viernes, 14 de enero de 2011

Un talento ariqueño de fines del siglo XVIII: don Pedro de Ureta y Peralta

Sobre el autor de esta "Descripción".

¿Ha escuchado Ud. alguna vez el nombre de don Pedro de Ureta y Peralta, investigador ariqueño y su "Descripción de la ciudad de Arica" ?. ¿Alguna vez supo de su existencia a través de los textos de historia referidos a Arica y su región?. ¿Alguna vez oyó Ud.nombrar el periódico "El Mercurio Peruano", editado en Lima entre los años 1791 y 1795 por un entusiasta grupo de jóvenes escritores, que quieren dar un aire nuevo al periodismo, escribiendo no ya sobre Aristóteles, Platón o Cicerón, sino sobre su propia región y sus propias necesidades o riquezas?. Jóvenes que se inspiran en "La Ilustración" y leen ávidamente a Buffon, al jesuíta Joseph de Acosta o el Diccionario Geográfico de Antonio de Alcedo y Herrera.

Lamentablemente, nos topamos aquí con una de las vacíos más lacerantes en nuestra educación regional, tan notoriamente teñida de centralismo: nuestra supina ignorancia acerca del pasado colonial en nuestra propia región. ¿Será porque no interesa a nadie saber qué ocurrió aquí, o cómo se vivía aqui durante la época de la Colonia española?. ¿Será que nuestro espíritu independentista aún perdura frente a la Madre Patria, España?. ¿Será porque queremos, tal vez inconscientemente, desterrar el recuerdo de "lo peruano" aún vigente en la historia y tradiciones?. Chauvinismo imperdonable a estas alturas del tercer milenio, cuando las naciones americanas intentan escribir su "nueva historia", sobre la base de lo que nos une, y no sobre la base de lo que nos divide; no centrada en héroes guerreros sino en próceres de la paz, compartida y buscada en la integración y el respeto mutuo entre pueblos vecinos, herederos de una misma tradición tanto incaica como española.

Desenterremos, pues, del olvido las páginas admirables escritas sobre el antiguo Corregimiento de Arica al que perteneciera Tarapacá hasta el año 1768, cuando el Virrey don Manuel de Amat y Junient (1704-1782) puso en práctica la división de la Provincia antigua de Arica, erigiendo el Partido de Tarapacá en gobierno propio, cuando nombró su primer Gobernador en la persona del sevillano Antonio O´Brien.

Pedro de Ureta y Peralta, prácticamente desconocido en nuestra zona norte, es quien tal vez mejor describe la región de Arica, incluyendo la región de Tarapacá de entonces, en su "Descripción" del año 1792 . ¿Por qué nadie habla de él, salvo alguno que otro erudito historiador, respetuoso de pasado?. Muy poco hemos podido averiguar hasta ahora sobre este interesante y muy versado personaje, que nos trae tanta información histórica sobre la evolución de la ciudad de Arica, sus relaciones comerciales con el mineral de plata de Potosí , la explotación del guano de la costa [el dice siempre huano] , su proverbial insalubridad para la vida humana, su durísima experiencia en terremotos, y su acabado conocimiento de su jurisdicción política y eclesiástica. No hemos encontrado noticias sobre este personaje en el Diccionario Histórico-Biográfico, Peruanos Ilustres, de Camila Estremadoyro (Lima, 1990). Tampoco lo hemos encontrado escudriñando en Internet.

Leyendo con cuidado sus amenas páginas en el "Mercurio Peruano" , notable periódico bisemanal que fuera publicado entre los años 1791 y 1795 en Lima en sus Números 188 a 201, aparecen gran número de referencias geográficas, económicas, demográficas e históricas, riquísimas para el estudio del rol jugado por la región de Arica, máxime en el siglo XVIII, en el extremo sur del Virreinato del Perú.

Su autor, don Pedro de Ureta y Peralta era, como el mismo nos lo dice en el Nº 191 de este periódico (editado el 1/11/1792), fue hijo de don José de Ureta, Corregidor de Arica por los años de 1734. Don José fue de destacada actuación en el rechazo de barcos holandeses que intentaron sobornarlo en Arica, "ofreciéndole cincuenta mil pesos de obsequio" para que les permitiera realizar sus transacciones comerciales en el puerto. Según refiere su hijo, "no sólo resistió la propuesta, sino que , a su costa, armó gente pra impedir la clandestinidad" (Cf. N' 191 del citado Periódico, pag. 145). Por sus méritos, al decir de su hijo, don Josè Ureta fue Corregidor por espacio de veinte años. Posición que ciertamente usufructuó su familia.

Esta "Descripción de Arica" posee el enorme mérito de haber sido escrita por un lugareño, es decir, un ariqueño que vivió al parecer toda su vida en el puerto y que, por sus contactos familiares, su participación en empresas del lugar y su esmerada educación, tuvo acceso a mucha información privilegiada. No se trata, entonces, de un simple viajero ocasional de visita en Arica, como fueron algo después los ingleses Samuel Haigh, (1825) o John Blake (1843). En este sentido, su credibilidad es ciertamente superior, fruto de su amplia experiencia en la zona. Ureta y Peralta descendía de aquellas familias nobles provincianas que al decir de Alfredo Wormald , "hacian ostentación de un lujo en el vestir que más de una vez sorprendió a los viajeros que visitaban Arica y Tacna..." (en su obra Frontera Norte, Editorial Orbe, Santiago, 1968: 52).

El autor señala explícitamente el especial cuidado que ha tenido en su trabajo, evitando la erudición vana o el estruendoso brillo del lenguaje por sobre la exactitud y precisión
de lo informado. Por eso nos dice: "Con esta consideración, he procurado estampar aquellos pasages que fabrica la precisión...manifestando la fertilidad del territorio de esta provincia.... y finalmente, advirtiendo las preciosidades y riquezas de su territorio en los dos Reynos, vegetal y mineral..." (Número 191 del "Mercurio Peruano", Tomo IV, Lima, 1792: pág. 143; subrayado nuestro).

¿Sobre que nos informa Ureta y Peralta? .

Véamoslo en detalle. Quedaremos sorprendidos de su versatilidad temática y su erudición e los problemas de su época.

1. Del clima de Arica nos dice que"poco sano y propenso a tercianas y fiebres pútridas" (p. 117);
Trata Ureta de entender el porqué de este clima malsano y cree encontrarlo en dos hechos observados por él: a) "de que al abrigo de la mucha piedra suelta de todos tamaños de que abunda el desembarcadero, se acopia mucho sargazo, que corrompido con el calor del sol que hiere sobre él con viveza, en los tiempos de baja mar arroja unos vapores dañosos e irresistibles."

y b)... que teniendo este puerto el comercio de huano con el de Iquique, y depositándose este polvo en la playa para su expendio, se ve el material combatido por el viento Sur que recibe por la cabeza del morro y comunicándose a la ciudad origina los graves males que tengo expuestos".

Es decir, la descomposición de las algas marinas, ["sargazo"] botadas a la orilla de playa y la presencia del guano traído de la isla de Iquique serían los causantes de "las tercianas y otras incomodidades" de que sufre Arica. Para subsanar este mal, propone soluciones pràcticas.

2. Explica en nota cuál es el origen del guano: "es la estercolación d e unos páxaros nombrados Huanaes [sic por "Guanayes": o Phalacrocorax bougainvillei] que hacen su residencia fixa en el puerto de Iquique, el que se recoge para sembrarlo al pie de las plantas para fortalecxer las tierras y fertilizar sus frutos".

3. El Puerto de Arica - nos dice- "es uno de los más principales de la mar del Sur" por ser puerta de comunicación con las provincias interiores, mediante un activo comercio de "agí, aceyte, algodón, vinos, aguardiente, pesaco seco y otras especies peculiares".

4. Toda la población de la Provincia sube a la cantidad de 28.500 personas de ambos sexos, "con inclusión de todas sus castas", esto es, considerando, además de los blancos, a los mestizos, mulatos, y zambos.

5. Respecto de las mujeres señala: "las madamas de Tacna y Locumba son hermosas por lo general de mucha vivacidad de espíritu, de proporcionada robustez, y de un color fino y delicado...". Por lo visto, no escapa a su ojo sagaz la belleza femenina, lo que le reprochará un crìtico.

6. Esta ciudad de Arica logró en tiempos antiguos - dice- mucho vecindario, de alta jeraquía: pero los terremotos han producido una gran desolación. Enumera entre los varios terremotos sufridos, como el más devastador de todos, el sufrido en el año 1605. Lo atribuye al desconocimiento de sistemas de construcción más aptos, y a la porfía en construir de adobe. "En los últimos tiempos -dice- la ciudad trabaja sus habitaciones de unos sencillos telares". [¿se referirá esto a la construcción de muros de tabiques ligeros, hechos de caña y ramas, prácticamente indestructibles? ; es probable].

7. Sitúa geográficamente (en su Nota 8, pag. 124 del Número 189 del Periódico) bastante acertadamente diversos lugares de esta costa, indicando, por ejemplo, que Arica queda en los 18º 26´, [lat. real: 18º 28´20´´ Sur], Iquique, en los 23º 30´Sur;. [lat. real: 20º 12¨27 ´´Sur] ; [desembocadura del río] Loa: 21º 30´ [lat. real: 21º 25´ 28´´ Sur;] Ilo: 17º 35´[lat. real: 17º 38´ 49´´ Sur]. Si nos fijamos bien, hay gran exactitud en los datos, con excepción del caso de Iquique que incomprensiblemente fue ubicado en plena costa de Antofagasta, a los 23º 30´, exactamente donde hoy queda el extremo sur de la península de Mejillones (Punta Tetas). Debe tratarse de un lapsus de imprenta, involuntario.

8. Se esfuerza por encontrar en la documentación histórica a su alcance, "la Partida de Bautismo" de la ciudad de Arica, esto es la fecha exacta cuando fue declarada "ciudad". No la encuentra, pero es de alabar su evidente empeño en escrutar las fuentes históricas. Parte de la base de que ya en 1605, fecha de la visita del cronista Simon de Torres, era ya nombrada como tal y considerada como "ciudad".

9. Nos refiere detalladamente acerca del número de iglesias, monasterios y hospitales , asi como detalles de la constitución de su Cabildo.

10. Nos aporta la interesante referencia de que las Cajas Reales (único lugar donde se podía pagar el impuesto del quinto real por la plata o metal extraído en la explotación de las minas) han sido trasladadas a Tacna, "pues Tacna goza de un clima feliz que atrae al pasagero".

11. Señala la existencia de los puertos costeros, entre los cuales - en territorio chileno actual - señala los de Arica, Iquique, Víctor [sic por Vítor], Camarones, Pizagua y Loa. Pero agrega una nota muy interesante respecto al tráfico comercial en y por ellos ellos: "de los quales son comerciables y frequentados, los tres primeros", esto es Arica, Iquique y Pacocha. Ahora bien, ¿a qué se debe este tráfico asiduo por Iquique?. No es por la presencia de tráfico hacia el mineral de Potosí, lo que sabemos se hacía por Arica, sino por la existencia de los minerales de de plata de Huantajaya, Santa Rosa y Chanabaya, en intensa explotación en esos años.

12. Trae una intersante referencia a las incursiones de los piratas, entre los cuales señala a Bartholomew Sharp [escrito Bartolomé de Charpes] y a "Juan Guarlen" (?) y cómo fueron rechazados con fuertes pérdidas de vidas en Arica por su Alférez Real don Gaspar de Oviedo.

13. Apunta el trágico destino del cacique de Codpa [escrito Cotpa, grafía más exacta], don Feliper Cañipa, al no querer sumarse a la sublevación general proclamada por Tupac Amaru en 1780.

14. Nos aporta una interesante referencia biogeográfica y ecológica a la camanchaca costera y a la formación de "lomas" con vegetación: "los intermedios de ellas [es decir, de las dos cordilleras] aunque buenos y fecundos, carecen de agua, y sólo son útiles desde el mes de Mayo hasta Octubre, inclusive, en que humedecidos con la corta lluvia que llaman garúa, florecen sus lomas y las aprovechan en la mantención de sus ganados mayor y menor de Castilla, que introducen de la Sierra sus interesados, y los conservan todo el tiempo que duran los pasto, en cuyo período los regresan a los lugares de su extracción" (1792, Tomo VI: pág. 126; subrayado nuestro).

15. De enorme interés geográfico y climatológico es su intento de explicación de la sequedad del ambiente y su falta de lluvias en esta zona. Expone dos teorías "de los Filósofos" de su tiempo, una de las cuales sostiene, en palabras del autor: "los unos declarando que esta temperatura [uniforme] la ocasiona el viento Sudueste que dominando todo el año estas costas [los vientos Alisios], levanta los vapores ántes de que puedan elevarse lo preciso para unirse y formar lluvias copiosas como en las montañas, a donde van a reposar aquellas exhalaciones...". Reflexión muy valiosa para nosotros para entender la presencia de la "capa de inversión térmica", la que, obviamente, no era conocida entonces.

16. Aborda audazmente el tema de la escasez de agua y la presencia de ríos más bien escasos
de agua como el Lluta, el Sama y el Locumba, y se refiere especialmente al proyecto colonial para traer las aguas del río Maure. "distante 30 leguas de Tacna" conl as que se podría dar gran fertilidad a estas tierras.

17. Nos muestra un interesante cuadro estadístico con las producciones de la época (algodón, vino, ají, aceite y maíz), expresadas en arrobas [para entenderlo mejor, 1 arroba= 25 libras; 1 libra=0.46 kg]. Y señala que sus vinos se comercian en "botijas", envases hechos en arcilla cocida, cada una de las cuales hace 57 libras, esto es, 26,22 kg, o litros].

18. Hace exacta referencia al enorme desarrollo de la arriería, y dice que 5.000 mulas van y vienen a Potosí, en continuo trajín; nos habla de la presencia de esclavos negros en las haciendas y del trabajo de los indios que deben suplir el corto número de esclavos.

19. Nos señala nombres de celebridades en el campo del saber, nacidas en estos lugares, los centros de educación y colegios de la zona y autoridades religiosas, así como la forma de administración religiosa del Correjimiento en 3 Vicarías: Arica, Tacna y Tarapacá. Con esta noticia concluye el Número 190 del "Mercurio Peruano".

El Número 191 de la revista "Mercurio Peruano"· (1º de Noviembre de 1792) , está dedicado al análisis de las Cajas Reales y su renta en los ramos de tabacos, tributos y diezmos, de los que aporta una tabla con el detalle de sus ingresos. Y es en este Número de la revista donde su autor hace una extensa referencia a la Mina de Huantajaya, sus vetas, su modo de producción, sus operarios, y las dificultades propias de la falta de agua en el lugar. Casi tres páginas de este número de la revista son dedicados a la minería de la plata en Huantajaya.

Es tanta y tan valiosa la información que nos ofrece Ureta y Peralta sobre este mineral de plata, que hemos decidido hacer, con este único tema, un capítulo propio de nuestro Blog , el que llevará por título: "El mineral de plata de Huantajaya visto por un docto ariqueño en 1792".

En síntesis, la "Descripción de Arica" hecha en 1792 por don Pedro Ureta y Pweralta es un venero de información de toda índole: geográfica, histórica, económica, antropológica, demográfica y aún ecológica. Esperamos que este artículo nuestro contribuya a un mayor conocimiento de aquellos personajes, casi del todo sepultados en el olvido, que, mucho antes que nosotros, se preocuparon por mostrar las riquezas del "mundo mineral y vegetal", de la zona ariqueña.

Sobrada razón habría, a nuestro entender, para que alguna de las plazas de Arica, o alguna de sus nuevas avenidas, fueran bautizada con el nombre de este ilustre e ilustrado ariqueño de fines del siglo XVIII. Sería este gesto, comenzar a reescribir, con gestos generosos, la historia de nuestra relación tanto con la Madre Patria, España, como con nuestros vecinos peruanos. Estoy casi seguro que muy pocos personajes que hoy ilustran con sus nombres sus plazas y avenidas, merece tanto esta distinción como don Pedro de Ureta y Peralta, por desgracia, un ilustre desconocido para el ariqueño común, pero un verdadero genio de fines del siglo XVIII en nuestras tierras nortinas. Ojalá que estas páginas contribuyan de alguna manera para que un día su nombre y su gesta se perpetúe dignamente en algun libro de historia del Norte de Chile. Ojalá!.

sábado, 1 de enero de 2011

El "cerro rico de Huantajaya", visto por el Gobernador Interino de Potosi Vicente Cañete y Domínguez en 1787.

En este capítulo de nuestro Blog pretendemos hacer especial referencia a un valioso documento de fines del siglo XVIII que hace mención específica a la mina de plata de Huantajaya, en las proximidades de Iquique. La sección de la obra correspondiente a Huantajaya y sus minas, fue nuevamente publicada con notas por el suscrito en diciembre del año 1974, en la revista "Norte Grande", (Vol. I. Nº 2) del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile (1974: 233-242).

Su data original es de 1791 y apareció en una notable obra del autor intitulada: Guía Histórica, Física, Política, Civil y Legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia del Potosí. Su autor fue el Intendente interino de Potosí don Vicente Cañete y Domínguez (1756- 1816). Hombre muy activo y capaz, se dedicó a estudiar con rigor los problemas de su jurisdicción, "desenterrando viejas noticias de la provincia para hacer de ellas una colección para el gobierno de los empleados de esta Villa [de Potosi]" - como el mismo expresamente lo señala.

Potosí por esos años (1776) habia sido incorporado al recientemente fundado Virreinato de Buenos Aires o del Río de la Plata. La enorme distancia de Buenos Aires y el litoral atlántico de Lima, la capital virreinal, de quien hasta entonces dependía, hizo necesaria la creación de este Virreinato por el Rey Carlos III de España como modo concreto de contrarrestar el apetito de franceses, ingleses y holandeses por asentarse en esos territorios atlánticos débilmente defendidos. El recién creado Virreinato ya tenía salida al Pacífico a través de la Provincia de Atacama con acceso por los puertos o caletas de Cobija y Tocopilla. Cañete y Domínguez intenta convencer a las autoridades españolas de la "conveniencia de agregar a éste Virreinato el Partido de Tarapaca, tirando la línea de demarcación [con el de Lima] por la quebrada de Camarones (19º 10´Sur).

El Intendente Cañete cree descubrir poderosos argumentos que favorecerían dicha modificación de fronteras, en forma especial para el fomento de la minería local, concretamente en Huantajaya, y para la explotación agrícola de la Pampa del Tamarugal. La íntima relación económica preexistente, desde muy antiguos tiempos, entre Lipes y Tarapacá, y entre Tarapacá y Atacama (anexionado este último ya al Virreinato de Buenos Aires) favorecerían enormemente este Proyecto.

El proyecto lo titula:

"Proyecto previo en que se demuestra la conveniencia que debe esperarse a beneficio del rey y del Estado, si se agrega al Virreinato de Buenos Aires el Partido de Tarapacá, con el cerro rico de Guantajaia y su territorio, trando la línea de demarcación por la quebrada de Camarones".

Tal Proyecto nunca fue acogido por la autoridad española, pero su texto constituye para nosotros un hito histórico notable para el conocimiento de la importancia del yacimiento de plata de Huantajaya, tal como era visto por las autoridades españolas desde Potosí. Recordemos que el mineral de Potosí fue en su época el máximo exponente de la minería hispana en América, y no pocos autores vieron en Huantajaya un "segundo Potosí". Potosí , en efecto, ostentaba una reconocida experiencia minera pionera en América, y la experiencia de sus logros técnicos podía ser transferida fácilmente a los nuevos yacimientos de Tarapacá. La proximidad geográfica entre Potosí y Tarapacá, aconsejaba, además, el poder transportar elementos básicos, como pólvora, alimentos, expertos mineros y aún pobladores al casi despoblado Tarapacá por entonces, a través de antiguas vías transversales, ampliamente conocidas desde tiempos indígenas. El dominio de la lengua aymara (o quechua) por otra parte, les era común en esas fechas, y favorecia indudablemente tales contactos.

Analizaremos el Documento tratando de comprender la importancia que vio Cañete y Domínguez en esta iniciativa suya, que hoy parece tan lógica y natural.

1. Los indígenas de Pica y Tarapacá se pasan comúnmente a Atacama para intercambiar su s productos "y también para el rescate de oro y plata".