sábado, 31 de enero de 2015

Instrumental de antiguos pescadores costeros en la Pampa del Tamarugal: descripción de su habitat en diciembre de 1995.




Hallazgo casual de un campamento indígena.

En nuestro capítulo anterior, escrito el día 10/01/2015 titulado: "Un campamento de pescadores en plena pampa: ¿qué hacen aquí en pleno desierto?", nos hemos referido a este hallazgo casual nuestro, hecho en plena Pampa del Tamarugal (Región de Tarapacá),  cuando  buscábamos insectos raros  en plantas de  retama o retamilla (Caesalpinia angulata).  Allí indicábamos que  el descubrimiento había sido relatado in extenso  en las páginas de nuestro Diario de Campo (Vol. 49: pp.  53-60 y  70-76). Prometimos allí que insertaríamos  el texto íntegro respectivo, tomado de nuestro Diario de campo. Es lo que haremos hoy.

Algunas fotos del hallazgo.

 Fig. 1.  Elementos naturales y medioambientales  hallados en el contexto del campamento primitivo de  pescadores.  (Foto H. Larrain).


 Fig. 2.  Peso de red provisto de amarra  textil en su parte media.  (Foto H. Larrain)



 Fig. 3.  Semilla de cactácea de la precordillera andina, con su característico vello. (Foto H. Larrain)

Fig .4.   Punta de proyectil hecha en roca basáltica.  El lasqueado por ambas caras es   notablemente cuidado, casi perfecto. El pedúnculo se halla fracturado. (Foto H. Larrain).

Costumbre de  anotar los hechos.

Conforme a nuestra inveterada costumbre,  a nuestro regreso de la expedición, anotamos cuidadosamente los detalles, para no olvidar nada. ¿Por qué?. Porque  hemos sentido la necesidad de describir en detalle la experiencia vivida en ese instante.  Y esto no solo para poder recordarla en el futuro, sino principalmente  para dejar constancia del hallazgo que, aunque aparentemente pequeño y de poca monta,  nos aportaba  datos de sumo interés para entender el modo de vida, nomadismo, alimentación  y movilidad geográfica de los pescadores,   propios de aquellos antiguos tiempos. La búsqueda incesante de alimento, los obligaba a realizar estos enormes desplazamientos de muchas decenas de kilómetros, no pocas veces siguiendo las mismas rutas de animales como los guanacos o ciervos, que bajaban antaño hasta la costa.  Hoy se nos hace muy difícil comprender este modo de vida de los cazadores,  esencialmente móvil, habituados como estamos   al sedentarismo propio de la vida civilizada. La presencia de una punta de proyectil nos  habla ya de  la práctica de la cacería por parte de estos viajeros.  

 Las primeras hipótesis e interrogantes..

Anotar las circunstancias  exactas del hallazgo, tras visitar el sitio, nos permite  emitir  hipótesis  explicativas iniciales las que, con el correr de los días o meses, pueden ser mejoradas o enriquecidas e incluso modificadas. Este ejercicio, repetido en cada expedición, contribuye a agudizar  el sentido de observación  y permite cotejar  la realidad observada por nosotros, con la que nos muestra la literatura arqueológica en casos semejantes. Una segunda visita al sitio,  después de una lectura reflexiva de la descripción anterior, generalmente nos aporta nuevos interrogantes que tratamos de resolver en la segunda oportunidad. Hacen falta visitas posteriores, para  observar la relación  estrecha de ese campamento con el medio ambiente: en este caso,  tanto con el curso de agua hoy totalmente  seco, como con los pequeños bosquetes de retamilla.

He aquí lo que dejamos estampado en aquellos días:. Tras presentar estas páginas, haremos algunos comentarios al tenor de nuestro enfoque eco-antropológico.

Nuestro relato hecho a fines del año   1995:

Nuestra primera visita al sitio de este hallazgo casual, ocurrió el día 15/12/1995. He aquí las páginas del texto copiadas desde nuestro Diario de Campo de la época (Vol. 49):
                                                  

Fig.1.  Ubicación geográfica del sitio.   Muy cerca de un antiguo cauce de aluvión.



Fig. 2. Avistamiento de pequeños talleres líticos en esta pampa.



Fig.3.  La acumulación de bolones en este sitio, efecto  del arrastre fluvial, denota la posible presencia de antiguos refugios hoy  demolidos.


Fig. 4. Presencia de conchas de collar  hechas en turquesa y en conchas marinas.


Fig. 5.  Detalle de las cuentas de collar. ¿Cómo las hacían?.  



Fig. 6.   ¿De dónde venían  y a donde iban?.



Fig.7.  Confección de collares in situ.



Fig. 8.   Evidencia del uso de grandes cántaros para el transporte de agua.




Segunda visita al sitio. 

 Fig.9.    Desde esta página 70  a la págin.  76 de nuestro  Diario de Campo (Vol. 54 (1995), se describe la segunda visita  nuestra al mismo sitio, el día 21 de diciembre del año 1995, cuando lo visitamos en nuestro fiel Ford, provistos ahora  de un harnero fino para recoger las piezas muy pequeñas o las cuentas de collar. Desde entonces, no he vuelto a visitar el lugar. Es muy probable que esté aún intacto y, de seguro, encierra todavía muchos interrogantes que resolver. Si Dios me lo permite,  iré  pronto a  visitar nuevamente ese sitio que  me ha aportado tantas reflexiones.


Fig. 10.  Hallazgo en superficie  de una punta fina de proyectil hecha en basalto. Hallazgo de dos pesos de red.


Fig. 11.   Los pesos de red hallados son una prueba irrefutable de que estamos ante un pequeño grupo de pescadores de la costa de Iquique que traficaban  a las quebradas (Tarapacá o Quipisca) para intercambiar productos con los agricultores del valle. Ademas se constató la  presencia de un  pequeño taller  lítico de basalto, con numerosas lascas.



Fig. 12.Dos de las herramientas halladas in situ: se trata de dos raspadores, cuyas medidas se ofrecen aquí.



Fig. 13.  Reflexiones nuestras sobre el uso de este campamento de tránsito hacia  y desde  la costa por parte de los pescadores costeros.


Fig. 14. La presencia de numerosas  ramillas de algarrobo o tamarugo nos induce a pensar que aquí pudo existir, en tiempos remotos, algún o algunos  árboles de tamarugo (Prosopis tamarugo) que oferecían  su sombra a los caminantes, facilitando su acampada en el lugar. La sombra era algo fundamental para el descanso. Así se explicaría  mucho mejor cómo disponen  del tiempo suficiente para la confección de artefactos y cuentas de collar  in situ.


Fig. 15.  Dibujo de los dos pesos de red hallados bajo sendas piedras grandes, aparentemente  "escondidos" en tiempos antiguos por sus poseedores.


Nuestro comentario eco-antropológico.

1. Éste ha quedado a grandes rasgos expresado en el capítulo anterior ya  referido. Pero, si embargo  destacamos lo siguiente:

2. Campamentos como éste hay muchos en la pampa del Tamarugal en la zona de desembocadura de las grandes quebradas en la pampa.  Los hemos visto  en la desembocadura de la quebrada de Maní,  y en la de Quipisca..

3. Exteriormente, solo se ve en superficie  algunas piedras  grandes o conjuntos de piedras dispersas,    formando pequeños montículos, algo elevados del suelo vecino. Se alzan en pequeñas eminencias, para evitar las  posibles inundaciones  producidas por los cauces de aluvión que sobrevienen todos los años  en el período estival (verano).

3. Lo primero que observamos al llegar al sitio, fue la presencia de   fragmentos de cerámica, lo que revela  la existencia de transporte de agua, elemento indispensable para  realizar un viaje largo hacia la costa.

4. Llama la atención la cercanía del sitio a un conjunto de arbustos de retamilla, de los cuales obtenían el combustible para sus fogones.  Hace  dos o tres milenios, probablemente, la vegetación era mayor y más tupida que hoy.

5.  La proximidad a un cauce antiguo de aluvión con vegetación, podría sugerirnos que tal vez  hubo allí mismo disponibilidad de agua en algunas temporadas, tal vez mediante la perforación de pozos poco profundos.

6. Para los viajeros que desde la quebrada de Tarapacá  descendían a la costa, debió existir, a lo largo de la ruta, no menos de  tres o cuatro campamentos intermedios de tránsito. El campamento  siguiente, rumbo a la costa, debió estar situado  en la base  de los primeros cerros  que cierran la cuenca del Tamarugal por el poniente.











































viernes, 23 de enero de 2015

Profanación reciente de las famosas Líneas de Nazca en el Perú: ¿ Error, malentendido o delito flagrante?:


Fig. 1.   Figura  notable de un picaflor o colibrí, en la pampa de Jumana, (Nazca) a unos 400 km al sur de la ciudad de Lima, Perú, A pocos centímetros de esta figura  y exactamente debajo de la cabeza del ave, se montó el lienzo acusador de Greenpeace.


Una historia  increíble. Un lienzo de Greenpeace  desplegado a escasos metros del colibrí de pampa de  Nasca.

Sometemos aquí al bisturí del antropólogo este reciente episodio que parece sacado de una novela de ciencia-ficción. Nos ofrece  abundante tema para  reflexionar sobre la fragilidad de nuestro arte rupestre  y la necesidad de una política pública seria y  duradera para protegerlo para la posteridad.  ¡Cómo sufriría hoy María Reiche,   la eximia investigadora de estos diseños prehistóricos durante  25 años  si estuviera viva,  al ver cómo se  pisotea  esta zona sagrada para los Nazcas!.

Fig. 1.  El contenido explícito del mensaje de Greenpeace:   "Time for change!.  The future is renewable. Greenpeace",  ("Es  tiempo de cambio!.. El futuro es (la energía) renovable"). Observe a qué escasa distancia del gigantesco colibrí o picaflor, representado en este hermosísimo  geoglifo se instaló por unos instantes el lienzo de Greenpeace!. En la foto, se ven varias personas,   en número de 6 ó 7, que despliegan el lienzo gigantesco para alertar a la humanidad.   (fotografía nuestra de la imagen que trae  el Diario "La Tercera" on-line del día  10 de Enero, 2015) 

Un afiche y proclama en el corazón de la pampa de Nasca (o Nazca).

En la edición on-line del  día 20 de Enero recién pasado (2015) del Diario "La Tercera", de Santiago de Chile, aparece un artículo alusivo al reciente atropello cometido por  partidarios del grupo ecologista Greenpeace en un sector de la pampa de Nasca donde se encuentran  las legendarias figuras  o geoglifos. Aquí, hace más de dos mil años,  los antiguos habitantes  trazaron,  con increíble maestría, sobre la superficie arenosa del desierto,  imágenes y diseños  de enorme tamaño de sus deidades tutelares con finalidades rituales o ceremoniales  poco claras para nosotros. Este conjunto de centenares de figuras geométricas y zoo o fitomorfas de la más variada índole, constituye  un notable repositorio del arte rupestre, tal vez el más importante de la humanidad, razón por la cual  UNESCO  ha declarado  estas figuras con razón,  "patrimonio de la Humanidad" en el año 1994.
 .
¿Cuál fue el objetivo de Greenpeace?.

El objetivo confeso del pequeño grupo de  manifestantes  era atraer la atención del mundo hacia  el Perú (Lima), donde en ese preciso instante se  realizaba una  reunión cumbre sobre el cambio climático con asistencia de grandes personalidades y científicos de todo el mundo. ¿Qué  mejor  -pensaron algunos entusiastas de Greenpeace- que  extender un enorme lienzo en pleno desierto, en la Pampa de Nasca, tesoro cultural de la humanidad, para demandar y exigir el uso de  energías limpias  para el futuro?. La intención era,  sin duda, excelente. Porque una de las cosas que muchos hemos venido reclamando desde hace años, es  la necesidad imperiosa de  acabar definitivamente  con las plantas termoeléctricas,  y promover y difundir el uso de las energías limpias, (solar, eólica, mareomotriz o geotérmica u otras ), para cortar definitivamente con la dependencia del petróleo y sus derivados, los fatídicos alimentadores de plantas de energía  en el mundo, muy especialmente en los países subdesarrollados. (Véanse, bajo la etiqueta "Centrales termoeléctricas" varios capítulos en este mismo Blog  dedicados a la denuncia de este tipo de centrales térmicas). 

La sana  y meritoria intención de Greenpeace  lamentablemente opacada por  un grave  error.

Con ello queremos tan solo demostrar que  la intención de Greenpeace fue, en cuanto a  sus objetivos, noble y generosa: reclamar ante el mundo entero contra  la  proliferación de estas plantas en América Latina y el mundo, y exigir  la adopción definitiva de las energías limpias. Por desgracia, el método usado para hacer oír su  justa demanda, fue absolutamente incorrecto y, sin la menor duda,  además,  constitutivo de grave delito contra la cultura y la legislación peruana. No entendemos, en realidad, cómo no se les ocurrió  a los organizadores consultar al respecto a  expertos peruanos, miembros de su propia organización, los que obviamente les habrían  disuadido de emplear esa errada y absurda táctica. La elección del lugar: la pampa de Nazca, fue fatal; no pudo ser peor..



La reacción ante esta inédita  proclama.

En la hermana república del Perú la reacción fue instantánea. Se condenó inmediatamente tal acción   como constitutiva de delito penado por la Ley y se ha exigido una reparación por los daños causados. Según  el citado periódico, la Ministra de Cultura del Perú  Diana Alvarez-Calderón "instó a la organización ambientalista Greenpeace a asumir el costo de la investigación y reparación de los daños,  según declaró a la prensa":  "El atentado contra las líneas de Nazca no fue error o torpeza, como afirmara el Director de Greenpeace para los países andinos Señor Martín Prieto a Radio Programas del Perú, sino un delito", señaló la Ministra del ramo.

Se ha identificado al arqueólogo alemán  Wolfgang Sadik como  el cerebro ejecutor del atentado, al cual  se sumaron otros miembros extranjeros del grupo, dando crédito  a sus directivas. El atropello se cometió  en la madrugada del día 8 de diciembre pasado.

El daño realizado  y sus secuelas.

Alguien podría alegar,  en descargo de los  jóvenes ambientalistas,  que  solo  extendieron un lienzo por pocos minutos, sin dañar para nada  las figuras.  Y que, además, luego del hecho, de grabar un video  y de obtener espléndidas fotos en la madrugada, se retiraron prontamente del lugar. Como antropólogos y arqueólogos, sin embargo, nos corresponde  analizar y discutir fríamente el hecho mismo,  procurando sacar algunas lecciones para  nosotros los chilenos en vistas a la protección futura de nuestro patrimonio de arte rupestre en el desierto nortino. Éste, si bien no es ni de lejos  tan rico como el existente en las pampas de Nasca, es también de extraordinario valor y se encuentra -al igual que en Nasca- expuesto a cualquier intervención  de terceros,  con argumentos semejantes y generalmente mucho  menos elegantes.

La intervención realizada por extraños.   ¿Por qué la condenamos  con firmeza?.

1.  Porque   la pampa de Nazca es un gigantesco sitio arqueológico, plagado de figuras y líneas, y, por tanto, está protegido por la Ley peruana. No puede allí hacerse nada sin una autorización muy especial del Estado, y menos propaganda de cualquier tipo que sea.  Entonces,  invocar una buena causa, por más excelente que sea,  no será jamás justificación alguna  para cometer un  delito. Porque "el fin  (u objetivo buscado) no justifica los medios  (usados)". contra lo que señalara la famosa frase "el fin justifica los medios",  atribuida al político y filósofo italiano  Maquiavelo, en su tratado de "El Príncipe". (1531).

2.  Nazca  y sus imponentes figuras fue declarado por UNESCO  patrimonio de la humanidad en el año 1994. No existe lugar alguno en el mundo que tenga  tal cantidad de figuras, de tan gran tamaño y perfección de estilo.   Un sitio de esta naturaleza,  por el solo efecto de su Declaratoria internacional, es ya un sitio que debe ser especialmente protegido, sobre todo de pisadas y senderos  humanos y de huellas de vehículos. ¿Por qué?  Porque éstas quedan marcadas en  forma indeleble sobre el piso de la pampa, tal como han  quedado las figuras  mismas hasta el día de hoy.  ¡ Se yerguen hoy claramente visibles luego de  2.600 años desde su elaboración!.  Cualquier huella en la pampa queda indeleblemente inscrita allí, y para siempre!. Es esto lo que los acérrimos y porfiados defensores del Rally Dakar jamás  han querido entender. Sus huellas son. además de destructivas, prácticamente eternas y casi imposibles de borrar.

3. Los estudios recientes señalan que las figuras de Nasca  tendrían origen muy antiguo y se remontarían  a los  años  800-600 A.C. Fueron elaboradas por los pueblos Nasca como parte significativa de sus  rituales para obtener  la fecundidad de sus campos, sujetos, sin duda, a  frecuentes o periódicas sequías. Piénsese que en esta pampa la media  anual  actual de precipitación por lluvias es algo menor a  1 mm al año de agua caída. Gracias a esta aridez extrema y a las características químicas de su suelo (presencia de carbonatos solubles), las huellas se conservan y, con el paso del tiempo, se van en cierto modo acentuando.

4. Si bien aparentemente  no habría figuras exactamente en el sitio elegido para  desplegar el gigantesco, lienzo, hay que considerar los espacios intermedios que fueron traficados por los  manifestantes, que no eran menos de 6 o 7 personas, al entrar, desplegarse alrededor del área  para  salir finalmente del sitio. Es decir, se trata evidentemente de la incorporación de múltiples huellas nuevas,  superpuestas. Porque, claro está, ¡no llegaron allí por el aire!.  ¿Quién nos asegura que no podrían existir,  ocultas o semi borradas, otras figuras o líneas exactamente donde estuvieron los audaces manifestantes de Greenpeace?. ¿Qué tal si futuros estudios, con  una tecnología  fotográfica de avanzada, pudiesen detectar otras líneas  o diseños, invisibles hoy,  y tal vez más antiguos?. Por cierto, esto no es más que una suposición, pero el avance de la tecnología nos sugiere que ello es perfectamente posible y por eso la protección del lugar y la prohibición absoluta de tránsito debe ser respetada por todos, y muy especialmente por los arqueólogos. La  lectura hoy  posible de los antiguos palimsestos, aparentemente "borrados" y  re-escritos, constituye un argumento comparativo (de caracter analógico) que debemos considerar en estos casos. ¿Por qué no?.

5. No logramos entender cómo un arqueólogo, como el señor Wolfgang Sadik,  haya podido cometer este desacato mayúsculo, contrariando la más elemental norma de cuidado y respeto al acceder, en la forma en que lo hizo,  a  un monumento arqueológico de tanta significación en nuestra  América andina. ¿Tenía este señor alguna formación previa en culturas arqueológicas peruanas?. A ningún arqueólogo, medianamente conocedor de este tipo de manifestaciones rupestres en el desierto, le cabría en la cabeza tamaña osadía, a nuestro juicio,  rayana en la estupidez..¿Nunca oyó hablar de María Reiche, su coterránea,  y su maravillosa obra en Nasca?.  O no sabía bien cuál era la importancia de sus figuras  para la arqueología mundial o, si lo sabía perfectamente  (como se supondría, por tratarse de un arqueólogo), le faltó claramente  "cultura arqueológica"  y respeto al patrimonio cultural del país vecino al cometer ese crimen. No  hallamos otra explicación.

6. No deja de sorprendernos el hecho de que los autores,  orientados según confesión  propia por  el arqueólogo Sadik, hallan elegido una  de las figuras más emblemáticas e interesantes, desde el punto de vista estilístico, de todo el conjunto que cubre  alrededor de  500 km2 de pampas resecas:  el colibrí o picaflor. Es evidente que tal elección no fue casualidad. No pudo serlo.  Se  buscó y seleccionó una figura señera, emblemática, de la pampa de Nasca, y, además  se estudió muy  en detalle la estrategia de ataque, lo que a nuestro juicio, incrementa la gravedad del hecho y exige su correspondiente reparación.  ¿Error o descuido?. Ciertamente que  no. El video que muestra Youtube deja en evidencia la cuidada preparación del hecho.

7. Maria Reiche, la matemática alemana que estudió durante toda su vida estos diseños y los defendió "con dientes y uñas", decía a este respecto en su obra del año 1968:

"Hay que mencionar todavía  el hecho lamentable, que desde  1968 y un poco antes, los dibujos han sufrido un deterioro considerable en algunas partes. La propaganda de los autores de fantasías espaciales ha atraído gran cantidad de visitantes, los cuales, en carro o a pié, han dejado huellas en la superficie, que son tan imborrables como los dibujos" (en su obra:  Geheimnis der Wüste,  Mystery on the Desert,  Secreto de la pampa, 2ª edición, 1976: 3).

Si  María Reiche aún viviera,  quedaría anodada y furiosa al saber que un compatriota suyo, arqueólogo (!), había dirigido y organizado,  en sus queridas pampas de Nasca, esta temeraria y truculenta operación pirata.

¡Ella bien sabía, por experiencia propia, que las huellas en este desierto nunca se borran!. 

Lecciones para  el cuidado del arte rupestre chileno.

Saquemos de este hecho tan doloroso para nuestros hermanos peruanos y nuestra América andina, algunas lecciones.  Que al menos este destrozo haga reflexionar a las autoridades culturales de Chile  y, en especial, a las autoridades  regionales de Tarapacá y Antofagasta por donde discurre el temido y pavoroso "huracán Dakar". Porque esas dos regiones nuestras   poseen un arte rupestre  (geoglifos, petroglifos y pinturas)   de enorme significación e importancia mundial.

1. Lamentamos a la verdad, que la organización Greenpeace, tan  benemérita por otros conceptos, haya incurrido en este craso error de táctica o propaganda.
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2.  Ojalá aprendiéramos a  cuidar y proteger nuestro arte rupestre con el mismo celo,  energía y vigor  con que lo hacen nuestros hermanos peruanos.  Estamos, por desgracia,  muy  lejos de ello. ¿Pruebas al canto?: la actitud pasiva y complaciente de las autoridades regionales ante el paso del Dakar y sus innumerables y dolorosas huellas  que ni los siglos futuros borrarán.  ¡Porque son indelebles!.

3.  Este arte rupestre, inscrito en las arenas y laderas de nuestro desierto, es único en el mundo. Con  el Perú compartimos este tesoro: debemos cuidarlo como tal para las futuras generaciones de compatriotas. Solo en la región de Tarapacá tenemos  varios miles de figuras, grabadas antaño en cerros y  pampas  Ni siquiera las hemos todavía estudiado en su totalidad; menos aún, en profundidad. Han sido descritos y parcialmente catalogados, gracias al cuidado de algunos beneméritos investigadores regionales como  Luis Briones o Lautaro Núñez, pero poco o nada sabemos de  su  época de creación y su desarrollo. Mucho menos aún, de su verdadero sentido y significado profundo. Solo manejamos débiles e inciertas hipótesis.   Queda mucho trabajo por hacer: ¡ímproba pero gratísima tarea para  los futuros arqueólogos y geógrafos!.

3. Viene muy a cuento aquí , en relación a este  crimen cultural, referirse y comentar  un hecho reciente ocurrido en nuestro suelo de Tarapacá con ocasión del paso del Dakar en enero del  año 2014. Nos da vergüenza e indignación la actitud casi cínica demostrada por la iconografía oficial de propaganda del Dakar, presentada y difundida profusamente en toda  nuestra región de Tarapacá en 2014. ¿Por qué?.  El afiche en cuestión llamaba a: "correr con  el Dakar  a cuidar el patrimonio" (Sic!!). Sorprendente, extemporáneo y ridículo modo de  proteger  nuestro patrimonio de arte rupestre:  a  manos nada menos que de destructores camiones y vehículos de todo tipo, cruzando el desierto a  toda velocidad, muchas veces fuera de ruta  (off road).  Esto es, a mi modo de ver,   "cubrir al lobo con piel de oveja", o si se prefiere, ""poner al ladrón detrás del juez" .  Se ha querido, por ese medio, cohonestar una acción abiertamente destructiva y por ello,  Mostramos aquí abajo, para  sorna e irrisión de nuestro público culto e inteligente, este vil e insultante  afiche de propaganda . ¿Cómo pudo una mente sana  llegar a concebir  tamaña patraña?.  Pues bien, alguna autoridad regional  -lo suponemos- estaba ciertamente detrás de esos panfletos. ¡Qué pena nos da!.  Mezcla de ignorancia y estupidez.

4. No es lícito usar  figuras  insignes de nuestro patrimonio cultural -como en el presente caso  el shamán de Cerro Unita-  para propaganda de  raids, marcas de vehículos o vestimenta deportiva de corredores!. No solo por el  evidente contrasentido en ello involucrado, sino sobre todo porque el Dakar es exactamente lo  más opuesto que imaginar se pueda  a un  cuidado auténtico  y  veraz de nuestro notable patrimonio cultural del desierto. 

Fig. 2.  Lo único  que faltaría en esta  ridícula pantomima  es que los  aficionados al Dakar, en la euforia de su entusiasmo por "proteger el patrimonio" - como lo señalan expresamente-     colocaran un día un enorme lienzo con el distintivo del Dakar, a los pies del shamán de  Cerro Unita   (cerca de la localidad de Huara)   para "proteger"  la figura de Tunupa, el mítico civilizador andino. ¡Harto poco faltó para ello!. 

Fig. 3.   Título del articulo del diario  "La Tercera"  on line  presentando la figura del lienzo extendido a los pies y a escasos metros de la egregia figura del colibrí de Nasca, que mide unos  95 m  de longitud. El extremo del largo pico termina en un conjunto de líneas paralelas  una de las cuales,  según María Reiche, la gran estudiosa de estos diseños de Nasca, muestra exactamente la dirección del sol  al ponerse el  día  21 de diciembre. Esta imagen ha sido analizada  en  el libro de Maria Reiche titulado:  Geheimnis der Wüste, Mystery on the desert  y Secreto de la pampa, publicado en  tres idiomas   (Selbstverlag Maria Reiche, Stuttgart, 1968,   2ª edición, 1976: página 41).  (Vea en este mismo Blog  nuestro artículo sobre María Reiche y los dibujos de Nazca) 

Epílogo aleccionador.

1. Que el grave incidente  ocurrido recientemente en el Perú  nos  sirva en Chile de suprema advertencia.  Ojalá estos hechos no se repitan nunca entre nosotros. Ni que tengamos que lamentarlos.  "Más vale prevenir que cuidar", señala el adagio sabio, al que generalmente bien poco casi hacemos. 

2. Estudiemos, en consecuencia,  la mejor manera de proteger este patrimonio inmueble nuestro y corramos a defenderlo, pero no, por favor, con el Dakar y sus estruendosas máquinas "todo-terreno"  y""todo-lo-aplasta".  Todo lo contrario, evitando total y absolutamente el paso de vehículos por los sectores donde haya  figuras y diseños prehistóricos. 


3. El cuidado  de nuestro patrimonio exige un auténtico respeto y reverencia ante las muestras de arte de un pasado remoto, indescifrado aún  e irrepetible.  Que nuestras autoridades tomen nota de ello. 


4. Contentarse como algunos señalan, con  "mitigar" los posibles daños inferidos al patrimonio mediante el  dinero es, además de insensato,  irreverente. No existe, en realidad forma alguna de mitigar un atropello  y un delito de esta clase, hecho a sabiendas de que podría ocurrir. Lo demuestra  la reciente actitud de dos pilotos del Rally Dakar  2015 en el norte de Chile, los que, saliéndose de la ruta marcada y perdiéndose, fueron sancionados por la autoridad por alterar un sitio arqueológico. El comentario sarcástico  de uno de ellos fue elocuente: "si solo se trataba de un montón de piedras". Dicha respuesta nos  revela el grado de  ignorancia  de estos  expertos en fierros y tuercas, pero carentes de cultura, máxime arqueológica.  


5. He aquí, frente a frente, dos tipos de "cultura"  claramente contrapuestos: la "cultura deportiva" versus la "cultura arqueológica", fruto de la presencia de antiquísimas poblaciones humanas. ¿Cuál debe primar?.  ¡Ecco il problema!.   Y nos preguntamos: ¿es este Rally Dakar realmente un auténtico deporte, o más bien un bien montado show mediático o exposición  de vehículos motorizados último modelo?  ¿Deporte, o un sutil negocio disfrazado de deporte? .  Para nosotros,  no puede caber duda alguna cuál deba ser  la respuesta correcta.





       

sábado, 10 de enero de 2015

Un campamento de pescadores en plena pampa del Tamarugal: ¿qué hacen aquí en pleno desierto?.



Fig. 1.  Pequeño muestrario de los  elementos culturales hallados in situ en el sitio arqueológico, cercano al Cerro Unita: pesos de red en piedra volcánica negra, cuentas de collar en turquesa y cuentas confeccionadas en conchas marinas  punta de proyectil en basalto.

Un descubrimiento casual en plena Pampa del Tamarugal.

Un día  15 de diciembre  del año  1995, hace casi 20 años,  dimos por casualidad con este hallazgo que queremos referir hoy en detalle. Es importante que su contenido no se pierda para la ciencia arqueológica del futuro.  En aquellos años,  teníamos un interés muy vivo por colectar la fauna entomológica que   pudiera existir en la Pampa del Tamarugal,  en aquellos pocos lugares donde aún sobreviven pequeñas formaciones vegetales autóctonas, poco intervenidas por el hombre.  Pues bien, desde la carretera que une  la localidad de Huara con el pueblo de Tarapacá y a la altura del km.  14,5 de la misma ruta, divisé,  hacia el costado sur, un conjunto numeroso de 80 a  100 plantas de retamas  o retamillas (Caesalpinia angulata; sinonimia: Ceasalpinia aphila)  que se alzaban aún vivas en el lecho de una pequeña hondonada formada por una antigua corriente de agua mansa, derivada de algún arroyo ocasional. Éstos, de tanto en tanto, inundaban parte de la pampa  como consecuencia  de las  potentes y davastadoras avenidas o aluviones  de verano.

¿Habría aquí insectos de  interés?.

Me interesaba especialmente constatar si en su follaje o en sus flores podía encontrar yo una poco conocida especie de coleóptero de gran interés científico: un pequeño bupréstido de apenas  0.6-0,7 cm de largo, (Atacamita chiliensis), de coloreados élitros en tonos grises y blancos, que visita la planta en flor entre los meses de  octubre y diciembre. Este pequeño bosquete constituido por unas 80-100 plantas se hallaba   a unos 800 m al Sur de la carretera. Justo allí, se veía una buena huella que enfilaba en esa dirección y la seguí. Andaba solo aquel día.  Nada hallé de especial interés en las plantas de retamilla, salvo ciertas abejas silvestres del género Centris sp.,  que revoloteaban en torno a las escasas flores. Por lo cual vagué un rato, observando los alrededores,  llamándome pronto  la atención un  conjunto irregular de cantos rodados grandes (bolones de aluvión), que aparecían agrupados en una pequeña eminencia del terreno y que, a todas luces,  habían sido  transportados al lugar y por tanto, representaban  una muy probable presencia humana.

Ante un sitio arqueológico, en forma de un campamento de paso.

Al  revisar el lugar,  pronto me percaté de que se trataba de un pequeño sitio arqueológico, por la  presencia de lascas procedentes de piedras volcánicas de colores claros (no sílex) y, sobre todo, de  fragmentos de cerámica, de vasijas de buen porte, a juzgar por sus bocas. Obviamente, usadas éstas para el transporte de agua en el desierto. Poco después, noté la presencia  en superficie de diminutos trozos de  malaquita y turquesa. Resultaba claro entonces para mí que aquí  había sido trabajado este mineral de cobre por el hombre. ¿Para qué?.  La respuesta surgió pocos minutos después, al hallar diminutas cuentas de collar, perfectamente confeccionadas  en este material.

El relato conservado en el Diario de Campo.

Las páginas de mi "Diario de Campo" de la época  ( Diario H. Larrain   Vol.  54:  53-60), que insertaremos en un próximo capítulo del Blog por razones de espacio,  son la mejor  prueba de lo que pensábamos  sobre este pequeño y casual hallazgo en el momento preciso de su encuentro. Resulta  interesante y hasta curioso, ver cuál fue nuestra primera reacción frente a este hallazgo, cuyos enigmas, con el correr del  tiempo,  iban aclarándose  más y más.

Una segunda visita al lugar.

Una visita posterior al lugar, una semana más tarde,  acompañado del joven estudiante Mario Aguilar Araya efectuada el día 21-12-1995, nos arrojó varias evidencias nuevas.  Veníamos ahora provistos de un harnero fino, para cribar una superficie de 1m  x  1m (= 1 m2), para así  poder  recoger  las evidencias más pequeñas y sacar algunas conclusiones válidas. El relato nuestro   conservado en nuestro  Diario de Campo (Vol. 54:  70-76)  consigna  minuciosamente  la descripción y los dibujos (con sus tamaños exactos)  de los elementos hallados en la ocasión  y que hoy son parte de nuestra Colección Arqueológica. Ésta,  en los próximas semanas, debe partir al Museo Regional de Antofagasta donde  quedará depositada en forma definitiva.  En ambas ocasiones, no se invirtió un  tiempo superior a 2-3 de horas de    observación, rastreo y /o  criba de materiales. No se excavó propiamente un pozo de sondeo, sino tan solo se efectuó una recolección de aquellos materiales  culturales o naturales que aparecían en el harnero,  hasta una profundidad de 7-8 cm., en una superficie de aproximadamente   1 m2.  Así aparecieron las conchas, huesos, leña, carbón vegetal y cuentas de collar.  El sitio ha permanecido afortunadamente  intocado desde aquella fecha   (1995).

Los elementos rescatados del sitio.

A continuación, mostramos, en imágenes, todos los elementos rescatados de este pequeño salvamento arqueológico.


Fig.  2.   Este muestrario se  hizo  pensando en una posible exhibición de carácter transitorio. En pequeños compartimentos  cortados en material de "plumavit" blando, hemos depositado los materiales culturales hallados; es decir, la representación concreta de la cultura humana allí representada  así como también  sus materiales de origen  (turquesa, andesita  o concha de molusco). Más abajo, especificamos estos materiales y nos referiremos a su funcionalidad.



Fig. 3.  Este segundo muestrario, ostenta, en cambio, los elementos naturales y/o vegetales  utilizados por el hombre como alimento,  como combustible, o como  materia prima para sus redes o cuentas de collar. Destaca la abundante presencia de  semillas de algarrobo  (Prosopis alba), maíz, conchas marinas y vértebras de peces. Es decir, hay pruebas evidentes  de alimentación in situ, tanto de origen marino como terrestre (agrícola) de los valles  vecinos (Tarapacá, Aroma, Quipisca)..


Fig. 4.  Un típico peso de red  (sinker, en idioma inglés), idéntico a  los hallados por Junius B. Bird, el gran arqueólogo norteamericano, en el gran conchal de  Quiani (costa de Arica)  en el año 1943 (Vea  su obra: "Excavations in Northern Chile", The American Museum of Natural History, New York,  1943: 139,  Figura  18).  Observe Ud. los  trozos de lienza  aún adheridos a la parte media del peso de red. Este ejemplar estaba roto en dos partes,  de un perfecto calce, y que hemos pegado.


Fig. 4.  Punta de proyectil. hecha muy finamente en basalto brillante, no representa, a lo que creemos una punta de arpón  para la pesca (son éstas de un aspecto muy  diferente), sino más bien una punta destinada a la  caza animal (probablemente de guanacos o vicuñas). Es la única punta que fue  hallada hasta ahora en superficie en este sitio arqueológico.  Fue tal vez descartada  aquí por haberse roto el pedúnculo mediante el cual se ataba fuertemente al astil.  Extrañamente, no hemos encontrado allí a la vista  esquirlas o lascas de material de basalto, cuya presencia nos indicaría con cierta certeza  que el artefacto fue confeccionado allí mismo, esto es,  in situ.  Tampoco aparecieron en el harneo efectuado en una pequeña superficie. Casi con certeza, a lo que creemos,  fue traída de fuera (¿desde el altiplano?).

 Fig. 5.   La  existencia de numerosas   semillas de algarrobo  (Prosopis alba) nos  comprueba su consumo habitual por parte del hombre durante  su estancia en este campamento.

 Fig.6.  Carbón vegetal y  señas de la presencia del maíz:  coronta y chala (hojas). El pequeñísimo  tamaño de la coronta  o zuro del maíz,  nos indica con certeza su origen indígena antiguo.  El carbón,  sugiere la presencia de fogones.

  
 Fig. 7.   Tres elemento vegetales de importancia aparecen en este sitio: la totora  (Scirpus sp.), ramillas de retamilla (Caesalpinia sp.) y  restos de frutos de  una  cactácea  de la precordillera, tal vez  de Echinopsis atacamensis (conocida como pasacana, comestible), cactus altoandino que produce frutos dulces y perfumados   (Vea Raquel Pinto y  Arturo Kirberg:    Cactus del extremo Norte de Chile, Imprenta A. Molina Flores,  2009: 168).


 Fig. 8.   Detalle de la  punta de proyectil hecha en basalto. El finísimo lasqueado efectuado  por ambas caras del artefacto, denota  una gran maestría y dominio del material por parte del artesano.


 Fig. 9.  Los fragmentos de hueso, se hallan  muy destrozados y  no permiten una fácil identificación. Podría tratarse de huesos de guanaco  muy  desmenuzados y triturados, tal vez para extraer de ellos la totalidad de  la médula adherida.

 Fig. 10.   Resulta de gran interés este trozo de cuerda adherida aún a la parte media de este peso de red. El sistema normal de amarre es  por  los extremos, donde presenta una muesca  (bien visible)  especialmente hecha para  pasar y atar  una cuerda fina.  Esta amarra  en la parte media del peso de red, nos sorprende.


Fig. 11.   Concha de Scurria sp. (o Collisella sp.?),   especie  de gastrópodo marino comestible que se fija a las rocas en la zona  intermareal, bañada continuamente por el oleaje. Se la suele encontrar  asociada al loco (Concholepas concholepas)  y a las lapas (Fisurella spp.) . 

Epílogo  y comentario nuestro.

1. Sin la menor duda, estamos aquí ante un pequeño lugar de acampada, de un refugio de paso hacia y desde la costa a la quebrada de Tarapacá, no lejos del lugar;

2. La presencia de utensilios de pesca, peces y conchas marinas nos  indica que sus moradores fueron por lo general pescadores y mariscadores de la costa;  por algo dejan ocultos  y "escondidos"  aquí sus  pesos de red y utensilios de pesca. No otro sentido tiene, a nuestro entender, la presencia de estos pesos de red bien ocultos bajo una gran piedra.

3. De sus excursiones a las quebradas, traen de regreso a la costa  el maíz y los frutos del algarrobo, provisiones de viaje con que llenan  sin duda sus  talegas y sus alforjas. Eas, al parecer, su único alimento para el trayecto.

4. En este lugar, sin duda para aprovechar bien  el tiempo, se dedican a labrar, mientras descansan del viaje, sus cuentas de collar en  material de malaquita y turquesa que  seguramente  han obtenido por trueque a cambio de pescado seco y mariscos. Hay evidencias de que también trabajaron  el sílex pues se halla esquirlas y lascas de este material in situ.

5. La presencia de vasijas de agua de tamaño grande, correspondería sospechamos, a un período de intercambio bastante más tardío en términos temporales. El transporte de agua  para el cruce del desierto, era fundamental.

6. Esta última evidencia parecería darnos a entender que el sitio fue ocupado durante algunos milenios, cuando efectuaban sus viajes periódicos que unían la costa con las quebradas o el  altiplano. Los pesos de red  en piedra corresponderían a una evidencia clara de una gran antigüedad, tal vez contemporánea con Quiani y otros sitios costeros de la costa sur de Iquique como Cáñamo y Patillos. Con lo que podríamos sospechar que el sitio pudo haber sido  ocupado a partir de  los  3.000 o 4.000 A.C, a lo menos. Tal vez desde mucho antes.

7. Solo excavaciones metódicas y dataciones  por C14 podrían aportar fechas más certeras de ocupación de este  sitio de campamento en plena pampa desértica, sin agua, pero provisto de alguna provisión de leña de las retamillas  (Caesalpinia aphila), único vegetal presente en el lugar..

8. La presentación de la descripción  tal cual aparece en nuestro Diario de Campo, (vol. 54, año 1995, pp. 53-76) la hemos dejado  para el próximo capitulo del Blog,  debido a  su excesiva extensión. Allí haremos otras observaciones y acotaciones de índole ecológico-cultural o eco-antropológico en relación al modus vivendi de estos pescadores ancestrales.

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