miércoles, 31 de julio de 2019

Cementerio clandestino a 1.5 km al Sur de la localidad de Río Seco: probable sitio de enterramiento de operarios chinos esclavizados en las guaneras de la costa.

En otro capitulo reciente de nuestro Blog, hemos relatado la expedición realizada, en agosto de  1998, por el suscrito a la localidad de Río Seco con alumnos de la carrera de Sociología de la Universidad Arturo Prat de Iquique. Allí  tuvimos la fortuna de escuchar de labios de don Luis Covarrubias, dueño de la casa-museo del pueblito, la historia y la forma de operación  de la Compañía explotadora  de la  sal en el lugar,  desde fines del siglo XIX.


Fig. 1.  Vista general del cementerio clandestino, situado a  1.5 km al Sur de Río Seco (Foto H. Larrain, agosto 1998).

Un sitio de sepultación clandestina.

Como parte de esta visita,  y poco después del regreso de los estudiantes  a Iquique, don Luis nos tenía un sorpresa. Nos condujo a Marta, mi compañera y a mí,  a un lugar  de sepultación clandestina de operarios chinos de las antiguas guaneras peruanas. El sitio se hallaba muy próximo, situado  aproximadamente a un kilómetro y medio al sur del pueblo de Río Seco, al pie de los primeros contrafuertes de la cordillera de la costa.  Aquí se abre una pequeña explanada arenosa en declive,  entre  antiguos riscos o escollos marinos emergidos (producto del solevantamiento de la costa) y  conocidos en la literatura geográfica como  "escollos del tipo rasa".  Don Luis había descubierto el lugar casualmente hacía unos unos años, al cavar bajo unos sospechosos acumulamientos de piedras empotradas en superficie. Don Luis pensó inicialmente -según nos confesó- que podría tratarse de tumbas indígenas.
 Los ataúdes, sencillos cajones de madera de pino oregón, dejaban ver los cuerpos momificados, en casi perfecto estado de conservación, gracias a la extrema sequedad del lugar. El ajuar y las vestimentas delataban su evidente origen guanero. Nos relató don Luis durante nuestra visita, que hasta hace poco se erguía en en este mismo sitio una gran roca granítica, cual un monolito, de unos 2 metros de alto, que mostraba señas inequívocas de impactos de bala. En su opinión, era éste un sitio furtivo de fusilamiento y posterior entierro de esclavos chinos díscolos, merecedores de la muerte para escarmiento del grupo.
La roca fue llevada  en camiones, junto con muchos otros  grandes rocas de granito allí existentes a la ciudad de Iquique  para reforzar sectores costeros del borde marino y protegerlos mejor contra las fuertes  marejadas  invernales.  Inútilmente reclamó don Luis ante la autoridad edilicia de Iquique (el Alcalde Jorge Soria) pidiendo la devolución del monolito. No fue escuchado. Por ese mismo tiempo (1997-98) también se sustrajo, por parte de personal municipal,  numerosos bloques graníticos, de gran tamaño  que formaban parte  del antiguo asentamiento colonial y republicano de Pabellón de Pica, y que constituían parte de las bases de las míseras viviendas de los esclavos guaneros de las covaderas.

Protección patrimonial actual.

 Hoy día, tras la protección legal del lugar como  "Patrimonio Histórico Nacional" ( 4 de abril de 2017; Declaratoria de sitio patrimonial de las caletas Huanillos y Pabellón de Pica; ver en Internet: Colegio de Arqueólogos de Chile  AG, Abril 6, 2017), tal bárbaro despojo sería algo inimaginable, además de estar severamente castigado. ¡Pero tal "Declaratoria", lamentablemente -como en muchos otros lugares de Chile- ha  llegado tarde!. En todo caso, felicitamos a los autores de esta laudable iniciativa que debería ser extendida  a muchos otros lugares históricos del país.

Saqueo indiscriminado.

 El sitio ha sido  virtualmente "saqueado" por décadas  por excursionistas, turistas y guaneros  que recogían de sus inmediaciones o escarbaban numerosos "recuerdos del pasado" (botellas, fragmentos de lozas europeas, llaves y candados, cartas, documentos, cajetillas de cigarrillos, cubiertos metálicos de mesa, herramientas, como cuchillos, tijeras, martillos, combos, etc. etc.), que hemos visto  expuestos en vitrinas en calidad de "reliquias", en varias  residencias de iquiqueños.

Y mejor no hablemos (por respeto) del despojo que se ha verificado tanto aquí como en otros lugares  de nuestra costa, de naufragios donde yacen preciados "pecios"  (como se denomina en la jerga náutica a los barcos hundidos), y de donde se ha expoliado, en forma desvergonzada e irrespetuosa,  ánforas, botellas de vidrio y loza antigua, anclas, armas, campanas  y aún cañones pertenecientes a  navíos sumergidos por tormentas,  huracanes o por efecto de cruentos episodios bélicos. Ojalá que sus actuales poseedores (o sus descendientes) resuelvan un día entregar a los Museos locales estas piezas -algunas de gran valor histórico- que por Ley pertenecen  al Estado  y que la ciudadanía tiene derecho a conocer, estudiar  y  proteger para  testimonio de las generaciones venideras.


Fig.  2. El área elegida para la sepultación clandestina. Nuestra fiel Chevrolet Blazer, compañera de  tantas expediciones.   (Foto H. Larrain, agosto 1998).

Fig. 3.  El lugar en el momento de nuestra visita. En el extremo inferior derecho,  un evidente señalamiento de una tumba mediante filas de piedras superpuestas.  (Foto H. Larrain, Agosto 1998).

Fig. 4. El lugar del cementerio clandestino  en  la época de explotación de las guaneras  peruanas.  Vista de Este a Weste. Gran cantidad de piedras removidas delatan la actividad humana (Foto H. Larrain, Agosto 1998).

El  macabro espectáculo a nuestra llegada.

Desde Río Seco, enfilando hacia el sur, en pocos minutos don Luis nos condujo al lugar de sepultación clandestina; una explanada al pie de los cerros costeros. El espectáculo era grotesco. Varios ataúdes a la vista dejaban ver los cuerpos enteros, semi-momificados. Alguien los había abierto intencionalmente para hurgar en su interior (?). Aunque macabras, mostramos aquí las imágenes captadas ese día por nosotros, con el único objetivo de dejar constancia del hecho.

Fig. 5. Un cuerpo humano en uno de los sencillos ataúdes hechos en pino oregón en el que fueron sepultados. (Foto H. Larrain, agosto 1998).

Fig. 6.  Otro de los cuerpos momificados del lugar. (Foto H. Larrain agosto 1998).
Fig. 7.  Otro de los cuerpos sepultados aquí (Foto H. Larrain, agosto 1998).

Ceremonia de la reciente inhumación de los cuerpos del cementerio clandestino.

El lugar se mantuvo en secreto hasta que  alrededor de un año y medio después de esta nuestra visita  (octubre  1999), don Luis  Covarrubias  logró que autoridades civiles de Iquique acompañadas del Cónsul de China en la ciudad  y del señor obispo de Iquique, don  Enrique Troncoso se hicieran presentes en la caleta para  efectuar  la re-sepultación de los restos hallados,  en el pequeño cementerio local de Río Seco, rezándose allí un responso por su eterno descanso.

Colecta de huesos humanos en el contorno de Pabellón de Pica.

Junto con la inhumación de los restos  del lugar descrito más arriba, se hizo una  recolección de huesos humanos dispersos, hallados en la zona vecina de Pabellón de Pica, donde se realizó, igualmente, una pequeña ceremonia junto al monolito conmemorativo de la presencia china. Este monolito fue erigido por la Colonia China residente y  porta una leyenda escrita en chino mandarín. No disponemos de su traducción exacta, pero, en opinión de quienes escucharon al cónsul de China ese día, el texto contiene frases muy duras contra el gobierno peruano de entonces que permitió  la dura esclavitud de los condenados chinos provenientes en su mayoría de Cantón o Macao, y destinados de por vida al trabajo de las guaneras.
Fig. 8.  Monumento erigido en Pabellón de Pica a los guaneros de origen chino por la colonia china residente en Iquique por  iniciativa de don Luis Covarrubias. (Foto H. Larrain,  agosto 1998,  conservada en su Diario de Campo Vol. 65:  52). 

Inhumación definitiva de los restos humanos hallados.

Los cinco cuerpos exhumados de este cementerio clandestino, fueron alrededor de un año después  retirados del lugar de su primer reposo en un acto solemne, fueron inhumados en el cementerio local de Río Seco presidido por autoridades civiles y religiosas. Presentamos a continuación, como testimonio del hecho, copia de partes del artículo del diario "La Estrella" de Iquique que  tomó nota de la ceremonia. El texto es de la periodista  Gloria Baltazar. Fue  publicado el viernes 1 de octubre de 1999 en la ciudad de Iquique.

Fig. 9.  Parte inicial del artículo.
Fig. 10.  Don Luis Covarrubias, gestor de esta loable iniciativa.

Fig. 11.   Don Luis Covarrubias (izquierda) con el señor Intendente regional de la época.


Fig. 12.  Parte del reportaje.

Fig. 13. Continuación del reportaje.  Obreros abriendo la fosa de descanso definitivo de los operarios chinos.
Fig. 14.  Al medio don Luis Covarrubias, de lado, conversando con el Intendente regional. A la derecha, el obispo don Enrique Troncoso  revestido de la estola ceremonial, rezando el responso en el pequeño cementerio de Río Seco.


Fig. 15.  Acto de reconocimiento de la actividad de operarios chinos en las guaneras del litoral em Rio Seco.

Comentario final.

1.  No existe evidencia total y absoluta de que  los cuerpos hallados hallan sido efectivamente de ciudadanos chinos, operarios de las guaneras. Pero es ciertamente lo más probable,  por el hecho de que  -como lo confirma la historia-  los obreros de dichas guaneras fueron, en un inmenso porcentaje, procedentes de China continental.

2. En opinión de don Luis Covarrubias, estos  obreros guaneros habrían sido ajusticiados en el mismo lugar, donde se conservaba -según él- la gran roca  junto a la cual eran  ajusticiados, quedando marcas de los proyectiles en su superficie. Lamentablemente, por orden edilicia, dicha roca granítica y otras muchas del lugar fueron llevadas a Iquique tanto para labores de protección de borde costero contra las marejadas como para obtener, por corte, hermosas losas de granito para la pavimentación de la calle Baquedano de la ciudad de Iquique, obra del legendario alcalde iquiqueño don  Jorge Soria Quiroga.

3. Probablemente -como sostenía don Luis-  fueron allí ajusticiados por  intento de rebelión o fuga. Antes de su inhumación definitiva, por desgracia no se hizo -que sepamos- estudio alguno de los cuerpos por parte de profesionales competentes (médicos forenses o antropólogos físicos). Habría sido interesante tener la plena confirmación sobre la causa precisa de su muerte y su exacto origen étnico (pruebas de ADN).  Don Luis Covarrubias afirmaba haber hallado  muestras del plomo de las balas  en los cuerpos.  Tal tarea, en todo caso,  no sería del todo imposible a futuro, si fuere preciso, pues los cuerpos exhumados, momificados,  fueron re-enterrados intactos en el cementerio local de Río Seco.

4.  La extrema sequedad del desierto costero del Norte, donde raras veces llueve, ha permitido la notable conservación de los cuerpos, los cuales se  presentan  en un estado cercano a la momificación.  Igualmente, la vestimenta ha sido preservada casi intacta. La gran sequedad unida a la  presencia de sales de sodio en el terreno arenoso -antigua playa pleistocénica-, ha permitido sin duda,  la notable conservación de los cuerpos.

(Fin).