domingo, 29 de noviembre de 2020

Entrevista a un mariscador en la costa al sur de Arica en noviembre del año 1971: especies que se capturaba de preferencia.

In memoriam: dedico este pequeño trabajo a la memoria de mi querido amigo y colega antropólogo, profesor Marcelo Quinteros Muñoz, recientemente fallecido (1966-2020). Los roqueríos y playas del sur de Arica, a los que se alude en este trabajo, fueron también el escenario frecuente de las caminatas de Marcelo, en busca de antiguas pistas. Entre las crestas del oleaje y las rompientes, espero ver un día, tal vez, aparecer tu figura descuidada y sonriente, de hombre de bien. ¡Cuántos recuerdos de  nuestro trabajo común en Iquique, formando jóvenes antropólogos!. ¡Amigo Marcelo: descansa ahora en paz!.   

Antecedentes.

Mi interés por los grupos de pescadores-recolectores de la costa desértica, popularmente conocidos como Changos,  sobre los que había escrito en el año  1978 mi tesis  de maestría  en Antropología en la State University of  New York (en Stony Brook, Long Island),  me incentivó  a conocer más sobre la vida y actividad concreta de estos mariscadores actuales de nuestra costa norte. Mi experiencia anterior databa de las costas de Antofagasta, en el tiempo de mi permanencia en la Universidad del Norte entre  1963 y comienzos del año 1965. 

Mi interés por los mariscadores de la costa.

A mi llegada a Chile desde los Estados Unidos, a fines del año 1971 y recién radicado en la ciudad de Arica, empecé a realizar excursiones por la costa, tanto en busca de evidencias arqueológicas, como, en este caso concreto,  de mariscadores  actuales en plena faena. Mis estudios anteriores (para mi Tesis de Arqueología de México en 1970) me habían familiarizado bastante con las fuentes históricas y arqueológicas referentes a los pobladores antiguos de la costa. Pero me hacía mucha falta -y yo era muy consciente de ello- una experiencia directa con la realidad actual de los pescadores y mariscadores, los "sucesores" de los antiguos pescadores-recolectores Changos o Camanchacas, experiencia y conocimiento que yo observaba muy presente en algunos de mis nuevos colegas de la Universidad, en especial en  los arqueólogos Guillermo Focacci Aste  y Luis Alvarez Miranda. 

Fig. 1. Aspecto que ofrece  el bioma marino en la costa  de Antofagasta en la zona intermareal (Imagen tomada de la obra de Juan Carlos Castilla,  2008:1 (ver bibliografía). 

Fig. 2. Algas pardas de la especie Lessonia nigrescens presentes en el roquerío del litoral azotado por el oleaje en la costa central de Chile (zona de Valparaíso). Imagen tomada de la obra de  J.C. Castilla, 2008: 28  (Ver bibliografía).

Un capítulo anterior sobre este tema.

Sobre esta misma temática, hemos redactado un capítulo anterior  en nuestro  blog a propósito de otra entrevista hecha a un mariscador en Iquique pocos meses después de la presente, en Julio de 1972, con el nombre de: "Los secretos de un mariscador iquiqueño: entrevista de Julio 1972" , capítulo editado el  21 de Marzo del año 2013. Interesante sería, sin duda,  cotejar ambas entrevistas.  

La entrevista en mi Diario de Campo.

En este trabajo, mostraremos las páginas originales donde inserté esta entrevista y haremos algunos comentarios. Se encuentra ésta en el Volumen  0 (Vol. Cero) de nuestro "Diario de Campo", donde reuní, en el año 1981, numerosos escritos anteriores míos, bastante anteriores, dispersos en carpetas o archivadores para evitar su pérdida (Volumen Cero, págs. 21-27). Hoy me congratulo de esta preocupación mía por conservar y preservar  mis primeras impresiones a la llegada a Chile (fines de 1971). Sólo lamento hoy no haber hecho otro tanto a partir de año 1963 en la época de mis frecuentes visitas a San Pedro de Atacama para acompañar y tratar allí  (1963-1965) al jesuíta arqueólogo Gustavo le Paige S.J., en su flamante Museo arqueológico recién  inaugurado.  

Copio ad litteram la entrevista de las seis páginas de mi Diario de Campo (pp.  21-27). 

Texto de la entrevista al mariscador  don Juan Muñoz y comentarios.                         

Fig. 3. Diario de Campo H.L. , Volumen Cero, página 21. Inicio de la entrevista realizada el 30-11-1971 en la costa sur de Iquique.

Comentario a esta página

1. El "Piure"  (Pyura chilensis).  Esta especie  es un urocordado filtrador, de la familia Pyuridae, orden Pleurogona, y se encuentra entre  la costa sur  del Perú  y la isla de Chiloé, y es muy apetecida por los mariscadores. Vive en la zona intermareal y submareal. Ha sido intensamente capturado desde tiempos inmemoriales y, sin embargo, aún es abundante,  aunque se ha observado que su tamaño ha disminuido notoriamente. Es alimento preferido del loco (Concholepas concholepas). Tiene un sabor picante característico, por la presencia de yodo. Su coloración roja se debe a la presencia de vanadio en sus tejidos.También es rico en hierro.  Se come  crudo o cocido.  Es fácil de extraer de las rocas, en la bajamar, por lo que las mujeres de los Changos  sin duda  lo colectaban  como alimento. El relato del mariscador insinúa la presencia de dos especies distintas, pero los biólogos solo reconocen la existencia de una especie. Esta habita, al parecer, en ambos ambientes como parece sugerirlo nuestro entrevistado. 

    

Fig. 4. Arriba, diseño del erizo comestible (Loxechinus albus). Abajo,  el piure (Pyura chilensis) provisto de su envoltorio calcáreo, de donde es preciso extraerlo. Sus "tetas" son en realidad dos sifones: uno es su boca para capturar su alimento y el otro, el ano para expulsar sus excretas. (Imagen tomada de la obra de Juan Carlos Castilla, 2008:43).     

Fig. 5.   Página 22 del Diario de Campo H.L.  del día  30-11-1971. 

                       
Fig. 6.   Vista ventral del loco (Loxechinus albus)  (Imagen tomada de obra de J. C. Castilla, 2008: 39).

 Comentario nuestro:

1. El picoroco  o pico de mar (Balanus psittacus) es un Crustáceo que  se encuentra desde el sur del Perú (Pacasmayo)  hasta el estrecho de  Magallanes. La especie chilena es la de mayor tamaño entre sus congéneres mundiales, y Chile es uno de los pocos países que la comercia en alguna escala. 

2. Los chitones o apretadores.   En nuestro país hay 6 especies distintas, de los géneros  Chiton, Acantopleura,  Chaetopleura y Tonicia. Viven adheridos a las rocas en la zona llamada "zona eulitoral" o intermareal (es decir, la zona bañada por el mar que queda expuesta en la bajamar)  y se alimentan de pequeñas algas. La especie más apetecida por su tamaño es Aconthopleura echinata.  Es colectada por los mariscadores y guaneros de nuestra costa norte quienes la comen aún.

3.  Las lapas.  Hay tres especies en las costas de Chile del género Fissurella  (F. crassa, F. maxima y F. latimarginata). Se adhiere firmemente a las rocas. Los pescadores y mariscadores  suelen  secarlas (colgarlas)  a la sombra en sus humildes rucos y  las consumen cociéndolas. Pueden durar semanas sin dañarse. Las venden en "sartas" (15-20, ensartadas en un trozo de cordel) tal como lo pudimos ver personalmente en nuestra permanencia en Iquique. Nuestros amigos  los guaneros  solían regalarnos  de estas "sartas" como su más preciado don. 

4. Locos. Se trata del molusco Concholepas concholepas que se halla en los roqueríos de la costa central del Perú hasta el Estrecho de Magallanes. Fue muy apetecido desde tiempos tempranos por los pobladores de la costa que formaron enormes "conchales" (o "concheros", como son conocidos en México), como resultado de la acumulación de las conchas de moluscos que consumían en grandes cantidades como alimento. El loco representa generalmente, en estos conchales del Pacífico sur  la especie más consumida. Antiguamente abundante,  la sobreexplotación de este recurso lo ha tornado hoy bastante escaso y los pocos ejemplares que  hoy se ven a la venta son  mucho más pequeños que los presentes en los conchales  arqueológicos. En conchales arqueológicos he llegado  encontrar ejemplares cuya concha medía hasta 16 cm. de longitud. Hoy día, sólo han logrado sobrevivir en algunos roqueríos expuestos, azotados por el viento y el oleaje, donde no se atreven a aventurarse los buzos o mariscadores. 

Es el loco, además, el molusco de mayor tamaño en  nuestras costas y, por consiguiente,  el que suministra mayor cantidad de alimento. Busca el loco durante  su desarrollo en estado larval  la protección de los talos del cochayuyo (Durvillaea antartica), los cuales le ofrecen excelente refugio contra sus depredadores. La extracción masiva de esta última alga llamada cochayuyo (= "yerba de mar", en lengua quechua),  que no respeta ni siquiera sus discos basales con los cuales se adhiere a las rocas  o arrecifes,  ha hecho a esta especie cada vez más escasa.  La legislación vigente prohibe extraer ejemplares de menos  de 10 cm de longitud, norma que no suele ser acatada por los habitantes de la costa, especialmente por los turistas. 

Antiguamente, en tiempos indígenas, el loco era extraído de la roca donde se adhiere, mediante el empleo de una sencilla herramienta, el "chope", hecha de un hueso particular del lobo marino  (Otaria flavescens), especialmente aguzado al efecto. Entre las dunas  del sector de Bajo Patache, en la costa sur de Iquique, hacia los 620-650  de altitud, nos fue dado encontrar entre los años l999-2004 varios de estos artefactos,  abandonados en sitios de estadía ocasional de reposo de los pescadores prehispánicos, junto a fragmentos de utensilios de cerámica y puntas de proyectil. Este valioso material, bien etiquetado,  quedó depositado en el año 2016 en el Museo Regional de Antofagasta, como parte de mi Colección Arqueológica.                                     

Fig. 7. Página 23 del original.  

Comentario nuestro. 

Se denomina en Chile  "Poto de mar" a las actinias que  suelen hallarse en abundancia en las pozas de mar. Anthothoe chilensis es una de las más frecuentes. Hay varios géneros  y especies en la costa chilena. Se alimentan preferentemente del chorito maico (Perumytilus purpuratus), abundante en todo  nuestro litoral. 

                  
Fig. 8.   El  "ericero o instrumento para capturar  erizos de mar  (Página  24 del original). 

Comentario nuestro.

1. El pulpo:  Es un  un molusco de la clase Cephalopoda cuyo nombre científico es Octopus vulgaris. Es muy apetecido como alimento especialmente en la zona  norte de país. En Iquique, nosotros topamos frecuentemente con mariscadores que  revisaban pacientemente las pozas de agua de mar, dejadas al descubierto  en la bajamar, donde suele  refugiarse.

Fig.  9.  Página  25  del original.

Comentario nuestro

Los nombres científicos de los ejemplares  citados en ésta y siguiente página  por nuestro mariscador son:  Cabinza  (Isacia conceptionis); Roncacho (Sciaena deliciosa); Tomoyo (Labrisomus philippii); Pejesapo (Sicyases sanguineus); Lenguado (Paralichthis adspersus);  Sargo (Anisotremus scapularis); Pez hacha (Carneggiella strigata);  Mulato (Graus nigra);  Pejerrey (Odontesthes regia); Borrachilla (Scortichthys viridis); Jibia (Dosidicus gigas); Pulpo  (Octopus  mimus);  San Pedro (Oplegnathus  insignis); Jurel  (Trachurus murphyi): Machete o Machuelo (Ethmidium maculatum), Pez hacha  o Hacha  (Medialuna ancietae). 
 
Este listado de nombres científicos ha sido revisado por mi buen amigo el ingeniero pesquero Mario Aguilar Pulido de la Universidad Arturo Prat de Iquique, labor que agradezco aquí especialmente.     
Fig. 10. Ûltima página de original. Faltó reproducir del texto  unas frases que rezan así: "....y algo complicada. Pierdo detalles. Usan el aserrín para ahumar". 

Comentario final.

1.  Esta información fue recabada por nosotros en la costa sur de Arica (al sur de las Pesqueras de entonces) hace casi 50 años. Por lo que  puede servir de referencia para comparar con la situación actual en esa misma zona.  Seguramente se va a detectar cambios significativos, tanto por la depredación de nuestra costa como por efecto del calentamiento de nuestro mar. Es muy posible que algunas especies hayan migrado  o desaparecido, entretanto.  
2. Las referencias dadas en aquel año por nuestro mariscador no reflejan, necesariamente, los hábitos y/o costumbres de la pesca litoral de los antiguos habitantes indígenas de nuestra costa, pero pueden aún hoy arrojar alguna información útil sobre  su  modo de vida, alimentación y sistemas de captura. Los arqueólogos especializados en arqueología costera de Arica, tal vez nos puedan iluminar mejor al respecto. Agradeceríamos aquí muy especialmente sus comentarios. 

3. Tal vez, don Juan Muñoz, mi informante mariscador, no tenía ni siquiera una pizca del ADN Chango original, pero la herencia cultural recibida por él a través de otros pescadores, y  transmitida de boca en boca a través de siglos,  sin duda queda plasmada y resulta perceptible en este precioso relato. Pocas cosas son tan duraderas  e incommovibles como las concernientes a la alimentación humana del biome marino natural. Nos resulta fácil hoy día, pues, imaginar a los antiguos Changos y Camanchacas, hombres, mujeres y niños, en faena, en plena bajamar,  extrayendo de los roqueríos del litoral, y sus pozas abundantes,  los recursos convertidos por ellos en alimento útil, probable herencia de consejos y/o recetas atávicas que remontan, seguramente, a la época  Chinchorro  (7.000-4.000 A.C), si no antes aún.
4. A la voz "chope", aparentemente de origen indígena, el linguista peruano Rodolfo Cerrón Palomino consultado al efecto por nosotros no le encuentra  traducción en las lenguas indígenas peruano-bolivianas (puquina, quechua, aymara, chipaya). ¿Se tratará, tal vez, de un préstamo del mapudungun o de alguna lengua perdida de la costa norte?. No lo sabemos. 


Breve bibliografía consultada. 

Castilla, Juan Carlos, 1976. "Guía para la observación del Litoral", Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago de Chile.  En tres fascículos editados por la revista "Expedición  Chile", 120 p.

Castilla, Juan Carlos, Bernabé Santelices y Raúl Becerra,   1976.   Guía para la observación e identificación de mariscos y algas comerciales de Chile, Revista "Expedición a Chile", en tres Fascículos, Editora Nacional Gabriela Mistral,  Santiago de Chile, 117 p.

Castilla, Juan Carlos,  2008.  Una Guía para la observación del litoral,  Impresora Valus S.A. Reimpresión revisada y corregida de la obra del  mismo nombre  editada por la Editora Nacional Gabriela Mistral  para la revista "Expedición  a  Chile",  1976, 120 p. 

Larrain, Horacio,  2013. "Los secretos de un mariscador iquiqueño: entrevista de Julio 1972". capítulo en el blog  personal https://eco-antropologia.blogspot.com editado el  21 de marzo 2013.

martes, 10 de noviembre de 2020

Conversaciones con un cabrero de la IV Región: empleo de las plantas nativas de la zona, en marzo de 1984 en el sector de "El Tofo".

 Introducción.

En  el capítulo anterior de este blog, he traído a colación  mis conversaciones con uno de nuestro operarios en las faenas de plantación de árboles y  colecta de agua de niebla  en los altos de "El Tofo", don Clemente Mendieta, sobre  el empleo de las plantas nativas de la zona. Pues bien, revisando otro de mis Diarios de Campo (Volumen 24), hallo nuevas referencias de interés sobre este mismo tema. De suerte que ambos capítulos, el anterior (editado el  30-10-2020) y éste, constituyen una unidad temática evidente. Como el anterior ya salió bastante largo, agrego éste como un capítulo complementario, pero diferente.

En mis recorridos a pie con don Clemente por la zonas próximas al Tofo, en busca de evidencias arqueológicas y aguadas costaneras, observamos la presencia de diversas plantas autóctonas. Mi interés por saber más acerca del uso que los  pobladores de la zona hacían de las mismas, motivó estas amenas conversaciones que hoy, después de  36 años, reproducimos con especial cariño  y afecto hacia este sencillo cabrero, hombre iletrado y humilde,  que  nos brindaba su sabiduría sin aspavientos ni recelos de ninguna clase. Por eso le hemos rendido un sentido homenaje en nuestro capitulo anterior. 

Fig. 1.  Especie llamada "carbonillo" en flor (Cordia decandra H. et A.).  De este arbusto de tronco leñoso, aunque de pequeña talla, hacen también carbón los  habitantes de la región, tal como se anota más abajo, a falta de  otras especies aptas.(Imagen tomada de la obra "Flores de desierto de Chile", de Sebastián Teillier et al, 1998:79). 

Fig. 2.  Flor del "copao",  (Eulychnia brevifolia Phil)  cactácea columnar tìpica del litoral de esta región. Su fruto posee una pulpa ácida, repleta de minúsculas semillas negras.  Es muy apetecida como alimento popular en la zona; agregándole un poco de azúcar o miel, se vuelve deliciosa. Se le suele expender en mercados  de la zona. El fruto del copao suele llamarse "rumpa" en la zona  y actualmente  se ha desarrollado en la provincia del Limarí una verdadera industria de mermeladas y néctares en base a este fruto natural. La "rumpa" posee un alto contenido en vitamina C y es considerado en la farmacopea popular como un excelente antioxidante y anti-inflamatorio.

El recurso obligado a  informantes.

El antropólogo social y el etnógrafo saben bien la  importancia fundamental que tiene, en los estudios antropológicos de campo,  el recurso a los informantes. Si bien el principal objetivo del etnógrafo debería ser primariamente "la observación participante", es decir, el observar personalmente y retener lo que  la gente hace o emplea en una determinada faena, fiesta o tarea, a menudo esto debe complementarse con una suerte de entrevista  in situ, es decir en el lugar mismo de la actividad cuando esta actividad, fiesta o faena no se realiza en ese instante,  sino solo se rememora o se recuerda. En el caso nuestro, los recorridos  a pie hechos con don Clemente por la zona próxima a su cabrería, me permitían ir haciendo preguntas muy concretas sobre las plantas existentes y su reconocida utilidad. La grabadora que siempre llevaba conmigo en estas excursiones, se encargaba de preservar todos los detalles que la simple memoria jamás hubiese podido retener con fidelidad. 

No cualquier habitante es informante habilitado.

 Lo importante es saber elegir al informante correcto en cada caso. Y no es nada fácil atinar en ello. No cualquier habitante es un informante idóneo. Tampoco, ncesariamente, las personas de más edad. Porque el atributo principal del buen informante es su propia experiencia regional y local. No basta que la persona viva desde hace mucho tiempo en la zona; debe, además, estar muy familiarizada con su entorno geográfico. Ahora bien, los cabreros,  a diferencia de los agricultores, por las características mismas de la actividad que realizan, son gente que no sólo conoce el terreno palmo a palmo, siguiendo a diario a sus cabras o asnos, sino  todos los lugares  de presencia de agua (aguadas o vertientes), las zonas donde  se dan (o no se dan) ciertos pastos suculentos o preferidos de sus animales, o los lugares predilectos de sombra para el descanso de hombres y animales. En realidad, muy pocas personas en el medio rural pueden llegar a conocer palmo a palmo su ambiente como ellos, a causa de su increible capacidad de observación, que queda demostrada, precisamente, en las precisas observaciones, aquí transcritas. 

No es un requisito sine qua non ser necesariamente oriundo de la zona. Don Clemente llegó desde algún otro lugar del Norte Chico a esta zona,  pero llevaba ya  22 años de experiencia en la cabrería local y visitaba periódicamente a sus amigos, los cabreros vecinos, con los que se llevaba  muy bien. Ante cualquier necesidad, se ayudaban mutuamente, como lo pudimos comprobar.  

Copio ad litteram  mis apuntes en mi Diario de Campo Nº 24, págs.  66-67 y 83):

Fig.  3.   Conversación con don Clemente Mendieta, parte 1. (1984: pág.66),  (10-03-1984).


Fig. 4. Segunda parte de la conversación (10-03-1984,  pág. 67).

                             

Fig. 5.  Tercera parte y última de la conversación en terreno (10-02-1984, Diario  Nº XX: pág. 83).

Comentario eco-antropológico.

1No deja de ser bastante sorprendente que  existiera  (y aún persista hoy) en la zona la costumbre de  obtener carbón  mediante la quema en  hornos, de los pocos arbustos leñosos que se dan en el área. La gente del pueblo necesitaba y aún necesita disponer de carbón de leña para el brasero en sus casas, especialmente para  defenderse del frío en los inviernos.   

2. En otro capítulo de este blog, hemos presentado antecedentes sobre la confección de carbón de leña  en la zona central de Chile (Ver capítulo nuestro editado el 29-06-2020). En aquella zona del país,  se justificaría, en todo caso, la elaboración de hornos de carbón, pues abundan numerosas especies vegetales leñosas (árboles y arbustos)  que pueden producirlo y de hecho lo producen. No es  éste el caso del Norte Chico, cuya flora  es preferentemente de talla muy pequeña y, además,  ha sido depredada desde tiempos antiguos, como lo ha comprobado el minucioso estudio del geógrafo  Conrad J. Bahre  (1979: 29,31 y passim; ver bibliografía infra).  

3. A  causa de la escasa precipitación pluvial anual,  cuya media en esta zona no supera los 80-90 mm en la última década,  la cubierta vegetacional arbustiva  ha ido  menguando tanto por razones de tipo meteorológico (sequías prolongadas) como por efecto antrópico directo (i.e , por la actividad humana, especialmente  por la crianza desmedida de cabras y burros), agudizándose en gran medida la llamada "desertificación".  Este proceso agro-meteorológico, de larga data,  se ha ido acelerando drásticamente en las últimas décadas y, al parecer, ha llegado "para quedarse". Sus efectos en el estado presente de la vegetación, son evidentes y lamentables. Su destino final, a no mediar drásticas medidas de mitigación  y/o  conservación, es el temido arribo del "desierto absoluto". Los geógrafos  nos  vienen advirtiendo acerca de este proceso deletéreo ad portas, desde hace ya por lo menos  50 años. Pero se les ha hecho muy poco caso.  O ninguno.  La actividad de la cabrería no ha cesado, a pesar del evidente daño inferido al ecosistema. Ni siquiera se salvan de sus voraces fauces las cactáceas, a pesar de la protección de sus poderosas espinas. 

4.  La algarrobilla (Balsamocarpon brevifolium Clos-Barrick) es una especie arbustiva endémica de Chile considerada hoy  como especie muy "vulnerable". Solo existió (y aún subsiste) en las provincias de Atacama y Coquimbo, en Chile. Puede llegar a medir hasta un máximo de  3m de alto. Sus  frutos de cubierta roja y provistos de semillas aplanadas en su interior, son muy ricas en tanino y por ello la planta fue antiguamente muy buscada por las curtiembres. Sus semillas son comidas por  la chinchilla  (Chinchilla lanigera)  y el loro tricahue (Cianoliseus patagonus broxami), especies ambas que presentan graves problemas de conservación en la actualidad. Esta planta es hoy sumamente escasa en  su medio natural original y está protegida. El botánico Karl Friedrich Reiche (1860-1929), en su obra del año 1901 se extiende  sobre esta industria de obtención del tanino de  la algarrobilla, por entonces en pleno auge en nuestro país (Ver bibliografía, infra).  

5. Don Clemente  nos  relata -a propósito de mi pregunta sobre la elaboración de carbón de leña- que también existen plantas de pequeña talla del litre (Lithraea caustica)  en algunos escasos rincones poco accesibles de la zona. Es éste -por lo demás- el límite máximo septentrional que alcanza esta especie, de amplia difusión en el bosque esclerófilo de la zona central de Chile, donde se asocia comúnmente al  quillay  (Quillaja saponaria) y al espino (Acacia caven).

6. Por fin, nuestro informante  hace alusión  a la extracción de las gruesos rizomas del "palo gordo" (Carica chilensis), para alimentar a sus animales en tiempos de sequías, al igual que el uso del cactus llamado "sandillón" (Eryosice aurata ex Neoporteria), hermosa  cactácea esférica que adquiere gran tamaño; especie muy cotizada por los cultivadores de cactáceas. Sobre este mismo tema, nos había ya informado nuestro amigo el botánico Sebastian Teillier, en el capítulo precedente de este  Blog. 

7. En conversación sostenida con la botánica Mélica Muñoz, del Museo Nacional de Historia Natural el 17-03-1984, ella tuvo la amabilidad de identificar, en base a ejemplares colectados in situ, las referencias dadas por don Clemente (tercera parte de su entrevista, arriba, en nuestra  Fig. 4), en los siguientes términos transcritos de mi Diario de Campo: 

"Mélica Muñoz (Museo Historia Natural) me ayuda a identificar a la "tutema" (o "atutemo") como Llagunoa  glandulosa, y a la "melosa"  indicada por Clemente Mendieta, (informante de El Tofo, 53 años), como "cola de ratón" o Pleocarpus revolutus. Esta  [última especie] estaba copiosamente  en flor en mis días de visita: 9/12-03-1984". (Diario de Campo H. LarrainNº 24 (1983-84), pág. 85).

Bibliografía citada en el texto.

Bahre, Conrad J., 1979 . Destruction of the Natural Vegetation of North-Central Chile, University of California Publications, Geography, Vol 23,  University of California Press, Berkeley, Los Angeles, London, 117 p.

Reiche, Karl Friedrich, 1901, Los productos indígenas vegetales de Chile, Santiago de Chile,  (cit. in Bahre, Conrad J, 1979, ver bibliografía).

Reiche, Karl Friedrich,   2014,   Geografía Botánica de Chile,  Cámara Chilena de la Construcción, Santiago de Chile, Eds.  Andrés Moreira-Muñoz y Mélica Muñoz-Schick, traducción de don Gualterio Looser, (reedición de la obra original publicada en el año 1907 en idioma alemán).