martes, 30 de diciembre de 2008

Descripción de Pica: su población, fruticultura y sistemas de riego (1765)

En los párrafos que siguen, analizaremos la Descripción de Tarapacá de don Antonio de O´Brien, escrita en 1765, destacando en especial aquellos aspectos que dicen relación con nuestro enfoque ecológico-cultural. La página que presentamos más abajo procede del original del Archivo de Indias (Sevilla).

F0to de una copia del documento original, del Archivo de Indias, mostrando los párrafos 71 y 72 de la Descripción de Tarapacá, del sevillano Antonio de O´Brien, 1765.


El Capítulo Sexto de la "Descripción de Tarapaca", fue destinado por don Antonio O´Brien a la descripción del oasis de Pica. En esta detallada descripción se hace referencia a su gente, la composición étnica de la misma, y al rubro de la agricultura local, especialmente su fruticultura. De gran interés resulta la descripción de los sistemas de obtención y conducción de agua, mediante socavones o canales subterráneos, al modo de los qhanats del Oriente, los que perduran hasta el presente. También nos interesa aquí reseñar la enorme producción de vino que se realizaba en el área de Pica-Matilla-Quisma, lo que traía consigo la elaboración de gran número de botijas y tinajas, en las llamadas "Botijerías".

De estas "Botijerías" , hemos encontrado ruinas y rastros patentes al menos en dos lugares, tanto en Comiña como en el "Valle" [de Quisma], en el lugar denominado "Botijería", donde hemos encontrado fragmentos de botijas por centenas y pruebas inequívocas de su confección y quema in situ. Su demanda fue enorme, a juzgar por las cantidades de botijas que reseñan las fuentes. Lo que indudablemente contribuyó a la propagación de las "botijerías" o fábricas de botijas. Este tema específico está siendo hoy objeto de estudio por parte de uno de nuestros estudiantes, el señor Víctor Bugueño García, cuya Tesina y Tesis (2008 y 2009) versan, sobre este mismo tema.

Haremos hincapié en algunos aspectos de ella, profundizando en su contenido, aquellos que nos parecen más novedosos desde el ángulo de la eco-antropología.

He aquí el texto:

Sus producciones

[Nº 72] Este Pueblo dista del de Tarapacá a la parte del Sur, Diez y nueve leguas, en un arenal muy penoso y todo el Camino lo es, aunque llano, por las muchas piedras sueltas, y arena que ay en él, y por no aver agua, ni leña asta llegar a la quebrada de la Calera; los Zerros que forman esta quebrada braman mui a menudo, al modo que la Mar, quando se oye su Reventason de lexos, en este sitio [La Calera] ay una pequeña azenduela, que produce mui poca alfalfa, algunos higos, sapallos y sandillas. Se riega por medio de un socabon, y en la casa de esta Hazienda no se habita particularmente de noche por las muchas chirimachas [vinchucas]."

Destacamos en este fragmento del texto la presencia del aislado oasis de La Calera, existente hasta hoy y propiedad privada, donde aún hoy existe agua que permite algunos cultivos. El tramo antiguo del camino o huella que unía, como en los tiempos de O´Brien, Tarapacá con la Calera no es traficado desde hace mucho tiempo y es hoy intransitable, salvo para cabalgaduras. Siguiendo el modelo español tomado de Andalucía desde tiempos moriscos, el sistema de socavones o qhanats fue implantado por los primeros residentes españoles, a partir del siglo XVII. No existen antecedentes que lo hagan remontar al siglo XVI.

Caracterización étnica de su población

[Nº 73] "Este Pueblo de Pica es Curatto y Cabesa de Doctrina, su poblacion se compone de bastante Gentte española, muchos negros y Mulatos, Cholos y Mestizos, entre los cuales ay muchos Esclavos, Ochenta y quatro Yndios de tributo y algunos europeos transeuntes, incluiendo el Asiento de San Antonio de Matilla distante una Legua del Pueblo de Pica, que toda ella está poblada a trechos con catorze Haziendas de Viñas, en las que viven los Dueños con sus familias que llegan al numero de seiscientos vezinos de Padron".

La mezcla de población en este tiempo (1765) nos asombra. Hay "muchos negros", sin duda casi todos o todos, esclavos o libertos. Sus genes han sido transmitidos a no pocas familias aldeanas de Pica, que ostentan hoy claros rastros negroides en sus facciones. No resulta difìcil distinguirlos de los descendientes de aymaras. Es el caso de familias que se radicaron, por ejemplo, en la quebrada de Tasma. Contra la difundida tradición local que atribuye a Pica una población de origen predominantemente indígena, versus una población mayoritaria de origen español para su vecina Matilla, el texto resulta explícito: su población "se compone de bastante gente española". Sería errónea, por lo tanto, la aseveración tan repetida por matillanos de que en Pica sólo radicaron indios y sus descendientes. De acuerdo a O´Brien, ya existía por entonces una enorme mezcla racial, encontrándose tanto españoles puros, como miembros de todas las castas: indios, mestizos, zambos y mulatos. La población indígena pura es calculada por O´Brien en su época en 84 indios de tributo, lo que correspondería, aproximadamente, a unas 420 personas, si aceptamos la ratio 1:5, es decir un tributario por cada cinco personas en cada familia. "Tributario" era considerado cualquier varón de edad entre los 16 y los 50 años capaz de trabajar, y por tanto, aportar con el tributo.

La población de vecinos empadronados del pueblo de Matilla nos asombra. 600 vecinos, es decir, unas 120 familias, repartidas en 14 " haziendas" o predios agrícolas, sin contar los habitantes del "Valle" de Quisma, que son más bien esclavos libertos o indios, al decir de O´Brien: "los Yndios de tributo y algunas otras gentes libres tienen [aquí] algunos pedacitos de viñas....". Es decir, los indígenas autóctonos u originarios fueron relegados al "Valle" al igual que los esclavos libertos por variadas razones. Quedando reservadas las mejores tierras tanto en Pica como en Matilla para los españoles y sus descendientes, muchas veces mestizos. De donde habría que concluir que los "Ballesteros", (como se denominó a los habitantes residentes en este valle de Quisma) habrían tenido predominantemente este origen étnico (indígena y negro), aun cuando sus apellidos fueran casi siempre españoles castizos. La adopción de apellidos españoles por parte de los esclavos negros, era muy frecuente en Pica y Matilla, tal como lo señala explícitamente el investigador y arquitecto, Patricio Advis Vitaglic en su libro La Iglesia Colonial de San Antonio de Matilla, su origen, su fechado sus transformaciones, 1995. No nos ha de sorprender, pues, que la inmensa mayorìa de los apellidos de las familias ballesteras, sea de origen español. Una lápida de piedra erigida al costado de la pequeña iglesia dedicada a Santa Rosa de Lima, a la entrada del Valle de Quisma, registra los apellidos de las familias ballesteras que fueron privadas del agua de sus parcelas cuando el gobierno chileno decidió, en la década del 1920, entubar las aguas de la vertiente de Chintaguay para llevarlas a la ciudad de Iquique, secando en consecuencia todo el valle y obligando a su shabitantes a emigrar. Muchas familias lo perdieron todo.

Vitivinicultura del oasis y comercio


"Estas Haziendas producen con el agregado de la Quebradita que llaman el Valle de diez y seis, à Diez y ocho mill Botijas de buen Vino, de à cinquenta y cinco libras de peso cada una, y lo benden a seis, siete y ocho pesos, dáse cantidad de Higos que secos los venden a dos pesos [la] arroba, algunos Melones, Sandillas, muchas Guayabas, y Sapallos, pocas Peras, Limones sutiles, algunos de Castilla que llaman Reales, mui raras Naranjas, y algunas Chirimoyas, no tiene mas Pasto que alguna Alfalfa, ni otra Leña que las ramas secas de sus Arboles, y se ven obligados de ir a buscar, la que han de menester, à Doze leguas de distancia lo mas cerca. Carece este Pueblo de todos los demas generos de comestibles, los que salen a buscar, à los Pueblos y Provincias comarcanas, à las que conducen sus vinos, y frutas, para cambiarlos por Maíz, trigo, carnes, manteca, sebo, graza, Papas, Quínoa, y otros Víveres".

En las fotos que siguen, se muestra tipos de botijas en uso en los siglos XVII y XVIII.

Foto 1 Botija típica de mediados o fines del siglo XVII. Colección H. Larrain (Pieza Nº 00014). Hallada enterrada en el patio de una casa particular del pueblo de Matilla en el año 2002. Adquirida a un matillano.


Foto 2. Abertura practicada a la botija de la foto 1 (Pieza Nº 00014) . Siendo las bocas originales muy estrechas, para poder taparlas con corcho, al cambiarse su destino de uso, se amplió artificialmente la abertura bucal para poder introducir otros elementos de guarda: grasa, sebos, semillas, granos y hasta guano. Por lo que hoy es muy raro encontrar especímenes que tengan su boca primitiva  intacta.




Foto 3. Otra de las botijas halladas enterradas en el patio de una casa particular en el pueblo Matilla, en el año 2002, Colección H. Larrain (foto V. Bugueño). Presenta estrías profundas concéntricas alrededor del cuerpo, producidas por el instrumento con que fue confeccionada, en el torno, por el artesano ceramista. Este tipo cerámico es propio del siglo XVIII según la clasificación de Goggin.




Foto 4. Botijas procedentes de la localidad de Matilla (interior de Iquique). La forma de botija que presenta profunda estrías y una cierta cintura en la parte media del cuerpo, como en la Foto 3, es al parecer la más común y así lo hemos podido constatar al reconocer diversas colecciones particulares. En el área de Pica-Matilla donde hemos visitado no menos de cinco colecciones particulares, solo hemos visto una botija completa, con su pequeña boca original. De donde podríamos deducir que, en su inmensa mayoría, se modificó y agrandó notablemente la abertura bucal para poder introducir otros elementos (semillas, frutos secos e incluso guano) distintos del original (generalmente aceite o vino).



Comentario eco-cultural.

El texto original que hemos presentado más arriba, nos ilustra bien acerca de la producción de vinos en el área de Pica-Matilla-Quisma. En primer término, de él queda claro que la viticultura y la producción de vino fue la principal actividad comercial del oasis. El número de botijas que comprendía la producción anual de la viñas del sector, llama la atención. Es considerable: "diez y seis a dieciocho mil botijas". La botija tenía una capacidad variable. Las había muy grandes (como la ilustrada en la Foto 1 y 2) con capacidad para casi cuarenta litros y otras menores, con capacidad de hasta 25 litros (foto 1 a 4). Si calculamos un término medio de 30 litros por botija, estamos hablando de más de 500.000 litros anuales de producción. Toda la producción adicional de frutas se especifica en el texto: los melones, sandillas [sandías], guayabas, limones, peras, chirimoyas, debió ser de poca monta, y más bien para el uso familiar y local. El rubro fuerte de intercambio fue, evidentemente, el vino. Y así lo reseñan otros documentos de la época.



De este modo, podemos comprender perfectamente por qué hubo varios "lagares" en la zona y varias "botijerías", o fábricas de botijas. De los antiguos lagares, donde se preparaba el vino a partir de las uvas, solo queda uno que fue restaurado y se ha logrado mantener: el "lagar de Matilla", situado  al costado NW de la iglesia. Es visitado hoy asiduamente por los visitantes y representa casi la única atracción turística en ese pueblo. Los otros lagares (de los que hubo al menos cinco en el área de estos oasis), se hallan hoy en un lamentable olvido y pésimo estado de conservación. Algunos ya muy destruídos. 

La faena de la pisa de la uva y su posterior depositación en tinajas de gran tamaño, igualmente confeccionadas en la zona, era objeto de una verdadera fiesta, la que ha sido bien relatada en el trabajo de la investigadora Alba Valencia: Matilla. Apuntes etnográficos (Boletín de Filología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Chile., Tomo XXIX (1978): 303-331). La última vendimia de que haya recuerdo, se llevó a cabo en el mes de Marzo del año 1929. La extracción de agua dulce de Chintaguay que fue conducida a la ciudad de Iquique, privó al valle de Quisma y sus parceleros de toda su producción, Y una insensata política de impuestos estatales, aplicada sobre esta producción norteña, obligó pronto a a arrancar las viñas. Y a partir de entonces, Pica será conocida por sus frutales: mangos, cítricos y guayabos. Del afamado vino piqueño, nunca más se supo. De sus antiguas viñas, tan alabadas en el período colonial, nada ha quedado, salvo sus semi derruídos "lagares". Todavía se recuerda el vino producido, entre otros, por la familia matillana "Medina Hermanos", que llegó a obtener premios nacionales.


Sistemas de riego del tipo qhanats, o socavones

"Las Haziendas las riegan por medio de uno socabones que son a modo de conductos o Minas de Comunicacion; tienen una bara de ancho, y dos y media à tres de Alto, algunos tienen serca de media legua de largo. Por esta concavidad q[ue] hazen en el terreno, que es gredoso, y humedo bajo de la Arena estila la tierra en menudas gotas al modo de un sudor, una corta cantidad de agua, que apenas les alcanza para regar las haziendas, de tarde en tarde, y oi ba en tanta disminución el agua que la Hazienda que menos , [h]a perdido una tercia parte de lo que fue en su principio, y muchas se han perdido del todo".

Análisis eco-antropológico de este último texto de O´Brien

Este texto, es de enorme interés ecológico-cultural por las resonancias que posee hoy en día. Veámoslo punto por punto:

a) Se reseña el amplio uso del sistema de los qhanats o socavones por esas fechas y se les describe con mucha prolijidad. Su extensión y largo nos llama la atención. Media legua significa aproximadamente 2.8 km. de largo, lo que no es poco. Pensemos que solo podían ser construídos con pico y pala, pues pólvora no se podía emplear en esos terrenos tan blandos. Y no nos asombra demasiado, pues hasta el día de hoy, los piqueños construyen pozos en el subsuelo de Pica y Matilla, de hasta 30-40 m de profundidad, a mano, con sólo el uso de picotas y palas y recurriendo a primitivos sistemas de extracción con baldes y roldanas, de la arenisca del fondo.

b) Pero muchísimo más nos sorprende el dato de que por entonces muchos de esos socavones se estaban secando. "va [el agua] en tanta disminución..." Se señala que muchas haciendas han perdido por lo menos un tercio del agua que solían tener. ¿A qué atribuir esta merma considerable en los montos de agua en aquellas fechas?. Porque hoy día este hecho no nos sorprendería, pues hemos visto en Pica cómo se han ido abandonando no pocos campos de huertos frutales, por falta de agua en los últimos 15 años. Un ejemplo que conozco muy de cerca es el caso de la propiedad de don José Ugrinovic en el sector Comiña, cuyo antiquísimo socavón dejó de producir agua hace unos ocho o nueve años atrás, secando un hermoso huerto de limoneros. Sus troncos secos hoy languidecen a vista y paciencia de los turistas que circulan hacia Pica. La llamada "cocha de las Ánimas" en la localidad de Pica, alimentada por socavones, fue repentinamente secada por la masiva extracción de agua de varios pozos profundos, construidos en la parte alta del poblado. La masiva construcción de pozos para obtener agua de riego, en el área Pica-Matilla, ha motivado, en general, un fuerte descenso en el nivel freático de las napas. Se habla hoy de la existencia de más de 350 pozos en el área (sin contar los sondajes profundos de más de 100 m. de profundidad) y cada propietario construye los que le place en su terreno, sin regulación o control de ninguna especie por parte de la Comisión de Aguas. Este hecho, de no ser prontamente examinado y sujeto a control , va a provocar a corto plazo la muerte de numerosos huertos frutales, dando un golpe de gracia a la otrora pujante fama del "oasis de Pica".

c) se describe muy gráficamente ("en menudas gotas al modo de un sudor") el modo como aflora y destila el agua por las paredes y techo de los socavones, construidos en la arenisca de carbonatos [yesos] del subsuelo de la región. A lo que parece, todos los socavones del área han experimentado importantes mermas. Algunos se han secado. Nadie ha hecho un estudio serio, posterior al hecho por Brüggen sobre este tema. (Consulte: "El agua subterránea en la Pampa del Tamarugal y morfología general de Tarapacá", Revista Chilena de Historia y Geografía, 1936, tomo LXXX, Nº 88; ver también Brüggen, Fundamentos de la Geología de Chile, Instituto Geográfico Militar, 1959). En esta última obra,el geólogo alemán Brüggen calcula en 13 km la longitud de las galerías o socavones "abiertos por los españoles" (1950: 122).

Pero lo que nadie sabe a ciencia cierta es si la notable disminución observada recientemente (últimos 20 años), constituye un episodio parcial, propio de un fenómeno cíclico, en la alternancia de períodos secos y períodos más húmedos, o, por el contrario, ya se ha impuesto definitivamente un franco y definitivo desecamiento del área, como producto de la comprobada y sostenida disminución de la pluviosidad en el altiplano aledaño en los últimos 50 años, como lo comprueba la pluviometría de la zona.


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