miércoles, 8 de enero de 2014

La momia inca del Cerro "El Plomo": hallazgo a comienzos de 1954. Primeros testimonios.



Entregamos aquí al público interesado en el tema,  esta  crónica original de la llegada de la momia de El Cerro "El Plomo" al Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile. Creemos que  es de gran interés reseñar  su hallazgo, tal cual fue  originalmente narrado por el  presunto arriero, su descubridor. De esto, hace  hoy casi exactamente sesenta años.


Fig.1.   Primera página del artículo citado. Primera fotografía que se conoce de esta momia, cuando llegó al Museo de Historia Natural de Santiago en Febrero de 1954.                                                                                 
Antecedentes.

Mi compañera de vida, Marta Peña Guzmán, me trajo  hoy una grata  sorpresa: entre viejos sobres en que conservaba antiguos recuerdos, halló un delicado y quebradizo recorte de diario de comienzos del año 1954. No trae fecha  exacta ni tampoco anotación del nombre  de periódico respectivo. Parecería tratarse, sin embargo, de una publicación aparecida en el "Diario Ilustrado",  de Santiago de Chile, del mes de Febrero de 1954. No se indica, tampoco, el nombre del periodista que hace la crónica.  Pero el tema resultó ser apasionante: las primeras referencias al descubrimiento nos hablan de una  "joven princesa inca" sacrificada a las deidades quechuas en una elevada montaña frente a Santiago,  hace más de 500 años, por obra de un arriero chileno, tal como se supuso en un principio. Pero los análisis posteriores determinaron que se trataba de un niño del sexo masculino,  de unos ocho años de edad. 

Su particular interés.

Su alto interés radica en que  apunta  en forma muy detallada  las circunstancias del hallazgo, el lugar y las reacciones primeras que su hallazgo provocó entre los arqueólogos del Museo de Historia Natural  y otros antropólogos y científicos de la época. 

Publicaciones  posteriores  sobre este mismo tema.

Sobre este tema, que causó gran impacto  en su tiempo,  escribirá posteriormente  la Dra. Grete Mostny un extenso y detallado  trabajo de investigación, con la colaboración de expertos en varias disciplinas,  que fue publicado en el Museo de Santiago con el nombre: " La momia del cerro El Plomo", en el Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, Vol. XXVII, Nº 1,   Año 1954,  119 pp. (con ilustraciones). Posteriormente,  varios otros   arqueólogos y antropólogos físicos han escrito sobre este tema. Entre ellos, Osvaldo Silva,  "El Santuario Inca en Cerro El Plomo",  Revista Creces,  Agosto 1984;  Silvia Quevedo y Eliana Durán: "Ofrendas a los dioses de las montañas: Santuarios de altura en la cultura Inka", Boletín del Museo Nacional de Historia Natural,  1992, Vol. 43, 193-226.  

¿Qué hacían unos  "arrieros" a los  5.200 metros sobre el nivel del mar?.

El hallazgo se produjo cerca de la cumbre del  cerro "El Plomo", a 5.200 m de altitud.  No es  común que arrieros  transiten por tales alturas, pero a veces deben hacerlo en busca de animales perdidos durante las "veranadas" para  arriarlos  hacia  las partes bajas de los valles cordilleranos  donde se les rodea,  se les marca y se les cuenta en lugares especiales donde hay  corrales al efecto. Pero en este caso, no se trató de un arriero cordillerano, aunque  en el   Museo el descubridor se presentó como tal. Era, más bien, como se supo después,  un experimentado cateador de minas y ocasionalmente, cuando se daba la ocasión, un huaquero  que desenterraba  objetos arqueológicos..

El verdadero  descubridor.

En la detallada descripción que hoy se nos ofrece en Internet (por parte de especialistas del Museo)   sabemos hoy que que no era un arriero corriente, sino se trataba de  un cateador de minas  de nombre Guillermo Chacón quien con dos amigos (Luis Gerardo Ríos y su sobrino, Jaime Ríos)  habían subido a explorar unas ruinas  de pircas indígenas, donde ya años antes Chacón decía haber hallado  algunos objetos  y figurillas de plata. El estaba seguro de que  allí había otros tesoros escondidos. Y no se equivocó. En este viaje, Chacón, ya viejo, no pudo alcanzar la cima y se quedó esperándolos a medio camino en  un sitio de campamento de arrieros y excursionistas denominado "Piedra Numerada". Fue  un día 1º de Febrero del año 1954. Chacón dio las instrucciones precisas a sus dos amigos, los que subieron hasta las antiguas pircas.  Bajo uno de los muros de los recintos pircados apareció, a unos 80 cm de profundidad, el  delicado fardo funerario. Poco antes, aparecieron las figurillas.

No nos extenderemos aquí -pues no es nuestra misión en este momento- sobre el análisis  y estudio de los materiales arqueológicos hallados en este contexto (un precioso unku o vestido, los mocasines, la chuspa con hojas de  coca, y varias bolsitas hechas de excrotos de animal, más un par de  figurillas de plata o de concha de mullu,  los cintillos y el brazalete de plata. Adornos todos y su gran calidad técnica que inducen a sospechar vivamente que se trataría de un niño (no una niña como se creyó en un comienzo) de alta alcurnia social, sin duda perteneciente a alguna de   las panacas reales incaicas, ofrecido en sacrificio a la deidad, el dios quechua  Inti. Su edad se ha calculado en unos ocho años.   El estudio de este ajuar funerario fue realizado tanto por la Dra. Mostny en el citado trabajo del año 1957, como posteriormente  por otros expertos.  

 ¿Cómo dio exactamente el cateador con este hallazgo?.   ¿Fue casual?.

El Cerro El Plomo está generalmente nevado  todo el año, excepto en un corto período en pleno verano  en que es posible escalarlo hasta la cima. Muchos andinistas lo hacen  casi por rutina en esos meses. Aun cuando su cima no se encuentre enteramente nevada, las temperaturas arriba siempre se hallan algunos grados bajo ceroº C. Esta circunstancia favorable permitió el perfecto estado de conservación del cuerpo del  niño sacrificado a los dioses tutelares. Fue la existencia de  "pircas de los indios ", como se las conocía, lo que alertó al minero Chacón.

Guillermo Chacón, el verdadero descubridor, tenía experiencia de excavaciones  clandestinas, como cateador y minero.  Su afán era hallar plata.  Y como buen minero, supo de inmediato que lo que tenía entre manos era muy valioso. por eso solicita en un principio $80.000  por este tesoro, a sabiendas de que se trataba de algo muy valioso. Ya había hallado allí mismo años antes otras figurillas de plata, las que seguramente  vendió a buen precio.

Fig. 2. Los adornos de plata que tenía en su brazo (brazalete) y en  su cabellera, a modo de cintillos, eran parte del rico ajuar de este sacrificio humano. Le acompañaban figurillas antropomorfas  pequeñas  hechas de plata y otros objetos  de hermosa talla. La  vistosa vestimenta de lana  de clara impronta inca, estaba sorprendentemente intacta.  (Foto del artículo del periódico).


Fig.3.  La página 2 del citado artículo. Como el  recorte original era muy largo, a  la copia  que aquí mostramos le faltan dos líneas  abajo,  en el párrafo rotulado:   "El descubrimiento".  Copio la parte faltante para que el lector tenga todos los antecedentes en la mano:

El Descubrimiento: Se inicia  el párrafo con esta frase:  "El 16 de Febrero  [del año 1954] llegó hasta el Museo de Historia Natural un arriero que pidió ver al Director del Museo. Por encontrarse de vacaciones, fue atendido por,la Dra  Greta (sic!) Mostny..... Y el párrafo que queda incompleto en  la copia adjunta  Fig. 2, línea 1, abajo) , debe ser leído así:

"Por último, el arriero volvió el Marte pasado y dijo tener en Puente Alto la momia, la cual fue inspeccionada por el  Señor Schaedel....  etc.

Los personajes que intervienen en este contexto arqueológico.

1) La Dra. Grete Mostny.   Austríaca,  investigadora adscrita ya por entonces al Museo Nacional de Historia Natural,  donde llegara por invitación de su Director, don Carlos Porter.  Será   ella quien publicará  en el Boletín del Museo,   un voluminoso artículo relacionado con este hallazgo.

2)  El Dr. Richard Schaedel, arqueólogo norteamericano que  era en ese entonces el Director del recién creado Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad de Chile.

3) El profesor Alberto Medina, arqueólogo del Centro y uno de sus socios fundadores.

4) El Dr,. Humberto Fuenzalida Villegas, Director del Museo Nacional de Historia Natural de entonces, distinguido geógrafo y climatólogo, autor de  numerosos trabajos en el área de la climatologìa y la biogeografía. Bien conocida en esos años era la gran obra de la que fuera editor y uno de sus principales autores,  financiada por la Corporación de Fomento de la Producción:  Geografia Económica de Chile  4 tomos (1950-1966). Fue Director del MNHN entre   los años 1948 y 1964.

El sacrificio a los dioses: la capapocha. 

Esta crónica del diario, redactada recién ocurrido el hecho,   tiene sabor a frescura.  Son las primeras impresiones sobre un hecho que, posteriormente, dará lugar a muchas investigaciones de todo  tipo sobre uno de los más notables descubrimientos arqueológicos realizados en Chile. Por esas fechas,  muy poco se sabía de  este tipo de sacrificios humanos, llamados en lengua quechua  capacocha y que eran realizados con motivos muy particulares. Raros y muy escasos  eran, por entonces,  los descubrimientos de este tipo   hallados en los hoy conocidos como "santuarios de altura" de la cultura inca  A diferencia de los aztecas, que tenían sacrificios humanos cruentos, éstos, entre los Incas,  se ponían en práctica tan  solo en ocasiones muy especiales:  Se cree que éste sacrificio del cerro El Plomo  debió realizarse con motivo de alguna gran celebración  del  imperio en esta porción sur del Tahuantinsuyo, o tal vez, con motivo de alguna  fuerte hambruna, terremoto u otra circunstancia grave. O, quien sabe, alguna conmemoración memorable. Tal vez la asunción al trono de un nuevo monarca.  Algunas crónicas españolas  e indígenas (como la de Garcilaso Inca)  relatan en detalle cómo se realizaba una capacocha. Era un ritual que suponía el ascenso  en procesión hasta el lugar elegido de una numerosa comitiva de dignatarios incas. El niño  era ataviado con sus mejores prendas y  era enterrado luego de haberlo dopado con abundante chicha. Murió, por tanto, en el sueño. No hubo aquí ejecución sangrienta alguna como en el ritual azteca  o maya.

Hemos dado a  conocer esta crónica por ser la primera que apareciera publicada en esas fechas. Aquí radica su valor.










6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente!!
muy buen aporte cultural y cientìfco, detallado ...
Cabe pensar en los momentos vividos por los incas para llegar hasta la cima del Plomo, he llegado ahì dos veces 1993 y 2013, es impresionante estar donde estuvieron ellos...
Felicitaciones de nuevo por el artìculo.
Juan Carreño Mendoza. Ingeniero Constructor, Andinista

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Juan. Le agradezco su comentario sobre el hallazgo de la momia del Cerro El Plomo. Ud. me indica que ha ascendido ya dos veces esa cima. Tal vez nos pueda Ud. suministrar algunos buenas fotos del posible lugar del hallazgo de ese año 1954, o de la vista panorámica que desde allí se tiene al valle central desde su cima. Si tiene alguna buena foto del sitio, me comprometo a incluirla en este mismo capítulo del Blog, con su nombre para mejorar el aspecto de este capítulo.

Agradece especialmente su atención al escribirnos,


Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)
Arqueólogo y antropólogo cultural.

Mary dijo...

Datos muy importantes siendo la nota original, que conllevó a una serie de estudios que a la vez promovió mas prospecciones arqueológicas a los llamados "santuarios de altura" además de Chile en Argentina y sur del Perú, tuve suerte de tener un gran amigo que vivía en Chile el Sr. Ralph Cané (cuanto extraño sus amables e incentivadores email para yo continuar en la investigación de temas que a el también le apasionaban de arqueología) gracias a el me contactó con quienes hicieron los análisis del contenido vegetal de la chuspa asociada, mi interes particular era definir a qué especie pertenecían las semillas que en un articulo publicaron pero que no mencionan identificación, según me respondieron dijeron que no se hicieron los análisis ya que el material fue devuelto, ojalá pudiera de alguna forma ver fotos de las semillas, le cuento esto porque hice mi tesis de maestría sobre unas semillas prehispánicas de las cuales hice estudio interisciplinario entre ellos análisis farmacológicos y entre los componentes se encontró alcaloides y en los experimentos que se hizo se encontró estricnina lo cual daría indicios de posible causa de muerte de niños a los que recurrentemente hemos encontrado asociados a estas semillas para época del Intermedio Tardío en la costa norte y central peruana, yo lo asocié también a eventos similares a la capacocha Inca, y podría ser su precedente ya que en muchos casos varias de las piezas (idolillos, textiles, etc.) que acompañan a los entierros de altura Inca se asocian a culturas propias de la costa norte peruana especificamente la cultura Chimú. Veré de adjuntarle una publicación que hice sobre precisamente los análisis de las semillas, pero no se como adjuntarlo aquí, sino se lo envío con todo gusto a su email. Saludos desde Trujillo (Perú). María Montoya Vera marianectandra@hotmail.com

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

María Montoya, arqueóloga:

"Dr. Larrain, le escribo desde mi otro correo (los dos están activos), gracias por el dato, me estaré contactando entonces con el arqueólogo Stehberg ojalá se pueda saber mas sobre las semillas de los entierros de altura.
María Montoya arqueóloga peruana nos dice: "Un gusto saludarle, le adjunto el articulo ofrecido.

Saludos, y gracias por difundir en su blog sus conocimientos y tantos temas interesantes que por nuestra carrera nos apasionan, cuidense mucho."

Mag. María Montoya Vera
Arqueóloga

Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Recibo el siguiente comentario de Camilos:

Camilos comentó en "La momia inca del Cerro "El Plomo": hallazgo a comienzos de 1954. Primeros testimonios."
Ayer
El reportaje desde Estados Unidos: https://newsreels.net/v/3ob0s1


Dr. Horacio Larrain Barros dijo...

Estimado amigo Camilo: Gracias por su generoso aporte a este capítulo. El video en blanco y negro cuya referencia Ud amablemente nos envia constituye un precioso documento para el estudio de la momia de la niña inca del cerro "El Plomo". Lo agradecemos muy cordialmente su deferencia. Su aporte ha enriquecido notablemente este capítulo nuestro al mostrar imágenes inéditas de su examen hecho en el Museo Nacional de Historia Natural.