domingo, 28 de diciembre de 2008

Las chacras de la Pampa del Tamarugal: observaciones de Antonio de O´ Brien

En el capítulo VII de su famosa "Descripción de Tarapacá", O´Brien nos describe la Pampa del Tamarugal y sus especies vegetales autóctonas. Igualmente, nos relata acerca de los intentos por hacer fructificar la pampa mediante plantíos de trigo y maíz. Veremos cómo nada en el paisaje, escapa a su ojo de águila. Resulta evidente al lector atento, que el autor recorrió por años la región, desde la zona altiplánica (donde estudia las lagunas de Lirima y la posibilidad de captar sus aguas para el regadío del valle), hasta Iquique y los minerales de plata de la costa [Huantajaya].

La geografía de la Pampa del Tamarugal:

"Este valle o Pampa es una llanura de cinco y media Leguas de ancho en la parte que menos; su largo es tan dilatado que aseguran algunas personas que empiesa en la quebrada de Arica y acaba en Chile, corre casi con la costa Norte, Sur , y en partes tiene en esta jurisdiccion a quinze a veinte leguas de ancho."

De la última frase se puede deducir con certeza que O´Brien no visitó el sector extremo norte del Tamarugal, al Norte de Zapiga (Quebrada de Tiliviche) , tal vez porque allí comenzaba el territorio de la jurisdicción de la Gobernación de Arica.

Se sabe que en el siglo XVI una legua española comportaba aproximadamente 5.5 km, [5.572 m.], por lo que el ancho i sugerido por O´Brien alcanzaba los 30 km de ancho, lo que es bastante exacto a la latitud de Pica. Una "legua" era la medida que normalmente andaba un caballo en terreno plano en una hora.


Las chacras abandonadas de la Pampa

De este territorio, O´Brien anota con agudeza a lo siguiente:


"[ Nº 76] Es un territorio que según las señas, y esperiencia que se tiene ha sido fertilíssimo , no pudiendo dudarse que lo es y que lo volverá a ser siempre que se le introduzga agua que lo riegue. Se ven en este territorio muchas y dilatadas chacras, en las que permanecen los rastrojos del trigo, y maíz que produjeron."

Las famosas chacras abandonadas en la Pampa, reseñadas en el Plano de la Pampa Yluga por O´Brien han sido prolijamente descritas y estudiadas por diversos autores (Núñez, Bermúdez, Bodini et al., Larrain, Bergoeing), a partir del año 1972. Pocos, sin embargo, han rescatado y o analizado concienzudamente y con visión eco-cultural, estas decidoras frases de la Descripción, tal vez por que no la tuvieron a la mano. Porque el texto antes citado, aunque aparentemente parco y escueto , nos aporta muchísima información:

a) nos indica que hay pruebas de que el territorio bajo cultivo fue antaño muy fértil; lo que significa que vio las chacras personalmente y las recorrió, seguramente a caballo. Al referirse a la "experiencia que se tiene", probablemente se alude a las diligencias que hace por entonces O´Brien con pobladores comarcanos, para tener "noticias ciertas" sobre el cuándo, cómo, por qué y para qué de estas chacras.

b) que solo basta llevar agua a éste para que produzca; tal vez de esta observación in situ, brota en O´Brien la porfiada certidumbre de su conveniente reutilización. De esta certidumbre nace, también, la porfìa por visitar, describir, medir y navegar las lagunas de Lirima, donde ve una fuente de suministro de agua de buena calidad para la Pampa.

c) que en este paraje "se ven muchas y dilatadas chacras". Expresión que apunta a su extensa superficie total, y que O´Brien intenta dibujar en su "Plano de la Pampa de Yluga". Lo que significa que vio con sus propios ojos las chacras, aunque ya en abandono por entonces. En su Plano pondrá, al respecto: "chacras que se cultivaban cuando llovía en este valle".

d) que en estas chacras "permanecen los rastrojos del trigo, y maíz que produjeron". Es decir, O´Brien en 1765 y aún antes, recorre las chacras, observando los canales abandonados y encuentra los tallos secos, raíces, y rastrojos de lo que allí se plantó un día: trigo y maíz.

Sabemos hoy día muy bien que los aldeanos de la quebrada solían bajar a plantar en dicha pampa cuando venía agua en abundancia por los cauces de las quebradas de Aroma, Tarapacá y Quipisca, en años excepcionalmente lluviosos. Es muy probable que tuvieran asignados, por tradición familiar, paños de tierra especialmente asignados a determinados poblados de altura.Tal situación debió producirse unos pocos años antes de la visita de inspección de O´Brien.

En el año 1972, a comienzos de Marzo, nos tocó ser testigos directos, con el geógrafo de la Universidad Católica Luis Velozo, de la bajada de un poderoso caudal de agua desde Aroma y Tarapacá, el que cortó caminos y accesos. Conservo fotografías tomadas dicho año por el profesor Velozo. Ese mismo año 1972, en el mes de Julio, topamos a un solitario poblador de Mocha limpiando las melgas en estos mismos campos, que según él "pertenecían a su familia".

d) la indicación de que los "rastrojos permanecen" en el momento de su visita, tiene una simple y fácil explicación. En este desierto, es posible aún hoy, encontrar, a escasa profundidad, fragmentos de raíces y tallos del maíz que se plantó aquí otrora, en esta misma pampa, tras decenios o quien sabe, siglos de abandono. De este mismo hecho pudimos percatarnos en una visita efectuada a la zona de las chacras abandonadas, a fines del año 1972, con el museólogo Jorge Checura Jeria, por entonces, funcionario del Museo Regional, de Iquique.

e) Y agrega que es su anhelo volver a regar esta pampa, para hacerla nuevamente productiva, tal como lo fuera otrora. Aquí campea la férrea voluntad del sevillano que se opondrá tenazmente a los intentos de los curas de Mocha y de Sibaya, a fin de llevar a cabo su tarea de sondear la profundidad de las lagunas de Lirima, y comprobar la excelente calidad de sus aguas. Lo que le valió la enemistad de dichos curas. Todo porque las lagunas eran objeto de ciertos mitos que sostenían que morían fatalmente todos aquellos que bebían de sus aguas. La tenacidad de O´Brien acabó con el mito al probar sus aguas, navegar en ellas y echar sondajes para calcular su profundidad. Regresa a Tarapacá con su comitiva de mestizos e indios, tras varios días de expedición a la zona altiplánica, convencido de que esas aguas pueden ser conducidas a la quebrada, previa una obra de canalización, la que planifica cuidadosamente en su notable Plano de la Quebrada de Tarapacá.

(Próximamente, agregaremos a esta sección una bibliografía especializada sobre este intrigante tema, aún hoy de actualidad).

1 comentario:

Sofía Arrebol dijo...

Me parece alucinante su trabajo, su camino eco-antropológico, el mismo que siento que estoy haciendo de un modo libre, acá en la capital. Cultivando chacras urbnas...

jallalla

Sofía Arrebol
Antropóloga huertera