martes, 10 de noviembre de 2020

Conversaciones con un cabrero de la IV Región: empleo de las plantas nativas de la zona, en marzo de 1984 en el sector de "El Tofo".

 Introducción.

En  el capítulo anterior de este blog, he traído a colación  mis conversaciones con uno de nuestro operarios en las faenas de plantación de árboles y  colecta de agua de niebla  en los altos de "El Tofo", don Clemente Mendieta, sobre  el empleo de las plantas nativas de la zona. Pues bien, revisando otro de mis Diarios de Campo (Volumen 24), hallo nuevas referencias de interés sobre este mismo tema. De suerte que ambos capítulos, el anterior (editado el  30-10-2020) y éste, constituyen una unidad temática evidente. Como el anterior ya salió bastante largo, agrego éste como un capítulo complementario, pero diferente.

En mis recorridos a pie con don Clemente por la zonas próximas al Tofo, en busca de evidencias arqueológicas y aguadas costaneras, observamos la presencia de diversas plantas autóctonas. Mi interés por saber más acerca del uso que los  pobladores de la zona hacían de las mismas, motivó estas amenas conversaciones que hoy, después de  36 años, reproducimos con especial cariño  y afecto hacia este sencillo cabrero, hombre iletrado y humilde,  que  nos brindaba su sabiduría sin aspavientos ni recelos de ninguna clase. Por eso le hemos rendido un sentido homenaje en nuestro capitulo anterior. 

Fig. 1.  Especie llamada "carbonillo" en flor (Cordia decandra H. et A.).  De este arbusto de tronco leñoso, aunque de pequeña talla, hacen también carbón los  habitantes de la región, tal como se anota más abajo, a falta de  otras especies aptas.(Imagen tomada de la obra "Flores de desierto de Chile", de Sebastián Teillier et al, 1998:79). 

Fig. 2.  Flor del "copao",  (Eulychnia brevifolia Phil)  cactácea columnar tìpica del litoral de esta región. Su fruto posee una pulpa ácida, repleta de minúsculas semillas negras.  Es muy apetecida como alimento popular en la zona; agregándole un poco de azúcar o miel, se vuelve deliciosa. Se le suele expender en mercados  de la zona. El fruto del copao suele llamarse "rumpa" en la zona  y actualmente  se ha desarrollado en la provincia del Limarí una verdadera industria de mermeladas y néctares en base a este fruto natural. La "rumpa" posee un alto contenido en vitamina C y es considerado en la farmacopea popular como un excelente antioxidante y anti-inflamatorio.

El recurso obligado a  informantes.

El antropólogo social y el etnógrafo saben bien la  importancia fundamental que tiene, en los estudios antropológicos de campo,  el recurso a los informantes. Si bien el principal objetivo del etnógrafo debería ser primariamente "la observación participante", es decir, el observar personalmente y retener lo que  la gente hace o emplea en una determinada faena, fiesta o tarea, a menudo esto debe complementarse con una suerte de entrevista  in situ, es decir en el lugar mismo de la actividad cuando esta actividad, fiesta o faena no se realiza en ese instante,  sino solo se rememora o se recuerda. En el caso nuestro, los recorridos  a pie hechos con don Clemente por la zona próxima a su cabrería, me permitían ir haciendo preguntas muy concretas sobre las plantas existentes y su reconocida utilidad. La grabadora que siempre llevaba conmigo en estas excursiones, se encargaba de preservar todos los detalles que la simple memoria jamás hubiese podido retener con fidelidad. 

No cualquier habitante es informante habilitado.

 Lo importante es saber elegir al informante correcto en cada caso. Y no es nada fácil atinar en ello. No cualquier habitante es un informante idóneo. Tampoco, ncesariamente, las personas de más edad. Porque el atributo principal del buen informante es su propia experiencia regional y local. No basta que la persona viva desde hace mucho tiempo en la zona; debe, además, estar muy familiarizada con su entorno geográfico. Ahora bien, los cabreros,  a diferencia de los agricultores, por las características mismas de la actividad que realizan, son gente que no sólo conoce el terreno palmo a palmo, siguiendo a diario a sus cabras o asnos, sino  todos los lugares  de presencia de agua (aguadas o vertientes), las zonas donde  se dan (o no se dan) ciertos pastos suculentos o preferidos de sus animales, o los lugares predilectos de sombra para el descanso de hombres y animales. En realidad, muy pocas personas en el medio rural pueden llegar a conocer palmo a palmo su ambiente como ellos, a causa de su increible capacidad de observación, que queda demostrada, precisamente, en las precisas observaciones, aquí transcritas. 

No es un requisito sine qua non ser necesariamente oriundo de la zona. Don Clemente llegó desde algún otro lugar del Norte Chico a esta zona,  pero llevaba ya  22 años de experiencia en la cabrería local y visitaba periódicamente a sus amigos, los cabreros vecinos, con los que se llevaba  muy bien. Ante cualquier necesidad, se ayudaban mutuamente, como lo pudimos comprobar.  

Copio ad litteram  mis apuntes en mi Diario de Campo Nº 24, págs.  66-67 y 83):

Fig.  3.   Conversación con don Clemente Mendieta, parte 1. (1984: pág.66),  (10-03-1984).


Fig. 4. Segunda parte de la conversación (10-03-1984,  pág. 67).

                             

Fig. 5.  Tercera parte y última de la conversación en terreno (10-02-1984, Diario  Nº XX: pág. 83).

Comentario eco-antropológico.

1No deja de ser bastante sorprendente que  existiera  (y aún persista hoy) en la zona la costumbre de  obtener carbón  mediante la quema en  hornos, de los pocos arbustos leñosos que se dan en el área. La gente del pueblo necesitaba y aún necesita disponer de carbón de leña para el brasero en sus casas, especialmente para  defenderse del frío en los inviernos.   

2. En otro capítulo de este blog, hemos presentado antecedentes sobre la confección de carbón de leña  en la zona central de Chile (Ver capítulo nuestro editado el 29-06-2020). En aquella zona del país,  se justificaría, en todo caso, la elaboración de hornos de carbón, pues abundan numerosas especies vegetales leñosas (árboles y arbustos)  que pueden producirlo y de hecho lo producen. No es  éste el caso del Norte Chico, cuya flora  es preferentemente de talla muy pequeña y, además,  ha sido depredada desde tiempos antiguos, como lo ha comprobado el minucioso estudio del geógrafo  Conrad J. Bahre  (1979: 29,31 y passim; ver bibliografía infra).  

3. A  causa de la escasa precipitación pluvial anual,  cuya media en esta zona no supera los 80-90 mm en la última década,  la cubierta vegetacional arbustiva  ha ido  menguando tanto por razones de tipo meteorológico (sequías prolongadas) como por efecto antrópico directo (i.e , por la actividad humana, especialmente  por la crianza desmedida de cabras y burros), agudizándose en gran medida la llamada "desertificación".  Este proceso agro-meteorológico, de larga data,  se ha ido acelerando drásticamente en las últimas décadas y, al parecer, ha llegado "para quedarse". Sus efectos en el estado presente de la vegetación, son evidentes y lamentables. Su destino final, a no mediar drásticas medidas de mitigación  y/o  conservación, es el temido arribo del "desierto absoluto". Los geógrafos  nos  vienen advirtiendo acerca de este proceso deletéreo ad portas, desde hace ya por lo menos  50 años. Pero se les ha hecho muy poco caso.  O ninguno.  La actividad de la cabrería no ha cesado, a pesar del evidente daño inferido al ecosistema. Ni siquiera se salvan de sus voraces fauces las cactáceas, a pesar de la protección de sus poderosas espinas. 

4.  La algarrobilla (Balsamocarpon brevifolium Clos-Barrick) es una especie arbustiva endémica de Chile considerada hoy  como especie muy "vulnerable". Solo existió (y aún subsiste) en las provincias de Atacama y Coquimbo, en Chile. Puede llegar a medir hasta un máximo de  3m de alto. Sus  frutos de cubierta roja y provistos de semillas aplanadas en su interior, son muy ricas en tanino y por ello la planta fue antiguamente muy buscada por las curtiembres. Sus semillas son comidas por  la chinchilla  (Chinchilla lanigera)  y el loro tricahue (Cianoliseus patagonus broxami), especies ambas que presentan graves problemas de conservación en la actualidad. Esta planta es hoy sumamente escasa en  su medio natural original y está protegida. El botánico Karl Friedrich Reiche (1860-1929), en su obra del año 1901 se extiende  sobre esta industria de obtención del tanino de  la algarrobilla, por entonces en pleno auge en nuestro país (Ver bibliografía, infra).  

5. Don Clemente  nos  relata -a propósito de mi pregunta sobre la elaboración de carbón de leña- que también existen plantas de pequeña talla del litre (Lithraea caustica)  en algunos escasos rincones poco accesibles de la zona. Es éste -por lo demás- el límite máximo septentrional que alcanza esta especie, de amplia difusión en el bosque esclerófilo de la zona central de Chile, donde se asocia comúnmente al  quillay  (Quillaja saponaria) y al espino (Acacia caven).

6. Por fin, nuestro informante  hace alusión  a la extracción de las gruesos rizomas del "palo gordo" (Carica chilensis), para alimentar a sus animales en tiempos de sequías, al igual que el uso del cactus llamado "sandillón" (Eryosice aurata ex Neoporteria), hermosa  cactácea esférica que adquiere gran tamaño; especie muy cotizada por los cultivadores de cactáceas. Sobre este mismo tema, nos había ya informado nuestro amigo el botánico Sebastian Teillier, en el capítulo precedente de este  Blog. 

7. En conversación sostenida con la botánica Mélica Muñoz, del Museo Nacional de Historia Natural el 17-03-1984, ella tuvo la amabilidad de identificar, en base a ejemplares colectados in situ, las referencias dadas por don Clemente (tercera parte de su entrevista, arriba, en nuestra  Fig. 4), en los siguientes términos transcritos de mi Diario de Campo: 

"Mélica Muñoz (Museo Historia Natural) me ayuda a identificar a la "tutema" (o "atutemo") como Llagunoa  glandulosa, y a la "melosa"  indicada por Clemente Mendieta, (informante de El Tofo, 53 años), como "cola de ratón" o Pleocarpus revolutus. Esta  [última especie] estaba copiosamente  en flor en mis días de visita: 9/12-03-1984". (Diario de Campo H. LarrainNº 24 (1983-84), pág. 85).

Bibliografía citada en el texto.

Bahre, Conrad J., 1979 . Destruction of the Natural Vegetation of North-Central Chile, University of California Publications, Geography, Vol 23,  University of California Press, Berkeley, Los Angeles, London, 117 p.

Reiche, Karl Friedrich, 1901, Los productos indígenas vegetales de Chile, Santiago de Chile,  (cit. in Bahre, Conrad J, 1979, ver bibliografía).

Reiche, Karl Friedrich,   2014,   Geografía Botánica de Chile,  Cámara Chilena de la Construcción, Santiago de Chile, Eds.  Andrés Moreira-Muñoz y Mélica Muñoz-Schick, traducción de don Gualterio Looser, (reedición de la obra original publicada en el año 1907 en idioma alemán). 

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