Portada de la obra de Samuel Haigh publicada en 1831 (foto tomada de Internet) de la cual analizamos un capítulo dedicado al desembarco en el puerto de Arica en 1825.
La obra del comerciante inglés Samuel Haigh.
Hemos ofrecido, en un capítulo anterior, entregar el texto del relato del comerciante inglés Samuel Haigh en su visita de seis días al puerto de Arica en el año 1825. Éste consta en su obra: Sketches of Buenos Ayres, Chile and Peru, (Publisher Effingham Wilson, Royal Exchange, London, 1831). Como de costumbre, añadiremos "Notas" explicativas nuestras, de carácter eco-antropológico, para ilustrarlo y enriquecerlo en beneficio de nuestros lectores jóvenes. De este modo, una vez más queremos cumplir con el deber imperioso que nos hemos impuesto de dar a conocer textos poco conocidos, y rara vez comentados, pero que consideramos de gran relevancia cultural y antropológica. En el caso presente, el centro de interés será aportar más informaciones para el estudio de la cultura y evolución cultural de los changos, pescadores-recolectores de las costas del Norte de Chile, justo en la época en que su modo de vida empieza a ser fuertemente modificado por el desarrollo portuario de Arica y las nuevas exigencias del comercio internacional.
Ediciones de su obra y traducción.
Esta obra conoció una primera edición denominada: Voyage to Peru and Chile, publicada en Londres en 1829. Tuvo tal éxito, que su autor decidió ampliarla y enriquecerla en una segunda edición que apareció en 1831. El texto inglés original nos ha sido por fin accesible gracias a los buenos oficios de nuestro estimado ex alumno, el antropólogo José Müller, quien nos ha indicado gentilmente la página web donde Google reproduce, ad litteram, estos textos antiguos. La traducción que nos muestra la edición hecha por Alberto Tauro, no es muy confiable, a veces emplea frases francamente confusas y omite, de vez en cuando, datos preciosos. Lo hemos constatado hoy. Por ello, en la parte en que se hace referencia a las balsas de cuero de lobos marinos, decidí intentar mi propia traducción (Compare con el texto contenido en obra de Alberto Tauro, "Viajeros en el Perú Republicano", Universidad Mayor de San Marcos, Lima, Perú, 1967, párrafo dedicado a Samuel Haigh en páginas 14-16.).
Circunstancias de su recalada en Arica.
A Samuel Haigh, comerciante inglés, nacido en 1795 (?), le tocó participar muy activamente en diversos episodios de la Guerra de la Independencia y conocer personalmente a muchos de sus héroes, a los que describe. En su último viaje, realizado entre 1824 y 1827, ya totalmente consolidada la independencia de Chile y Perú, puede por vez primera intentar, con fines abiertamente comerciales, visitar los puertos peruanos, país, dice: "recientemente muy interesante para muchos comerciantes tenedores de fondos públicos y mineros de la Gran Bretaña". En este viaje pasa por Arica, ciudad que describe en detalle.
Texto del relato del desembarco y visita de Arica (según versión usada por Alberto Tauro, 1967):
(Dividiré el relato en sub-títulos míos, entre paréntesis cuadrados, para mejor comprensión de su contenido).
[El viaje a Arica].
(Dividiré el relato en sub-títulos míos, entre paréntesis cuadrados, para mejor comprensión de su contenido).
TEXTO.
[El viaje a Arica].
"Zarpé de Valparaíso el 26 de Mayo [de 1825] en un bergantín llegado de Londres a mi consignación [1] y lo dirigí a la parte de la costa peruana llamada Puertos intermedios, [2] que entonces ofrecía perspectivas comerciales excelentes. Teníamos dos pasajeros ingleses, los señores Andrews y Kendall, el primero agente de la Compañía de minas Peruano-Chilena, quien iba al Perú a asegurar las célebres minas de Guantajaya [3] . El viaje fue largo, pero dominaban las calmas que estuvimos diez y seis días en recorrer una distancia que generalmente se hace en seis. Nos mantuvimos cerca de la costa, áspera y estéril [4].
[Descripción de los alrededores de la ciudad].
El 10 de junio con tiempo en calma y caluroso, entramos lentamente en la bahía de Arica [5]. La entrada no es desagradable y la ciudad, de lejos, tiene aspecto que de más cerca no responde [6]: hay cuatro iglesias y unas seiscientas casas [7]. Una tirita verde contornea la playa más de dos millas y es el único signo de vegetación [8]; el país atrás tiene un aspecto muy desolado y triste. Todos los cerros, son de arena e irregularmente desparramados como cuevas de topos, de color obscuro. Hay un morro en el extremo SO que es blanco [9] y contrasta completamente con los alrededores. Con la calma, fuimos a tierra en el bote. Aunque Arica sea el segundo puerto del Perú, la entrada es pobrísima; las casas son bajas, construidas de barro y cubiertas del mismo material, de color oscuro, sucio [10] . Las puntas de los techos están frecuentemente ocupadas por gallinazos silenciosos [11] , de modo que la imaginación se figura un gran cementerio, custodiado por estas aves de rapiña que se alimentan de carroña. Las aves acuáticas son pingüinos y petreles [12]: miríadas de éstos últimos están constantemente aleteando cerca de la orilla [13] . Al desembarcar, vimos algunos infelices de aspecto miserable [14], agobiados por achaques; algunos mestizos del país; uno o dos soldados holgazanes asoleándose en la playa con la energía apenas suficiente para cumplir su consigna de formular las preguntas habituales."
[Descripción de los alrededores de la ciudad].
El 10 de junio con tiempo en calma y caluroso, entramos lentamente en la bahía de Arica [5]. La entrada no es desagradable y la ciudad, de lejos, tiene aspecto que de más cerca no responde [6]: hay cuatro iglesias y unas seiscientas casas [7]. Una tirita verde contornea la playa más de dos millas y es el único signo de vegetación [8]; el país atrás tiene un aspecto muy desolado y triste. Todos los cerros, son de arena e irregularmente desparramados como cuevas de topos, de color obscuro. Hay un morro en el extremo SO que es blanco [9] y contrasta completamente con los alrededores. Con la calma, fuimos a tierra en el bote. Aunque Arica sea el segundo puerto del Perú, la entrada es pobrísima; las casas son bajas, construidas de barro y cubiertas del mismo material, de color oscuro, sucio [10] . Las puntas de los techos están frecuentemente ocupadas por gallinazos silenciosos [11] , de modo que la imaginación se figura un gran cementerio, custodiado por estas aves de rapiña que se alimentan de carroña. Las aves acuáticas son pingüinos y petreles [12]: miríadas de éstos últimos están constantemente aleteando cerca de la orilla [13] . Al desembarcar, vimos algunos infelices de aspecto miserable [14], agobiados por achaques; algunos mestizos del país; uno o dos soldados holgazanes asoleándose en la playa con la energía apenas suficiente para cumplir su consigna de formular las preguntas habituales."
[Aspecto de la ciudad: sus calles, sus casas y sus habitantes].
"Entrando en las calles, la escena de ningún modo cambia; todos los que se encuentran parecen víctimas de alguna enfermedad y uno imagina caminar por un lugar donde la peste hace estragos. Había pocos ingleses en Arica y en este tiempo todos más o menos estaban en la categoría de inválidos, por la fiebre aguda, enfermedad reinante en la costa del Perú [15]. Nuestra primera vista fue al gobernador; estaba fumando un cigarrillo y usaba un poncho ordinario; su casa no era mejor que las demás. Nos recibió en la sala con piso de barro duro y muy desparejo; las paredes, de un blanco sucio, adornadas con pocos cuadros de marco negro. El cielo raso de cañas atadas y bastante fuerte para resistir el peso de barro del techo [16]. Los temblores dominan mucho en el Perú y ninguna de estas casas tiene más de un piso...".
(siguen unas líneas de menor interés que describen la presencia de una dama que acompaña al gobernador y del secretario que les hace muchas preguntas sobre el motivo del viaje. Finalmente, el gobernador firma el pasaporte respectivo).
[Descripción de la balsa de cueros de lobos marinos.
[En este subtítulo hemos utilizado nuestra propia traducción del original inglés, la que difiere en algunos aspectos importantes de la que trae Alberto Tauro].
"Cuando tratamos de regresar a bordo, observamos que las rompientes habían aumentado en forma tal, que nuestro bote no se atrevió a acercarse a tierra y nos vimos obligados a volver al barco en una balsa. [Esta embarcación es] una especie de globo marino [sea-balloon] que se componía de dos pieles de foca [16], tiesas [tight] e infladas [inflated] como vejigas [bladders], [y es] capaz de mantenerse a flote sobre la rompiente más fuerte sin el menor peligro [17]: el largo [length] de [cada sección] de la balsa era de nueve pies por seis de circunferencia [circunference] [18]. Dos de estas vejigas se adosan, una a cada lado [are laid together] [19], y en su parte superior [top] se fija una especie de plataforma hecha de caña [20]. El artefacto [machine] puede sostener dos a tres personas [21].
El indígena que sirve de piloto de esta rarísima [non-descript] embarcación va sentado al frente y emplea un remo doble [double paddle] [22] con el cual la impulsa hacia adelante con gran velocidad. El pasajero se sienta con las piernas cruzadas [crossed-legged] y como el agua se encuentra casi al mismo nivel de la plataforma, su parte inferior [his nether balk] tiene la ventaja de mantenerse fresca [cool], especialmente cuando el mar está algo agitado [23]. En cierta ocasión yo fui expulsado de una balsa junto a la playa, por una torpe maniobra de mi Caronte [o piloto], y por poco me ahogo por el impacto de una gigantesca ola que reventó sobre nosotros [a heavy wave breaking over us], y sólo a costa de enormes esfuerzos nos fue posible alcanzar tierra firme, sano y salvo" [to reach the dry land in safety] [24]; página 355 del original. inglés de Haigh).
[Observaciones hechas en la playa al norte de la ciudad] .
Estuve seis días en Arica, esperando algunos informes y me divertía paseando por las afueras reconociendo los alrededores que forman parte de la ciudad. El suelo al norte del poblado parece rico; sin embargo, es pantanoso y los vapores que exhala se dice que producen tercianas agudas [25]. Encontré algunos enormes huesos de ballena entre el ripio; la marejada, después de una brisa, es tremenda en la costa y esos monstruos del abismo son echados frecuentemente donde hay poca agua, no pueden salir y mueren golpeados contra las roca [26]. Cerca de Arica se encuentra el sitio de la ciudad vieja, cuyos cimientos son visibles [27].
[Arica desde el punto de vista comercial].
Arica es puerto de consumo muy limitado por ser reducida su población, pero entonces era desembarcadero de las mercaderías destinadas a Tacna, La Paz y más al interior, y ha progresado mucho en los últimos años, ciertamente no como mis lectores admitirán, según lo requería [28]. Sin embargo, Cobija se ha hecho puerto del Alto Perú, con mucho perjuicio de Arica [29]."
Notas nuestras (entre paréntesis cuadrados en el relato de Haigh).
(1) Si pudo Samuel Haigh contratar en Inglaterra un barco con mercaderías a su nombre, y moverse libremente en él por las costas del Pacífico, significa que ya disponía de un capital importante que le permitía actuar y comerciar por cuenta propia y ya no subordinado a terceros. Ya no era un simple empleado, como lo fue en sus primeros tiempos en Londres. Había surgido y hecho ya cierta fortuna.
(2) Los puertos "intermedios" [situados entre Valparaíso y Callao] aquí aludidos eran, a lo que creemos, entre otros, Chilca, Islay y Pisco.
(3) ¿Qué significa en este contexto la frase: "asegurar las minas de Huantajaya"?. Sospechamos que se refiere al hecho de que Mr. Andrews, está operando como mandante de algún inversionista inglés que ha decidido comprar y activar algunas posesiones mineras (estacas) en el antiguo mineral colonial de Huantajaya, junto a Iquique. Lo que revelaría el interés aún vigente por estas minas de plata, que tanta riqueza habían dado a los mineros tarapaqueños de Pica y Tarapacá entre mediados y fines del siglo XVIII. Recordemos a este respecto que Charles Darwin, en su vista a Iquique en Junio del año 1835, ni siquiera se da el trabajo de visitarlas, - prefiriendo ir a conocer la salitrera "La Noria" de su connacional George Smith- por encontrarse éstas por entonces, casi del todo paralizadas. De paso, señalemos como curiosidad lingüística el hecho que el original inglés apunta "Guantahaya". ( con h interpuesta en lugar de j ).
(4) Es decir, carente absolutamente de vegetación (y por tanto "estéril"). Esto es real y efectivo excepto en aquellos escasos lugares donde existen "oasis de niebla", como producto de la camanchaca costera, de los cuales los antiguos pilotos y viajeros, salvo en el caso de los cerros altos de Cobija, prácticamente nada sabían. La potencialidad vegetacional de estos "oasis de niebla" es una realidad que llega a conocerse en Chile sólo desde mediados del siglo XX. La única excepción es el parque de "Fray Jorge". en la IV Región, que fuera bien estudiado por el botánico Federico Philippi, a fines del siglo XIX.
(5) No olvidemos que en este tiempo viajan en un pequeño bergantín a vela. Los veleros serán vistos en todos los puertos del Pacífico hasta fines del siglo XIX y aún en los primeros años del siglo XX.. Muy pronto serán definitivamente suplidos por barcos a vapor. Y comenzará en el mundo, por vez primera, la navegación altamente contaminante (!).
(6) La frase tal cual ha sido traducida por Tauro no tiene sentido; al parecer, se ha querido señalar que el aspecto agradable que tiene desde lejos, no se corresponde para nada con el que se observa al llegar a tierra.
(7) 600 casas de paredes de barro y de un solo piso - como indica el autor en otra parte- equivalen a una población que a lo más podría alcanzar los 2.400 - 2.500 habitantes. Arica es ahora sólo una sombra de lo que fuera en la época del auge de la explotación de la plata en Potosí, cuando debía suministrar miles de mulas y arrieros para mantener el tráfico incesante de mineral que afluía a este puerto. Valparaíso en este mismo tiempo (1825), tiene una población cercana a los 20.000 habitantes y ya ostenta una enorme colonia de residentes ingleses, tal como nos lo indica Haigh en su relación..
(8) Esta franja ("tirita") verde que nos indica Haigh consistía en un inmenso totoral [ecotopo constituido particularmente por juncos [Juncus sp.] y totoras (del género Scirpus sp.], que se extendía por la playa de Chinchorro hacia al norte de la ciudad hasta perderse de vista. Este totoral fue ya tempranamente descrito por el cronista carmelita Vásquez de Espinoza, hacia 1630, quien señala el frecuente uso que de él se hacía para fabricar cestos y capachos, con sus largas hojas fibrosas, para proteger las cargas de botijas y elementos delicados que se disponían, en alforjas, a ambos costados de las mulas. Del antiguo totoral ya nada queda hoy prácticamente, salvo algunos matorrales de plantas, en especial soronas [Tessaria absynthioides] que resisten la alta salinidad. Buena parte de la superficie antigua de este totoral ha sido edificada en las últimas 5-6 décadas. Como los terrenos aquí son muy bajos, algunas fuertes marejadas marinas han producido, de tanto en tanto, inundaciones de consideración en el sector, con los daños consiguientes.
(9) Desde este Morro "blanco" [el afamado "Morro de Arica"], se da inicio, en esta sección, al conjunto de contrafuertes de nuestra Cordillera de la Costa, rumbo al Sur. La coloración blanca se debe a la antigua existencia de depósitos de guano, producto de las deposiciones de las aves guaneras en los roqueríos y morros del litoral durante varios milenios. Buena parte de las bases de este Morro fueron excavadas, en 1929, para obtener ripios y rocas para la construcción del terraplén que hizo de "puente" con la antigua isla "Alacrán" , cerrando así por el sur la bahía de Arica. A los pies del Morro, existió una buen aguada, casi a la orilla del mar, de la que se surtían los marineros y los primitivos habitantes pescadores changos y camanchacas.
(10) Las casas de Arica o fueron construidas parcialmente de adobes, o de una mezcla de caña y barro en muros y techumbre [quincha]. El adobe era empleado en las construcciones de la gente más acomodada. Los techos eran siempre planos y cubiertos de una capa de barro, pues aquí no llueve casi nunca. La construcción en los sectores populares solo consistió en casuchas hechas de simple quincha [muros y techos] de cañas amarradas y barro. De este modo, estas casuchas resultaban prácticamente asísmicas en caso de fuertes temblores, muy frecuentes en la región. La caña o cañaveral [Phragmites communis] es una planta monocotiledónea que se daba muy bien y en gran abundancia en los valles de Azapa y Lluta, allí donde se podía encontrar agua en superficie o a escasa profundidad en el subsuelo (vertientes o puquios).
(11) Estros "gallinazos" son, casi con certeza, nuestros "jotes de cabeza colorada" [Cathartes aura]. El jote de cabeza negra [Coragis atratus] es más propio del Centro y Sur de Chile. El jote o gallinazo es un animal carroñero y no consume ni persigue jamás presas vivas. Recorre infaltablemente las playas, planeando muy bajo, en grupos de dos o más ejemplares, en procura de desperdicios tanto marinos como humanos. Se le ha considerado, con razón, el "aseador por excelencia de las playas".
(12) El pingüino de Humboldt [Spheniscus humboldtii], de origen antártico, es el único pingüino que siguiendo de sur a norte la corriente fría de Humboldt, llega hasta la latitud de Arica y aún algo más al Norte en el sur peruano [Pisco]. Ésta constituye su área de dispersión septentrional máxima.
(13) Los "petreles" a que aquí se hace alusión, muy probablemente sean los guanayes (Phalacrocorax bouganvillei] que suelen rastrear en gran número y a muy baja altura las costa en procura de su alimento preferido la anchoveta (Engraulis ringens]. Se les suele ver, por las tardes, en interminables bandadas en fila, hacia la puesta del sol, rumbo al sur o al norte, según la época del año.
(14) y (15). Alusión evidente a la terrible existencia del mal endémico de la malaria o paludismo en los valles de Arica. Muchos autores, tanto visitantes extranjeros como locales (como don Pedro de Ureta y Peralta a fines del siglo XVIII; ver etiqueta correspondiente en este mismo Blog) , hacen alusión a los estragos que causaba esta enfermedad y a las fiebres intermitentes o tercianas que provocaba. Este mal, provocado, por el zancudo Anopheles [hay cuatro especies de este mosquito] es el transmisor del vector Plasmodium sp. y produce una de las enfermedades más debilitantes. Se calcula que cada año mueren 1,2-1,4 millones de personas de esta enfermedad, máxime en el Africa. Habiéndose conocido su causa exacta, la enfermedad fue finalmente erradicada por fumigación de las aguas estancadas de los valles del norte de Chile, gracias a la obra benéfica e infatigable del Dr. Juan Noé en la década del 30 y 40 del pasado siglo. El hospital de Arica lleva, en su memoria, su glorioso nombre.
(15) Estas fiebres intermitentes o "tercianas" fueron atribuidas erróneamente, en tiempos coloniales, a los "malos aires" [de aquí viene el nombre de "malaria"] o "miasmas" -según se decía- que emanaban de las zonas pantanosas "Paludismo" viene del término substantivo latino "palus-udis" que significa precisamente "pantano". Los antiguos, con plena razón, conectaban instintivamente el origen de este mal con las zonas pantanosas; no conocían aún al vector de ella el pequeño díptero (Fam. Culícidae) denominado Anopheles sp. En la ciudad de Arica, durante nuestra estadía en los años 1971-72 nos tocó conocer a varias personas que fueron afectadas cuando jóvenes por este mal, cuyas consecuencias debieron soportar durante toda su vida. Al sobrevenirles las mentadas "fiebres tercianas", prácticamente quedaban incapacitados por espacio de tres días para ejercer sus funciones normales y debían guardar cama.
(16) "Pieles de foca". Es frecuente en los autores ingleses el confundir "lobos marinos" [Otaria spp.] con "focas" [Phoca spp.]. La gran familia Pinnipedia se divide en tres grupos, entre ellos, Otariidae (lobos marinos) y Phocidae (focas). En efecto, son mamíferos marinos muy semejantes entre sí y es fácil confundirlos. Las focas viven en aguas muy heladas, en el hemisferio norte con presencia abundante de hielos. Los lobos marinos tienen un rango de distribución mucho mayor a lo largo de las costas, y se distinguen, entre otros rasgos, de inmediato, por presentar órganos del oído externos (orejas) muy visibles. Las focas carecen de ellas.
(17) Es digna de ser destacada la excelente descripción que el autor hace de la balsa de cueros de lobos marinos de esta costa sur peruana y norte chilena. La analizaremos ahora con lupa. La primera mención histórica de estas curiosas balsas de esta costa parece debe atribuirse al cronista español Cieza de León, pero su descripción precisa y detallada, en un capítulo completo de su obra, se debe a la pluma acertada y precisa del cronista soldado Gerónimo de Bibar en su Crónica y Relación copiosa y verdadera de los Reynos de Chile, 1558. (capítulo VI. Edición 1966: 10-11). Señala Haigh en su fina descripción que la balsa está formada por dos "vejigas" (bladders), cada una de ellas hecha de dos cueros de lobo marino, cosidos admirablemente con finas espinas de cactus y tendones y untados con una mezcla como un pegamento, que la hace hermética. La gran maniobrabilidad náutica de estas pequeñas embarcaciones es algo que asombró siempre a muchos de los descriptores tempranos. Alguno de ellos dice, con plena razón, que son, en la práctica, "insumergibles" (Ruschemberger, 1834).
(18 - 20) Según este relato y con los datos que nos da Haigh, tratemos de calcular las medidas aproximadas de la balsa que lo transportó a su barco Cada balsa está conformada por dos de estas "vejigas" iguales, (semejantes a dos cilindros) puestas una al lado de la otra y bien amarradas. Según Haigh, la longitud de cada "vejiga" equivale a 2,74 m (lo que vendría a ser el largo total de la "balsa"), siendo la circunferencia de cada vejiga (pues son prácticamente redondas), 1.83 m. ¿Tomó expresamente las medidas Haigh, o sólo aproxima?. Sin duda, es sólo una buena aproximación, hecha tras la atenta observación de un avezado comerciante. Ahora bien, si la "circunferencia" de una vejiga (en forma de cilindro y no de pelota redonda) ) la calcula en 1.83 m el diámetro (o ancho) de éstas, dividiendo por el valor de Pi [3,1416], llegó a medir aproximadamente 0.58 m. Al amarrar ambas vejigas, una al lado de la otra, nos permite calcular el posible ancho total de artefacto o "máquina", (como la llama Haigh) en unos 1,16 m. Si agregamos ahora unos pocos centímetros (5-6 cm) por las cuerdas que amarran y mantienen juntas ambas vejigas, llegamos a un posible ancho máximo del artefacto del orden de 1,22 cm. Como cada balsa posee una especie de plataforma formada de cañas bien amarradas entre sí, tal vez en forma de una esterilla trenzada, ésta pudo probablemente sobresalir unos escasos centímetros fuera de borda, alcanzando así la balsa un ancho máximo de 1.30 m. - 1.34 m. ¿Qué largo tenía la plataforma que debió sostener al piloto (que van sentado al frente) y al pasajero, más sus pertenencias' Tal vez el doble, esto es aproximadamente 2.60 m como máximo; probablemente, un poco menos. En este estrecho espacio había, a lo más, cabida para un piloto y un par de pasajeros; o para dos personas y algunos bultos de equipaje (baúles o cestos, bien apretados). Los bultos seguramente iban muy bien atados a la estructura de la balsa, dada extrema la movilidad de la embarcación al surcar las olas y/o atravesar la rompiente.
(21) Sabemos que había balsas de tamaños diferentes, habiendo algunas de mayor tamaño que otras, las que permitían cargar varios sacos de salitre. Su tamaño dependía del tamaño del animal elegido para servir a este propósito. Como los machos son más grandes y prominentes que las hembras en esta especie, es muy posible que se haya elegido machos ara la confección de las balsas de mayor envergadura..
(22) Tauro pone "pala" en vez de "remo". Lo que claramente desvirtúa y confunde al lector. Se trata del remo doble" [double paddle] , bastante largo, que se maneja por su parte central con ambas manos, con el que se va remando, alternativamente, de uno y otro lado, de la embarcación. El piloto va al frente en la parte de proa, sentado o en cuclillas, y casi con los pies dentro del agua.
(23) Tauro en su versión señala que es el trasero del piloto el que va comúnmente mojado. El texto no corrobora su versión.
(24) El relato señala claramente que no era nada fácil mantenerse firme en el estrecho "asiento" o plataforma de la balsa. El pasajero no acostumbrado, podía fácilmente caer al agua en uno de los tumbos, al surcar la embarcación la cresta de las olas o las rompientes, al aproximarse a la playa.
(25) Vea nuestra Nota anterior Nº 15, referida a la presencia de la malaria o paludismo en el valle de Arica. A sus "vapores" o "miasmas", se atribuye el contagio con la malaria.
(26) La presencia frecuente de ballenas y cachalotes en el litoral del sur peruano y norte chileno se suele destacar con bastante frecuencia entre los viajeros. Estos cetáceos que hoy muy raramente vemos vararse, debido a la excesiva caza a que son sometidos por los grandes flotas pesqueras, especialmente japonesas, constituían, al llegar a la orilla agotados, un verdadero "manjar de los dioses" para los antiguos camanchacas y changos. Así lo relata gráficamente el mismo cronista sacerdote Vásquez de Espinoza para este mismo litoral norte. Durante días, los indígenas permanecían, allí día y noche, alimentándose de su carne y su sangre, y extrayendo su grasa para distintos usos. Podemos imaginar sin dificultad su aspecto y su olor, .
(27) No nos queda claro el sentido de esta frase. Aparentemente, se señala que la "ciudad vieja" (esto es colonial) quedaba algo más lejos, valle adentro (?). Haigh dice haber visto "sus cimientos" con sus propios ojos. Tal vez, estaba arrimada estrechamente a la porción norte del Morro, algo alejada de la costa. Posteriormente al parecer, la ciudad se fue desplazando hacia el Norte y hacia el Este, ocupando todo el fondo del valle y la zona de la desembocadura del río San José de Azapa..
(28) Frase muy enredada. Falla evidente en la traducción. La ciudad habría progresado en número de habitantes, pero su triste aspecto no se condecía con tal "progreso". Este parecería ser el sentido correcto.
(29) Se alude aquí con claridad a la apertura oficial del puerto de Cobija para la república de Bolivia por orden expresa del mariscal Sucre. El coronel Francis O´Connor, marino irlandés al servicio de la causa insurgente americana y que servía en el ejército de Bolívar, fue el encargado de buscar, a lo largo de la costa, un puerto seguro para la naciente república que llevará el nombre del libertador Bolívar: Bolivia. Durante meses en el año 1825 recorrió O´Connor pacientemente la costa atacameña, al sur del río Loa, buscando un lugar de buena recalada, donde hubiese suficiente recurso de agua. Optó sin vacilaciones por Cobija. Cobija operaba de facto como puerto del Alto Perú desde antiguos tiempos coloniales, pero no había sido formalmente habilitado como tal. No había administrador ni Aduana, ni servicios de ninguna clase. Era tan solo una humilde caleta de changos. En 1825, recién habilitada Cobija, Haigh visualiza el perjuicio enorme que la naciente Cobija podría inferir a Arica, al desviar mucho tránsito y movimiento de mercaderías destinadas al Alto Perú que normalmente llegaba a Arica, hacia este nuevo puerto habilitado en la costa de Atacama. Ventaja económica que el ojo avizor del hábil comerciante Haigh no podía dejar escapar. Esta declaración sin duda prestó gran utilidad a los comerciantes que le siguieron, para los cuales expresamente escribe, según se señala en el título de la obra.
(Fin de nuestro comentario).
El indígena que sirve de piloto de esta rarísima [non-descript] embarcación va sentado al frente y emplea un remo doble [double paddle] [22] con el cual la impulsa hacia adelante con gran velocidad. El pasajero se sienta con las piernas cruzadas [crossed-legged] y como el agua se encuentra casi al mismo nivel de la plataforma, su parte inferior [his nether balk] tiene la ventaja de mantenerse fresca [cool], especialmente cuando el mar está algo agitado [23]. En cierta ocasión yo fui expulsado de una balsa junto a la playa, por una torpe maniobra de mi Caronte [o piloto], y por poco me ahogo por el impacto de una gigantesca ola que reventó sobre nosotros [a heavy wave breaking over us], y sólo a costa de enormes esfuerzos nos fue posible alcanzar tierra firme, sano y salvo" [to reach the dry land in safety] [24]; página 355 del original. inglés de Haigh).
[Observaciones hechas en la playa al norte de la ciudad] .
Estuve seis días en Arica, esperando algunos informes y me divertía paseando por las afueras reconociendo los alrededores que forman parte de la ciudad. El suelo al norte del poblado parece rico; sin embargo, es pantanoso y los vapores que exhala se dice que producen tercianas agudas [25]. Encontré algunos enormes huesos de ballena entre el ripio; la marejada, después de una brisa, es tremenda en la costa y esos monstruos del abismo son echados frecuentemente donde hay poca agua, no pueden salir y mueren golpeados contra las roca [26]. Cerca de Arica se encuentra el sitio de la ciudad vieja, cuyos cimientos son visibles [27].
[Arica desde el punto de vista comercial].
Arica es puerto de consumo muy limitado por ser reducida su población, pero entonces era desembarcadero de las mercaderías destinadas a Tacna, La Paz y más al interior, y ha progresado mucho en los últimos años, ciertamente no como mis lectores admitirán, según lo requería [28]. Sin embargo, Cobija se ha hecho puerto del Alto Perú, con mucho perjuicio de Arica [29]."
Fin del texto.
Notas nuestras (entre paréntesis cuadrados en el relato de Haigh).
(1) Si pudo Samuel Haigh contratar en Inglaterra un barco con mercaderías a su nombre, y moverse libremente en él por las costas del Pacífico, significa que ya disponía de un capital importante que le permitía actuar y comerciar por cuenta propia y ya no subordinado a terceros. Ya no era un simple empleado, como lo fue en sus primeros tiempos en Londres. Había surgido y hecho ya cierta fortuna.
(2) Los puertos "intermedios" [situados entre Valparaíso y Callao] aquí aludidos eran, a lo que creemos, entre otros, Chilca, Islay y Pisco.
(3) ¿Qué significa en este contexto la frase: "asegurar las minas de Huantajaya"?. Sospechamos que se refiere al hecho de que Mr. Andrews, está operando como mandante de algún inversionista inglés que ha decidido comprar y activar algunas posesiones mineras (estacas) en el antiguo mineral colonial de Huantajaya, junto a Iquique. Lo que revelaría el interés aún vigente por estas minas de plata, que tanta riqueza habían dado a los mineros tarapaqueños de Pica y Tarapacá entre mediados y fines del siglo XVIII. Recordemos a este respecto que Charles Darwin, en su vista a Iquique en Junio del año 1835, ni siquiera se da el trabajo de visitarlas, - prefiriendo ir a conocer la salitrera "La Noria" de su connacional George Smith- por encontrarse éstas por entonces, casi del todo paralizadas. De paso, señalemos como curiosidad lingüística el hecho que el original inglés apunta "Guantahaya". ( con h interpuesta en lugar de j ).
(4) Es decir, carente absolutamente de vegetación (y por tanto "estéril"). Esto es real y efectivo excepto en aquellos escasos lugares donde existen "oasis de niebla", como producto de la camanchaca costera, de los cuales los antiguos pilotos y viajeros, salvo en el caso de los cerros altos de Cobija, prácticamente nada sabían. La potencialidad vegetacional de estos "oasis de niebla" es una realidad que llega a conocerse en Chile sólo desde mediados del siglo XX. La única excepción es el parque de "Fray Jorge". en la IV Región, que fuera bien estudiado por el botánico Federico Philippi, a fines del siglo XIX.
(5) No olvidemos que en este tiempo viajan en un pequeño bergantín a vela. Los veleros serán vistos en todos los puertos del Pacífico hasta fines del siglo XIX y aún en los primeros años del siglo XX.. Muy pronto serán definitivamente suplidos por barcos a vapor. Y comenzará en el mundo, por vez primera, la navegación altamente contaminante (!).
(6) La frase tal cual ha sido traducida por Tauro no tiene sentido; al parecer, se ha querido señalar que el aspecto agradable que tiene desde lejos, no se corresponde para nada con el que se observa al llegar a tierra.
(7) 600 casas de paredes de barro y de un solo piso - como indica el autor en otra parte- equivalen a una población que a lo más podría alcanzar los 2.400 - 2.500 habitantes. Arica es ahora sólo una sombra de lo que fuera en la época del auge de la explotación de la plata en Potosí, cuando debía suministrar miles de mulas y arrieros para mantener el tráfico incesante de mineral que afluía a este puerto. Valparaíso en este mismo tiempo (1825), tiene una población cercana a los 20.000 habitantes y ya ostenta una enorme colonia de residentes ingleses, tal como nos lo indica Haigh en su relación..
(8) Esta franja ("tirita") verde que nos indica Haigh consistía en un inmenso totoral [ecotopo constituido particularmente por juncos [Juncus sp.] y totoras (del género Scirpus sp.], que se extendía por la playa de Chinchorro hacia al norte de la ciudad hasta perderse de vista. Este totoral fue ya tempranamente descrito por el cronista carmelita Vásquez de Espinoza, hacia 1630, quien señala el frecuente uso que de él se hacía para fabricar cestos y capachos, con sus largas hojas fibrosas, para proteger las cargas de botijas y elementos delicados que se disponían, en alforjas, a ambos costados de las mulas. Del antiguo totoral ya nada queda hoy prácticamente, salvo algunos matorrales de plantas, en especial soronas [Tessaria absynthioides] que resisten la alta salinidad. Buena parte de la superficie antigua de este totoral ha sido edificada en las últimas 5-6 décadas. Como los terrenos aquí son muy bajos, algunas fuertes marejadas marinas han producido, de tanto en tanto, inundaciones de consideración en el sector, con los daños consiguientes.
(9) Desde este Morro "blanco" [el afamado "Morro de Arica"], se da inicio, en esta sección, al conjunto de contrafuertes de nuestra Cordillera de la Costa, rumbo al Sur. La coloración blanca se debe a la antigua existencia de depósitos de guano, producto de las deposiciones de las aves guaneras en los roqueríos y morros del litoral durante varios milenios. Buena parte de las bases de este Morro fueron excavadas, en 1929, para obtener ripios y rocas para la construcción del terraplén que hizo de "puente" con la antigua isla "Alacrán" , cerrando así por el sur la bahía de Arica. A los pies del Morro, existió una buen aguada, casi a la orilla del mar, de la que se surtían los marineros y los primitivos habitantes pescadores changos y camanchacas.
(10) Las casas de Arica o fueron construidas parcialmente de adobes, o de una mezcla de caña y barro en muros y techumbre [quincha]. El adobe era empleado en las construcciones de la gente más acomodada. Los techos eran siempre planos y cubiertos de una capa de barro, pues aquí no llueve casi nunca. La construcción en los sectores populares solo consistió en casuchas hechas de simple quincha [muros y techos] de cañas amarradas y barro. De este modo, estas casuchas resultaban prácticamente asísmicas en caso de fuertes temblores, muy frecuentes en la región. La caña o cañaveral [Phragmites communis] es una planta monocotiledónea que se daba muy bien y en gran abundancia en los valles de Azapa y Lluta, allí donde se podía encontrar agua en superficie o a escasa profundidad en el subsuelo (vertientes o puquios).
(11) Estros "gallinazos" son, casi con certeza, nuestros "jotes de cabeza colorada" [Cathartes aura]. El jote de cabeza negra [Coragis atratus] es más propio del Centro y Sur de Chile. El jote o gallinazo es un animal carroñero y no consume ni persigue jamás presas vivas. Recorre infaltablemente las playas, planeando muy bajo, en grupos de dos o más ejemplares, en procura de desperdicios tanto marinos como humanos. Se le ha considerado, con razón, el "aseador por excelencia de las playas".
(12) El pingüino de Humboldt [Spheniscus humboldtii], de origen antártico, es el único pingüino que siguiendo de sur a norte la corriente fría de Humboldt, llega hasta la latitud de Arica y aún algo más al Norte en el sur peruano [Pisco]. Ésta constituye su área de dispersión septentrional máxima.
(13) Los "petreles" a que aquí se hace alusión, muy probablemente sean los guanayes (Phalacrocorax bouganvillei] que suelen rastrear en gran número y a muy baja altura las costa en procura de su alimento preferido la anchoveta (Engraulis ringens]. Se les suele ver, por las tardes, en interminables bandadas en fila, hacia la puesta del sol, rumbo al sur o al norte, según la época del año.
(14) y (15). Alusión evidente a la terrible existencia del mal endémico de la malaria o paludismo en los valles de Arica. Muchos autores, tanto visitantes extranjeros como locales (como don Pedro de Ureta y Peralta a fines del siglo XVIII; ver etiqueta correspondiente en este mismo Blog) , hacen alusión a los estragos que causaba esta enfermedad y a las fiebres intermitentes o tercianas que provocaba. Este mal, provocado, por el zancudo Anopheles [hay cuatro especies de este mosquito] es el transmisor del vector Plasmodium sp. y produce una de las enfermedades más debilitantes. Se calcula que cada año mueren 1,2-1,4 millones de personas de esta enfermedad, máxime en el Africa. Habiéndose conocido su causa exacta, la enfermedad fue finalmente erradicada por fumigación de las aguas estancadas de los valles del norte de Chile, gracias a la obra benéfica e infatigable del Dr. Juan Noé en la década del 30 y 40 del pasado siglo. El hospital de Arica lleva, en su memoria, su glorioso nombre.
(15) Estas fiebres intermitentes o "tercianas" fueron atribuidas erróneamente, en tiempos coloniales, a los "malos aires" [de aquí viene el nombre de "malaria"] o "miasmas" -según se decía- que emanaban de las zonas pantanosas "Paludismo" viene del término substantivo latino "palus-udis" que significa precisamente "pantano". Los antiguos, con plena razón, conectaban instintivamente el origen de este mal con las zonas pantanosas; no conocían aún al vector de ella el pequeño díptero (Fam. Culícidae) denominado Anopheles sp. En la ciudad de Arica, durante nuestra estadía en los años 1971-72 nos tocó conocer a varias personas que fueron afectadas cuando jóvenes por este mal, cuyas consecuencias debieron soportar durante toda su vida. Al sobrevenirles las mentadas "fiebres tercianas", prácticamente quedaban incapacitados por espacio de tres días para ejercer sus funciones normales y debían guardar cama.
(16) "Pieles de foca". Es frecuente en los autores ingleses el confundir "lobos marinos" [Otaria spp.] con "focas" [Phoca spp.]. La gran familia Pinnipedia se divide en tres grupos, entre ellos, Otariidae (lobos marinos) y Phocidae (focas). En efecto, son mamíferos marinos muy semejantes entre sí y es fácil confundirlos. Las focas viven en aguas muy heladas, en el hemisferio norte con presencia abundante de hielos. Los lobos marinos tienen un rango de distribución mucho mayor a lo largo de las costas, y se distinguen, entre otros rasgos, de inmediato, por presentar órganos del oído externos (orejas) muy visibles. Las focas carecen de ellas.
(17) Es digna de ser destacada la excelente descripción que el autor hace de la balsa de cueros de lobos marinos de esta costa sur peruana y norte chilena. La analizaremos ahora con lupa. La primera mención histórica de estas curiosas balsas de esta costa parece debe atribuirse al cronista español Cieza de León, pero su descripción precisa y detallada, en un capítulo completo de su obra, se debe a la pluma acertada y precisa del cronista soldado Gerónimo de Bibar en su Crónica y Relación copiosa y verdadera de los Reynos de Chile, 1558. (capítulo VI. Edición 1966: 10-11). Señala Haigh en su fina descripción que la balsa está formada por dos "vejigas" (bladders), cada una de ellas hecha de dos cueros de lobo marino, cosidos admirablemente con finas espinas de cactus y tendones y untados con una mezcla como un pegamento, que la hace hermética. La gran maniobrabilidad náutica de estas pequeñas embarcaciones es algo que asombró siempre a muchos de los descriptores tempranos. Alguno de ellos dice, con plena razón, que son, en la práctica, "insumergibles" (Ruschemberger, 1834).
(18 - 20) Según este relato y con los datos que nos da Haigh, tratemos de calcular las medidas aproximadas de la balsa que lo transportó a su barco Cada balsa está conformada por dos de estas "vejigas" iguales, (semejantes a dos cilindros) puestas una al lado de la otra y bien amarradas. Según Haigh, la longitud de cada "vejiga" equivale a 2,74 m (lo que vendría a ser el largo total de la "balsa"), siendo la circunferencia de cada vejiga (pues son prácticamente redondas), 1.83 m. ¿Tomó expresamente las medidas Haigh, o sólo aproxima?. Sin duda, es sólo una buena aproximación, hecha tras la atenta observación de un avezado comerciante. Ahora bien, si la "circunferencia" de una vejiga (en forma de cilindro y no de pelota redonda) ) la calcula en 1.83 m el diámetro (o ancho) de éstas, dividiendo por el valor de Pi [3,1416], llegó a medir aproximadamente 0.58 m. Al amarrar ambas vejigas, una al lado de la otra, nos permite calcular el posible ancho total de artefacto o "máquina", (como la llama Haigh) en unos 1,16 m. Si agregamos ahora unos pocos centímetros (5-6 cm) por las cuerdas que amarran y mantienen juntas ambas vejigas, llegamos a un posible ancho máximo del artefacto del orden de 1,22 cm. Como cada balsa posee una especie de plataforma formada de cañas bien amarradas entre sí, tal vez en forma de una esterilla trenzada, ésta pudo probablemente sobresalir unos escasos centímetros fuera de borda, alcanzando así la balsa un ancho máximo de 1.30 m. - 1.34 m. ¿Qué largo tenía la plataforma que debió sostener al piloto (que van sentado al frente) y al pasajero, más sus pertenencias' Tal vez el doble, esto es aproximadamente 2.60 m como máximo; probablemente, un poco menos. En este estrecho espacio había, a lo más, cabida para un piloto y un par de pasajeros; o para dos personas y algunos bultos de equipaje (baúles o cestos, bien apretados). Los bultos seguramente iban muy bien atados a la estructura de la balsa, dada extrema la movilidad de la embarcación al surcar las olas y/o atravesar la rompiente.
(21) Sabemos que había balsas de tamaños diferentes, habiendo algunas de mayor tamaño que otras, las que permitían cargar varios sacos de salitre. Su tamaño dependía del tamaño del animal elegido para servir a este propósito. Como los machos son más grandes y prominentes que las hembras en esta especie, es muy posible que se haya elegido machos ara la confección de las balsas de mayor envergadura..
(22) Tauro pone "pala" en vez de "remo". Lo que claramente desvirtúa y confunde al lector. Se trata del remo doble" [double paddle] , bastante largo, que se maneja por su parte central con ambas manos, con el que se va remando, alternativamente, de uno y otro lado, de la embarcación. El piloto va al frente en la parte de proa, sentado o en cuclillas, y casi con los pies dentro del agua.
(23) Tauro en su versión señala que es el trasero del piloto el que va comúnmente mojado. El texto no corrobora su versión.
(24) El relato señala claramente que no era nada fácil mantenerse firme en el estrecho "asiento" o plataforma de la balsa. El pasajero no acostumbrado, podía fácilmente caer al agua en uno de los tumbos, al surcar la embarcación la cresta de las olas o las rompientes, al aproximarse a la playa.
(25) Vea nuestra Nota anterior Nº 15, referida a la presencia de la malaria o paludismo en el valle de Arica. A sus "vapores" o "miasmas", se atribuye el contagio con la malaria.
(26) La presencia frecuente de ballenas y cachalotes en el litoral del sur peruano y norte chileno se suele destacar con bastante frecuencia entre los viajeros. Estos cetáceos que hoy muy raramente vemos vararse, debido a la excesiva caza a que son sometidos por los grandes flotas pesqueras, especialmente japonesas, constituían, al llegar a la orilla agotados, un verdadero "manjar de los dioses" para los antiguos camanchacas y changos. Así lo relata gráficamente el mismo cronista sacerdote Vásquez de Espinoza para este mismo litoral norte. Durante días, los indígenas permanecían, allí día y noche, alimentándose de su carne y su sangre, y extrayendo su grasa para distintos usos. Podemos imaginar sin dificultad su aspecto y su olor, .
(27) No nos queda claro el sentido de esta frase. Aparentemente, se señala que la "ciudad vieja" (esto es colonial) quedaba algo más lejos, valle adentro (?). Haigh dice haber visto "sus cimientos" con sus propios ojos. Tal vez, estaba arrimada estrechamente a la porción norte del Morro, algo alejada de la costa. Posteriormente al parecer, la ciudad se fue desplazando hacia el Norte y hacia el Este, ocupando todo el fondo del valle y la zona de la desembocadura del río San José de Azapa..
(28) Frase muy enredada. Falla evidente en la traducción. La ciudad habría progresado en número de habitantes, pero su triste aspecto no se condecía con tal "progreso". Este parecería ser el sentido correcto.
(29) Se alude aquí con claridad a la apertura oficial del puerto de Cobija para la república de Bolivia por orden expresa del mariscal Sucre. El coronel Francis O´Connor, marino irlandés al servicio de la causa insurgente americana y que servía en el ejército de Bolívar, fue el encargado de buscar, a lo largo de la costa, un puerto seguro para la naciente república que llevará el nombre del libertador Bolívar: Bolivia. Durante meses en el año 1825 recorrió O´Connor pacientemente la costa atacameña, al sur del río Loa, buscando un lugar de buena recalada, donde hubiese suficiente recurso de agua. Optó sin vacilaciones por Cobija. Cobija operaba de facto como puerto del Alto Perú desde antiguos tiempos coloniales, pero no había sido formalmente habilitado como tal. No había administrador ni Aduana, ni servicios de ninguna clase. Era tan solo una humilde caleta de changos. En 1825, recién habilitada Cobija, Haigh visualiza el perjuicio enorme que la naciente Cobija podría inferir a Arica, al desviar mucho tránsito y movimiento de mercaderías destinadas al Alto Perú que normalmente llegaba a Arica, hacia este nuevo puerto habilitado en la costa de Atacama. Ventaja económica que el ojo avizor del hábil comerciante Haigh no podía dejar escapar. Esta declaración sin duda prestó gran utilidad a los comerciantes que le siguieron, para los cuales expresamente escribe, según se señala en el título de la obra.
(Fin de nuestro comentario).
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Estimado: La antigua Arica se encontraba en la desembocadura del río San José, al norte de la existente en 1835. Freizer tambien las visita el año 1713. Esta primera Arica fue despoblada hacia 1600 luego de un terremoto y tsunami que la destruyó. Un dato reciente es que se encontró un cuerpo humano en posición extendida y sin ajuar en los terrenos del actual regimiento Rancagaua, que fue fechado con C14 y dio fechas entre 1500 y 1600, podría ser uno de los primeros hispanos en Arica.
ResponderEliminarEstimado amigo que firma como ALRG:
ResponderEliminarGracias por tu valioso dato que enriquece indudablemente el artículo relativo a la visita de Haigh. Te indicamos, de paso, que el nombre del gran navegante francés que tú citas es Frézier y no Freizer. Se trata, en efecto, del gran navegante e ingeniero naval francés Amedée Francois Frézier que escribió su famosa obra: Rélation du Voyage de la Mer du Sud, aux du Chily et du Pérou, fait pendant les anneées 1712, 1733 1714", Nyon, Paris, 1716. Un pequeño lapsus que no aminora la valía de tu observación. Te lo agradecemos, pues la cantidad de visitantes de este blog (ya casi 700.000 desde el año 2008) podrá disfrutar de tus interesantes aportes. Te ruego no dejes de hacerlos, cuando corresponda. Muchos te lo vamos a agradecer.
Atentamente,
Dr. Horacio Larrain