sábado, 28 de febrero de 2015

Un informe desconocido sobre las "papas" de plata y la explotación del Mineral de Huantajaya: visión de William Bollaert en el año 1838.




Fig. 1.   Mineral de plata de Huantajaya. Sector denominado  "Hundimiento",  donde se puede observar   antiguas entradas a las galerías (bocaminas). En este sector,   y en  sus  galerías, ciertamente,  trabajó William Bollaert durante su larga permanencia en Tarapacá.  (Foto H. Larrain, Agosto 2008).



Fig. 2.  Vista al Mineral de plata de  Huantajaya desde la cima del cerro San Agustín  Atrás, al fondo, casi al medio de la foto,  el cerro Santa Rosa, igualmente trabajado en época de Bollaert. (Foto H. Larrain,  2008).

La figura de William Bollaert.

Los historiadores y antropólogos culturales del extremo Norte de Chile están, en general,  familiarizados con el nombre y la obra notable del químico inglés William Bollaert (1807- 1876). Llegado, muy joven al Perú en el año 1825,  se traslada al año  siguiente, -como el mismo lo señala-,  al Mineral de plata de Huantajaya, en Tarapacá, donde trabaja, en su calidad de químico, a cargo del estudio del yacimiento y sus vetas.  Se ha hecho muy conocido entre nosotros  por su obra:  Antiquarian, Ethnological and Other Researches in New Granada, Ecuador, Peru and Chile, with Observations on the PreÍncarial, Inczrial and Other Monuments of Peruvian Nations (Trübner and Co.,. London, 1860,  279 pgs.).  Obra, pionera para su época,  nos entrega  informaciones valiosísimas sobre la geografía, cartografía, etnografía  e incluso el  arte rupestre  de la zona  de Tarapacá donde vivió por más de  20 años, en los inicios de la explotación sistemática del salitre en el Perú de entonces. Para arqueólogos, historiadores, geógrafos  y aún estudiosos del  arte y el folklore regional la obra de   Bollaert es un venero  inagotable de información. Bollaert es para nosotros, por esas tempranas  fechas, lo que será casi exactamente cien años después,  el gran  geógrafo norteamericano Isaiah Bowman, a través de  su conocida obra  Desert Trails of Atacama, publicada en New York en el año  1924.  Riquísimos ateriales de primera  mano, recogidos todos por su autor  en el lugar mismo de los hechos.

Su interés por la  antropología y etnología de la región.

Con un marcado interés por la historia andina, la arqueología y la etnología, Bollaert escribió numerosos artículos, poco conocidos en nuestro medio, sobre  temas  antropológicos  y arqueológicos de estos países, temas y tópicos  que habían sido dados a conocer  en el Viejo Continente  sobre todo a través de las obras de Alexander von Humboldt,  a comienzos  del siglo XIX.   Nos asombra hoy la enorme curiosidad intelectual de Bollaert con respecto a las "antiguallas"  o manifestaciones artísticas y folklóricas de los pueblos andinos. Entre estas "antiquities"  estaba, en primera línea,  el estudio pionero de los "pintados", nombres con que en dicha época eran conocidas las figuras,   hechas en las laderas de cerros, y que hoy denominamos "geoglifos" del desierto. Poseía Bollaert una sólida formación científica y si bien su actividad como "ensayista de metales" en Huantajaya, le circunscribía  a las zonas estrictamente mineras, su curiosidad intelectual le llevó a recorrer extensas zonas de Tarapacá  e incursionar en campos que hoy pertenecen a la historia andina, la arqueología, la etnografía, el folklore regional e incluso la lingüística andina. Debemos recordar  que por aquellos tempranos años de 1825-1830, la arqueología, como ciencia recién daba sus primeros y vacilantes pasos, con los trabajos de Boucher de Perthes en las orillas del Sena, en París y sus descubrimientos de toscas herramientas prehistóricas consideradas hacía  poco,  como "piedras del rayo".. Era por entonces  la arqueología   un extraño y singular   apéndice de la geología, su disciplina de origen.

Su biografía.

Oscar Bermúdez , historiador del Norte Grande, nos ha brindado una  valiosa biografía  de este personaje en el Vol. 1,  Números  3-4 de la Revista "Norte Grande", (1975: 313-318)  que  publicáramos   en el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile.  Pero lo que  muy pocos saben es que, mucho antes,   una revista científica inglesa, Journal of the Anthropological Institute (London), Vol. VI, May 1877: 510-513  de la cual  Bollaert había sido asiduo colaborador, nos había entregado una noticiosa biografía del personaje  en su edición del año  1877, alrededor de un  año después de su muerte. Allí se hace recuento cuidadoso de su azarosa vida, de sus publicaciones en el campo de la historia y de la "etnología" americana, como entonces  se llamaba a la arqueología.   No necesitamos, en consecuencia,  extendernos sobre el riquísimo historial de William Bollaert y su trayectoria intelectual, que ya nos resulta conocida a través de diversos estudios.  Haría falta, creemos nosotros,  escribir una biografía completa de este personaje  cuyas inquietudes intelectuales  despertaron enorme interés entre  sus lectores ingleses  y nos entregaron  tan valiosa  información sobre  poblaciones autóctonas (incluidos los changos del Norte de Chile)  y sus producciones  culturales. Ojalá alguien recoja un día el guante  y emprenda esa  gratísima pero ímproba tarea. Para  ello, obviamente,  un buen dominio del idioma inglés constituye un  requisito sine qua non.   (Vea  nuestros capítulos en este mismo Blog dedicados a  la obra de Bollaert bajo la voz "William Bollaert").

No menos de  quince son las publicaciones suyas  que se refieren de alguna manera al mundo andino. Y, en ellas, campea  la región de Tarapacá. donde residió por largos años.

Incluimos aquí, por su particular interés,  sus reflexiones acerca de la aparición, en los piques mineros de Huantajaya, de   masas compactas de plata  (Ag) que el denomina, siguiendo la tradición española, como "papas".

Las papas de plata de l mineral en palabras de Bollaert, fruto de su experiencia. Nuestra traducción del texto de William Bollaert de  1838 sobre Huantajaya (En:  Geological Society  Transactions, [[London], Volume II, Nº  54 :  598-599).

Texto:

"Se leyó a continuación un trabajo  titulado:  “Description of the Insulated masses of silver found in the mines of  Huantaxaya, in the Province of Tarapaca, Peru”, [ “Descripción de las masas  aisladas de plata halladas en las Minas de Huantajaya en la Provincia de Tarapacá, Perú”]   por  Mr. Bollaert, y comunicado por  Mr. Darwin F.G.S.

Nuestra traducción.

“Las minas de Huantaxaya[1]  se hallan a tres leguas[2]  del  Puerto de Iquiqui[3] (lat. 21º 13´S. long. 70º) y en una cavidad  de la montaña a 2800 pies[4]  por sobre el nivel del mar. Esta depresión está  limitada por  el oeste por un cerro llamado Huantaxaya, a  3000 pies[5] sobre el nivel del mar o 200 pies[6] por sobre  la depresión,  y por el lado opuesto, por un cerro de similar altitud.  La gran masa de la montaña consiste en una piedra caliza  [limestone], pero la escarpa que cae hacia  Iquiqui  está cubierta  por arena suelta, y cerca de la base,  se puede ver  pórfido  [porphyry] y granito. La caliza es atravesada por innumerables  vetas argentíferas y otras vetas, que  se disponen desde el NE por el E. hacia el SW por el W., pero las minas de Huantaxaya se hallan  en un detritus llamado [aquí] Panizo[7].

Este depósito  posee un grosor de 80 a 100 yardas[8] , y está compuesto por fragmentos de caliza no  desgastadas por el agua [not water-worn],  y por  lodo seco [dried mud],  aparentemente   derivado de la misma roca. Se halla dividido en camas [beds], algunas de las cuales llamadas Sinta, son metalíferas y otras, denominadas Bruto, son  estériles [barren]. Los nódulos de metal, a los cuales  se ha aplicado el nombre de papas[9] por su semejanza con  la forma de la papa, consisten en plata pura, cloruros [chloride]  y otros compuestos químicos de plata,  sulfuros de cobre y plomo y carbonatos de cobre. Las papas (sic, en español) son de todos los tamaños y algunas  han producido 160 onzas de plata pura por cada cien libras. Una  de tales papas, según se recuerda,   pesó alrededor de 900 libras y se asemejaba   por su forma a la parte superior de una mesa.  Los mineros creen que cada  capa de Sinta ha derivado de una vena particular de la caliza, y que ellos pueden determinar a qué  vena correspondía originalmente la respectiva papa.

Los únicos instrumentos usados  en el trabajo  del Panizo son una barra de hierro de seis  pulgadas de largo[10]  [como un cincel] y un pequeño martillo de hierro. Con esos instrumentos, el panizero[11] avanza rápidamente por entre los materiales  blandos, pero rara vez hace una excavación más grande que lo suficiente  para que su cuerpo  pueda pasar [arrastrándose] sobre sus  manos y pies. Para extraer el contenido  de estas galerías   que son como panales de abeja,  se lleva atado un bolso  [bag] de cuero sobre los hombros y bajo los brazos, pero al arrastrarse  a través de las  secciones más estrechas, el minero  hace pasar  el  bolso a uno de sus pies,   y [luego]  lo arrastra tras de sí. Él peligro de trabajar  en estas  camas no consolidadas   se   incrementa grandemente por los frecuentes  remezones de los temblores. [earthquakes].
La sección siguiente  que ostenta  el pozo o pique   principal, ilustrará  la naturaleza  del depósito de Panizo.”.

(Sigue   un listado de las 38  capas que el autor reconoce en el yacimiento y que mostramos en un Cuadro aparte en su original inglés, el  que prácticamente no necesita traducción).

Notas nuestras


[1]   Utiliza Bollaert   el término Huantaxaya,  tal como se venía escribiendo desde tiempos coloniales, es decir, con x   en lugar de  j .
[2]   Una legua inglesa comporta  4,83  km.  Tres leguas,  por lo tanto  equivalen a  14,5 km. de distancia.
[11]  Emplea   el autor el término castellano. El  "panicero" (Bollaert lo escribe con   -z- ) es quien va  extrayendo el panizo blando, de tipo arcilloso,  entre las grietas de la roca más dura. Usa para ello, como únicas herramientas,  el cincel  y el martillo aquí indicados.

Comentarios eco-antropológicos:

1. Se confirma científicamente la aparición de estas masas de plata casi pura, en forma de "papas", en los diversos estratos  del mineral de Huantajaya. Ahora  no son "decires" de aventureros o  simples pirquineros, sino la voz autorizada de un especialista  químico. Bollaert señala su aparición en varios estratos   del pique.Pero claramente señala que no serían de plata pura, sino  de combinaciones de sales de plata de muy alta ley.

2.  Resulta de interés   la persistencia del viejo topónimo Iquiqui, en tiempos tan tardíos. Es lo que habría escuchado Bollaert  de boca de sus peones en la Mina de Huantajaya;

3.  Aunque sumamente concisa,  la descripción del método de laboreo en la mina por parte de los paniceros, que se proveen de un bolso de cuero  que van llenando con el  mineral más rico y el modo como lo arrastran  por el fondo de la galería, nos da una idea  de las terribles condiciones de trabajo de aquellos míseros  operarios en esa  época. Igualmente, es interesante su referencia  a las dos herramientas básicas  de hierro que utiliza el panicero para  cavar en el panizo;

4. La expresión sinta; aplicada  a  los estratos metalíferos, nos parece de origen indígena. Ciertamente no de origen hispano;  Lo averiguaremos.

5. Nos sorprende bastante, sin embargo, la  ausencia de  terminología minera   de origen quechua, como podría  esperarse en una zona minera (Huantajaya)  explotada en tiempos del Inca. Las voces  sinta;   y el adjetivo   tiquillosa, o challosa  evidencian  voces  híbridas  indígeno-españolas, pero  todas las demás nos parecen a primera vista de origen castellano. ¡Por qué -nos preguntamos,  no aparece con mayor fuerza el vocabulario minero quechua, tan abundante en otros yacimientos del Perú y aún de otras regiones del Norte Chico chileno (Coquimbo)?. No lo sabemos. Consultado al efecto nuestro amigo el lingüista peruano Rodolfo Cerrón Palomino (información personal del 6/03/2015) nos señala que  "challoso-a" viene de "challa",  voz  aimara, que significa  "arena".  Que los otros términos:  sinta, ticlla o chatu (voz de origen de  "chadoso"), sin la menor  duda son indígenas, pero no figuran en los mejores diccionarios mineros y podrían  ser de  origen puquina.  Agradecemos aquí, una vez más,  la gentileza de nuestro colega peruano, gran conocedor de las lenguas  del Perú antiguo.

6. En este mismo Blog, bajo la etiqueta  "papas de plata", hemos ofrecido al lector  otros artículos, sobre este mismo tema,  que pueden interesarle.

Capas  aparecidas en el corte o sección del pozo:

El Cuadro -ofrecido mas arriba-  en el que se muestra  el corte del pique de la mina con sus 38 estratos descritos. Tomado directamente del original:

Fig. Parte final de artículo de las papas de plata de Huantajaya, aparecido en  la revista científica Geological  Society Transactions, ;London,  1838,  Vol. II:  Nº 54: 599.  En letra cursiva, los nombres dados  por los operarios a las capas o estratos de la mina. Bollaert distingue  38 estratos o "camas" de material  a  través de una sección de la mina, con una profundidad total de  71,32 metros. No sabemos en qué pique pudo Bollaert realizar este análisis de las capas de material; no lo señala en su trabajo. 

Darwin y Bollaert,  ¿se conocieron?.

El documento arriba transcrito señala explícitamente que   el trabajo de Bollaert  no fue leído por el  mismo en el seno de la Sociedad Geológica en Londres, sino fue  "comunicado" por otra persona,  por un tal Mr. Darwin   F G S.?. ¿Quién era este personaje?. No nos cabe la menor duda de  que se trata del propio Charles Darwin, el creador de la Teoría de la Evolución de las Especies.  Intentaremos probarlo. Darwin había regresado a Inglaterra, luego de su largo periplo alrededor del mundo, en el mes de octubre de 1836. A su paso por Iquique el 12 de julio del año 1835 (es decir, tres años antes de la publicación de Bollaert),  señala explícitamente  la existencia "a lo lejos" del mineral de Huantajaya en su trayecto  a caballo hacia la salitrera "La Noria", donde le  albergará su coterráneo George Smith.  Darwin, en efecto, no visitó Huantajaya, pero ciertamente supo de su existencia.  Dice en su relato  en el Viaje del Beagle:

 "Salí por la mañana hacia las salitreras a una distancia de 70 kilómetros. Se empieza trepando por las montañas de la costa, siguiendo una senda arenosa que da muchos rodeos, y no tardan en verse a lo lejos Guantajaya y Santa Rosa. Estos pueblecitos están situados a la entrada de las minas; colgados como parecen en la cumbre de una colina, presentan un aspecto todavía menos natural y más desolado que la villa de Iquique. Luego de ponerse el sol llegamos a las minas..." (El Viaje del Beagle,  Labor/Punto/ Omega,  Barcelona, edición  1984: 426; subrayado nuestro).

Si Darwin regresa a Inglaterra en octubre de  1836,  perfectamente pudo ser  la persona encargada por la Sociedad geológica  para leer y comentar el trabajo de Bollaert, enviado desde Tarapacá.  Precisamente porque Darwin había visitado la misma zona apenas dos años antes. No sabemos a ciencia cierta  si llegaron a conocerse, pero es esto muy probable, precisamente porque ambos pertenecían y asistían a las mismas sociedades científicas. A la dirección de la Sociedad debió parecer oportuno delegar la lectura de ese documento venido del Perú en alguien que hubiese visitado esos parajes; más aún, cuando Darwin mismo tenía un fuerte interés personal  en la geología y en la minería extractiva.  A estos temas se refiere  con frecuencia en sus obras.










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