Fig. 1. Mineral de plata de Huantajaya. Sector denominado "Hundimiento", donde se puede observar antiguas entradas a las galerías (bocaminas). En este sector, y en sus galerías, ciertamente, trabajó William Bollaert durante su larga permanencia en Tarapacá. (Foto H. Larrain, Agosto 2008).
Fig. 2. Vista al Mineral de plata de Huantajaya desde la cima del cerro San Agustín Atrás, al fondo, casi al medio de la foto, el cerro Santa Rosa, igualmente trabajado en época de Bollaert. (Foto H. Larrain, 2008).
La figura de William Bollaert.
Los historiadores y antropólogos culturales del extremo Norte de Chile están, en general, familiarizados con el nombre y la obra notable del químico inglés William Bollaert (1807- 1876). Llegado, muy joven al Perú en el año 1825, se traslada al año siguiente, -como el mismo lo señala-, al Mineral de plata de Huantajaya, en Tarapacá, donde trabaja, en su calidad de químico, a cargo del estudio del yacimiento y sus vetas. Se ha hecho muy conocido entre nosotros por su obra: Antiquarian, Ethnological and Other Researches in New Granada, Ecuador, Peru and Chile, with Observations on the PreÍncarial, Inczrial and Other Monuments of Peruvian Nations (Trübner and Co.,. London, 1860, 279 pgs.). Obra, pionera para su época, nos entrega informaciones valiosísimas sobre la geografía, cartografía, etnografía e incluso el arte rupestre de la zona de Tarapacá donde vivió por más de 20 años, en los inicios de la explotación sistemática del salitre en el Perú de entonces. Para arqueólogos, historiadores, geógrafos y aún estudiosos del arte y el folklore regional la obra de Bollaert es un venero inagotable de información. Bollaert es para nosotros, por esas tempranas fechas, lo que será casi exactamente cien años después, el gran geógrafo norteamericano Isaiah Bowman, a través de su conocida obra Desert Trails of Atacama, publicada en New York en el año 1924. Riquísimos ateriales de primera mano, recogidos todos por su autor en el lugar mismo de los hechos.
Su interés por la antropología y etnología de la región.
Con un marcado interés por la historia andina, la arqueología y la etnología, Bollaert escribió numerosos artículos, poco conocidos en nuestro medio, sobre temas antropológicos y arqueológicos de estos países, temas y tópicos que habían sido dados a conocer en el Viejo Continente sobre todo a través de las obras de Alexander von Humboldt, a comienzos del siglo XIX. Nos asombra hoy la enorme curiosidad intelectual de Bollaert con respecto a las "antiguallas" o manifestaciones artísticas y folklóricas de los pueblos andinos. Entre estas "antiquities" estaba, en primera línea, el estudio pionero de los "pintados", nombres con que en dicha época eran conocidas las figuras, hechas en las laderas de cerros, y que hoy denominamos "geoglifos" del desierto. Poseía Bollaert una sólida formación científica y si bien su actividad como "ensayista de metales" en Huantajaya, le circunscribía a las zonas estrictamente mineras, su curiosidad intelectual le llevó a recorrer extensas zonas de Tarapacá e incursionar en campos que hoy pertenecen a la historia andina, la arqueología, la etnografía, el folklore regional e incluso la lingüística andina. Debemos recordar que por aquellos tempranos años de 1825-1830, la arqueología, como ciencia recién daba sus primeros y vacilantes pasos, con los trabajos de Boucher de Perthes en las orillas del Sena, en París y sus descubrimientos de toscas herramientas prehistóricas consideradas hacía poco, como "piedras del rayo".. Era por entonces la arqueología un extraño y singular apéndice de la geología, su disciplina de origen.
Su biografía.
Oscar Bermúdez , historiador del Norte Grande, nos ha brindado una valiosa biografía de este personaje en el Vol. 1, Números 3-4 de la Revista "Norte Grande", (1975: 313-318) que publicáramos en el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Pero lo que muy pocos saben es que, mucho antes, una revista científica inglesa, Journal of the Anthropological Institute (London), Vol. VI, May 1877: 510-513 de la cual Bollaert había sido asiduo colaborador, nos había entregado una noticiosa biografía del personaje en su edición del año 1877, alrededor de un año después de su muerte. Allí se hace recuento cuidadoso de su azarosa vida, de sus publicaciones en el campo de la historia y de la "etnología" americana, como entonces se llamaba a la arqueología. No necesitamos, en consecuencia, extendernos sobre el riquísimo historial de William Bollaert y su trayectoria intelectual, que ya nos resulta conocida a través de diversos estudios. Haría falta, creemos nosotros, escribir una biografía completa de este personaje cuyas inquietudes intelectuales despertaron enorme interés entre sus lectores ingleses y nos entregaron tan valiosa información sobre poblaciones autóctonas (incluidos los changos del Norte de Chile) y sus producciones culturales. Ojalá alguien recoja un día el guante y emprenda esa gratísima pero ímproba tarea. Para ello, obviamente, un buen dominio del idioma inglés constituye un requisito sine qua non. (Vea nuestros capítulos en este mismo Blog dedicados a la obra de Bollaert bajo la voz "William Bollaert").
No menos de quince son las publicaciones suyas que se refieren de alguna manera al mundo andino. Y, en ellas, campea la región de Tarapacá. donde residió por largos años.
Incluimos aquí, por su particular interés, sus reflexiones acerca de la aparición, en los piques mineros de Huantajaya, de masas compactas de plata (Ag) que el denomina, siguiendo la tradición española, como "papas".
Las papas de plata de l mineral en palabras de Bollaert, fruto de su experiencia. Nuestra traducción del texto de William Bollaert de 1838 sobre Huantajaya (En: Geological Society Transactions, [[London], Volume II, Nº 54 : 598-599).
No menos de quince son las publicaciones suyas que se refieren de alguna manera al mundo andino. Y, en ellas, campea la región de Tarapacá. donde residió por largos años.
Incluimos aquí, por su particular interés, sus reflexiones acerca de la aparición, en los piques mineros de Huantajaya, de masas compactas de plata (Ag) que el denomina, siguiendo la tradición española, como "papas".
Las papas de plata de l mineral en palabras de Bollaert, fruto de su experiencia. Nuestra traducción del texto de William Bollaert de 1838 sobre Huantajaya (En: Geological Society Transactions, [[London], Volume II, Nº 54 : 598-599).
Texto:
"Se leyó a continuación un trabajo
titulado: “Description of the
Insulated masses of silver found in the mines of Huantaxaya, in the Province of Tarapaca,
Peru”, [ “Descripción de las masas
aisladas de plata halladas en las Minas de Huantajaya en la Provincia de
Tarapacá, Perú”] por Mr. Bollaert, y comunicado por Mr. Darwin F.G.S.
Nuestra traducción.
“Las minas de Huantaxaya[1] se hallan a tres leguas[2] del
Puerto de Iquiqui[3]
(lat. 21º 13´S. long. 70º) y en una cavidad
de la montaña a 2800 pies[4]
por sobre el nivel del mar. Esta
depresión está limitada por el oeste por un cerro llamado Huantaxaya,
a 3000 pies[5]
sobre el nivel del mar o 200 pies[6]
por sobre la depresión, y por el lado opuesto, por un cerro de
similar altitud. La gran masa de la
montaña consiste en una piedra caliza [limestone], pero la escarpa que cae
hacia Iquiqui está cubierta
por arena suelta, y cerca de la base,
se puede ver pórfido [porphyry]
y granito. La caliza es atravesada por innumerables vetas argentíferas y otras vetas, que se disponen desde el NE por el E. hacia el SW
por el W., pero las minas de Huantaxaya se hallan en un detritus llamado [aquí] Panizo[7].
Este depósito posee un grosor de 80
a 100 yardas[8] , y está
compuesto por fragmentos de caliza no desgastadas
por el agua [not water-worn], y por
lodo seco [dried mud], aparentemente
derivado de la misma roca. Se halla dividido en camas [beds], algunas de las cuales llamadas Sinta, son metalíferas y otras,
denominadas Bruto, son estériles [barren]. Los nódulos de metal, a los cuales se ha aplicado el nombre de papas[9]
por su semejanza con la forma de la
papa, consisten en plata pura, cloruros [chloride] y otros compuestos químicos de plata, sulfuros de cobre y plomo y carbonatos de
cobre. Las papas (sic, en español) son de todos los tamaños y algunas han producido 160 onzas de plata pura por
cada cien libras. Una de tales papas,
según se recuerda, pesó alrededor de 900 libras y se
asemejaba por su forma a la parte superior de una mesa. Los mineros creen que cada capa de Sinta
ha derivado de una vena particular de la caliza, y que ellos pueden determinar
a qué vena correspondía originalmente la
respectiva papa.
Los únicos instrumentos usados en el
trabajo del Panizo son una barra de
hierro de seis pulgadas de largo[10]
[como un cincel] y un pequeño martillo
de hierro. Con esos instrumentos, el panizero[11]
avanza rápidamente por entre los materiales
blandos, pero rara vez hace una excavación más grande que lo
suficiente para que su cuerpo pueda pasar [arrastrándose] sobre sus manos y pies. Para extraer el contenido de estas galerías que
son como panales de abeja, se lleva
atado un bolso [bag] de cuero sobre los
hombros y bajo los brazos, pero al arrastrarse
a través de las secciones más
estrechas, el minero hace pasar el bolso a uno de sus pies, y [luego] lo arrastra
tras de sí. Él peligro de trabajar en
estas camas no consolidadas se
incrementa grandemente por los frecuentes remezones de los temblores. [earthquakes].
La sección siguiente que
ostenta el pozo o pique principal, ilustrará la naturaleza
del depósito de Panizo.”.
(Sigue un listado de las 38 capas que el autor reconoce en el yacimiento
y que mostramos en un Cuadro aparte en su original inglés, el que prácticamente no
necesita traducción).
Notas nuestras
[1] Utiliza Bollaert el término Huantaxaya, tal como se venía escribiendo desde tiempos coloniales, es decir, con x en lugar de j .
[2] Una legua inglesa comporta 4,83 km. Tres leguas, por lo tanto equivalen a 14,5 km. de distancia.
[11] Emplea el autor el término castellano. El "panicero" (Bollaert lo escribe con -z- ) es quien va extrayendo el panizo blando, de tipo arcilloso, entre las grietas de la roca más dura. Usa para ello, como únicas herramientas, el cincel y el martillo aquí indicados.
Comentarios eco-antropológicos:
1. Se confirma científicamente la aparición de estas masas de plata casi pura, en forma de "papas", en los diversos estratos del mineral de Huantajaya. Ahora no son "decires" de aventureros o simples pirquineros, sino la voz autorizada de un especialista químico. Bollaert señala su aparición en varios estratos del pique.Pero claramente señala que no serían de plata pura, sino de combinaciones de sales de plata de muy alta ley.
2. Resulta de interés la persistencia del viejo topónimo Iquiqui, en tiempos tan tardíos. Es lo que habría escuchado Bollaert de boca de sus peones en la Mina de Huantajaya;
3. Aunque sumamente concisa, la descripción del método de laboreo en la mina por parte de los paniceros, que se proveen de un bolso de cuero que van llenando con el mineral más rico y el modo como lo arrastran por el fondo de la galería, nos da una idea de las terribles condiciones de trabajo de aquellos míseros operarios en esa época. Igualmente, es interesante su referencia a las dos herramientas básicas de hierro que utiliza el panicero para cavar en el panizo;
4. La expresión sinta; aplicada a los estratos metalíferos, nos parece de origen indígena. Ciertamente no de origen hispano; Lo averiguaremos.
5. Nos sorprende bastante, sin embargo, la ausencia de terminología minera de origen quechua, como podría esperarse en una zona minera (Huantajaya) explotada en tiempos del Inca. Las voces sinta; y el adjetivo tiquillosa, o challosa evidencian voces híbridas indígeno-españolas, pero todas las demás nos parecen a primera vista de origen castellano. ¡Por qué -nos preguntamos, no aparece con mayor fuerza el vocabulario minero quechua, tan abundante en otros yacimientos del Perú y aún de otras regiones del Norte Chico chileno (Coquimbo)?. No lo sabemos. Consultado al efecto nuestro amigo el lingüista peruano Rodolfo Cerrón Palomino (información personal del 6/03/2015) nos señala que "challoso-a" viene de "challa", voz aimara, que significa "arena". Que los otros términos: sinta, ticlla o chatu (voz de origen de "chadoso"), sin la menor duda son indígenas, pero no figuran en los mejores diccionarios mineros y podrían ser de origen puquina. Agradecemos aquí, una vez más, la gentileza de nuestro colega peruano, gran conocedor de las lenguas del Perú antiguo.
6. En este mismo Blog, bajo la etiqueta "papas de plata", hemos ofrecido al lector otros artículos, sobre este mismo tema, que pueden interesarle.
Capas aparecidas en el corte o sección del pozo:
El Cuadro -ofrecido mas arriba- en el que se muestra el corte del pique de la mina con sus 38 estratos descritos. Tomado directamente del original:
Comentarios eco-antropológicos:
1. Se confirma científicamente la aparición de estas masas de plata casi pura, en forma de "papas", en los diversos estratos del mineral de Huantajaya. Ahora no son "decires" de aventureros o simples pirquineros, sino la voz autorizada de un especialista químico. Bollaert señala su aparición en varios estratos del pique.Pero claramente señala que no serían de plata pura, sino de combinaciones de sales de plata de muy alta ley.
2. Resulta de interés la persistencia del viejo topónimo Iquiqui, en tiempos tan tardíos. Es lo que habría escuchado Bollaert de boca de sus peones en la Mina de Huantajaya;
3. Aunque sumamente concisa, la descripción del método de laboreo en la mina por parte de los paniceros, que se proveen de un bolso de cuero que van llenando con el mineral más rico y el modo como lo arrastran por el fondo de la galería, nos da una idea de las terribles condiciones de trabajo de aquellos míseros operarios en esa época. Igualmente, es interesante su referencia a las dos herramientas básicas de hierro que utiliza el panicero para cavar en el panizo;
4. La expresión sinta; aplicada a los estratos metalíferos, nos parece de origen indígena. Ciertamente no de origen hispano; Lo averiguaremos.
5. Nos sorprende bastante, sin embargo, la ausencia de terminología minera de origen quechua, como podría esperarse en una zona minera (Huantajaya) explotada en tiempos del Inca. Las voces sinta; y el adjetivo tiquillosa
Capas aparecidas en el corte o sección del pozo:
El Cuadro -ofrecido mas arriba- en el que se muestra el corte del pique de la mina con sus 38 estratos descritos. Tomado directamente del original:
Fig. Parte final de artículo de las papas de plata de Huantajaya, aparecido en la revista científica Geological Society Transactions, ;London, 1838, Vol. II: Nº 54: 599. En letra cursiva, los nombres dados por los operarios a las capas o estratos de la mina. Bollaert distingue 38 estratos o "camas" de material a través de una sección de la mina, con una profundidad total de 71,32 metros. No sabemos en qué pique pudo Bollaert realizar este análisis de las capas de material; no lo señala en su trabajo.
Darwin y Bollaert, ¿se conocieron?.
El documento arriba transcrito señala explícitamente que el trabajo de Bollaert no fue leído por el mismo en el seno de la Sociedad Geológica en Londres, sino fue "comunicado" por otra persona, por un tal Mr. Darwin F G S.?. ¿Quién era este personaje?. No nos cabe la menor duda de que se trata del propio Charles Darwin, el creador de la Teoría de la Evolución de las Especies. Intentaremos probarlo. Darwin había regresado a Inglaterra, luego de su largo periplo alrededor del mundo, en el mes de octubre de 1836. A su paso por Iquique el 12 de julio del año 1835 (es decir, tres años antes de la publicación de Bollaert), señala explícitamente la existencia "a lo lejos" del mineral de Huantajaya en su trayecto a caballo hacia la salitrera "La Noria", donde le albergará su coterráneo George Smith. Darwin, en efecto, no visitó Huantajaya, pero ciertamente supo de su existencia. Dice en su relato en el Viaje del Beagle:
"Salí por la mañana hacia las salitreras a una distancia de 70 kilómetros. Se empieza trepando por las montañas de la costa, siguiendo una senda arenosa que da muchos rodeos, y no tardan en verse a lo lejos Guantajaya y Santa Rosa. Estos pueblecitos están situados a la entrada de las minas; colgados como parecen en la cumbre de una colina, presentan un aspecto todavía menos natural y más desolado que la villa de Iquique. Luego de ponerse el sol llegamos a las minas..." (El Viaje del Beagle, Labor/Punto/ Omega, Barcelona, edición 1984: 426; subrayado nuestro).
Si Darwin regresa a Inglaterra en octubre de 1836, perfectamente pudo ser la persona encargada por la Sociedad geológica para leer y comentar el trabajo de Bollaert, enviado desde Tarapacá. Precisamente porque Darwin había visitado la misma zona apenas dos años antes. No sabemos a ciencia cierta si llegaron a conocerse, pero es esto muy probable, precisamente porque ambos pertenecían y asistían a las mismas sociedades científicas. A la dirección de la Sociedad debió parecer oportuno delegar la lectura de ese documento venido del Perú en alguien que hubiese visitado esos parajes; más aún, cuando Darwin mismo tenía un fuerte interés personal en la geología y en la minería extractiva. A estos temas se refiere con frecuencia en sus obras.
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