Fig. 2. Esta planta tiende a llenar los espacios donde crece y con sus abundantes espinas dificulta el paso de personas y animales. En las actuales chacras de frutales, es rápidamente eliminada por sus dueños, por su carácter invasivo. (Foto H. Larrain, Septiembre 2016).
La cocha de la localidad de Pica.
El viajero que llega a bañarse a la famosa "cocha" del pueblo de Pica, a 100 km al interior de la ciudad de Iquique (Norte de Chile), se encuentra con numerosos puestos de frutas que exhiben la producción de la zona: limones, mangos, guayabas, naranjas, tangelos, pomelos. También se exhibe, en pequeños puestos, artesanías traídas del Perú y Bolivia, especialmente prendas de vestir tejidas con pelo de llamas u ovejas y, por excepción en el caso que nos ocupa, algunas artesanías locales. A ellas nos referiremos aquí.
Esta "cocha" (= "mar", en lengua quechua) es un tranque que recoge las aguas calientes que brotan de un antiguo manantial conocido como "El Resbaladero". Sus aguas son aprovechadas desde tiempos coloniales para el regadío de numerosas chacras. Éstas, dan vida al oasis. Esta "cocha" es una de las cuatro conocidas desde antaño en Pica (Concoa, Resbaladero, Las Ánimas y Jesús María). Casi seguramente de origen indígena algunas de ellas, los españoles las ampliaron considerablemente y con ellas regaron sus propiedades frutícolas, incrementando notablemente el área agrícola regada. El nombre de una de éstas: "Concoa" es ciertamente indígena, a diferencia de las otras que delatan claramente su origen hispano. "Con" era el nombre con que era venerada una divinidad puquina, etnia originaria que ocupó buena parte de los territorios de Arequipa, Moquegua, Tacna y Tarapacá, según los estudios del lingüista peruano Rodolfo Cerrón Palomino. Muy probablemente, ésta sea la cocha más antigua, existente desde tiempos indígenas. Los españoles, al asentarse allí desde mediados del sigo XVI, ampliaron el sistema, abriendo nuevas galerías, pero siguiendo el procedimiento antiguo.
Fig. 3. La cocha de Pica en el sector llamado "El Resbaladero". De un socavón practicado al fondo, brota la abundante vertiente de agua caliente, de origen volcánico. (Foto H. Larrain, agosto 2017).
Fig. 4. Vista hacia el estanque utilizado para riego, que acopia y recoge las aguas procedentes de la cocha principal de "El Resbaladero". (Foto H. Larrain, agosto 2017).
Fig. 5. Ornamentación reciente que caracteriza los principales frutos que se producen en el oasis de Pica. Punto de ingreso a la cocha "El Resbaladero". Mi hija María Cristina, en su visita del mes de agosto 2017. (Foto H. Larrain).
Atracción turística.
La cocha "El Resbaladero" se ha transformado hoy en una espaciosa y bien cuidada piscina municipal, muy concurrida, a la que acuden numerosos visitantes en invierno y verano, para refrescarse con sus aguas calientes, a las que la gente, además, atribuye propiedades medicinales. Sus aguas sulfurosas y calientes, en efecto, delatan un origen evidentemente volcánico. Los nombres castellanos de estas vertientes (El Resbaladero, Jesús María o Miraflores), comprobarían, casi seguramente, su apertura en tiempos españoles, pero siguiendo el antiguo patrón de riego indígena.
Una extraña legumbre: el mastuerzo o "fortuna".
Uno de los frutos de la escasa vegetación autóctona que ha logrado sobrevivir en el lugar es el mastuerzo, espinillo o retortón (Prosopis strombulifera), que es utilizado hoy profusamente con fines artesanales en la localidad de Pica. En dos capítulos anteriores, publicados en este mismo blog (Ver bibliografía , abajo) hemos hecho alusión a este raro representante del género Prosopis, de la familia botánica Fabaceae. "Raro", por ser casi la única especie arbustiva de su género que comprende casi únicamente especies arbóreas, estudiadas por el botánico argentino Arturo Burkart (1906-1975), y "raro" también, por la extrañísima forma que presenta su fruto, fuertemente retorcido en espiral, a la manera de un resorte.
El kuti huaynitu o "fortuna".
Fig. 6. Hojas, flores y frutos de la especie llamada "Fortuna" o "kuti hauynitu" en la localidad de Pica (Foto H. Larrain, septiembre 2016).
Fig. 7. La abeja de miel (Apis melifera) libando sus flores en forma de cabezuela, de un amarillo intenso. (Foto H. Larrain, septiembre 2016).
Fig. 8. Observe los curiosos frutos retorcidos en espiral, semejando un resorte, característicos de esta especie de Prosopis. Su peculiar forma ha dado origen a su nombre como "retortón" o también "retortuño", con que se le conoce en nuestros países vecinos.
Fig. 9. Sus espinas pueden alcanzar los 2,2 cm. de longitud. La profusión de espinas es algo característico de todos los representantes del género Prosopis. En la especie Prosopis alba (algarrobo) de la zona central de Chile, éstas pueden alcanzar hasta un máximo de 8 cm.(Foto H. Larrain, septiembre 2016).
Materia prima para artesanía popular.
Caracterización botánica.
Esta especie, de la familia de las Fabáceas o Mimosáceas, recibe el nombre botánico de Prosopis strombulifera (Lam) Benth. y a causa de su pequeño tamaño, pasa casi desapercibida en el paisaje. A diferencia de todas las otras especies de Prosopis, que son árboles, esta última es de carácter arbustivo pequeño y generalmente se la encuentra achaparrada o apegada al suelo, alzándose normalmente no más de unos 50-80 cm del suelo. Muestra clara preferencia por lo suelos salinos, de suerte que se le considera una excelente especie paras colonizar suelos desérticos, de vegetación escasa o nula. Sus raíces son gemíferas, es decir pueden producir plantas nuevas a partir de la raíz,(al igual que el chañar), razón por la cual se le suele encontrar formando mantos enmarañados (Vea Fig. 1). Es muy resistente a la sequía. La hemos visto desarrollarse en parajes secos, como orillas o bordes de pasajes, huertas o senderos, pero a poca distancia de lugares de riego actual o antiguo (Vea Figs. 1 y 2). Se la puede observar a la entrada poniente del poblado de La Huayca, junto a antiguos canchones o "chacras sin riego", donde seguramente proliferó durante su expansión (siglo XIX hasta los años 1940-50 aproximadamente). Es conocida en los países vecinos como "retortón", "retortuño", o "mastuerzo", o "espinillo", nombres del todo desconocidos entre nosotros.
Objetos de artesanía popular.
En los párrafos que siguen, presentaremos imágenes de la planta con sus vainas (legumbres) y semillas y los objetos de artesanía que avezados artesanos han estado elaborando con ellas, desde hace 10-15 años, a lo menos, demostrando habilidad y destreza, además de ingenio y arte.
Fig. 12. Par de pendientes o aretes confeccionados con la vaina de "fortuna" o mastuerzo en la localidad de Pica (Foto H. Larrain, septiembre 2017).
Fig. 14. Joven y habilidoso artesano que hoy trabaja junto a la cocha de Pica confeccionando artículos artesanales de comercio utilizando diversos frutos del lugar (vainas de algarrobo, tamarugo, "fortuna" y aún cuescos de mango o limones secos). (Foto H. Larrain, septiembre 2017).
Fig. 15. Abigarrado muestrario de piezas artesanales de confección local utilizando frutos y semillas de Prosopis spp y de otros productos del oasis de Pica. (Foto H. Larrain, septiembre 2017).
Fig. 16. Turistas y visitantes de la cocha de Pica aprovechan para llevar consigo souvenirs confeccionados in situ. (Foto H. Larrain, septiembre 2017).
Comentario eco-antropológico.
1. Bien conocida esta especie de las regiones precordilleranas áridas y salinas de Bolivia y Argentina, en Chile solo se reporta su presencia tardíamente por el botánico Carlos Muñoz Pizarro, en la década del sesenta del pasado siglo.
2. La planta ha sido muy utilizada en la farmacopea popular de Bolivia y Argentina, como medicinal en el tratamiento de enfermedades venéreas, diarrea, enfermedades del hígado y vesícula. Según Burkart, gran especialista argentino en su estudio, tales propiedades serían más bien fruto de la imaginación, producto de su tan extraña y peculiar figura. Algunos estudios realizados en la Argentina, sin embargo, atribuyen a la infusión de sus hojas propiedades anticancerígenas. También fue utilizado como planta tintórea por algunos grupos aborígenes argentinos, obteniéndose de la cocción de sus raíces un teñido color castaño oscuro, casi negro.
3. En Matilla, localidad de Tarapacá, según lo escuchamos personalmente de labios del agricultor don Percy Loayza hacia 1998, esta planta es considerada una verdadera plaga en las plantaciones de frutales (naranjos y, limoneros) y es arrancada apenas aparece. Dado que sus raíces son gemíferas, brota nuevamente de cualquier fragmento de raíz que hubiese quedado en el subsuelo. Por tanto, es planta difícil de extirpar.
Bibliografía básica.
4 comentarios:
Con fecha 23 de Junio 2019 hemos recibido el siguiente comentario del botánico Dr. Sebastián Teillier:
"Gracias.Interesante. Yo personalmente tengo la sospecha de que [esta planta] llegó con los indígenas antiguos...No me calza con la vegetación actual. Pero solo es una corazonada no más..."
Sebastián:
En tu breve respuesta sugieres un posible transporte de esta planta a esta zona por los antiguos indígenas. A la verdad, no me extrañaría en lo absoluto. Más aún, creo que existen indicios favorables a tal hipótesis. Pica y Matilla fueron lugares de activa presencia Inca. Lo revelan varios indicios: 1) se hallaban a la vera del Qhapaq Ñan o "Camino del Inca"; 2) Existe allí toponimia puquina y quechua, que hay que rastrear mucho más; no olvidemos que los puquinas eran los fieles portadores de las andas del Inca, y su lengua era -como se ha demostrado- precisamente la misma lengua secreta de los Incas. 3) También existe allí toponimia quechua, como v.gr. la voz "cocha" para designar a los diversos embalses de aguas para riego. A diferencia de otros lugares como "Cotacotani" en la cordillera de Arica,de claro ancestro aymara ("cota" es el equivalente a "cocha", en lengua aymara), los quechuas (¿y tal vez los puquinas?), usaron la voz "cocha" para denominar los tranques o lagunas. 4) Se ha hallado enterramientos incas en Pica y alrededores con su cerámica característica. 5) Pica era un centro de abastecimiento vital de alimentos y vituallas para las huestes que surcaban el desierto a través del "Qhapaq Ñan", rumbo a las provincias sureñas sitas en lo que es hoy el Noroeste argentino y Chile central. Entre estas "vituallas", podemos fácilmente imaginar la presencia de plantas y/o frutos considerados como alimenticios, medicinales o de la "buena suerte". ¿Tal vez de este modo llegó al lugar como alimento el Pacae (Inga feullei)?.
El arqueólogo Ricardo E. Latcham en su obra "La Agricultura precolombina en Chile y los países vecinos" (Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1936:51-52) sostiene a este propósito al hablar del molle (Schinus molle) lo siguiente: "el Schinus molle era el árbol sagrado de los incas quienes lo hacían plantar y regar en contorno de sus palacios, templos y edificios públicos. También mucha parte de los caminos reales que construyeron era sombreada por estos árboles, aún en los lugares desiertos donde el agua para regarlos había de traerse desde los cerros por medio de largas acequias y canales..."(Ibid.).
Este tema es de enorme interés y ha sido muy poco estudiado hasta el presente, tal vez por la suma escasez de fuentes documentales que se refieran a este tópico. Ojalá algunos estudiosos le "metan el diente" un día, y reúnan y examinen toda la información respectiva existente. Así, arqueólogos, lingüistas y botánicos deberían enfocarse juntos un día a dilucidar este tema del transporte y difusión de especies vegetales a grandes distancias de su centro de dispersión original. ¡Es éste un reto pendiente...!
Saludos,
Horacio Larrain
Saludos cordiales. Me permito comentar que en el año de 1996, encontré esta planta o muy parecida, en los humedales de Tongoy, penetrando un poco en la Hacienda Tangue. Valga la información para alguna investigación. Si se desea una confirmación y fotografía. Podría volver allá y revisar. Saludos desde Coquimbo
Tio Yesi: bien interesante su observación. Por supuesto que vale la pena tener fotos de esos ejemplares. Generalmente, se las encuentra en grupos, muy rara vez sola. Es muy fácil de reconocer por la presencia de numerosas espinas y sus típicas flores color amarillo intenso. Si puede hacerlo, nos agradaría tener varias fotografías, en lo posible con los ejemplares en flor o en fruto (vainas). Puede enviarlas a nuestro correo larrainpena@gmail.com Le quedamos muy agradecidos de antemano.
Dr. Horacio Larrain Barros (Ph.D.)
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