jueves, 27 de septiembre de 2012

La defensa del agua nacional: la opinión del obispo católico de Aysén monseñor Luis Infanti.



Las  imágenes que siguen a continuación, corresponden a una reciente entrevista hecha al obispo católico de Aysén  (extremo sur de Chile) , Monseñor Luis Infanti sobre el candente tema del agua en su Región (Aysén). Presentamos aquí  el texto completo de esta entrevista, que fuera publicada en Santiago de Chile en el mes de Abril de este año 2012, en su número 213, Año 10 (www.elperiodista.cl). 



                                                          Fig. 1. Portada de la revista.


                                                  Fig. 2.  Primera página, con la foto del obispo.



Fig. 3. Segunda página del artículo.



Fig. 4.  Última página del artículo.


Quién es el obispo rebelde de la Patagonia?

Nacido en Italia  en 1954 en la ciudad de Udine,   el actual   obispo católico de Aysén Monseñor Luis Infanti  ha hecho  época.  Llegó a Chile  en el  año  1973  y se nacionalizó chileno. Es un hombre enérgico que llama las cosas por su nombre. No tiene miedo de hablar, pues cree estar en la razón. Más aún, cree  que la Iglesia debe oír el clamar del pueblo cuando se trata de situaciones  que amenazan la existencia misma y el futuro de la comunidad humana cuyo cuidado le ha sido confiado.  Como extranjero de origen   y totalmente  ajeno a los lazos clánicos familiares,  sociales y económicos que en ciertas esferas aún  existen en Chile  (los llamados "poderes fácticos") , se permite expresar su opinión sin tapujos. Insinúa - aunque no lo diga con todas sus letras-  que la Iglesia católica chilena,  -nuestra iglesia- no ha sido capaz de  escuchar  tales clamores,  como sí lo hizo, en su momento y con increíble energía,  en tiempos de Monseñor  Raúl Silva Henríquez ante la reiterada violación de los derechos humanos.

Aysén la región olvidada por los gobiernos:  lejanía geográfica y  alejamiento social. 

Aysén ha sido recientemente escenario de tremendos estallidos sociales. Su pueblo ha sido objeto de muchas  y flagrantes discriminaciones en materia de salud, economía, educación y vialidad,   causadas por la lejanía  geográfica y el aislamiento. También, por el crónico desconocimiento de lo que realmente ocurre en esas zonas extremas del país por parte de  nuestra clase política santiaguina. 

Estallidos sociales y  expropiación de los recursos hídricos.

Pero ya bastante antes de los  recientes  estallidos sociales  con  barricadas y  cierre de carreteras,  - que están lejos de haberse aquietado, en espera del cumplimiento por parte del gobierno de sus promesas-  Aysén ha sido escenario de otra lucha,  la lucha por  la expropiación de sus recursos hídricos. No es sólo el hecho de que unas poquísimas familias adineradas chilenas estén en el pingüe negocio de las centrales hidroeléctricas. Es también  el hecho de que estas mismas familias se han apoderado de más del 90% de los derechos de agua en la región, en los principales ríos del área,  amparadas por nuestra permisiva legislación ambiental  que  reconoce  y pregona la propiedad privada del agua. 

El agua un derecho inalienable de los pueblos: ¡ Un  rotundo "N0",  al negociado de las aguas.

.El agua no es reconocida como en otros países, como un recurso básico y fundamental para la vida y sobrevivencia de los pueblos, sino como un bien económico más, y al igual que otros,  transable   en todos  los mercados. Y en este caso, el que tiene el dinero se apropia de ella en forma indefinida. Nuestra legislación tanto respecto del  agua (Código de Aguas) como la  minería (Código de Minería) así como  la legislación sobre Medio Ambiente, son tristes herencias del régimen militar surgido del golpe de Estado del año 1973, que hasta ahora, a pesar de los intentos hechos,  ha sido imposible modificar.  Esta amplia legislación, en su conjunto, de corte liberal  defiende férreamente la propiedad privada en desmedro de los derechos de la Nación como tal  y/o del bienestar futuro de  la comunidad nacional. 

La voz del Prelado, firme y clara. 

Como el problema de lo que se quiere hacer en la Patagonia  sigue aún muy   vigente y se alza hoy como un problema nacional sobre el cual se han escuchado infinitas voces de protesta,  es especialmente  valioso escuchar la voz autorizada del obispo de la región y atender a sus sensatos razonamientos. La entrevista que aquí reproducidos in extenso fue publicada en el  Periódico "El Periodista",  de Santiago de Chile  en su edición de mes de Abril del año  2012 ( Año 10, Nº 213, pp. 8-10).  Tras la re-edición de este artículo en nuestro Blog, nos permitiremos hacer algunos  comentarios de orden eco-antropológico. Somos de opinión de  que alguna vez tenemos  los antropólogos  -es decir, nosotros- el derecho pleno a  opinar sobre estos asuntos que atañen  directamente al destino futuro de la humanidad en este rincón del planeta. Es un problema cultural que nos atañe  muy de cerca a los hombres que se supone,  ex hypothesi,  somos los "expertos en la cultura". El tema atañe ciertamente a la economía, pero a  la vez,  a la vida social y cultural de la región y del país donde ésta se inserta.

Hay especialistas en materia ambiental cuya voz jamás se escucha en el Parlamento.

  Siempre se nos ha acostumbrado  a escuchar a los economistas,  a los abogados o a los sociólogos. Se nos ha tratado a convencer de que ellos son los únicos  gurús, los "sabios" en estas materias. Falta escuchar  en estas disputas la voz de los antropólogos  y de los geógrafos humanos.  Porque ellos son los expertos en la cultura y su modo de inserción en el escenario humano concreto, es decir, en  su región.  También a expertos de otras disciplinas que atañen directamente al hombre, como la medicina. Por desgracia, rara vez se les escucha (o rara vez saltan ellos mismos a la palestra a opinar sobre estas temáticas),  tal vez por  ser estas disciplinas poco conocidas, muy  nuevas, y de una muy corta historia en nuestro país.

Nuestro comentario de tipo antropológico.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

300.000 visitas son el claro ejemplo del éxtio de este blog. Mis felicitaciones al autor por entregarnos una mirada distinta y con una crítica fundada sobre lo que ocurre con nuestras disciplinas en la sociedad. Un abrazo.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo anónimo: Gracias por tus expresiones de apoyo. Soy un convencido de que, si somos fieles a este objetivo de dar a conocer con firmeza la verdad de los hechos, sin miedo o temor, podremos ir cambiando poco a poco esta mentalidad mercantilista y desarrollista que nos abruma y acosa hoy por todas partes. Sin duda, somos muchos ya los que hemos llegado al convencimiento de que nuestro sistema económico capitalista basado en un desarrollo sin límites ni barreras, ha hecho crisis. Signos de esta crisis los vemos por todos lados: a) el calentamiento global parecer ya irreversible, causado por la presencia en el aire de material particulado producto de emisiones de automóviles y fundiciones y centrales termoléctricas que por miles y miles invaden ya el planeta; b) la contaminación de ríos, lagos y mares con los desechos de nuestras fábricas; c) la acumulación de miríadas de toneladas de basuras, difícilmente degradables; d) la imparable codicia por acabar cuanto antes con todas las reservas naturales, etc.

Todo hace presentir un próximo desastre, de no mediar rápidas, enérgicas y valientes medidas de control. El océano Artico y Antártico están ya en la mira de los grandes consorcios petroleros mundiales: las únicas zonas impolutas de nuestro planeta están a punto de ser saqueadas en beneficio de unos pocos.
Falta voluntad en los líderes mundiales para poner atajo a tanto desmán y tanta estupidez.
Tenemos que contribuir a formar una nueva mentalidad, un nuevo "estilo de vida", amigable con nuestro medio. Ello es aún posible, aunque nada fácil. Depende, en última instancia, de cada uno de nosotros.
Necesitamos urgentemente una "metanoia", un cambio radical de actitud hacia el mundo que nos rodea. Éste, no es ni puede ser una simple cantera que hay que explotar hasta el última trozo. No, es el "hogar" que debemos cuidar y proteger como "nuestro" para poder vivir en él todavía algunos milenios más. Por lo menos.

Con afecto.

Horacio Larrain B. (Ph.D.)