miércoles, 14 de diciembre de 2011

Fragmento de carta de Gustavo Le Paige a Hans Niemeyer (1960): Antigüedad del hombre atacameño. El problema del agua en el desierto.

Fig. 1. Este fragmento de carta, escrito de puño y letra por el jesuíta Gustavo Le Paige en el año 1960, desde su parroquia de San Pedro de Atacama, se refiere, con trazos certeros, fruto de su experiencia directa, a la gran antigüedad de la cultura atacameña. Muy superior a la que los arqueólogos de su época le asignaban. Este texto ha quedado semi oculto en las páginas de un libro especializado, dedicado al estudio de la hidrografía de Chile y fue publicado en el año 1984. (Hans Niemeyer F. y Pilar Cereceda T. , "Hidrogeografía", Volumen VIII de la Coleccción de Geografía de Chile, Instituto Geográfico Militar, 1984: 79).

Niemeyer y Cereceda decidieron darla a conocer en su obra del año 1984 por cuanto expresaba bien el notable interés del sacerdote por apoyar proyectos de regadío de interés local, para beneficio directo de las comunidades que vivían en los diferentes ayllos, dispersos en torno al Salar de Atacama y regados por los ríos Vilama y San Pedro.


Como el texto de la carta de Le Paige resulta apenas legible, hemos decidido incluir aquí una transcripción del mismo:

"Cuando llegó a esta zona de San Pedro de Atacama el cazador primitivo hacia 30 a 50.000 años [atrás], se estableció al borde de una inmensa laguna de unos 140 kms de largo sobre 60 [km] de ancho. El tercer y último levantamiento de la Cordillera no hizo sino que acelerar el asecamiento [sic por desecamiento] de esta laguna. Se fueron desapareciendo [sic!] las aguas y disminuyendo la vegetación. El paso del estado de cazador recolector al de pastor y agricultor se realizó exactamente a la época [sic!] de la formación del Salar actual, dejando en la parte norte, en el delta de aluviones de los ríos de Vilama y San Pedro, una vega fértil. Eso ayudó a los Atacameños a subir a un alto grado de civilización. Organizaron un sistema de regadío que sus descendientes usan todavía después de 2.000 años.

La cumbre de esta cultura atacameña se ubica entre los siglos IIIº a VIIº de la Era Cristiana. Las tumbas nos revelan no solamente sus lindos cántaros o sus maravillosas tabletas para aspirar el rapé, pero también el tipo de agricultura de esta época. Ahora no se cultivan más varias de estas plantas, como el quínoa [sic!]. El clima ha cambiado, las aguas han disminuydo [sic!] y llegan a ser subterráneas. La sequía [borrado aquí "acequia"] ha conservado las momias, pero ha matado a los vivos: [éstos] se van. [Se] necesitaba entregarles más agua para que les sea [fuera] posible sobrevivir.Habían dos sistemas: 1º: los pozos con [empleo de] bomba motorizada, pero que habrían necesitado de cualquier manera... [¿?]; el 2º que son los canales estancos de concreto para evitar la infiltración en terreno arenoso".

(hasta aquí el texto que traen Niemeyer y Cereceda en su obra del año 1984)

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Con motivo de un estudio que se nos encargara recientemente para una puesta en valor de la Quebrada de Quipisca, dimos casualmente con este texto que complementa muy bien el pensar y sentir del arqueólogo-sacerdote en relación a la importancia de sus descubrimientos en torno al Salar de Atacama. Nos pareció pertinente re-editarlo y comentarlo, porque expresa muy bien el énfasis que el sacerdote otorgaba a su misión no sólo como evangelizador de la palabra de Cristo, sino también como activo agente de desarrollo rural, en épocas muy tempranas.

Recordemos que el sacerdote belga llegó a San Pedro de Atacama como párroco en el año 1955, cinco años antes de enviar esta carta. Y ya para entonces, se había percatado y convencido de la gran antigüedad de las evidencias encontradas por él, y que señalaban la presencia de cazadores-recolectores de muy antigua data. También, expresa la gran preocupación del sacerdote por el futuro incierto de los atacameños como resultado de la falta de agua. La carta tiene por objetivo el aportar antecedentes arqueológicos a los ingenieros de la Dirección de Riego, para apoyar decididamente la construcción de canales encementados de regadío en la zona, para evitar las grandes pérdidas de agua por evaporación, en los antiguos sistemas de canales hechos en tierra.

Recordemos aquí que Le Paige es el primer investigador que en esta zona norte plantea, con pruebas irrefutables, la presencia de un período Arcaico, en el que cazadores-recolectores nomadas recorren en busca de sus presas, los antiguos lagos someros, por entonces ya en proceso de desecación. En otros capítulos de este Blog hemos rememorado y destacado sus ideas e hipótesis con respecto a tal antiguo poblamiento que, al tenor de esta carta, audazmente pretende situar entre los 30.000 - 50.000 años atrás. La idea de encontrar en esa apartada región del desierto trazas ciertas del Paleolítico antiguo - semejante al Paleolítico europeo- le seduce enormemente y , me atrevería a decir, "le encandila" por entonces.

No olvidemos que Le Paige llega a América imbuido en las ideas antropológicas revolucionarias del también jesuita, el paleontólogo francés Pierre Teilhard de Chardin S.J. Posteriormente, matizará un tanto sus audaces asertos respecto a la cronología, pero siempre sosteniendo su enorme antigüedad. Durante el Congreso Internacional de Arqueología, organizado por el propio Le Paige en San Pedro de Atacama en Enero del año 1963, Le Paige mostrará a los asistentes, entre los que se encontraba el ingeniero y arqueólogo Hans Niemeyer, los toscos utensilios en piedra tallados por estos cazadores del Holoceno, tal como lo vemos en una de las fotos publicadas por nosotros en este mismo Blog. (con el titulo: "Enero de 1963: El Congreso Internacional de Arqueología en San Pedro de Atacama", 20 octubre de 2011).

En la carta redactada a mano y que hoy presentamos aquí , Le Paige reitera con energía a manera de síntesis de su pensamiento:

"El clima ha cambiado; las aguas han disminuido y llegan a ser subterráneas. La sequía ha conservado las momias pero ha matado a los vivos: se van. Necesitaba [sic por se necesita] entregarles más agua para que les sea posible sobrevivir". (las últimas palabras están especialmente subrayadas en el texto).

Con estas palabras que expresan bien su lacerante angustia, el sacerdote pretende incentivar a la autoridad para la pronta puesta en práctica de planes concretos de mejoramiento en los canales de riego del Salar, lo que logra plenamente gracias a su tesón y a su indomable energía.

En este Blog nos hemos propuesto rescatar la memoria y el legado cientifico y humano de Le Paige, un tanto adormilados hoy entre los arqueólogos - sus sucesores del presente - los que laboran allí mismo donde el sacerdote, durante largos 25 años, soñó con "dar a conocer San Pedro", como el mismo gustaba de decir.

Aunque sea éste solo un granito de arena, nos muestra una nueva faceta de Le Paige, tal vez la menos conocida y apreciada hoy incluso por los mismos lickan antai: la del gestor del desarrollo agrícola de San Pedro y sus ayllos.

Estamos convencidos de que llegará pronto el día en que los propios atacameños, a los cuales Le Paige se dio por completo hasta su último suspiro, reconocerán hidalgamente su gesta y sus méritos, tanto científicos como humanos y verán en él mucho más que al arqueólogo de campo, al benefactor de la zona atacameña y al gran de propulsor y defensor de su identidad y cultura.

5 comentarios:

Alfredo U. dijo...

GENIAL!!!!! ojala que algún día se cumpla y los Atacameños reconozcan al padre Le Peige como se lo merece. En realidad debería ser el pueblo de San Pedro el que haga el reconocimiento...

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Querido amigo Alfredo: Comparto plenamente tu idea. Un día no lejano el pueblo de San Pedro de Atacama, olvidado ya del pequeño detalle de la exposición de sus momias en vitrinas del Museo, volverá a recordar al sacerdote jesuita Gustavo Le Paige como un insigne benefactor de su etnia, el único que fue capaz de catapultarlo a la historia mundial. Antes de él, los lickan antai eran casi unos "ilustres desconocidos". Con él subieron rápidamente al pedestal de la historia de la arqueología en Chile. El actual desarrollo turístico de San Pedro de Atacama sin Le Paige, no se entiende; carece casi de sentido. Esto no pueden ni deben olvidarlo los atacameños de hoy, en especial los niños y jóvenes que visitan hoy ese notable y único Museo. Algo debe quedar muy en claro. Para Le Paige la ciencia arqueológica referente a la etnia atacameña, en todos sus matices y aristas, y su desarrollo agrario y turístico constituían un unidad indisoluble; una sola gran meta: "dar a conocer al mundo el nombre de lo atacameño". Lo logró Le Paige con creces y así lo han reconocer todos los que, abismados, visitan hoy ese Museo testigo viviente de su actividad y pertinacia a lo largo de 25 años. Lo que más me asombra es que lo logra, con más de 50 años a cuestas.

Robert Aliste Jr. dijo...

Estimado doctor hace unos días regrese de San Pedro de Atacama. más allá de los paisajes maravillosos. visite el museo y me maravillo la historia que hay detrás. Estoy documentandome para quizá escribir con el tiempo un libro. Su blog contiene mucha información relevante, comparto con usted, que además del paisaje y en él se entiende la cultura o civlizaciones que se desarrollan en el. Me gustaría poder seguir compartiendo con usted mis impresiones. Le dejo mi correo ralisteg@hotmail.com.
desde ya le agradece Roberto Aliste Gómez

Robert Aliste Jr. dijo...

Estimado Dr Horacio, hace unos días regrese de SAn Pedro de Atacama. Pude conocer sus paisajes maravillosos. Visite el museo y desde ahí me quedo el gusto por conocer más.
Su blog tiene mucha información que se agradece. Comparto su forma de ver esta ciencia. Con el tiempo quizá escriba sobre esto. Me gustaria poder cambiar impresiones con usted mi mail es ralisteg@hotmail.com. Desde ya le agrdece
Roberto Aliste Gomez

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Roberto: Gracias por sus palabras respecto al Blog y la utilidad que le presta. Justamente, para eso y para motivar a muchos sobre las maravillas de este desierto, su historia, su geografía, sus comunidades humanas es que trato de continuarlo. Tengo todavía una enorme cantidad de materiales que pienso, si Dios me da el tiempo y las energías para ello, ir poniendo en el Blog para utilidad de muchos. Ahora estoy preparando un par de capítulos sobre la quebrada de Coscaya y sus habitantes aymaras. Encantado, podemos seguir comunicándonos. Si en algo le puedo ser útil, cuente conmigo,


Dr. Horacio Larrain (Ph.D.),
Antropólogo cultural y arqueólogo,

Centro del Desierto de Atacama
Pontificia Universidad Católica de Chile
Iquique