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jueves, 9 de junio de 2016

Iconoclastas hacen desaparecer el Museo Arqueológico de San Pedro de Atacama: Reflexiones de un antropólogo cultural. Argumentos y contra-argumentos.

Destrucción del Museo Arqueológico Padre Gustavo le Paige, S.J. en San Pedro de Atacama.

A fines del mes de Mayo 2016, se inició  el desmantelamiento del Museo, obra pionera del jesuíta padre Gustavo  Le Paige en San  Pedro de Atacama. La comunidad  científica debería estar de duelo. La obra titánica por la que luchó le Paige durante 27 años, hecha trizas en pocos días. La decisión de demolerlo desde sus cimientos, fue ocultada maliciosamente por largo tiempo, para entorpecer y frenar una sana  y posible reacción. La obra, enaltecida con ilustres visitas de Chile y el extranjero, y admirada por decenas de miles de  visitantes,  caerá inexorablemente -salvo un milagro de último minuto- bajo el mazo iconocida de los nuevos constructores.  ¿Por qué  y a manos de quiénes sucumbe hoy este ícono sanpedrino?.  ¿Qué ocultos manejos parecen vislumbrarse tras esta tan drástica  como descaminada decisión? 

 Fig. 1.  El jesuíta le Paige, frente a su obra, su querido Museo, por el que luchó durante tantos años. Fue construido con su esfuerzo  y su espíritu de lucha en el año l962.  Imagen captada por el médico anestesista suizo Bruno Seeberger en el frontis del edificio, en  febrero del año 1967, enviada hace unos años al autor de este Blog. Le Paige, enérgico como sabía serlo cuando algo le disgustaba profundamente,  extiende hoy su dedo acusador hacia los presuntos  responsables de esta lamentable acción. Es su enérgico y aleccionador: j´accuse..!  (yo acuso!),  en cierto modo, un  eco  lejano   del justo clamor del famoso escritor francés Émile Zola, en 1895, publicado en París,  al dejar el escritor al descubierto un gran escándalo en su  época.

 Fig. 2.  El P. le Paige en animada conversación con el médico suizo Bruno Seeberger (febrero 1967) Aquí le explica cómo logró levantar, cinco  años antes, la obra de su vida: su querido museo arqueológico. Le Paige, nacido en  un 24 de noviembre  del año 1903, tiene aquí  64 años. Aún es fuerte y puede darse el lujo de trepar a la cima del volcán Licancabur, en pos de sus antiguas ruinas. (Foto Bruno Seeberger).

 Fig. 3.   Fig. 3. El flamante arquitecto antofagastino Carlos Contreras Alvarez  que con Le  Paige trazara los primeros planos del  Museo. Esta foto corresponde aproximadamente al año 1957. Carlos, en animadas conversaciones con le Paige, a quien llegó a admirar profundamente,  fue diseñando palmo a palmo la estructura del nuevo Museo según los requerimientos y necesidades expresados  por el jesuíta.  (archivo fotográfico profesor Claudio Galeno, Universidad Católica del Norte, Antofagasta. Foto enviada al autor de este capítulo del blog). 


 Fig. 4.  La notable escultura del profesor Harold Krusell, a su colega y amigo  en la entonces incipiente Universidad del Norte, creada pocos años antes (1957). Krusell supo captar como pocos, en esta vigorosa  imagen,  tanto su férreo carácter como la notable visión arqueológica  del sacerdote-arqueólogo   (Foto Justo Zuleta, San Pedro de Atacama, fines de  Mayo 2016).

Fig. 5.  Fachada del Museo, obra de Le Paige.  Estampa de la primera rotonda, terminada a  fines del año 1963.  La estatua del P. Le Paige  fue instalada, muchos años después,  mirando fijamente al acceso de su Museo, como quien custodia en adelante su propia obra. Hoy éste luce desierto y sin visitantes, esperando su demolición por una decisión errada de la autoridad universitaria y municipal, con la complicidad de unos cuantos atacameños  que fueron "convencidos" (¿?)  de su imperiosa necesidad. Según nos hemos enterado ahora, entrevistando a varios líderes atacameños,  no se realizó aquí, previamente, una consulta realmente informada  a la comunidad indígena y sus pueblos, tal como obliga  la ley. ¿Quién o quiénes  han sido los principales motores o cerebros de este evidente atentado al patrimonio local?.  ¿Y con qué  endebles, discutibles  o falaces argumentos?.

Un video ilustrativo: detalles de la construcción del Museo hecha por le Paige en  1962.

https://www.youtube.com/watch?v=xhUC3w97GMU&feature=youtu.be .

En estos días, se acaba de hacer una denuncia pública  ante la fiscalía de la ciudad de Calama, para salvar este monumento, auténtico ícono de San Pedro de Atacama. Sus gestores, la arqueóloga Ana María Barón y el joven y dinámico antropólogo atacameño Ulises  Cárdenas  Hidalgo,  nos muestran en él la realidad que se vivía en la época de su construcción (1961-62), en este notable video que recomendamos en este momento  a nuestros lectores, como modo de entender más en profundidad el grave problema surgido al decretarse  su demolición.

Una antigua filmación.

En este video, mientras la arqueóloga Ana María Barón expone el problema, se puede ver, de trasfondo, notables imágenes de una antigua filmación de la construcción del Museo, hecha durante el año 1962. Se puede ver allí al sacerdote Le Paige, de sotana gris, observando cada detalle de la construcción por parte de obreros atacameños, sus fieles colaboradores. Nos proponemos aquí, en beneficio de nuestros lectores,  repasar los argumentos que nos hacen mayor fuerza para defender el viejo Museo, levantado por el sacerdote le Paige el año 1962 y planificado minuciosamente por él desde varios años antes. 

El Museo, ícono patrimonial de la zona atacameña.

1. La impresionante maqueta que hemos visto del proyectado nuevo Museo, de varios pisos subterráneos y de hormigón armado, nada tiene que ver con el paisaje rural atacameño, ni menos aún, con el entorno pueblerino colonial de San Pedro, reflejado en su "zona típica", en torno a la Plaza y sectores aledaños. Esto es lo primero que salta a la vista a un observador desaprensivo y sin prejuicios. Resulta fuera de lugar construir aquí, exactamente donde está ubicado el antiguo Museo, muy cerca de la casa parroquial de estilo colonial tardío, un edificio ultra moderno, de líneas exquisitas, tal vez, pero totalmente fuera de contexto, tanto geográfico como cultural (patrimonial). Es un auténtico "elefante blanco", en ese ambiente rural. Una de dos, o se conservan los alrededores de la zona típica en su contexto histórico tradicional, con las mejoras legítimas para su puesta en valor, respetando la "memoria" ancestral de varios siglos, o se demuele todo lo antiguo, iglesia parroquial incluída, y casas coloniales anexas para acoger con los brazos abiertos la modernidad arquitectónica, único símbolo para algunos del "progreso".

 2. La idea de crear en la zona de San Pedro otro edificio, moderno y funcional, dotado de las últimas tecnologías para mostrar en sus vitrinas y sistemas de videos el desarrollo de la cultura en Atacama durante un período de unos 15.000 años de evolución ininterrumpida, es, sin duda excelente y digna de todo elogio. ¡Qué duda cabe!. Y es lo que los nuevos constructores han pretendido destacar y subrayar. Y es éste, igualmente, el argumento que ha "seducido" también a los investigadores locales (arqueólogos, antropólogos, historiadores) que se beneficiarán sin duda grandemente de sus nuevas instalaciones, dotadas de los más modernos sistemas de registro, consulta y exposición y a un pequeño grupo de atacameños que habría apoyado -según se afirma-, el nuevo Proyecto por su palpable "modernidad".

3. Pero tal Museo, a nuestro juicio y al de otros muchos investigadores consultados al efecto por nosotros, debe ser erigido en otro lugar, más alejado de la zona típica, aquella que describiera y nos presentara ya don Rodulfo Amando Philippi por el año 1853, en uno de sus dibujos titulado "La Plaza de Atacama" (Cf. Philippi, Viaje al desierto de Atacama, Halle (Sajonia) 1860). Donde se levanta hoy  el Museo de Le  Paige, no cabe introducir un "elefante blanco"  que no se condice con la piedra liparita o el adobe tradicional.

4. Así, para algunos, con esta construcción tan exótica, se inauguraría en el viejo San Pedro la entrada a la modernidad, para alegría de algunos y lágrimas de otros muchos. ¿Y por qué decimos que debe erigirse lejos de la "zona típica colonial"?. Simplemente por respeto a la "memoria histórica" del lugar. Una cosa es construir algo nuevo que se considera indispensable, por las necesidades inherentes tanto a la investigación de la zona atacameña como a la educación de la comunidad (iniciativa loable), y otra, muy diferente, es destruir lo antiguo, por el hecho de ser antiguo, cualquiera sea su "peso" patrimonial local. Y la razón estriba en la necesidad de conservación de la "memoria histórica" de los pueblos.

5.  Si derribamos hoy un edificio señero e icónico, esta memoria termina por  esfumarse, aminorarse, desvanecerse poco a poco y sólo quedaría en pie en ajadas y borrosas fotografías o en antiguos grabados. Una cosa es ver el edificio tal cual fue erigido hace 64 años y otra, muy distinta, es mostrarlo solo en imágenes desleídas. El primero, atrae, complace y hace revivir una época al turista; el segundo solo rememora pálidamente el hecho, sin impactar mayormente ni la mente ni la imaginación. Nadie llora ante una fotografía; pero sí recorriendo con sus propios pies esa reliquia del pasado. Nadie se conmueve ante una foto en color del circo romano o del Capitolio pero sí ante un edificio de carne y hueso como el Coliseo romano en el que se realiza hasta hoy, por ejemplo, la procesión del Viernes Santo en Roma, presidida por el mismo papa.

6. ¿Qué es la "memoria" de un pueblo y qué tiene que ver con el tema que tratamos?.

Nos hemos referido en el caso presente a la necesidad de fortalecer la "memoria histórica". Todos los lugares habitados, máxime los pueblos, tienen "memoria" viva, es decir, conservan elementos que recuerdan con firmeza al visitante de hoy, el pasado ya ido, pero del que han quedado huellas visibles, palpables, visitables, que nuevamente se pueden recorrer, admirar, gozar íntimamente y fotografiar. Por cierto, no todo lo antiguo se puede conservar y/o restaurar, pues en tal caso no habría ya lugar o sitio para lo nuevo, para la población que crece. Pero sí aquellos lugares, recintos o edificaciones que hicieron "historia", es decir, que marcaron a fuego un período de tiempo y que dejaron huella tanto en Chile como en el extranjero.

7. En la medida en que destruimos los rastros tangibles del pasado, aquellos que contribuyeron a formar un pueblo y determinar su desarrollo, en esa misma medida destruimos y sepultamos la identidad local. Destruir, pues, los íconos del pasado equivale a cortar nuestras raíces con él, desconociendo o negando nuestra evolución cultural. Por esto mismo, precisamente, la arqueología se esfuerza hoy por  hacernos revivir el pasado, mostrándonos sus modos de vida y sus huellas visibles. Los Museos, por esto, nos hacen presente  el pasado, volviéndolo por un instante algo "verificable". Se habla mucho hoy de reforzar la identidad. Se nos habla, igualmente,  de "crisis de la identidad". ¿Qué hacemos al respecto, en forma concreta,  para robustecerla,  afianzarla y  proyectarla hacia el futuro?.  ¿Cómo vamos a  robustecer la identidad  si al mismo tiempo cortamos  el cordón umbilical con el pasado de modo tan violento e injustificable?.

8. Memoria histórica e identidad.

La "memoria" de personajes, episodios y lugares está, por lo tanto, en íntima relación con la identidad local y regional. Si borramos la memoria, extirpamos simultáneamente elementos de identidad (local, regional, nacional). Borremos imaginariamente por un instante de la Roma actual, las huellas del pasado etrusco, romano y cristiano. Suprimamos mentalmente por un instante los arcos de triunfo, las calzadas romanas, el Coliseo, el Capitolio, el Foro Romano, las Basílicas, las Catacumbas, el Museo Vaticano, la Plaza de San Pedro... ¿qué nos quedaría en tal caso en Roma, digno de visitarse?. Muy poco, a la verdad. Casi nada.  Precisamente por ello, en los países civilizados, se preserva y perpetúa con un cariño especial aquellos edificios  o grandiosas ruinas que marcaron una época de esplendor o de esfuerzo colectivo.

9. Pisoteando y abofeteando nuestra propia historia local.

Borrar la memoria -como se pretende en el caso que analizamos- es destruir parte de nuestra propia historia. Es, en cierto modo, renegar de lo que fuimos un día, cortar repentinamente nuestras raíces con el pasado. Es, a fin de cuentas, "hacer tabla rasa" del pasado, creyendo ingenuamente que lo nuevo es, tan solo por el solo hecho de ser nuevo, necesariamente mejor o superior. Este prurito de borrar el pasado y sus recuerdos, para construir sobre sus cenizas, es renegar de lo que fuimos un día. Es desconocer u olvidar lo que un día se construyó y levantó con esfuerzo y sacrificio sin igual. Esto es exactamente lo que interpretamos hoy tras este afán insensato de destruir la memoria de un glorioso pasado reciente, que ha influido de manera decisiva -querámoslo o no- en su actual desarrollo como pueblo atacameño o lickan antai, plenamente consciente de sus valores tradicionales. ¿A quién se debe este legítimo orgullo actual  del atacameño y su historia ancestral?. Sin la menor duda,  a Le Paige y a su voluntad de hierro. Reflexionemos en ello.

 10. La identidad local. ¿cómo comprobarla?. 

Recorriendo hace un año atrás los numerosos puestos de artesanías junto a la zona típica de San Pedro de Atacama, sufrí un terrible y cruel desengaño. Busqué por largo rato especímenes de la artesanía autóctona, atacameña. Quería llevarme de recuerdo algunas piezas de la hermosa artesanía en piedra volcánica liparita, aquella que fomentaran con tanta energía Le Paige, Ingeborg Lindberg, Marcel D´Ans, Carlos Contreras y Bernardo Tolosa en los inicios gloriosos del Museo arqueológico (1960-68). Busqué inútilmente objetos de la sencilla pero bella textilería atacameña típica, aquella que otrora elaboraban primorosamente en su telar al suelo, los artesanos de San Pedro, Toconao, Cámar, Socaire o Peine premiados con pasajes a la famosa Feria de Artesanía Tradicional de la Universidad Católica, en los tiempos del escultor Lorenzo Berg (1975-80). ¡No hallé nada, absolutamente nada!. Yo no lo podía creer. Solo se podía encontrar por docenas las típicas y coloridas artesanías bolivianas, aquellas que inundan todos los mercados del Norte de Chile pero que para nosotros carecen absolutamente de identidad. Solo topé en esa feria, para mi sorpresa, con comerciantes peruanos y bolivianos, de un hablar y pronunciar diferente. ¿Dónde estaba la artesanía tradicional atacameña?. ¿Dónde sus artesanos?. ¿Dónde el toque mágico de lo propio, lo vernáculo?. Lo auténticamente atacameño brillaba por su ausencia, por desgracia. ¿Será que San Pedro al preferir lo foráneo, reniega hoy de su artesanía tradicional lugareña, potente y bella en su misma simplicidad?. Tema éste de honda raíz antropológica que nos debe hacer reflexionar profundamente. ¿Qué estamos haciendo hoy en fomento de nuestra identidad en Atacama?. ¿Qué elementos, qué factores están hoy destruyendo y corroyendo nuestra identidad, labrada tras siglos y milenios de una intrigante y fascinante historia arqueológica?.


Empuje civilizador de Le Paige.

11. ¡Qué falta nos hace hoy Le Paige y su empuje auténticamente civilizador, sí, pero de cuño y cepa tradicional atacameña!.  Nuestra reciente visita deja en evidencia que  faltaba evidentemente aquí la energía de un Le Paige quien en su momento pregonaba y fomentaba la identidad atacameña a todos los vientos; faltaba más "amor a lo propio", a lo vernáculo, a lo original. Primaba por todas partes lo extranjero, lo exótico, lo extranjerizante, lo no-nuestro. Síntoma éste claro y evidente de los nuevos aires que corren hoy en un San Pedro que parece querer abrirse desenfadadamente al mundo exterior, por desgracia sacrificando lo tradicional, lo local, lo singular, lo irrepetible. Atacama sucumbe hoy ante el ímpetu avasallador de lo foráneo, tal vez repitiéndose extraña y parcialmente la vieja hegemonía cultural de un Tiahuanaco exótico, lejano,  pero ahora reproducido doce siglos después. Es el gigantesco reto que nos plantea hoy una globalización ciega,  que debemos aprender a combatir con las armas del amor, aprecio y defensa de lo propio, lo específicamente nuestro, nacido de nuestras raíces históricas. Si no, dejaremos pronto de ser lo que somos. Iremos perdiendo lenta o rápidamente nuestra propia identidad, aquella que nos trazó la historia con caracteres indelebles.

 12. Los nuevos iconoclastas. 

 La expresión "iconoclasta" viene del griego bizantino εἰκονοκλάστης,  término que, a la letra,  significa "destructor de íconos o imágenes". Aplicado este término originalmente a la destrucción intencional de imágenes religiosas por parte de fundamentalistas religiosos, el término se ha extendido hoy a todo afán por destruir imágenes o entidades que por sus características representan, objetivizan y sintetizan el sentir de un pueblo, de una doctrina, de un movimiento social o étnico  o de una persona singular y única. En el caso que aquí presentamos, un Museo con 64 años de historia viva, hijo de un esfuerzo creador impresionante que dio origen al desarrollo tanto turístico como social y cultural de san Pedro de Atacama, bien puede y con pleno derecho catalogarse como un "ícono", una imagen, una representación viva y perdurable de ese mismo pueblo.

Ya hemos explicado in extenso en otros capítulos de este Blog la obra imperecedera del sacerdote belga Gustavo le Paige de Walque como párroco e investigador en la localidad de San Pedro entre los años 1955 (fecha de su arribo) y 1980, fecha de su deceso.

Hay que reconocer que sin Le Paige y su notable Museo Arqueológico, San Pedro hubiese probablemente permanecido sumido y aletargado en su ruralidad primitiva, tal como ha permanecido postergado y empobrecido el poblado atacameño de Chiuchíu hasta el día de hoy.

13. Muchos párrocos antecedieron a Le Paige en la parroquia de San Pedro; algunos de ellos están enterrados junto a Le Paige y yacen hoy olvidados en el viejo cementerio local de San Pedro.  Alguno de ellos, como don Domingo Atienza, merecieron dar nombre a una calle del pueblo. Pero ninguno de ellos logró, sin embargo, crear un ícono local imperecedero así como ninguno de ellos logró concitar tantas y tan potentes energías en pro de su desarrollo con identidad atacameña. "Mi vocación", señaló Le Paige al suscrito, en la entrevista concedida en el mes de noviembre de 1979, "ha sido dar a conocer a San Pedro". Y ciertamente lo logró, contra viento y marea,  como nadie antes que él. Hoy se pretende lamentablemente opacar, desdibujar   y/o   echar al olvido este imperecedero legado. ¿Cómo?. Destruyendo y sepultando para siempre su obra cumbre: su querido Museo, el que fue capaz de  levantar con sus manos y con las manos curtidas de sus queridos jóvenes atacameños.

14. En busca de los responsables.

"Iconoclastas" en este caso son aquellos que han promovido, divulgado o apoyado, de una u otra manera, la demolición completa y la destrucción de este ícono del poblado de san Pedro de Atacama, reconocido como tal desde hace décadas por chilenos y extranjeros. El Museo arqueológico Padre Gustavo le Paige es, para el mundo cultural, la imagen viva del poblado atacameño de San Pedro, después de su hermosa, legendaria y maciza iglesia colonial, recién restaurada. El pueblo mismo no posee otros íconos visibles. Y éste, su Museo, muere hoy lentamente bajo el mazo implacable de los nuevos iconoclastas del mundo moderno, aquellos que no han atinado a comprender el significado profundo de este fragmento de la historia local, tal vez porque no han sido capaces de percibir su íntimo y más profundo significado. ¿Ceguera?, ¿Insensibilidad?, ¿Recelo u odiosidad disimulada a la figura señera de Le Paige?, ¿O tal vez, falta de realismo y visión de futuro?. Estamos seguros que la historia -magistra vitae- los sancionará vigorosamente algún día, los castigará con el repudio y decretará su respectiva responsabilidad en este verdadero iconocidio (muerte o destrucción del ícono).

Por nuestra parte, creemos haber cumplido con un deber profesional como arqueólogos y antropólogos al denunciar valientemente ante la opinión pública, tal como ya lo han hecho otros investigadores de Atacama,   este atropello a la cultura local, reivindicando ante la historia el preciado legado cultural del jesuita Gustavo le Paige S.J., representado nítidamente en su notable e inolvidable Museo Arqueológico, ícono indiscutido de su pueblo.

sábado, 18 de mayo de 2013

Un notable artista en mimbre: las manos incansables del inolvidable "Manzanito".

                                            
"Manzanito"  en plena actividad artesanal  en su casa, rodeado de sus figuras predilectas.

Rescatando del olvido expresiones valiosas de este arte popular.

 He querido rescatar del olvido a este artesano, ya hace años desaparecido  (1984), y que  nos deleitó por largo tiempo en la famosa "Feria de Artesanía Tradicional" del Parque Bustamante, de la Universidad Católica, en Santiago de Chile.  El breve pero sustancioso artículo que aquí presentamos en su texto original, nos trae a la memoria su valioso  y hoy casi desconocido legado.   Apareció éste  en la antigua  revista "En Viaje",  de la Empresa de Ferrocarriles del Estado de Chile, (Junio del año 1961; Año XXXVIII, Nº 332: pp.  20-21), notable producción literaria, de la que hoy casi nadie se acuerda, pero que alimentaba en su época, con excelentes colaboraciones,  la cultura de todos cuantos viajábamos en tren por aquellos ya lejanos años de la década del cincuenta o del sesenta. Investigadores como  Juan Uribe Echavarría, Oscar Bermúdez,  Oreste Plath, Sady Zañartu y otros muchos más,  no desdeñaron escribir en sus páginas,  hoy desteñidas por el paso del tiempo. Mucha sabiduría yace hoy escondida en sus páginas y los antropólogos encuentran en ellas "perlas" escondidas en un formato humilde y aparentemente pueblerino.

Recordemos el aporte silencioso de los ausentes.

 Hace bien  recordar a los ausentes cuando ellos mismos ya no están entre nosotros. Su obra, sin embargo, perdura  y ha hecho  historia. Trazos de una historia que queremos registrar aquí, en beneficio de nuestros ex alumnos geógrafos, antropólogos, arqueólogos, sociólogos  o arquitectos, antes de que el inexorable paso del tiempo borre del todo las huellas de su paso. Ellos, jóvenes investigadores,  en su contacto asiduo con el pueblo humilde,  fuertemente arraigado al terruño de los antepasados, deben aprender a valorar estas producciones  de un  "arte popular",  que no por ser "popular", deja de ser "arte", fruto exquisito de una larga y venerable tradición, mantenida con dientes y uñas, a pesar del esfuerzo "civilizador" de ciertos sic dicti  agentes del "Progreso". para quienes el "Pasado"  -por venerable que sea-  es sinónimo de atraso, marginalidad u oscurantismo.

En busca de  artesanos avezados para la Feria de Artesanía Tradicional.

El recordado escultor y amigo,  Lorenzo Berg Salvo (1924-1984) alma y  vida de la Feria de Artesanía Tradicional de la Pontificia Universidad Católica de Chile, descubridor de talentos artísticos en el medio rural y urbano.

Descubriendo talentos.

Buscando artesanos tradicionales  de excepción, esto es, verdaderos artistas,  a lo largo y ancho de nuestro país, nuestro "Manzanito" un día fue casualmente redescubierto por el escultor nacional  Lorenzo Berg Salvo quien lo invitó a participar  en la Feria de Artesanía Tradiciona de la Universidsad Católica. Allí tuvimos la suerte de conocerlo personalmente y admirar su siempre renovada producción artística entre los años 1979 y 1983. En aquellos mismos años, nos tocó recorrer numerosos pueblos y campiñas del  Norte Chico y Norte Grande para seleccionar valiosos y originales  artesanos  que quisieran  participar en la Feria. Y entonces, por vez primera,  trajimos, con la anuencia de Berg y el equipo de la Feria,  a exponer en Santiago, a  artesanos indígenas  nortinos,  aymaras y atacameños de  la   Iª  y  IIª Región de Chile. Recuerdo con especial cariño entre ellos a los artesanos textiles Javier Vilca y Enrique Ticuna de la comunidad aymara de Lirima,  caserío perdido entre los gélidos bofedales altiplánicos; o a la encantadora  Evangelista Soza, incansable tejedora del Salar de Atacama.  O, finalmente, a Alejandro  González,  eximio tallador de la piedra liparita gris del pueblo de  Toconao. Ellos fueron, durante varios años, visitantes asiduos de la Feria y sus  artistas invitados.


El origen humilde  de "Manzanito".

"Manzanito", como todos lo conocíamos  o, como señalaba su carnet de identidad,  Luis Manzano Cabello  (1906-1984), fue un típico y genuino hombre de campo, sencillo y laborioso,  de la zona central de  Chile. Un campesino neto, nieto y biznieto de campesinos. Desde los diez años, aprendió a trabajar de la mano de su padre, en el campo,   la fibra de mimbre; aprendió a " hilarla",  retorcerla y estrujarla hasta  "hacerla hablar", en figuras ingenuas de  animales y aves. Del mimbre  supo hacer arte, arte genuino ; no sólo objetos utilitarios como cestas y  canastos, juegos de sillas y mesas  o decoración de paredes como solemos ver hoy a la venta  a orillas de la carretera panamericana,  a nuestro paso por Chimbarongo o en la isla de Chiloé. (Dalcahue, Quellón).

La materia prima: el mimbre.

El mimbre -como le denominamos en Chile- es un arbusto de la familia de las Salicáceas  (Salix biminalis)  y pariente muy cercano del sauce llorón (Salix babilonica)  y del sauce chileno (Salix humboldtii)  que crece en las quebradas del Norte Grande. De origen europeo, prospera y se desarrolla bien  en  Europa y Oeste de Asia, su patria de origen y de allí llegó a Chile, en época incierta,   seguramente en una época temprana de la Colonia. Necesita de mucha agua y crece normalmente  a orillas de arroyos  o  cursos de agua mansos y limpios. Sus ramas forman  varillas a veces de varios metros de largo, las que peladas o cortadas en dos o tres partes en el sentido de su longitud,  constituyen una excelente materia prima para el tejido. Manteniéndolas húmedas, se dejan manipular y entretejer, casi como si se tratara de una  hilo de lana  grueso. Muy resistente a la torsión, puede llegar a plasmar  formas y figuras  muy variadas. Se conoce su uso desde épocas muy antiguas en Europa,  y durante toda la Edad Media fue de  frecuente empleo en  la elaboración de canastos y cestas de diferentes formas y tamaños. Durante la Colonia y la República temprana, los  muebles de mimbre tapizaron las casas solariegas tanto como las más humildes viviendas campesinas.


Su uso tradicional en el campo chileno.

 En nuestra patria,  su uso obligado  en canastos y cestas ha sido proverbial en los viñedos y cultivos de frutales y hortalizas. Todos hemos conocido en nuestra niñez la variedad de tamaños y coloridos de las canastas de mimbre, tejidas con o sin corteza,  en uso en las antiguas casas patronales  y en cada una de las casas de inquilinos de la zona central de  Chile. Hasta el día de hoy, se vende  una gran variedad de productos confeccionados en mimbre en Chimbarongo, en Requinoa, Buin, Paine  o pueblos aledaños a la carretera Norte-Sur, entre ellos,   hermosos juegos de sillas y mesas de mimbre muy cotizados,  en las terrazas y jardines de nuestra clase media y alta. Solo  muy recientemente la llegada de juegos semejantes desde el extranjero, por obra de la apertura al comercio internacional,   hechos en ratán en la India, Malasia o Indonesia, le han empezado a hacer una  competencia desleal, en grave detrimento de nuestra identidad  y  tradición histórica.

El arte de "Manzanito".

¿Por qué Lorenzo Berg Salvo (1924-1984),  por años generoso e incansable organizador de la Exposición, escultor de nota, se fijó de inmediato en la obra  de Manzanito?.  ¿Qué vio en ella de   llamativo, diferente a otras producciones hechas en el mismo material, el  mimbre?. ¿Dónde está el "arte" en este tipo de obras humildes, que no suelen figurar en las grandes Exposiciones o en los Palacios de Bellas Artes?. Es lo que trataremos de descubrir. Los antropólogos culturales   y algunos estetas  del arte nos han enseñado a distinguir entre  las "artes mayores" y  las "artes menores". Estas últimas, vinculadas estrechamente  al quehacer familiar, a las actividades directamente económicas o  productivas,  parecerían representar el rol de  la "Cenicienta" en este baile real. Serían -así opinan algunos-  un tipo de "arte" de segunda clase. De estirpe y origen diferente a la música, la pintura,  la escultura, o la literatura, consideradas como expresiones  de un "arte mayor", o "el arte por antonomasia"  ¿Cómo y ¿por qué?.

¿En qué consistió su genio?.

El genio artístico de Manzanito  consistió en  ser diferente a sus congéneres artesanos del mimbre. Durante un tiempo el también hizo los  consabidos cestos y canastos, comunes, utilitarios  y sin mayor brillo o esplendor artístico. Con ello se ganaba la vida.  Hasta que un día empezó a innovar y a hacer  imitaciones de la naturaleza: aves, animales, seres mitológicos. ¿Quién le motivó a ello? Fu sólo su innato instinto artístico, creativo,  o alguien se lo propuso?, En realidad,  no lo sabemos. Es posible que fuera  algún profesor o investigador, como ocurriera entre los talladores atacameños de piedra liparita de Toconao, directamente motivados por Ingeborg Lindberg,  Bernardo Tolosa y André Marcel D´Ans en los años  1961-1964. Tampoco podemos, desgraciadamente,  interrogar hoy a nuestro querido y noble amigo Lorenzo Berg,  con quien  conversaba mucho. Lorenzo ya no está con nosotros. Dios nos lo arrebató hace ya casi treinta años (27-05-1984).

Las "cositas extrañas"  de "Manzanito".

El genio de "Manzanito" se expresó en su capacidad para  crear tipos nuevos, desconocidos hasta entonces; fue él capaz  de "forzar" a su materia prima, el mimbre, a expresarse de un modo nuevo, diferente, fuera de lo común. Es lo que distingue al genio del simple imitador o copista. El empezó a hacer "estas cositas" -como él solía decir-  porque le salía del alma, tal como brota la inspiración musical o el instinto poético. Su sueño era hacer en mimbre una estatua ecuestre, de tamaño natural, del libertador Bernardo O´Higgins, a caballo, enarbolando una espada victoriosa. Esa exclamación suya ya nos demuestra su genio. La genialidad artística  nada tiene que ver con el  afán de hacer dinero con una obra. El artista no plasma su obra como efecto de su instinto creador, tan solo por dinero. Hemos visto a pintores llorar al desprenderse de sus obras luego de ofrecérseles dinero por ellas. Porque son parte de ellos mismos. "carne de su carne y sangre de su sangre".

Folklore como  expresión de sapiencia popular.

La palabra folklore  (hoy  desgraciadamente masacrada y  mutilada en castellano como "folclor" - palabra horrenda- con anuencia de la Real Academia Española)  significa en su origen "sabiduría", "sapiencia del pueblo". En inglés  y sajón antiguo Folk es  "pueblo"; Lore: es  conocimiento, sabiduría.  Es lo que hoy también llamamos "expertise o know how".¿Por qué y en razón de qué se nos niega el derecho a conservar en su grafía original  (folklore)  su hermoso y riquísimo origen semántico, tomado  del antiguo idioma  sajón?.  Folklore es  "saber hacer", es un saber fruto de larga experiencia acumulada por generaciones..  Es por tanto "un hacer" (el efecto del acto de crear)  que procede de un "saber" previo, una sapiencia anterior, preexistente.  El producto nuevo está de alguna manera prenunciado, "pre-escrito" (está "en potencia", dirían los filósofos escolásticos), en  lo más íntimo del creador que ya lo "vio" realizado en su mente , tal como si se tratara de una maqueta mental. Es el producto auténtico de un  "saber"  previo, no de solo un simple "hacer".

"Sapiencia campesina" como una forma de  "degustar  haciendo".

Porque el artista  "sabe" acerca de las virtudes o potencialidades inherentes a su materia prima: cómo prepararla, cómo alisarla, cómo suavizarla, cómo tensarla; sabe de antemano el color que le dará, la tersura, la finura, en una palabra: cuál será "el alma", el espíritu  de su nueva creación. "Sapiencia" viene del verbo latino  "sapere"  que significa  gustar, degustar; de aquí vienen la voces castellanas "sabor", "saborear". El artista-campesino también sabe manejar diestramente sus herramientas, muchas veces hechizas o inventadas por él.   Y cuando el artista está creando, jamás piensa,  por lo tanto, en el tiempo invertido ni en su futuro valor económico, ni tampoco  en  los costos: al artista busca simple y afanosamente la perfección de su obra y goza y "se saborea" haciéndola. El quiere y pretende que su obra sea diferente a la de otros; por tanto, propia y singular. Tanto es así, que un auténtico artesano-artista  ( no un mero repetidor mecánico o copista)  reconoce de inmediato al tomar la obra  en sus manos,  el producto de su trabajo:  "esto es mío" o "esto no es mío". El supo imprimir a su obra de arte algo de su propia esencia: su yo íntimo, fibras de su propio ser.

Un Museo nos muestra hoy su obra artística.

El artista-artesano, por fin, no piensa ni por asomo si su obra figurará algún día en alguna importante Exposición o en las vitrinas de algún Museo de Arte Popular. No busca ni pretende eso.Y, por eso mismo, no le tiene temor ni a la crítica del erudito ni a la pluma del periodista. El simplemente se deja llevar por su afán creativo, buscando su  creación " ideal". Hoy no pocas de  las creaciones de "Manzanito" figuran  en nuestro Museo de Arte Popular del cerro Santa Lucía , al lado de ilustres figuras de venerados maestros  del arte vernáculo. El nunca llegó  a  imaginarlo siquiera.

  
Rememorando la obra artística de "Manzanito".

Con unción y respeto, pues, he decidido rescatar hoy, en beneficio de nuestros ex alumnos y lectores asiduos,  esta pequeña muestra artesanal de uno de los mas notable cultores del arte del mimbre en nuestra patria y en el mundo: "Manzanito". El artículo escrito por Alejandro Chávez B. en esta vieja Revista "En Viaje"  de hace 52 años atrás,  nos ha impelido bruscamente a "revivir al pasado" para  reconquistar su vera y rica historia, hoy gravemente comprometida por lo que se ha llamado  la "economía global", que invade y pisotea -muchas veces llenándonos de  burdas  bagatelas-  aún  los rincones más apartados del planeta y que  compromete y "arrincona" seriamente nuestra identidad  nacional y regional, relegándola al olvido,   so pretexto de "progreso" y "desarrollo". ¿De qué "progreso" hablamos realmente?.  ¿El "progreso" del ratán o rattán sobre nuestro noble y tradicional mimbre?. Nos parece simplemente ridículo. Porque lo que hoy nos está llegando del exterior ni siquiera es ya el rattán auténtico, noble  bejuco proveniente de una palma trepadora, abundante otrora en Sumatra o Borneo,  llamada científicamente Calamus caesius,  (fam. Palmae), sino un burdo e insípido sustituto artificial, que imita exactamente su color y su brillo pero que carece del aroma, del encanto y del embrujo campesino del mimbre. Verdaderamente, ¿estamos ante una manifestación de "progreso"  o, más bien -seamos francos-, de   retroceso?.

La opinión del arquitecto  Luis  Bravo Ramos en su  notable corto cinematográfico "Mimbre": 

"Luis Manzano, llamado Manzanito por Pablo Neruda, artesano tejedor de mimbre, prepara las varillas que usará para tejer una de sus obras. Está en el que parece ser el patio de su casa, con las manos tejedoras a la luz y con el rostro casi siempre protegido por la sombra. El entramado de varillas forma figuras abstractas mientras las hábiles manos moldean una figura aun difícil de reconocer. Algunos ejemplares de su trabajo ya terminado sugieren posibilidades: gallinas, aves volando, unos curiosos cestos con manillas y forma de pez. Manzanito sigue tejiendo figuras que parecen animarse: unas cabezas vacunas dialogan a cornadas, bajo una de las cuales un niño sonríe. El tejido certero del artesano continúa urdiendo figuras animales en un gesto creativo que no parece tener conciencia del tiempo".

Pero volvamos ya al texto del artículo del año 1961 que ha motivado esta reflexión antropológica.
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He aquí el texto completo del artículo de  Alejandro Chávez B., aparecido  en la revista "En Viaje"  (1961):

Página 1 del artículo

Página 2.

Fig. 1.  el artesano en su faena diaria en su vivienda en el  campo.

Fig. 2.   Reproducción de una paloma en vuelo con una hoja de olivo en el pico.

Fig. 3.  "Revisteros".  Mezcla de utilitarismo y creación artística.

Reflexiones  antropológicas que nos suscita este legado.

1. Un humilde campesino que jamás supo de estética o de  arte, fue capaz de  producir arte con una materia prima no precisamente muy dúctil o especialmente maleable;  la fibra de mimbre. Y lo logró con creces.

2. El arte popular, pertenece al pueblo y es producto de su alma.  Por ser popular no deja de ser arte, cuando  es auténtica creación  y no meramente una simple imitación o repetición. Por ser arte, merece admiración, cariño y respeto.

3.  En prácticamente todas las comunidades especialmente las de origen autóctono  y pueblerino  o indígena, suele haber algunos notables  creadores, verdaderos "artistas". Hay que saber descubrirlos, valorarlos  y  apoyarlos. Como la de todo artista, su vida suele transcurrir entre las zozobras  propias del ganarse, dura y tenazmente, el mísero pan de cada día.

4.  Su creación artística merece aplauso, apoyo  y respeto por parte de la comunidad nacional o regional. porque son expresión viva y palpitante de  la identidad propia, del "yo" mismo de nuestro origen campesino.

5. Sin embargo, hay que tener especial cuidado de que el turismo no "manosee" ni ensucie  este arte popular y respete los lugares de creación artística, velando por la autenticidad  y frescura del hecho artístico  local.

6. Hay que distinguir cuidadosamente entre creadores de arte y simples copistas o repetidores. Los primeros, son pocos y escogidos y deben ser especialmente protegidos; los últimos  llenan las calles y plazas con sus productos baratos y de mal gusto, y desprestigian el producto  en exposición, degradándolo a la categoría de "souvenir".

7. Hacen gran faltan hoy los Mecenas para estos creadores nacionales del arte popular y defensores de nuestra identidad, para contrarrestar  eficazmente la  incesante invasión de  souvenirs extranjeros que pretenden arrinconarlos y desplazarlos.  Países como México, Bolivia o el Perú nos dan un valioso ejemplo de medidas de protección, respeto y .cariño por este  "arte menor" que enaltece su  cultura y  sus expresiones. Sigamos sin temor su ejemplo.

8.  Las Ferias de Artesanía Tradicional juegan un importantísimo rol al  dar a conocer a la ciudadanía  el  alma popular del país, al  fomentar su admiración y estudio así como   profundizar en su origen y destino.

9- Por fin, debemos  destacar que  su obra y su legado  constituyen un valioso e insustituible aporte al patrimonio artístico nacional. Por eso participó nuestro prócer "Manzanito" en numerosas jornadas en la Ferias  Nacionales de Artesanía. Este patrimonio, se ve amenazado hoy día por  la llegada indiscriminada desde el  extranjero de  tanta bagatela cultural  barata,  insulsa y  sin prosapia histórica. Por ello,  no sólo debemos custodiarlo y protegerlo, sino,  además, debemos  preferirlo y defenderlo por ser "nuestro" y por ser parte de nuestras raíces culturales  más íntimas.

Colofón.

Para cerrar este capítulo dedicado a este hombre sencillo, con alma de niño, deseo dejar constancia de las sentidas palabras con que el escultor Lorenzo Berg Salvo,  el genio creador de las "Ferias de Artesanía Popular" de la Universidad Católica en el Parque Bustamante, pronunciara en el cementerio, el día de su sepelio (27/05/1984). Es copia del texto original del breve discurso pronunciado por Berg en la ocasión, firmado por el mismo y que obra en mi poder.



Año y medio más tarde (el 10 de diciembre  1985) fallecía también  Lorenzo de un súbito ataque cardíaco, en casa de un fotógrafo amigo suyo!.  Tal vez en el cielo, a su entrada, le esperaba su amigo "Manzanito" con una corona de mimbre. Tal vez. Eran hermanos de alma.

lunes, 5 de julio de 2010

Un arquitecto excepcional : Carlos Contreras Alvarez, el inventor del pueblo de Lirima.

Como las parinas que mudan de Salar, nos dejó un día...

Las páginas que siguen tienen por objeto reeditar un viejo artículo nuestro, escrito con motivo del fallecimiento de Carlos Contreras Alvarez, arquitecto antofagastino. Quiere este escrito ser, igualmente, una muestra clara de afecto y un testimonio de inmensa gratitud hacia el hombre que nos colaboró con tanta generosidad en nuestros tempranos esfuerzos por hacer una labor museológica de calidad en la ciudad de Antofagasta, entre 1963 y 1965.

A su familia, con un recuerdo cariñoso,desde la ciudad de Iquique, Julio 2010, al acercarse ya los 35 años de su partida hacia la casa del Padre Dios ( 4 noviembre, 1975).


Fig. .1. Inicio del artículo publicado en "El Mercurio" de Antofagasta, el día 2 de Noviembre de 1985.



Fig.2. primera columna del artículo: "Como las parinas..que mudan de Salar, nos dejó un día".

Fig. 3. Segunda columna del artículo.

Fig. 4. tercera y última columna del citado artículo del año 1885.

Un hombre singular.

Un cuatro de Noviembre del año 1985, nos dejaba Carlos Contreras Alvarez, talentoso arquitecto, músico, guitarrista y dibujante excepcional. Este año 2010, pues, se cumplirán en Noviembre los 35 años de su partida a la eternidad. Fue Carlos, un hombre singular, fuera de lo común. Estudió de todo, además de su propia carrera, la Arquitectura: le gustaba la química, la física, la electrónica, la geografía, la historia, la arqueología. Devoraba cuanto libro llegaba a sus manos. Ansiaba saber de todo. Los que lo conocieron de cerca, además, pudieron apreciar su tremenda generosidad y su increíble calidad humana. Fue también mi propio caso. Porque tuve la fortuna de tenerlo como amigo sincero y como colaborador entusiasta en los planes de habilitación del Museo Arqueológico que la Universidad del Norte abrió en la calle Prat de la ciudad de Antofagasta, bajo la dirección de Bernardo Tolosa Cataldo.

Estrecho colaborador del Museo arqueológico de la Universidad del Norte y de su labor social entre los pueblos atacameños.

Cuando yo llegué a la Universidad un 8 de junio del año 1963, como ioven e inexperto colaborador, Tolosa y Carlos Contreras ya habían hecho mucho por enriquecer las piezas del Museo y por desarrollar in situ la artesanía tradicional en los pueblos del Salar de Atacama. Íngeborg Lindberg, entusiasta etnóloga, les secundaba ardorosamente en sus salidas a terreno. Bernardo tenía fácil llegada a los atacameños en su calidad de delegado oficial de Cáritas-Chile, y esta función de beneficiencia cristiana le permitía acceder a todos los rincones del mundo indígena atacameño y ser bien recibido por ellos. Gracias a esta función, Bernardo lleó0 a ser muy conocido en todos los pueblos de Atacama, desde Quillagua por el Norte hasta Peine y Tilomonte, por el Sur.

Fue un eco-antropólogo de corazón y entrañas.

Nada mejor para recordar a Carlos Contreras, en este año del Bicentenario de la República que enaltecer su memoria, reeditando en nuestro Blog el artículo que el suscrito escribiera en el Diario "El Mercurio" de Antofagasta, en la sección "Tribuna", del día 5 de noviembre de 1985, al cumplirse los 10 años de su muerte.
Carlos Contreras era un auténtico "antropólogo" por el profundo amor que mostraba hacia las comunidades indìgenas de Atacama y el anhelo por lograr su "desarrollo en identidad". Sin haber estudiado jamás Antropología, logró desarrollar una percepción notable sobre la importancia de lo que hoy conocemos como "etnodesarrollo", voz prácticamente desconcida por entonces.

No le importaba el dinero, con tal de hacer favores.

Carlos era una persona que se daba entero hacia lo que el consideraba justo y equitativo. Lo que hacía no lo hacía por dinero, sino por vocación de servicio. Tanto es así, que después de su muerte, Lola, su esposa, trató vanamente de recuperar parte de los dineros que distintos personajes de la ciudad debían a Carlos por sus trabajos como dibujante o arquitecto, dineros que nunca se pudo recuperar. Carlos era un pésimo cobrador de lo que se le adeudaba. Y por ello, la familia pasó muchas angustias y estrecheces económicas, de las que yo mismo fui testigo.

Un pintor del desierto en tonos grises.

Pensando en el futuro de su esposa, si el llegaba a faltarle, Carlos le enseñó a pintar. Y muchos de los cuadros de Lola revelan el toque y el estilo característico de Carlos. Gustaba de pintar el desierto y sus colores : los café, los ocres, los beige o los múltipes tonos de grises. La casona que la familia ocupaba en la calle Latorre no era propia, sino arrendada. Ahí confluían numerosos amigos, artistas, pintores, literatos, historiadores, arqueólogos.

Su casa de calle Latorre, lugar de encuentro de los mas variados personajes del mundo cientifico y artistico.

Era su casa el lugar obligado de cita de la bohemia artística de la ciudad. Su espacioso escritorio, plagado de herramientas, mapas, croquis y diseños, era de un desorden tal que solo él podía comprender. Allí podíamos hablar con Carlos, abstrayéndonos del tiempo y de las preocupaciones del diario vivir. Lola era quien sufría por juntar los escuálidos y escurridizos pesos para el sustento diario. A menudo les faltaba lo más indispensable.

Colaborador asiduo de la Universidad del Norte.

La Universidad del Norte de aquél entonces, debe mucho a Carlos y a sus ideas y proyectos. El siempre estuvo dispuesto a ayudar cuantas veces se le requería, sin jamás pedir un centavo. Gerardo Claps Gallo, su primer rector, acudía con frecuencia a pedir su consejo en materias constructivas. Carlos no sabía decir que no. Es probable que hoy ya casi nadie recuerde su nombre en dicha Casa de Estudios superiores: "sic transit gloria mundi"!.

El primer impulsor de la artesanía atacameña en piedra liparita.

Pocos saben que Carlos fue, al parecer, el primero en presentir el futuro promisorio de la artesania hecha en piedra liparita. Cuando construía hacia 1955-56 la flamante hostería de San Pedro de Atacama, utilizó profusamente este tipo de piedra volcánica que se deja cantear con tanta facilidad. Contrató para la obra maestros canteros de Toconao, quienes la conocían de cerca y la usaban desde antaño en sus casas y viviendas. Toconao, en efecto, se encuentra construido sobre potentísimos estratos de tobas volcánicas, de una piedra denominada por los geólogos como ignembrita o liparita. La liparita es un tipo de riolita, es decir, una roca ígnea del tipo extrusivo, es decir, producido por la efusión de lavas volcánicas que se consolidan a salir en estado líquido por el cráter de un volcán. Fácil de trabajar por su blandura, este tipo de roca se presta maravillosamente bien para el canteo (adoquines de liparita) o la talla artística y la escultura. El pueblo "blanco" de Toconao recibe su nombre precisamente por el empleo masivo en la construcción de este tipo de material rocoso, que procede de enormes canteras visibles al costado sur de la quebrada de Jeri ó Qheri (erróneamente transcrito como Jerez!).

Los propulsores de este arte lapidario.

Con la ayuda de Ingeborg Lindberg, Bernardo Tolosa y Marcel D´Ans, por entonces profesor de francés de la Universidad -más tarde connotado lingüista en el Perú amazónico-,  contribuyó a difundir la idea entre los artesanos de la piedra para que comenzaran a elaborar miniaturas de objetos de su diario vivir. Ahí aparecieron, en piedra liparita, las consabidas réplicas de la torre de la iglesia del pueblo de Toconao, los burritos, las primeras tejedoras de telar al suelo, las mujeres con un cántaro al hombro y tantas otras figuras, fruto de su ingenio creativo y de la atenta observación de su entorno.

Nos consta, por haberlos acompañado yo mismo en un par de ocasiones, que tanto Ingeborg como Bernardo nunca sugerían ni menos suministraban los motivos, sino sólo motivaban a los futuros artesanos a usar su ingenio en la búsqueda de los prototipos creados por ellos mismos. Asi nació -prácticamente de la nada-, entre los años 1957-1960, la hoy famosa artesanía en piedra de Toconao. Pronto se sumaron artesanos de otros pueblos y este arte popular ha pasado hoy día a ser una característica propia de la cultura atacameña. Muy pocos saben que apenas data de fines de la década de los cincuenta del pasado siglo. ¡Tan profundamente arraigada se encuentra hoy esta artesanía en manos atacameñas!. Ellos, los artesanos de la piedra canteada , aprendieron el arte de la talla fina y se convirtieron en maestros, Y así, esta artesanía tan reciente parecería, a primera vista, tener antecedentes de siglos, y, sin embargo, apenas tiene 50 ó 60 años .

El verdadero cerebro que inventó el pueblecito de Lirima.

Cuando un grupo de aymaras del interior de Tarapacá, habitantes de los poblados de Coscaya y Poroma y alrededores decidieron crear su pueblo pueblo, en sus terrenos ancestrales de "pampa Lirima", en lo que es actualmente el poblado de Lirima, Carlos los apoyó decididamente . Más aún, acompañando al sacerdote holandés Johannes van Kessel, recorrió a pie durante el año 1974 toda la amplia zona en la que los pobladores pretendían levantar su pueblo nuevo. A él se debe la decisión final respecto del emplazamiento del actual poblado de Lirima, que surgió por voluntad de sus habitantes, los Ticuna, los Vilca, los Cáceres, en el verano del año 1980. Suya fue la decisión final, respecto al sitio exacto, suyo el plano inicial del poblado, con su iglesia típica andina y sus callejuelas estrechas. ¿Lo sabrán los actuales jóvenes lirimeños, sus descendientes, transcurridos ya 30 años de estos hechos que hoy narramos?. ¿Habrá tal vez, alguna calle en Lirima que recuerde su nombre, o tal vez una estatua, o al menos alguna placa commemorativa frente a la iglesia, que rememore aquella generosa gesta?. Lo dudamos.

A los pocos años después de ese duro recorrido de tres días buscando el emplazamiento ideal, para Lirima- según nos informara su viuda Lola-, Carlos empezó a sentir poco a poco los efectos dolorosos de la enfermedad, el cáncer, que lo llevaría lentamente a su tumba.

Nuestro emocionado homenaje a los 25 años de su partida.

El artículo que encabeza estas líneas, quiere ser un nuevo recordatorio del hombre afable y generoso, que lo dio todo por el arte, por la ciencia, por sus amigos y por el cariño y el aprecio del mundo atacameño y aymara. Ojalá estas etnias nortinas, que hoy toman tan nítida conciencia de su existir como nación indígena, lo sigan recordando para la posteridad como un benemérito pero oculto benefactor de su pueblo. Y lo consideren no como un extraño sino como alguien que sin ser indígena de nacimiento, amó ardorosa y profundamente a sus pueblos y a su raza.


jueves, 19 de marzo de 2009

Apuntes para una geografía artesanal de la II región

Portada de la revista alemana Ibero-amerikanishdes Archiv donde aparece el artículo sobre la artesanía tradicional en la Provincia de Antofagasta, del autor de este Blog y publicado en el año 1990 en Berlín.


Próximamente, haremos un detallado resumen de esta obra, su circunstancia histórica y época de publicación, para los lectores especializados ne este tema. El trabajo se enmarca en el contexto de una geografía cultural de la región atacameña.


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