domingo, 9 de abril de 2017

Fotografìas desconocidas del sacerdote-arqueòlogo belga, Gustavo le Paige, S.J.: Un homenaje al cumplirse 37 años de su partida.




                                              
Fig. 1.   Portada  de la revista informativa de la Embajada de Chile en Washington, (Summer, 1979). En esta pequeña revista, casi desconocida, hemos hallado referencias a Le Paige y su actuar en el desierto atacameño, que hemos querido rescatar para el archivo sobre Le Paige y su obra.

Nuestro recuerdo de Gustavo le Paige.

En nuestro blog, hemos  tratado de recoger, en numerosos capítulos  (ver etiquetas respectivas  bajo Museo arqueológico San Pedro de Atacama, Gustavo le Paige, Atacameños...), la herencia cultural y social del jesuíta belga, Gustavo le Paige de Walcque   (1903-1980). Nos hemos referido in extenso a su vida  como científico de campo,  a la vez que a su actuación  como misionero católico, en todos los poblados atacameños tanto en la zona del río Loa como en los contornos del Salar de Atacama. Hemos reproducido también diversas fotografías  que hemos podido espigar, aquí y allá, en diversas publicaciones y que nos ilustran  bien acerca de su incansable accionar en el desierto atacameño durante 25 años.

Imágenes desconocidas.

Al acercarse un nuevo aniversario de su fallecimiento (19 de mayo de 1980), hemos creído pertinente aportar  nuevos antecedentes sobre este personaje, esta vez en forma de  imágenes que han permanecido en la penumbra y que  por casualidad  hemos  rescatado del olvido. Las debo a mi esposa, Marta Peña, quien había guardado celosamente las publicaciones originales.

Un pequeño homenaje cuando se quiso sepultar su Museo.

Quiera ser éste un nuevo  y pequeño homenaje a su memoria, en momentos en que su querido Museo, el Museo  Arqueológico de San Pedro de Atacama -joya reconocida de la zona por 63 largos años- yace hoy semi-destruido, abandonado y totalmente desmantelado.   ¿La causa?: un fatal e imperdonable error de las autoridades edilicias de San Pedro y, probablemente también, de los investigadores del propio Museo. Encandilados y enceguecidos  por un novísimo y prometedor diseño ultra moderno, se han quedado hoy "sin pan ni pedazo".  Hoy no existe Museo alguno en el lugar donde laboró le Paige. Sus ricas colecciones, se hallan hoy, apiladas  (?), en containers por tiempo indefinido...Nada se puede estudiar hoy allí, lamentablemente.

Un error imperdonable.

¡Se pretendió erigir, exactamente en el mismo emplazamiento del antiguo, un gigantesco Museo nuevo de varios pisos, de concreto, de un diseño postmoderno, destrozando y haciendo añicos el venerable entorno colonial pueblerino. No se respetaba,  en los nuevos planos, el antiguo sistema constructivo del área antigua del poblado: el adobe.  Tampoco su tradición y  su larga historia de esfuerzo, tenacidad y gloria. Y así, se hizo trizas el antiguo y venerable Museo de Le Paige, levantado en  1962 con el esfuerzo mancomunado de manos atacameñas, pisoteando su historia y su legado. !.   Y, lo que resulta más traumático y doloroso,  se vio en esos días una escandalosa rapiña de puertas, ventanales, adobes y maderos, por parte de turbas locales, disputándose acremente sus despojos!. ¡Qué vergüenza!.

Una revista informativa de  la embajada chilena en Washington.

Las fotos que aquí acompañamos han sido extractadas de una pequeña revista informativa, de doce páginas, redactada en inglés por la Embajada de Chile en Washington, muy poco después de la muerte de Le Paige.  ¿Su nombre?: "Report  on Chilean University Life" (Summer 1979, Number three   y Spring 1980, Number six). Su editor responsable por entonces era el abogado Mario Correa Saavedra.  Lo interesante de esta revista es que recoge, en apretada síntesis,  la información científica que habían producido las universidades chilenas y que ellas mismas consideraban de especial relevancia.   La Universidad del Norte, en aquellas fechas, otorgaba especial énfasis a las investigaciones arqueológicas de Le Paige.

 Fig. 2.  Resumen, en inglés, de la trayectoria científica y humana del sacerdote jesuìta Gustavo le Paige  de Walcque.
 Fig. 3.  Esta fotografía, probablemente data de los comienzos o mediados del año 1979, último año de actividad museológica de Le Paige. Aquí se le ve,  ya cansado y muy deteriorado,  guiando  una de las últimas visitas a su Museo, seguido del Rector de la Universidad del Norte, el general Jaime Oviedo Cavada. A fines de dicho año, fue trasladado de urgencia a Santiago para ser tratado de un cáncer avanzado, que consumió su vida, falleciendo un 19 de mayo de 1980.

Comentario.

1.  Le Paige siempre estuvo orgulloso de su Museo. Fue su gran obra y la mostraba con especial orgullo a sus visitantes.  Para él, el Museo era una prueba tangible e irrefutable  de lo que el llamaba con entusiasmo: "la continuidad de la cultura atacameña".

2. Para nosotros, Le Paige  ha sido un ejemplo de extraordinaria fidelidad a su misión.  Para él,  ser sacerdote y evangelizador y, a la vez, científico de campo y explorador,  nunca constituyó  un dilema. Supo conjugar ambas vocaciones de generosidad y entrega y, sin duda, lo logró.  Y fue, a la vez, ejemplo de una tenacidad de hierro en la consecución de sus objetivos. Contra viento y marea, y luchando contra la opinión inicial adversa de sus superiores religiosos inmediatos, levantó con sus manos y las de sus ayudantes atacameños un hermoso Museo, construido según los planos del hábil arquitecto antofagastino Carlos Contreras Alvarez.

3. Y gracias a su esfuerzo y su tesón, San Pedro de Atacama devino de humilde e ignorada aldea polvorienta, en  una urbe arqueológica, el área arqueológica  lejos la más visitada y concurrida de todo Chile.

4. Fue su indiscutible mérito y por eso lo recordamos hoy , una vez más, con respeto y admiración profunda.

5. ¿Dónde se encuentra hoy  -nos preguntamos -la formidable e impresionante estatua en bronce del cèlebre sacerdote-arqueòlogo que  cimentó y pavimentó  el progreso de San Pedro de Atacama y lo lanzó al estrellato?.  Estatua que, por su significación y sentido, debería estar instalada en la propia plaza mayor de San Pedro de Atacama, frente a la llamada casa de Don Pedro de Valdivia.