Fig. 1. Foto original de Hans Helfritz de un moai semi-enterrado en las faldas del volcán Rano Raraku. (presentado en revista argentina "Histonium", Buenos Aires, Septiembre 1949, en artículo sobre Isla de Pascua).
El doloroso tema del secuestro o rapto de isleños de Rapa Nui.
En un capítulo anterior, hace unos días atrás, hemos presentado un artículo bastante desconocido sobre Isla de Pascua o Rapa Nui, publicado en la revista de cultura argentina "Histonium" en el mes de septiembre del año 1949, hace casi setenta años. Dedicado a la fiesta nacional de Chile, contiene numerosos artículos sobre diversos aspectos de la historia y cultura chilenas escritos por connotados autores de la época. Entre ellos, destaca este artículo sobre la isla.
Hicimos mención allí a una referencia concreta del químico inglés William Bollaert al secuestro de nativos de la isla, en la década del 1860, efectuado por navíos de bandera peruana. Estos isleños prisioneros, fueron conducidos como esclavos para trabajar en las guaneras peruanas de las Islas Chinchas y en las haciendas azucareras del país. Secuestrados a la fuerza de su isla, fueron vendidos en el puerto del Callao a su arribo al continente.. Casi todos murieron al poco tiempo, atacados por la fiebre amarilla o el cólera. Ahora cumplimos con nuestra promesa de dar a conocer la referencia exacta con algunos comentarios nuestros.
Hicimos mención allí a una referencia concreta del químico inglés William Bollaert al secuestro de nativos de la isla, en la década del 1860, efectuado por navíos de bandera peruana. Estos isleños prisioneros, fueron conducidos como esclavos para trabajar en las guaneras peruanas de las Islas Chinchas y en las haciendas azucareras del país. Secuestrados a la fuerza de su isla, fueron vendidos en el puerto del Callao a su arribo al continente.. Casi todos murieron al poco tiempo, atacados por la fiebre amarilla o el cólera. Ahora cumplimos con nuestra promesa de dar a conocer la referencia exacta con algunos comentarios nuestros.
Referencia del investigador inglés Willim Bollaert.
Relata con dolor este hecho el investigador inglés William Bollaert en una presentación que hizo en la Sociedad Inglesa de Antropología (Londres) en el año 1863. Bollaert había hecho la denuncia de este delito ante el consulado inglés en Lima. Las correrías de navíos peruanos piratas por las islas de Oceanía en busca de mano de obra esclava, se extienden a lo menos entre los años 1860 y 1863. Ante los sucesivos reclamos de los Cónsules de Francia e Inglaterra, tal actividad esclavista termina pronto- tal como aquí lo señala Bollaert-, no sin antes haber logrado conducir forzados a las costas peruanas, cerca de 1.000 infortunados, la casi totalidad de ellos procedentes de Isla de Pascua o Rapa Nui. En el puerto del Callao donde eran puestos a la venta, los raptores obtenían pingües ganancias ofreciéndolos como "trabajadores", de hecho, a la verdad, "esclavos" modernos, capturados a viva fuerza en su isla natal.
Rememorando los viajes de barcos negreros españoles y portugueses.
Esta tenebrosa historia representa una tardía y fatídica reproducción de las "cacerías" efectuadas por barcos negreros, particularmente portugueses, catalanes y españoles, a las costas orientales de Africa en los siglos XVI y XVII, para capturar esclavos, los que eran conducidos a América, la mayoría de ellos al puerto de Cartagena de Indias, en Colombia y vendidos allí a buen precio a los hacendados del lugar. San Pedro Claver (1580-1654), misionero y santo jesuíta de la época, fue uno de los pocos encargados de dar atención espiritual y material a los pobres esclavos, a su arribo a Cartagena de Indias en condiciones misérrimas. Los Archivos de la Compañía de Jesús en Roma ofrecen abundante información sobre este doloroso y bochornoso episodio de la historia americana. Pero, -aclaremos- era éste, por lo demás, un procedimiento usual en esa época, (siglos XVI y XVII) en que la esclavitud era aceptada, pero no, dos siglos después, ya en pleno siglo XIX, cuando las repúblicas americanas se habían independizado de España hacía ya tiempo.
Rememorando los viajes de barcos negreros españoles y portugueses.
Esta tenebrosa historia representa una tardía y fatídica reproducción de las "cacerías" efectuadas por barcos negreros, particularmente portugueses, catalanes y españoles, a las costas orientales de Africa en los siglos XVI y XVII, para capturar esclavos, los que eran conducidos a América, la mayoría de ellos al puerto de Cartagena de Indias, en Colombia y vendidos allí a buen precio a los hacendados del lugar. San Pedro Claver (1580-1654), misionero y santo jesuíta de la época, fue uno de los pocos encargados de dar atención espiritual y material a los pobres esclavos, a su arribo a Cartagena de Indias en condiciones misérrimas. Los Archivos de la Compañía de Jesús en Roma ofrecen abundante información sobre este doloroso y bochornoso episodio de la historia americana. Pero, -aclaremos- era éste, por lo demás, un procedimiento usual en esa época, (siglos XVI y XVII) en que la esclavitud era aceptada, pero no, dos siglos después, ya en pleno siglo XIX, cuando las repúblicas americanas se habían independizado de España hacía ya tiempo.
Quién fue William Bollaert, el acusador.
William Bollaert es hoy un personaje bastante bien conocido para los investigadores chilenos y peruanos que escriben sobre la Antropología, Arqueología, Geografía o Historia de la región de Tarapacá, en aquel tiempo en posesión del Perú. Hijo de un inmigrante holandés asentado en Londres, llegó a Iquique muy joven en el año 1825, como ensayista de metales (químico, diríamos hoy), y se instaló en la Mina de plata de Huantajaya, junto a la actual ciudad de Alto Hospìcio, cercana a Iquique. Desde allí recorre, incansablemente, más por curiosidad intelectual que por encargo específico, toda la región de Tarapacá, incluyendo los sectores altiplánicos más alejados, y nos presenta, en sucesivos artículos científicos, la realidad geográfica, social y económica de la Provincia que da a conocer ante el público científico europeo. Reside en la provincia por dos períodos, totalizando más de 25 años de permanencia en el área.
El mejor conocedor de Tarapacá en su tiempo.
En el Perú de su época, Bollaert llega a ser, con toda probabilidad, el más profundo conocedor de la Provincia, la que describe prolijamente tanto desde el punto de vista de su geografía regional, como de su economía, demografía, antropología, historia, etnografía y aún folklore. Prácticamente nada escapa al ojo avizor de Bollaert, Y tanto el científico como el historiador o el folklorólogo de hoy encuentra en sus numerosos trabajos, a cada paso, gran cantidad de referencias a las costumbres, ceremonias y usos de los indígenas tarapaqueños de entonces. Los trabajos de Bollaert son hoy un inagotable venero de información de primera mano.
Referencias sobre William Bollaert.
Acerca de Bollaert y su actividad en Tarapacá puede consultarse al historiador Oscar Bermúdez en su trabajo: "Esbozo biográfico de William Bollaert", en Revista Norte Grande, Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile, 1975, Vol. I, Nº 3-4, 313-318, Santiago. Una minuciosa descripción suya de la provincia de Tarapacá, puede verse, en traducción nuestra, en la misma revista Norte Grande, Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile, 1975, tomo I, Nº 3-4: 459-478; con cinco Láminas originales del autor. . De gran utilidad es, igualmente consultar el reciente trabajo de Luis Castro, Carolina Figueroa et al., "William Bollaert y sus descripciones geográficas, cartográficas y antropológicas sobre la provincia de Tarapacá en la etapa de la formación republicana del Perú 1827-1854", en la revista HISTOReLo (sic!), revista de historia regional y local, Vol. 9, Nº 18, 2017: 121-164, Colombia.
El mejor conocedor de Tarapacá en su tiempo.
En el Perú de su época, Bollaert llega a ser, con toda probabilidad, el más profundo conocedor de la Provincia, la que describe prolijamente tanto desde el punto de vista de su geografía regional, como de su economía, demografía, antropología, historia, etnografía y aún folklore. Prácticamente nada escapa al ojo avizor de Bollaert, Y tanto el científico como el historiador o el folklorólogo de hoy encuentra en sus numerosos trabajos, a cada paso, gran cantidad de referencias a las costumbres, ceremonias y usos de los indígenas tarapaqueños de entonces. Los trabajos de Bollaert son hoy un inagotable venero de información de primera mano.
Referencias sobre William Bollaert.
Acerca de Bollaert y su actividad en Tarapacá puede consultarse al historiador Oscar Bermúdez en su trabajo: "Esbozo biográfico de William Bollaert", en Revista Norte Grande, Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile, 1975, Vol. I, Nº 3-4, 313-318, Santiago. Una minuciosa descripción suya de la provincia de Tarapacá, puede verse, en traducción nuestra, en la misma revista Norte Grande, Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile, 1975, tomo I, Nº 3-4: 459-478; con cinco Láminas originales del autor. . De gran utilidad es, igualmente consultar el reciente trabajo de Luis Castro, Carolina Figueroa et al., "William Bollaert y sus descripciones geográficas, cartográficas y antropológicas sobre la provincia de Tarapacá en la etapa de la formación republicana del Perú 1827-1854", en la revista HISTOReLo (sic!), revista de historia regional y local, Vol. 9, Nº 18, 2017: 121-164, Colombia.
Observación accidental al tema de los esclavos secuestrados de Rapa Nui .
La referencia de Bollaert a este tema del secuestro de nativos de Isla de Pascua, es de carácter meramente circunstancial. No se trata, pues, de un artículo completo dedicado a este tema como nosotros mismos lo pensamos inicialmente. De hecho, Bollaert jamás visitó la Isla de Pascua, y sus referencias a la isla (que gustosos ofrecemos ahora en este capítulo) son fruto o de sus lecturas, o del conocimiento indirecto de los hechos a través de sus numerosos contactos en Lima y Callao. Pero sí conocía de cerca las condiciones de trabajo en las guaneras peruanas de las Islas Chincha, a donde serían destinados casi todos los cautivos polinésicos en 1862. Sobre éstas, había escrito ya una reseña en el periódico inglés Illustrated Times, el 5 de Marzo de 1859.
¿Dónde aparece este tema en la obra de Bollaert?.
Lo que Bollaert nos refiere sobre este particular ocurre cuando el autor examina, en uno de sus mejores artículos científicos, la población del Perú en la época de su propia permanencia allí (entre 1825 y 1870, aproximadamente). La primera referencia que hemos hallado, es un corto párrafo de un extenso artículo suyo de carácter demográfico titulado: "Observations on Past and Present Populations of the New World" y fue leído en una sesión de la Anthropological Society of London el día 12 de Mayo de 1863. Aparece publicado en la revista Transactions of the Anthropological Society of London, vol. I, 1863, pp. iii-x. Hoy tenemos la fortuna de poder leerlo cómodamente en Internet: https://www.jstor.org/stable/30254123.
¿Dónde aparece este tema en la obra de Bollaert?.
Lo que Bollaert nos refiere sobre este particular ocurre cuando el autor examina, en uno de sus mejores artículos científicos, la población del Perú en la época de su propia permanencia allí (entre 1825 y 1870, aproximadamente). La primera referencia que hemos hallado, es un corto párrafo de un extenso artículo suyo de carácter demográfico titulado: "Observations on Past and Present Populations of the New World" y fue leído en una sesión de la Anthropological Society of London el día 12 de Mayo de 1863. Aparece publicado en la revista Transactions of the Anthropological Society of London, vol. I, 1863, pp. iii-x. Hoy tenemos la fortuna de poder leerlo cómodamente en Internet: https://www.jstor.org/stable/30254123.
Su texto en inglés:
"Peru has 2,300,000 [inhabitants] including 240.000 whites, the greater portion Indians, but with the introduction of the Negroes more than twenty three different varieties are well known and distinctly named. Chinese have been regularly imported for years past as laboreurs. Some polynesians have also been kidnapped, but this traffic was soon stopped; the change of climate and food was fatal to ther latter"(paréntesis cuadrados y cursivas mías).
En traducción castellana nuestra:
"Perú tiene 2.300.000 [habitantes] incluyendo a 240.000 blancos, la gran proporción [son] indígenas, pero con la introducción [al país] de los Negros, más de 23 diferentes variedades [raciales, fruto del mestizaje] son bien conocidas y [son] nombradas en forma diferente. Los Chinos han sido regularmente importados en los años pasados en calidad de trabajadores. Algunos polinesios han sido igualmente secuestrados, pero este tráfico fue detenido pronto; el cambio de clima y alimentación fue fatal para estos últimos". (Cursivas y paréntesis cuadrados nuestros!).
Esta última frase, en cursivas nuestras, fue interpretada erróneamente por algún miembro de la Sociedad de Antropología de Londres (seguramente por el secretario de redacción del Acta de la sesión anterior), y fue mal entendida como si se tratara de negros que habían sido secuestrados y llevados a la fuerza a Isla de Pascua, donde murieron. Este es el error que aquí Bollaert quiere corregir en forma muy caballerosa, indicando a qué se había referido él puntualmente. Y en este contexto, nos ofrece su breve, pero elocuente y casi desconocida referencia a los nativos de Isla de Pascua raptados y llevados por la fuerza a las costas peruanas.
A continuación, anoto la referencia exacta de W. Bollaert en su texto original inglés, fotocopiada por mí en Stony Brook (USA), durante mis años de doctorado en Antropología (1984-86), pero aún perfectamente legible (subrayados míos):
"Al Editor de la Anthropological Review: Señor, en la página 186, en el informe de la discusión ante la Anthropological Society se establece que el Sr. Bollaert había mencionado el caso de un número de Negros que habían sido secuestrados y conducidos a la Isla de Pascua [Eastern Island], donde rápidamente murieron por efecto de la disentería y el sarampión. [Pero] lo que yo afirmé fue que un número de aborígenes (es decir, polinésicos), habitantes de Isla de Pascua (entre los 75º 5´ y 75º 12´ de latitud sur y entre los 109º y 110º de longitud oeste), habían sido secuestrados y llevados al Perú, con la intención de convertirlos en peones. Ellos no pudieron o no quisieron ser enseñados para el trabajo. El indio generalmente no es un individuo [apto para el] trabajo y a consecuencia del cambio de clima y alimentación, muchos murieron de disentería y sarampión.Yo quisiera agregar que el secuestro de nativos desde algunas de las islas de la Polinesia ha sido [efectivamente] perpetrado y ellos han sido llevados al Perú como peones. Sin embargo, las autoridades nacionales [inglesas] y francesas en dichas áreas pusieron fin de inmediato a aquel horrendo procedimiento, lo mismo que hizo el gobierno peruano". (A continuación, sigue un largo párrafo, enteramente diferente, dedicado a examinar la presencia de sangre judía en Nueva Granada (Colombia), tema que aquí no viene al caso. Al término de esta cita, Bollaert apunta la fecha: Londres, 2 de Mayo de 1863, Firma W. Bollaert). (subrayado y paréntesis cuadrados nuestros).
La nota al pie de página señala: "nosotros hemos insertado [aquí] la nota del Sr. Bollaert, pero aprovechamos la oportunidad de señalar que no somos responsables, en modo alguno, de los contenidos del Journal de la Sociedad, así como la Sociedad Antropológica tampoco es responsable del contenido de la Revista. El Editor".
Una cruda descripción de este secuestro de indígenas de Rapa Nui.
Alfred Métraux (1902-1963) es uno de los más prestigiosos etnólogos que han estudiado las culturas de Sudamérica. En los años 1934-35 dirigió una expedición francesa de estudio a Isla de Pascua. Es autor de muchas obras, pero en el tema que aquí nos atañe es autor de una valiosa obra sobre a Isla. (En francés L´Ile de Paques, original de 1941; traducción castellana como: La Isla de Pascua, Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1950).
Sobre el tema que hoy nos preocupa, el rapto de nativos de la Isla, aporta este investigador la siguiente y sobrecogedora descripción:
Sobre el tema que hoy nos preocupa, el rapto de nativos de la Isla, aporta este investigador la siguiente y sobrecogedora descripción:
"El miserable cargamento de carne humana [aludiendo a los 800 a 900 pascuenses capturados en Rapa Nui por barcos negreros del Callao que arriba a puerto el 12 de diciembre de 1862] llegó
al Perú y fue inmediatamente vendido a las compañías que explotaban el guano. En pocos meses, la enfermedad, los malos tratos y la nostalgia redujeron a un centenar los novecientos o mil indígenas capturados. Gracias a la intervención de Monseñor Tepano Jaussen [obispo católico de Tahiti], el gobierno francés hizo presiones diplomáticas ante el Perú a las cuales se asocian los ingleses. Poco después, se dieron órdenes oficiales para que fuera repatriado el puñado de pascuenses que había sobrevivido a esos meses de trabajo forzado. Fueron puestos a bordo de un barco que debía volverlos a su isla, pero la mayor parte murieron en el camino víctimas de la tuberculosis y de la viruela. Solamente quince nativos regresaron a la isla; su vuelta constituyó la más grande desdicha para los habitantes que habían quedado. Poco después de su retorno, se declaró una epidemia de viruela, cuyo germen había sido llevado por los cautivos y que convirtió a la isla de Pascua en un vasto cementerio".(1945:57-58; paréntesis cuadrados nuestros).
Ese triste episodio es uno de los hechos más bochornosos y tristes ocurridos en la historia de la Isla, sometida posteriormente y por decenios a una intensa explotación agrícola y ganadera por parte de concesionarios franceses que utilizaron a los pascuenses como mano de obra barata. El gobierno chileno hoy -al igual que el peruano- debería también hacer un profundo y sentido "mea culpa" por la manera indigna con que abandonó en esos años, al pueblo rapanui, indefenso, completamente sometido a concesionarios extranjeros despiadados. La misión católica a cargo de misioneros de la Congregación de los Sagrados Corazones (SSCC) se opuso tenazmente a tal trato ignominioso e hizo lo indecible por proteger a los nativos de los abusos. Se llegó al extremo de retirar a un grupo de pascuenses a Tahiti para salvarlos de las manos del concesionario francés M. Dutrou Bornier que los esclavizaba. Se desató así una verdadera contienda entre los misioneros y el concesionario. Existe abundante información en los archivos de la Orden en Roma sobre esta admirable y sacrificada labor de protección de los pascuenses, labor de la que poco o nada se habla hoy, cuando la crítica a las Misiones y misioneros, está a la orden del día.
Consulta obligada sobres este tema es por cierto la obra del sacerdote capuchino alemán Sebastián Englert (1888-1969) "La Tierra de Hotu Matúa", [original 1948] que fuera durante más de 30 años misionero católico en la Isla. Es, lejos, el trabajo más documentado y serio que se conoce sobre esta Isla y sus habitantes. Englert, llegado a la isla en 1935 después de trabajar con los mapuches del sur de Chile, llegó a dominar tan a fondo la lengua pascuense que escribió un diccionario de la misma (1938), y sus escritos han impresionado a los científicos por su profundidad y su riqueza de información. En 1955 fue consultor obligado de la expedición científica a la isla liderada por el noruego Thor Heyerdhal.
Otras referencias de W. Bollaert sobre Isla de Pascua.
Espigando entre sus escritos, hemos hallado un par de referencias más, que atañen directamente a la Isla. La primera, dice relación con su poblamiento, y la segunda, hace referencia a sus principales monumentos, los Moais. He aquí los textos:
"Velasco [se trata del jesuíta Juan de Velasco] , the historian of Quito, and other writers of his time as well as some moderns, have supposed that Peru was peopled from the west, making Easter Island a stepping-stone [3]. This is another fanciful idea, and the examination of the now delapidated stone (volcanic) idols of that island (not the work of the present race), will help but little this conjecture (1860: 23-24).
Traducción nuestra: "[el Padre Juan de] Velasco [S.J.] el historiador de Quito, y otros escritores de su tiempo, así como algunos otros modernos, han supuesto que Perú fue poblado desde el occidente, poniendo a Isla de Pascua como un escalón [intermedio de paso]. Esta es otra idea fantasiosa y el examen de los ídolos de piedra de la isla , hoy destruidos, (y que no son obra de la raza actual), poco ayudarían a sostener dicha conjetura". (1860: 23-24).
(Note 3 (de la cita anterior): El jesuita Juan de Velasco (1727-1792) fue autor de la obra "Historia del Reino de Quito en la América meridional", publicada en 1789).
El texto inglés de la segunda referencia a la isla, es éste:
"Eastern Island, 27º 05` S [and] 109º 46´ W., 1500 miles from the nearest western island and 2000 from the coast of Peru. The people tatoo and paint. There are three platforms of stone work, in ruins, on each stood four statues, one fifteen feet high, first seen by Davis in 1686. Population said to be 6000 to 7000. These people pierced, but unlike the Peruvian orejon (sic!), some of the Mongols have their ears pierced and enlarged. [Jacob] Roggeveen [escrito Rogweggen], 1722, in Dalrymple´s Voyage, mentions the worship of the sun in Eastern Island. One man there with white pendants in his ears, white and round, size one´s fist, appeared to be a priest. See Delafield´s Origin of American Antiquities, 1839, Bradford, 429. Ellis Pol. Res. III, 325; IV, 101.(pg. 23). (Adiciones en paréntesis cuadrados nuestros).
Nuestra traducción:
Ese triste episodio es uno de los hechos más bochornosos y tristes ocurridos en la historia de la Isla, sometida posteriormente y por decenios a una intensa explotación agrícola y ganadera por parte de concesionarios franceses que utilizaron a los pascuenses como mano de obra barata. El gobierno chileno hoy -al igual que el peruano- debería también hacer un profundo y sentido "mea culpa" por la manera indigna con que abandonó en esos años, al pueblo rapanui, indefenso, completamente sometido a concesionarios extranjeros despiadados. La misión católica a cargo de misioneros de la Congregación de los Sagrados Corazones (SSCC) se opuso tenazmente a tal trato ignominioso e hizo lo indecible por proteger a los nativos de los abusos. Se llegó al extremo de retirar a un grupo de pascuenses a Tahiti para salvarlos de las manos del concesionario francés M. Dutrou Bornier que los esclavizaba. Se desató así una verdadera contienda entre los misioneros y el concesionario. Existe abundante información en los archivos de la Orden en Roma sobre esta admirable y sacrificada labor de protección de los pascuenses, labor de la que poco o nada se habla hoy, cuando la crítica a las Misiones y misioneros, está a la orden del día.
Consulta obligada sobres este tema es por cierto la obra del sacerdote capuchino alemán Sebastián Englert (1888-1969) "La Tierra de Hotu Matúa", [original 1948] que fuera durante más de 30 años misionero católico en la Isla. Es, lejos, el trabajo más documentado y serio que se conoce sobre esta Isla y sus habitantes. Englert, llegado a la isla en 1935 después de trabajar con los mapuches del sur de Chile, llegó a dominar tan a fondo la lengua pascuense que escribió un diccionario de la misma (1938), y sus escritos han impresionado a los científicos por su profundidad y su riqueza de información. En 1955 fue consultor obligado de la expedición científica a la isla liderada por el noruego Thor Heyerdhal.
Otras referencias de W. Bollaert sobre Isla de Pascua.
Espigando entre sus escritos, hemos hallado un par de referencias más, que atañen directamente a la Isla. La primera, dice relación con su poblamiento, y la segunda, hace referencia a sus principales monumentos, los Moais. He aquí los textos:
"Velasco [se trata del jesuíta Juan de Velasco] , the historian of Quito, and other writers of his time as well as some moderns, have supposed that Peru was peopled from the west, making Easter Island a stepping-stone [3]. This is another fanciful idea, and the examination of the now delapidated stone (volcanic) idols of that island (not the work of the present race), will help but little this conjecture (1860: 23-24).
Traducción nuestra: "[el Padre Juan de] Velasco [S.J.] el historiador de Quito, y otros escritores de su tiempo, así como algunos otros modernos, han supuesto que Perú fue poblado desde el occidente, poniendo a Isla de Pascua como un escalón [intermedio de paso]. Esta es otra idea fantasiosa y el examen de los ídolos de piedra de la isla , hoy destruidos, (y que no son obra de la raza actual), poco ayudarían a sostener dicha conjetura". (1860: 23-24).
(Note 3 (de la cita anterior): El jesuita Juan de Velasco (1727-1792) fue autor de la obra "Historia del Reino de Quito en la América meridional", publicada en 1789).
El texto inglés de la segunda referencia a la isla, es éste:
"Eastern Island, 27º 05` S [and] 109º 46´ W., 1500 miles from the nearest western island and 2000 from the coast of Peru. The people tatoo and paint. There are three platforms of stone work, in ruins, on each stood four statues, one fifteen feet high, first seen by Davis in 1686. Population said to be 6000 to 7000. These people pierced, but unlike the Peruvian orejon (sic!), some of the Mongols have their ears pierced and enlarged. [Jacob] Roggeveen [escrito Rogweggen], 1722, in Dalrymple´s Voyage, mentions the worship of the sun in Eastern Island. One man there with white pendants in his ears, white and round, size one´s fist, appeared to be a priest. See Delafield´s Origin of American Antiquities, 1839, Bradford, 429. Ellis Pol. Res. III, 325; IV, 101.(pg. 23). (Adiciones en paréntesis cuadrados nuestros).
Nuestra traducción:
Isla de Pascua [situada a los] 27º 05` S y 109º 46` W a 1.500 millas de la isla occidental más cercana, y a 2.000 [millas] de la costa del Perú. Sus gentes se tatúan y se pintan [el cuerpo]. Existen tres plataformas hechas de piedra, [hoy] en ruinas, y en cada una de ellas se alzaban cuatro estatuas, una de ellas de quince pies de altura, por primera vez vistas por Davis en el año 1686. Se dice que su población era entre 6.000 y 7.000 [habitantes]. Esta gente se agujereaba[las orejas] pero a diferencia de los Orejones peruanos, algunos de los Mongoles usan sus orejas horadadas y agrandadas. Rogveggen [sic por Roggeveen] en 1722 ( [cit. en] en el Viaje de Dalrymple), menciona [la existencia] del culto al sol en Isla de Pascua; un hombre que allí usaba pendientes en sus orejas, muy blancos, blancos y redondos, del tamaño de un puño, parecía ser un sacerdote. (Vea El Origen de las Antigüedades Americanas de Delafield, 1839; Bradford, 429; Ellis, Pol. Res. III, 325; IV, 101". (Adiciones entre paréntesis cuadrados, nuestras).
Estas dos últimas referencias de Bollaert se encuentran insertas en una Nota de la pág. 23 (Note 3) de su trabajo de 1860, seguramente su obra más conocida entre nosotros: Antiquarian, Ethnological and Other Researches in New Granada, Ecuador, Peru and Chile, with Observations on the Pre-Incarial, Incarial and other Monuments of Peruvian Nations, London, Trübner and Co, 1860.
Comentario eco-antropológico.
1. Ya hemos señalado que Bollaert jamás pisó el suelo de Isla de Pascua. Sus referencias, en las notas precedentes, surgen, pues, necesariamente de sus lecturas y consultas. Ellas comprueban su gran interés por informarse detalladamente sobre el tema.
2. William Bollaert, como buen científico, quiere aclarar los términos de su exposición ante la Sociedad de Antropología de Londres que habían sido casualmente tergiversados en la edición de la revista.
3 . Da allí con precisión las coordenadas geográficas de isla de Pascua para entendimiento de los lectores del Journal. De donde deducimos que manejaba perfectamente bien los conocimientos geográficos de su época.
4. Respecto a la teoría del poblamiento de América desde el oriente, a través del Pacífico (lo que hoy denominamos "contactos transpacíficos"), con escala en Isla de Pascua, Bollaert se manifiesta totalmente contrario y tilda a dicha hipótesis como "fantasiosa" y sin base alguna. El explorador noruego Thor Heyerdahl (1914-2002), sin embargo, en su balsa Kon-Tiki construida de totora (cañaveral) y madera de balsa por indígenas peruanos del lago Titicaca, logró probar que desde el Perú (Callao) era posible viajar a la Oceanía, surcando todo el Pacífico. La Kon-Tiki arribó maltrecha, tras 101 días de viaje, un 28 de Abril de l947, a las islas Tuamotú. Con este homérico viaje, se comprobó la posibilidad de efectuar viajes en balsas desde América a Oceanía. Pero no al revés, como pretendiera el jesuíta Juan de Velasco en la cita antes mencionada. El tema del poblamiento de América a través del Pacífico sur, es aún hoy tema de abierta discusión entre los científicos. Si Isla de Pascua fue abordada por inmigrantes polinésicos hacia el siglo XII D.C. - como señalan hoy los arqueólogos- es perfectamente imaginable que lo fuese también la costa sudamericana, al igual que lo fue Hawaii en algún momento. La arqueología del futuro nos develará, tal vez, algún día este misterio. El tema intrigó poderosamente a Paul Rivet, notable etnólogo francés, quien en su bien conocida obra "Les origines de l`homme americain" (Gallimard, Paris, 1957) planteó la "teoría poliracial" del poblamiento de América: una de sus fuentes habría sido a través del océano Pacífico en balsas, desde algunas islas de la Polinesia y Melanesia. Teoría que, después de la travesía de Heyerdahl, adquiere más y más fuerza.
5. Su frase: "el indio no es generalmente un individuo apto para el trabajo" nos resulta hoy muy discutible y ciertamente no es aplicable al indígena de las culturas agrícolas sudamericanas. En el caso de los polinésicos, dotados de un clima ideal que favorece el rápido cultivo, la frase resulta más comprensible, puesto que -tal como señalan algunos descriptores de isla de Pascua- el pascuense solía cultivar muy pocas especies de plantas y prefería dedicarse a la pesca y al marisqueo, tan abundante en su medio costero. El isleño no fue precisamente un avezado agricultor como lo fuera el aymara o el quechua en el Perú de su tiempo y, además, disponía de escasas plantas alimenticias: el camote, el ñame y el taro, sus únicos tubérculos comestibles antes de la introducción del maíz y el trigo y otras legumbres por los navegantes europeos.
6. Bollaert parece horrorizarse ante el espectáculo del secuestro de los nativos de la isla, del que tiene noticias frescas, pues dichas correrías de naves peruanas por el Pacífico para procurarse esclavos para las Guaneras, ocurren exactamente durante su permanencia en el sur del Perú (Tarapacá). Titula el hecho de raptar y secuestrar indígenas para esclavizarlos y llevarlos a las Guaneras como un "nefarious proceeding", un "procedimiento nefasto". Se apresura en señalar que tal tráfico humano había sido ya suspendido por reclamos de las autoridades europeas (Consulados de Francia e Inglaterra) destacadas en Lima.y que habría durado afortunadamente muy poco tiempo (1860-62). Cabe preguntarse si las autoridades peruanas de su tiempo, al condenar el hecho, habrían castigado de alguna manera a los capitanes de naves culpables. No lo sabemos. Probablemente, no hubo castigo alguno, a lo más, algunas suaves "advertencias" a futuro.
7. Este negro capítulo del rapto de gran número de isleños, en pleno siglo XIX, para esclavizarlos y conducirlos a trabajos forzados en las guaneras peruanas de las islas Chincha, es uno de los más bochornosos y vergonzosos incidentes en la historia de las relaciones entre Oceanía y sus numerosas y dispersas islas del Pacífico y las potencias occidentales, incluidas las americanas. Triste capítulo que esperamos no vuelva a repetirse -con tintes y matices por cierto diferentes- en el futuro de las relaciones entre Chile e Isla de Pascua. su "posesión" insular. Máxime ahora cuando corren potentes "vientos de independencia" en la isla.