La herencia de Le Paige un año después de su muerte. Visita inspectiva al Museo de San Pedro de Atacama el 28 de Junio de 1981. Reportaje de Luz María Astorga, con fotografías de Rodrigo Rojas.
Sabedores de la dolorosa y triste situación actual (2019) del museo arqueológico en San Pedro de Atacama, no está demás recordar viejos tiempos en que la obra era apreciada en su justo valor.
Fig. 1. Este reportaje sobre "la herencia de Le Paige" hecho en el Museo Arqueológico de San Pedro de Atacama, fue publicado por el diario " El Mercurio" de Santiago, en su edición del día 28 de Junio de 1981, esto es un año después del fallecimiento del P. Le Paige S.J., ocurrido el 19 de Mayo de 1980.
Ocasión del reportaje.
Nos ha parecido oportuno reproducir, en este capítulo, el reportaje completo, a dos páginas, sobre el Museo y su autor: el sacerdote jesuita Gustavo Le Paige. Han trascurrido cerca de 40 años de su redacción. El reportaje expresa muy bien lo que por entonces significaba este notable Museo levantado por Le Paige y sus ayudantes atacameños a partir del año 1962. Prescindiendo del afán, casi morboso, de mostrar cráneos y momias exhibidas por entonces en las salas del Museo, -acento atribuible en parte al periodista de la época-, el artículo nos permite apreciar tanto el estado del Museo, como algunos cambios que ya se insinuaban, y que serían al parecer de la autoría del joven nuevo director, señor Patricio López. Igualmente, nos permite preservar para la posteridad rostros y opiniones de personas que intervinieron de una u otra manera en el Museo de esa época, y que fueron entrevistadas por la autora del reportaje. Se muestra aquí el reportaje en su conjunto (vista general) y, para facilitar su lectura y análisis, presentaremos los textos y las imágenes por separado.
Fig. 2. El Museo tal como se le veía en la época del reportaje (1981).
Actualidad de este reportaje.
Hoy (2019) el Museo levantado gracias al esfuerzo de le Paige y diseñado por el arquitecto antofagastino Carlos Contreras en 1963 yace semi-derruido, saqueado y tristemente abandonado. Los turistas y científicos que durante más de treinta años lo admiraron y/o estudiaron sus valiosas colecciones lamentan hoy su ausencia en el paisaje atacameño. En varios capítulos anteriores, hemos levantado la voz contra este atropello, provocado por un afán (¿o delirio?) modernizador iconoclasta, que no trepida en destruir construcciones o monumentos del pasado, íconos indiscutidos y representativos de una época determinada. Por querer levantar allí mismo un Museo moderno "cinco estrellas", de un diseño francamente incompatible con el entorno colonial de la zona típica de san Pedro y sus
aillos, la Universidad Católica del Norte, la Municipalidad de San Pedro y los arqueólogos del propio Museo se han quedado hoy "sin pan ni pedazo". Las colecciones del Museo yacen hoy arrumbadas y encajonadas en tristes y lastimeros "containers" metálicos. Por desgracia, prácticamente nada del esplendor y riqueza del antiguo Museo es visible hoy.
¿Cuánto tiempo habrá que esperar para poner nuevamente en relieve las maravillas arqueológicas que ocultaba el antiguo Museo?. Grave responsabilidad incumbe a los artífices o actores intelectuales de este lamentable expolio. Estamos seguros de que la historia un día dará su veredicto y nos dará la razón.
Fig. 3. Título del reportaje de la periodista Luz María Astorga.
Texto completo el reportaje. Se muestra aquí por partes, escaneadas en forma independiente.
Imágenes del reportaje.
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Fig. 4. A la derecha, el Rector de la Universidad del Norte Jorge Alarcón Johnson. A la izquierda, Héctor Garcés, museólogo del Museo de San Pedro de Atacama..
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Fig. 5. El enfermero José Mendoza, que cuidó a Le Paige durante más de un año hasta su muerte.
Fig. 6. Típico fardo funerario expuesto en las vitrinas del Museo.
Fig. 7. Momia de mujer atacameña, bautizada por Le Paige como "Miss Chile".
Fig. 8. Cuerpo de niño sepultado en una gran urna.
Fig. 9. Dos de sus más fieles ayudantes: Manuel Abán y Héctor Ramírez.
Fig. 10. Depósito de materiales líticos de difícil clasificación.
Fig. 11. Cráneo con su cabellera intacta, adornado con su típico gorro.
Fig. 12. El joven arqueólogo Patricio López (QEPD), nombrado Director del Museo, tras la muerte del sacerdote le Paige.
Fig. 13. La arqueóloga Ana María Barón, miembro del Museo Arqueológico de San Pedro de Atacama. A la muerte de Le Paige, le tocó asumir una responsabilidad en la continuidad del trabajo en el Museo. Residente hasta hoy en el pueblo de San Pedro de Atacama, se ha convertido en la gran defensora de la figura y obra del sacerdote-arqueólogo. Tarea que, con el apoyo de líderes atacameños, ha asumido con dedicación y responsabilidad frente a los intentos por opacar o desdibujar la figura gigantesca del creador del Museo.
Comentario final.
1. En la fecha del reportaje, el Museo acababa de ser remodelado por la Universidad del Norte siendo considerado como una verdadera joya del Norte Grande.
2. Este reportaje nos permite conservar para la posteridad los nombres y rostros de todos aquellos que intervinieron activamente en la época: arqueólogos y ayudantes; ellos son parte de la historia.
3. Cualquiera sea la crítica que hoy se pudiera hacer respecto a la forma y modo de exposición de las piezas museográficas, se ha de tener muy en cuenta la época (1981) en que esto sucede y los profundos cambios que se han verificado en los últimos 38 años en la sensibilidad tanto de la comunidad científica y el público visitante, como de la comunidad atacameña como tal. Por tanto, juzgar con criterios actuales el proceder de los arqueólogos en su tiempo, sería en nuestra opinión, un craso error. Cada época y cada comunidad posee un modo de ver, sentir y juzgar, diferente. Lo que hoy preconizamos como lo más acertado y justo, puede ser considerado como equivocado o impertinente en el futuro. Recordemos que en esa época, todavía no existía la Ley Indígena (Ley 19.253, promulgada recién el año 1993) y los pueblos atacameños o lickan antai ni siquiera eran por entonces reconocidos como una etnia original. Eran considerados "simples campesinos" como tantos otros en el Chile de la época. El reconocimiento de su singularidad étnica fue en buena parte fruto de nuestra propia labor como antropólogos, cuando se discutía la Ley Indígena en el Congreso Nacional, tal como lo hemos señalado en otra parte.
4. Nos duele el rememorar las épocas de gloria del Museo levantado por le Paige con tanto esfuerzo en los años 1961-62. Nos hierve hoy la sangre el constatar que su herencia cultural haya sido opacada hasta el punto de querer destruir y hacer desaparecer la obra que tanto costó levantar.
5. No querer reconocer que el Museo y su arquitectura original, levantada por manos atacameñas había pasado a ser, de hecho, un ícono histórico y arqueológico singular en San Pedro de Atacama, es tan grave como pretender destruir o al menos arrinconar la imagen de su creador, Gustavo Le Paige. A propósito, ¿dónde se encuentra hoy, la magnífica efigie de le Paige, esculpida en metal por el escultor Harold Krussel que antaño vigilaba celosamente de cerca su Museo, su obra de toda una vida?. ¿Alguien sabe donde se la oculta hoy?. Vamos a tratar de averiguarlo...
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