viernes, 19 de junio de 2009

¿ Qué daños provocan las Termoeléctricas a carbón?. ¿Son estos daños tan graves?

Fig. 1. Caleta Cáñamo, lugar donde residen hoy unas 20 familias con sus niños desde aproximadamente el año 1980. Se dedican a la pesca y a la extracción de huiros. Al centro, se ve la alta chimenea de CELTA (Endesa-Chile) que expele día y noche humos que contiene contaminantes tóxicos. No existe relación alguna entre la empresa y la comunidad la que se abastece de electricidad mediante motores a petróleo, existiendo una fuente de energía eléctrica allí mismo.

Fig. 2. La capilla católica atendida por un diácono que visita regularmente la caleta, prestando los servicios religiosos a los que las Empresa aledañas consideran "parias" indeseables. Situación contraria a los principios más elementales de buena vecindad y que constituye un peligroso caldo de cultivo social por la inequidad que representa.

Fig. 3. La caleta no tiene ningun apoyo estatal o gubernamental, habiéndose decretado su "inviabilidad". Po lo que la autoridad ha señalado que los sitios que ocupan sus habitantes pescadores "no serán regularizados". Su único pecado es pretender residir junto a una poderosa empresa eléctrica, que les "baña" diariamente de cenizas y gases tóxicos.

Fig. 4. La pequeña y tranquila playita de Cáñamo, muy apta para el baño de los niños pequeños por la ausencia casi total de oleaje. La playa y el poblado están condenados a desaparecer por el alto grado de contaminación provocado pòr los efluentes y residuos tóxicos de la central CELTA de Endesa-Chile. Nadie se atreve a mostrar los resultados de monitoreos de la calidad química del aire en este lugar, hermoso lugar de veraneo de numerosas familias iquiqueñas.

Fig. 5 Capilla construída junto al poblado. Se puede reconocer el interés de los pobladores por
hermosear el entorno de su caleta, a pesar de la peligrosa contaminación existente.

Fig. 6. Letrero deliberadamente engañoso. Señala que la planta termoeléctrica produce la energía para un "desarrollo sostenible" o sustentable. ¿Podría una energía sucia, fuertemente contaminante, contribuir a un "desarrollo sustentable" en el tiempo?. Es un evidente contrasentido. Es, justamente, la antítesis misma de este tipo de desarrollo. ¿Por qué se nos miente?. Esto debería ser denunciado como clara muestra de una "publicidad engañosa".

Fig. 7. A muy poca distancia, al sur de la Planta contaminante, la Universidad Católica y CONAMA han puesto este letrero que indica que el lugar ha sido concedido por la Oficina de Bienes Nacionales para la protección de la biodiversidad (flora y fauna endémica) en el lugar. El rechazo a la contaminación del aire en la zona es un requisito sine qua non para una protección efectiva de la flora y fauna del "Oasis de Niebla de Alto Patache", el que se inicia hacia el Sur, exactamente, en este lugar.

Figura 8. Esta es la chimenea que contamina toda la zona costera, levantadada por ENDESA-Chile ( a través de su Filial CELTA S.A.) en 1996. Lleva 13 años contaminando sin que nadie diga nada. Obsérvese el verdadero chorro de emisiones de contaminantes, especialmente sulfuros (SO2, SO3 y óxidos de N (NO3). (Foto H. Larrain 27/06/2009, a las 11.35 hrs.)

Foto 9. Stand en la Plaza Prat de Iquique, donde se recogen firmas contra la instalación de Centrales Termoeléctricas en la costa sur de Iquique (área de Patache) (Foto H. Larrain 26/06/2009).
Foto 10. Detalle del libro de firmas contra la instalación de las Centrales Termoeléctricas en la franja costera, al sur de Iquique. (Foto H. Larrain, 26/06/2009).

Foto. 11. Libros repletos de firmas recogidas durante 15 días en plena Plaza Prat de la ciudad de Iquique. A la fecha (26/06/2009, se han colectado más de 22.500 firmas de adherentes en la vigorosa campaña emprendida por las caletas pesqueras, sindicatos y estudiantes contra las Termoeléctricas. (Foto H. Larrain, 26/06/2009).

Foto 12. Uno de los Libros de firmas. Gente de todas las edades, en especial jóvenes, han adherido a esta campaña, demostrando así su total adhesión a la lucha contra la contaminación atmosférica. (Foto H. Larrain, 26/06/2009).


Foto 13. Un firmante contra la contaminación de las Termoeléctrias, en el momento de estampar su firma en el libro ad hoc. (Foto H. Larrain, 26/06/2009).

Foto 14 Jesús Mesías, dirigente vecinal, uno de los luchadores en esta campaña contr la contaminación por obra de las centrales termoeléctricas (Foto H. Larrain 26/06/2009).

Foto 15. Sonia Moreno, Presidenta de la Junta de Vecinos de la caleta de Chanavaya, vigorosa opositora a la instalación de las Centrales Termoeléctricas en la zona zur de Iquique, y promotora de esta campaña solidaria contra la futura contaminación. Su voz, a través del megáfono, ha sido oída día a día en esta plaza, demostrando su férrea e incansable voluntad de lucha por un aire limpio para la zona. (Foto H. Larrain, 26/06/2009).


Las fotos que anteceden, nos muestran aspectos varios del tema hoy en discusión sobre la instalación de Centrales Termoeléctricas en la zona sur de Iquique. El rechazo ciudadano se hace evidente. Este crece día a día. Pero parece necesario precisar, paso a paso, por qué son tan dañinas o en qué consisten los daños que infieren tanto a la salud humana de las poblaciones vecinas (caletas), como al ecosistema en general y a los organismos vivos habitantes del mar contiguo. Es lo que nos proponemos hacer en este capítulo.

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En un segmento anterior de nuestro Blog, nos hemos explayado, en general, sobre el problema que generan las Termoeléctricas a carbón, dondequiera que se hayan instalado en el pasado, en Chile o en el extranjero. Se nos ha preguntado con insistencia sobre sus daños reales. ¿Son realmente tan dañinas? ¿Es para tanto...?. ¿Qué daños concretos producen?. ¿Son éstos remediables?. Intentemos sintetizar estos daños o males para concientizar a nuestra población al respecto.

Daños al ecosistema natural.

1. Las chimeneas de estas Centrales, que por su gran altura se ven a la distancia, emiten continuamente, día y noche, diversos tipos de gases como producto de la combustión de un tipo de carbón bituminoso, conocido internacionalmente como petcoke, su fuente de abastecimiento. Estas emisiones contienen NH3, NO, óxidos de azufre, y sulfuros, óxidos de Azufre , CO2 en enorme cantidad y otros elementos químicos más, todos muy contaminantes. Todos ellos terminan por depositarse, cerca o lejos de las fuentes de emisión, sobre suelos, rocas, mares, salares o pampas, se disuelven (sulfuros) para actuar como ácidos (H2SO3, o H2SO4), o son conducidos, hasta cientos de kilómetros de distancia, a centros poblados, ciudades o quebradas donde se practica la agricultura desde antaño. Varias de estas substancias, al mezclarse con el H2O contenido en la alta humedad atmosférica costera (camanchaca), se convierten en ácidos cono es el caso del ácido sulfuroso, sulfúrico o ácido nitroso. Una vez en el suelo, son absorbidas por los seres vivos, plantas o animales (insectos, reptiles, etc.). Las reacciones químicas que se producen al incorporarse en el organismo vegetal o animal, y sus efectos sobre el metabolismo de los seres vivos, no han sido jamás estudiados en nuestro país. Es un tema virgen de estudio. Pero tales efectos sí han sido bien estudiados en otros países, en especial en sus efectos sobre los bosques de niebla en el hemisferio norte. Allí crean las conocidas "nieblas ácidas", letales para los bosques. Y allí ya se encendió la voz de alerta sobre su peligrosidad.

El problema de la contaminación es máximo en el caso de las centrales termoeléctricas convencionales que utilizan como combustible el carbón bituminoso o petcoke. Además, la combustión del carbón tiene como consecuencia la emisión de partículas y ácidos de azufre (SO4, SO3) En las de fueloil los niveles de emisión de estos contaminantes son menores, aunque ha de tenerse en cuenta la emisión de óxidos de azufre y hollines ácidos, prácticamente nulos en las plantas de gas.

2. Las emisiones de CO2, propias de la combustión, van a incrementar el CO2 ya existente en la atmósfera. Aquí se encuentra el principal causante del "efecto invernadero" en el planeta por la destrucción creciente de la capa de ozono, protectora de nuestra atmósfera terrestre. Es decir, a mayor cantidad de Centrales Termoeléctricas, mayor incremento de CO2 en la atmósfera, y mayor contribución nuestra, como país, al calentamiento global en el Planeta. Mientras la clara tendencia mundial es a ir eliminando paulatinamente este tipo de emisiones, para reducir y frenar el "efecto invernadero", estas Centrales, por el contrario, lo incrementan a diario. Ahora bien, si pensamos que hoy hay proyectadas 36 Centrales de este mismo tipo (!) en las costas de nuestro país, quemando exactamente este mismo tipo de carbón (que a las Empresas les resulta mucho más barato que algún otro combustible menos dañino), saquemos nosotros mismos las conclusiones.

3. A este paso, jamás podríamos cumplir con nuestras obligaciones contraídas como país al firmar el Protocolo de Kyoto, del año 1997, que nos obliga a ir reduciendo paulatinamente el nivel de emisiones de este tipo de gases. Así, mientras en los países civilizados y más avanzados de Europa ya se ha dejado de usar este combustible por ser comprobadamente contaminante, y han optado decididamente por el uso de tecnologías limpias (solar y eólica, sobre todo), nosotros, los tercermundistas, somos "obligados" por contrato con estas Empresas, a consumir este carbón tóxico, que ya nadie quiere comprar en el mercado internacional por malo. ¿Qué les parece?.

4. El problema se agrava notablemente cuando consideramos que, una vez obtenido el permiso de instalación y operación, por aprobación de la CONAMA y, posteriormente, de la COREMA, estas Centrales obtienen, por así decirlo, "patente de corso ", o sea, "permiso oficial" para seguir contaminando por decenios y decenios. ¡Ya recibieron el permiso para "contaminar"!. Una vez aprobadas, seguirán operando con el mismo combustible y con lo mismos sistemas. Nadie les obliga a modificar sus plantas, sus equipos o sus filtros, o cambiar el tipo de combustible usado. Es lo que ha ocurrido, por desgracia, en Tocopilla (cf. reportaje de la "Tierra en que vivimos" ), con sus Centrales operando desde hace decenios y acumulando millones de toneladas de cenizas tóxicas, mucho de cuyo material llega al mar, sea por efecto del acarreo por el viento, sea por efecto de eventuales lluvias. Por eso hay que evitar a toda costa que se instalen, pues una vez en operación, nada ni nadie detiene sus efectos.

Destrucción irreversible del territorio donde se asientan.

Estas Centrales exigen al Estado chileno amplias superficies de costa para la instalación de sus Centrales y una superficie notablemente mayor para áreas de depositación de sus cenizas tóxicas (áreas de acopio). Como ejemplo, la "Central Pacífico" ha solicitado al Estado chileno el "uso" de 16 hectáreas para su Planta y nada menos que 45 há. para su depósito de cenizas. Mientras el área destinada al acopio de las cenizas (el carbón ya quemado) crece y crece, día a día y año a año, hasta alcanzar el volumen de auténticos cerros, esta misma superficie del territorio nacional queda definitivamente destruída para siempre, totalmente contaminada y sin la menor posibilidad de volver a tener un día alguna utilidad al país.

Este terreno destruido, gravemente alterado para siempre, pasa a convertirse en "desierto absoluto" y por añadidura, en un desierto tóxico. Es decir, si las Empresas llegan a desaparecer un día, o van a la quiebra, nos dejan para siempre (ad aeternum!), un desierto tóxico, altamente volátil, verdadera bomba de tiempo en términos ecológicos. Por cierto, estas Empresas nada dejan, en garantía por previsibles daños ambientales futuros. Si se van algún da, nos dejan sólo su veneno. Esta situación es mucho peor hoy díia que la que ocurrió antaño con el salitre, cuando al terminar su operación útil, las Salitreras dejaron abandonadas sus "tortas de relaves", las que al menos en parte, han podido volver a ser útiles (extracción del yodo).

Es lo que ya ocurrido con los tranques de relaves de la empresa cupreras. Pero, busquemos al verdadero culpable.

Exactamente igual como ha ocurrido hasta ahora a lo largo del país con los tranques de relaves de las empresas mineras del cobre. Recuerde Ud. lo que ocurrió en el Mineral de "El Teniente" en la zona de Coya: cinco tranques colmatados, uno al lado del otro, testigos mudos de una explotación ecocida. Es lo que está ocurriendo, en este mismo momento, con el mineral de Pelambres en la IV Región, al lado de Los Vilos. Un valle entero, el fundo "El Mauro" , de varios miles de hectáreas de superficie , está siendo rellenado con basura y ripios tóxicos, fruto de la explotación del cobre, destruyendo esos ecosistemas (un valle fértil!) para siempre.

6. Pérdida irreparable de territorio patrio.

Año a año, las Centrales Termoeléctricas que usan el carbón bituminoso (o petcoke) , destruyen y seguirán destruyendo, irremisiblemente y para siempre, muchas hectáreas del territorio nacional, que el Fisco les ha concedido por un tiempo, sin pagar un peso por su destrucción definitiva, irreparable. Hagamos cuenta de que tales cientos de hectáreas han quedado inservibles para el futuro de Chile como país. ¿No nos impresiona para NADA este hecho?.

Chile pierde así, año a año, amplias superficies de su territorio patrio, sin compensación de ninguna clase. Cuando algún vecino pretende arrebatarnos territorio nacional, Chile entero se alza en rebeldía (recordemos el episodio de la "Laguna del Desierto, en Aysén). ¿Por qué, pregunto, aquí no ocurre lo mismo?. ¿Quién nos está mintiendo o engañando?; ¿quién no nos informa debida y exactamente - como debiera- de los peligros inherentes a este nuevo tipo de despojo nacional? . Aquí las autoridades han fallado a la ciudadanía, simplemente porque la Ley Ambiental actual (Ley 19.300) lo permite así. Las Mineras, como las Centrales Termoeléctricas simplemente se atienen a la Ley. Si la Ley es mala, o inmoral, ¿qué les importa a ellas? Eso es un problema del Estado, no de ellas. Porque las Empresas, por definición, están hechas para lucrar y hacer negocio, no para hacer beneficencia. Tampoco para acatar normas éticas o morales.

Chile de este modo pierde, año a año, superficie de su territorio nacional útil, inutilizándosele en forma consciente y premeditada. Destruyéndosele en forma calculada. Ellos lo saben bien . ¿Es esto aceptable?. Estamos entregando territorio nacional no a países vecinos, sino a Empresas , generalmente extranjeras, que por añadidura medran a destajo, destruyéndolo. ¿O, acaso, la tierra nada vale, cuando podría en ella hacerse toda clase de experiencias agrícolas u hortícolas , a futuro, en provecho de las comunidades costeras?.

Depósitos de cenizas y su proximidad al mar.

Estos depósitos no se encuentran, como alguien podría ingenuamente imaginar, lejos del mar y de la zona costera, en sitios muy apartados ocultos, tierra adentro, en cuencas cerradas y sin vida (donde hubo salitreras varias en el siglo XIX; p. ej. en la Oficina "Viz" o en la Salitrera "Gloria") . No. Se encuentran en la misma zona costera, a metros de la Carretera Panamericana Norte-Sur, al lado del océano, a menos de 20-25 metros sobre el nivel del mar. ¿Qué peligros involucra esta vecindad?.

Dos, y muy graves: uno, que en caso de eventuales lluvias intensas en la franja costera, como producto normal en episodios del llamado "El Fenómeno de El Niño", (como ha ocurido ya muchas veces en pasado), mucho material de estas cenizas en polvo, acumulado por decenios, fuera arrastrado repentinamente al mar, ocasionando un desastre ecológico de proporciones; o, dos, que un eventual tsunami (como los ocurridos en los años 1868 y 1877 , poco antes de la Guerra del Pacífico) hiciera otro tanto, igual que cuando arrasó el poblado guanero de Chanavaya, destruyendo todo a su paso: casas, corrales, canchas de acopio, e instalaciones varias. Ese día aciago alrededor de 2.500 obreros de las guaneras perdieron todo: hogar, trabajo y herramientas de laboreo del guano.

¿Se ha pensado en todo esto en el Estudio de Impacto Ambiental ((EIA) de la Empresa?. Por lo que hemos leído en el Informe, ciertamente, no. Las referencias al clima y su posible impacto, son nulas. Es decir, se ha ignorado la historia de lo ocurrido exactamente en este mismo lugar, aquella que nos debería preparar para la posible ocurrencia de tales episodios, en un futuro impredecible, pero que puede presentarse en cualquier momento. Se olvida, por desgracia, aquello de: "historia magistra vitae".


El peor de todos los contaminantes: el mercurio (Hg).

Entre los contaminantes normalmente asociados a este tipo de carbones bituminosos, se encuentra el Mercurio (Hg). Su presencia ha sido comprobada en todas las emisiones de Centrales, en todo el mundo. Ahora bien, pocas substancias son tan letales para la vida como el Mercurio. Aunque en muy pequeñas cantidades, este elemento penetra en los tejidos vegetales y en los tejidos humanos y el torrente sanguineo, provocando daños irreparales en los tejidos y órganos y enfermedadas congénitas. Segun todos los estudios, todos los carbones bituminosos y sub bituminosos, contienen este elemento letal, sin excepción. Es lo que dicen los estudios científicos. Peor la normativa chilena no obliga a examinar el contenido de Mercurio. ¿Por qué?.

La contaminación de los ecosistemas costeros.

Alguien puede creer, que la costa norte chilena es un desierto absoluto, sin vida. Fuera de la riquísima vida marina, gravemente afectada por las cenizas y el polvillo que se produce en la descarga de los barcos, material que cae diaria e inexorablemente al mar, destruyendo su flora y fauna (véase lo ocurrido en el puerto de Tocopilla), existen ecosistemas terrestres conocidos como "oasis de niebla", dotados de una flora y fauna muy particular y rica, que hoy está siendo objeto de esmerado estudio por parte de los científicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Alto Patache, a escasos kilómetros de las Centrales que se pretende crear allí.

A juicio de personas competentes, existe total incompatibilidad científica entre mantención y protección de un ecosistema de niebla único , de endémica y rica biodiversidad, y Centrales termoeléctricas del tipo aquí descrito, es decir, a carbón. La flora local, que produce valiosos retazos de "desierto florido" en los años de ocurrencia del "Fenómeno de el Niño", sufriría rápidamente sus efectos, por la lluvia ácida concomitante. Creemos que esto ya está ocurriendo. Pero nadie parece detectar sus efectos y nadie da a conocer -si es que existen-los resultados de los monitoreos científicos en el área que parecen ser "muy privados". La ciudadanía ulustrada deberìa tener acceso a tales monitoreos. Y la autoridad debería explicar sus consecuencias a largo y mediano plazo. Exactamente iguao como se ha hecho, por decenios, para advertirnos de los peligros de la "mosca azul" (Ceratits capitata) en afiches y panfletos. ¿Alguien ha visto recientemente algún afiche sobre el tema que indique: "Centrales Termoeléctricas: peligro latente"?.

La contaminación de las Caletas costeras próximas (Cáñamo, Chanavayita, Caramucho, Los Verdes).

Si se mira con detención el paisaje vecino a la actual Termoeléctrica de CELTA, en el puerto de Patache desde el aire, como se puede apreciar en una vista de Google Earth, se observa nítidamente la nube de polvillo (transportando material particulado y elementos tóxicos de NO, óxidows de S, NH3 y otros elementos más), que cubre toda el área próxima al puerto y a la chimenea de CELTA, y que claramente avanza inconteniblemente hacia el norte, por la línea de costa. Mar y tierra son contaminados por igual. El primer afectado, es la caleta de pescadores de Cáñamo. Son las primeras víctimas inocentes. ¿Qué está ocurriendo con la salud de sus habitantes, especialmente sus niños?. ¿Lo sabe la autoridad de salud?. Ellos, los habitantes, sí lo notan con pavor. ¿Se ha hecho análisis de lo bronquios y pulmones de esos niños y jóvenes?. ¿Qué revelan estos exámenes? .¿Se han dado a conocer, tal vez? El hecho de que esta caleta no sea aún reconocida por la autoridad comunal como caleta viable, y el hecho de que, según se señala en un rótulo, "no se darán títulos de propiedad" en ella, nada cambia la grave situación humana. Es un grupo humano asentado allí hace muchos años y que, como tal, tiene derecho a existir, y a gozar de un aire limpio e incontaminado. Aquí se está cometiendo (¿por culpa o responsabilidad de quièn?), un crimen. Alguien está tapando u ocultando esta situación, a todas luces.

Si vinieran expertos de la OMS a caleta Cáñamo, ¿qué opinarían?.

¿Qué pasaría si viniera a Cáñamo una Comisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a examinar el estado de salud de sus habitantes, como hoy está en estudio?. Ahí, recién, la autoridad tomaría cartas en el asunto. Y, ¿mientras tanto, qué?. Chanavayita, Caramucho y Los Verdes (hasta Iquique mismo) están absorbiendo, aunque a un ritmo tal vez algo menos sensible, exactamente las mismas materias en suspensión en el aire que respiran. Pues bien, que se escuche bien:

en el reciente EIA (Estudio de Impacto Ambiental ) presentado por la Termoeléctrica Pacífico S.A., hace muy pocos días atrás, no hay la menor referencia a este impacto, sin duda el más grave de todos.

Esta sola omisión es ya, de por sí, gravísima, como si la población humana aledaña no fuera parte del "entorno", es decir "del área de influencia" real del Proyecto!. Si se piensa y desea que la caleta Cáñamo deba ser reubicada, según la autoridad, ¿para qué "hacer olitas" al respecto?.. Y, ¿ reubicada?...., ¿por qué?. Pues es obvio porque Cáñamo ha pasado a ser, de facto, un testigo indeseado de un pésimo manejo de la combustión y del transporte de las cenizas, por parte de una Central Termoeléctrica. Por eso, nada más. Su sola presencia, a pocos metros de las emanaciones de CELTA, es para la autoridad una "pulga en el oído". Es mejor, entonces, ignorarla y ojalá, sacarla de raíz (erradicarla).

Y, al revés. Si la energía que produce CELTA en esta central Termoeléctrica fuera realmente "limpia" y no contaminante, la sobrevivencia y pujanza de esta caleta contigua a la Planta de energía, sería la mejor prueba y el mejor testimonio de que no existe contaminación en el área. Se daría una sana y amigable convivencia entre Central y Caleta. Por desgracia, éste no es el caso. Tal como lo sabemos hoy día, por los EIA que las mismas empresas han presentado oficialmente a la CONAMA regional, sus efluentes son altamente contaminantes.

Mientras no cambien el combustible usado y no instalen dispositivos a la salida de las chimeneas para reconvertir los gases efluentes de S, N y CO2 en elementos útiles (v.gr. ácidos aprovechables en la misma empresa), serán necesariamente contaminantes y, por ende, serán una empresa no sustentable.

En esta materia, surge, como siempre, un corolario indispensable: todos estos efectos son consecuencia obligada de la aplicación estricta de una pésima Ley Ambiental (Ley 19.300), la que permite todos estos inconvenientes y no deja al descubierto a sus violadores. Por eso, repetiremos en forma incansable e intransable:

"hay que modificar de raíz la Ley Ambiental Nº 19.300"!.

Aquí se oculta el verdadero enemigo. Este debe ser nuestro "grito de guerra" en el futuro, en todos los foros donde se discuta este tema ambiental. Y esta nueva Ley que surja de un amplio debate público, donde se ilustre de verdad a la ciudananía , sin engaños ni tapujos, debe seguir los estándares internacionales más rigurosos, aquellos que aplican los países más desarrollados del mundo. Debe propender a obligar a las empresas a producir emisiones con contaminación cero. Solo entonces podremos vivir más tranquilos, en un ambiente limpio y sano, sin contaminación.

(segmento en preparación 25/06/2009). Retocado el día 01/07/2009).

domingo, 14 de junio de 2009

Centrales termoléctricas: ¿beneficio social o maleficio?. Una reflexión ecológica urgente .


Fig. 1. Planta de CELTA y su Central Termoeléctrica en Puerto Patache, visible detrás del montículo rocoso del primer plano. Su chimenea expele sin cesar una estela de humo tóxico que se dirige hacia el Norte, exactamente donde se sitúan las caletas de pescadores de Cáñamo, Chanavayita, Caramucho y Los Verdes. (Foto H. Larrain, Abril de 2009).

Fig. 2. Haciendo una prospección arqueológica en la zona inmediata al Puerto de Patache. Aquí se descubrió un saqueo reciente, que dejó en evidencia los muros de una antigua vivienda prehistórica, de cazadores-recolectores costeros, con fechas que pueden remontarse a los 5.000 - 6.000 A.P. por los antecedentes cronológicos que han sido recopilados para este mismo sitio. Nótese el ennegrecimiento notorio de las rocas y arenas del sector, causado por acumulación progresiva del polvo de las cenizas. (Foto. H. Larrain, Abril de 2009).


Fto 3. Prospectando el área próxima a la Central Termoeléctrica de Patache de propiedad de CELTA, donde puede observarse el extraño teñido del suelo circundante, de un negro muy oscuro, por obra de la depositación incesante de cenizas provenientes de la chimenea aquí indicada. Esta coloración gris obscuro contrasta vivamente con el tono claro, propio de las arenas situadas más al Este, junto a la base del acantilado. La gran diferencia en colorido salta a la vista a cualquier observador y llama a reflexión. (Foto H. Larrain, Abril 2009).


Foto 4. Esta foto es una prueba contundente de la infectación, en todo el terreno aledaño, de las arenas que cubren parcialmente el antiguo habitat indigena. En este lugar, hemos detectado durante nuestra prospección la existencia de un rico conchal arqueológico, muy alterado por vehículos y tráfico de las empresas que han intervenido el sector, destruyendo, por desgracia, muchas evidencias. (Foto H. Larrain, Mayo 2009).

Las fotos que preceden son, a todas luces, acusatorias. Constituyen un testimonio elocuente e indesmentible del daño que se infiere diariamente al medio ambiente y a los ecosistemas de la costa (marinos y terrestres) por parte de los humos y efluentes expulsados por la chimenea de CELTA, cuyas cenizas se diseminan por muchos kilómetros hacia el Norte, llegando hasta la misma ciudad de Iquique y aún mucho más lejos. Nadie sabe exactamente hasta dónde. Sus efectos se pueden observar, todas las mañanas, en la substancia negruzca que se fija a los parabrisas de nuestros vehículos, incluso en las playas al sur de Iquique. No es posible atribuir esta acumulación de finísimo carboncillo a las emanaciones de vehículos, aquí casi inexistentes. Su origen radica, sin lugar a dudas, en la actividad permanente de la chimenea de CELTA, y en el movimiento de cenizas ya quemadas, en la zona de Punta Patache.

En los párrafos que siguen, discutiremos la oportunidad de instalar estas Centrales y la toxicidad de estos efluentes (humos y cenizas), así como la necesidad de que la autoridad estatal y comunal no solo monitoree y fiscalice regularmente, sino controle y sancione, cuando corresponda, a las Empresas responsables. Tarea que la autoridad hoy día no realiza en la zona.

Necesidad de energía para el desarrollo regional.

Chile necesita energía eléctrica para su desarrollo. ¡Qué duda cabe!. Sin energía eléctrica no hay industrias, no hay ferrocarriles, no hay desarrollo urbano, no hay iluminación en calles y plazas, no hay luz domiciliaria; en suma, no hay ni podría haber mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes. El descubrimiento de la energía eléctrica permitió la concentración urbana y favoreció el rapidísimo desarrollo de la industria, la que apenas en el lapso de 100 años de historia humana conoció resultados insospechados (1840-1940). Hoy necesitamos imperiosamente energía. Incluso cada vez más energía. Sin ella, o si ella llegara fallar, todo se detiene y volveríamos súbitamente al Medioevo (1.000 D.C.) o, tal vez, a la época del Bronce (3.500 A. C.) . Esto nadie lo discute; tampoco nosotros.

El tema crucial es muy diferente: para nosotros el tema central del debate es qué clase de energía vamos a procurarnos en el futuro próximo. O sea, con qué tipo de energía contarán las futuras generaciones, las de nuestros hijos, nietos y bieznietos. Dicho en otros terminos, con qué tipo de energía quisiéramos contar dentro de 50, 80, o 100 años más, cuando el Planeta llegue a una población de 9.000, 10.000 ó 15.000 millones de habitantes. Porque lo que realmente importa es predecir el futuro del Planeta con una enorme concentración de población.

Las principales fuentes de energía existentes hoy en el mundo son, por orden de importancia: a) la energía atómica; b) la energía hidroeléctrica; c) la energía termoeléctrica; d) la energía eólica (turbinas eólicas); e ) la energía mareomotriz; f) la energía geotérmica. Hay otras fuentes más, pero no tan significativas o importantes. En nuestro país, casi todas estas energías pueden ser efectivamente desarrolladas, pues disponemos de una enorme reserva eólica, un gigantesco potencial hidroeléctrico, por la gran cantidad y diversidad de ríos que salvan grandes alturas y permiten formar enormes represas; un interesante potencial geotérmico (geysers); una enorme superficie de costas con mareas cambiantes y, por añadidura, como si esto fuera poco, una extensa cadena montañosa que recorre prácticamente todo el territorio y que permite capturar, sobre todo en las alturas, la omnipresente energía del viento.

Posibilidades energéticas en Chile.

En Chile, como en pocos países del mundo nos podemos dar el lujo de poder elegir la energía que queramos para el futuro. Podemos optar por la energía atómica, como tantos países, en especial Francia y Estados Unidos, o la energía hidroeléctrica, como los países escandinavos, o la energía eólica, como Dinamarca, Alemania o España y tantos otros países recientemente. Podemos seguir el antiguo ejemplo de no pocos países que optaron, gracias a sus reservas de carbón, por la energía termoeléctrica (Inglaterra) . Pero, en tal caso, tenemos que estar dispuestos a asumir sus costos colaterales, es decir, una alta tasa de contaminación, tanto del medio marino (vida marina) como terrestre (vida animal y humana).

Políticas chilenas recientes de desarrollo energético.

La política màs recurrente en Chile durante los decenios pasados, ha sido recurrir a las Centrales Hidroeléctricas, utilizando la energía de caída del agua conservada en enormes Tranques o Represas, aprovechando el desnivel altitudinal del relieve y el elevado volumen de agua de nuestros ríos. El modelo nos lo ofrecía generosamente Estados Unidos con sus gigantescos embalses de comienzos del siglo XX. El embalse del río Loa en el Tranque Sloman, es un temprano ejemplo en nuestro Norte árido. En 1914, ingenieros alemanes realizan allí la monumental obra de ingeniería, donde hasta hoy podemos admirar el potente dique, de contención, los sistemas de conducción del agua y la casa de máquinas, todavía intacta. Numerosos embalses comenzaron a jalonar los sectores altos de las Regiones IV, V VI y VII de Chile. Aún hoy, no pocos, incluso conocidos políticos, ven en este tipo de centrales la panacea ideal La historia más reciente del Embalse del río Rapel y luego del Ralco, está llena de episodios de luchas entre los derechos de comunidades, defensa del entorno natural y urgentes exigencias energéticas.

No se podría negar, sin embargo, que el Proyecto Hidroeléctrico Aysén, al cual miran no pocos como la mejor solución energética para los próximos decenios involucra costos y riesgos ambientales de enorme consideración y la alteración muy violenta - prácticamente imposible de mitigar y con resultados casi imprevisibles, por las extremas condiciones climáticas locales- de la única zona aún enteramente intocada de nuestro Planeta. Esta "reserva prístina del Planeta", única en el mundo, quedaría a merced del criterio de Empresas constructoras de discutible reputación técnica, y bajo la "protección" de una débil y fácilmente manipulable Legislación Ambiental vigente (Ley Nº 19.300), que exige a las mismas empresas interesadas, la realización y contratación de Estudios de Impacto Ambiental (EIA). Exigencia ingenua y absurda desde el punto de vista de una sana protección y defensa del Medio Ambiente natural y cultural por parte del Estado, el único que debe velar por ella.

?Por qué se ha preferido las Centrales Termoeléctricas para producir energía ?. Tan sólo por ser las más baratas. Solo por eso.

Las Centrales Termoeléctricas usan como combustible el carbón en forma de petcoke , sea éste bituminoso o sub-bituminoso. De todos los combustibles utilizados en este tipo de Centrales, es éste, de lejos, el más contaminante y el más tóxico de todos. Lo afirman asì inequívocamente los estudios científicos más serios. En Chile tenemos en funcionamiento tales Centrales desde hace al menos unos 50 años (Tocopilla, Ventanas, son un ejemplo). Cuando éstas se instalaron, en los años 1960, no existía una Ley Ambiental (Ley Nº 19.300 del 9/03/1994), ni menos aún una estrictísima regulación de sus emisiones, de acuerdo a los más avanzados estándares internacionales . Razón por la cual han seguido operando con los mismos criterios de antaño, cuando existía al respecto una permisividad total. Se pensaba en forma casi infantil que asumir el "progreso", involucraba per se y necesariamente, correr ciertos "riesgos". Se hablaba de "asumir sacrificios en aras del Progreso". Así se nos hablaba, así se nos hacía creer cuando yo era niño y joven (1935-1950). Por desgracia, el resultado de tal premeditada ceguera lo tenemos hoy tristemente a la vista.

El caso emblemático de Tocopilla: la ciudad que muere por contaminación.

Tocopilla vio infectadas, sin excepción, todas sus costas y su mar aledaño, en el espacio de muchos kilómetros cuadrados de su área mareal y submareal, aniquilando toda la flora y fauna marina hasta hoy mismo. Este daño es prácticamente ireparable. En su fondo marino se ha creado un potente fango tóxico y viscoso, totalmente inerte y sin vida, y en tierra, muy cerca del mar, inmensas concentraciones de miles de millones de toneladas de negras cenizas, que no sólo afean hoy la ciudad y su entorno, sino constituyen un potencial detonante de contaminación futura, en el caso de lluvias intensas provocadas por el "Fenómeno de El Niño". Recuérdese el desastre ocurrido con los aluviones en Antofagasta, en el año 1992, con motivo de sostenidas e inesperadas lluvias . Fuimos testigos del río impetuoso que bajara entonces por la quebrada habitualmente seca de "La Negra", junto a la población COVIEFI, destruyendo todo a su paso, carretera, huertas, trazado de ferrocarril y puentes incluídos.

Tocopilla no es, por desgracia, el único caso en Chile. Hay muchos y de variable magnitud. No es del caso aquí reseñarlos todos. Solo nos incumbe advertir acerca de los reales peligros que se corre, si no se extreman las medidas de seguridad, tal como hoy se exige en seguridad industrial.

¿Y si ocurriera un "Fenómeno de El Niño" con copiosas lluvias?. ¿Qué pasaría?

En caso de producirse un nuevo "Fenómeno de El Niño" (el que estaría ad portas según los expertos oceanógrafos), con la intensidad de los años 1986 o 1997, sus materiales tóxicos serán arrastrados nueva e indefectiblemente, hacia el mar. Es exactamente lo que ocurrió en Tocopilla. El soberbio y valiente reportaje que nos dio a conocer el periodista Sergio Nuño en "La Tierra en que vivimos", un Programa estrella de la Televisión Nacional de Chile, nos dejó atónitos hace un año atrás, con la crudeza de sus imágenes y su commovedora y valiente protesta. ¿Cuál ha sido la reacción de las autoridades estatales al respecto? Solo un solemne silencio, cubierto por el manto displicente del descrédito artero que rotula de "fanáticos ecologistas" a todos los que se atreven a levantar su voz en la defensa de su ciudad , de su belleza escénica y de su entorno natural. (flora y fauna nativa) . ¿Dónde están pregunto ingenuamente, las multas a las Empresas comprometidas en este daño ecológico de magnitud o dónde los abogados valientes que se atreven a enrostrar a dichas Empresas el daño conscientemente inferido a la vida del Planeta? Los abogados de las Empresas han sido ciertamente más poderosos, más audaces e ingeniosos, amparándose en una Legislación anacrónica, a todas luces imperfecta, anticuada y llena de vacíos.

Hacen falta programas televisivos de denuncia valiente.

Parecería que hacen falta muchos Programas del tipo de "Contacto", de la Televisión de la Universidad Católica de Chile, para desmantelar la red de defensa inmoral que se ha montado en torno a estas Empresas, a pesar del evidente conocimiento en las altas esferas del daño que han causado, causan y seguirán causando al medio ambiente. La CONAMA -lo hemos visto y es reconocido por todos- carece de los medios legales para exigir una reparación al daño ya causado. Si existe alguna duda respecto al caso de Tocopilla, que acabamos de señalar, pregúntese a los pescadores y mariscadores de Tocopilla hasta dónde tienen que viajar en sus botes a motor para poder capturar mariscos vivos.

La falta de fiscalización sobre la calidad del ambiente.

¿Donde ha quedado la fiscalización estatal sobre este daño?. ¿Dónde la energía del Servicio Nacional de Pesca para denunciar estos hechos?. ¿Dónde su capacidad de sancionar estas conductas reconocidamente ecocidas?. Y, por fin, ¿donde están los políticos, que se supone deberían ser los supervisores y contralores asiduos de la acción estatal o particular, cuando ésta produce daños evidentes a la salud pública, al bienestar ciudadano o al entorno natural, o destruye en forma inmisericorde las fuentes de trabajo de esforzados pescadores de orilla?.

El rol de las Universidades como entes pensantes del desarrollo regional.

¿Dónde -me pregunto con evidente preocupación- han estado las Universidades más cercanas (Antofagasta, Iquique) que nadie hasta ahora ha escuchado su voz, en defensa de la vida marina, de la biodiversidad terrestre o de la salud humana gravemente amenazada?. Muy escasas voces valientes han sido oídas. Una de ellas, es la del biólogo Carlos Guillermo Guerra de la Universidad de Antofagasta, quien en reciente entrevista televisiva se atrevió a decir sin tapujos: "Tocopilla debe ser reubicada en otro sitio de la costa, pues su actual emplazamiento ha sido contaminado para siempre por las Centrales Termoeléctricas". "Más claro, agua".


Tocopilla: ciudad inviable.

De acuerdo a los biólogos marinos, el litoral de Tocopilla tardaría no menos de 600 años en reponerse y restaurarse, y tan sólo en el caso hipotético de una cesación radical del daño y una inmediata reubicación, muy lejos del mar, de sus monstruosas montañas de cenizas. ¿Alguien ha meditado seriamente sobre esto?. Los biólogos, químicos, antropólogos y médicos lo saben bien. Pero, me pregunto, ¿ la opinión pública es realmente consciente de esta situación y ha hecho algo por modificarla?. Nada ni nadie que sepamos. Nuestras autoridades, si lo saben (lo que está por probarse!), han preferido seguir la política del avestruz: cerrar los ojos e ignorar el problema, dejándolo intacto a las futuras generaciones. Recordamos aquí con dolor y sana indignación el dicho absurdo atribuido al Presidente don Ramón Barros Luco: "los problemas o se arreglan solos o no tienen solución", como un modo jocoso de justificar su aparente inercia al respecto.

Si paramos las Termoeléctricas, ¿paramos el Progreso? Respondiendo a una falacia.

El argumento de que "si paramos las Termoléctricas paramos el progreso", que circula por ahí ,es una torpe y vulgar falacia. No pocos lo repiten como loros, sin saber lo que dicen. Hoy mismo lo hemos escuchado en la Plaza Prat de Iquique, junto a los toldos donde las Juntas de Vecinos de la ciudad y de las caletas costeras directamente amenazadas, juntan con valentía las firmas para exigir a la autoridad un rotundo "No" a dichas Centrales contaminantes. Hoy, 18 de Junio del 2009 ya se habían juntado más de 10.000 firmas en protesta. Ojalá se llegue a las 40.000 ó 50.000.

Mientras animábamos hoy a los transeúntes a unirse a esta noble causa, de alto contenido ecológico (no ecologista!), una distinguida señora, muy bien vestida, acompañada de su marido, nos increparon por oponernos al "Progreso". Inútil fue pretender explicarles nuestra clara posición de: "progreso, sí, pero contaminación, no". Nos parece increíble: todos sabemos que hay energías utilizables que son totalmente limpias, no contaminantes, como la eólica y la solar, la mareomotriz o geotérmica. Pero hay evidentes intereses creados en torno a esto. Ya no nos cabe le menor duda. Analicemos por un momento y con lupa ese dicho de la señora de marras, que me increpó duramente hoy en la Plaza de Iquique: "oponerse a las Centrales es oponerse al progreso". Vale la pena hurgar en este baúl de los recuerdos.

Hurgando en el baúl de los recuerdos. La historia como "magistra vitae".

Los países europeos se opusieron, a mediados del siglo XX, a la podredumbre vaciada en sus ríos y puertos con desechos industriales, aceites, grasas o petróleo, y ganaron finalmente la batalla. Costó, pero la ganaron. El lago Constanza en Suiza y los ríos Danubio, Rhin, Main, y Elba -por citar solo algunos- eran verdaderas cloacas hacia los años 1930-1940. Hoy son un espejo de limpieza; volvió su rica y variada fauna piscícola y su flora ribereña, para encanto de los turistas. Los lagos norteamericanos Michigan, Erie y Ontario, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, eran igualmente gigantescos vertederos de alcantarillas de todas las ciudades ribereñas. Hasta que una estricta legislación ambiental, secundada por una ciudadanía alerta, consciente y batalladora, obligó a las empresas contaminantes a poner freno a sus demasías.

El verdadero progreso energético para Iquique.

Hoy, aquí en Iquique, debemos a toda costa seguir ese ejemplo, aunque sea con un atraso de por lo menos 60-70 años. Nos hemos quedado muy atrás del "verdadero progreso": el respetuoso de la Naturaleza, aquel que considera que el hombre no es el único ser que tiene derecho a vivir en el Planeta Tierra; aquel que exige que Hombre y Naturaleza deben vivir en armonía, si quieren cohabitar para siempre uno al lado del otro, por algunos milenios todavía.... Nuestra generación actual no es (aunque a veces pretenda serlo) dueña absoluta, despótica, de su entorno, ni puede hacer con él lo que se le antoje.

¿Qué calidad de ambiente dejaremos en herencia a nuestros descendientes?

Nuestra generación debe transmitir a las siguientes, la de nuestros hijos, nietos y biznietos, unas playas de arenas limpias, un mar transparente, un aire incorrupto. Sin elementos sulfurosos, mercuriales o arsenicales, un mar adyacente sin materias fecales que alimentan los mismos peces que llevamos a la mesa. Eso queremos para Iquique y su entorno. Por eso, si alguien nos viene a ofrecer otro tipo de "progreso", respirando cenizas pútridas, almacenadas en millones de toneladas junto a nuestras playas, infectando in aeternum centenares de hectáreas de terraza costera, desparramando olores nauseabundos del molibdeno que expelen las chimeneas de ciertas Mineras, o tiñendo de negro de humo nuestras playas o roqueríos, les decimos "No". Basta ya!.

Pero para eso, solo una cosa es necesaria y urgente: exigir a gritos la modificación de la Ley Ambiental, ley permisiva que otorga toda clase de franquicias al contaminador, corta las alas al inocente poblador, o condena a la enfermedad al pulmón al todos los niños de la caleta Cáñamo o Chanavayita, víctimas inocentes de un vecino victimario, al que la justicia no puede perseguir por asesino, pues se encuentra parapetado detrás de una Ley que le da "carta blanca para matar" lenta, pero inexorablemente. Mientras no cambiemos la Ley Ambiental chilena y le exijamos el cumplimiento de parámetros internacionales de la más alta jerarquía protectora, demandando "contaminación cero", nada o muy poco podremos conseguir. A lo más, se nos tirará "unas cuantas migajas" en forma de "paliativos" o "mitigación del daño", para acallar nuestros alaridos de desesperación. ¿Hasta cuándo lo soportaremos?. ¿Se nos agotará un día, tal vez, la paciencia?.

¡No a las Termoeléctricas a carbón!.

¿Dónde están, me pregunto perplejo, en estos aciagos días de invierno, las voces de nuestros capaces biólogos, químicos, médicos o antropólogos , catedráticos de las Universidades locales, quienes más que nadie saben (o deberían saber) de estos peligros pues conocen sus nefastas consecuencias?. ¿Dónde están las inserciones de prensa de las organizaciones civiles o Colegios Profesionales, denunciando estos hechos?. En caso de elecciones presidenciales, se suele ver avisos pagados en los periódicos que publican listas de firmas de académicos, médicos o profosionales de todo tipo, en pro de tal o cual candidatura: "Académicos por Zutano", "Profesionales por Mengano". Eso es, exactamente, lo que haría falta hoy: "Profesionales por un aire limpio", "Académicos contra la contaminación". Pero aún no se les ha visto la cara, mientras algunos valientes Presidentes de Juntas de Vecinos de nuestro pueblos y caletas costeras se desgañitan gritando a voz en cuello en plazas, calles y Colegios: "No a las Termoeléctricas". Hoy solo ellos han sacado la cara por todos los ciudadanos, tal vez porque sólo ellos velan de verdad por la salud de sus conciudadanos, arriesgando sus puestos de trabajo y su seguridad personal.

Por fin alza su voz el Consejo Municipal de Iquique.

Por fin hemos sabido que el Consejo Municipal acaba de dar un veto total, por la unamimidad de sus miembros, a la instalación de las cuatro (4) Centrales Termoeléctricas proyectadas en la zona sur de la ciudad; ¡por fin!. Ya era hora. Ojalá que las Universidades, los Colegios Profesionales y todas las Juntas de Vecinos y Sindicatos sigan su valiente ejemplo y entreguen a la ciudadanía declaraciones de semejante tono. Porque si no lo hacen, ¿para qué existen, si ignoran lo que ocurre a nuestro alrededor?. Sería esto seguir, a letra, la política del avestruz: ¡mejor esconder la cabeza e ignorar el peligro!.

La opinión autorizada de la Universidad Católica.

La Universidad Católica acaba de plantear, hace un par de días (17/06/2009) ante la Cámara de Diputados en Valparaiso, su clara posición frente a este caso. Porque se siente especialmente afectada en su Concesión del Oasis de Niebla de Alto Patache, a muy corta distancia del sitio de instalación previsto para estas Centrales (menos de 5 kilómetros). Esta Concesión, ha sido otorgada por Bienes Nacionales, a la Universidad para el estudio del clima de niebla y la investigación, cuidado y preservación de la biodiversidad. Este oasis de neblina , el más investigado en Chile hasta ahora, ha sido objeto de numerosos estudios de geografía, clima, flora, fauna y antropología a parir del año 1997 a la fecha. La postura científica de la Universidad es categórica: o se da garantía total de que estas Centrales no producirán contaminación alguna, mediante la adopción de las tecnologías de última generación, propias de los países más desarrollados, o no deben instalarse en absoluto. Porque la experiencia reciente en Chile ha sido demasiado calamitosa.

En reciente documento presentado el 14 Mayo recién pasado por la Universidad Católica ante la CONAMA regional, como parte de la Participación Ciudadana contemplada en la Ley Ambiental, Nº 19.300, se hace ver la inconsistencia, debilidad científica y extrema precariedad del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la Empresa Central Pacífico, una de las cuatro Termoeléctricas que amenazan el futuro de nuestra zona costera, al sur de Iquique. En dicho EIA fueron ignorados gran cantidad de parámetros ambientales y consecuencias previsibles tanto para la flora y fauna marinas, como para la flora, fauna y salud humana de los habitantes de las caletas aledañas (Cáñamo, Chanavayita, Caramucho). Esta falta de seriedad científica, en un tema de tanta envergadura preocupa vivamente, pues estáría revelando profundo desconocimiento de los reales impactos ambientales, inherentes a este tipo de instalaciones, en un medio costero muy frágil, donde existe una riquísima biomasa marina, varias caletas de pescadores artesanales, un turismo de playas creciente y pujante, y varios oasis de niebla dotados de vegetación y fauna endémica, de enorme interés para futuros estudios de factibilidad de obtención de agua para la agricultura y horticultura y para el consumo humano. Aspectos que o son totalmente desconocidos e ignorados en su Informe de EIA o sólo son tratados en forma muy soimera y parcial, casi diríamos irresponsable.

A los que preguntan por qué nos oponemos a este tipo de Centrales.

Pero volvamos a nuestra elegante interlocutora de la Plaza Prat:

¿Ha entendido Ud. ahora, estimada señora, por qué nos oponemos, con dientes y uñas, a las Centrales Termoeléctricas a carbón?. Tal como están planteadas hoy con uso de una tecnología deficiente y anticuada, y con el tipo de combustible más contaminante del planeta (el llamado petcoke), estas Centrales ciertamente no traerán consigo "progreso" -como quisiéramos- sino, lamentablemente, retroceso a una época ya superada de fuerte contaminación, como se dio hasta mediados del siglo pasado en Europa. Por eso nos oponemos. Porque queremos ser libres pero civilizados; no esclavos de tecnologías agresivas para el paisaje y los seres vivos, y demostradamente dañinas para la salud humana. Toda esa contaminación , de la que apenas nos percatamos hoy por falta de estudios y controles de emisiones, seguirá llegando, poco a poco, día a día hasta Iquique, arrastrada inexorablemente por los vientos predominantes del Sur, envenenando playas, sitios históricos y arqueológicos (ver fotos arriba) ,y destruyendo las expectativas turísticas de la ciudad y su medio costero (playas). Por eso repetiremos una y otra vez: "progreso sí, contaminación, no".

Corolario

De poco o nada servirán los reclamos, las marchas, las vociferaciones, las listas de oponentes si no se logra algo absolutamente esencial: exigir en todas las instancias y foros (políticos, parlamentarios, sindicales y sociales) la inmediata y substancial modificación de la Ley Ambiental Nº 19.300 bajo cuyo "manto protector" se han hecho, siguen y se seguirán haciendo todas las atrocidades ambientales en nuestro país. Este es el único camino. Bien lo saben los empresarios dueños de estas Empresas y por eso están tranquilos. El único "talón de Aquiles" realmente sensible, el único donde les podemos inferir un daño verdaderamente efectivo es éste: cambiar la Ley por una mucho más estricta, que obligue a bajar la contaminación a cero y siga el modelo de las más avanzadas del Planeta, para que realmente proteja nuestro Ambiente. Este es el único camino. Allá tenemos que apuntar.

(retocado el 20/06/2009, con adiciones al texto original).