In memoriam: dedico este pequeño trabajo a la memoria de mi querido amigo y colega antropólogo, profesor Marcelo Quinteros Muñoz, recientemente fallecido (1966-2020). Los roqueríos y playas del sur de Arica, a los que se alude en este trabajo, fueron también el escenario frecuente de las caminatas de Marcelo, en busca de antiguas pistas. Entre las crestas del oleaje y las rompientes, espero ver un día, tal vez, aparecer tu figura descuidada y sonriente, de hombre de bien. ¡Cuántos recuerdos de nuestro trabajo común en Iquique, formando jóvenes antropólogos!. ¡Amigo Marcelo: descansa ahora en paz!.
Antecedentes.
Mi interés por los grupos de pescadores-recolectores de la costa desértica, popularmente conocidos como Changos, sobre los que había escrito en el año 1978 mi tesis de maestría en Antropología en la State University of New York (en Stony Brook, Long Island), me incentivó a conocer más sobre la vida y actividad concreta de estos mariscadores actuales de nuestra costa norte. Mi experiencia anterior databa de las costas de Antofagasta, en el tiempo de mi permanencia en la Universidad del Norte entre 1963 y comienzos del año 1965.
Mi interés por los mariscadores de la costa.
A mi llegada a Chile desde los Estados Unidos, a fines del año 1971 y recién radicado en la ciudad de Arica, empecé a realizar excursiones por la costa, tanto en busca de evidencias arqueológicas, como, en este caso concreto, de mariscadores actuales en plena faena. Mis estudios anteriores (para mi Tesis de Arqueología de México en 1970) me habían familiarizado bastante con las fuentes históricas y arqueológicas referentes a los pobladores antiguos de la costa. Pero me hacía mucha falta -y yo era muy consciente de ello- una experiencia directa con la realidad actual de los pescadores y mariscadores, los "sucesores" de los antiguos pescadores-recolectores Changos o Camanchacas, experiencia y conocimiento que yo observaba muy presente en algunos de mis nuevos colegas de la Universidad, en especial en los arqueólogos Guillermo Focacci Aste y Luis Alvarez Miranda.
Fig. 1. Aspecto que ofrece el bioma marino en la costa de Antofagasta en la zona intermareal (Imagen tomada de la obra de Juan Carlos Castilla, 2008:1 (ver bibliografía).Un capítulo anterior sobre este tema.
Sobre esta misma temática, hemos redactado un capítulo anterior en nuestro blog a propósito de otra entrevista hecha a un mariscador en Iquique pocos meses después de la presente, en Julio de 1972, con el nombre de: "Los secretos de un mariscador iquiqueño: entrevista de Julio 1972" , capítulo editado el 21 de Marzo del año 2013. Interesante sería, sin duda, cotejar ambas entrevistas.
La entrevista en mi Diario de Campo.
En este trabajo, mostraremos las páginas originales donde inserté esta entrevista y haremos algunos comentarios. Se encuentra ésta en el Volumen 0 (Vol. Cero) de nuestro "Diario de Campo", donde reuní, en el año 1981, numerosos escritos anteriores míos, bastante anteriores, dispersos en carpetas o archivadores para evitar su pérdida (Volumen Cero, págs. 21-27). Hoy me congratulo de esta preocupación mía por conservar y preservar mis primeras impresiones a la llegada a Chile (fines de 1971). Sólo lamento hoy no haber hecho otro tanto a partir de año 1963 en la época de mis frecuentes visitas a San Pedro de Atacama para acompañar y tratar allí (1963-1965) al jesuíta arqueólogo Gustavo le Paige S.J., en su flamante Museo arqueológico recién inaugurado.
Copio ad litteram la entrevista de las seis páginas de mi Diario de Campo (pp. 21-27).
Texto de la entrevista al mariscador don Juan Muñoz y comentarios.
Fig. 3. Diario de Campo H.L. , Volumen Cero, página 21. Inicio de la entrevista realizada el 30-11-1971 en la costa sur de Iquique.
Comentario a esta página:
1. El "Piure" (Pyura chilensis). Esta especie es un urocordado filtrador, de la familia Pyuridae, orden Pleurogona, y se encuentra entre la costa sur del Perú y la isla de Chiloé, y es muy apetecida por los mariscadores. Vive en la zona intermareal y submareal. Ha sido intensamente capturado desde tiempos inmemoriales y, sin embargo, aún es abundante, aunque se ha observado que su tamaño ha disminuido notoriamente. Es alimento preferido del loco (Concholepas concholepas). Tiene un sabor picante característico, por la presencia de yodo. Su coloración roja se debe a la presencia de vanadio en sus tejidos.También es rico en hierro. Se come crudo o cocido. Es fácil de extraer de las rocas, en la bajamar, por lo que las mujeres de los Changos sin duda lo colectaban como alimento. El relato del mariscador insinúa la presencia de dos especies distintas, pero los biólogos solo reconocen la existencia de una especie. Esta habita, al parecer, en ambos ambientes como parece sugerirlo nuestro entrevistado.
Fig. 6. Vista ventral del loco (Loxechinus albus) (Imagen tomada de obra de J. C. Castilla, 2008: 39).
Comentario nuestro:
1. El picoroco o pico de mar (Balanus psittacus) es un Crustáceo que se encuentra desde el sur del Perú (Pacasmayo) hasta el estrecho de Magallanes. La especie chilena es la de mayor tamaño entre sus congéneres mundiales, y Chile es uno de los pocos países que la comercia en alguna escala.
2. Los chitones o apretadores. En nuestro país hay 6 especies distintas, de los géneros Chiton, Acantopleura, Chaetopleura y Tonicia. Viven adheridos a las rocas en la zona llamada "zona eulitoral" o intermareal (es decir, la zona bañada por el mar que queda expuesta en la bajamar) y se alimentan de pequeñas algas. La especie más apetecida por su tamaño es Aconthopleura echinata. Es colectada por los mariscadores y guaneros de nuestra costa norte quienes la comen aún.
3. Las lapas. Hay tres especies en las costas de Chile del género Fissurella (F. crassa, F. maxima y F. latimarginata). Se adhiere firmemente a las rocas. Los pescadores y mariscadores suelen secarlas (colgarlas) a la sombra en sus humildes rucos y las consumen cociéndolas. Pueden durar semanas sin dañarse. Las venden en "sartas" (15-20, ensartadas en un trozo de cordel) tal como lo pudimos ver personalmente en nuestra permanencia en Iquique. Nuestros amigos los guaneros solían regalarnos de estas "sartas" como su más preciado don.
4. Locos. Se trata del molusco Concholepas concholepas que se halla en los roqueríos de la costa central del Perú hasta el Estrecho de Magallanes. Fue muy apetecido desde tiempos tempranos por los pobladores de la costa que formaron enormes "conchales" (o "concheros", como son conocidos en México), como resultado de la acumulación de las conchas de moluscos que consumían en grandes cantidades como alimento. El loco representa generalmente, en estos conchales del Pacífico sur la especie más consumida. Antiguamente abundante, la sobreexplotación de este recurso lo ha tornado hoy bastante escaso y los pocos ejemplares que hoy se ven a la venta son mucho más pequeños que los presentes en los conchales arqueológicos. En conchales arqueológicos he llegado encontrar ejemplares cuya concha medía hasta 16 cm. de longitud. Hoy día, sólo han logrado sobrevivir en algunos roqueríos expuestos, azotados por el viento y el oleaje, donde no se atreven a aventurarse los buzos o mariscadores.
Es el loco, además, el molusco de mayor tamaño en nuestras costas y, por consiguiente, el que suministra mayor cantidad de alimento. Busca el loco durante su desarrollo en estado larval la protección de los talos del cochayuyo (Durvillaea antartica), los cuales le ofrecen excelente refugio contra sus depredadores. La extracción masiva de esta última alga llamada cochayuyo (= "yerba de mar", en lengua quechua), que no respeta ni siquiera sus discos basales con los cuales se adhiere a las rocas o arrecifes, ha hecho a esta especie cada vez más escasa. La legislación vigente prohibe extraer ejemplares de menos de 10 cm de longitud, norma que no suele ser acatada por los habitantes de la costa, especialmente por los turistas.
Antiguamente, en tiempos indígenas, el loco era extraído de la roca donde se adhiere, mediante el empleo de una sencilla herramienta, el "chope", hecha de un hueso particular del lobo marino (Otaria flavescens), especialmente aguzado al efecto. Entre las dunas del sector de Bajo Patache, en la costa sur de Iquique, hacia los 620-650 de altitud, nos fue dado encontrar entre los años l999-2004 varios de estos artefactos, abandonados en sitios de estadía ocasional de reposo de los pescadores prehispánicos, junto a fragmentos de utensilios de cerámica y puntas de proyectil. Este valioso material, bien etiquetado, quedó depositado en el año 2016 en el Museo Regional de Antofagasta, como parte de mi Colección Arqueológica.
Fig. 7. Página 23 del original.
ResponderEliminarRecibo de la botánica chilena Bárbara Larrain Barrios la siguiente nota:
Hola Dr.!, muchas gracias por compartir sus publicaciones del blog. Revisando me di cuenta que hay una entrada referente al uso de las especies nativas del Tofo, y viendo el correo, me doy cuenta que Ud. también me avisó!,
Las leeré ambas. Gracias nuevamente por compartir.
Espero que se encuentre tranquilo en su casa estos días de locura que vivimos.
Le envio un gran abrazo,
Bárbara: Agradezco tu comentario. He estado rescatando, de entre mis viejos Cuadernos de Campo, algunas entrevistas o reflexiones que estimo pueden ser útiles. Mi vieja "manía" de escribir -y describir- todo lo que veia a mi alrededor en mis salidas al campo, me permite hoy rescatar información que de otro modo hubiese quedado totalmente ignorada. A la vez de útil a terceros, esta costumbre mía se ha tornado mi nueva forma de hacer cátedra hacia el mundo, gracias a la tecnología actual. Pocos son, entre mis lectores, los que se aventuran a enviarme sus comentarios. Los que recibo, me permiten profundizar en los temas tratados o, a veces, corregir mis apreciaciones.
ResponderEliminarTe felicito cordialmente por tus trabajos que leo con enorme satifacción y fruto
Dr. Horacio Larrain (Ph.D.)
Rodrigo Cornejo Irigoyen
ResponderEliminar13:11 (hace 16 minutos)
para mí
Estimado don Horacio:
Recibo del historiador Rodrigo Cornejo Irigoyen la siguente nota:
Acabo de ver su nuevo aporte en el blog, y lo encontré sumamente interesante. Me hizo recordar mis clases en el colegio de los SSCC y de Historia en la PUC, cuando estudiábamos los pueblos precolombinos y analizábamos a los changos. de los que más recuerdo sus balsas de cuero de lobo marino.
Es increíble la cantidad de seres vivos que alberga el mar del extremo norte de Chile, en especial tomando en cuenta el tan desértico ambiente que allí hay. Tal como usted lo dice en su blog, puede que algunas cosas hayan cambiado desde el tiempo en que usted hizo sus apuntes (una verdadera reliquia), pero algo debe quedar, ¿no?. Recuerdo que en 1991 fui a visitar a un tío que vivía en Arica, y él no me quiso llevar al sector de las pesqueras, por el mal olor que allí había...
Lo felicito nuevamente por su valioso aporte, y resalto una vez más su permanente intención de seguir escribiendo y compartiendo sus conocimientos. Es algo que de verdad se valora y agradece.
Atenta y cordialmente, Rodrigo.
Estimado Rodrigo: Gracias por tus expresiones de apoyo en esta tarea que me he impuesto de dar a conocer viejos apuntes y testimonios, conservados en mis "Diarios de Campo". Estimo que es parte de mi compromiso con la historia.
ResponderEliminarSolíamos comentar temas relativos a la vida de los Changos con mi colega de la U.C. el historiador don Horacio Zapater. El me decía: "tu tienes la gran ventaja de recorrer exactamente los lugares donde ellos habitaron y ver lo que ellos vieron. Yo he debido contentarme con hurgar sus huellas a través de los testimonios escritos, lo que no es lo mismo".
Espero seguir en esta tarea, gratísima para mí, hasta cuando el Señor lo permita.
Un abrazo,
Horacio Larrain