Fig. 1. Un desierto irreconocible. Antes de las lluvias caídas en Junio y Agosto 2015, aquí no se veía planta alguna, solo rocas y arenas. Era desierto absoluto.
Si Ud. vive o ha vivido en la zona costera de Antofagasta, se sorprenderá por las vistas que le presentamos aquí, porque parecen tomadas en otra región del país y no en este implacable desierto costero.
Fig. 2. Ladera en la quebrada de La Chimba, Antofagasta. Soberbio espectáculo que ofrecía esta reserva natural luego de las intensas lluvias del 8 y 9 de Agosto, recién pasado. La especie aquí representada es una variedad de Nolana sp. Las lluvias precedentes en la misma comarca (caídas en Abril 2015) permitieron el espléndido desarrollo de millones de plantas (como es observable aquí), las que a su vez, dejaron tras de sí innúmeras semillas, las que ahora volvieron a brotar en forma impresionante (imágenes tomada hacia el 2 de junio 2015 por Mauricio González).
"Desierto florido" en la costa del desierto más árido del planeta.
De tanto en tanto, nuestro desierto costero nortino se viste de flores y aromas. El espectáculo es simplemente soberbio. En medio de rocas y arenas casi siempre yermas y estériles, donde apenas persisten dificultosamente los líquenes, surge repentinamente, vibrante e impetuosa, la vida vegetal, cubriendo con un frágil manto extensas superficies. ¿Cómo se explica este cambio repentino?. Cuál es su causa, su origen?. Es lo que pretendemos mostrar aquí a través de textos e imágenes.
Un diluvio en Antofagasta.
Entre los días 8 y 9 de Agosto de este año 2015, llovió intensamente en toda la costa norte chilena, desde La Serena hasta Arica. Solo en el área de Antofagasta, cayó durante estos dos días de Agosto, un total de 20 mm de agua de lluvia. Si tenemos en cuenta que la precipitación media para la zona de Antofagasta, según datos de la Dirección Meteorológica de Chile, es de alrededor de 0.7 mm al año, bien se puede imaginar lo que representa este verdadero "diluvio" en "el desierto más árido de la tierra" (Weischet, 1966). Según testigos presenciales, a ratos "llovió a cántaros", en Antofagasta, como en el sur (Mauricio González, informe personal Septiembre 2015).
"Llovía a cántaros".
Las lluvias en la costa de nuestro desierto, máxime cuando se trata de episodios provocados por el fenómeno de "El Niño" (ENSO, en inglés), generalmente son copiosas, repentinas y suelen provocar aluviones muy destructivos al alcanzar la línea de base y los conos de deyección de las quebradas de la Cordillera de la Costa. Esto ocurre tanto en Chile como en el Perú. Justamente, allí, en la terraza litoral, es donde se asientan hoy casi todas las ciudades costeras del Norte de Chile, en ese estrecho segmento de territorio situado entre el mar y los cerros costeros. el peligro de aluviones es evidente.
Un recuerdo del pasado reciente: el aluvión de Junio 1991.
Este fenómeno no es una novedad. Ha ocurrido de tanto en tanto y, generalmente con motivo de la presencia (y descarga) del fenómeno climático de "El Niño" en nuestras costas. En efecto, fuimos personalmente testigos, en el sector de la COVIEFI de Antofagasta, de las lluvias de los días 17 y 18 de Junio del año 1991, cuando cayeron sobre la ciudad 42 mm. de agua en menos de 48 horas. Las seis o siete quebradas que confluyen directamente desde los cerros hacia la ciudad, recogieron el agua de las pequeñas cuencas de las estribaciones de la cordillera de la costa, desde alturas cercanas a los 900 m., y se precipitaron en forma de avalancha sobre la ciudad. Muy cerca de nuestra casa, situada en la calle Santa Marta, bajaba la quebrada llamada de "Carrizo" o "La Negra". Aquel día, en la madrugada, un impetuoso torrente de aguas turbias se precipitó por su cauce, habitualmente seco, destruyendo y arrastrando impetuosamente todo a su paso. Fueron más de tres horas de lluvia ininterrumpida, desde la una hasta las cuatro o cinco de la madrugada. Se calcula que cayó entonces sobre la ciudad misma, alrededor de un millón de metros cúbicos de agua, a lo que se debe agregar otro tanto, por lo menos, de aguas caídas y arrastradas por las laderas de los cerros vecinos que van a dar directamente a la periferia de la ciudad.
Las causas y características de este evento y otros anteriores ocurridos en la misma zona, pueden ser estudiadas en el artículo de los investigadores Gabriel Vargas, Luc Ortlieb y José Rutland titulado: "Aluviones históricos en Antofagasta y su relación con eventos El Niño/oscilación del Sur", Revista Geológica de Chile, Año 2000, vol. 27, 157-176 ( accesible en Internet).
Imágenes elocuentes.
Las imágenes que a continuación gustosos mostramos a nuestros lectores, fueron tomadas por miembros de la agrupación "Caminantes del Desierto", entidad de carácter ecológico de exploradores nortinos, con base en la ciudad de Antofagasta que, en los últimos años, ha realizado una encomiable labor de estudio, colecta y difusión de los especímenes de la flora y fauna regional. Agradecemos en particular a su director, Mauricio González, la autorización que nos ha dado para publicar estas fotos tomadas por su equipo con motivo de las recientes lluvias. Puede Ud. consultar, además, y con mucho provecho su página web: www.caminantesdeldesierto.cl. donde podrá admirar imágenes semejantes o mejores. Se la recomendamos vivamente.
"Los Caminantes del desierto".
Esta notable organización ecológica, publicó en abril del año 2012 una obra con imágenes a todo color que se titula: "Atlas de la Flora y Fauna de la Cordillera Costera de la Región de Antofagasta". Su mayor mérito consiste en que sus miembros no son -como uno pudiera imaginar- avezados biólogos, (botánicos o zoólogos) sino personas comunes que se interesan por estudiar y difundir el conocimiento, el aprecio y el respeto hacia las formas de la naturaleza que nos rodean. Es ese "afán insaciable de saber" su guía y su norte en sus expediciones y salidas a terreno, en las que juntos, en simpática camaradería, van compartiendo sus conocimientos. En este momento, están preparando el Atlas de la zona costera de Tocopilla, publicación que nos traerá muchas sorpresas.
Descubrimiento de especies raras.
Gracias a ellos, a su espíritu de observación y sus hallazgos, ha sido posible a especialistas universitarios describir especies que no estaban registradas en los manuales especializados de botánicos o zoólogos. Así, han hallado en los últimos años especies nuevas para la ciencia, o han contribuido de manera muy importante a ampliar considerablemente el rango de distribución de especies vegetales y animales ya conocidos para otras zonas del país. Mérito, en realidad, indiscutible. Ojalá en todas las ciudades de nuestro país surgieran iniciativas parecidas, cuyo objeto sea dar a conocer y estudiar la Naturaleza que nos rodea, enseñar a protegerla y cuidarla y, a la vez, alertar sobre posibles amenazas que se ciernen sobre determinados espacios naturales, invadidos por el hombre.
La quebrada de La Chimba, al Norte de Antofagasta.
Esta pequeña quebrada,de una extensión total de aproximadamente unos 8-10 km de longitud, nace en las alturas de la cordillera de la costa y toma rumbo WSW hasta rematar en la terraza marina a unos 250 m sobre el nivel del mar.
Fig. 3. La desembocadura de la quebrada de La Chimba en la zona próxima a la terraza litoral. Casi no hay espacio que no esté ocupado por una planta. La gran cantidad de agua caída en pocas horas, ha favorecido el crecimiento vertiginoso y el enorme tamaño alcanzado por estos especímenes. Su vida, lamentablemente, es muy breve. Cuatro meses después, solo se podrá ver cadáveres de plantas resecas, tristes resabios de esta riquísima floración.
Fig. 4. Se alcanza aquí a divisar algunos ejemplares de la cactácea Eulychnia iquiquensis entre el potente desarrollo de las Nolanáceas y Cristarias que cubren literalmente toda el área.
Fig. 5. Al contemplar este espectáculo deslumbrante de flores, de al menos dos especies de Nolana sp., uno logra comprender perfectamente bien cómo se pudo, en un pasado no remoto (entre los años 30 y 40 del pasado siglo), traer a este sitio y por temporadas, ganado de cabras y ovejas a pastar por algunas semanas, antes de ser sacrificadas (testimonio explícito de Gerardo Claps Gallo al autor, hacia el año 1963-64). En los años secos normales (alejados de la influencia de los años húmedos de "El Niño", resultaría incomprensible o absurda tal aseveración, tal es la sequedad y esterilidad que normalmente reina en el lugar.
Fig. 6. En años extraordinariamente lluviosos, como ha sido en la zona de Antofagasta este año 2015, es cuando suelen presentarse a la vista especies de plantas raras o muy escasas, por cuanto todas las semillas existentes en el suelo brotan, se desarrollan y vuelven a semillar. Ante un imponente espectáculo vegetacional como éste, se comprende bien, además, cómo pudo en tiempos antiguos, llegar aquí a pastar el guanaco (Lama guanicoe) en pequeñas manadas, manteniéndose en el área por varias semanas y tal vez, meses. Y era en estas ocasiones cuando los grupos de pescadores-recolectores marinos que conocemos con el nombre genérico de "changos", acudían al lugar para acecharlo y darle caza.
Pescadores y cazadores.
Ahora, a la vista de este paisaje, podemos también entender por qué nosotros mismos hallamos varias veces, en los años 1963-64, recorriendo infatigablemente estos cerros costeros, puntas de proyectil, cuchillos y raspadores hechos de sílex, abandonados in situ como producto de la caza terrestre realizada por estos antiguos habitantes de la costa. Si no se ha contemplado nunca antes este paisaje floral bellísimo y sobrecogedor, es casi imposible para un arqueólogo comprender a cabalidad el género de vida mixto de los antiguos cazadores-recolectores de la costa, que combinaban sabiamente la caza marina con la cacería terrestre y la asidua recolección de especies vegetales (hojas, tallos, bulbos) para su alimentación y empleo medicinal. "Pescadores costeros" les ha llamado siempre la literatura especializada, pero, dada la ocasión de acceder a productos vegetales por efecto de eventuales lluvias torrenciales, obviamente ellos se transformaban en recolectores terrestres y aún en avezados cazadores de guanacos y ciervos (tarucas).
Algunas especies raras, típicas de la quebrada de La Chimba.
Debo a los "Caminantes del desierto" de la ciudad de Antofagasta y, concretamente a su director don Mauricio González, las imágenes de plantas muy raras y escasas, que Ud. podrá disfrutar a continuación. Aparecieron con las lluvias caidas en el mes de junio 2015 y nunca antes fueron detectadas.
Fig. 7. Esta especie se denomina Ciclospermum laciniatum (DC), Constance.y fue hallada el día 13 de septiembre de este año, hacia los 600 m de altitud s.n.m.
Fig. 8. Planta muy rara y hermosísima, perteneciente a la familia botánica de las Papilionáceas: Astragalus dodtii, que ha sido detectada en La Chimba en estas últimas lluvias caídas en el mes de agosto 2015.
Fig. 9. Extraña planta que al parecer conjuga rasgos de dos géneros: Cistanthe y Nolana y que está en vías de clasificación. por los expertos.
Fig. 10. Esta especie, la misma de la imagen anterior, posee una robusta raíz en forma de tubérculo, como la zanahoria, la que le permite sobrevivir por años, bajo tierra al secarse la porción aérea de la planta.
Comentario eco-antropológico.
1. En la actualidad, se ha detectado la presencia de alrededor de 85 especies de plantas en esta reserva natural de la quebrada de La Chimba, y hay aún algunas especies en estudio.
2. Dada la cantidad de especies y el extraordinario número en que han aparecido en esta ocasión, podemos fundadamente suponer que sus semillas poseen cutículas muy duras y resistentes a la pérdida de humedad. Es probable que algunas de ellas solo broten tan solo cuando se presenta una cantidad importante de agua. De algunas especies se sospecha que pueden esperar hasta 30-40 años, sin brotar, hasta que llega el ansiado chaparrón.
3. Nadie sabe con total certeza, en realidad, cuantos años pueden esperar las semillas de las diversas especies bajo tierra hasta encontrar el momento propicio para eclosionar y brotar. Pero sospechamos que diversas especies tienen muy diversa capacidad de resistir una prolongada sequía. Aparentemente, las Nolanas poseen una corteza (cutícula) sumamente dura que les permitiría soportar prolongados períodos sin lluvia. No conocemos estudios sobre este interesante tema en nuestro desierto.
4. Es muy probable que los antiguos habitantes costeros se hayan alimentado de varias de estas especies (hojas, raíces, flores), tal como se sabe ocurrió con las especies de Liliáceas o Amarilidáceas provistas de bulbo como Zephyra, Leucocoryne o Fortunatia, cuyos bulbos secos han sido encontrados en sus yacimientos costeros.
5. Dada la increíble capacidad de sus semillas para permanecer en latencia, a la espera de la lluvia, no sería nada de raro que en el futuro siguieran apareciendo especies "nuevas" para la ciencia, en lugares rara vez visitados por los científicos o especialistas o en lugares donde caen de improviso, grandes cantidades de lluvia, muy fuera de lo normal. Por eso es de alabar la actividad investigativa de grupos ecológicos o de amantes de la naturaleza que, conscientes de su deber de proteger y cuidar los ambientes naturales, toman nota cuidadosa y fotografían estas especies, dándolas a conocer al mundo científico. Uno de estos grupos, los "Caminantes del desierto" de la ciudad de Antofagasta, ha sabido mezclar el afán de conocer y estudiar el mundo natural, con el entusiasmo por explorar y recorrer los rincones más recónditos de su región. Revise Ud. estimado lector, su amena e instructiva página web www.caminantesdeldesierto.cl y se sorprenderá.
Este benemérito grupo ecológico ya ha editado un manual de la flora autóctona de la región de Antofagasta y tiene actualmente en preparación otro, dedicado a la flora de Tocopilla. El grupo cuenta con asesoría científica de expertos botánicos de primer nivel.
6. El primer estudio serio y acucioso de la flora de La Chimba fue realizado en la Universidad de Chile, sede de Antofagasta, como tesis de grado de biología, por la profesora Mabel Salgado, en el año 1966. El trabajo se denomina. "Estudio preliminar de la flórula de las Quebrada de la Chimba (Provincia de Antofagasta)", 181 páginas.
7. Esta maravilla de la naturaleza estuvo hace muchos años bajo una efectiva protección de la CONAF. Hoy este lugar, a pesar de haber sido declarado "Reserva Natural" en el año 1988, por decreto del Ministerio de Agricultura, por desgracia, se encuentra totalmente desprotegido, más aún, gravemente amenazado por la existencia muy cercana de vertederos clandestinos y de extensos sitios de extracción de ripios y arenas. Aunque está legalmente, en principio, al cuidado de CONAF, no existe allí ni guardaparques ni estructura alguna que regule y controle su ingreso. Pudiendo convertirse en un sitio de gran atracción científica, necesita urgentemente de la preocupación de las autoridades de la CONAF y municipales para evitar su colapso total. Tampoco ha encontrado un efectivo reconocimiento oficial como "parque natural" de flora y fauna del desierto costero, con la salvaguarda y protección pertinente. Urge salvarlo de la total destrucción. ¡La comunidad antofagastina tiene aquí la palabra! .