jueves, 20 de octubre de 2011

Enero de 1963: El Congreso Internacional de Arqueología en San Pedro de Atacama.

Fig. 1. En la foto se puede distinguir, de izquierda derecha en el segundo lugar, algo atrás, al sacerdote jesuíta Gustavo Arteaga Barros S.J., Rector por entonces de la Universidad del Norte de Antofagasta, regentada por la Compañía de Jesús. En el cuarto lugar (casi al centro y de sotana gris), el sacerdote arqueólogo, Gustavo Le Paige S.J. En el penúltimo lugar, se observa a Monseñor Francisco de Borja Valenzuela Ríos, Arzobispo de Antofagasta. No hemos logrado reconocer a los otros presentes, con excepción del Ministro de Obras Públicas, Ernesto Pinto Lagarrigue quien corta la cinta commemorativa y se sitúa al costado izquierdo del Arzobispo.

Fig. 2. En la foto, en plena sesión en el recinto del Museo recién inaugurado, Gustavo Le Paige S.J. muestra especímenes arqueológicos encontrados por él en la zona atacameña, cuya data máxima calcula audazmente en 30.000 años. Más tarde moderará bastante su en cierot modo temeraria cronología, cuando los datos certeros arrojados por el C14 empezaron a conocerse.

En el texto que sigue más abajo, se presenta copia completa de un artículo periodístico publicado en la revista "En Viaje", de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, Año XXX, Edición Nº 354, Abril de 1963, pp. 11-13. Su valor radica no tanto en las imágenes captadas en la época, desgraciadamente poco nítidas, sino en el realce e importancia que se da a nivel nacional por esos años, a una actividad arqueológica de carácter internacional realizada en un poblado apartado del hinterland de Antofagasta: el pueblo atacameño de San Pedro de Atacama.

Uno de los mayores logros de Gustavo Le Paige: la convocatoria en San Pedro de un Congreso Internacional de Arqueología.

Este texto es muy poco conocido en el medio científico y ha permanecido prácticamente ignorado, oculto entre las páginas de una vieja revista. Creemos que hoy, a más de 30 años de las muerte del sacerdote-arqueólogo, autor y creador del Museo de San Pedro de Atacama, debe ser hoy conocido por el público culto y revalorizado. Muestra uno de sus grandes logros: la convocatoria de un Congreso científico de Arqueología, con la presencia de dos grandes figuras extranjeras, en el corazón de la región atacameña. A la vez, muestra bien el enorme impacto que hizo en la época su descubrimiento de la cultura de cazadores andinos y sus toscos artefactos en piedra, de cuya existencia casi no se tenía noticia en Chile por entonces. De hecho, Ricardo Latcham, en su Arqueología de la Región Atacameña, no hace referencia a ese antiquísimo período (el Arcaico) de la arqueología en la zona.

He aquí las tres páginas del reportaje:

Fig. 1. Primera página del reportaje que porta el sugestivo título: "Revolución arqueológica en San Pedro de Atacama".

Fig. 2. Segunda página del reportaje. En la foto inferior, el nuevo y flamante edificio de la Hosteria de San Pedro de Atacama, construida por la sociedad hotelera Honsa. Su constructor fue el conocido arquitecto de Antofagasta, Carlos Contreras Alvarez. De hermosa y dinámica factura, supo utilizar profusamente en su construcción la piedra liparita volcánica procedente de las canteras de la quebrada de Kheri, en Toconao, material que se presta admirablemente para el canteo en muros y fachadas.


Fig. 3. Arriba: baile típico atacameño realizado, por iniciativa del P. le Paige, por lugareños en honor de los ilustres visitantes. Abajo, a la derecha,se muestra algunos ejemplares de ceramios foráneos, de curiosas formas. Al centro, un ceramio de la cultura Condorhuasi, de la Argentina. La fecha indicada en el texto (10.000 años de antigüedad) es sin duda alguna un lapsus de la periodista. La cerámica más antigua de la zona no alcanza el segundo milenio A.C.

Fig. 4. Iglesia de San Pedro de Atacama hacia el año 1963. Tomada del libro de Gerardo Melcher titulado: El Norte de Chile su gente, , desiertos y sus volcanes, Editorial Universitaria, Santiago, 2004). (foto G. Melcher, fines 1963).

Comentario final.

En su momento, esta convocatoria de Le Paige fue considerada un acto de increìble audacia. Y ciertamente lo fue. Porque Le Paige era casi un desconocido, salvo para los investigadores del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad de Chile que ya por en tonces realizaban sus primeros viajes al Salar "a ver y palpar" lo que le Paige había descubierto. Porque, en reaalidad, el Padre habia dado un golpe maestro: había descubierto culturas líticas muy primitivas y antiguas, las que por entonces sólo habìan sido detectadas en la zona del Estrecho de Magallanes y Punta Arenas por el arqueólogo norteamerican Junius B. Bird.
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