viernes, 26 de octubre de 2012

"Papas" de plata pura en el mineral de Huantajaya: ¿un mito minero o realidad?


Fig. 1. Ilustración  que presenta  don  Francisco Xavier Mendizábal en el año 1807 del campamento del Mineral de Huantajaya.   Representa el sector  de San Agustín, el  que  fue intensamente trabajado  en el siglo XVIII. En el grabado,  a la extrema derecha,  aparece  parte de la nave de  la iglesia del campamento, enteramente construida de tablas de madera. No alcanza a aparecer su elevada torre. (Archivo de Indias, Sevilla). 



Fig. 2. Vista del Mineral de Huantajaya desde el Este. Inmediatamente detrás del vehículo, se halla la "quebrada del Obispo" por donde se accede, subiendo  hacia la derecha,  al "Chiflón del Diablo",  una de las galerías bien conocidas del yacimiento (Foto H. Larrain, Agosto 2012).


Fig.  3. Desde el sector  del "Hundimiento", vista hacia el SE. Obsérvese los piques y forados antiguos practicados en  el cerro situado al centro de la foto. Atrás, a la izquierda,  sectores recientes del área industrial de Alto Hospicio.   (Foto H. Larrain, Agosto 2011).

Fig. 4.   Vista general del yacimiento minero de Huantajaya.  El cerro alto en la parte media de la foto corresponde al  "Alto de San Simón". Los cerros hacia la extrema derecha, algo más bajos,  corresponden al área conocida como "San Agustín". Al pie de éstos,  se alzaba la población minera y su campamento. Vista de SE a NW. (Foto H. Larrain, Agosto 2011).

Fig. 5.  El lugar exacto llamado desde los tiempos de don Antonio O´Brien "El Hundimiento", donde varios de los mineros, todos ellos vecinos de Pica y Tarapacá,   tenían estacas  para la explotación  de la plata. En sus proximidades, según el relato colonial habrían aparecido, sueltas en la tierra, dichas "papas de plata". Vista tomada desde el SE. Esta  enorme fosa se debería, según se cree, al desplome natural  producido por la proliferación inconsulta  de galerías y socavones subterráneos, practicados por los mineros en busca de las codiciadas y huidizas vetas.   (Foto H. Larrain,  Agosto 2011).

 Fig. 6. Sector del "Hundimiento", parte inferior.  Acceso antiguo a   uno de los túneles de la mina, de época colonial. Se conservan aún las maderas puestas allí en el siglo XVIII para apuntalar la zona de  ingreso.  Existen  tres accesos a  túneles en este sector, que dan a diferentes galerías. (Foto H. Larrain  Agosto 2011).


Fig. 7. Un pique  o bocamina entre los  muchos que se observa en el Mineral.  (Foto H. Larrain, Agosto 2011).


Sobre las afamadas "papas de plata" halladas en el mineral de Huantajaya, (junto a Iquique y al lado de la localidad de Alto Hospicio)  existen numerosos  y casi increíbles testimonios. Veremos algunos y trataremos de hacernos una idea lo más certera posible acerca de estas "papas" de mineral  casi puro de plata.
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Una  referencia  curiosa del inglés  William Bollaert  en 1860.

Este personaje, uno de los  más  notables descriptores del área de Tarapacá   después del cartógrafo sevillano de origen irlandés Antonio O´Brien  (1765),  nos ha aportado en sus numerosos trabajos  relativos al área,  una excelente descripción de la actividad minera e industrial de la región. No podía ser menos, por cuanto su formación  como químico ensayista de metales le hacía  particularmente apto para observar y tomar nota  precisa y confiable de este tipo de actividades, en las cuales se vio envuelto desde su llegada a Iquique en 1826, cuando la ciudad era una mísera aldea de pescadores que no superaba los 100 habitantes.  Sus informes, publicados en inglés en varias revistas científicas de Inglaterra,  cubren un interesante período  de tiempo: entre  1825 y 1868, aproximadamente,  justo cuando se inicia en esta zona, peruana por entonces,  la explotación del salitre en las llamadas "Oficinas de Paradas". 

El espíritu antropológico de Bollaert: escudriñador del sentido de los geoglifos tarapaqueños. 

Entre las muchas curiosidades científicas que reporta en sus trabajos  destaca su gran interés por escudriñar y descifrar el misterio de los famosos "Pintados" o grupos de geoglifos que jalonan ciertas rutas y huellas  ancestrales de los antiguos habitantes. El tema evidentemente le atrae y le fascina. A su análisis destina numerosas líneas de sus escritos.  Hemos ya hecho referencia explícita a este interés arqueológico y artístico de Bollaert en otro capítulo de  nuestro Blog. Por su interés en este campo de estudio, Bollaert merece  ser considerado, sin lugar a dudas,  el  indiscutido pionero de los estudios de Arte  Rupestre en Chile. Antes que el alemán Rodulfo Amando Philippi, Bollaert se había percatado de la importancia y significación de estas representaciones rupestres,  mucho más abundantes en Tarapacá que en la zona de Atacama donde Philippi las examinara con detención durante su viaje de  1853-1854. 

"Papas" de pura plata: ¿ mito o realidad?. Lo que nos  transmite  la historia.

Pero otro punto un tanto diferente de los geoglifos, pero no menos  importante,   atraerá hoy nuestra atención en este autor.  Además de referirse in extenso a la explotación del salitre, cuyos inicios  conoció de  cerca, nos habla de la riqueza del mineral de plata de Huantajaya, del que dice textualmente:

"Esta provincia   fue celebrada primeramente por las ricas minas de Huantajaya. La familia La Fuente, ella sola,  pagó en impuestos a la Corona española, más de un millón de libras esterlinas. Esta familia envió una masa de plata nativa  que pesaba casi 3.300 [libras], como presente al Rey de España; fue hecha rodar a mano desde las minas y dejada caer por su propio peso por la pendiente arenosa de los cerros de Iquique; una parte de la huella que dejó a su paso, permanece visible hasta hoy". (cita textual de la Descripción de Tarapacá por William Bollaert, traducida y comentada por Horacio Larrain, en la Revista Norte Grande, Vol. 1, Nº 3-4,  Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile,  Marzo-Diciembre 1975, p. 465).

Bollaert trabajó en Huantajaya y,  tal vez, tuvo ocasión de ver con sus propios ojos alguna vez una de estas "papas". Porque en ningún momento  pone en duda  su presencia en este Mineral. Lo da por sabido.  La expresión "masa de plata nativa",  alude claramente  a la gran pureza del mineral  de plata que encerraban.

Esta afirmación de Bollaert, escuchada sin duda de boca de mineros en la misma mina de Huantajaya, donde el propio Bollaert trabajó un tiempo como químico, nos  anuncia  la razón de ser de la gran celebridad que alcanzó este yacimiento de plata  en la época colonial.  Aquí aparecían,  de tanto en tanto,  "papas" de plata pura en las labores mineras. Y este sólo hecho atraía a toda clase de  mineros y aventureros (pallaqueros) en busca de fortuna. No sólo entonces; también ahora. ¿Era cierta esta información que circulaba  o formaba parte de un mito  propio de Huantajaya?.Lo vamos a averiguar.

Casi tonelada y media de peso: ¿mito o realidad?.

El peso de la masa  [o papa] de plata que, según Bollaert, fue enviada como obsequio por la familia  de los mineros de apellido De la Fuente al Rey de España, para atraerse su favor  y beneplácito  es, de por sí, muy sorprendente.  Una libra inglesa comportaba aproximadamente 453,59 gramos, es decir,  poco menos de 1/2 kg. Por lo que, multiplicando, obtendremos para la susodicha "papa" de plata, el  asombroso peso de  1.485  kg.   El relato,  difícil de sustentar,  señala que habría sido  hecho rodar por sus descubridores, cerro abajo, desde Huantajaya  hasta la costa de Iquique,  dejando una profunda huella  a su paso. Lo que sospechamos no sea otra cosa  más que  resabio de un posible  "mito"  minero. Porque con tal descomunal peso, aun cuando hubiese sido totalmente cilíndrica,   se habría enterrado en la  cubierta arenosa de la ladera,   a las  pocas decenas de metros de  rodar desde el alto. A no ser que dispusiesen de aparejos especiales para hacerla rodar cerro abajo.

El fulgor de Huantajaya.

En todo caso, es un hecho que,   desde muy tempranos tiempos,  circula entre los cronistas  el  "fulgor" de la plata procedente del mineral de  Huantajaya. Tanto,  que su fama casi llega a igualar  en su momento a la del Cerro rico de Potosí,  en Bolivia.

 Ya  el cronista Cieza de León,  en su Crónica del Perú relataba al efecto:

"En los valles de Tarapacá es cierto que hay grandes minas y muy ricas, y de plata muy blanca y resplandeciente". (Edición  1945, Capítulo LXXV: 211- 212).

"Plata blanca y resplandeciente".

"Plata blanca y resplandeciente" solo podría ser  observable directamente en las famosas "masas"  o "papas" de plata. Ciertamente no en los diversos minerales azulinos, negruzcos  o verdosos que la contienen. ¿Las vio, tal vez,  el cronista soldado Cieza en manos de algún minero de Huantajaya, como Pedro Pizarro  o Lucas Martínez Begaso, o Pedro Sande?. Es muy posible.  De donde,  tal vez,  podríamos inferir que tales "papas de plata " fueron ya conocidas desde la época indígena, por cuanto fueron  ellos los que habrían suministrado la información sobre este yacimiento a  los españoles ya desde 1553, según consta  en varias fuentes.  En efecto, hay constancia de que estas minas fueron trabajadas ya desde los  tiempos del Inca, como lo anota explícitamente Pedro Pizarro el cronista,  primo del Marqués Francisco Pizarro,  en su obra publicada en el año 1572 .

El cronista Pedro Pizarro y las "papas" de plata.

En 1571 en su "Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú"  (1571), Pedro Pizarro nos deja un testimonio explícito de la existencia de estas "papas" de plata en Tarapacá.  Explícitamente el cronista español , señala que "de estas minas sacaban plata para el Inca".  Señala, en efecto,:

"Y en este tiempo [cuando los indios cercaron a Gonzalo Pizarro y estuvieron a punto de matarlo],  descubrió Hernando Pizarro las minas de Porco y tomó aquella mina rica que allí tiene; que destas minas y de unas questán en Tarapacá, tierra yungas, legua y media de la mar del Sur, sacaban plata para los Ingas..."...."  (1944: 150; negritas nuestras).).

Y continúa Pizarro su  gráfica descripción unas líneas más abajo de esta manera:

"Hay otra parte donde sacaban plata [los Ingas] ansimesmo como tengo dicho que se llamaba Tarapaca. Tiene este nombre de Tarapaca por un pueblo que así se llama questá doce leguas destas minas. Están estas minas de Tarapaca en unos arenales.  Doce leguas destas minas está la agua dulce, y por partes á treinta [leguas] ni á cuarenta no la hay. Es el metal de plata que en estas minas hay muy rico porque lo más que se ha sacado della es plata blanca acendrada, y aún quieren decir que tiene quilates de oro. No se ha hallado veta fija.  Hay tantos veneros a manera de vetas en diez leguas al rededor, de lo que se ha visto, como venas tiene una hoja de col, y en todas partes que cavan sacan metal de plata, uno más rico que otro. Por la falta de agua que tiene tan grande no se labran ni se ha descubierto la riqueza que ne ellas hay, porque se tiene noticia de una veta que los indios tienen bien tapada, que dicen ellos era del sol de anchor de dos pies , toda de plata blanca..."  (Pizarro,  1944: 151;  negritas nuestras).

¿Cómo se enteró Pedro Pìzarro de este descubrimiento?.

Lo supo por  el descubrimiento que hizo de ellas Lucas Martínez Begaso, encomendero de Tarapacá nombrado en tal función por el Marqués  Pizarro en Enero de 1530. Lo afirma  así el propio Pedro Pizarro. Así lo refiere el cronista:

"Lucas Martínez, vecino del Cuzco y [que] después lo fue de Arequipa, uno de los conquistadores  deste reino, labraba estas minas porque tenía en encomienda este pueblo de Tarapaca. Pues labrando en una cueva de adonde primero sacaban plata para el Inga, hallaba unas papas redondas como bolas questos indios llamaban papas, como tengo dicho, sueltas entre la tierra, de peso de doscientos pesos, y de á trescientos, y de quinientos, y de arroba y de dos arrobas, y aconteció hallar papa que pesaba un quintal. Labrábase esto con grandes costas y hallábase estas papas a tiempos..."   (Pizarro  1944:  151-152). 

¿Qué  aspecto y forma tenían,  según el cronista-soldado?.

Por fin tenemos algún detalle más particular acerca de la forma de estas extrañas "papas de plata".  Primero se señala  que   estas papas  eran "redondas como bolas". Para luego agregar  que  estaban "sueltas  entre la tierra"   [es decir, no constituían  una  veta propiamente tal].  Si los indios las llamaron "papas"  (en quechua papakuna), es porque ciertamente se asemejaban de alguna manera a las papas comestibles (Solanum tuberosum, fam. Solanaceae). Es decir, tenían formas aproximadamente redondas, como protuberancias y  mostraban exteriormente una superficie aplanada,  muy lisa y suave, como si hubiesen sido  desgastadas y suavizadas por arrastre. En otras palabras, carecían totalmente de aristas. Una papa  comestible recién sacada de la tierra posee esa suavidad en su contorno y un cierto brillo típico.

Algo más abajo, en el mismo texto, Pedro Pizarro añade  otra característica:  se hallaba "pedazos de piedra a manera de adobes de plata blanca que subía la ley".  Adobes  hacían los indios en el Perú de formas diversas, no solo cuadradas o rectangulares como los conocemos hoy.. Los  había frecuentemente  de tipo casi circular o esférico. A esto tal vez se refiere  aquí el cronista.

Cómo extraían el mineral de plata  de una "papa"?.

 Luego nos indica el primitivo procedimiento minero aplicado por los españoles a estos "adobes" o "papas"  para el rescate del mineral,  el que no podía ser más simple :  "...no se hacía más que, arrancado el adobe [del subsuelo], le daban con una almadana encima y saltaba una costra delgada que tenía, y quedaba hecha una plancha de plata". Es decir, presentaban una película  a manera "costra delgada", esto es, un recubrimiento de color terroso y oscuro [probablemente] , el que ocultaba  el brillo interior del metal. Esta delgada costra saltaba con el golpe, pues no era parte integrante del mineral sino solo un recubrimiento y se desprendía del mineral. Esta "costra", a nuestro entender,  o era  una  pátina o barniz externo, producto del encuentro del mineral  en estado líquido,  procedente del  magma,  con la tierra circundante, o  más probablemente,  una forma de "oxidación" de la superficie  en contacto con el aire  (óxido de plata,  de coloración negruzco o negra ).

  Por último, se señala que aparecían  a muy poca profundidad:  " en obra de medio estado que estaban éstas..". Un  "estado"  era en la época colonial  una  " medida longitudinal tomada de la estatura regular del hombre, que se usaba para apreciar alturas o profundidades, y solía calcularse en siete pies". Como la medida  de un  pie castellano equivalía a 0.2786 metros,   siete pies  comportaban  1,95 m. Por tanto, la profundidad máxima a la que se encontraban regularmente estas "papas" de plata era aproximadamente de  0.97 m, es decir  algo menos de 1 metro. Podían, pues, ser halladas  mediante "catas" muy superficiales.

Por último señala el cronista que,  con los golpes secos y certeros de una almadana, saltaba  la costra o corteza que recubría ligeramente el metal y quedaba a la vista la "plata blanca". Qué era una almadana?.  Consultado el Diccionario de la Real Academia Española, nos dice que viene de "almátana" ,  voz de origen árabe, que  significa: "Mazo de hierro con mango largo, para romper piedras. Deriva del árabe hispano  "almátana" . 


Variedades del mineral de  plata en Huantajaya.

Con excepción  de las "papas" de plata casi pura, el mineral de plata más común  en las minas de  Huantajaya  es una sal de plata de un color azul celeste, bello y  muy característico. También el mineral puede adquirir tonalidades negras.  Se le ve muy frecuentemente asociado o mezclado con sales de cobre, de colores verdosos  (malaquita, turquesa, calcopirita). Pero el hallazgo de "papas" de diversos pesos, es algo totalmente fortuito. No debió, sin embargo,  ser un hecho tan raro y aislado, de acuerdo a lo que citan las fuentes.

Un testigo posterior confiable.

Don Pedro de Ureta y Peralta publicó, en una edición del "Mercurio Peruano" del año 1792  una extensa referencia al mineral de Huantajaya y a su producción de plata. Don Pedro es una fuente bastante confiable por cuanto vivió toda su vida en la ciudad de Arica, y su padre fue Corregidor de la ciudad de Arica por varios años, siendo,  por tanto, la persona a quien  correspondía directamente  fiscalizar  el cumplimiento de la normativa real respecto a  la producción minera.



 En  el artículo publicado  en el "Mercurio  Peruano" de fecha   1º de Noviembre del año 1792 (Nº 191, pág 136 y siguientes)   con el nombre de  "Descripción de la Ciudad de Arica y su vasta jurisdicción correspondiente a la Intendencia de Arequipa en el Perú". analiza el tema de la producción de plata y el hallazgo de  papas de plata pura  en el mineral de Huantajaya. Un párrafo especial  merece el  intento que hace  por  explicar el origen geológico de estas "papas de plata pura".

 Dice al efecto:

"admira el modo de cuajarse de estos bolsones [de plata] si aquellas cubiertas, y aunque sujeto al juicio del físico este fenómeno, el mío me lleva a conocer que influyen en su formación los fuegos subterráneos que derritiendo con su actividad los metales en cercanos a los lugares de su inflamación, filtrándose el material por las porosidades de la tierra, y detenido porque ha parado el grado de calor que lo fomenta, se convierte en plata..." .

Nada sabía por cierto Ureta y Peralta del magma y de la existencia de material fundido a altísimas temperaturas bajo la corteza terrestre. Sin embargo, discurre acertadamente que este material fundido, "metalizado", se "filtra por las porosidades de la tierra" , aludiendo, de alguna manera, a formas de erupción magmática desde las profundidades que lograron alcanzar la superficie.

Las fechas de aparición conocidas, coinciden todas con el siglo XVIII.


Nos indica también un dato precioso: algunas fechas en que fueron halladas "papas de plata pura" en este yacimiento de Huantajaya. Lo reduzco a esta pequeña Tabla:


Hallazgos más notables de "papas" de plata.

Tabla 1.

Fecha - Peso en arrobas - Peso en Kg. -   Mina de origen -       Minero 

1758----32 arrobas (=368.06 kg)----------- "Mina del Coronel" ---(Basilio de la Fuente)

1789 ---8 arrobas (=92,01 kg) --------------"De los Loayza" -- -(--¿Hijos de Juan de Loayza?)

1750----(no lo recuerda) ------  ------------ s/d ------- ---------- s/d


En su última referencia a este tema, Ureta y Peralta alude a una "papa" muy particular que se hallaba en posesión de su padre "entre las alhajas de su equipaje". Señala que se trataba de una papa de plata pura que presentaba, en todo el contorno de su cuerpo, una faja de oro, del ancho de una pulgada del pie de París, [esto es, 25,4 mm o 2,54 cm] "papa" que causaba gran admiración a quienes la veían por pri mera vez.


La riqueza del mineral de Huantajaya era proverbial  durante  el período colonial..

O sea, en vida de nuestro autor, en tiempos del mayor auge  de las explotaciones del mineral de  Huantajaya,  entre mediados y fines del siglo XVIII,  hay un difundido conocimiento de la aparición, de tanto en tanto,  de  grandes papas de plata pura o casi pura.  El hecho de que su padre hubiera conservado, como reliquia de familia,  una papa de plata (cuyo peso no se  nos señala)  con una faja  de oro que la circundaba, nos dice ya que conocía perfectamente del tema. En otras palabras, era "vox populi" que  aparecían en las labores mineras,   de vez en cuando,  estas papas de un valor tanto mayor, cuanto mayor fuera  su tamaño y  peso.

¿Qué nos agrega  al respecto el cosmógrafo Cosme Bueno en el año  1768?:

En el año  1768, el cosmógrafo real  español Cosme Bueno en una obra intitulada "El Conocimiento de los Tiempos",  trae una "Descripción de las Provincias pertenecientes al Obispado de Arequipa". En esta "Descripción",  nos,  ofrece detalles de gran interés  sobre la "Provincia de Arica". En un capítulo próximo de este Blog ofreceremos a nuestros lectores  la Descripción completa   con  comentarios  adicionales nuestros de índole eco-antropológica. Por ahora, nos  circunscribiremos tan solo a lo que nos dice sobre Huantajaya, su producción argentífera y  la aparición fortuita  de las famosas "papas" de plata.

He aquí, a la letra, el texto aludido:

""Lo más notable de esta Provincia  [de Arica] son sus Minas. En los altos del Curato de Pica hay vetas de Oro y de finísimo Cobre que no se trabajan por lo rígido del temperamento.   Por la parte de la Costa se hallan los Cerros de Chanavaya y Huantajaya, a dos leguas más o menos del mar,  y otros muy ricos  de metales de Plata,  de los cuales muchos no se trabajan por  carecer de agua aquel terreno  en muchas leguas [a la redonda].  El de Huantajaya se cree que fue trabajado en tiempos antiguos   [es decir, indígenas]. Cerca de estos tiempos, esto es avanzado el principio de este siglo   [XVIII],  se empezó a trabajar de nuevo sin método, creyendo que no había vetas fijas sino bolsones de Plata, porque se encontraban a techos unas piedras sueltas que llaman de barra, porque se sacan de ellas por fundición  grandes cantidades de plata .  Pero posteriormente se ha visto que hay vetas fijas  y que aquellas Papas  son anuncio  de veta cercana. Así se han establecido labores, en forma de que se ha sacado y se saca mucha riqueza. Y a no tener la penalidad de la falta de agua, pues es preciso llevar a beneficiar los metales a distancia de muchas leguas de despoblado,  estas minas enriquecieran mucho a sus dueños y fueran útiles al Reino, porque se aumentaran mucho sus labores" (edición  hecha  en Lima por  Daniel Valcárcel,  1951: 91).

Estas piedras sueltas,- indicio cierto de veta cercana, según el autor-  que dan el rico mineral que llamaron "de barra" por su gran pureza, son las famosas "papas" de plata.

Cuál era su aspecto físico exterior?.

Ninguno de los testimonios históricos que hemos podido estudiar, hace referencia, desgraciadamente, con exactitud y precisión al aspecto físico exterior de estas "papas". La descripción de Pedro Pizarro, que hemos  tratado de analizar  de cerca  más arriba ,  es la que  más nos acerca a esta realidad escurridiza. Casi nada sabemos de su textura,  su color  o el modo de reconocerlas.  Solo interesó conocer y registrar su peso y  su valía.  Porque, que sepamos, ningún investigador científico de la época las estudió a fondo, al menos durante el período colonial. Tal vez ninguno de ellos llegó a verlas alguna vez.  Por lo que nos resulta muy difícil hoy o casi imposible formarnos una idea  exacta del aspecto exterior que tenían a la vista, salvo en el caso hipotético de que existan hoy día, en alguna parte del mundo,  algunas "papas" de plata de este mineral, tal vez  ignoradas,  en algún Museo de la península ibérica.

Conclusión

Todos estos testimonios, a los que podríamos agregar otros varios, (como el de Antonio de Alcedo, en  su Diccionario Geográfico de las Indias Occidentales o América, publicado en España  entre los años 1786 y 1789 en 5 Volúmenes)   no nos dejan duda ya alguna acerca de la autenticidad de estos hallazgos. Estas "Papas de plata", de ley  muy subida,  existieron  realmente, enriquecieron a sus  dueños  y, en casos concretos, fueron, como consta documentalmente, objeto de obsequio especial para el Rey de España y para algún templo católico de la zona de Tarapacá, como era entonces la costumbre. Queda pendiente la tarea de acopiar antecedentes más concretos acerca del aspecto exterior, color y forma de estas afamadas "papas de plata".






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