miércoles, 6 de enero de 2010

Caracoles terrestres: ¿qué significa su presencia en los oasis de niebla?

Fig. 7. Ejemplares de Bostrix derelictus Broderip, que retienen todavía en parte su colorido original. Hallados bajo una planta de Ephedra breana, viva. (Foto H. Larrain, 11/01/2010).

Fig. 6. Ejemplares que aún conservan su vivo colorido original. Estos ejemplares muertos fueron hallados ocultos y semi enterrados entre el follaje de Ephedra breana, en los límites orientales del oasis de niebla, hacia los 850-880 m de altitud. Resulta evidente que estando vivos se alimentaron de las partes blandas de esta especie vegetal. Allí mismo, se halló bastantes fecas de guanaco, prueba palmaria de que este camélido se alimentó también allí de hojas y tallos tiernos de esta misma especie vegetal. (Foto H. Larrain, 11/01/2010).

Fig. 5. Este caracol terrestre compartía, en el oasis de niebla de Alto Patache, su habitat con la pequeña langosta Heliastus rufipennis, la que suele verse todavía hoy en este mismo ambiente. (Foto H. Larrain, 10/01/2010).

Fig. 4. El tamaño de esta especie de Gastrópodo terrestre puede alcanzar hasta los 3.0 cm como máximo. La hemos encontrado en abundancia, entre los 750 y 850 m de altitud, siempre muerta, en todos los tamaños, diseminada en las planicies o mesetas interiores, arenosas, y no en el borde mismo rocoso del acantilado, el que es ocupado por otra especie, de mayor tamaño, el Plectostylus broderipi. También la hemos encontrado en enorme abundancia en sectores arenosos colonizados por líquenes fruticosos de varias especies, como en el sector extremo sur del oasis de niebla (Pampa Bugueño).Tenemos la firme convicción de que este caracol vivió aquì a expensas de estos líquenes, de los que se alimentó en el pasado. Foto H. Larrain 10/01/2010).

Fig. 3. Conchas del caracol terrestre Bostrix derelictus Broderip, entre arenas y pedruzcos pequeños en un área de laderas donde hoy no existe ningún tipo de arbusto o hierba viva. Son todos testigos de un pasado no tan remoto, cuya cronología exacta no podemos aún determinar. (Foto H. Larrain , 10/01/2010).

Foto 2. Concha de Bostrix derelictus Broderip. Expuesta por decenios al sol ardiente del desierto, ya no mantiene sus colores originales. Seguramente yacen desde hace mucho tiempo abandonadas en la superficie del oasis de niebla, donde otrora se desarrolló una vegetación herbàcea de Gramíneas, Nolanáceas y Malváceas. Hay no pocos sectores en el oasis donde su abundancia ellegó a ser tal que ha llegado a teñir de color blanco el área correspondiente (Foto H. Larrain, 10/01/2010).

Fig. 1. Conchas vacías del caracol terrestre Bostrix derelictus Broderip. Esta especie es bastante común en yacimientos de sectores de la cordillera de la Costa en el Norte de Chile. La hemos encontrado en Cobija, en Mamilla, en Alto Chipana, en Punta de Lobos y aún en los cerros que bordean la ciudad de Antofagasta por el Este. Debió ser muy abundante en tiempos más antiguos cuando la humedad reinante permitió su eclosión y desarrollo. . (Foto H. Larrain, 10/01/2010).

El enigma: ¿qué hacen aquí, a 800 m. de altitud?.

El Oasis de niebla de Alto Patache nos ha brindado muchas sorpresas. Las hay de tipo climático, geomorfológico, biológico, botánico, faunístico, arqueológico, histórico. Tal vez, demasiadas. ¿Alguien imaginaría, por ejemplo, que puedan existir caracoles, millones de caracoles, en las diseminados en las alturas de Alto Patache? . A primera vista, parecería un imposible tratándose de un desierto; pero, sin embargo, existen y en enormes cantidades. Sabemos bien que los caracoles ( Gastropoda) se desarrollan sólo en ambientes húmedos, no solo en el mar (gastrópodos marinos); sino también en tierra (Gastrópodos terrestres). En este hábitat terrestre se distingue a los "dulceacuícolas", o sea, los que viven en aguas dulces ( lagos, charcos, lagunas, pantanos) y los propiamente terrestres, que no necesitan de un medio estrictamente acuático, pero sí de un medio muy húmedo para vivir. De las aproximadamente 650.00 especies de caracoles del mundo, en Chile hay unas 650 especies descritas.

¿Qué son los gastrópodos y cómo se movilizan?

La palabra "gastrópodos" o "gasterópodos" alude a la presencia de un pie (podos) o masa muscular con la que se moviliza. Gaster significa "estómago". Los gastrópodos, son un grupo importante en el philum Mollusca (Moluscos). Se trata de animales blandos (eso significa "moluscos") que carecen de esqueleto y que poseen un poderoso pie ventral con el que se movilizan, deslizándose, dejando tras de sí una estela brillante de una substancia que el mismo animal secreta. Este "pie" generalmente va adherido a una concha dura, de carácter calcáreo, que es producida por el propio organismo y que le sirve de protección y morada. Al ser atacado, se refugia y oculta enteramente dentro de su propia concha y si el ataque proviene de la extrema sequedad ambiental es capaz de auto-cubrir la entrada con una capa dura, protectora, que impide la pérdida de agua, llamada opérculo. Cubierto con esta capa protectora que sella lpor completo a entrada, puede capear, generalmente semi enterrado, muy largos períodos de sequía exterior. No se sabe exactamente cuántos años o decenios pueden sobrevivir a una sequía o desecamiento exterior, encerrado en su concha, a la paciente espera de un chubasco o lluvia que le permita moverse en busca de su alimento, que consiste siempre en partes blandas de plantas vasculares o líquenes. En el medio desértico, como el nuestro en Atacama, serán frecuentemente los líquenes su alimento preferido; no pocas veces, su único alimento.

Cuando los encontramos la primera vez.

Cuando llegamos a inicios del 1997 al oasis de niebla de Alto Patache, notamos con asombro una enorme sección plana, blanquecina, de cerca de media hectárea de extensión, literalmente cubierta de conchas vacías de caracoles terrestres. Las había por centenas de miles o tal vez, millones. Muchas conchas estaban intactas aunque ya del todo descoloridas, otras ya desmenuzadas y fragmentadas por el paso del tiempo. Seguramente, esta variedad de estados refleja la existencia de ciclos o períodos húmedol, interrumpidos por períodos intermedios más secos. A la verdad, al caminar sentíamos casi un sentimiento de culpabilidad al pisar y triturar esa masa blanca, testigo de una vida que existió otrora aquí en enorme abundancia y que ahora, al parecer, estaría ya totalmente ausente.

Pronto descubriríamos, más al sur, en unas laderas interminables de líquenes, inmensas praderas de manchas blancas, conchas y más conchas, cubriendo extensas laderas, y arenales suaves. Son hoy sólo millones de cadáveres insepultos. La pregunta inmediata que nos surge hoy es: y, ¿dónde están los sobrevivientes?. Y antes que eso: ¿Existirán sobrevivientes todavía?. ¿Dónde?. Y la pregunta que sigue: Y si ya fenecieron todos, ¿por qué, o a causa de qué murieron?. Preguntas y más preguntas que no sabemos contestar adecuadamente o que tratamos de responder con un escueto e insípido: "tal vez sea esto fruto del calentamiento climático". Pero, ¿qué significa esto?.

¿Cómo explicar su enorme profusión en este lugar?.

Su enorme cantidad revela que un día no lejano proliferaron aquí, al amparo de mucha humedad. Y esta humedad sólo tiene dos posibles explicaciones plausibles: a) mayor frecuencia e intensidad de lluvias periódicas; y b) mayor cantidad de humedad o camanchaca, sostenida por un mayor espacio de tiempo. O, tal vez, ambas condiciones climáticas a la vez. Para encontrar estos períodos tan húmedos, no necesitamos remontarnos al Holoceno, o sea a los 15.000- 12.000 años A.C. período que conocemos como el "pluvial". La historia paleontológica más reciente ns enseña que ha habido periódicamente eventos húmedos, interrumpidos por largos períodos más secos. El siglo XVIII, sin ir más lejos, es considerado un período muy húmedo. Mientras que el siglo XX es observado como un período notablemente seco, con alguna corta excepción (décadas de 1930-1940).

¿De qué época o período datan estos caracoles, hoy muertos?.

A lo que creemos, la extraordinaria acumulación actual de conchas de caracoles muertos, en distintos sectores del oasis de niebla de Alto Patache, aparentemente originada en un mismo período de tiempo (por su estado de conservación), no debe ser muy antigua. La presencia de varios años seguidos húmedos y "lluviosos", intensificados ,tal vez, por la mayor frecuencia e intensidad de nieblas (camanchacas), pudo crear el ambiente propicio para un desarrollo descomunal de estas especies de caracoles terrestres in situ, las que se desarrollan por miríadas y en corto tiempo, cuando tienen las condiciones vegetacionales y de humedad requeridas.

Por "lluviosos", queremos entender aquí años en que pudo caer entre 5 y 20 mm de pluviosidad anual, en forma consecutiva, por espacio de al menos un decenio. Una pluviosidad de 15-20 mm en el desierto, provoca de inmediato el fenómeno que conocemos como el "desierto florido", con un frenético desarrollo de plantas vasculares que por espacio de un par de meses hacen verdear y florecer el horizonte, tiñéndolo de amarillo, blanco, azul, celeste o rojo, tal como lo podemos observar cada cierto número de años en la zona desértica entre Chañaral, Caldera, Copiapó y Huasco. Se sabe que los caracoles terrestres, como es el caso del "caracol de las viñas," (del género Helix), encontrando las condiciones propicias de humedad y temperatura, proliferan muy rápidamente, en forma descomunal, pudiéndose convertir en una verdadera "plaga".

De qué especies vegetales se alimentaron otrora?.

Es lo que imaginamos ocurrió aquí, de tanto en tanto, en estos oasis de niebla, cuando la gran humedad y lluvias provocó una tremenda eclosión vegetacional, con fuerte desarrollo de las especies autóctonas de Nolanáceas, Liliáceas, Amarilidáceas, Malváceas, Solanáceas, Frankeniáceas, Gramíneas y otras familias de plantas del desierto. Tal vez, esta eclosión se produzca cada 100 o 200 años, o más, en forma probablemente cíclica, lográndose entonces una recuperación de las zonas de "lomas" y "oasis de niebla", las que, en el largo período intermedio seco, llegan a conocer momentos de trágica y acelerada retracción que casi conducen a su total desaparición.

Estas laderas secas de hoy fueron testigos de otro desarrollo.

En consecuencia, si nuestra hipótesis es correcta, estas laderas hoy cubiertas por millones de conchas vacías, descoloridas e inertes, serían el testimonio viviente de una pretérita vitalidad y exhuberancia vegetacional, ocurrida con cierta periodicidad, hace algunos decenios o centurias, por razones de alternancia climática, cuya explicación última, tal vez, deba buscarse en las manchas solares. Pero estas mismas laderas hoy cubiertas de conchas muertas, nos hablan gráficamente de lo que pudo significar esa eclosión vegetacional en términos de ocupación del espacio vegetado por antiguas manadas o tropillas de guanacos, ciervos andinos o bandadas de aves, hoy sólo circunscritas a los ecosistemas de altura, sobre los 3.500 m de altitud donde pueden encontrar el alimento (semillas) que necesitan para sobrevivir.

Y esta eclosión vegetal, aunque tal vez no fue un fenómeno anual, atrajo a los antiguos cazadores de guanacos. Lo comprueba su instrumental de caza, allí abandonado y los huesos faenados y quemados del animal.

Y si nuestra hipótesis es correcta, se explicaría así perfectamente bien por qué el hombre primitivo, que poblara esta costa desde hace más de ocho milenios, el cazador andino y el pescador-recolector del litoral desértico incursionaran periódicamente en estos ricos ecosistemas de "lomas" y " oasis de nieblas", buscando un complemento alimenticio a su dieta marina. O utlizara estos ecosistemas de vida como lugar de paso obligado desde y hacia las cimas andinas. Con ello se explicaría, igualmente, la presencia de cientos y cientos de instrumentos líticos de caza, diseminados en los altos del oasis, pruebas ciertas de la práctica activa de la caza animal que fuera practicada aquí por milenios. Es decir, si esta hipótesis es correcta -como creemos, firmemente- todo lo que hoy observamos con extrañeza, adquiere verosimilitud, adquiere pleno sentido y actualidad.

10 comentarios:

Gloria Correa V. dijo...

Estimado Profesor: Soy una completa ignorante en todos los temas en los que usted es un maestro. Sin embargo, todo esto me apasiona e intento aprender y además ¡enseñar!, cuando expongo algunas de mis fotografías, tomadas con mis amigos Caminantes del Desierto. Mi consulta es: ¿se aplica esta información a las miles de conchas que encontramos (en este caso),a más o menos 500 m de altitud, en las quebradas que rodean Antofagasta, y a más de 1000 m de altitud en Morro Moreno?. ¿puedo hacer uso de su información y usarla cómo apoyo para mis explicaciones fotográficas respetando su autoría?. Espero no ser una molestia, pero su manera de tratar estos temas está tan clara para mí, que creo podría serlo tambien para otras personas. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Hola:

Estimado profesor: leo con mucho interés acerca de los caracoles de tierra que menciona, me pregunto si podría hacerle mas preguntas, estoy haciendo una revisión de estas familias de gastropodos terrestres. Por favor, si tiene tiempo contácteme a mi correo jfaraya at u.uchile.cl , lamentablemente no pude encontrar su correo en este sitio.
atentamente,

J.F.Araya.

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Amigo J.F. Araya, Universidad de Chile:
Estimado amigo: Envíeme un correo electrónico suyo correcto para poder enviarle la información que necesita. Mi correo es: larrainpena@gmail.com Escríbame.

Con especial afecto y deseo de ayudar en lo que yo pueda,


Dr. Horacio Larrain B. (Ph.D.)
Centro del Desierto de Atacama
Pontrificia Universidad Católica de Chile
Sede Iquique.

P. D. Recuerde que el Dr. Claudio Valdovinos, biólogo de la Universidad de Concepción, es el gran experto que tenemos en Chile en este campo. Busque sus referencias en Google. Ha publicado numerosos trabajos sobre Gastropoda. Es un hombre muy serio y gran científico. Contáctese con el.

Anónimo dijo...

Estimado profesor, es para mi un placer saludarlo y desearle siempre lo mejor, encontré una concha de caracol muy parecida al caracol extinto que se menciona en el patio de mi casa,en barranquilla(colombia), deseo que me envié su correo electrónico para enviarle una foto y verificar si de verdad se trata del mismo caracol extinto.
Mi correo electrónico es dadalys@hotmail.com

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo. Una simple fotografia no es una buena manera de clasificar con precision una especie biológica. Son muchos los detalles que hay que observar con la lupa y, por otra, parte, no soy un experto en malacologia y menos aun en caracoles terrestres.Por otra parte, la enorme distancia que hay desde Chile a Baranquilla (Colombia), obviamente indicaria que, se trata de especies distintas, aunque exteriormente fueren parecidas. La persona clave en Chile par dilucidar estos aspectos de taxonomia de Gastropoda terrestres es el Dr. Claudio Valdivinos, de la Universidad de Concepcion. Pero lo mas logico seria que Ud consultara directamente a biologos de su Universidad mas cercana, lo que le recomiendo hacer. Los ecosistemas nuestros son muy diferentes a los de Colombia.

Atentamente,
Dr. Horacio Larrain (Ph.D Antropologia)

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...


Nos escribe desde Santiago un estudioso de esta fauna de gastrópodos terrestres.

Estimado Dr. Larraín,

Siguiendo uno de los temas de su blog Eco-Antropología, el cual leo regularmente, el fin de semana recién pasado hice una visita al Oasis de Niebla Alto Patache. Afortunadamente se encontraba en ese lugar Nicolás Zanetta, quien gentilmente me mostró la zona.

Mi interés se centraba en conocer uno de estos oasis en la región de Tarapacá, ya que todos los que conozco se encuentran ubicados entre Atacama y Antofagasta, así como observar in situ los restos de gastrópodos terrestres que Ud. menciona e ilustra en una de las entradas de su blog. Puedo comentarle que existen al menos dos especies de moluscos, una muy cercana, si es que no es la misma especie, a Bostryx erosus (Broderip, 1832), descrito sobre ejemplares colectados en Huantajaya en 1829 por Hugh Cuming. Esta especie es la que predomina en los arenales de la meseta.

Otro de los propósitos de este viaje era el de colectar especímenes de Bostryx erosus (Broderip, 1832) en su localidad tipo (Huantajaya), actividad que no pude concretar debido a que el lugar se encuentra cerrado por una faena minera.

La otra especie, que predomina en los acantilados, corresponde a Plectostylus broderipi (Sowerby, 1832), también basada en material colectado por H. Cuming en 1829, pero en la zona de Puerto de Copiapó (hoy Puerto Viejo). Aunque observé formas más alargadas que escapan al morfo característico de esta especie.

Me impresionó la diversidad de la flora existente en Alto Patache, sobre todo las comunidades de líquenes. Estoy convencido que un estudio mas detallado arrojaría sorpresas respecto a la malacofauna allí presente, especialmente en lo referido a microgastropodos.

Atentamente.



Edmundo Martínez de los Ríos

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Edmundo: Muchas gracias por su carta relativa a su reciente viaje al oasis de niebla de Alto Patache. Mucho me alegro haya Ud podido colectar allí gastrópodos terrestres. Unos 10-12 años atrás, yo envié especímenes de las dos especies que Ud cita al Dr. Claudio Valdovinos, especialista de la Universidad de Concepción. El me las clasificó en su momento como Bostrix derelictus (la especie pequeña de la zona arenosa de la meseta interior) y Plectostytus broderipi ( la especie grande, que solo hemos hallado en la zona rocosa del acantilado.
Ud sugiere que la primera especie (pequeña), se trataría más bien de Bostryx erosus. Yo no soy biólogo sino antropólogo cultural y arqueólogo y me fío, por tanto, de las clasificaciones que me ofrecen mis amigos biólogos o botánicos (como en el presente caso). Mis pobres conocimientos de biología los adquirí en varios cursos que hice hace muchos años en la U. Católica de Valparaíso (1953-54) y poco después, en la Universidad de Innsbruck ( 1957-58), con el Dr. Helmut Gams, gran botánico austríaco.

Imagino que Ud por lo que me comenta, es un especialista en estos grupos y, por tanto, le agradezco sus valiosas referencias. Debo contarle que, en los primeros años en Alto Patache(1997-2000) hallé muy escasos ejemplares ( 2 o 3 conchas muertas) de un caracolillo terrestre diminuto ( (menos de 1 cm de largo) en forma de torrecita. Estaban bajo las piedras del acantilado, entre la tierra vegetal. Nunca más volví a verlos, pero confieso que tampoco me propuse buscarlos ex professo. ¿De qué género se puede tratar?.

Respecto al lugar de Huantajaya, dado como referencia por Cumming en 1826, como Ud. destaca, debo señalarle que he recorrido ese antiguo mineral y sus cerros más altos muchas veces, sin recordar haber hallado allí jamás caracoles terrestres. En cambio, se los encuentra en un lugar muy próximo hacia el Weste, y mucho más cercano al acantilado costero, que se denomina la quebrada de Huantaca, que fuera antaño también un pequeño oasis de niebla. Puedo llevarlo a dicho lugar un día si lo desea.

Si en algo le puedo ser útil algún día, no dude en escribirme nuevamente; se lo agradeceré. Hay amplios sectores de colinas hacia el extremo sur del oasis de Alto Patache, donde hay muchas conchas vacías de estos caracolillos en zonas donde en los pasados meses de Octubre y Noviembre 2015 se desarrolló allí una abundantísma vegetación efímera, por efecto de la gran lluvia (Ver capítulo alusivo en mi Blog con numerosas fotos).

Por fin en relación a la enorme riqueza de líquenes presentes en Alto Patache, hay dos investigadores que los han estudiado bien a fondo y realizado muchas colectas, en varias expediciones de hace muy pocos años atrás al oasis de Alto Patache. Ellos son el norteamericano Dr. --- (olvido ahora su nombre y apellido!) de la Universidad de Princeton y el otro el Dr. Reinaldo Vargas Castillo, chileno, botánico de la Universidad de Concepción correo electrónico: reinaldovargas@gmail.com Ambos trabajan juntos y han publicado sobre liquenes de Chile. No deje de contactarse con ellos escribiendo al departamento de Botánica de la Universidad de Concepción.

Espero sus noticias y comentarios a la presente, los que me interesan muchísimo.

Con especial aprecio,

Dr.Horacio Larrain B. (Ph.D.) antropólogo cultural y arqueólogo




Haz clic aquí si quieres Responder o Reenviar e

hector kevin ponce vera dijo...

hola Dr. Horacio Larrain Barros ley su blog hacerca del caracol del desierto me gusto muhco, busque batante en internet de este tema ya que hace unos dias encontré uno vivo y en buen estado y no sabia nada de el, si considero que lo encontré en un ambienta mas ostil ya que en el lugar no hay rocas ni plantas para alimento y protección, solo hay grandes exenciones de arena, y si atrubullo su aparacion al desierto florido ( soy de copiapo a todo esto) lo tengo conmigo un un recipiente con arena que humedecí tiene una parte seca y un pequeño charco siendo que lo encontré en el desierto le gusta mucho el agua ya que prefiere el charco y le gusta enterrarse le dejo mi nombre espero pudiera responderme se despide atentamente HECTOR KEVIN PONCE VERA gracias por leer mi comentario

hector kevin ponce vera , copiapo dijo...

larrainpena@gmail.com ese aun su correo quiero enviarle fotos de mi caracol vivo

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Amigo Héctor Kevin: Ud me cuenta de su hallazgo de un caracol terrestre en pleno desierto de Copiapó. Esto no tiene nada de extraño, si el lugar corresponde al área donde normalmente crecen y llegan a florecer varias especies vegetales con motivo de las lluvias, formándose lo que se llama el desierto florido. Mándeme fotos de cerca, para observar su posible especie. Le agradecería me contara en detalle el hallazgo y me describiera, ojalá con buenas fotografías, el área exacta del hallazgo. ¿Se observa algo de vegetación allí cerca?. ¿Qué especies?. Puede escribirme a mi correo: larrainpena@gmail.com

Lo felicito por su interés en este tema ecológico. A través de la curiosidad, se despierta el espíritu científico, amigo mío.

Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)