domingo, 30 de marzo de 2014

Campos de Tilandsias en Iquique: Rastros indesmentibles de antigua presencia humana.



"Claveles del aire".

Antes de entrar en materia,  ilustraremos al lector sobre estas  curiosas formaciones vegetales comúnmente conocidas como "claveles del aire".  Son plantas muy extrañas, que salen de lo común;  más extrañas e interesantes aún, cuando las vemos  por millones,  ocultas hoy de las miradas curiosas,  en los "tillandsiales" de Tarapacá. Allí nadie las admira en su soledad absoluta.  A través de estas líneas, esperamos  se pueda llegar a  comprender mejor su relación íntima con el hombre del pasado, objeto específico de esta reflexión.  

                          
Fig. 1. El panorama que nos ofrece, de N a S,  el notable tillandsial de Cerro Guanacos a pocos kilómetros del cerro Tarapacá y al sur de la localidad de  Alto Hospicio. Nótese que las torres y los cables de alta tensión del tendido eléctrico han  pasado  impunemente por encima de esta reliquia vegetal, causando daños en su conformación, por las numerosas rutas abiertas a su través. En el momento de  su instalación, en los años  1998-1999, nos opusimos vigorosamente  a este trazado, recomendando su modificación, sin éxito alguno.

Fig. 2. Solo obtuvimos entonces, como generoso gesto de compensación  de la Empresa,  la instalación de dos  letreros alusivos a esta formación vegetal y su valor para esta región desértica. Uno de éstos, se muestra en esta fotografía tomada recientemente al amanecer del día  29 de Marzo de 2014.  ¿Es esto alguna forma real y efectiva de compensación por el daño inferido al ecosistema del tillandsial?. Juzgue el lector por sí mismo.  En pocos años más,  de esta  supuesta "mitigación" por los daños inferidos, no quedarán más que unos pocos fierros oxidados. Después, nadie ya recordará el hecho. Tampoco la empresa que lucra diariamente  con el transporte de la energía. ¿Se mitigó realmente el daño?. Es obvio que no. Solo fue solo una farsa para aplacar los ánimos de los ecologistas. Muy lamentable.  En la foto, Pilar Cereceda, géografa,  gran investigadora de esta zona de niebla y el Dr. Alexander Siegmund, de la Universidad de Heidelberg en Alemania, de visita reciente en la zona. (Foto H. Larrain 29/03/2014).

Los campos de Tillandsia sp.

Denominan "Tillandsia" los botánicos a  unas extrañas  plantas  aéreas de la familia  de las Bromeliáceas (Bromeliaceae) , generalmente desprovistas de raíces y que crecen en las zonas costeras del Perú y de Chile,  muy cerca del mar y que son alimentadas solo por las camanchacas o neblinas costeras. De estas densas nubes, pletóricas de  humedad, viven estas curiosas plantas sin necesitar obtener del suelo -como todas los demás vegetales- sus nutrientes y  el agua. A través de sus tricomas que se hallan  en la superficie de las hojas,  captan y absorben la humedad del aire (sea en forma de rocío o por simple condensación de la niebla diurna o nocturna).  Las plantas jóvenes presentan  sistemas radiculares cuya función parece  consistir solamente en ayudar a fijar a la planta al suelo y evitar así que sean arrastradas por los vientos. En  nuestras costas  del extremo norte de Chile, las semillas o tallos vivos que se desprenden se suelen fijar  a concreciones calcáreas, a veces muy pequeñas, donde inicia la semilla o la planta juvenil  su lentísimo crecimiento. Estas concreciones  corresponden al sustrato calcáreo propio de la formación costanera  del terciario, bien  descrita por el geólogo alemán  Juan Brüggen en su obra: Fundamentos de la Geología de Chile (Ediciones Universidad de Chile, 1950, plano geológico). 

Estos  "tillandsiales",  como se les denomina  por el género botánico al que pertenecen, están formados en Chile por solo dos especies:  Tillandsia landbecki  Phil  (determinada ya por  Rodulfo Amando Philippi) y Tillandsia marconae, descubierta y descrita por los investigadores del Instituto de Botánica de la Universidad de Viena  Walter Till  y Ernst Vitek  en  1985.   En nuestra zona de Tarapacá  la especie absolutamente dominante en los tillandsiales o campos de tillandsias es la primera, Tillandsia  landbecki, en un 99%. Existen varias  otras especies de Tillandsia en el extremo norte de Chile, pero éstas no forman densos y extensos campos  como estas dos especies y viven en forma aislada o colgando de huéspedes como los cactus y algunas especies arbustivas.

¿Dónde prosperan estos tillandsiales?.

Se les encuentra  generalmente en sectores elevados,  situados, a unos  10-20 km de distancia del mar en línea recta, en los cordones montañosos  de la Cordillera de la Costa que miran al mar , y en altitudes entre los   750 m. y  los 1.250 m. No prosperan en cualquier parte. Solo en las laderas que miran directamente al mar.  Los vientos marinos alisios que vienen del SW y del S  al atravesar rozando  la superficie del mar se cargan de humedad, la que es depositada generalmente en horas de la tarde  sobre los suelos expuestos que miran  francamente al Weste. Este es el campo propicio para el desarrollo de este extraño "clavel del aire", como ha sido también llamado por vivir verdaderamente del aire.

Cuando la camanchaca  penetra por las quebradas tierra adentro...

Cuando existen quebradas o cañones profundos por donde penetran las neblinas hacia adentro, suelen hallarse también estos tillandsiales  en sus laderas expuestas, a veces   a  una distancia considerable del mar. Pero aquí su densidad y su grado de vigor es notablemente inferior a los de los  tillandsiales costeros, próximos al mar. Así, las hemos visto crecer  en la  quebrada del Lluta  (zona de Arica)  o Camarones, hasta muy al interior allí donde se  suele depositar y posar diariamente  la neblina o camanchaca. Su extensión por el sur llega solamente hasta  la región de Antofagasta.


Fig. 3. Tillandsial de Cerro Guanacos al sur de Iquique.  Dos geógrafos de la Universidad Católica (Pilar Cereceda  y Nicolás Zanetta)  observan aquí  su sistema floral  que consiste en una pequeña vara  de hasta 18-20 cm. de alto donde  se desarrollan sus diminutas  flores color canela. Sus semillas, muy pequeñas, son de diseminación aérea, esto es, son llevadas por el viento. Al hallar  la semilla en su vuelo un hogar adecuado para su crecimiento (pequeñas piedras o rocas o simples concreciones calcáreas)  y las condiciones de humedad requeridas, puede desarrollarse como planta. Esta,   a diferencia de otras especies de Tillandsia de la costa peruana que son migratorias  y se mueven con el viento, no crece en la arena misma - como lo han sostenido algunos estudiosos locales siguiendo a  Rundel (1976),  sino necesita  un soporte firme  que no sea arrastrado por el viento y que le sirva de base de sustentación o anclaje.  Este puede ser  muy pequeño, pero en ningún caso simples  partículas de arena   (puede ser un pedruzco, concreción calcárea o terrón firme).  Vista tomada de S a N. El mar  aquí se halla a la izquierda de la foto. (Foto H. Larrain tomada de S a N:  26/03/2014).   

Fig. 4. Tillandsial de Cerro Guanacos.  Laderas expuestas al Surweste y al Sur. La topografía local define  la forma final en que  se presente el tillandsial.. Aquí, el mar se halla  al costado izquierdo de la fotografía. Observe los espacios  vacíos entre líneas o cordones de tillandsias. (Foto tomada de  S a N.;   H. Larrain, 26/03/2014).

Fig. 5. En primer plano,  se observa un morro discontinuo de más de  un metro  de alto,  formado por partes y tallos de la planta hoy totalmente secas. Como puede verse,   estas plantas no  forman comunidades densas, continuas (como un manto),  sino  conjuntos discontinuos, interrumpidos por  verdaderos corredores o pasadizos del aire. Estos curiosos alineamientos  en forma de cordones, han sido denominados  gráficamente "guirnaldas" por el geógrafo alemán Wolfgang Weischet en sus estudios de los años  1966  y 1975  en nuestra zona. Las laderas de los cerros del fondo, como se aprecia en la foto,   también están tapizadas de estos cordones o guirnaldas. Vea una bibliografía somera al final de este capítulo. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).


Fig. 6.  Observe la forma de crecimiento de la parte de la planta expuesta directamente al viento y al mar. (escala: ancho de la huincha es  5,5 cm). Aquí, en esta foto,  se alzan las tillandsias en cordones  hasta los 30-50 cm de alto.  A barlovento ( frente de exposición directa al viento)   el crecimiento es vigoroso, mientras que a sotavento (a espaldas del viento),  el cordón o guirnalda se observa casi siempre constituido por plantas secas. Las plantas vivas, crecen por sobre sus progenitores  muertos, los que están fijados al suelo. El arribo de las finas arenas arrastradas desde el Weste por los vientos, contribuye a fijarlas aún más al suelo. Pero, originalmente, las semillas o ramillas de  estas plantas  no se fijan en las arenas mismas, como erróneamente  se creyó. Los cordones, por tanto, están conformados  por partes vivas (superiores ) y por partes ya muertas.  A lo largo de los siglos, se van formando estos morros elevados,  en forma de cordones o guirnaldas alargadas. ¿Qué edad tienen?. No lo sabemos aún; pero seguramente  sus inicios deben  ser muy antiguos, tal vez de miles de años atrás. cuando se formó la Cordillera de la Costa y alcanzó  su altitud actual. No es imposible que  sus inicios daten  de finales del Pleistoceno. (Foto H. Larrain, 26/03/2014).


Fig. 7.   Corte practicado en un morro visible (cordón)  del tillandsial. El corte perforó hasta  los 1.20 m de profundidad sin llegar hasta el sustrato original existente antes de la implantación de la planta.. Aquí el sustrato blanquecino,  de tipo calcáreo, se halla algo más profundo. Se puede distinguir los estratos de plantas antiguas, sepultadas. (Foto H. Larrain  28/03/2014).


Fig. 8. Un  fino corte vertical practicado en un tillandsial, como el mostrado en esta foto, ha dejado expuestos varios niveles o estratos de plantas  ya fenecidas,  con intercalaciones de estratos arenosos intermedios. Así, el "morro" puede ir subiendo hasta alcanzar bastante más de un metro de alto, en cuya cima (los primeros   10-15 cm) se  mantienen las plantas vivas, reconocibles por su color   verde-ceniza. Este corte practicado por los investigadores, mostró no menos de 5 ó 6 niveles de plantas antiguas ya muertas y sepultadas, que la falta total de lluvias mantiene  en buen estado por muy largo tiempo. (Foto H. Larrain 28/03/2014).     


Fig.9.  Nos hemos preguntado  muchas veces  por qué se forman estos pasadizos o corredores longitudinales entre los cordones o guirnaldas de plantas, dejando sectores de suelo desnudo a la vista. No tenemos, a la verdad, una respuesta plenamente satisfactoria. Atribuirlo solo a  un efecto de la micro-topografía local es, a nuestro entender, no  explicar nada o casi nada. La explicación total debería incluir - así lo estimamos-  un estudio de las formas de la  circulación del aire, dirección del viento, inclinación del suelo o pendientes, etc. Lo cierto es que casi siempre estos cordones (a veces muy largos y extendidos por decenas de metros), corren  en la práctica generalmente  en forma  perpendicular a la dirección de la llegada del viento. ¿Por qué?. No lo tenemos claro. Observe Figuras  1 y 2. (Foto H. Larrain, 26/03/2014). 


                            
Fig.10.  Un hallazgo ocasional  in situ: un pequeño instrumento lítico,  un  tosco  cuchillo tallado en un pequeño trozo de sílex.  Hallado  como se ve en la  foto, al lado de un pequeño manojo de tillandsias. (Foto  H.  Larrain, 26/03/2014).

¿Quien fue su fabricante?-

Este hallazgo y el siguiente   (Fig. 9), hecho por nosotros  con un día de diferencia en el mismo sector, nos plantean de inmediato el enigma de la presencia humana  en estos lugares desérticos, tan lejos de sus campamentos o viviendas.  ¿Quién era el  visitante?  Era éste solo ocasional o  más bien un  visitante asiduo del lugar?. ¿Qué hacía aquí?  Y, ¿de dónde venía o a dónde iba?.

¿Era  con seguridad una herramienta humana?.

La primera pregunta,  que nos hizo el Dr. Alexander  Siegmund, geógrafo  de la Universidad de Heildelberg, allí presente   (Fig. 2) ,  fue:  ¿cómo está Ud. tan seguro de que se trata de  una herramienta humana y no de un simple pedazo de roca natural?.

Contestando esta legítima duda.

La experiencia de haber   encontrado in situ, a lo largo de muchos años miles de lascas y de nódulos con señas de trabajo humano, nos  ha enseñado  claramente que se trata de un material traído de fuera (no existente en el lugar) y, además, que fue trabajado ex professo allí mismo. Este tipo de  desbaste, efectuado en ambas caras para lograr un buen filo, no es algo natural: es fruto de una intencionalidad humana para lograr  bordes  cortantes, aptos para servir de  cuchillo o  raspador.


Fig.11. El mismo instrumento de la Figura 6.   Al medio, arriba,  el tosco cuchillo tallado en sílex blanquecino. A la izquierda,  un trozo de roca andesítica, color gris oscuro, roca ésta  muy  propia del lugar. Este es el tipo predominante de roca  aquí, y siempre se le halla  en forma de pequeños pedruzcos.  Así  se halló y  solo movimos un tanto el instrumento para observarlo de cerca. Este hallazgo fue realizado en el tillandsial de Cerro Oyarbide, a unos 30  km al sur de Cerro Guanaco. (Foto H. Larrain  26/03/2014).



Fig.12.   Este pequeño taller lítico, hallado casualmente por Pilar Cereceda en el mismo sector, y  formado por unas  55 lascas del mismo material, constituye para nosotros una prueba palmaria del paso de caminantes indígenas por este lugar. ¿Razones?, Tal vez venían a cazar aquí el guanaco, auquénido rumiante que seguramente pastaba en estos tilandsiales  o para preparar  materiales  e instrumental  para  pescar en la costa.  Hemos hallado en antiguos campamentos  de la costa y en varios lugares  (Bajo Patache, Patillos, Los Verdes), manojos de tillandsias secas, las que debieron constituir un valioso combustible para alimentar sus fogones. Presumimos que los  pescadores-recolectores costeros cargaban grandes cantidades de esta planta para tenerlos como reserva   en su campamento-base. Seguramente, lo mezclaban con algas secas (huiros) para avivar el fuego o tal vez, para iniciar el encendido de éste.  De hecho, esta planta, aunque viva,  arde muy bien  echando muy poco humo,  tal como  lo hemos experimentado varias veces  en terreno.(Foto H. Larrain, 26/03/2014).


      

Fig. 13.  Pilar Cereceda y el autor de este Blog  discutiendo sobre la formación de estos extraños cordones de guirnaldas. (Cerro Guanaco; foto H. Larrain, 26/03/2014).   

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Fig. 14.  El material de desecho del bloque original de sílex fue abandonado por inútil conformando  este taller lítico. Había aquí lascas de todos los tamaños, incluyendo unas pequeñísimas, fruto del retoque más fino. Prueba evidente de aquí mismo se confeccionó pacientemente algunos instrumentos líticos por parte de indígenas en tránsito. Pero nos es imposible, por desgracia,  saber algo sobre  su cronología. ¿Cuándo talló aquí  el hombre de la costa sus instrumentos?. ¿Era  originario de la costa, o venía de las tierras altas a la costa?. ¿Cuándo trabajó en este lugar?.No sabemos. Podría ser hace  unos 600 años  atrás, o, tal vez, unos 6.000. No tenemos forma de saberlo con certeza, al menos por ahora. Tampoco se halló aquí  herramientas terminadas que nos permitieran, por su particular tipología, concluir algo respecto de su antigüedad relativa.  El viento se encarga, en este desierto,  de mantener a la vista estos materiales  incluso por miles de años, tal como si hubiesen sido depositados ayer. Son las maravillas y enigmas de este desierto de Atacama!. 

Moraleja:  

El hombre primitivo aprovechó todos los ecosistemas y  sacó provecho de ellos.   Un tillandsial era, en este desierto estéril   y al parecer implacable, una fuente inagotable de material combustible y -sospechamos- un campo ideal para venir a espiar y cazar el guanaco  (Lama guanicoe) que sin duda venía a pacer descuidamente  en estos parajes. Hemos encontrado sus rastros y senderos,  e incluso,  alguna vez,  un cráneo y huesos de este mamífero. 

Una mirada eco-antropológica.

Tratar de entender cómo el hombre de antaño  supo utilizar este recursos en sus fatigosas  travesías  Este-Weste, desde el altiplano hasta la costa del Pacífico, es un desafío para el eco-antropólogo del presente. Profundizar en los recursos varios que ofrece este tan singular paisaje geográfico, algunos  seguramente no señalados claramente en este capítulo,  es parte de la  labor futura para estos especialistas. Y su mirada perspicaz en un campo que linda muy cercanamente con la ecología, constituye también un nuevo enfoque, más dinámico, geográfico y biológico  de la antropología como ciencia del hombre que vive en un  espacio concreto y lo utiliza al máximum, haciendo de él su morada.

Para saber más. Bibliografía básica sobre tillandsiales del Norte de Chile.

(Se presenta aquí solamente la bibliografía más directamente relacionada con el tema y nuestra región de Tarapacá. Existe una  gran cantidad de estudios científicos  especializados en determinadas especies del género  Tillandsia que aquí omitimos).

Cereceda, P., H. Larrain,  P. Lázaro,  P. Osses,   R. S. Schemenauer,  &  L. Fuentes,  1999. "Campos de tillandsiales y niebla en el desierto de Tarapacá", Revista  de Geografía  Norte Grande, Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile,  Nº  26:  3-13. 

Cereceda, R. Pinto, H. Larrain, P. Osses and M. Farías. “ Botanical and Geographical Description of Three Coastal Ecosystems lying South of Iquique (Chile), Proceedings of the Third International Conference on Fog, Fog Collection and Dew, Cape Town, South Africa, October 2004. 


Cereceda, P., Osses P., Larrain H., Pérez L. “Caracterización geográfica del espacio ocupado por paños de Tillandsias en el sector  Cerro Guanaco, Tarapacá, Chile”, XXVII Congreso  Nacional y XI Congreso Internacional de Ciencias Geográficas, Concepción (Chile), Noviembre 2006: 19-24.

Cereceda, P., Osses, P., Larrain  H.,  Pérez,  Loreto, “Biogeographical and phytosociological Characteristics of the Tillandsia  Fog Oasis of Cerro Guanaco, Tarapacá, Chile”, Fourth  International Conference on Fog, Fog Collection and Dew, Program and Abstracts,  La  Serena, (Chile), July  22-27  2007: 177-180. 

Pinto, R. y A. Kirberg.  Oasis de Niebla: Una expedición botánica a los cerros de Iquique durante "El Niño  1997.  Impreso en Chile,  Imprenta  Ograma  S.A.,  Marzo 1999.(con excelentes fotografías de  A. Kirberg)

Pinto, R. y A. Kirberg. 2005. Tillandsia del Norte de Chiler y Sur del Perú,  Ediciones Gas Atacama, Imprenta A. Molina Flores S.A., Santiagode Chile. (Con excelentes fotografías de A. Kirberg).

Zizka, G., M. Muñoz-Schick,  1993. "Tillandsia marconae  W. Tilll & Vitek,  A Bromeliad Species new to Chile"Boletín del Museo de Historia Natural de Chile, Vol. 44:  11-17.

jueves, 6 de marzo de 2014

Un testimonio olvidado sobre el puerto de Cobija: La visita del etnógrafo alemán Adolf Bastian en el año 1876.




Fig. 1.   Carta geográfica del desierto boliviano, tomada de la obra de André Brésson con Prefacio de Ferdinand de Lesseps titulada:  Bolivia Sept années d´ explorations   de Voyages et de  séjours dans l´Amérique  australe..., Challamel  aîné, Paris,   1886. La carta se denomina: "Carte Topographique et Minéralogique du Désert d´Atacama" y lleva por subtítulo: "Profil du désert Bolivien De Mejillones á  Caracoles". Su principal objetivo es graficar las explotaciones de salitre (Nitrate de Soude)  y las minas de plata y cobre (Mines  d´argent et de cuivre). Este Plano constituye un excelente telón de fondo geográfico para comprender  la descripción de Bastian, en su visita a Cobija.  En Internet en: https://www.google.cl/search?q=Plano+Desierto+de+Atacama+André+Bresson&rlz=1C1SAVU_enCL566CL566&espv...).

Interés geográfico de esta carta: su aporte a la vialidad  y  economía  minera de la época. 

 Resulta de interés señalar, igualmente, que  se muestra en  el extremo Norte de este plano  una ruta tropera que viene desde la Pampa  Tamarugal (provincia de Tarapacá)  con rumbo casi SW (presumiblemente desde la quebrada de Maní) y que remata directamente en Quillagua.  Esta ruta es para nosotros un tramo del Qhapaqñan o "Camino del Inca" que bordea el Loa con rumbo S y  SW para arribar a Calama. Es curiosa la errónea configuración del río Loa  entre Quillagua, Calama   y Chiuchíu, lo  que denota  el desconocimiento práctico que existían sobre dicha región, casi totalmente despoblada  por entonces.

Esta carta, es de enorme interés no solo para graficar  la propiedad boliviana  de estas tierras desérticas antes de la Guerra fratricida del Pacífico,  entre Chile y Perú-Bolivia   (1879-1884), sino también porque señala nítidamente las numerosas  vías de comunicación  entre San Pedro de Atacama y el mineral de plata de Caracoles con el puerto de Cobija, Mejillones  y la naciente ciudad de Antofagasta (denominada aquí "Antofagasta en La Chimba"). Este mapa  comprende la superficie encerrada desde  el curso del  río  Loa en Calate y Quillagua  (topónimos  aquí nombrados)  por el Norte, (señalado como la línea de frontera entre Bolivia y el Perú)   y el paralelo  24 de latitud sur,  en el Salar de Punta Negra, indicado como "ligne de frontière de la  Bolivia et du Chili". Aparecen reseñadas las explotaciones salitreras y mineras y, de manera muy significativa, numerosos topónimos y lugares en la costa, particularmente  en la península de Mejillones. El Plano  de este ingeniero francés pasa a ser  un excelente repertorio geográfico para conocer de la actividad  económica  y la movilidad de   la época  (1871-72), muy  cercana a  la visita de Bastian  (1876). Su enorme interés económico para la época, bien merecería un estudio especial de nuestra parte, desde un punto e vista ecológico.cultural.

El aporte de Adolf Bastian  en  1876-77.

Adolf Bastian

 Fig. 2.         Adolf Bastian  (1826-1905).


Hurgando entre viejas notas  de lecturas antropológicas.

Entre mis viejos papeles y fichas, tropecé con esta breve pero sustanciosa  descripción de Cobija de este gran etnógrafo, la  que traducimos del alemán, su lengua original,  para goce y disfrute de  mis curiosos  lectores, amantes de la etnografía, geografía  y antropología cultural chilena.   También creemos puede interesar  a los historiadores, sociólogos,   antropólogos  culturales y demógrafos  y confío les pueda ser útil. Y, de manera especial, la dedicamos a aquellos que se interesan por el estudio de la etnia de los changos y su evolución demográfica a través del tiempo.  Esta cita data del año 1878, año de la publicación de su obra. Pero el viaje de Bastian tiene lugar un par de años antes (1875-76) .  La publicamos  aquí por ser bastante desconocida en nuestro medio científico nacional. Su lengua de origen, el alemán,  es ciertamente una fuerte traba para muchos lectores  de habla hispana.

 El Padre de la etnografía mundial.

El alemán, Adolf Bastian  nacido en  Bremen en 1826  y muerto en Puerto España a los 78 años de edad, fue un notable erudito  y sabio de su época. Y, a la vez,  un viajero incansable.Visitó y estudió los grupos aborígenes en prácticamente todos los continentes en su numerosos viajes de exploración. Pocos rincones del planeta escaparon a su ojo inquisidor.  Por muchos, es considerado el "padre de la Etnografía" por sus increíbles aportes en el campo de la etnografía mundial. Fundó con Virchow  la Zeitschrift für Ethnologie  (Revista de Etnología). Fue Director del Museo Etnológico de Berlín. Nació en   Bremen en 1826 y  murió en el Nuevo Mundo, en Puerto España, en Trinidad y Tobago  en 1905 en uno de sus viajes. Su obra  cumbre en tres volúmenes  de la que hemos extractado esta cita   se denomina:  Die Culturländer des Alten Amerika  (1878-1889). Berlin, Weidmannische Buchhandlung.  La cita que aquí aducimos  traducida, pertenece  al Volumen I (1878).

Andanzas por Sudamérica.

El viaje a América del Sur se realizó  entre Mayo  de  1875 y Agosto del año 1876  y  sus resultados los presentó primeramente  en una conferencia suya  titulada: "Darstellung seiner letzten Reise  in Südamerika"   y fueron  publicados en la Revista alemana Zeitschrift für Ethnologie, Band  8, 1876: 209-211. Esta revista, creada por el mismo,  presentaba en esa época, con hermoso despliegue cartográfico, muchos de  los resultados de los viajes de exploración de los estudiosos alemanes por todo el planeta. Es una verdadera mina de material informativo sobre la etnografía mundial tal como había sido antes la famosa revista  alemana Pettermmann´s Geographische  Mittheilungen  en la época de Johann  Jakob Von Tschudi y  R. A. Philippi.

Su visita a Cobija en  1876.

Existe un hermoso grabado  del puerto de Cobija en 1874. Dibujo de Taylor,  basado en una fotografía de la época.   (Ver en Internet http://www.skyscrapercity.com/show thread.php?t=335356). Esta vista es una excelente introducción a  la descripción hecha aquí por Bastian. No nos fue posible insertarla aquí, por desgracia,  por razones estrictamente técnicas.


La descripción de Bastian  del puerto de Cobija en el momento de desembarcar  es sumamente breve y sucinta. Su relato es sobrio, pero elocuente. Lo que más nos interesa de ella es que nos entrega alguna información histórica sobre el origen  de su fundación, sus antiguos habitantes,  su relación vial con Bolivia  y otros antecedentes de tipo económico que analizaremos.  Y lo que más nos sorprende, en realidad,  es que  para su visita ya no existen pobladores changos, pobladores que,  en su percepción del área,  pertenecen al pasado del lugar, pobladores que siempre había llamado la atención de prácticamente todos los viajeros y visitantes anteriores. ¿Qué había pasado entretanto que ya no se veían allí,  las pobres chozas de cueros de lobos marinos de estos indígenas?. Es lo que trataremos de indagar.

Cobija Puerto  Lamar.

El Libertador Simón Bolívar la  hizo bautizar como "Puerto Lamar" en honor al apellido del insigne general José de La Mar, prócer americano nacido en Quito. Sobre los orígenes históricos de Cobija-Lamar, véase  el interesante trabajo de  E. Téllez L y Osvaldo Silva G., titulado:"Noticias sobre los inicios históricos de Lamar (Cobija), primer puerto de Bolivia en el Pacífico   (1828)",  publicado en Cuadernos de Historia, Departamento de Ciencias  Históricas, Universidad de Chile, Santiago, Año 2012 37: 241-248.

Sobre Cobija y su agitado devenir histórico, debe consultarse de todos modos  el excelente libro del historiador boliviano Fernando Cajías:  "La Provincia de Atacama (1825-1842), publicado por el Instituto Boliviano de Cultura, la Paz, Bolivia,  1975.  En esta Tesis del autor, se ofrece gran cantidad de documentación temprana referente  a este Puerto de Bolivia y los avatares de  su habilitación  desde el momento en que Bolívar firmara el Acta de su fundación,  en diciembre de 1825.


El  texto de Bastian (1878).

Pero, ante todo,   pongamos aquí  su texto, traducido por nosotros  directamente del alemán. Incluimos entre corchetes las expresiones  propias del autor en su lengua  y algunas notas  explicativas de  nuestra cosecha cuya finalidad es esclarecer y/ o iluminar  algunas afirmaciones de Bastian.

"Hacia el mediodía  se hicieron visibles  las pobres casas de Cobija (o La Mar  (1) ), al pie de la majestuosa masa montañosa sobre la cual  conducen  los senderos [die Pfade]  para emprender a través de  ellos la   agotadora cabalgata  a través  del desierto de Atacama,  en procura  de la parte habitada de Bolivia (2) . La desembocadura de la huella del desierto en el Portezuelo (sic! en castellano),  en la quebrada de "Mal Paso", se podía bien reconocer hacia la parte alta de la población,  pero resultaba accesible [solo]  haciendo primeramente  un rodeo por la playa. Al desembarcar, hallamos las callejuelas del lugar  que  nos conducen hacia arriba  doblemente tristes (3), por  motivo de la Siesta  (sic! en castellano) y [porque]  aquí y allá  había logrado el hombre hacer prosperar  alguna plantita,  a pesar del  duro suelo. En el año 1829 (4), el recién declarado puerto libre  [Freihafen] alcanzó una población digna de ser nombrada  [eine nennenwerthe Bevölkerung] con  la iniciación de faenas de  unos cercanos mantos cupríferos   (1858;  (5). ) ".

Y prosigue este breve texto:

"Tal como pudo comprobarlo Tschudi  durante su  visita  (6),  Cobija (7)   fue fundada   en 1619 (8)  y en el sitio donde unos náufragos habían fabricado una capilla, hallaron unas cabañas de pescadores [einige Fischerhütten] (9)   junto a escasas vertientes  [neben spärliche Quellen] (10) , las cuales  no fueron suficientes  cuando aumentó el número de habitantes.  Los indígenas desaparecieron después (11), pero sin embargo aún  habitaban en las cercanías,  para el tiempo de la visita de Feuillée a Cobija (1707; (11) , en chozas hechas  de  pieles [Fellhütten] (12) . Los lobos marinos [Seehunde] (13)   de cuya cacería  los Changos (14)  habían vivido antiguamente [früher],  habrían  disminuido  en número (15)  desde el año 1830, (al igual que las aves marinas)  al mismo tiempo  que se desatara una epidemia [Seuche] entre los animales terrestres (16). (Vea [obra de] Philippi   (17) );  (Bastian,1878: 41).

Nuestras Notas explicativas al texto.

(1)  Simón Bolívar, con fecha 28 de diciembre de 1825, fundó  el "Puerto Mayor" de Cobija  mediante la expedición del Decreto Supremo respectivo, cuyo texto consta en la obra de  Isaac Arce, Narraciones Históricas de Antofagasta, (Iriarte Impresores, Antofagasta, 1930: 14-16).  A través del mariscal Sucre, se comisionó´por entonces  al marino inglés Francis O´Connor para que inspeccionara  prolijamente el litoral boliviano y propusiera  un  lugar  apto para el  atraque de navíos. Comisión que O´Connor cumplió a cabalidad. 

(2)  Esta antigua senda o  camino tropero  remontaba desde Cobija hacia  Calate, Chacance y bordeando el Loa, llegaba a Calama. Era la huella habitual de los pescadores que desde muy antiguos tiempos surtían a los habitantes agrícolas del río Loa de los productos del mar   (pescado seco y/o salado y algas secas). Calama, tempranamente (siglo XVII) era una  aldehuela  de  muy escasa población de agricultores, dispersa en la campiña poblada de  algarrobos, chañares y  soronas.   En cambio, Chiuchíu, o Atacama la Baja,  mantenía una población mucho mayor, poseía una antigua  iglesia de buen porte;  era cabeza de doctrina  y nodo importante de comunicación con el altiplano de Lipes ya desde comienzos  del   siglo XVII.

(3)  Triste y yermo [öde] era, sin duda, para un europeo acostumbrado a los bosques lluviosos como Bastian,  el espectáculo que podía ofrecer Cobija, donde escasamente  podía observarse alguna que otra planta de cañaveral o  carrizo (Phragmites communis)  en torno a miserables aguadas,  de escaso rendimiento  y de gusto salobre. Tal vez, vio también en torno a  las moradas desiertas a esa hora  de la canícula  alguna que otra planta de flor, creciendo en medio de la sequedad más absoluta.
 D´Orbigy se expresaba de un modo muy semejante al contemplar el emplazamiento de Cobija:   Dice textualmente:  "Me sentí...profundamente entristecido, buscando inútilmente rastros de vegetación. La naturaleza parecía estar de duelo, y lejos de hallar en esa tierra tan alabada del Perú, las riqueza proverbial de aspecto, cuya idea  despierta su nombre en todo el resto del mundo, veía a la  derecha un cabo negro, formado de rocas deshechas; [al] frente, una costa donde el oleaje rompía con estrépito, en medio de rocas; algunas casas de pobre apariencia, al pie de la barranca cortada a pico;  y, arriba, una llanura completamente pelada que parte del mar y se elevaba poco a poco hacia las montañas abruptas, también secas y peladas. Todo atractivo desapareció..."  (Alcides D´Orbigny, en Viajes  por Bolivia, Tomo I,  Biblioteca de Autores Bolivianos,  4, Ministerio de Educación,   La  Paz, Bolivia,   1958: 215-16).

4)     Hasta donde llegan  nuestros conocimientos,  Cobija  es elegido por  el Libertador Bolívar como futuro puerto de Bolivia en diciembre de  1825. Cuándo haya sido declarado "puerto libre",  esto es exento del pago de impuestos de importación de mercaderías extranjeras, para incentivar su poblamiento, no nos consta documentalmente, pero debió ser unos años después; Según Bastian  esto ocurrió en el año 1829. Pero el viajero y comerciante  sueco Karl August Gosselman, escribiendo en 1837, nos dice una cosa diferente: " [El general] Santa Cruz no solo ha declarado  puerto de depósito al Callao, sino también a Arica y Cobija de las cuales la primera es el principal emporio del estado Sur-Peruano, y la segunda, es único puerto de Bolivia. Este último es también puerto franco desde el año 1833..." (Gosselman,  "La República Peruboliviana, 1837" en  Viajeros en el Perú republicano, (Alberto Tauro, editor), Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú,  1967: 49; subrayado nuestro). El testimonio de  Gosselman   -testigo de la época-  nos parece más congruente con la realidad, considerando el interés de Santa Cruz, Presidente de la Confederación Perú-boliviana por afianzar  el dominio del Pacífico.

5)   Las explotaciones de cobre a las que aquí se hace mención son muy probablemente,  las de Gatico,  unos pocos kilómetros hacia el Norte de Cobija, donde llegó a existir una planta de procesamiento de este mineral y una pequeña población .

6)  Johann Jakob von Tschudi, notable viajero austríaco,  visitó Cobija en  el año  1858, cuatro años después de que R. A. Philippi hiciera  su famosa  travesía por el desierto de Atacama  (1853-54).  La descripción del viaje de Von Tschudi, escrita en alemán,  se encuentra en  su artículo: "Reise durch die Andes von Südamerika von Córdoba nach Cobija im Jahre 1858", Pettermanns Geographische Mitheilungen, Ergänzunsheft, Gotha,  Justus Perthes; hay traducción al castellano publicada como "Viajes por las Cordilleras de los Andes de Sudamérica de Córdoba a  Cobija",  (Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, Vol. XLV, :324-404, Córdoba, República Argentina).  La visita de Von Tschudi  tuvo lugar solo  treinta  años antes de la de Adolf  Bastian. En ese breve  lapso de tiempo, ocurrieron muchos desastres a la población indígena  de la etnia chango en la zona, hasta su total desaparición en fecha incierta, pero, en todo caso, muy poco antes de la visita de Bastian.

7)  La voz "Cobija" es una palabra evidentemente castellana, pero todo nos induce a sospechar que detrás de este topónimo español se escondería  un antiguo topónimo  indígena, tal vez  algo así  como Cohuisa o Cuhuiza, lo que nos recuerda fuertemente  el nombre de la quebrada de Cahuisa, uno de los efluentes esporádicos a la pampa del Tamarugal.  Entre tanto topónimo de ancestro indígena de la costa Norte de Chile,  resulta muy extraño  y dispar este topónimo español  "cobija" con el significado de manta o  frazada. Tal significado, a nuestro parecer,  carecería de sentido práctico: no es descriptivo, como suelen ser  los topónimos.  Tanto más cuanto que  Cobija, o la "Ensenada de Atacama", como la llama don Pedro Lozano Machuca en  su descripción del año 1580, era un sitio habitual de numerosa presencia indígena, con presencia de agua de vertientes y, además,   como lugar preferido de tránsito obligado hacia el interior atacameño. Por tanto, tuvo que poseer  antaño, necesariamente,  un nombre local indígena. ¿Cuál fue éste?.  No lo sabemos.   Hay varios topónimos con la terminación -sa  en nuestra zona tarapaqueña, como Sipisa,  Cahuiza, Corsa, etc., los  que parecerían tal vez  tener un ancestro puquina más que quechua o aymara.
 Existe, por lo demás, un topónimo  "Cobija"  en Bolivia,  pequeña ciudad del Departamento de Pando, muy cerca de la frontera con Brasil. Esta nueva "Cobija"  fue rebautizada así  en el año  1906 por las autoridades bolivianas, abandonado su antiguo nombre de "Puerto Bahía" en recuerdo de la "Cobija " del Pacífico, perdida tras la guerra con Chile en el año 1879.


8)  No sabemos de dónde procede esta afirmación tan  categórica. No la hemos encontrado en otras fuentes.

9).  ¿De qué naufragio se trataría aquí?.  Es verdad que  muchas  embarcaciones españolas  solían recalar aquí,  cuando surcaban  el Pacífico muy apegadas a la costa, para reabastecerse de agua en ciertas caletas. No tenemos otras noticias de estos presuntos náufragos que habrían creado la naciente Cobija española. Pero sí sabemos, en cambio,  de barcos españoles sumergidos en su rada,  de los que los pescadores locales han extraído botijas y loza española antigua.

10) Tres vertientes, una de ellas  situada cerro arriba,  son las que frecuentemente destacan las fuentes. Visitamos años atrás,  durante nuestra larga permanencia en Antofagasta,  personalmente las tres. Solo una, ubicada en la terraza litoral,  es todavía  ocupada  hoy por los lugareños no tanto para bebida (es bastante salobre),  sino para el lavado.

11)   Sabemos de una espantosa epidemia de  fiebre amarilla (¿ o de cólera?) que habría aniquilado a la población changa en la década de los setenta del siglo XIX.  A partir de esta fecha, ya no se vuelve a nombrar nunca más  a los residentes changos, cuyas  chozas hechas de cueros de lobos marinos y sus extrañas balsas  del mismo material fueron  admiradas por todos los viajeros extranjeros  a partir de los tempranos relatos y dibujos de Vincent Bauver, Louis Feuillée y  Amédée François Frézier.

12)  Las  chozas de los changos,  simples ruedos de piedras en círculo, tenían como única techumbre   cueros extendidos de lobos marinos. Tales chozas se armaban y desarmaban conforme a la necesidad de transportarse  a otras caletas,  con fines de pesca. Así, la población changa era  en la práctica, flotante, cambiando continuamente  de  número de residentes según la exigencia de su principal ocupación, la pesca y la salazón de pescado.

13)  El lobo marino (Otaria flavescens) era  el animal que les surtía prácticamente de todo:  carne, grasa, sangre,  huesos, tendones, vejigas.  Sus embarcaciones y sus chozas eran construidas con esta misma materia prima.

14)   Fueron siempre conocidos, desde al menos el siglo XVII,  como "changos", desconociéndose su origen étnico y geográfico más preciso. Para unos, eran  de origen uro, del lago Titicaca o Poopó;  para otros, eran  pescadores autóctonos, descendientes de  las  más antiguas poblaciones arcaicas (cultura Chinchorro). No parece que hayan poseído una lengua propia, sino más bien,  parece hablaron la lengua de los vecinos,  de población mucho mas numerosa, sea ésta la atacameña o lickan antai,  o  (probablemente)  la  puquina  en la cosa de Tarapacá.

(15)   El año 1830 es  el momento asignado por Bastian   al inicio de la lenta e inexorable desintegración de este grupo étnico de los changos, en esta costa desértica.   Es obvio que en su visita de  1878 ya no alcanzó a ver a ninguno de estos residentes o sus chozas; de haberlos visto, de seguro los habría descrito, como era su costumbre.

(16)  Hay constancia de algunas epidemias  que cobraron muchas vidas en este Puerto. No así de epidemias o pestes entre los animales, incluso  marinos, tal como lo señala  aquí el autor. No sabemos de  qué fuente obtuvo Bastian esta información que no hemos leído en otros documentos.

(17). Bastian manifiesta un perfecto conocimiento de las obras de algunos de sus predecesores, a los que cita (Feuillée, Tschudi, Philippi). En cambio, parece desconocer a los franceses Bauver, Frézier y  D´Orbigny,  tempranos descriptores de Cobija, su geografía  y  sus  habitantes changos.

Epitafio.  

Con la visita  y testimonio explícito de Bastian, se cierra definitivamente el ciclo de la presencia de indígenas changos en la costa del extremo norte de Chile, cuyo último bastión se refugiaba en la rada de Cobija y alrededores. Quedarán algunos escasos grupos dispersos de esta etnia  en  la costa  de Paposo-Taltal   (Región  sur de Antofagasta), donde serán descritos  -ya muy aculturados-, por   el arqueólogo Augusto Capdeville  en la década de los años  20 del pasado siglo. Se extingue así una admirable raza y una expresión cultural de origen e impronta  marina,  de la que nunca se ha  logrado obtener datos exactos y confiables  respecto de su origen  étnico y  su lengua.