sábado, 6 de septiembre de 2008
Ingeborg Lindberg: pionera de la etnografía del Norte de Chile
Su nombre es ya parte de un pasado. Sólo esporádicamente es citado por algunos arqueólogos en relación a los changos del Norte de Chile o a la etnografía atacameña. De nacionalidad alemana como su esposo, don Carlos Klohn, destacado geólogo en la zona de Antofagasta de los años 60 del pasado siglo, Ingeborg participó en los viajes al interior de Antofagasta, acompañando asiduamente a Bernardo Tolosa Cataldo, funcionario de la naciente Universidad del Norte. Tolosa fue el encargado de "Cáritas-Chile", en el área de Antofagasta y colaboró estrechamente en el "Plan Cordillera "de la CORFO por esos años, destinado a fomentar las tradiciones de los pueblos de Atacama. Bernardo, muy aficionado a la arqueología y estudioso de sus manifestaciones rupestres, tuvo la fortuna de recorrer, durante más de diez años, todos los pueblos atacameños, desde Quillagua hasta Peine, distribuyendo la ayuda en alimentos con los que Cáritas contribuía a paliar el hambre de los pueblos. Tolosa fue quien introdujo a Ingeborg en los pueblos atacameños, pues Bernardo era hombre de confianza para ellos: todos lo conocían y apreciaban. En otro momento, en este mismo Blog, nos referiremos a su significativo aporte antropológico y etnográfico.
Ingeborg se interesó muy particularmente por la artesanía textil atacameña. Llegó a reunir varios centenares de piezas tejidas por ellos, un valioso legado para al estudio de la artesanía tradicional. Me tocó ver personalmente, en 1963, una parte de su colección en Antofagasta. La tenía muy bien cuidada, con sus etiquetas de procedencia y con el nombre de sus cultores. Años después, a mi regreso a Chile a fines del año 1971, indagué sobre su destino. Supe entonces que había sido vendida a una universidad de Santiago. Pregunté en este centro de estudios, sin resultados. Su colección, reunida tras años de esfuerzo y paciente labor, había desaparecido como por encanto. Por decoro, oculto por ahora el nombre de la institución desde donde desapareció sin dejar rastros. Alguno de mis informantes me dio a entender que ella, tras años de estar guardada en cajas en Santiago, había sido pasto de las polillas. Es posible. Pero también es posible que haya desaparecido misteriosamente rumbo a Europa, como tantas otras colecciones científicas chilenas.
Ojalá algún dìa sepamos de ella; su valor era muy grande, porque precisamente en sus años de correrías por el mundo cultural atacameño, Ingeborg había adquirido, de su propio peculio, muchas piezas auténticas, de la artesanía atacameña de entonces (1960-1965), anterior al contagio unficador y masificador de la comercialización. Tal vez, el mayor valor de esta colección eran, sin embargo, las piezas elaboradas en piedra liparita volcánica, extraída de las canteras de Toconao o de Caspana. Porque Ingeborg y Tolosa fueron los verdaderos propulsores de esta artesanía en liparita, solo mantenida viva con anterioridad a través de la elaboración de objetos de utilidad casera o doméstica. Para incentivar el desarrollo de esta iniciativa artesanal en Toconao, Tolosa compraba la producción de mayor categoría artística con fondos de Cáritas-Chile y, ocasionalmente, trocaba estas manufacturas por víveres no perecibles (leche en polvo, manteca, azúcar, etc.) que era enviada por entonces por los obispos católicos norteamericanos, como modo de ayudar a estos pueblos hermanos en la fe. Así, Tolosa y Lindberg lograron hacer florecer en Atacama esta artesanía, la que hoy es común ver practicar en gran parte de los pueblos de Atacama, tanto en el sector del Salar de Atacama como en el área del río Loa.
Tolosa e Ingeborg comprendieron perfectamente la importancia de fomentar este arte del pueblo, tanto en su vertiente textil, como en su vertiente lítica (artesanía en piedra). Con sus propias manos, ambos enseñaron a tallar las figuras, en principio muy rudimentarias, que luego fueron adquiriendo mayor finura y delicadeza. Recuerdo bien, entre otras figuras primerizas, la típica imagen de la tejedora ante su telar, o de la mujer portando su cántaro de agua. Ambos pioneros procuraron incentivar la realización de figuras tradicionales, propias de las actividades domésticas diarias. Enemigos de la fabricación masiva, se esforzaron por incentivar la creatividad de los propios artesanos, tratando de que cada obra fuese única e irrepetible, es decir, una pequeña "obra de arte".
Pocos saben hoy en Atacama que la actual prosperidad y boga de tal artesanía en los términos del Salar de Atacama, se debe primordialmente a los desvelos de Ingeborg Lindberg y Bernardo Tolosa, máxime entre los años 1960 y 1970. La "Feria de Artesanía Tradicional" de la Pontificia Universidad Católica de Chile, nacida en año 1973 y vigente hasta hoy, durante el período de su creador, el dinámico escultor Lorenzo Berg Salvo, contribuirá poderosamente a mantener viva en la conciencia nacional esta rica artesanía atacameña, que lograra, en la época prehispánica, un tan extraordinario auge en sus expresiones en madera, piedra y hueso.
Pocos, son los trabajos que se conservan de Ingeborg Lindberg. De apariencia más bien modesta, todos dicen relación estrecha con la etnografía regional. Uno de estos trabajos, que reproduciremos en nuestra biblioteca virtual, para uso de los investigadores y estudiantes, se refiere al modo de vida de los "changos" , mariscadores pobres de la costa norte, que heredaron tanto el nombre como el ethos y el modo de vida de sus antecesores los "camanchacas" históricos y arqueológicos. Estampamos aquí el título de algunos de sus trabajos más conocidos, en castellano:
1. "Un nuevo tipo de sombrero atacameño", Universidad Católica de Chile, 1960.
2. "Algunas notas sobre Changos actuales en la costa de Antofagasta", Publicación del Museo Regional , Universidad del Norte, 1967, Vol. 1, Nº 3, Iquique.
3."Técnicas en tejidos del área andina de la Provincia de Antofagasta", Revista de la Universidad del Norte, Nº 2: 1-16, Abril de 1967, Antofagasta.
4. "Algunos datos sobre alimentación y platos típicos en aldeas de la Provincias de Antofagasta y Tarapacá", Instituto de Ciencias Sociales, Universidad del Norte, Departamento de Folklore, Nº 1, Agosto-octubre 1967.
Sirva esta breve nota sobre Ingeborg Lindberg para recordar su figura y rescatar su herencia cultural, en una época en que la antropología y la etnografía en Antofagasta daban sus primeros e inseguros pasos. Obligación nuestra -así lo creemos - es recordar a los pioneros que nos precedieron en el estudio de la realidad etnográfica en los pueblos lickan antai o atacameños, cuando se creía en nuestro país que éstos no constituían una etnia propia, dotada de cultura e idiosincrasia particular, sino un confuso agregado de campesinos dispersos por el amplio paisaje de Atacama, apenas diferentes de los del resto del país. Vaïsse, Latcham, Uhle, Mostny, Le Paige, Tolosa, Lindberg y tantos otros después, siguiendo sus huellas, atestiguarán lo contrario y pondrán los sólidos cimientos para el estudio en profundidad de la cultura atacameña.
(sobre el tema de la artesanía textil en Atacama y el rol de Ingeborg Lindberg en su estudio inicial, véase a Soledad Hoces y Ana María Rojas, en su excelente trabajo: "Textiles tradicionales de la Puna atacameña", publicado en Estudios Atacameños, Año 2000, Nº 20, 117-136).
Ingeborg se interesó muy particularmente por la artesanía textil atacameña. Llegó a reunir varios centenares de piezas tejidas por ellos, un valioso legado para al estudio de la artesanía tradicional. Me tocó ver personalmente, en 1963, una parte de su colección en Antofagasta. La tenía muy bien cuidada, con sus etiquetas de procedencia y con el nombre de sus cultores. Años después, a mi regreso a Chile a fines del año 1971, indagué sobre su destino. Supe entonces que había sido vendida a una universidad de Santiago. Pregunté en este centro de estudios, sin resultados. Su colección, reunida tras años de esfuerzo y paciente labor, había desaparecido como por encanto. Por decoro, oculto por ahora el nombre de la institución desde donde desapareció sin dejar rastros. Alguno de mis informantes me dio a entender que ella, tras años de estar guardada en cajas en Santiago, había sido pasto de las polillas. Es posible. Pero también es posible que haya desaparecido misteriosamente rumbo a Europa, como tantas otras colecciones científicas chilenas.
Ojalá algún dìa sepamos de ella; su valor era muy grande, porque precisamente en sus años de correrías por el mundo cultural atacameño, Ingeborg había adquirido, de su propio peculio, muchas piezas auténticas, de la artesanía atacameña de entonces (1960-1965), anterior al contagio unficador y masificador de la comercialización. Tal vez, el mayor valor de esta colección eran, sin embargo, las piezas elaboradas en piedra liparita volcánica, extraída de las canteras de Toconao o de Caspana. Porque Ingeborg y Tolosa fueron los verdaderos propulsores de esta artesanía en liparita, solo mantenida viva con anterioridad a través de la elaboración de objetos de utilidad casera o doméstica. Para incentivar el desarrollo de esta iniciativa artesanal en Toconao, Tolosa compraba la producción de mayor categoría artística con fondos de Cáritas-Chile y, ocasionalmente, trocaba estas manufacturas por víveres no perecibles (leche en polvo, manteca, azúcar, etc.) que era enviada por entonces por los obispos católicos norteamericanos, como modo de ayudar a estos pueblos hermanos en la fe. Así, Tolosa y Lindberg lograron hacer florecer en Atacama esta artesanía, la que hoy es común ver practicar en gran parte de los pueblos de Atacama, tanto en el sector del Salar de Atacama como en el área del río Loa.
Tolosa e Ingeborg comprendieron perfectamente la importancia de fomentar este arte del pueblo, tanto en su vertiente textil, como en su vertiente lítica (artesanía en piedra). Con sus propias manos, ambos enseñaron a tallar las figuras, en principio muy rudimentarias, que luego fueron adquiriendo mayor finura y delicadeza. Recuerdo bien, entre otras figuras primerizas, la típica imagen de la tejedora ante su telar, o de la mujer portando su cántaro de agua. Ambos pioneros procuraron incentivar la realización de figuras tradicionales, propias de las actividades domésticas diarias. Enemigos de la fabricación masiva, se esforzaron por incentivar la creatividad de los propios artesanos, tratando de que cada obra fuese única e irrepetible, es decir, una pequeña "obra de arte".
Pocos saben hoy en Atacama que la actual prosperidad y boga de tal artesanía en los términos del Salar de Atacama, se debe primordialmente a los desvelos de Ingeborg Lindberg y Bernardo Tolosa, máxime entre los años 1960 y 1970. La "Feria de Artesanía Tradicional" de la Pontificia Universidad Católica de Chile, nacida en año 1973 y vigente hasta hoy, durante el período de su creador, el dinámico escultor Lorenzo Berg Salvo, contribuirá poderosamente a mantener viva en la conciencia nacional esta rica artesanía atacameña, que lograra, en la época prehispánica, un tan extraordinario auge en sus expresiones en madera, piedra y hueso.
Pocos, son los trabajos que se conservan de Ingeborg Lindberg. De apariencia más bien modesta, todos dicen relación estrecha con la etnografía regional. Uno de estos trabajos, que reproduciremos en nuestra biblioteca virtual, para uso de los investigadores y estudiantes, se refiere al modo de vida de los "changos" , mariscadores pobres de la costa norte, que heredaron tanto el nombre como el ethos y el modo de vida de sus antecesores los "camanchacas" históricos y arqueológicos. Estampamos aquí el título de algunos de sus trabajos más conocidos, en castellano:
1. "Un nuevo tipo de sombrero atacameño", Universidad Católica de Chile, 1960.
2. "Algunas notas sobre Changos actuales en la costa de Antofagasta", Publicación del Museo Regional , Universidad del Norte, 1967, Vol. 1, Nº 3, Iquique.
3."Técnicas en tejidos del área andina de la Provincia de Antofagasta", Revista de la Universidad del Norte, Nº 2: 1-16, Abril de 1967, Antofagasta.
4. "Algunos datos sobre alimentación y platos típicos en aldeas de la Provincias de Antofagasta y Tarapacá", Instituto de Ciencias Sociales, Universidad del Norte, Departamento de Folklore, Nº 1, Agosto-octubre 1967.
Sirva esta breve nota sobre Ingeborg Lindberg para recordar su figura y rescatar su herencia cultural, en una época en que la antropología y la etnografía en Antofagasta daban sus primeros e inseguros pasos. Obligación nuestra -así lo creemos - es recordar a los pioneros que nos precedieron en el estudio de la realidad etnográfica en los pueblos lickan antai o atacameños, cuando se creía en nuestro país que éstos no constituían una etnia propia, dotada de cultura e idiosincrasia particular, sino un confuso agregado de campesinos dispersos por el amplio paisaje de Atacama, apenas diferentes de los del resto del país. Vaïsse, Latcham, Uhle, Mostny, Le Paige, Tolosa, Lindberg y tantos otros después, siguiendo sus huellas, atestiguarán lo contrario y pondrán los sólidos cimientos para el estudio en profundidad de la cultura atacameña.
(sobre el tema de la artesanía textil en Atacama y el rol de Ingeborg Lindberg en su estudio inicial, véase a Soledad Hoces y Ana María Rojas, en su excelente trabajo: "Textiles tradicionales de la Puna atacameña", publicado en Estudios Atacameños, Año 2000, Nº 20, 117-136).
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2 comentarios:
Estimado Dr. Larrain,
me refiero a su nota sobre Ingeborg Lindberg.
Ingeborg Lindberg, ya fallecida, fue mi madre. Es posible que en algo le pueda ser util para recordar su figura y rescatar su herencia cultural.
Atentamente,
Wulf Klohn
parcelas@lagotodoslossantos.net
Estimado Wulf: Recuerdo con especial estima y aprecio a su madre,Ingeborg, con que que trabajé codo a codo en la Universidad del Norte (Museo) entre los años 1963 y 1965. Me interesa mucho rescatar su memoria y sus aportes a la ciencia antropológica. Por lo cual, lo que Ud. conserve de ella (datos, apuntes, croquis, publicaciones, etc.) nos interesa mucho publicarlo en este Blog, para que no quede en el olvido.
En particular, le agradecería nos pudiese Ud. enviar su curriculum vitae, para darlo a conocer por este mismo medio. La otra consulta que me permito hacerle, es conocer con más exactitud cuántos años estuvo ella en Antofagasta, y en qué fechas, con su padre, don Carlos. Pues entiendo que su padre trabajaba allí, en el Instituto de Investigaciones Geológicas o algo así.Cualquier dato en tal sentido, nos servirá mucho para rescatar y difundir su recuerdo y su memoria.
Atentamente,
Dr. Horacio Larrain Barros (Ph.D.)
arqueólogo y antropólogo cultural
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