domingo, 23 de septiembre de 2018

La Isla de Pascua o Rapa Nui: artículo de archivo escrito hace casi 70 años.


En septiembre del año 1949 una prestigiosa revista de cultura argentina llamada "Histonium", publicó su número 124 (Año XI)  en Buenos Aires, dedicando el número casi en su totalidad a Chile y su historia cultural. Sentido homenaje rendido a nuestra nación con motivo de su Fiesta nacional.(18 de Septiembre). De este número, adquirido en 1985 por el suscrito en una "librería de viejos" en Santiago, quisiera rescatar y reproducir un artículo dedicado a Isla de Pascua, o Rapa Nui, nombre vernáculo con que sus habitantes la han conocido desde antaño. De esto hace ya casi 70 años.

Fig. 1.   portada de la Revista argentina "Histonium" de Septiembre 1949.

Fig. 2. Nómina de artículos presentados en este ejemplar de la Revista "Histonium" (Año XI Nº 124).

Quisiera este artículo ser un sentido homenaje a sus habitantes que hoy luchan denodadamente no solo por la conservación de su cultura ancestral, sino también por la protección de su medio ambiente insular. Alterado éste por un turismo sin control en los últimos decenios, el gobierno de Chile, actual ocupante de la isla desde el año 1888, fecha de su ocupación para Chile (¿anexión?) por el capitán Policarpo Toro, ha decidido a petición expresa de sus autoridades pascuenses, controlar el número y flujo tanto de residentes permanentes como de turistas y visitantes. El exceso de turistas había ya desbordado el frágil ecosistema pascuense, amenazando su supervivencia. Medida harto necesaria y urgente en un pequeñísimo ecosistema insular, extraordinariamente sensible, cuya flora y fauna endémica y suelos han sido sometidos a un estrés indebido y a un  turismo masivo no siempre respetuoso de sus venerandos tesoros arqueológicos. En el Parlamento chileno acaba de ser presentada una ley de la República que cambiará el nombre de Isla de Pascua (Eastern Island, para los ingleses) por el de Rapa Nui, venerable nombre autóctono. Se espera su aprobación. 

Este artículo, escrito en 1949 por un "géografo anónimo" (como se señala), nos permite formarnos una idea cabal del  conocimiento que, por esas fechas, se tenía de la isla, su cultura y sus habitantes. ¿Quién fue su autor?. No se dice en el texto. La certera caracterización geográfica de la isla y su historia geológica apunta -lo sospechamos-  a un conocido geógrafo contemporáneo, don  Humberto Fuenzalida Villegas  (fallecido en 1966), quien en esa época (y ya desde el año 1947) se desempeñaba como Director del Museo de Historia Natural de Santiago. Su estilo conciso y sus precisiones geográficas y geológicas, nos lo sugieren como autor de este artículo. ¿Por qué no quiso dar a conocer su nombre?. No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que la revista, tal como ella  lo señala expresamente, buscó entre los expertos e investigadores chilenos de la época a los mejores exponentes  para  mostrar los diversos aspectos de la historia y cultura chilenas. En dicha época, en el rubro de la geografía de Chile, había al parecer dos nombres accesibles entre los grandes: el de don Carlos Keller y el de Humberto Fuenzalida V.  El primero, ya estaba en el listado de autores. Por tal razón,  nos inclinamos a pensar  que el autor de este artículo fue don Humberto Fuenzalida Villegas.

El artículo  hace una concisa descripción geográfica de la isla, y en el aspecto cultural de la isla,  intenta darnos luces sobre  el oscuro y controvertido significado y sentido  de sus famosas tablillas de madera inscritas, conocidas en su lengua como Kohau  rongo rongo  ("gran mensaje en madera"). Entre los muchos intentos por descifrar el significado de los glifos de dichas tablillas, el autor  parecería adherir a la reciente teoría  del  húngaro Vilmos (Guillaume de) Hevesy  (publicación de 1932) quien afirmaba que sus símbolos o glifos mostraban una gran semejanza con la escritura jeroglífica de la civilización de Mohenjo-daro (Valle del río Indo,  Harappa, Punjab),  del segundo milenio antes de Cristo. En consecuencia, estos glifos serían para dicho autor una forma primitiva de escritura y estarían relacionados con esta antigua cultura de la India. Esta teoría, expresada en el año  1932 tuvo en su tiempo muchas seguidores. Actualmente, se la considera totalmente descartada principalmente por la  inmensa distancia cronológica que separa ambas culturas: más de 2.200 años. En efecto, Mohenjo-daro data  del segundo milenio antes de Cristo mientras que los inicios de la cultura pascuense se han establecido hoy, con bastante seguridad, merced a las pruebas por C14, hacia el año 1200 D.C. En ningún caso antes. Además, la enorme distancia geográfica de ambas culturas hace muy difícil por no decir imposible su contacto por mar en aquella tan temprana época. No existe hoy -al menos todavía-  el menor indicio de una propagación  de las culturas de la India hacia las islas del Pacífico. Era, por consiguiente, obvio que el autor del artículo que presentamos  adhiriera a esta hipótesis, por entonces en boga.

  Las hipótesis emitidas por diversos investigadores sobre el sentido y contenido de los glifos de las tablillas Rongo rongo han sido muy variadas: desde un instrumento de navegación para guiarse por las estrellas, hasta una  expresión de ritos de iniciación sexual para jovencitas pascuenses.  Más de 25 expertos internacionales, entre lingüistas, etnógrafos e ingenieros, han tratado de descifrar su contenido, pero sin el menor  éxito hasta el presente. Tarea aún pendiente par los investigadores del futuro. Se sospecha, en todo caso, que  más bien se trataría de una colección de  apuntes, conceptos o ideas, a manera de un ayuda-memoria, para  permitir y apoyar su recitación en ciertas ceremonias familiares. Una especie de qhipu  pascuense, formado por símbolos inscritos en la madera en vez de nudos y colores. Pero no una escritura propiamente tal. Mucho menos de una escritura alfabética. Al no existir en nuestro caso una "Piedra Rosetta" que permitiera cotejar un relato hecho en varias lenguas, desprendiendo, por comparación, el significado de la lengua desconocida,  no nos queda más remedio que seguir investigando.

Sabemos por el temprano relato del misionero católico Eugène  Eyraud,  de la Orden de los Sagrados Corazones (SSCC), que  estas tablillas se hallaban presentes en todas las casas de los pascuenses, en la época de su llegada a la isla (en carta a su obispo fechada en diciembre de 1864).  Siendo esto así, debemos suponer que ellas eran algo muy importante para sus habitantes y, además, de obligado uso común. Absurdo sería suponer que eran meros objetos de decoración o adorno en sus viviendas Sin duda alguna, tenían para ellos una función práctica, tal vez ritual ¿Cuál?  No lo sabemos hoy.  Si hemos de creer a Eyraud no eran, por lo tanto,  objetos tan solo poseídos y empleados en sus rituales por  los sabios o shamanes de la tribu. Todas las familias las poseían. ¿Cómo  pudo entonces llegar a perderse totalmente entre los habitantes de Rapa Nui el recuerdo de su verdadero sentido y significado? Hasta hoy es éste un enigma no resuelto y, al parecer, de muy difícil solución.

 Algunos atribuyen el hecho, con bastante razón, al despiadado secuestro y rapto de numerosos habitantes efectuado por barcos peruanos entre 1860-1963, período durante el cual varios centenares de nativos fueron conducidos a la fuerza, en calidad de esclavos, a trabajar en las explotaciones del guano en la Islas Chinchas en la costa peruana frente a Lima. Tal vez entre éstos se hallaban los expertos en su interpretación  De éstos deportados,  gracias a las reclamaciones de  Gran Bretaña y Francia, a través de sus cónsules en Lima,  unos pocos sobrevivientes, apenas alrededor de una docena, lograron ser repatriados de regreso, infectando con ello, casualmente, a los habitantes de la isla de la fiebre amarilla que habían contraído, sin saberlo,  en el continente americano. El resultado fue una verdadera catástrofe demográfica. La población de la isla  descendió así a sus  niveles mínimos. Se calcula que más de 1.000 isleños, la mayor parte  varones, habrían sido así secuestrados para ser empleados como esclavos. En 1877 de la primitiva población insular que los antropólogos calculan estimativamente en unas 3.000-3.500 personas, se contaban apenas 111 isleños. No pocos habían sido llevados por los misioneros católicos a Tahiti, para sustraerlos a la crueldad del francés Dutrou  Bornier quien tenía el derecho de explotación de la isla  por concesión del gobierno chileno. Para ello, la había poblado de ganado vacuno y lanar. Otros (no menos de 150 isleños) habían sido llevados antes de 1870 a las islas Gambier por el señor  Brander en calidad de obreros para sus plantaciones de azúcar, tal como lo señala Stephen Chauvet en su obra "Isla de Pascua" editada en 1945.

Del secuestro de gran número de naturales de Rapa Nui en repetidas expediciones por flotillas de barcos peruanos en la década del sesenta del siglo XIX, da cuenta el investigador inglés y químico industrial William Bollaert, en una breve pero casi desconocida referencia publicada en la revista científica "Anthropological Review" de Londres con el nombre de "Remarks on the kidnapping  of Natives of Eastern Island". Este cita contemporánea constituye una prueba irrefutable de tal tráfico horrendo, y procede de la pluma de  un personaje confiable que vivió largos años en el sur peruano y escribió numerosos trabajos de índole química, histórica y antropológica sobre el sur del Perú de entonces, especialmente sobre la provincia de  Tarapacá. Lo daremos a conocer, Dios mediante,  en los próximos días en otro capítulo de nuestro Blog.

 Bollaert fue un colaborador asiduo de varias revistas científicas inglesas de la época,  en las que iba dando cuenta de sus investigaciones y hallazgos. A él más que a nadie en el Perú de entonces, debemos numerosas contribuciones científicas de gran calidad, tanto en el rubro  industrial del  salitre, del boro y de la plata como  en el campo antropológico. Posteriormente, varios otros autores han dado cuenta pormenorizada del hecho, como Stephen Chauvet en su obra "La Isla de Pascua y sus misterios" (1ª edición castellana 1945, Imprenta Zig-zag, Santiago de Chile). Por su antigüedad,  merecen sin embargo destacarse especialmente aquí los artículos sobre Isla de Pascua, recopilados por Ignacio L. Silva A. (Editor), en su obra "Isla de Pascua" (Santiago de Chile, Imprenta Litografía y Encuadernación Barcelona, 1903: 161 páginas). Contiene esta obra los Informes de Ignacio L. Gana, Julien Viaud (Pierre Lotti) y J. R. Ballesteros,  quienes visitaron  en su momento la isla y se documentaron in situ  al respecto.

Damos a conocer, en los párrafos que siguen,  el mentado artículo sobre Isla de Pascua en septiembre de 1949  en su versión original fotostática.

Texto del artículo de  1949.
Fig. 3.  Primera pagina.

                                         
Fig. 4. Segunda página.  Vista de una de las tablillas Rongo rongo. Esculturas de Moais enterradas en las laderas del cráter del volcán Rano Raraku. Gran parte de las estatuas  aquí mostradas  yace  enterrada bajo tierra.

Fig. 4. Tercera página.  Comparación de los glifos de las tablillas Rongo rongo con caracteres de la escritura de Mohenjo-daro (según la teoría del investigador húngaro  Vilmos de Hevesy). En la imagen que sigue  (Fig. 5), se  muestra la parte final del artículo cuya página no se pudo fotocopiar en una sola imagen. Por tanto, su texto es continuación de las columnas de esta  Fig. 4.

      Fig. 5. Sección  final del artículo de la revista Histonium.

Colofón.

Este pequeño trabajo nuestro está dedicado con especial afecto al pueblo  rapanui  en la persona de  nuestro conocido y amigo, el sabio Alberto Hotus Chávez,  con quien departíamos a fines de la década del ochenta para intentar formar el partido político PTI -Partido de la Tierra e Identidad- que imaginábamos podría aglutinar un día a todos los grupos indígenas de Chile. A él,  que está por cumplir sus noventa años de edad (nacido en 1929) nuestro respeto, nuestro aprecio y nuestra gratitud por sus sabias enseñanzas. Pedimos con fe al Altísimo que las generaciones jóvenes de la isla aprendan a valorizar su herencia y su legado así como sus legítimas aspiraciones en pro de la prosperidad futura y progreso del pueblo Rapa Nui. 

Comentario antropológico.

1. Si bien este artículo  no contiene elementos  nuevos, desconocidos de la cultura Rapa Nui, resulta de interés para apreciar qué aspectos de la cultura de su  historia  eran los favoritos  a mediados del siglo XX, hace casi setenta años. 

2. El artículo constituye una buena síntesis de lo que por entonces se conocía de la historia cultural de la isla de Pascua. 

3. Hoy, este trabajo nos parecería algo pobre, dada la gran cantidad de información posterior  que ha surgido de los descubrimientos arqueológicos y bio-antropológicos realizados en la isla.

4. Es muy lamentable que de las 15 tablillas originales Rongo rongo que existen en diversos museos de mundo, máxime en Europa, ninguna se halle hoy en la isla. Al menos, debería exigirse a los países que orgullosamente hoy las exhiben  en sus museos, que  entreguen a la isla una copia fidedigna de sus tablillas y reimiros. Para los habitantes pascuenses representan un tesoro incalculable  tan venerable como las propias esculturas de sus Moais en piedra.

5. Es de esperar que futuras indagaciones de carácter lingüístico y antropológico arrojen luces sobre el verdadero contenido de las tablillas Rongo rongo que eran conservadas en todas las  viviendas rapanui. 

6.  Si sus sabios llamados Tangata manu en idioma rapanui, al parecer desaparecieron en la  época del  despojo por parte de las naves peruanas que los condujeron a las guaneras de las Islas Chincha,(entre  1860-63), existe la posibilidad de que en éstas o en las haciendas azucareras  de los valles cercanos a Lima  haya quedado algún indicio  de la cultura Rapa Nui que ellos portaban con tanto orgullo. 

7.  Ojalá se realice nuevos estudios históricos de esta penosa y dolorosa deportación masiva de isleños a las guaneras peruanas en la década del 1860, tema que, al parecer,  ha quedado lamentablemente en la penumbra.  A la hermana república del Perú cabe la responsabilidad de  hacer un día un vigoroso  "mea culpa" por este brutal y vergonzoso crimen de sus compatriotas de antaño. 

7. Por último felicitamos sinceramente a las autoridades tanto chilenas como isleñas por la iniciativa actual de controlar y restringir el poblamiento de la isla, y, en particular,  aquellas medidas tendientes a proteger la propiedad de la isla  que históricamente pertenece solamente a sus habitantes ancestrales: los Rapa Nui. Según la constante tradición pascuense, la isla jamás fue vendida u obsequiada al gobierno de Chile a quien solo se pidió su protección.

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