis. Algunos investigadores ponen, al inicio del "Diario", las abreviaciones comunes que usan para conocimiento de sus futuros lectores. Pero es preferible evitarlas para facilitar su lectura en el futuro..

Tipos de "Diarios"  y qué cosas registrar en el cuaderno de campo.

Hay varios tipos de Diarios:

a) el Diario íntimo, personal, que registra los estados de ánimo, las emociones o reflexiones sobre la propia vida. Es el Diario de Vida. No es éste el tipo de Diario al que nos referimos aquí.

b) El Diario estrictamente científico: en el que sólo se registran las expediciones y sus datos concretos. Donde las reflexiones personales o discusiones se limitan a un mínimo o simplemente se excluyen sistemáticamente. Muchos científicos llevan este tipo de Diarios.

c) El Diario de Campo mixto, donde se incluye tnato el registro minucioso de las visitas, expediciones o exploraciones o conversaciones como las reflexiones personales y, eventualmente, indicaciones sobre el estado de ánimo personal, anotación de problemas personales y otros. Este último tipo de diarios posee, además de su valor científico propiamente tal (fruto de las observaciones hechas), datos interesantes sobre la personalidad o peculiaridades de carácter del investigador. Lo que puede ayudar muchísimo para reconstruir la vida del científico y las dificultades personales que debió enfrentar en su tarea científica. Este tipo de "Diario" suele aportar valiosa información para, de alguna manera, reconstruir la vida del científico, y puede así llegar a constituir un buen aporte para reconstruir algún día su biografía personal. Es éste el método que nosotros mismos hemos empleado conscientemente, aún a  riesgo de reproducir, aquí o allá,  o insinuar dolorosas situaciones personales. Cuando nuestros "Diarios " sean leídos, (si es que esto algún día  llegara a ocurrir),  ya estaremos con certeza bajo tierra. Ya perteneceremos al oscuro y enigmático "más allá". 

Cómo se recomienda registrar lo que se quiere recordar.

a) Como se ha dicho, con buena letra, legible y clara. Usando un tipo de lápiz cuya escritura perdure en el tiempo (no conviene el lápiz grafito, el que se va borrando con el tiempo). Los lápices Bic son recomendables o el uso de tinta. Su letra no se borra. Algunos gustan de usar lápices de varios colores, (negro, rojo, verde) para destacar distinto tipo de cosas. Esto queda, obviamente, a la elección de la persona.
b) Dejando al margen izquierdo del cuaderno un amplio margen, de varios espacios (unos 8 espacios, si se trata de cuadro de matemáticas) para agregar, eventualmente, anotaciones marginales, complementarias. Este margen es muy importante, pues con posterioridad se puede agregar otros datos complementarios, como nombres científicos de especies, hora exacta del suceso, etc., que pueden ser un aporte muy valioso. A veces se agrega al margen un dato que es precisado más tarde, días o meses más tarde y que para el autor resultan importantes.
c) Acostumbrarse siempre a subrayar los nombres científicos o la terminología específica en idiomas extranjeros (aymara, quechua, inglés, francés);
d) Cuidando de ofrecer el máximo detalle posible. No omitir nada, pues se ha de tener presente que al transcurrir el tiempo, uno va olvidando muchas peculiaridades del suceso, quedando solo el recuerdo general, cada vez más borroso e impreciso. Por tanto, todo lo que se relaciona con el hecho, objeto o experiencia, debe quedar reseñado con el máximo de detalle. ¡No confiar absolutamente nada a la memoria!); la memoria no sólo es frágil, sino que a veces puede, inconscientemente,  inducir a error.
e) Usar la menor cantidad posible de abreviaciones, a no ser que se haga una explicación de las mismas, en la tapa del cuaderno, para conocimiento del futuro lector. Piense siempre que su "Diario", si pretende tener un verdadero valor científico, debe poder ser leído fácilmente por terceros, en el futuro. Si se usa abreviaciones, que éstas sean las lógicas o usuales.
f) Debe anotarse muy fielmente el hecho: tal como fue observado, sin agregar elementos interpretativos, a no ser que esto se diga expresamente,   como al decir: "pienso que este hecho se debe a....".;
g) Muy importante es indicar hora precisa de los acontecimientos: esto es válido para la aparición u observación de insectos, aves o animales, pero también para sucesos ocurridos en una fiesta, celebración, rito o baile;
h) Muy importante es consignar los nombres de las personas entrevistadas u observadas, a ser posible. Si bien en el mismo trabajo de investigación en antropología social o etnografía no es recomendable poner el nombre real de la persona (frecuentemente sólo se pone iniciales, por ejemplo: HLB), como el "Diario de Campo" es algo privado y no se da a conocer, aquí pueden y deben consignarse los nombres completos. Puede llegar a ser un dato extraordinariamente valioso de carácter antropológico o científico para la posteridad. Recordemos siempre que el científico se debe a la Humanidad entera y, en este sentido, no debe ser egoísta, pensando sólo en su satisfacción o pasatiempo personal.
i) Si se trata de aves, plantas o animales cuyo nombre científico no es conocido, se debe hacer una descripción lo más precisa posible, de modo que una referencia o recurso a libros hecha después en casa, permita hallar la perfecta identificación. Se dejará un espacio para esta referencia, el que será llenado después.
j) Al comenzar a registrar algo, se debe poner al comienzo, a la izquierda, en el amplio margen que recomendamos, la fecha exacta del hecho que se quiere consignar. Anotar la fecha de la ocurrencia, es vital. Es la primera anotación que debe hacer el científico: fecha y lugar exacto.
k) Se debe tener especial cuidado de no expresarse mal de terceras personas, colegas, o estudiantes, pues el Diario un día puede ser hecho público. Tener siempre respeto por las opiniones de  todos.

Cómo buscar referencias en el Diario de
Campo.

La idea es que el material acumulado, a lo largo de los años, en nuestro "Diario de Campo", pueda ser utilizado por el propio dueño o por terceros, en el futuro. Para ello se requiere de algún dispositivo o técnica rápida para acceder sin problemas a esta información. Para esto debemos reservar, al final de cada volumen del Diario, unas 2-3 páginas para hacer el Índice respectivo. Se consigna en el Índice solo las cosas más importantes: es decir, aquellas que para mí son de importancia. Este índice, registra los descubrimientos, hechos, objetos, elementos o acontecimientos que se considera valiosos y dignos de rescate. Y que pueden ser de interés personal, o para la ciencia en general. El Índice recoge estos datos y facilita una consulta rápida. El problema es que existen tantos Índices como volúmenes del Diario. En el caso nuestro, llevamos hoy  (en el año 2004)  ya 73 Volúmenes de Diarios escritos, habiendo comenzando a escribir los primeros Diarios en 1964. Por tanto, además de elaborar un Índice completo por cada Volumen, es preciso pensar en pasar algún día esa información, según su modalidad disciplinaria (arqueológica, botánica, zoológica, climatológica, etnográfica, geográfica, histórica, demográfica). Este es un trabajo enorme, que algún día tendría que ser hecho en forma ojalá digital, por una secretaria particular, bien entrenada. Es muy difícil que el propio científico disponga del tiempo para ir haciendo el Índice a cada Cuaderno, apenas éste esté lleno. Pero eso sería ciertamente el ideal.

La Numeración.

Los Cuadernos se rotulan y deben numerarse (puede usarse la denominación Volumen I, Volumen II,  (o Nº 1, Nº  2,  Nº 3 etc.). Cada Cuaderno constituye una unidad en sí mismo. El tamaño que actualmente usamos, desde hace unos 15 años,  posee 200 hojas, tiene anillado y mide  25 cm.  x  21.5 cm y  es de cuadro grande, de matemáticas. No conviene tener Cuadernos especiales para ciertas actividades, porque se dispersa la información. A no ser que éstas sean diametralmente distintas entre sí.

Otros aspectos de utilidad.

a) Hay elementos que conviene a veces incluir y guardar en el "Diario de Campo", como cartas, recortes de diarios u otros documentos breves. Sobre todo cuando se refieren directamente a datos complementarios con el tema tratado en el "Diario". Para ello se recomienda confeccionar una especie de “bolsillo”, pegando por sus bordes dos hojas del Cuaderno, y dejándolas abiertas por la parte superior. Por ahí se introduce el recorte o fotografía que se quiere guardar. Este sistema es muy práctico para guardar documentos de varias hojas que no pueden ser fácilmente pegados en la hoja misma del "Diario".
b)  No es aconsejable usar  cinta adhesiva transparente  para pegar fotografìas o recortes de diario, pues la experiencia nos ha enseñado que ésta, con el paso de los años,   sufre cambios de coloración o pierde su totalmente su goma de adherencia. Es mejor usar  substancias  como pegamentos líquidos,  pero en cantidad mínima  (gotas).
c) Con cierta frecuencia hemos puesto plantas (a modo de herbario)  entre las hojas del Diario, las que antes de insertarse, se dejan secar totalmente, por espacio de una semana aproximadamente, entre hojas de periódicos, y luego se pegan, simplemente utilizando cinta adhesiva ancha, transparente (del tipo de la cinta de embalaje). La experiencia nos ha indicado que si la planta está previamente disecada (bastaría una semana, o aún menos en ambientes secos), se conserva bastante bien por muchos años. No le entra la polilla, pues se tiene cuidado de que todas las partes de la planta queden protegidas por la cinta adhesiva ancha. Allí, a su lado, se ponen todos los datos de la planta hallada (nombre, lugar, fecha, etc.). Siempre que se trate de planta, los botánicos recomiendan que se ponga la planta con su flor y sus hojas bien visibles (es el ideal), lo que permite obtener después su plena identificación botánica. Registrar la presencia de plantas es importante en lugares raros, poco visitados, máxime si éstas dicen relación con presencia humana en el lugar. Siempre se ha de pensar en la importancia de registrar elementos que pudieron eventualmente servir de alimento o recurso de algún tipo a los seres humanos allí residentes.

Síntesis final y recomendación.

El “Diario de Campo” si se lleva con las precauciones aquí señaladas, puede y debe constituir un poderoso elemento de información y estudio para el investigador. Pues permite reseñar con mucha precisión, toda clase de elementos, sea mediante dibujo, esquicio o mediante fotografía que se pega en el Cuaderno. Llevar un buen Diario de Terreno es el primer paso para crear un fuerte estímulo hacia la práctica de una investigación seria y cuidadosa. De hecho, todo científico que se precie de tal lleva un "Diario", el que cuida como su más preciado tesoro. Efectivamente, aquí están contenidas sus primeras observaciones, reflexiones de campo y en embrión de no pocas hipótesis o teorías que posteriormente aparecerán en sus publicaciones y trabajos. Por eso su pérdida es lamentable. Por ello se aconseja anotar, en la primera hoja, el nombre del Investigador, su dirección y teléfonos, por si el Diario llegare a perderse. Hemos tenido la oportunidad personal de recuperar, tras meses de pérdida, un “Diario” olvidado en el terreno, gracias a esta precaución. Por eso mismo, no se recomienda llevar el "Diario" a terreno, sino solo una libreta de anotaciones rápidas, para no extraviarlo, a no ser que se tomen todas las precauciones debidas. El "Diario" es parte íntima de la vida científica del investigador y por ello debe protegerse y cuidarse como el más  preciado tesoro.

Es recomendable, tras haber escrito o descrito algún episodio en el "Diario", repasar su lectura unos días después. Suele ocurrir - y nos ha ocurrido más de alguna vez- que ese breve lapso de tiempo transcurrido, refresque algún detalle de importancia que luego se anota y agrega, aunque sea al margen. Un detalle considerado poco significativo en el momento, puede volverse crucial en el momento de un estudio sistemático posterior.

El Diario de Campo en las disciplinas geográficas.

Todo lo dicho anteriormente puede ser, en alguna manera, perfectamente aplicable al campo de la Geografía. Sin excepción, todos los campos de la Geografía (desde la Climatología y Geografía Física hasta la Geografía Humana y Geografía de la Población), requieren, en buena medida, de este apoyo técnico. Sin embargo, hay aspectos específicos de esta disciplina que exigen con aún mayor fuerza el llevar una buena Bitácora o "Diario de Campo". En efecto, el geógrafo es por definición un estudioso analista del Territorio y del Ambiente donde se desarrollan hechos o sucesos, sea naturales (Geomorfología), sea de carácter antrópico (Geografía Humana, Antropología Social, Etnografía, Arqueología). El antropólogo o el etnógrafo no necesitan dibujar tan a menudo los elementos que encuentran. Puede bastar una buena fotografía. Es diferente en el caso del Geógrafo. Este necesita continuamente realizar esquicios de campo, sea referidos a la geografía física o geomorfología de los sectores visitados, sea referidos a la climatología. La Geografía se enseña haciendo uso de muchos esquicios, croquis  o dibujos, representativos de las formas del paisaje, que el estudiante entenderá mucho mejor mediante un dibujo. ¿Cómo entender, por ejemplo, los tipos de fallas geológicas o su orientación si no es mediante croquis de campo?. Esto es hasta tal punto cierto que el dibujo técnico especializado debería ser un Curso obligatorio especial para los Geógrafos en su malla curricular. En un curso de geografía, me tocó personalmente observar las anotaciones en terreno realizadas por el gran geomorfólogo francés Roland Paskoff, que describían situaciones geomorfológicas típicas y peculiares de la costa norte de Chile. Un buen esquicio o croquis, explica mucho más que miles de palabras. Sin embargo, extrañamente, muy pocos geógrafos llevan habitualmente un buen "Diario de Terreno", tal vez por lo exigente que este método es en términos de tiempo. Pero, sin duda, sus observaciones e hipótesis tendrían mucho más asidero y fuerza, si se explicitaran y graficaran en el "Diario", en estado por así decirlo embrionario, antes de ser lanzadas a la publicación. Pero dibujar  un buen esquicio requiere necesariamente de cierta pericia y competencia técnica. Por ello la conveniencia de  tener alguna experiencia previa en dibujo.

Un ejemplo heroico de Diario de Campo: la Crónica de Pedro Cieza de León.

Para cerrar estas observaciones sobre el “Diario de Campo, sus objetivos, su metodología y práctica”, quiero referirme a lo que el propio cronista español don Pedro Cieza de León relata de sí mismo, cuando acompañaba, en la conquista del Perú, a las tropas del conquistador Francisco Pizarro. Cuenta este Cronista al inicio de su Crónica sobre la Conquista, que al término de cada día, cuando los soldados se recogían en sus tiendas de campaña a dormir, él se quedaba, a la pálida luz de una candela, escribiendo sus memorias del día. Mientras sus compañeros se entregaban a un bien merecido sueño, el cronista-soldado sentía en su interior la urgencia de escribir los hechos y dichos que había observado u oído durante el día. Se daba él cuenta perfectamente de que lo que el transcribía dificultosamente, a la luz escasa de una vela, noche a noche, merecía ser conservado, por lo extraño y peregrino que esas nuevas costumbres, armas, vestimentas, tocados, voces o lenguas eran para los ojos y oídos españoles. Comprendía Cieza que su misión era recoger esas observaciones de primera mano, las que ninguno de sus compañeros soldados se interesaba por reproducir. Pero eso le significaba, como el mismo anota, que tenía que renunciar a horas de sueño al que sus compañeros se entregaban plácidamente al final de la jornada. Y cumplió religiosamente su tarea. Tal vez, ya tenía el cronista in mente, cuando escribía de noche y a hurtadillas sus experiencias del día, que esos recuerdos, anotados día a día con particular esmero, constituirían un día la base documental más preciada de su famosa Crónica. Sin duda alguna, cuando quiso escribir su Crónica definitiva, años después y ya de vuelta a España, las bases de su obra ya estaban echadas. Su tono, además, tendría el sabor propio de lo recién visto o escuchado, el aroma de lo verídico y auténtico, el perfume de lo percibido en el momento mismo de los hechos. Y este método suyo, que hoy nos parece tan moderno, y tan ajeno aparentemente a la época en que apenas algunos pocos sabían escribir, le valió ser, entre todos los Cronistas de la Conquista, uno de los más verídicos y objetivamente certeros en la visión y percepción de la realidad indígena. 

Post Scriptum.

Agrego hoy con fecha  6-02-2013, estas breves líneas,  casi nueve años después de escrito lo anterior, cuando  estoy cerrando mi  "Diario de Campo" Nº 90. He vuelto a leer todo lo anteriormente escrito por mí  en este capítulo y  debo señalar que aún hoy, a mis casi 84 años me aferro, con la pertinacia de un principiante,  a esta  gratísima práctica  y no me arrepiento en lo más mínimo de haber sido fiel a ella. Todo lo contrario.  Más aún, muchas veces he leído y vuelto a leer con fruición y gozo especial determinados pasajes de mi Diario, escritos a veces hace 40 años o más. 

A la verdad, sólo lamento hoy profundamente  no haber tenido  el coraje  (y el conocimiento acerca  de su futuro valor) de escribir páginas del "Diario" sobre aquellas veladas que sosteníamos con el P. Gustavo Le Paige en la parroquia de San Pedro de Atacama  durante las gélidas noches  de invierno de los años 1963 y 1964. Allí el tema recurrente era comentar alguna de las obras del P. Pierre Telhard de Chardin, paleontólogo jesuita, cuyo libro: Le groupe zoologique humain: Structure  et Directions Évolutrices, devorábamos juntos (Editions Albin Michel, 1956). Creo recordar que el  ejemplar de esta obra, que conservo como recuerdo imborrable,  me fue regalado por entonces por  el propio P. Le Paige. ¡Cuántas otras memorables entrevistas pude haber grabado y registrado en detalle en mi "Diario de Campo" si alguien me hubiese alertado a tiempo acerca de su extraordinaria  y decisiva importancia para el trabajo científico serio!. Cómo lamento hoy (año 2013) no haber estampado por  escrito mis impresiones  cuando tuve la gran fortuna de  escuchar, de labios del sacerdote austríaco Martín Gusinde  SVD, sus odiseas en la Isla Grande Tierra del Fuego   conviviendo con los últimos  yaganes y onas. Ese lejano recuerdo del año 1954, escuchando sus sabias conferencias  en Santiago de Chile,  fue -sospecho yo ahora- el detonante inicial de mi vocación antropológica  que  terminó por germinar,  brotar  y eclosionar con el encuentro  con el jesuíta Gustavo le Paige en la parroquia de San Pedro de Atacama (1963-1965).

 Por ello no ceso de agradecer hoy a mi maestro en Entomología, el sabio entomólogo chileno Luis Peña Guzmán,  (QEPD)  por haberme prácticamente "forzado" a  llevar apuntes personales de viaje, en aquella memorable expedición de Noviembre-Diciembre 1972 al Norte de Chile. Recién "expulsado" de la Universidad del  Norte  (Sede Iquique)  por expresar abiertamente mis opiniones  (Julio 1972),   hallé en estos dos meses de  viaje y en la entrañable amistad y camaradería de Lucho y sus ayudantes,  el más sabroso y exquisito solaz en momentos de zozobras económicas  y de enorme angustia familiar. ¿Cómo podría hoy olvidarlo?.

¡ Jóvenes: escriban  sus "Memorias": nunca se arrepentirán de ello!.

Por eso queremos animar aquí a los jóvenes estudiantes que hoy  nos leen, a  decidirse a poner por escrito y en forma ordenada y legible, sus "hallazgos", sus reflexiones  y sus "encuentros"; en particular sus  discusiones o conversaciones con sus profesores. También sus hipótesis de trabajo. Como también sus discusiones en equipo, sus dudas y sus sospechas. Que nunca sea  para ellos un obstáculo o una excusa el "estilo" que se ha de emplear: éste surgirá y se irá puliendo poco a poco gracias a la práctica de escribir. No olviden  que  "el escritor no nace; se hace". Y se hace, mediante una práctica continua del escribiente: paciente, metódica y asidua. La "materia" sobre la cual escribir, es simplemente todo aquello que me parece interesante de recordar o que puede un día servir a otros.  Si algún día servirá  a otros o no,  eso se sabrá después; eso lo dirá un día la Historia. Mientras tanto, hemos cumplido con nuestro deber hacia la Humanidad y,  como las hormigas,  debemos acopiar,  recoger y guardar celosamente  en nuestro "Diario"  toda la información que  nos sea posible digerir y que Dios  ha puesto a nuestro alcance.


(Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.),
Redactado en Iquique  el 18 de Junio del 2004. Editado el 22/02/2008 en este Blog,  y  retocado  con adición de  imágenes explicativas  el día 6 de Febrero, 2013. Pequeños detalles agregué todavía el día  07/04/2013).

45 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por el tiempo que se tomó para escribir un poco más acerca del diario de campo. Me sirvió de mucho...

yac dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me gustó mucho la explicación, le agradezco el esfuerzo puesto en brindar su experiencia.

A. Cámara C. dijo...

Es un gran trabajo y me ha ayudado a comprender en qué consiste un diario de campo. Gracias.

tsantropologia dijo...

Muchas gracias profesor, nos ha sido mucha utilidad. Personalmente se lo doy a mis alumnos para ejercitar el diario de campo en nuestras salidas a terreno, fundamental para el registro y análisis de los terrenos que hemos realizado.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado lector: me dice Ud, que el capítulo de mi Blog dedicado al "Diario de Campo o Bitácora", le hq sido útil en sus clases. De ello me alegro infinitamente. Este fue, exactamente su objetivo. Debo confesarle, que a mis años, llevo ya 89 Cuadernos ( de 200 hojas) repletos de Diarios de Campo. Trato de escribirlo todo, todo lo que me llama la atención o me asombre, aún aquello que parece a primera vista sólo minucias. Tratándose de observaciones personales, adquieren éstas siempre un gran valor testimonial. Las entrevistas, sobre todo las realizadas a ancianos, testigos únicos de hechos pasados, son siempre valiosas, a condición de que Ud. prepare concienzudamente el cuestionario respectivo.
Nada importa que Ud. al cabo de muchos años, se ría de sus inquietudes de novicio en la Antropología. Porque, a lo mejor, rescató Ud. algo de gran valor para la ciencia.
Uno de los primeros valores de este ejercicio de escribir, es el mejorar y depurar el estilo. Porque Ud. se siente obligado al poner por escrito sus ideas, frente a un fenómeno o evento dado, a escribirlas con esmero y con cierta gracia.

Nada más agradable que releer, muchos años después. esos escritos nuestros primerizos. Porque nos vuelven a la memoria hechos, situaciones y aún lugares que hemos ido lentamente olvidando con el paso del tiempo.

La última vez que visitamos con Marta, mi señora, al arqueólogo Hans Niemeyer en su casa de La Herradura (Coquimbo), éste nos confidenció que ya había abierto su Cuaderno de Campo número 90.Y sus ojos para entonces, ya estaban casi ciegos!. Hans fue un fanático del Diario de Campo, y aconsejaba su uso asiduo a sus discípulos.

Un abrazo,


Dr. Horacio Larrain

RogerMD dijo...

Muchas Gracias, de verdad busque blogs que describan la utiidad de un diario de campo, pocos lo hacen. Muchas Gracias.

Roger Mesen
UCR

RogerMD dijo...

Muchas gracias, y muy útil su información

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Roger Leonardo: Mucho agradezco y aprecio sus comentarios sobre el Cuaderno de campo o Bitácora y la utilidad que ese capítulo de mi Blog le ha prestado. Durante muchos años, al dictar docencia de Antropología en el Instituto de Geografía de la Universidad Católica y en la carrera de Antropología y Arqueología de la Universidad Bolivariana (Sede de Iquique, yo insistía a mis alumnos sobre la utilidad, mejor dicho, la necesidad imperiosa de llevar un Cuaderno de Campo. Muchos de ellos me lo han agradecido y tratan de llevarlo. No es fácil, pues requiere de mucha paciencia y dedicación, aun en medio de trabajo de campo. Para mí , ha llegado a ser el compañero in separable de todos mis viajes de exploración, prospección o trabajo de campo. Le recomiende que Ud. también haga lo mismo y después de muchos años, se maravillará Ud. de la enorme cantidad de información que allí queda archivada y guardada no solo para Ud. y sus recuerdos, sino también para la posteridad. No pocos de los capítulos de este Blog han brotado de reflexiones u observaciones de terreno contenidas en el Cuaderno de Campo, y hechas hace muchos años atrás.

El auténtico investigador no debe desperdiciar ocasión de hacer sus propias observaciones.

Dr. Horacio Larrain Barros (Ph.D.)

Unknown dijo...

gracias por transmitir sus experiencias, eso hace el sabio, permitir que el otro atisbe el horizonte, sobre el montículo que cede con alegría y amor

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Carlos: Este pequeño capítulo nuestro dedicado al "Diario de Campo", ha tenido una acogida insospechada. Ha tenido varias decenas de miles de visitas. Es, de lejos, el tema más visto por alumnos universitarios, en especial de las carreras de Geografía, Antropología y Arqueología. Y para ellos fue pensado y escrito. Le agradezco sus palabras de aliento en esta tarea de dar a conocer a otros, lo que hemos aprendido en nuestra vida plena de increíbles experiencias, pero, a la vez, de zozobras y aflicciones personales. Porque la vida es así: un mosaico en que se mezcla lo dulce y el agraz. Lo importante, querido amigo, es tratar de entregar a otros las herramientas que a nosotros nos han sido útiles para ampliar y enriquecer nuestro conocimiento.Porque el conocer, el profundizar, el buscar las causas y sus efectos, es lo que constituye la felicidad del investigador, su más cara recompensa. Y lo que ha sido un "descubrimiento" para mí, puede serlo también para otros. Así se va enhebrando y construyendo la ciencia,con los atisbos de cada uno de los científicos.

Te saluda con afecto desde Iquique(Chile),

Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)

Melissa Chablé dijo...

Muchas gracias por compartir su conocimiento.

Unknown dijo...

Hola Dr. Larrain, muchas gracias por sus oportunos consejos, me ha dado una linda lección sobre la elaboración del libro DIARIO de CAMPO. Le escribo desde El Salvador Soy estudiante de Antropologia de la Unviersidad Técnologica y deseo obtener comunicación directa con ud a fin de intercambiar sus experiencias y consejos
Atte,
Antonieta Vásquez Tel. 503+ 7784-4887
y mi email personal es anto_galan@yahoo.com

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

A Antonieta Vásquez y Melissa Chablé, que me han escrito recientemente (aparentemente ambas desde la hermana República del Salvador):

Mucho les agradezco su amable comentario sobre la utilidad que el capítulo sobre el "Diario de Campo" de mi Blog, les ha prestado en sus estudios de Antropología. Me he propuesto en mi vejez dar cuenta detallada de mis experiencias de campo, tanto en Antropología cultural ( y social) como en arqueología o etnohistoria, porque lo que a mí me fue un día útil, puede ser también útil a otros. Y la carta reciente de Uds dos me motiva mucho a seguir por la misma senda.
Siéntanse plenamente libres para hacerme cualquier consulta: estaré dichoso de ser útil a mis hermanos latinoamericanos. El rol del maestro no se debe limitar ni a su país o región, ni mucho menos a la sola cátedra universitaria: debe prolongarse, ojalá, en una reflexión y/o discusión serena de los hechos que nos rodean hecha en espíritu de aprendizaje a los ojos de todo el mundo. Todos aprendemos siempre de los demás. Personalmente, creo haber aprendido mucho de los que fueron mis alumnos en la Universidad con los que he compartido trabajo de campo y gabinete. Ese diálogo fructífero de generaciones es algo que, en mi opinión, se está perdiendo mucho hoy en día. Cuando el profesor jubila y deja las aulas, generalmente se desconecta del estudiantado, o se sumerge en escribir y redactar sus "Memorias", generalmente plenas de "ego" o de nostalgias. El diálogo fecundo maestro-discípulo cuando es continuado y persistente, no solo es enriquecedor para ambos, sino es capaz de generar nuevas y audaces hipótesis de trabajo en muchos campos del saber. Es al menos lo que pienso...

Espero, pues, confiadamente sus consultas y preguntas.

Con afecto y aprecio,

Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)
Centro del Desierto de Atacama
Pontificia Universidad Católica de Chile.

Unknown dijo...

Estimado profesor, saludos desde Ecuador.

Gracias por su gran aporte, me ha ayudado muchísimo.

Perotengo una inquietud, actualmente la tecnología ha restado peso a la escritura a mano: ¿cree usted que tener un diario digital puede ser igual de útil que uno escrito a mano?; para usted ¿qué opción es más útil, perdurable y por qué no, lúdica?.

Gracias de antemano por su respuesta.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado Marco del Ecuador:

Ud. plantea una pregunta e inquietud bien interesante: ¿que ventajas puede ofrecer un Diario de campo escrito de puño y letra nuestra, sobre uno digital?.

Es muy cierto que la tecnología digital hoy en día nos permite escribir, dibujar y aún pintar algo en nuestra Bitácora de campo. Incluso podemos hacerlo en el campo mismo en nuestra Tablet a baterías. Pero, personalmente, no cambiaría de método por las razones que siguen:

a) Un Diario físico (Cuaderno) me da mucho mayores garantías de perdurabilidad en el tiempo. Así un error técnico, un accidente, una caída de la plataforma digital (algo previsible), o un virus pavoroso, un hackeo de su equipo hace desaparecer sin rastros un archivo digital. El Cuaderno quedará siempre a salvo de estos percances técnicos.

b) Si te roban el Tablet o tu Computador, igual se pierde toda la información, por más que hayas tomado la muy laboriosa precaución de grabar, cada día (!!), en otro disco portátil, tu Bitácora completa.

c) Es bastante difícil mantener diariamente la Bitácora a salvo de todo evento (físico, climático, geológico, social). En caso de terremoto, mejor se guarda un Cuaderno físico que un equipo del computador.

d) Hay otro argumento que a mí me hace mucha fuerza: Un Cuaderno te permite escribir con cualquier tamaño de letra: esto se hace más complicado en un Diario digital

e)Además, la escritura a mano (con un tipo de lápiz indeleble, se entiende) permite expresar tu personalidad, tu estado de ánimo, tu grado de nerviosismo: es decir, la escritura a mano es reflejo de tu personalidad y de tus estados de ánimo. Lo que evidentemente no ocurre con lo escrito digitalmente.

¿Se imagina Ud., Marco, comparar un estudio grafológico -como efectivamente se ha hecho- de la escritura del Almirante Cristóbal Colón a través de su cartas autógrafas y un escrito frío hecho en caracteres digitales?. ¡Hay un mundo de diferencia!. Uno exhala vida y sentimientos o afectos; el otro, no. Es la diferencia entre una carta escrita a mano y un e-mail a un amigo en un momento difícil.

f) Lo que sí se puede recomendar en forma especial es tomar las notas escuetas de campo en forma digital, para trasladarlas, ampliadas, escritas a mano, en un Diario de Campo definitivo, donde te puedes extender a discreción.

g) Lo que sobre todo importa, en última instancia, es que haya máxima fidelidad a lo observado, rapidez en la transcripción del hecho, perdurabilidad de lo escrito y facilidad de copia futura (fotocopia, etc).

h) Me permito dar un ejemplo personal. A la fecha de hoy (05/02/2015) yo tengo escritos 96 Diarios de Campo, en Cuadernos anillados. Su consulta (haya o no luz eléctrica en ese momento) es siempre posible. Están en un estante ante mis ojos, a mi vista. Su sola vista, devuelve el ánimo al autor, al ver todo lo que he sido capaz de escribir y redactar en mi vida. Es algo refrescante, que en forma digital queda guardado, a lo más, en un disco duro que, además, puede sufrir cualquier embate (virus,deterioro, robo, robo informático (hackeo) etc.,etc.) Nadie se robaría una Libreta de Campo; sí, un Tablet o un Notebook o un Computador de bolsillo.

En suma, amigo Marco: me quedo con la Bitácora escrita a mano, que creo expresa mejor y permite mejor volcar a sus páginas mis sentimientos y afectos, mis estados de ánimo y aún mis sufrimientos físicos o morales.

i) Por fin, no veo cómo podría yo en un Diario digital, agregar o pegar una foto en papel (antigua), o agregar una planta disecada o las alas de un insecto real, en sobrecitos ad hoc(bolsón del Diario.

j)Hay un trabajo "artesanal" en el tipo de Diario que promovemos, que considero más sano para la mente y el espírtu que el desgaste continuo de mis ojos ante un Tablet o Notebook.


Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)

Anónimo dijo...

Buenas noches, primero que nada agradecer, segundo informar que estaré copiando la información para llevarla a la comunidad de aprendizaje de Arqueologia del Tachira, Venezuela. Y tercero que me queda pendiente regresar con mas tiempo a esta biblioteca virtual (su blog), para ver que mas me llevo, claro con su permiso. jejeje.

De nuevo agradezco.

Un Abrazo
Omar A. Gonzalez A.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Omar: Gracias por sus palabras de aliento. Me alegro de que haya Ud. hallado materiales útiles en mi Blog para sus alumnos de arqueología de la zona del Tachira, en Venezuela. Esa ha sido, precisamente mi intención al publicar estos capítulos del Blog: servir a los estudiantes de mi patria, Chile y de toda Latinoamérica, donde tengo muchos seguidores.
Con Venezuela -país que no llegué a conocer, por desgracia- me unen antiguos y profundos lazos familiares, pues nada menos que don Andrés Bello, su ilustre compatriota, es mi bisabuelo materno directo. Como Ud. seguramente sabrá, el dejó numerosa descendencia en mi país.

Le saluda desde Iquique, Chile,

Dr. Horacio Larrain Barros(Ph.D.)


Anónimo dijo...

Querido amigo Horacio, confieso que estoy sorprendido con lo que acabo de leer con respecto al ilustre Andrés Bello, estas son las cosas hermosas y sorprendentes de la vida, y con respecto a Venezuela, aun puedes venir nunca es tarde, seria muy grato conversar con ud, en nuestra comunidad de aprendizaje. Y a la vez estaría en la tierra de su bisabuelo.

Un Abrazo.

Omar A. González A.

Eduardo Salavisa dijo...

Professor Dr. Horacio Larrain Barros
Escrevo-lhe de Portugal e desculpe de ser em português. Também sou um entusiasta do diário. Ando sempre com um caderno. Quando estou em viagem e no meu quotidiano. Mas dou primazia ao desenho. Quero-lhe agradecer a transmissão dos seus preciosos conhecimentos. E concordo totalmente consigo nas vantagens do caderno físico em relação ao digital.
Cumprimentos
Eduardo Salavisa

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Eduardo: Observo con sorpresa y particular agrado que también tengo lectores asiduos en Portugal. Es curioso: este tema del Diario de Campo y la manera concreta de llevarlo, ha recibido muchísimas visitas en estos años. Muchos miles. Lo que a mi entender, significa que hacía mucha falta enfrentar este tema, en beneficio de los estudiantes de Antropología, Geografía y Biología que han podido encontrar en él un poderoso aliado en sus investigaciones de campo.

Le agradezco mucho su opinión y sus saludos,

Atentamente,


Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.)

Anónimo dijo...

Muy interesante,
enhorabuena por el blog y la entrada sobre el diario de campo, lo citaré en mi trabajo. :)

Saludos desde España

Inma

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

A nuestra amiga Inma, de España que nos felicita por la entrada de nuestro Blog dedicada al "Diario de Campo" o "Bitácora".

Me dice Ud. que hará referencia a este capítulo en sus publicaciones. Nos alegramos de ello. Poco o nada se destaca en los medios científicos la importancia de llevar un "Diario de Campo". Jamás me lo mencionaron en mis cinco años de estudio de la Antropología en la ciudad de México,a pesar de haber tenido allí eminentes profesores, entre ellos varios notables españoles y catalanes. Con especial afecto recuerdo a don Pedro Bosch Gimpera, a don Juan Comas, a Juan Luis Lorenzo, y tantos otros más venidos de la Península a afincarse en México en tiempos aciagos.

La experiencia me ha enseñado que bien vale la pana invertir tiempo en escribir relatando los pormenores de nuestras investigaciones de campo. Experiencias y vivencias no raras veces únicas e irrepetibles. Son los otros -los lectores- los que se benefician de ello, aunque esto nos signifique a nosotros, los investigadores, tiempo, dedicación y esfuerzo adicional.

Con especial aprecio para Ud. esperando que esta experiencia le sea útil,

atentamente,

Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.)

Sandy Gascón dijo...

Doctor le escribo desde Venezuela, especificamente de Guatire en el Estado Miranda, soy profesor en la especialidad de pedagogía social, me ha sido muy útil su artículo sobre los diarios de campo, ya que tiene información completa sobre este, lo que me ha sido provechoso en la realización de los proyectos cualitativos de tipo investigación acción participativa. No salgo del asombro de que sea el bisnieto del Ilustre Don Andrés Bello, asimismo la explicación magistral sobres el diario de campo digital.

Aunque ya explico el motivo y lo ventajoso de usar hojas cuadriculadas en los folios del diario de campo, me he sentido más cómodo usando hojas blancas para los dibujos, pero no deja de ser maravilloso el uso de está herramienta para la investigación social. Un mil millones de gracias y bendiciones para Usted.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Sandy: Gracias por su amable comentario sobre el documento relativo al "Diario de campo" de mi blog. Recibir estos comentarios desde Venezuela, desde el Estado de Miranda, me llena de satisfacción y orgullo. Para mí el saber que estos sencillos documentos, redactados sin pretensiones de artículo científico, sean de verdadera utilidad al profesor, es ya un timbre de gloria. Cumplen de este modo su propósito inicial: servir a la comunidad internacional,sobre todo a la latinoamericana, sin retribución alguna aparte de la que Ud. expresa en su nota.

Para mí el "Diario de Campo" ha pasado a ser una herramienta insustituible. Éste, me acompaña en todos mis viajes, en todas mis expediciones o salidas a terreno. También en mis visitas a otras ciudades o países. Veo con mucha inquietud que muy raras son las personas que lo llevan en forma asidua y cuidadosa. Creo que para un científico debería ser una herramienta imprescindible. Estoy ya dando cima a mi Diario Nº 95 y no hay semana en que no estampe allí mis observaciones, reflexiones, dudas, preguntas o comentarios. Alguien en el futuro las va a aprovechar; estoy seguro de ello.

Con un abrazo de este biznieto chileno de don Andrés Bello, muy orgulloso de serlo,


Dr. Horacio Larrain Barros (Ph.D. Antropología cultural y arqueólogo).

Iquique, Norte de Chile.

Unknown dijo...

Excelente artículo, me ha servido mucho. Soy estudiante y en la materia investigación no han pedido comenzar a confección de un diario de campo. Este artículo será mi herramienta principal para apoyarme en la escritura del mismo. Muchas gracias

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimada Edith: Le agradezco sus palabras de elogio a mi artículo sobre el "Diario de Campo" en mi blog. Fue escrito, precisamente, como ayuda y apoyo para los estudiantes tanto de las ciencias humanas, como de las ciencias naturales. Me siento muy feliz de que le haya sido útil. Le agradecería lo pudiese Ud. recomendar a otros estudiantes, para que les sea igualmente útil.

Atentamente,

Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)

Alexis Bellido dijo...

Me estoy iniciando en la investigación antropológica y de verdad me siento afortunado de haberme encontrado con este texto. Muchas gracias profesor.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Joaquín Alexis: Agradezco su comentario. Para una persona como el suscrito que ya está cerrando su ciclo de vida, el que se nos agradezca por el aporte realizado, es ya, de por sí, la mejor y más grata recompensa. Me inicié en la enseñanza por allá por el año 1953, en la enseñanza media, en Santiago de Chile. Miles de alumnos he tenido tanto en la educación media como universitaria. A todos ellos he tratado de darme con dedicación, afecto y aprecio. Por eso - y motivado por un ex alumno- tomé la decisión de redactar los capítulos en este blog para entregar a otros, en Latinoamérica y España particularmente, mis experiencias de vida como antropólogo cultural y arqueólogo. Mi cátedra es hoy este Blog digital, donde constato a diario que tengo muchísimos más alumnos que cuando ejercía la docencia universitaria.

Este capítulo dedicado al Diario o Bitácora de Campo del científico, lleva ya muchos miles de visitas en todo el orbe. No me cabe duda que ha llenado un vacío existente en este tema. Me alegro infinitamente de ello pues ha cumplido su objetivo: enseñar a otros, más jóvenes, a dejar por escrito y preservar para la posteridad las experiencias, sucesos y acontecimientos de los que nos ha tocado ser testigos, por obra del destino o por providencia divina.
Así como desde el punto de vista biológico cada individuo es irrepetible y lleva un ADN y huellas digitales únicas, así también la experiencia que nos ha tocado vivir a cada uno de nosotros es, igualmente, única e irrepetible. La formación científica nos ha preparado para ver el mundo a nuestro alrededor, de una manera igualmente singular y más profunda. Si tenemos a nuestro haber varias disciplinas para penetrar en el conocimiento de nuestro entorno, es como disponer de un variado set de lupas, de distinta intensidad y foco, para penetrar y perforar la intimidad, el ser íntimo, de la realidad circundante. Y, como ocurre con el descubrimiento continuo e imparable del universo estelar, así también ocurre con el descubrimiento y el asombro ante la riqueza de larealidad externa a nosotros: nuestro planeta Tierra y sus diversos continentes y ecosistemas. Hoy día cada vez disponemos de más herramientas para su estudio, y, sin embargo, constatamos a la vez que somos incapaces de agotar su conocimiento. Jamás podremos decir en nuestras ciencias (geografía, antropología, historia o ciencias naturales): "ya lo conocemos todo", "ya sabemos todo".
Si esto es así, como creo, quiere decir que cada uno de nosotros es capaz, según su grado de preparación, de extender este conocimiento un poco más allá, a sabiendas de que jamás lograremos agotarlo.
Por eso es tan importante dejar constancia por escrito de nuestros pequeños hallazgos, descubrimientos o experiencias: contribuyen éstos a enriquecer y perfeccionar el conocimiento universal de nuestro planeta.

Perdone, estimado amigo, esta reflexión semi filosófica, tal vez un tanto extemporánea, pero se me ha venido hoy a la mente a propósito de nuestra responsabilidad moral, como científicos, de dejar siempre constancia pública de nuestros hallazgos, reflexiones, hipótesis y planteamientos respecto a la realidad que nos circunda. Lo contrario, nos parece, sería muestra de egoismo y solipsismo imperdonable. Si hemos recibido el "talento" de "ver" de una manera diferente, tenemos también el deber de compartirlo. Es la enseñanza profunda e imperecedera que nos transmite la "Parábola de los Talentos", que nos dejara Jesucristo.

Con particular afecto,

Horacio Larrain

Dinos dijo...

Dices cosas que no se han tenido en cuenta en el mundo tradicional de la Antropología, un verdadero análisis profundo el que has hecho!

Ana de Beomon dijo...

Saludos cordiales.
Primeramente, quiero reconocer su sensibilidad hacia la transferencia de conocimiento de ud. da a sus lectores. Realmente enrique mi admiración hacia el trabajo de campo a través de sus experiencias y rigurosa precisión al indicarnos cómo debemos organizar nuestros registros.
Y en segundo lugar, admiro cómo reconoce a cada unos de sus estudiantes y colaboradores en este trabajo, casi que en solitario, al estar inmerso en sus tareas de investigación a campo abierto.
Gracias por inspirarme a seguir y a valorar a quienes comparten ésta hermosa vida de investigación.
Ana de Beomon

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Amigo que firma como "Dinos". Gracias por su comentario respecto al Diario de Campo y su utilidad. Es muy cierto lo que dices sobre la falta de información en la cátedra universitaria sobre la utilidad -yo diría más bien, la necesidad- de llevar un registro cuidadoso por parte de los investigadores de sus descubrimientos o hallazgos, en forma de "Diario". En mi ancianidad, he gozado volviendo a releer y meditar sobre acontecimientos o experiencias ocurridos en mi vida y que por fortuna registré oportunamente en mi Diario de Campo.Sucesos ya largamente olvidados vuelven a la memoria y quedan, sobre todo, registrados para la posteridad. El científico investigador nunca debe olvidar que se debe a la Humanidad toda y que sus hallazgos son únicos y, por tanto, no deben desaparecer con su muerte. De ahí brota la necesidad del registro y posterior conservación de los Diarios de Campo, máximo tesoro de cada investigador. Lo que uno descubre, queda solo en parte estampado en las publicaciones. Lo publicado por nosotros es solo un pequeñísimo porcentaje de lo vivido y experimentado en nuestra vida de científico. Si no se lleva Diario o registro escrito, tal experiencia. muchas veces única e irrepetible, se pierde indefectiblemente. Un científico consciente, no puede permitirse tal despilfarro de talento, energía o suerte. Debemos tomar conciencia vívida de nuestra responsabilidad de trasmitir a otros nuestros hallazgos, reflexiones o experiencias, máxime a las generaciones jóvenes.

Atentamente,

Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.)

Anónimo dijo...


Hermosa me diste una mano cuando más apurada estaba, genial todo mil mil gracias

Coco

Anónimo dijo...

Dr. Horacio le agradezco que brinde esta información , me fue de gran utilidad aun cuando no es mi rama, lo use de guía para realizar un mejor diario de campo en Trabajo Social.
Gracias.
Saludos.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimada amiga Rubi: Mucho me alegro que este capítulo sobre el "Diario de Campo" le haya sido útil en sus actividades en Trabajo Social. Ya son varias decenas las personas que han manifestado su agradecimiento por esta iniciativa. Yo, a mis casi 90 años, acabo de abrir mi Cuaderno Nº 99 en el que anoto con fidelidad y constancia tanto mis observaciones de campo (ahora en la Región Metropolitana, pueblo de Las Canteras) como mis reflexiones a propósito de las noticias más importantes del día. De este modo, el Diario" se ha convertido en mi fiel compañero de vida, testigo fiel de mis éxitos o mis descubrimientos, pero también de mis sinsabores y angustias. Volver a releer sus páginas tras 20, 30 ó 40 años, es revivir situaciones y momentos que contribuyeron a formar mi propia personalidad. Es también una oportunidad propicia para agradecer a Dios por todo lo que he recibido en mi ya larga vida y por los maravillosos momentos en que he disfrutado del silencio de la naturaleza y de sus seres más pequeños que nos enseñan el tremendo y singular misterio de la vida.

Gracias, amiga, por sus palabras de aliento.

Dr. Horacio Larrain Barros (Ph.D.)
arqueólogo y antropólogo cultural

Miguel Tejeda Mendoza dijo...

Agradezco su publicación y lo ameno que es leerle, saludos y un abrazo fuerte desde México en el curso de taller de procedimientos para levantamientos y graficación Arquitectónica, curso inscrito en la Maestría de ciencias de la Arquitectura, Universidad de Guadalajara.

Miguel Tejeda Mendoza
Arquitecto, Acuarelista y apasionado de la Antropología

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado Miguel:

Gracias por su alentador comentario que viene de tan lejos, desde Guadalajara, México. Su sola carta es para mí una prueba palmaria de la utilidad práctica de este capítulo de mi Blog, dedicado al Diario de Campo o Bitácora. No me canso de repetir a los estudiantes de hoy, que lleven un minucioso Diario escrito (no solo digital) de sus expediciones o salidas a terreno, máxime a lugares ignotos o distantes. Ya nos hemos referido a sus innumerables ventajas. Hoy (Agosto 2018) a punto de iniciar el Tomo 100 de mis "Cuadernos de Campo", reafirmo una vez más lo dicho anteriormente por mí respecto a su necesidad y su indiscutible valor. En pocos meses más, cumpliré 90 años. El repasar hoy, en la quietud de mi refugio pueblerino, las páginas amarillentas de lo escrito por mí desde hace 60 más años, me infunde nuevos bríos y me rejuvenece. Veo con pesar y tristeza que la nueva juventud ha dejado prácticamente de escribir. Lo observo en mis nietos. Ya no saben escribir; mucho menos, describir y retratar en palabras una situación concreta vivida por ellos. ¡Ni hablar de belleza literaria!. Solo saben barruntar en sus celulares lacónicos mensajes de texto, inconexos, telegráficos y, por añadidura, faltos totalmente de estilo y belleza. Este hecho, a mi entender. no solo trae consigo la pérdida casi irreparable de la capacidad de observación, sino también una reducción significativa de su capacidad de comprensión lectora. Ni hablemos de la reducción- drástica y dramática- del vocabulario empleado, limitado hoy con suerte a un máximo de 250-300 palabras, de nuestro riquísimo idioma castellano.
Pues bien, tenemos a la mano un antídoto a este mal generalizado que por desgracia aqueja a nuestra juventud de hoy: enseñarles a escribir correctamente un "Diario de Campo".
Si Ud. es maestro o profesor, haga la prueba y fuerce a sus alumnos a redactar in extenso sus experiencias. Y valore la manifestación de su propia personalidad en dicho escrito. En tal ejercicio, de nada les servirá el "copy and paste", tan en boga entre los estudiantes de hoy.

Con mis mejores recuerdos de los cinco años pasados en México, a la vera del Instituto de Antropología del Parque de Chapultepec (1965-1970), le saluda con especial afecto,

Dr. Horacio Larrain Barros (Ph.D.), arqueólogo y antropólogo cultural. Investigador emérito, Centro del Desierto de Atacama, Universidad Católica de Chile.

Luis Serrano dijo...

Estimado Profesor reciba un cordial saludo en Cristo deseando se encuentre bien, en la oportunidad de felicitarlo por la excelente labor desempeñada en el campo de la docencia y la investigación, ruego a Dios todopoderoso le conceda mucha vida y salud espiritual al lado de sus seres queridos.

Estimado Profesor, soy venezolano, cientista social, profesor e investigador en ciencias humanas, desde hace 5 años he venido transitando por el mundo de la antropología sociocultural, y con motivo de mi tesis doctoral en el area de lo sagrado y la diversidad religiosa, por tal motivo he venido realizando variadas etnografias en el campo religioso vinculado a la identidad católica.

Por tal razón es que valoro mucho tu valioso aporte sobre las descripciones y explicaciones relacionadas con el diario de campo.

Actualmente estoy realizando una estancia de investigación en el departamento de antropología de la universidad de Chile, adscrito al Magister en Antropología Socio-Cultural, pero mi experiencia en el trabajo de campo por parte de la universidad de Chile ha sido casi nula, por que he tenido la necesidad de desarrollar mi trabajo etnografico de manera independiente e individual.

En este sentido, le agradezco mucho la valiosa colaboración que me pueda facilitar y le solicito la oportunidad de una entrevista paras conocerlo personalmente e intercambiar algunas experiencias de investigación.

A continuación le dejo mis datos de contacto:

lserranoaldana@gmail.com

celular: +56978-132019

Whatapp: +584247834618


Le agradezco mucho su disponibilidad, quedo atento a sus comentarios.

Dios bendiga abundantemente las obras de sus manos y María Santísima interceda por sus oraciones




Ismael García dijo...

Hola Dr. Horacio!
Gracias por su información que nos comparte a través de esta herramienta tecnológica (blog); que a decir verdad tiene que ver mucho con una bitácora, como usdted bien las clasifica existen bitácoras para varías cosas, pero en esencia tienen algo en común y es el registro de información.

Entonces un blog, es una bitacora electrónica.

Me ha servido de mucho su información y lo he puesto como referencia en un video en mi canal de YouTube.

Saludos cordiala, y nuevamente gracias!

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Ismael: Agradezco sus comentarios sobre la utilidad de este capítulo de mi blog: la importancia de llevar un Diario de Campo o Bitácora. Hay Diarios que se ha hecho famosos como el Diario de Ana Frank, la joven judía asesinada por los nazis en un campo de concentración. Acaban de editar un segundo Diario de la joven, que se mantenía oculto. Ella llevó un registro clandestino, casi diario, con recortes de diarios, de las atrocidades de los nazis en su época.
Pienso, a este respecto, que si alguien se tomara la molestia de registrar y fotografiar, ojalá mes a mes,el estado de la vegetación informando sobre la relación entre el clima (lluvias) y el crecimiento y desarrollo del vegetación in situ, se podría atestiguar fehacientemente el deterioro del manto vegetacional en un par de decenios, debido a la disminución catastrófica del regimen de lluvias.
El 23 de marzo de este año 2019 el Secretario General de las Naciones Unidas dijo al respecto: "al mundo le quedan solamente dos años para actuar contra el cambio climático si quiere evitar consecuencias desastrosas" (en Noticias El Mostrador, 23 de marzo 2019).
Diarios de Campo fidedignos, por regiones, en los que se plasmara gráficamente (con fotos o videos) la situación real de la pluviometría y el ecosistema en una zona dada, podrían constituir argumentos muy poderosos para forzar a la autoridad local o regional a tomar medidas draconianas al respecto. Los científicos lo saben bien, pero el hombre de la calle todavía no. ¡Alguien tiene que alertarlos!.

Paulo Maia dijo...

Estimado Profesor,
Hace 12 años que usted ha tomado la iniciativa de publicar este texto. Y me parece que hace 12 años que este texto se hace actual frente a la necesidad de mucha gente sobre un tema sobre el que no le dan seguimiento en el campo académico. Soy fotógrafo documentalista desde hace más o menos 10 años. Dedicado a temas de cultura popular y patrimonio. Y desde hace dos años resolvi adentrarme al campo de la antropologia como el lugar desde donde deseo aprender a pensar sobre el mundo. LLego tal vez un poco tarde a la antropologia, a pesar de considerar e he sido un fotógrafo/etnógrafo desde que me meti a ir al encuentro de las personas y dejarme afectar por la experiencia de la alteridad.
Soy Brasileño, y aqui he buscado mucho un texto que me ayudara sobre este tema del diario de campo. Aunque la práctica del diario es algo que ya lo traigo incorporado a mi actividad de fotógrafo, sentía la necesidad de una orientación como la que usted no la ha compartido. Por eso, MUCHAS GRACIAS por tan importante iniciativa! Le confieso que me causa mucha curiosidad su estante con tantos diarios. Espero seguir escribiendo igualmente.
En los últimos años yo he estado impartiendo un curso de fotografia documental en Guatemala. Y seguro voy a incorporar su texto entre las referencias bibliográficas como lectura obligatoria.
MUCHAS GRACIAS... MUITO OBRIGADO!

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado Paulo: he leido con mucha emoción su carta. Se la agradezco mucho. Ya he recibido multitud de notas, como la suya, agradeciéndome la publicación de este capítulo, referido al "Diario de Campo" o Bitácora del científico o naturalista. Estimo que valió la pena el esfuerzo, al observar cómo en diversos países de Latinoamérica y aún en España, hoy día este documento es recomendado a los estudiantes de las Ciencias Naturales o Sociales. Este capítulo, redactado con especial cariño para los estudiantes y novatos en las Ciencias, ha tenido un éxito insospechado.
Hoy, cuando estoy por concluir mi Cuaderno de Campo Nº 102 puedo hoy darme el lujo de recorrer, como en una película, mi vida académica toda: sus avatares, sinsabores, pero también sus descubrimientos, experiencias y/o hallazgos. Todo en pos del desarrollo del conocimiento científico. Como este desarrollo del conocimiento científico es por esencia acumulativo, si no damos a conocer, sin pretensiones, lo que nosotros mismos hemos visto, oído u experimentado personalmente, tal conocimiento simplemente se puede perder para siempre. Todos nosotros somos simples eslabones en esta cadena del conocer, el mundo que nos rode.
Su profesión me parece algo maravilloso: dejar testimonio, estampar y mostrar a la posteridad lo que Ud ha visto o presenciado. Su conocimiento y expertise (know how), es algo extremadamente valioso para la ciencia etnográfica o antropológica, máxime hoy cuando desparecen velozmente las antiguas culturas o éstas se modifican rápidamente por efecto del contacto cultural.
Ud me dice que es ya algo tarde para penetrar en este campo de la Antropología. No conozco su edad, pero sepa que en mi caso, comencé a estudiar Antropología en México, cuando ya había cumplido mis 35 años y había estudiado multitud de cosas. Me senté humildemente en las aulas universitarias, compartiendo con compañeros de curso que eran, todos ellos, al menos 10 o 15 años menores que yo. Todo lo que aprendí antes de entrar a estudiar Antropología me fue muy útil, en especial el conocimiento y dominio del latín y de idiomas extranjeros: francés, alemán, inglés. Así que, amigo Paulo, no tema emprender este nuevo rumbo, y podrá ver con el tiempo, la enorme cantidad de satisfacciones que le deparará la vida, máxime si se dedica en su patria, Brasil, a rescatar y dar a conocer la cultura de sus etnias aborígenes y sus increíbles formas de utilización del medio ambiente natural: lo que yo he llamado una "eco-antropología". Formas de vida y cultura a punto de fenecer en su país.

Ojalá pueda seguir mi consejo.

Le saluda a la distancia, confinado por el COVID-19 en mi casa,
Dr Horacio Larrain B. (Ph.D.)

Paulo Maia dijo...

Don Horacio, le agradezco mucho su amable y preciosa respuesta. Y sí, trataré de seguir su consejo, pues en gran medida lo que dijo usted forma parte de mis deseos como antropólogo.

Le comparto que yo también estuve en México. Vivi en Guadalajara entre los años 2005 y 2008. Los 3 años que vivi allá, representa un parte águas en mi história. Es un país especial. En aquel periodo yo era un estudiante jesuíta y fui a sacar una maestria en Comunicación. Desafortunadamente, no me he titulado, y en mi regreso a Brasil salí de la congregación.

Finalmente, retomo los estudios de lo que considero otra importante vocación, la de antropólogo, que me fue inspirada en mis años de trabajos con la gente, en pueblos legajanos de mi país, cuando aun era jesuíta.

El regreso a esta otra maestria (en antropologia), lo estoy haciendo a los 45 años de edad, por eso le mencionaba que voy llegando un poquito tarde. Pero muy animado y con mucho deseo de aprender.

Me gustaria compartirle algo de mis trabajos fotográficos relalcionado a la antropologia. Investigo sobre cultura popular y religiones afro-indígenas, proprias de la región noreste de Brasil. Aqui le dejo mi correo para que en privado le envie algunos enlaces para accesar a los trabajos, caso tenga un poco de tiempo: paulo.maia@unicap.br .

Y caso desee ver un trabajo que he realizado sobre la Amazonia, aqui le comparto otro enlace: https://projetovozdaamazonia.wordpress.com
.
Don Horacio, una vez más le agradezco su amable atención y su entrega a la búsqueda por el conocimiento. Y más que todo, por estar abierto a la alteridad. Estoy seguro que es por medio de la intersubjetividad que el mistério muestra un poco de si.

Le felicito por su 102º diario de campo. Eso es realmente GENIAL!! Espero que la gente en su entorno saque saque mucho provecho de todo este material. Seguro es fuente de mucha información preciosa y de aprendizaje.

Le mando un gran abrazo!

Paulo Maia
paulo.maia@unicap.br

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...


Lorna Z. ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El "Diario de Campo " o Bitácora: el instrumento ...":

Estimado Doctor:

Le escribo este mensaje profundamente conmovida y emocionada por haber encontrado su blog, que es una verdadera joya. Aunque hasta ahora no soy antropóloga de formación, siento muy profunda la vocación del encuentro con otras personas y otras culturas. Su texto ha sido un gran aliciente para sistematizar mi trabajo y quisiera expresarle mi profunda gratitud por compartir su vasta experiencia y conocimiento.

Tuve la oportunidad de visitar su hermoso país por motivos de trabajo y los Andes y su gente marcaron una huella en mi corazón. Como egresada de estudios interculturales de la UNAM y actual estudiante de posgrado en la Universidad de Innsbruck, leo su semblanza maravillada de las coincidencias e imaginando notas en sus cuadernos de lugares que probablemente ambos hemos visitado. Es por esto que he tenido el atrevimiento de escribirle estas líneas.

Ha sido duro para mí vivir una situación de confinamiento y migración a la vez. Leer su blog ha sido para mí la fuerza e inspiración que necesitaba para continuar con mi formación académica y poder un día compartir también mis aprendizajes con la comunidad científica y el público en general. De nuevo, le agradezco infinitamente.

El río Inn, el Nordkette y yo le mandamos un cálido y afectuoso saludo primaveral.

Lorna Zamora Robles

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimada amiga Lorna: he leído con sorpresa y agradecimiento su reciente y amable comentario a este capítulo de mi blog: sobre "el diario de campo" y su importancia.
Recuerdo con mucha nostalgia mis aventuras en la Nordkette acompañando al botánico austríaco Dr. Helmut Gams, mi profesor, en busca de la Edelweiss y de la flora alpina de altura. Por desgracia, en aquellas ya lejanas fechas (1957-58), no tenía yo aún la costumbre de llevar un Diario de Campo. ¡Cómo gozaría yo hoy a mis 92 años, si lo hubiese escrito (y descrito) entonces!.
Recuerdo mis excursiones al Hafelekar y su vista imponente sobre Innsbruck y su comarca. ¡Qué recuerdos!. Ich wünsche Ihnen viel Erfolg in deine Studien und Forschungen. Meine besondere Grüsse an das goldene Dachl!.
Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)