domingo, 27 de abril de 2014

Paposo: un oasis recóndito de extraña vegetación y antiquísimo poblamiento.

Hemos querido rescatar del olvido este viejo artículo nuestro, fechado en noviembre  del año 1981.  Han transcurrido de ello  ya  33 largos años.  Pero presenta testimonios tanto gráficos como históricos que   el actual  estudioso o investigador de la II Región ( de Antofagasta) no debe desconocer. La revista  Creces, era  por aquel entonces  la gran desconocida y recién iniciaba sus primeros pasos. Su director de entonces, un esforzado periodista taltalino Sergio Prenafetta,  buscaba  escritores  que la dieran a conocer.

Fig. 1.  Un hermoso ejemplar de Copiapoa cinerea ssp.haseltoniana   cactácea que crece vigorosa en la terraza marina de la zona litoral entre  Taltal y Paposo, a veces a  muy corta distancia de la línea de la más alta marea. Aquí la humedad de las neblinas costeras más bajas  llega  casi hasta la orilla misma del mar.

Rescatando del olvido un viejo articulo.

Sergio Prenafetta nos invitó a colaborar. Justamente,  pocos  meses antes, en julio del año 1981, habíamos tenido la ocasión  de conocer el lugar, como parte del grupo de investigadores de la camanchaca que se dirigía a Lima (Perú) tras haber sesionado en Antofagasta por algunos días. Nos acompañaban  ilustres investigadores, chilenos, europeos  y peruanos. Entre ellos, el gran propulsor de los estudios de niebla, el hidrogeólogo holandés Christiaan Gischler, el físico antofagastino Carlos Espinosa Arancibia, el ingeniero agrónomo  Francisco Díaz Donoso de IREN, CORFO,  el ingeniero forestal   Guido Soto de CONAF  IV Región y  los investigadores peruanos  Jorge  Valdivia   Ponce, metereólogo,  Eric Cardich Briceño, agrónomo   y  Carlos López Ocaña, ingeniero agrónomo, entre otros más. Fue pues en esta memorable ocasión, en Julio de 1981, cuando visitamos Paposo y sus aguadas para conocer personalmente este extraño ecosistema de desierto costero y las condiciones  de humedad de este notable oasis, escondido entre las sinuosidades del litoral sur de la región de Antofagasta. Las fotos nuestras son exactamente de esta época  y de ese contexto ecológico-cultural.

Una obra señera sobre  la historia de la utilización de la camanchaca en Chile.

Numerosos detalles ya olvidados del encuentro de científicos  en Antofagasta en Junio 1981,  de la visita en helicóptero a la cima de Cerro Moreno así como a la  zona de Caleta Temblador (IV Región de Chile), y posteriormente,  a  las Lomas peruanas de Lachay y  Pacta, al sur de Lima, se pueden leer con  especial deleite en esta obra de Christiaan  Gischler: The missing link in a production chain, Vertical obstacles to  catch camanchaca,  publicado por UNESCO, Montevideo,  en 1991   (vea especialmente pp. 38-43). La obra  resume, en forma magistral,  todos los esfuerzos realizados en Chile y Perú  en el tema de la captación de la niebla  y su aprovechamiento por el hombre. Libro pionero y  básico  para entender  el desarrollo histórico de este tema, conocer de cerca a sus  apóstoles  y  aprender de la mística y energía de los que nos antecedieron.

Un libro  lamentablemente olvidado.

Hemos observado no sin cierta sorpresa y nostalgia, que poco o nada  se conoce hoy  de esta excelente obra  por parte de los que han seguido estudiando el tema de la niebla y sus formas concretas de utilización . Se le cita  muy poco.  Se le lee aún menos. Y, sin embargo, debería ser  el "libro de cabecera", la verdadera "Biblia" para todos los que se inician en este apasionante tema: el aprovechamiento del agua de la niebla o camanchaca costera para utilidad humana. Agradecemos vivamente a Gischler el trabajo desplegado durante  varios meses en la obtención  de la dispersa literatura sobre este tema, así como su   notable  esfuerzo de síntesis. Logró así plasmar una obra notable, que refleja bien la magnitud de los esfuerzos  hechos durante decenios por científicos chilenos y peruanos idealistas, entregados a la ciencia. 

Nuestro paso por Paposo en Julio  1981.

En las páginas del artículo  que aquí presentamos: "Hurgando en el pasado climático de Paposo", (Creces, Revista de Información Científica,  Santiago,  Vol. II, Nº 11,  1981:  325-329)  se comenta un valioso artículo  del sacerdote  Joaquín Matte Varas, publicado en la revista  Teología y Vida, del  Instituto de Teología, Universidad Católica de Chile,  Año XXII,  Nº 1,   1981:  51-64.  

Misión en el Paposo.

El artículo titulado "Misión en el Paposo",  ofrece informaciones  muy interesantes sobre   este grupo residual de indígenas changos, antiguos pescadores  recolectores transformados ya en pequeños crianceros de ovejas y cabras y  pequeños agricultores  que supieron aprovechar al máximum las escasas aguadas costaneras. Su autor es el sacerdote -futuro obispo de Santiago- Rafael Valentín Valdivieso que con un corto número de sacerdotes  realiza este homérico viaje de misión. Sus beneficiados directos son familias de pescadores de ancestro indígena   Su corta agricultura  era solo, por cierto,  de estricta subsistencia.   Como la misión y el recorrido de los misioneros por esta zona  se efectúa  en el año 1841, unos 13 años antes de la visita y descripción del sabio investigador alemán Rodulfo Amando  Philippi,   sus datos sobre poblamiento, propietarios y modo de vida de los indígenas de hábitos ya muy modificados,  resultan de enorme interés para los que han venido estudiando el proceso de aculturación de estos pobladores. Al parecer, la pesca es solo una actividad  estacional a la que dedican  ahora muy poco tiempo. La pequeña minería local  y la crianza de animales  pasa a constituir por esos años en gran medida su economía básica de subsistencia.

He aquí el texto de nuestro trabajo  del año 1981 publicado en la revista "Creces".

Puede ser de gran  interés  comparar estas fotografías con la actualidad. El cambio del paisaje no puede ser más radical.

Fig. 2.  Página  1 del artículo citado.


Fig. 2. Página  2  del artículo citado.

                                                          Fig. 3. Página 3 del citado artículo.


Fig. 4.  Página 4.
Fig. 5. Última página del artículo y bibliografía recomendada.

Moraleja.

El documento que nos describe minuciosamente la misión evangelizadora en el Paposo, junto con constituir un valioso elemento que nos muestra el celo pastoral  del sacerdote Valdivieso  por llevar el mensaje cristiano a esos alejados parajes en la frontera Norte del Chile de la época, donde jamás llegaba un sacerdote,  nos aporta numerosas referencias  relativas al empleo del ecosistema de aguadas costaneras por parte de sus habitantes  y la cría de animales. Su utilización desde el ángulo eco-antropológico está lejos de haberse agotado con este simple "reportaje" que constituye solo la "puerta de entrada" a un análisis mucho más profundo de su contenido, el que esperamos realizar un día con mayor acopio de antecedentes.

La actual amenaza al ecosistema relicto de Paposo:  la Central Termoeléctrica de  ENDESA.

Desde hace unos diez años,  se planificó la construcción de una central termoeléctrica precisamente aquí, en uno de los lugares de  mayor endemismo de la vegetación costera de toda la región de Antofagasta; más aún,  de todo el Norte Grande de Chile. Esta central de  ENDESA-Chile, filial de la internacional ENERSIS- decretará la muerte lenta pero inexorable  del ecosistema vegetal más interesante de toda la costa desértica del litoral chileno por la constante quema de petróleo para su mantenimiento. 
Tanto más grave nos parece este atentado contra la naturaleza - en un lugar que debió ser declarado hace mucho tiempo "Parque Nacional", con mucho mayor  propiedad que el Parque Nacional "Pan de Azúcar  en la  IIIª Región de Chile- cuanto  que  las empresas mineras  para las cuales va destinada   el 98% de la energía que produce, están ya pidiendo en este año 2014 autorización para  expandir y ampliar  sus instalaciones e incrementar  su capacidad  eléctrica.  

Batería de empresas contaminantes en la zona.

 La central termoeléctica se agrega hoy  a la ya preexistente Planta de refinación de minerales de cobre de ENAMI  y, más recientemente,  a  una planta de tratamiento de desechos. Es decir,  hay allí ahora toda una batería de industrias contaminantes al lado, a pocos metros,  de una pequeña escuelita  primaria. De los efectos contaminantes varias veces comprobados, una industria culpa a la otra.  El monitoreo  de gases tóxicos que se hoy efectúa in situ  es precario y rudimentario  a juicio de los expertos imparciales y -lo que suena absolutamente a  ridículo- es financiado y operado por la propia ENDESA.  ¡Vaya imparcialidad!.  Más huele a "complicidad" que a "imparcialidad". Los hechos lo demuestran.     

Paposo "era" el lugar  de máxima  productividad y variedad biológica en todo el Norte chileno.
  
 No deja de ser muy lamentable el hecho de que  el lugar  de mayor interés científico (tanto botánico,  ecológico como arqueológico)  de toda la costa Norte de Chile, haya sido  el mismo apetecido por las Mineras para dejar sus desperdicios. La suma escasez de población en el lugar  y la falta casi total de arraigo histórico de su escasa población, formada en su mayor parte por inmigrantes recientes,  ha facilitado  el que  nadie o casi nadie se haya opuesto con tenacidad en sus inicios,  a  este Proyecto francamente ecocida. Lo que más indigna a los científicos es saber de las arteras y oscuras maniobras que se puso en juego en su momento para lograr su objetivo: el de producir energía sucia y de bajo costo para faenas mineras en pleno desierto.  

Lo que nos indigna.

Duele en demasía  constatar que: a) estas Centrales necesariamente buscan crecer con el tiempo, convirtiéndose en verdaderos monstruos, exigiendo más y más espacio y mayor cantidad de lugar para depositar sus basuras tóxicas, humos y cenizas  en una espiral incontenible e incontrolable de contaminación;  y b) Duele constatar el incremento anual  creciente de producción de  basuras tóxicas (gases) causadas por el  tipo de combustible usado  (petróleo).   ¿Cuál podría ser  a la larga el destino final de este lugar tras decenios de una sucia y asquerosa combustión?. No otro sino  la creación de una nueva y  estéril Tocopilla lugar donde ENDESA-Chile  puede hoy "ufanarse" de haber eliminado completamente la vida submarina en torno a sus Centrales. Ese - y no otro- es el destino inexorable; ese es el modelo de desarrollo que se pretende implementar en todo el país con las Termoeléctricas que nos fueran inicialmente presentadas como "blancas palomas", puras e inmaculadas. ¿Hasta cuándo?. ¿Cuándo diremos:  ¡basta ya!

Triste y desolador futuro...

Triste sino y destino de uno de los lugares  más hermosos de la costa desértica donde otrora hemos acampado junto a  conchales arqueológicos de antiquísima data, testigos mudos  de la vida  de pescadores-recolectores de  varios miles de años antes de Cristo. Las nubes de gases tóxicos  emanadas de esta Central se mezclan hoy, a mansalva, y sin control alguno  con las nubes  rasantes de la benéfica camanchaca para producir a su alrededor  lluvia ácida destructora  implacable de toda vida.  Los gases compuestos de  N (nitrógeno) y S (azufre) emitidos por sus chimeneas  se transforman, al unirse en el aire con la camanchaca (H2O), en mortíferos ácidos nítrico, o nitroso,  sulfúrico o sulfuroso. En esto consiste la mortal "lluvia ácida" que ataca por igual a  hombres, animales y plantas. También  y en primer término a los inocentes niños que juegan hoy  en el jardín de su escuelita. Escuelita rural que ni siquiera recibe el beneficio de la luz eléctrica del monstruo que se alza a sus costados!. ¡Ni siquiera eso!.

Esto es el "progreso"  logrado en la zona de Paposo por las gigantes  ENERSIS y ENDESA- Chile en el lugar de mayor endemismo vegetal y animal de la costa Norte de Chile. En el ecosistema más preciado y todavía tan desconocido de toda la costa Norte del país.

¡Triste país el nuestro que  no sabe cuidar sus recursos naturales más preciados y sucumbe fácilmente a los halagos y promesas  de un incierto y engañoso mejor destino!.¿Mejor para quién?. ¿Para las Mineras y sus dueños?.







domingo, 6 de abril de 2014

Singulares signos de vida en un tillandsial de Tarapacá: Seres que rara vez se ven durante el día.



En un capítulo anterior, nos hemos referido a los tillandsiales de Tarapacá  con  motivo de varias expediciones recientes en su búsqueda. Allí nos referimos a estas extrañas plantas  conocidas  como "claveles del aire". La denominación local según la  literatura botánica especializada, es "calachunca", si bien debemos confesar  que personalmente jamás hemos oído este nombre.  Tal vez porque  su habitat normal se halla muy lejos de las  poblaciones humanas. Nuestro objetivo directo fue no solo explicar qué son, dónde viven y cómo se forman, sino también mostrar rastros evidentes de una antigua presencia humana en dichos sectores, bañados por la niebla. Es decir, el hombre vio aquí una interesante cantera de recursos varios para satisfacer sus necesidades básicas. Pero  hoy, en este capítulo,  nos ocuparemos de investigar algunos de los seres vivos que misteriosamente lo pueblan.

Fig.1.   Esta vista  muestra  los cordones  o guirnaldas  formadas por miríadas de plantas   de Tillandsia, curioso vegetal de la familia de las Bromeliáceas, a la que pertenece la bien conocida piña de los países tropicales. Aquí, en esta vista, los cordones de plantas  siguen dócilmente  las suaves ondulaciones del paisaje geográfico. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).

Escrutando con lupa los tillansiales de Tarapacá. 

Estas tan especiales formaciones botánicas son muy propias de la costa sur del Perú y la costa norte de Chile (Arica y Tarapacá). No existen en otros lugares. En los cerros  detrás de la ciudad de Iquique, se les encuentra en cierta abundancia  hacia el Este y hacia el Sur de la localidad de Alto Hospicio, en sitios muy específicos entre los cerros y  cubriendo miles de hectáreas, en forma discontinua y fragmentada. En las cercanías de Tacna  (sur del Perú)  y en general, en toda la costa su peruana son sumamente frecuentes y constituyen densos bosquetes, muy llamativos.

¿Hay vida en un tillandsial?. ¿De qué tipo?.

En este capítulo, en cierto modo continuación y complemento del anterior, queremos mostrar los numerosos signos de vida que hemos detectado en un tillandsial. Aquellos que hemos logrado percibir en los  cinco días de expedición (entre el 25 y el 30 de Marzo 2014).  Mientras nuestros colegas geógrafos  discutían sobre su formación y  ensayaban un novedoso sistema de rastreo aéreo de estas formaciones vegetales  mediante el vuelo de un pequeño Dron de fabricación alemana, traído de Heildelberg por los geógrafos alemanes, yo invertía gustosamente las horas observando con curiosidad los más mínimos  signos de vida entre  los guirnaldas de Tillandsia landbecki  Phil.  De estas observaciones brota este artículo.

Formas que adquiere el tillandsial en Cerro Guanacos.

 Fig. 2.  Ocupan las laderas que miran al Weste, esto es, al mar, a distancias de  10-15 km de la línea de costa dejando  claros o intersticios entre los cordones.  (Foto H. Larrain, 1/03/2014).

 Fig. 3. A veces,  son formaciones densas, porque seguramente reciben mayor cantidad de humedad. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).

 Fig. 4.   Otras veces  dejan, entremedio,  sectores totalmente  vacíos.  (Foto H. Larrain, 26/03/2014).

Fig.5.  En ocasiones, cubren y tapizan extensas  pampas suavemente inclinadas hacia el Weste


Mientras el Dron (exótico engendro de parapente y helicóptero) efectuaba vuelos perfectamente sincronizados por  control remoto por el  geógrafo Dr. Alexander Siegmund   (del Heidelberg Center de Santiago de Chile),  nos entreteníamos  recorriendo pausadamente  los pasadizos dejados por los cordones de tillandsias. La vida animal  visible u observable  durante el día, es extremadamente escasa. Los seres vivos, en efecto, durante el día  se esconden de los rayos solares, evitando la pérdida de agua, refugiándose entre el tupido follaje de las Tillandsias u oc ultándose en pequeñas cuevas bajo tierra.  Sin embargo,tuvimos bastante suerte;  vimos  y pudimos fotografiar a varios de estos escurridizos representantes de la flora y fauna local, endémica de los tillandsiales. El resultado de está búsqueda,  quedará expuesto gráficamente  en las líneas que siguen.

La vida se desenvuelve de noche, a partir  del atardecer.

Aquí, en este hosco y austero ambiente de desierto,  la vida se hace evidente durante la  noche. Aunque la humedad atmosférica de las nieblas moja casi  diariamente estos parajes, generalmente por las tardes, el terrible calor diurno  hace desaparecer en un instante la humedad, dando paso a  las elevadas temperaturas. Estas son morigeradas un tanto por  algunas brisas que  vienen del mar,  en algunas escasas horas del día.

Fig.6.  Tillandsial de Cerro Guanacos.  Este pequeño montículo de vida, solitario en un medio de una gran explanada desnuda, podría  tal vez  enseñarnos  la manera cómo se asienta inicialmente esta extraña planta. El suelo circundante, está repleto de pequeñas concreciones calcáreas, tal como puede observarse aquí. En una de ellas, se asentó  y fijó la primera planta o semilla de Tillandsia y, a medida que crecía, iba sirviendo de pantalla o biombo al potente viento del SW  que arrastra finas arenas. Estas provienen  hoy día de un sistema de dunas cercano,  que se alza al Oeste,  a unos  1-3 km  de distancia.  Así, se fue acumulando la arena en su contorno (al modo de una cerrillo o nebka),  dejando la falsa impresión de que  la planta crecía y se desarrollaba en la arena misma, lo que no es ciertamente el caso. (Foto H. Larrain,  26/03/2014)..

Fig. 7. Cerro Guanacos.  En esta forma se  perfilan los cordones de tillandsias, formando hileras casi paralelas y siempre  perpendiculares con respecto a la dirección general del viento  que viene del mar, esto es, directamente del  SSW. o del S.  (Foto H. Larrain, 26/03/2014).


Fig. 8.  Algunos de estas  cordones longitudinales  o guirlandas de Tillandsia  adquieren  el aspecto de morros elevados, que pueden alzarse hasta  l.50 m.  o más sobre el suelo. En esta imagen, vemos  cúmulos de especies ya muertas, semi recubiertas por arena fina de reciente arrastre eólico (por el viento)..La cara seca del morro (a la vista aquí), corresponde  a plantas antiguas. Las partes vivas de la planta (arriba),  se agolpan hacia el costado izquierdo del cordón,  por donde le llega diariamente el influjo benéfico de la neblina mojadora de origen marino, arrastrada por el viento. (Foto H. Larrain 26/03/2014).

                           
Fig.  9.  Esta vista nos permite apreciar  la tendencia  a formar  cordones paralelos, exactamente perpendiculares a la dirección del viento predominante, el que viene del SSW o derechamente del S. (Foto H. Larrain  26/03/2014).

Fig. 10. El día de nuestra visita, hacia las  8.00 hrs.  A.M., estaba el terreno totalmente mojado por la camanchaca nocturna o  tal vez por el  intenso rocío matutino. Tanto, que nos permitió dibujar esta figura triangular dejando a la vista el suelo arenoso seco, a  1.5 cm de la superficie. Es decir, la neblina logró mojar totalmente la planta entregándole humedad en abundancia,  la que  absorben  nuestras plantas de Tillandsia a través de los tricomas de sus hojas,  dispositivos semejantes a los  estomas, mediante los cuales  absorben el agua condensada en sus finos pelillos. De esta elemento (la humedad atmosférica)  obtienen su agua y sus nutrientes, sin necesidad de tener raíces. Verdadero milagro de la madre Naturaleza!.  (Foto H. Larrain, 26/03/2014).

Rastros y signos de vida animal.

    
Fig. 11.  Esta vista muestra   las tenues huellas frescas dejadas por el paso de un pequeño lagarto e impresas en la fina arena de acarreo eólico (del viento). Probablemente, se trate de huellas del pequeño reptil Phrynosaura reichei, cuya bella estampa  mostramos en foto nuestra, algo  más abajo   (Foto H. Larrain, 26/03/2014)..

Fig. 12.   Junto a las plantas vivas de Tillandsia, hallamos estos hoyos, que a nuestro entender serían madrigueras o cuevas ocasionales que  el reptil  cava  para ocultarse durante el día. Hemos  profundizado en estos hoyos, sin hallar cosa alguna. Son solo guaridas de paso para escapar del ardiente sol. (Foto H. Larrain,  27/03/2014).

Fig. 13. Una de las extrañas especies de reptil que habitan en este ecosistema del tillandsial. Se trata de un gecko (Fam Gekkonidae),  cuyo nombre científico es  Phyllodactylus gerrhopygus Wiegmann. Vive  en pequeñas grietas bajo costrones o concreciones calcáreas, donde este ejemplar fue encontrado por nosotros. A veces, se le halla a muchos metros de distancia de los cordones de tillandsias. Es de hábitos crepusculares y nocturnos e insectívoro (se alimenta de insectos y pequeñas arañas). Posee un cuerpo desnudo, sin escamas, a diferencia de otros reptiles (lagartijas), por lo que no puede exponerse a los rayos del sol. Ostenta ojos desmesuradamente grandes.  Es especie bastante común. Constituye un alimento preferido del zorro chico o chilla   (Pseudalopex griseus domeykoanus) , también visitante ocasional  de estos ecosistemas.  Mide  alrededor de  8.0 cm de largo como máximo.  (Foto H. Larrain,  27/03/2014).

Fig. 14.  Concreción calcárea  tapizada de líquenes crustosos que colonizan toda  su superficie. Bajo ella  hallamos  el gecko mostrado en la Figura  13 (anterior). (Foto H. Larrain, 26/03/2014).

Fig. 15.   Costrones o concreciones calcáreas, llenas de líquenes  de varias especies. Como es sabido, el líquen es uno de los primeros colonizadores de un determinado paisaje, utilizando para ellos pedruzcos, costrones o terrones firmes. (Foto H. Larrain,  26/03/2014).

Fig. 16. Pequeñísimo huevo de reptil probablemente de Phrynosaura reichei hallado en superficie junto a un cordón de  Tillandsia. Mide aproximadamente 0.8 cm de largo. Poseen una cáscara muy fina y frágil. Al menor contacto, se rompen. (Foto H. Larrain 26/03/2014).

Fig. 17. Feca de zorro chico o chilla hallada en el tillandsial. Prueba inequívoca de la visita de este carnívoro cuyas huellas también hemos hallado en estos lugares.  (Foto H. Larrain 27/03/2014).

                                      
Fig. 18.  Fecas del mismo zorrito (Pseudalopex griseus domeykoanus) halladas muy cerca de un manojo de tillandsias. Si se observa con cuidado su superficie, se verá que  ha consumido en gran parte  pequeños reptiles, cuyos huesos blanquecinos aparecen a la vista  en sus fecas ya resecas (Foto H. Larrain  26/03/2014).

Fig. 19.  Vista de un morrito de tillandsias mostrando  la parte viva de la planta ( los primeros 15-20 cm) y, abajo, la parte ya muerta,  tal vez desde hace  muchos años,  en la que se sostiene y afirma.  Esta vista  señala la parte situada  a sotavento respecto al viento predominante, es decir, mira hacia el Este.   (Foto H. Larrain 27/03/2014).

                             
Fig. 21. Un típico reptil del tillandsial. Se trata de la especie Phrynosaura reichei,  que alcanza un tamaño máximo de unos  7-8 cm.  y tiene un colorido atigrado, con rayas de hermosos colores  (Vea foto siguiente).  (Foto H. Larrain  27/03/2014).

                              
Fig. 22. Ampliación de la misma foto anterior.  Esta hermosa especie es  endémica de los tillandsiales y oasis de niebla;. la hemos hallado también en el oasis de niebla de Alto Patache, donde no existen tillandsias sino solo plantas vasculares de muchas especies. ("Endémica" quiere decir que  que es propia de ese lugar; viene de la voz griega demos que significa "casa").  Se mimetiza bastante  bien con el ambiente arenoso de su habitat o morada Su enemigo es el zorro y, a veces, el jote  que lo espía desde la altura (Catarthes aura); (Foto H. Larrain, 27/03/2014).

Fig. 23.  Liquenes  crustosos de coloración amarilla. Se les observa con alguna frecuencia  a barlovento de los cordones de tillandsias, y a pocos centímetros de los cordones de Tillandsia. (Foto H. Larrain  27>/03/2014).

Fig. 24. Esta vista permite distinguir otras dos especies de líquenes aferrados a partículas del suelo; arriba, de color verde oliva; abajo, de color rojo-anaranjado. Se trata de dos especies diferentes de líquenes crustosos.

Fig. 25. Una tercera especie de líquen, de color amarillento, también se aferra a  pequeños terrones, a escasos centímetros de las plantas de Tillandsia.  Tenemos la vehemente sospecha de que las pequeñas langostas del género Heliastus  que hemos visto en estos días ( y no pudimos fotografiar),  se alimentan de estos líquenes. Siempre están en sus cercanías. En los días de nuestra visita a este  tillandsial de Cerro Guanaco, pudimos observar dos ejemplares de langosta:  una larva pequeña, sin desarrollo de sus alas y la otra, ya adulta. Se trata de la especie Heliastus rufipennis Liebermann (Fam Orthoptera)  Llega a medir como máximo solo alrededor de  1.8 cm de longitud. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).

Fig. 26.  Esta variedad de líquen, diferente de las anteriores coloniza solamente  ramillas ya secas de tillandsias, las que lentamente va degradando. (Foto H. Larrain,  27/03/2014).




Fig. 27.  Exoesqueleto incompleto del insecto tenebriónido  Philorea aracniformis (Coleoptera),   insecto endémico de estos ecosistemas de niebla. Le hemos encontrado viviendo también  en el oasis de niebla de Alto Patache. Hemos hallado en este mismo tillandsial, en años anteriores,  varios ejemplares de esta especie, los  que se hallan en nuestra colección entomológica. Fue investigado y clasificado solo recientemente (año 2000) sobre la base de ejemplares capturados por nosotros  en estos lugares.


Fig. 28.  Agujero o pequeña cueva  hecha por alguno de los reptiles de este ecosistema de niebla, probablemente por Phrynosaura reichei.  Son albergues o refugios  solo  temporales, para cobijarse de los rayos del sol  los que luego abandonan. Excavamos  varios de ellos sin hallar rastros de sus ocupantes. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).


Fig. 28.  Conchas descoloridas  de la especie de caracol terrestre (ojo: no marino! ) denominada Bostrix derelictus Broderip. Vea nuestro artículo del 6 de Enero 2010, publicado en este mismo  Blog donde se ofrecen mayores detalles del hallazgo de esta especie en este tillandsial y en el oasis de niebla de Alto Patache.  El hallazgo de unos pocos ejemplares de conchas de este caracol terrestre en este tillandsial de Cerro Guanacos, nos plantea un enigma que nos tiene bastante perplejos. No los hemos encontrado nunca en otros potentes tillandsiales, como Cerro Oyarbide, Cerro Guatalaya y varios más que hemos visitado al Norte de la quebrada de Tana. ¿Por qué se les halla solamente en este tillandsial? . ¿Vive todavía esta especie en est tillandsial o es ya  una especie totalmente  extinguida aquí?. (Foto H. Larrain, 27/03/2014; Cerro Guanacos).


Fig. 29.   Curiosos diseños que el viento y la brisa dibujan en la superficie de la arena, junto a los mantos de tillandsias.  (Foto H. Larrain,  27/03/2014). 

Fig. 30. Concreciones    calcáreas   bajo las cuales la fauna busca refugio. Lugar ideal para  guaridas de pequeños reptiles y coleópteros de un par de especies.(Foto H. Larrain,  27/03/2014).


Fig. 31. Así luce el suelo en esta zona de tillandsias. Tapizado de pequeños costras  calcáreas  en los que se aferra la vida incipiente de "soil crusts" y de líquenes crustosos. (Foto H. Larrain, 27/03/2014).

Fig. 32.   Creaciones originales del viento sobre la arena de los tillandsiales. (Foto H. Larrain, Cerro Guanacos, 27/03/2014).
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Moraleja.

La vida nos plantea un sinnúmero de  enigmas. Y nos sorprende cada día con sus infinitas estratagemas  de sobrevivencia. Se produce en sitios  aparentemente  inertes o inhóspitos y se inicia así toda una cadena trófica (de alimentación ) en la que  los seres inferiores sirven de soporte o de alimento (nutrimento) a los superiores. Aquí, en este tillandsial,  "soil crusts" y  líquenes servirán de alimento a  caracoles terrestres, coleópteros  y langostas   (del género Heliastes). Y éstas últimas, a su vez, serán devoradas por los reptiles, y todas estas especies (incluidos los coleópteros) serán  un manjar delicioso  para  los zorros del desierto. Solo falta aquí,  en nuestros tiempos modernos, la actividad del último depredador de la cadena trófica: el hombre primitivo, que  cazó  aquí el zorro y el guanaco para su alimentación, completando así  el círculo de la vida.