Últimas visitas al "desierto florido" en la costa al sur de Iquique.
Hemos decidido efectuar las dos últimas visitas al oasis de niebla de Alto Patache (75 km al sur de Iquique, a 770-850 m. snm) para observar la floración tardía, producto de las copiosas lluvias caídas en los días 8 y 9 de Agosto de este año 2015. Los viajes fueron realizados los días 3/12/2015 y 10/12/2015. En el primer viaje, nos acompañaban los jóvenes agrónomos Josefina Hepp y Eduardo Contreras, miembros del Centro del Desierto de Atacama, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En el segundo viaje, me acompañó el arquitecto y fiel compañero de muchas expediciones, Pedro Lázaro Boeri. Mi objetivo era fotografíar todas las plantas que todavía estaban en flor y recoger las 19 trampas entomológicas dejadas allí un mes antes por el entomólogo canadiense Laurence Packer, estudioso de las abejas nativas (Hymenoptera, Apidae). También me interesaba tomar nota, registrar y en lo posible fotografiar la presencia de la fauna endémica visible en el lugar. Estamos convencidos de que ésta ha sido una oportunidad realmente única para contemplar y estudiar una floración totalmente excepcional, tal como con certeza no ha sido vista aquí en muchos decenios, para contemplar estos ecosistemas en su máxima expansión y desarrollo.
Vistas generales del área según sus diversos paisajes.
Vistas generales del área según sus diversos paisajes.
Fig. 1. Vista hacia el sur desde los 840 m. snm. En el primer plano, plantas todavía vivas. Desde el centro de la imagen hacia la parte alta de la foto (sector sur), el color marrón del paisaje delata una tupida vegetación, ya moribunda, pero que llegó a cubrir en su totalidad las laderas que caen hacia el mar hasta los 120 m. snm, aproximadamente. Al fondo, arriba y a la derecha de la foto, destaca la mole oscura de las covaderas de Pabellón de Pica cayendo bruscamente al mar. (Foto 10/12/2015).
Fig. 2. Ejemplares de Nolana jaffueli y Cristaria molinae tapizan, aún verdes, el suelo arenoso, a ambos lados de un antiguo sendero de guanaco conservado intacto. (Foto 10/12/2015). Estamos en lo más alto del acantilado costero, con vista al mar, y a unos 840 m. snm..
Fig. 3. El brusco declive de la pendiente del acantilado costero hacia el mar, muestra aún los colores verde-parduzcos de la vegetación ya en avanzado proceso de decadencia. Vista tomada desde los 850 m. snm. hacia el SSE. (Foto 10/12/2015).
Fig. 4. Sector del acantilado costero en su porción rocosa. La vegetación anida de preferencia entre los intersticios de la roca fragmentada. Vista a los 750 m snm, mirando hacia hacia el SSE. En la cima, se ve los postes de dos atrapanieblas abatidos por el vendaval del 8 de agosto del presente año, los que aún no han sido restaurados. (Foto 10/12/2015).
Fig. 5. Casi no hay grieta entre las rocas que no haya sido ocupada como nicho por la vegetación hoy ya moribunda.
Fig. 6. Vista desde el alto hacia el Weste. En el centro de la imagen, un cactus solitario de la especie Eulychnia iquiquensis, ha comenzado a florecer. Es éste uno de los 3 ó 4 escasos sobrevivientes de esta especie en este oasis de niebla. (Foto 10/12/2015).
Fig. 3. El brusco declive de la pendiente del acantilado costero hacia el mar, muestra aún los colores verde-parduzcos de la vegetación ya en avanzado proceso de decadencia. Vista tomada desde los 850 m. snm. hacia el SSE. (Foto 10/12/2015).
Fig. 4. Sector del acantilado costero en su porción rocosa. La vegetación anida de preferencia entre los intersticios de la roca fragmentada. Vista a los 750 m snm, mirando hacia hacia el SSE. En la cima, se ve los postes de dos atrapanieblas abatidos por el vendaval del 8 de agosto del presente año, los que aún no han sido restaurados. (Foto 10/12/2015).
Fig. 5. Casi no hay grieta entre las rocas que no haya sido ocupada como nicho por la vegetación hoy ya moribunda.
Fig. 6. Vista desde el alto hacia el Weste. En el centro de la imagen, un cactus solitario de la especie Eulychnia iquiquensis, ha comenzado a florecer. Es éste uno de los 3 ó 4 escasos sobrevivientes de esta especie en este oasis de niebla. (Foto 10/12/2015).
Fig. 7. La vegetación anual, nacida con ocasión de las copiosas lluvias de los días 8 y 9 de agosto 2015 está ya en avanzado proceso de decadencia. Muy pronto, no quedará seña alguna de esta insólita floración, salvo sus semillas desparramadas en el suelo.
Fig. 7. Entre las grietas de la roca, afloran las flores color amarillo de Alstroemeria lutea, planta de la familia de las Alstroemeriaceae, (Monocotiledóneas) endémica y propia de estos oasis del sur de Iquique, descubierta aquí mismo recién en el año 1997 y determinada en el año 2000.(Cf. Muñoz-Schick, 2000; ver bibliografía al final). Inicia su floración a fines del mes de Noviembre. Ha perdurado este año 2015 su floración hasta fines de diciembre. Es sin duda alguna la flor más vistosa y de mayor tamaño de todo el oasis. Se la puede ver aquí destacando entre ejemplares de Nolana sedifolia y Lycium leiostemum.
Fig. 8. Ladera que mira al Weste. Imagen tomada hacia los 770 m.snm., de sur a norte.
El resultado de las visitas anteriores.
La casi totalidad de las visitas anteriores, expuestas en sendos capítulos anteriores de este Blog, fueron hechas entre septiembre y noviembre 2015 a la zona de cerros costeros frente a la playa Palo Buque, a 22 km al sur de Iquique. Aquí, pudimos contemplar el "desierto florido" que se presenta en las zonas bajas (entre los 220 m y casi 400 m de altitud s.nm.). Nos interesaba ahora, comparar este espectáculo con el que era dable observar en otro oasis de niebla, Alto Patache, situado más al sur y a altitudes bastante mayores, esto es, entre los 750 y 850 m. snm.. ¿Quedarían todavía flores nativas a mediados del mes de diciembre?. ¿Habría, tal vez, otras flores tardías, no vistas antes? ¿Se notaría alguna diferencia en la fauna existente en esta etapa final de la floración?. ¿Qué tipo de fauna podíamos observar ahora?. Eran las grandes dudas que pretendíamos dilucidar. Teníamos plena conciencia de que ésta sería una oportunidad única, tal vez la última para nosotros, de ver y examinar con lupa el desierto florido moribundo, ya en plena etapa terminal, en este tramo costero al sur de la ciudad de Iquique. Visita seguramente póstuma, quien sabe hasta cuándo nuevamente.
La subida al oasis de Alto Patache.
Como sabíamos por una visita anterior que las rutas de acceso al oasis había quedado impracticables tras los ingentes aguaceros del mes de Agosto, con formación de enormes grietas y cárcavas que impedían el paso de vehículos, íbamos ahora premunidos de pala, picota y hasta rastrillo para intentar reparar algunos tramos destruidos. A medida que ascendíamos, nos percatamos con gran sorpresa que una máquina motoniveladora había reparado recientemente el camino de acceso y éste, en consecuencia, se hallaba totalmente expedito. Nos habíamos mentalmente predispuesto para una larga y fatigosa caminata a pie, en procura del alto del oasis. La ruta recién reparada, en cambio, apenas un día antes, según supimos, nos ahorraba ahora todo ese enorme esfuerzo. ¡Hurra!, ¡Aleluya,! resonaron nuestros gritos de júbilo.
Nuestra tarea.
Una vez en el alto, mientras los dos agrónomos citados colectaban ávidamente las semillas recientes de las plantas nativas que ya semillaban y se esparcían por el suelo, me dediqué a fotografiar la flora y fauna visible en el oasis. La cosecha de imágenes obtenida, se podrá apreciar en las fotos que siguen. A la vez, estas imágenes constituyen a mi entender un excelente registro gráfico para poder reconstruir, para goce y disfrute de nuestros lectores de otra regiones o países, lo que ha sido para nosotros el espectáculo de este increíble desierto costero florido, en medio de la dura y áspera desnudez del desierto costero dominante.
La cosecha de imágenes.
Todas las fotografías que se muestra a continuación, son nuestras. Tomadas en los días 3 y 10 de diciembre 2015. Primeramente, mostraremos el tipo de flora observada por nosotros y luego, en otro acápite, haremos referencia a la fauna presente. Hemos tratado de fotografiar, en estas dos expediciones, todas las especies diferentes que pudimos observar en nuestras dos visitas. Sin duda se nos han escapado algunas, en particular las que prosperan solo en el acantilado rocoso, en terrenos escarpados, difíciles de transitar, o las hemos hallado ya con sus flores marchitas. En total, hemos reconocido en estas visitas recientes por lo menos 25 especies vegetales en flor, incluidas tres cactáceas.
Los expedicionarios.
Fig. 9. El autor de este blog descansando en una duna viajera que ha logrado sobrepasar el acantilado, hacia los 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, penetrando en el desierto interior. (Foto 10/12/2015).
Fig. 10. Nuestro acompañante, el arquitecto Pedro Lázaro, pisando la extensa cola de la misma duna que avanza hacia el Este.
Fig. 11. Los jóvenes agrónomos Josefina Hepp y Eduardo Contreras, durante la faena de colecta de semillas de plantas nativas.
Fig. 12. Josefina Hepp tomando fotografías en el sector del acantilado a los 770 m. snm.
Fig. 13. Laderas interiores del oasis cubiertas de plantas aún lozanas de Nolana applocaryoides y Cristaria molinae. Aquí hemos observado los ejemplares de mayor desarrollo de la primera especie citada, con un ruedo que puede, en algunos ejemplares, superar los 3 metros de diámetro.
Registro de las plantas observadas en ambos viajes al mismo lugar.
Creemos que puede ser de especial interés para los botánicos y aficionados a las plantas autóctonas, el que nosotros reunamos, en este capítulo, imágenes de todas las especies observadas en estos dos viajes a terreno, a inicios de diciembre 2015.
Fig. 19. Hermoso ejemplar de Cristaria molinae de flores color lila extendiendo sus ramillas apegadas al suelo en forma radial.
Fig. 20. La misma especie, más de cerca mostrando sus flores color lila (o color morado suave)..
Fig. 21. Ejemplar de Calandrinia sp. de diminutas flores color lila. Esta planta extiende sus ramas achaparradas, a ras del suelo, a alguna distancia del tronco madre, lo que le permite esparcir sus semillas más lejos.
Fig. 23. La corola en forma de estrella de cinco pétalos de esta última especie de Calandrinia sp. La flor alcanza un diámetro algo superior a 1 cm.
Fig. 24. Observe las varas florales de Calandrinia sp. extendiéndose radialmente en torno a la raíz central, formando casi un círculo.
Fig. 25. Otra imagen de la misma planta.
Fig. 27. Vimos con bastante frecuencia una variedad de mosca grande, de abdomen color café claro que libaba las flores de ésta y otras especies. No conocemos su clasificación taxonómica. Es de mayor tamaño y robustez que la mosca común de la ciudad.
Fig. 28. Este ejemplar de Calandrinia sp. muestra bien la forma y tamaño de sus hojas, sumamente carnosas y algunas de ellas de gran desarrollo (planta suculenta).
Fig. 29. Curiosa y extraña aglomeración de cabezuelas florales, en forma de cúmulo, en la planta Calandrinia sp de flores color lila.
Fig. 30. La otra forma y menos común que presenta aquí la flor de Calandrinia sp. ¿Se trata de otra especie de Calandrinia, como imaginamos?.
Fig. 31. Flores de Calandrinia sp. y sus botones florales.
Fig. 32. Ejemplar de Poliachyrus annus de flores blancas, (Fam. Asteraceae). La planta produce una enorme cantidad de cabezuelas de flor lo que le permite asegurar su persistencia en el tiempo, esparciendo centenares de semillas a su alrededor.
Fig. 33. Poliachyrus annus ya mostrando sus últimas flores.
Fig. 34. En la parte media de la imagen, un ejemplar de Perityle emoryi (Fam. Asteraceae), rodeado de plantas de Nolana jaffueli (derecha), Calandrinia sp. y Cristaria molinae, (arriba e izquierda). Perytyle sp, es bastante escasa en este oasis y solo la hemos visto en suelos fuertemente arenosos o limosos.
Fig. 35. Perityle emoryi, de flor amarilla, en etapa terminal.
Fig. 36. Cabezuelas florales de Perityle emoryi, (Fam Asteraceae). La planta produce gran cantidad de semillas.
Fig. 37. Planta de Cristaria sp, de flores pequeñas, color blanco. Hemos hallado en este oasis de Alto Patache ejemplares de flores blancas y otros de flores color lila. Sus respectivas hojas nos parecen idénticas. No sabemos si se trata de dos especies diferentes, o solo de distintas variedades cromáticas de una misma especie.
Fig. 38. Cristaria molinae en etapa terminal.
Fig. 39. Flores de Calandrinia sp (color lila) y de Cristaria molinae (color blanco).
Fig. 40. Ejemplar de Cristaria molinae que ha brotado entre las fisuras del limo fino consolidado, producto reciente del arrastre fluvial.
Fig. 41. Ejemplar de gran tamaño de Nolana applocaryoides de flores blancas o levemente azuladas. Esta planta, como también Frankenia chilensis, tiene a formar conjuntos de gran ruedo y diámetro, creciendo en forma radial. Nos llamó la atención la gran cantidad de pequeños hemípteros que alberga bajo su follaje. Aquí observamos varia veces a ejemplares del coleóptero carábido Calosoma rufipennis (Vea abajo, Figs. 107, 108 y 109) que acude a alimentarse de sus pequeñas larvas .
Fig. 42a. Ejemplar de Nolana applocaryoides de aspecto arbustivo, con su pequeño tronco erguido.
Fig. 44. Nolana applocaryoides de pequeñas flores color blanco..
Una cactácea singular y única en el mundo: Eryosice caligophila Muñoz-Schick.
Fig. 45. Entre las piedras, en un ambiente sumamente pedregoso, apenas asoma este ejemplar en flor. Su floración este año 2015 se debe -lo sospechamos- a la insólita lluvia de agosto de este año 2015. En años normales secos, sin lluvias (denominados en la nomenclatura geográfica años "La Niña"), nunca lo hemos visto en flor, a pesar de haberlo buscado ex professo. Lo que significaría, a nuestro juicio, que esta cactácea solo llega a florecer muy de tarde en tarde, cuando caen fuertes lluvias esporádicas, como producto del fenómeno de "El Niño". En años anteriores, solo la habíamos encontrado en flor en diciembre del año 1997. (Foto 10/12/2015).
Fig. 46. El mismo ejemplar, de más cerca.
Fig. 47. Otro ejemplar, en botón floral, semioculto entre las rocas. A su lado izquierdo, un ejemplar ya muerto de Nolana jaffueli.
Fig. 48. Dos ejemplares juntos, apretados y comprimidos entre rocas. Ocultos a las miradas indiscretas de los cactólogos, sus acérrimos enemigos naturales. Este año producirán semillas que ojalá broten y den inicio a nuevos ejemplares, salvando así esta especie de su extinción local.
Fig. 49. Ejemplar en flor y en botón floral; alto de la planta: 11 cm.
Fig. 50. Otro ejemplar, fuertemente comprimido entre las grietas de la roca donde nació. El ejemplar muestra dos hermosos frutos en sazón.
Fig. 55. En este ambiente natural, increíblemente inhóspito, a primera vista, vive aún, en escasos ejemplares sobrevivientes y oculta entre los fragmentos de rocas la especie Eryosice caligophila Muñoz-Schick, que hemos mostrado en las diez imágenes precedentes.
Fig. 60. Flores de Alstroemeria lutea, planta endémica de esta región de Chile junto a Nolana jaffueli en decadencia. Florece desde noviembre a enero.
Fig. 61. Flores y botones florales de la misma especie.
Fig. 62. Ultimas flores de Alstroemeria lutea.
Fig. 63. Una planta vigorosa de Alstroemeria junto a la vara floral de Fortunatia biflora.
Fig. 64. Otra imagen de la misma especie.
Fig. 65. Ejermplar de la especie Quinchamalium chilense.
Fig. 67. Quinchamalium chilense.
Fig. 68. Hoffgmanseggia minor con sus vainas con semillas.
Fig. 69. La misma especie anterior. Otra imagen.
Fig. 70. Flores de Hoffmanseggia minor.
Fig. 71. Cistanthe amaranthoides. Planta sumamente escasa en este oasis. En nuestro recorrido, solo vimos este único ejemplar.
Fig. 72. Stipa ichu o "paja brava".
Fig. 73. Stipa ichu. Ejemplares nuevos. Esta especie es sumamente escasa en el oasis y se halla solo en dos o tres pequeños sectores, en un reducido número de ejemplares. Hemos encontrado señas inequívocas de su presencia en otros lugares del oasis, en arena, con ejemplares ya muertos desde hace decenios.
Fig. 74. Cristaria sp. Extraordinariamente escasa en este oasis, crece solamente en sustrato arenoso y vimos allí muy escasos ejemplares en flor.
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Fig. 75. En esta especie de Cristaria capturamos algunos ejemplares de pequeñas abejitas nativas ( Familia Apidae).
Fig. 76. Ejemplar de Nolana intonsa.
Fig. 77. Nolana intonsa. A diferencia de Nolana applocaryoides, esta especie mostraba en nuestra visita escasas flores. Sus flores color lila muestran una corola de un tamaño mucho mayor que las de la especie recién citada. Pueden alcanzar los 3 cm., totalmente abiertas.
Fig. 78. Tiquilia littoralis. La planta ya había florecido a nuestro arribo al lugar. Solo la vimos en pocos ejemplares en la ladera que mira al Este, creciendo sobre arena, al sur de la casa-estación de este oasis y muy cerca de ésta.
Fig. 78. Fortunatia biflora.
Fig. 79. Atriplex taltalensis.en etapa de floración.
Fig. 80. Tetragonia ovata de la familia botánica Aizoaceae en flor. Posee hojas sumamente carnosas y acuosas.
Fig. 81. La misma especie de Tetragonia ovata en etapa de semilla.
Fig. 82. Frankenia chilensis. A su derecha, ramillas espinudas de Lycium leiostemum, arbusto típico del oasis.
Fig. 83. Ejemplar de Solanum remyanum (izquierda) junto a Tetragonia sp. (derecha).
Fig. 84. Ophryosporus floribundus. Ejemplar único en todo el extenso y dilatado oasis de niebla. Nos hemos preguntado por qué existe, en todo el contorno de este oasis, tan solo un ejemplar vivo. Un auténtico misterio para nosotros. Sin duda alguna, la suma escasez de agua ha impidido su reproducción in situ.
Fig. 85. Botones florales de Ophryosporus floribundus (Foto 10/12/2015).
Fig. 88. Dos mariposas frecuentes en este oasis: Arriba, a la izquierda, Vanessa carye. Hacia el lado derecho, poco perceptible, la mariposa Pyrgus baccharis posada en una flor de Polyachyrus annus.
Fig. 89. Flores pequeñas de la especie Nolana sedifolia que crece en la sección rocosa del oasis.
Fig. 93. Nolana sedifolia con sus típicas flores de color blanco y hojas diminutas, carnosas.
Fig. 94. Semillas arriñonadas de Nolana applocaryoides. Su tamaño alcanza los 3,5 mm. de longitud
Fig. 95. Hoffmanseggia minor con sus vainas ya perfectamente desarrolladas.
Fig. 96. La misma especie anterior.
Fig. 98. Ejemplar que muestra numerosas vainas ya maduras.
Fig. 100. Frutos maduros y dulces de Ephedra breana en el borde del acantilado. (800 m. snm.).
Fig. 101. Frutos maduros de Ephedra breana. Son de un sabor dulce y fueron ávidamente consumidos por los zorros, sus visitantes habituales.
Fauna entomológica asociada a la vegetación observada en el oasis de niebla de Alto Patache a mediados de diciembre 2015.
Fig. 104. Ejemplar de la mariposa Pyrgus bocchoris (Fam. Hesperiidae) libando en flores de Polyachyrus annus.
Fig. 105. Ejemplar de avispa Ammophila sp, de la familia Sphecidae. Identificación provisoria del Dr. Mario Elgueta, del MNHN de Santiago de Chile que agradecemos especialmente. Visita las diferentes flores del oasis donde la hallamos con bastante frecuencia.
Fig. 107. Ejemplares del coleóptero Calosoma rufipennis, visitante asiduo de este oasis en procura de larvas, maxime de Hemiptera y de pequeños insectos que ávidamente devora.
Fig. 109. Este especie, Calosoma rufipennis es carnívora y construye pequeños túneles de hasta dos pulgadas de profundidad bajo la capa blanda de tierra, donde deposita sus huevos y crisálidas. Aparece en gran número cuando se presentan lluvias ocasionales. En este año con fuerte presencia del Fenómeno de "El Niño", lo hemos visto en centenares de especímenes, corriendo de planta en planta, para capturar las pequeñas larvas de que se alimenta.
Los expedicionarios.
Fig. 9. El autor de este blog descansando en una duna viajera que ha logrado sobrepasar el acantilado, hacia los 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, penetrando en el desierto interior. (Foto 10/12/2015).
Fig. 10. Nuestro acompañante, el arquitecto Pedro Lázaro, pisando la extensa cola de la misma duna que avanza hacia el Este.
Fig. 11. Los jóvenes agrónomos Josefina Hepp y Eduardo Contreras, durante la faena de colecta de semillas de plantas nativas.
Fig. 12. Josefina Hepp tomando fotografías en el sector del acantilado a los 770 m. snm.
Fig. 13. Laderas interiores del oasis cubiertas de plantas aún lozanas de Nolana applocaryoides y Cristaria molinae. Aquí hemos observado los ejemplares de mayor desarrollo de la primera especie citada, con un ruedo que puede, en algunos ejemplares, superar los 3 metros de diámetro.
Fig. 14. Vista panorámica hacia el SSE desde los 850 m snm.
Fig. 15. Aspecto del sector rocoso del acantilado superior.
Fig. 16. Una pampa interior. Se observa la estrías (rilll wash) dejadas por la reciente bajada de las aguas.
Fig. 17. Una pequeña quebrada lateral donde estuvo la parcela de experimentación agrícola. El aluvión excavó el fondo, arrasó con la parcela, quedando la cárcava viva a la vista.
Fig. 18. Ladera en suave descenso hacia la terraza litoral. Vista de sur a norte. Tapiz de vegetación de Nolana jaffueli, Nolana intonsa, Cristaria molinae y Fortunatia biflora.
Registro de las plantas observadas en ambos viajes al mismo lugar.
Creemos que puede ser de especial interés para los botánicos y aficionados a las plantas autóctonas, el que nosotros reunamos, en este capítulo, imágenes de todas las especies observadas en estos dos viajes a terreno, a inicios de diciembre 2015.
Fig. 21. Ejemplar de Calandrinia sp. de diminutas flores color lila. Esta planta extiende sus ramas achaparradas, a ras del suelo, a alguna distancia del tronco madre, lo que le permite esparcir sus semillas más lejos.
Fig. 22. Observe las pequeñas flores de esta especie de Calandrinia sp. diferente de la anterior mostrando sus flores de un color amarillo fuerte. Presenta algunas de sus hojas carnosas de gran tamaño.
Fig. 23. La corola en forma de estrella de cinco pétalos de esta última especie de Calandrinia sp. La flor alcanza un diámetro algo superior a 1 cm.
Fig. 24. Observe las varas florales de Calandrinia sp. extendiéndose radialmente en torno a la raíz central, formando casi un círculo.
Fig. 25. Otra imagen de la misma planta.
Fig. 26. Esta especie (Calandrinia sp.) casi siempre la hemos hallado en un ambiente de rocas fragmentadas; pocas veces en arena como aquí se muestra.
Fig. 28. Este ejemplar de Calandrinia sp. muestra bien la forma y tamaño de sus hojas, sumamente carnosas y algunas de ellas de gran desarrollo (planta suculenta).
Fig. 29. Curiosa y extraña aglomeración de cabezuelas florales, en forma de cúmulo, en la planta Calandrinia sp de flores color lila.
Fig. 30. La otra forma y menos común que presenta aquí la flor de Calandrinia sp. ¿Se trata de otra especie de Calandrinia, como imaginamos?.
Fig. 31. Flores de Calandrinia sp. y sus botones florales.
Fig. 32. Ejemplar de Poliachyrus annus de flores blancas, (Fam. Asteraceae). La planta produce una enorme cantidad de cabezuelas de flor lo que le permite asegurar su persistencia en el tiempo, esparciendo centenares de semillas a su alrededor.
Fig. 33. Poliachyrus annus ya mostrando sus últimas flores.
Fig. 34. En la parte media de la imagen, un ejemplar de Perityle emoryi (Fam. Asteraceae), rodeado de plantas de Nolana jaffueli (derecha), Calandrinia sp. y Cristaria molinae, (arriba e izquierda). Perytyle sp, es bastante escasa en este oasis y solo la hemos visto en suelos fuertemente arenosos o limosos.
Fig. 35. Perityle emoryi, de flor amarilla, en etapa terminal.
Fig. 36. Cabezuelas florales de Perityle emoryi, (Fam Asteraceae). La planta produce gran cantidad de semillas.
Fig. 37. Planta de Cristaria sp, de flores pequeñas, color blanco. Hemos hallado en este oasis de Alto Patache ejemplares de flores blancas y otros de flores color lila. Sus respectivas hojas nos parecen idénticas. No sabemos si se trata de dos especies diferentes, o solo de distintas variedades cromáticas de una misma especie.
Fig. 38. Cristaria molinae en etapa terminal.
Fig. 39. Flores de Calandrinia sp (color lila) y de Cristaria molinae (color blanco).
Fig. 40. Ejemplar de Cristaria molinae que ha brotado entre las fisuras del limo fino consolidado, producto reciente del arrastre fluvial.
Fig. 41. Ejemplar de gran tamaño de Nolana applocaryoides de flores blancas o levemente azuladas. Esta planta, como también Frankenia chilensis, tiene a formar conjuntos de gran ruedo y diámetro, creciendo en forma radial. Nos llamó la atención la gran cantidad de pequeños hemípteros que alberga bajo su follaje. Aquí observamos varia veces a ejemplares del coleóptero carábido Calosoma rufipennis (Vea abajo, Figs. 107, 108 y 109) que acude a alimentarse de sus pequeñas larvas .
Fig. 42a. Ejemplar de Nolana applocaryoides de aspecto arbustivo, con su pequeño tronco erguido.
Fig. 42b. Dos frondosos ejemplares de Nolana applocaryoides en laderas arenosas.
Fig. 42c. La misma especie que tiende a formar enormes ejemplares de aspecto circular o redondeado. Este ejemplar muestra un diámetro algo superior a los 80 cm. Bajo su tupido y sombreado follaje, alberga una rica fauna de hemípteros (Insectos chupadores de savia) de varias especies.
Fig. 43. Dos Nolanas diferentes: izquierda: Nolana applocaryoides; derecha: Nolana intonsa
Fig. 44. Nolana applocaryoides de pequeñas flores color blanco..
Una cactácea singular y única en el mundo: Eryosice caligophila Muñoz-Schick.
Presentamos a continuación imágenes de la cactácea Eryosice caligophila, escasísima cactácea endémica de estos oasis de niebla situados al sur de la ciudad de Iquique. Recientemente (1997) fue descubierta aquí por Raquel Pinto y determinada posteriormente por Mélica Muñoz-Schick (año 2000). Dada su gran rareza y habiendo tenido nosotros la gran suerte de hallar en este viaje todos los ejemplares en flor o en fruto, presentamos aquí varias imágenes de este cactus que debería ser a la brevedad declarado "en peligro inminente de extinción" en su habitat natural, por su suma rareza y escasez.
Fig. 46. El mismo ejemplar, de más cerca.
Fig. 47. Otro ejemplar, en botón floral, semioculto entre las rocas. A su lado izquierdo, un ejemplar ya muerto de Nolana jaffueli.
Fig. 48. Dos ejemplares juntos, apretados y comprimidos entre rocas. Ocultos a las miradas indiscretas de los cactólogos, sus acérrimos enemigos naturales. Este año producirán semillas que ojalá broten y den inicio a nuevos ejemplares, salvando así esta especie de su extinción local.
Fig. 49. Ejemplar en flor y en botón floral; alto de la planta: 11 cm.
Fig. 50. Otro ejemplar, fuertemente comprimido entre las grietas de la roca donde nació. El ejemplar muestra dos hermosos frutos en sazón.
Fig. 51.
Fig. 52.
Fig. 53.
Fig. 54. Si no fuera por su vistosa flor, este ejemplar sería prácticamente invisible entre las rocas que lo sofocan.
Fig. 55. En este ambiente natural, increíblemente inhóspito, a primera vista, vive aún, en escasos ejemplares sobrevivientes y oculta entre los fragmentos de rocas la especie Eryosice caligophila Muñoz-Schick, que hemos mostrado en las diez imágenes precedentes.
Fig. 56. Eulychnia iquiquensis. Unos de los cuatro ejemplares que aún se puede observar en este oasis.
Fig. 57. Este viejo ejemplar de Eulychnia, seguramente más que centenario, ha crecido al pie de unas rocas que condensan la humedad atmosférica de la neblina o camanchaca, gracias a la cual ha podido conservarse vivo hasta hoy.
Fig. 58. Botones florales de esta cactácea.
Fig. 59. Zoom hecho a los botones de flor.
Otras especies presentes en el oasis de Alto Patache.
Fig. 63. Una planta vigorosa de Alstroemeria junto a la vara floral de Fortunatia biflora.
Fig. 64. Otra imagen de la misma especie.
Fig. 65. Ejermplar de la especie Quinchamalium chilense.
Fig. 66. Aproximación.
Fig. 67. Quinchamalium chilense.
Fig. 68. Hoffgmanseggia minor con sus vainas con semillas.
Fig. 69. La misma especie anterior. Otra imagen.
Fig. 70. Flores de Hoffmanseggia minor.
Fig. 71. Cistanthe amaranthoides. Planta sumamente escasa en este oasis. En nuestro recorrido, solo vimos este único ejemplar.
Fig. 72. Stipa ichu o "paja brava".
Fig. 73. Stipa ichu. Ejemplares nuevos. Esta especie es sumamente escasa en el oasis y se halla solo en dos o tres pequeños sectores, en un reducido número de ejemplares. Hemos encontrado señas inequívocas de su presencia en otros lugares del oasis, en arena, con ejemplares ya muertos desde hace decenios.
Fig. 74. Cristaria sp. Extraordinariamente escasa en este oasis, crece solamente en sustrato arenoso y vimos allí muy escasos ejemplares en flor.
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Fig. 75. En esta especie de Cristaria capturamos algunos ejemplares de pequeñas abejitas nativas ( Familia Apidae).
Fig. 77. Nolana intonsa. A diferencia de Nolana applocaryoides, esta especie mostraba en nuestra visita escasas flores. Sus flores color lila muestran una corola de un tamaño mucho mayor que las de la especie recién citada. Pueden alcanzar los 3 cm., totalmente abiertas.
Fig. 78. Fortunatia biflora.
Fig. 79. Atriplex taltalensis.en etapa de floración.
Fig. 80. Tetragonia ovata de la familia botánica Aizoaceae en flor. Posee hojas sumamente carnosas y acuosas.
Fig. 81. La misma especie de Tetragonia ovata en etapa de semilla.
Fig. 83. Ejemplar de Solanum remyanum (izquierda) junto a Tetragonia sp. (derecha).
Fig. 86. Fortunatia biflora.
Fig. 87. Presencia de Alstroemeria lutea Muñoz-Schick. A su izquierda, un ejemplar del cactus Cumulopuntia sphaerica, bastante escaso en este oasis de niebla.
Fig. 89. Flores pequeñas de la especie Nolana sedifolia que crece en la sección rocosa del oasis.
Fig. 90. Nolana jaffueli.
Fig. 91. La misma especie en flor color lila suave.
Fig. 92. Nolana jaffueli. Zoom a sus flores y cabezuela de semillas.
Fig. 93. Nolana sedifolia con sus típicas flores de color blanco y hojas diminutas, carnosas.
Fig. 94. Semillas arriñonadas de Nolana applocaryoides. Su tamaño alcanza los 3,5 mm. de longitud
Fig. 96. La misma especie anterior.
Fig. 97. Zoom para mostrar de cerca la forma de la flor.
Fig. 98. Ejemplar que muestra numerosas vainas ya maduras.
Fig. 99. Ejemplar de Ephedra breana visitado por el insecto carábido, Calosoma rufipennis (Coleoptera). A su alrededor, ejemplares de Nolana intonsa, sin flores.
Fauna entomológica asociada a la vegetación observada en el oasis de niebla de Alto Patache a mediados de diciembre 2015.
Fig. 102. Especie de mosca (Fam. Tachinidae) visitando las flores de Cristaria molinae. Se trata de la especie Gonia sp., probablemente Gonia lineata. Tamaño aproximado: 1.0 - 1,1 cm. Identificación provisoria de Christina González, del MNHN de Santiago de Chile.
Fig. 103. Agujero practicado en la superficie arenosa por la avispa Ammophila sp., que mostramos en las imágenes siguientes. La vimos entrar y salir de este hoyo, donde deposita sus huevos sobre presas (larvas) que adormece previamente. Sin duda, es ahora la etapa de postura de esta especie.
Fig. 105. Ejemplar de avispa Ammophila sp, de la familia Sphecidae. Identificación provisoria del Dr. Mario Elgueta, del MNHN de Santiago de Chile que agradecemos especialmente. Visita las diferentes flores del oasis donde la hallamos con bastante frecuencia.
Fig. 106. Otra vista de la misma especie de avispa Ammophila sp. muy cerca de su madriguera (Vea Fig. 103) donde oculta bajo tierra sus presas vivas, sedadas, de las que se alimentará su prole.
Fig. 107. Ejemplares del coleóptero Calosoma rufipennis, visitante asiduo de este oasis en procura de larvas, maxime de Hemiptera y de pequeños insectos que ávidamente devora.
Fig. 108. Zoom a la misma especie depredadora del oasis.
Fig. 110. Semioculto entre las hojas filiformes y frutos de Ephedra breana, se puede ver un ejemplar de esta especie de coleóptero, Calosoma rufipennis. De seguro, busca allí alguna larva que devorar.
Fig. 111. Ejemplar de la mariposa Vanessa carye (Fam. Nymphalidae) visitante asiduo de estos oasis nortinos. Aquí se ha posado en una flor de Nolana intonsa para chupar su néctar.
Fig. 112. Zoom a la misma mariposa anterior.
Fig. 113. Libando en las flores de la asterácea Polyachyrus annus.
Fig. 114. Pequeña abeja, probablemente Alloscirtetica chilense, según me acaba de comunicar el Dr. Laurence Packer (com. pers. 08/01/2016), especie autóctona presente en este oasis, recogiendo el polen de esta flor de Cristaria sp. Las abejas nativas de este oasis y en general de todo el norte de Chile han sido identificadas y estudiadas recientemente por el entomólogo canadiense L. Packer, conocido especialista en la familia Apidae en el desierto chileno y peruano.
Fig. 115. Variedad de mosca (Familia Tachinidae, género Gonia sp) asidua visitante de numerosas flores de este oasis y, sin duda, excelente polinizadora de las mismas. Aquí la vemos posada en una flor de Fortunatia biflora que crece entre los brotes de la planta Nolana jaffueli.
Comentario ecológico.
1. Sorprende la enorme variedad de especies de plantas que alberga este ecosistema del desierto costero norte chileno. Aquí hemos reseñado la existencia de 25 especies diferentes. Seguramente, faltan varias más, que ya habían florecido y muerto antes de nuestra llegada a comienzos de diciembre. Por ejemplo, ya no vimos en nuestras últimas visitas a las especies Leucocoryne appendiculata, Oxalis sp. y Zephyra elegans, plantas que detectamos en el borde rocoso del acantilado en nuestra expedición anterior de fines de octubre 2015.
2. Mucho más nos sorprende la increíble capacidad tanto de las plantas (a través de sus semillas) como de los insectos, para reaparecer años después, luego de la muerte de las plantas al cumplir su breve ciclo de vida.
3. Hay autores que señalan que ciertas semillas tendrían la capacidad de brotar después de 15, 20, 30 ó 40 años de sequía ininterrumpida. No conocemos estudios sobre este interesante tema, de enorme interés para comprender mejor la eclosión del "desierto florido".
4. Los ciclos de presencia del fenómeno de "El Niño" son muy variables en nuestras costas, como variable también es el monto de la pluviosidad acompañante de este evento.
5. Nadie sabe exactamente cuál es la capacidad de insectos como Calosoma rufipennis y otras especies de insectos como las abejas silvestres o las avispas, para esperar por años el arribo de un nuevo evento lluvioso. Se supone que esperan, en estado de pupa o crisálida, en galerías hechas por el insecto bajo tierra, por espacio de varios años. ¿Cuántos?. No se sabe, a la verdad. En todo caso, en este oasis, este carábido no se veía en abundancia desde el año 2002 cuando hubo fuertes lloviznas en el área.
6. Lo que nos parece casi seguro es que este episodio de lluvias tan intensas en este año 2015, ha sido no solo anómalo, sino singular y único en un muy largo período de tiempo. Tal vez no haya tenido precedente parecido en los últimos cien años o aún más, tal fue la intensidad de formación de profundas cárcavas de erosión que nos ha tocado observar en esta ocasión.
7. Durante nuestra visita del día 10/12/2015, pudimos observar la presencia de uno que otro ejemplar aislado de aves como la dormilona (Muscisaxicola sp.) o el minero (Geositta sp.), en el borde del acantilado rocoso y en los lomajes interiores. Infaltable fue, por cierto, al presencia del jote Cathartes aura, sobrevolando en forma majestuosa estos parajes costeros. En cambio, no hemos visto en las cuatro últimas visitas (entre fines de septiembre y mediados de diciembre) a ejemplares del pajarillo denominado localmente como "chirigüe", Sicalis olivascens, que años atrás era frecuente de ver, en pequeños grupos, en este oasis de niebla. ¿Qué ocurrió con esta especie?. ¿Emigró, tal vez a otros parajes más favorables?. No lo sabemos. Por fin, en nuestra última visita (10/12/2015) avistamos un ave en vuelo rasante y muy rápido aleteo, que salió velozmente del área del comedor de la casa-estación, donde parecería vivir. Se trataría, al parecer, de una especie de tórtola grande. No pudimos observarla con precisión ni fotografiarla. Encontramos el área exacta donde defeca. Por el gran número de fecas dejadas en un solo lugar, deducimos que reside desde hace unas pocas semanas en este oasis. Es altamente probable que se trate de un ejemplar de la subfamilia Columbinae. ¿Qué hace esta avecita aquí?. Nunca la vimos antes en este oasis de niebla. Podría tratarse de un ave perdida o de paso... No sabemos. Por ahora, encuentra aquí muchas semillas de qué alimentarse. Era de un color café claro, muy uniforme, pero no alcanzamos a distinguir rasgos típicos.
8. Por fin, dejamos constancia de que en estas visitas no hemos podido hasta ahora encontrar ejemplares vivos de los caracoles terrestres Bostryx derelictus broderipi y Plectostylus broderipi , especies que otrora fueran habitantes asiduos de estos oasis en época de floración masiva. ¿Qué ocurrió con ellos? ¿Se ha extinguido esta especie in situ, tal vez?. Es otro de los muchos enigmas que nos plantea la madre Naturaleza a cada instante y que debemos tratar de resolver en el futuro.
Nota de reconocimiento.
Agradecemos aquí en forma particular el entusiasta apoyo científico y la determinación de especies de insectos aquí presentados, por parte de los Drs. Mario Elgueta, entomólogo del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago (Chile) y del Dr. Laurence Packer, entomólogo canadiense, experto internacional en la familia Apidae.
Bibliografía de consulta obligada.
Cereceda, Pilar, Raquel Pinto,
Horacio Larrain, Pablo Osses and Martín Farías, 2004.“Geographical Description of
Three Coastal Ecosystems lying South of Iquique (Chile), Proceedings of the Third International Conference on Fog, Fog
Collection and Dew, Cape Town, South Africa, pp. MO.
Muñoz-Schick, Mélica, 2000. "Novedades en la familia Alstroemeriaceae", Gayana Botanica, Universidad de Concepción, Chile, vol. 57, Nº 1, año 2000.
Muñoz- Schick, Mélica, Raquel Pinto y Aldo Mesa, 2001, "Oasis de neblina" en los cerros costeros al sur de Iquique, región de Tarapacá, durante el evento El Niño 1997-1998", Revista Chilena de Historia Natural, Santiago de Chile, Vol. 74, Nº 2
Pinto, Raquel,
Horacio Larrain, Pilar Cereceda, Pedro Lázaro, Pablo Osses and Richard S. Schemenauer, 2001, “Monitoring Fog-Vegetation Communities at a Fog-Site in Alto Patache, South of Iquique, Northern Chile, during “El Niño” and “La
Niña “ Events
1997-2000” , Proceedings of the 2nd International
Conference on Fog and Fog Collection, Saint Joh´ns,
Canada, July 15-20, 2001, 293-296.
Nos comenta desde Santiago de Chile el ingeniero agrónomo Javier Lira Vergara:
ResponderEliminar"Muy interesantes los artículos y preciosas las fotografías; es admirable como la vida puede darse en esas condiciones tan extremas".
Javier y Teresita
Estimados Teresita y Javier:
ResponderEliminarGracias por su comentario a este capítulo con flores del desierto florido en cerros al sur de Iquique. Para los que estamos habituados a recorrerlos, desde hace ya unos veinte años o más, este espectáculo ha sido a la vez sorprendente y aleccionador. Las semillas están ahí, en latencia, bajo las arenas o las piedras, esperando el milagro del agua. Al llegar ésta en forma de lluvia copiosa, brotan rápidamente, y producen nuevamente gran cantidad de semillas las que esperarán otro episodio semejante. Éste puede tardar, cinco, diez o más años en llegar. De hecho, en este lugar de Alto Patache, las lluvias anteriores (bastante débiles) cayeron en el año 2002, es decir hace trece años. Pero esta floración ha sido mucho más potente que todas las anteriores conocidas, tanto las ocurridas en el año 1986, como las que hubo en el año 1997, ambas provocadas por el mismo fenómeno de "El Niño". Las lluvias recientes de los días 8 y 9 de Agosto del 2015, fueron mucho más intensas que las de anteriores eventos. Cayeron 50 mm en dos días y la mayor parte, en solo seis horas del día 8. A mi entender, estas lluvias hicieron brotar todo lo que existía vivo en el oasis. En sectores arenosos, pudimos constatar que la humedad penetró a más de 1 metro de profundidad. Y lo que no brotó, es porque ya estaba seco, como creemos ha sucedido con plantas de Argylia radiata de la que no hemos hallado ejemplares vivos.