Antecedentes.
Casi todas las fotografías que ilustran este capítulo fueron tomadas por el suscrito entre los años 1980 y 1982. A nuestros ojos, ellas poseen un valor histórico relevante, pues pertenecen a un período en que se iniciaron los contactos entre investigadores peruanos y chilenos para examinar en el terreno las posibilidades reales de captación del agua de las neblinas mojadoras o camanchacas y los sitios de mayor potencial de nieblas costeras. El genio que logró aglutinar los esfuerzos de peruanos y chilenos en pro de una agenda común, se llamó Christiaan Gischler, un hidrogeólogo holandés con amplia experiencia en el ambiente de desierto, que por entonces trabajaba en las oficinas de UNESCO-R0STLAC, en Montevideo, Uruguay. Gischler es, a nuestro juicio, el gran olvidado hoy día en nuestro país, cuando nuevamente se hacen ingentes esfuerzos por hallar nuevas fuentes de agua dulce en el planeta, amagado hoy por un calentamiento global impredecible y al parecer, imparable.
Por eso nos ha parecido que los intentos de aquellos años por crear una estructura supranacional, por encima de los avatares políticos contingentes que aquejan a las naciones sudamericanas del Pacífico sur, no solo es digna del mayor elogio, sino constituye un preludio para una futura colaboración internacional renovada, más eficaz y duradera en el tiempo.
Se observará que el acento nuestro en la selección de las imágenes, siempre estuvo puesto en aspectos climáticos (nieblas) y en sus efectos directos en la vegetación.
Fig. 1. Grupo expedicionario al Perú, para analizar las experiencias en captación de agua de la nube. La imagen fue tomada en las alturas de Paposo (Provincia de Antofagasta, Chile) en el mes de Mayo de 1981. De izquierda a derecha: Guido Soto, N.N., Carlos López Ocaña, Horacio Larrain, Christiaan Gischler, Francisco Díaz Donoso, N.N., N.N., Nazareno Carvajal, Carlos Espinosa Arancibia y Julio Valdivia Ponce. (antigua fotografía extractada de la obra de Christiaan Gischler: "The missing link in a production chain. Vertical obstacles to catch camanchaca", Rostlac-Unesco, Uruguay, 1991: 50). Las tres personas designadas como N.N. en esta imagen son investigadores peruanos del grupo de estudio, cuyos nombres lamentablemente no retuve.
Imágenes tomadas entre 1980 y 1982.
El empuje del físico chileno Carlos Espinosa Arancibia de la Universidad del Norte (Antofagasta).
Por aquel entonces (1980), disponíamos nosotros en la Universidad Católica de muy poca información salvo algunos artículos reveladores de la experiencia anterior del grupo de Física de la Universidad del Norte en Antofagasta, cuyo líder era el profesor de física Carlos Espinosa Arancibia, el auténtico pionero de estos estudios en el Norte de Chile. Don Carlos Espinosa nos había facilitado generosamente, a petición nuestra, toda la información que ellos habían acumulado por espacio de más de 20 años. Recordemos que las tímidas primeras experiencias de Espinosa datan de los años 1957-58, en la mina Andrómeda, en cerros vecinos a la ciudad de Antofagasta y a unos 1.000 m. de altitud sobre el nivelo del mar. A partir de este encuentro de 1981 con los investigadores peruanos, una rica bibliografía geográfica y ecológica pasó a ser parte de nuestro acervo.
Los primeros contactos con nuestros vecinos peruanos.
Los contactos que Carlos Espinosa mantenía con investigadores peruanos, y, sobre todo, sus relaciones con organismos internacionales interesados en la búsqueda de nuevas fuentes de agua dulce, lo habían conducido a entusiasmar a un hidrogeólogo holandés, Christiann Gischler que en ese tiempo trabajaba como experto en las oficinas de UNESCO/ROSTLAC, en Montevideo (Uruguay). Gischler viajó a Chile y conoció de cerca los experimentos y sitios de experimentación de los fisicos de la Universidad del Norte, en Antofagasta y los recientes experimentos en captación de agua de las nubes por parte del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile en los cerros de El Tofo, a unos 75 km al N de la ciudad de La Serena. Gracias a él y a su incondicional apoyo institucional, se generaron tanto el Encuentro de Tacna (Agosto 1979) como el Encuentro de investigadores de la niebla en Antofagasta y Lima, propiciados y financiados por UNESCO/ROSTLAC (Junio 1982).
El viaje por tierra a Antofagasta.
Christiaan Gischler, a través de su oficina de UNESCO-ROSTLAC en Montevideo, financió el extenso recorrido que los científicos convocados hicieron en sectores especialmente elegidos al efecto, tanto en la costa chilena como en la costa peruana. Sobre el recorrido efectuado por tierra en Chile y Perú por el grupo de siete investigadores, visitando diversos sitios de captación de niebla, versan buena parte de las imágenes que mostramos a continuación.
Primera observación: imágenes captadas en el bosque relicto de Fray Jorge (coordenadas: 30° 40´ 00 ´´ S y 71° 40´´ 00´´ W en la Provincia del Limarí). Sobre este mismo tema, véase otro capítulo nuestro de este mismo blog titulado: "El bosque húmedo de Fray Jorge en 1982: visita de estudio", en el cual se reproducen otras fotos de la época. Apareció en la revista de divulgación científica Creces, Santiago de Chile, Vol. III, N° 5, 30-36.
Fig. 4. Un fragmento relicto de la antigua vegetación de Fray Jorge, a los 550 m de altitud (20/04/1981). Durante el período colonial, se extrajo mucha madera de los árboles de este bosque para la construcción de iglesias y casas patronales de las haciendas de la época. Era el único lugar cercano donde poder hallar madera útil. Por esta razón, el bosque primitivo, que debió poseer una superficie muy superior a la actual, se fue reduciendo considerablemente de tamaño, conservándose éste casi exclusivamente en la zona de las cumbres de más difícil acceso.
Fig. 5. Olivillos y arrayanes en el bosque. Observe Ud. el efecto de la niebla densa presente en el lugar. Gracias a esta neblina, casi omnipresente en el lugar, se han conservado hasta hoy ejemplares de plantas que geográficamente tienen su habitat hoy en lugares localizados mucho más al sur, como el copihue (Lapageria rosea), o la enredadera llamada yelmo (Griselinia scandens), que son hoy rarezas en esta latitud geográfica, remanentes, sin duda, de antiguos períodos mucho más lluviosos ("período pluvial" a fines del Pleistoceno, entre los 14.000 y 9.000 A.C., según los paleo-ecólogos).
Fig. 6. Troncos de árboles ya secos, enteramente cubiertos de líquenes. Una prueba palmaria de la muerte lenta de este oasis por efecto de la disminución significativa de la pluviosidad.
Fig. 7. Bosque de eucaliptus (Eucaliptus globulus) en la cima del cordón Sarcos, mineral de "El Tofo plantados por los ejecutivos mineros hacia los años 1958-60. El bosque se veía lozano a pesar de que la actividad de dicho mineral había sido suspendida hacía ya unos 10 años, a lo menos. Nos acompañaban en dicha ocasión los hermanos Rivera, hijos de un poblador de la zona y mi hijo de siete años, Carlos Horacio (Foto 25/01/1980).
Fig. 8. Masas de nubes estrato-cúmulus portadoras de humedad oceánica (camanchaca), trasponiendo el Cordón Sarcos. (Foto 8/01/1981).
Fig. 9. Tras atravesar las cumbres del cordón Sarcos, las nubes rasantes descienden, siguiendo la topografía local, para muy luego disolverse rápidamente en su descenso, en la llanada de La Higuera. En esta imagen, el mar se halla hacia la derecha, lugar de origen de las nubes cargadas de humedad (Foto 30/12/1981).
Fig. 10. El Cordón Sarcos vista de Norte a Sur.
Fig. 11. Estos árboles de la especie Eucaliptus globulus fueron plantados por la empresa que allí explotó el hierro durante un par de décadas. El cierre definitivo de la explotación y de la ciudadela creada en los altos de los cerros, se verificó el día 8 de diciembre del año 1974, con una solemne misa celebrada en la capilla Santa Ana del hospital del mineral. A partir de esa fecha, aproximadamente, dejaron de ser regados. Si con motivo de nuestra primera visita en Febrero del año 1980 los vimos vivos y en excelente condición, se debe únicamente a la humedad producida por las neblinas mojadoras ("camanchacas") que se condensa en su follaje y gotea al suelo, humedeciéndolo. (Foto 30/12/81).
Fig. 12. Carlos Larrain Mardorf, nuestro hijo, de edad de siete años, en la playa de caleta Temblador. Atrás, al fondo, las nubes densas de camanchaca. Carpas de nuestro campamento montado en la playa en Mayo del año 1980, con motivo de la instalación del primer captador, tipo Grunow con Pilar Cereceda y Nazareno Carvajal. (Foto del 5/05/1980).
El paisaje en Caleta Temblador en la época de nuestra visita.
Fig. 13. Vista del área litoral de Chungungo y Cruz Grande desde el alto de los cerros, a 900 m. snm. Las masas nubosas portadoras de agua inician su acercamiento a la costa. (Foto del 05/01/81 a las 17.00 hrs.)
Fig. 14. Antiguo oasis costero alimentado por vertientes naturales. Luce aquí totalmente abandonado. Se observa unas palmas y algunos frutales (perales) a unos 180 m. snm. (Foto 18/10/1980).
Fig. 16. Portezuelo de El Tofo hacia los 800 m. de altitud donde instalamos en 1981 una gran cortina captadora de agua de niebla ("atrapaniebla"). Vista desde el NW. Arriba, el jeep rojo de Nazareno Carvajal, nuestro joven colaborador; abajo, mi propio vehículo, una camioneta Volkswagen doble cabina. Este último se encuentra junto al aparato altitudinal, donde se midió durante un par de años la cantidad de agua de la niebla captada a diversas alturas sobre el suelo. (Foto 25/02/1982, hacia las 17.00 hrs.)
Fig. 17. En el Cordón Sarcos. Se observa la tierra mojada por la destilación del agua de niebla por condensación a partir de un arbusto seco. La presencia de colonias de líquenes favorece ciertamente la absorción del agua de la niebla. (Escala de 20 cm).
Fig. 18. De Weste a Este. La masa de nubes blancas del tipo estrato-cumulus, cargadas de humedad, penetran tierra adentro, depositando y condensando a su paso sobre rocas y vegetación. (30/12/1981).
Fig. 19. Vista de Este a Weste, desde el valle de la higuera hacia los, cerros del Cordón Sarcos. En primer plano, aspecto del chaparral de arbustos bajos y cactáceas.
Fig. 23. Ejemplares de la cactácea Trichocereus coquimbensis cubiertas totalmente de líquenes en los faldeos altos de los cerros de El Tofo que miran al mar, hacia los 780 m. de altitud en un día soleado (17/02/1981).
Fig. 24. flores de la misma especie. Ejemplar de cactácea en flor. (en la misma fecha).
Fig. 25. Otra especie de cactácea en flor.
Fig. 26. Alstroemeria sierrae, en plena floración, cerca de la playa de Chungungo, a unos 100 m .snm. (18/10/1980)
Fig. 28. La posición de las hojas de Eucaliptus globulus y su misma forma, contribuyen poderosamente a la condensación y posterior descenso a tierra de las gútulas de agua, favoreciendo así el riego de los árboles. Es este hecho, unido a la excelente altitud del sitio (900 m. snm) lo que ha permitido la persistencia de este bosque en este paraje.
Fig. 30. Antiguos perales, vivos, plantados en antiguos andenes o terrazas de cultivo. Caleta Temblador. Propiedad de doña Inés Órdenes. Todo se ve abandonado. Nadie vive ahora aquí. Para poder regar estas eras de cultivo, debió circular antaño, hace algunas décadas atrás, mucho más agua que hoy. (Foto 06/06/1981)
Fig. 37. Este fue primer tipo de atrapanieblas instalado por Nazareno Carvajal, miembro del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile a fines del año 1981, en la parte alta de la cordillera de Buenos Aires, al sur de El Tofo. Construido íntegramente con ocho paneles constituidos por miles de hilos muy finos de polietileno, siguiendo el procedimiento recomendado por el físico don Carlos Espinosa en Antofagasta, fue éste el prototipo antecesor de las cortinas formadas por malla raschel firmemente tensada, que fueron instaladas posteriormente en el Tofo, a partir del año 1982.
Fig. 46. Vegetación típica del borde costero en la zona de Paposo, a escasa altitud sobre el nivel del mar (10-15 m.), formada por arbustos y un copioso manto de hierbas rastreras de una Nolana sp., probablemente Nolana sedifolia (8/06/1981).
Fig. 47. Ejemplar de la cactácea Copiapoa sp. presente en abundancia en la terraza marina baja, a pocos metros sobre el nivel del mar, en el trayecto entre Taltal y Paposo.
La historia fiel de los intentos hechos tanto por Carlos Espinosa y su grupo de Antofagasta, como por Pilar Cereceda, Horacio Larrain y Nazareno Carvajal del equipo de la Universidad Católica en el cordón Sarcos y las alturas de El Tofo, a partir del año 1980, están relatadas con lujo de detalles en la obra pionera de Christiaan Gischler The missing link in a production chain. Vertical obstacles to catch camanchaca, ROSTLAC, UNESCO, Montevideo, 1991, 197 p. Esta obra es esencial para entender los inicios y el desarrollo de las experiencias de captación de agua de niebla realizadas en Chile a partir del año 1957/58. La obra contiene una extensa y valiosa bibliografía de apoyo, con referencias locales muy poco conocidas y valoradas hoy.
Fig. 52. El grupo de investigadores recorre sectores muy depredados de las lomas. Los árboles que se puede ver en esta imagen son ejemplares de Carica candicans (mito) y Caesalpinia tinctorea (tara). Observe los numerosos senderos labrados por las cabras en su búsqueda de alimento en la temporada de crecimiento de las gramíneas anuales, cuando este paisaje hoy seco se ve totalmente verde. (Foto 02/06/1981).
Los primeros contactos con nuestros vecinos peruanos.
Los contactos que Carlos Espinosa mantenía con investigadores peruanos, y, sobre todo, sus relaciones con organismos internacionales interesados en la búsqueda de nuevas fuentes de agua dulce, lo habían conducido a entusiasmar a un hidrogeólogo holandés, Christiann Gischler que en ese tiempo trabajaba como experto en las oficinas de UNESCO/ROSTLAC, en Montevideo (Uruguay). Gischler viajó a Chile y conoció de cerca los experimentos y sitios de experimentación de los fisicos de la Universidad del Norte, en Antofagasta y los recientes experimentos en captación de agua de las nubes por parte del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile en los cerros de El Tofo, a unos 75 km al N de la ciudad de La Serena. Gracias a él y a su incondicional apoyo institucional, se generaron tanto el Encuentro de Tacna (Agosto 1979) como el Encuentro de investigadores de la niebla en Antofagasta y Lima, propiciados y financiados por UNESCO/ROSTLAC (Junio 1982).
Christiaan Gischler, a través de su oficina de UNESCO-ROSTLAC en Montevideo, financió el extenso recorrido que los científicos convocados hicieron en sectores especialmente elegidos al efecto, tanto en la costa chilena como en la costa peruana. Sobre el recorrido efectuado por tierra en Chile y Perú por el grupo de siete investigadores, visitando diversos sitios de captación de niebla, versan buena parte de las imágenes que mostramos a continuación.
Primera observación: imágenes captadas en el bosque relicto de Fray Jorge (coordenadas: 30° 40´ 00 ´´ S y 71° 40´´ 00´´ W en la Provincia del Limarí). Sobre este mismo tema, véase otro capítulo nuestro de este mismo blog titulado: "El bosque húmedo de Fray Jorge en 1982: visita de estudio", en el cual se reproducen otras fotos de la época. Apareció en la revista de divulgación científica Creces, Santiago de Chile, Vol. III, N° 5, 30-36.
Fig. 2. El hidrogeólogo holandés Christiaan Gischler durante el recorrido del equipo visitante en el oasis de niebla del Parque Nacional Fray Jorge (06/06/1981). Los árboles de mayor tamaño del fondo de la fotografía son olivillos (Aextoxicon punctatum), especie característica de la selva valdiviana.
Fig. 3. En la cumbre, a unos 700 m de altitud sobre el nivel del mar, la densidad de la vegetación por efecto benéfico de la neblina costera es la máxima. En la imagen, Roberto Ulloa saliendo del bosque.
Fig. 5. Olivillos y arrayanes en el bosque. Observe Ud. el efecto de la niebla densa presente en el lugar. Gracias a esta neblina, casi omnipresente en el lugar, se han conservado hasta hoy ejemplares de plantas que geográficamente tienen su habitat hoy en lugares localizados mucho más al sur, como el copihue (Lapageria rosea), o la enredadera llamada yelmo (Griselinia scandens), que son hoy rarezas en esta latitud geográfica, remanentes, sin duda, de antiguos períodos mucho más lluviosos ("período pluvial" a fines del Pleistoceno, entre los 14.000 y 9.000 A.C., según los paleo-ecólogos).
Fig. 6. Troncos de árboles ya secos, enteramente cubiertos de líquenes. Una prueba palmaria de la muerte lenta de este oasis por efecto de la disminución significativa de la pluviosidad.
2° Puesto de Observación: visita del equipo internacional a la zona de El Tofo y Caleta Temblador, a 75 km al norte de la ciudad de La Serena. Coordenadas UTM: 276.054 E y 6.735.885 N.
Fig. 8. Masas de nubes estrato-cúmulus portadoras de humedad oceánica (camanchaca), trasponiendo el Cordón Sarcos. (Foto 8/01/1981).
Fig. 9. Tras atravesar las cumbres del cordón Sarcos, las nubes rasantes descienden, siguiendo la topografía local, para muy luego disolverse rápidamente en su descenso, en la llanada de La Higuera. En esta imagen, el mar se halla hacia la derecha, lugar de origen de las nubes cargadas de humedad (Foto 30/12/1981).
Fig. 10. El Cordón Sarcos vista de Norte a Sur.
Fig. 11. Estos árboles de la especie Eucaliptus globulus fueron plantados por la empresa que allí explotó el hierro durante un par de décadas. El cierre definitivo de la explotación y de la ciudadela creada en los altos de los cerros, se verificó el día 8 de diciembre del año 1974, con una solemne misa celebrada en la capilla Santa Ana del hospital del mineral. A partir de esa fecha, aproximadamente, dejaron de ser regados. Si con motivo de nuestra primera visita en Febrero del año 1980 los vimos vivos y en excelente condición, se debe únicamente a la humedad producida por las neblinas mojadoras ("camanchacas") que se condensa en su follaje y gotea al suelo, humedeciéndolo. (Foto 30/12/81).
Fig. 12. Carlos Larrain Mardorf, nuestro hijo, de edad de siete años, en la playa de caleta Temblador. Atrás, al fondo, las nubes densas de camanchaca. Carpas de nuestro campamento montado en la playa en Mayo del año 1980, con motivo de la instalación del primer captador, tipo Grunow con Pilar Cereceda y Nazareno Carvajal. (Foto del 5/05/1980).
El paisaje en Caleta Temblador en la época de nuestra visita.
Fig. 13. Vista del área litoral de Chungungo y Cruz Grande desde el alto de los cerros, a 900 m. snm. Las masas nubosas portadoras de agua inician su acercamiento a la costa. (Foto del 05/01/81 a las 17.00 hrs.)
Fig. 14. Antiguo oasis costero alimentado por vertientes naturales. Luce aquí totalmente abandonado. Se observa unas palmas y algunos frutales (perales) a unos 180 m. snm. (Foto 18/10/1980).
Fig. 15. Grupo de burros pertenecientes a un cabrero de la localidad. Burros y cabras son los únicos animales que se cría hoy en la zona.
Fig. 17. En el Cordón Sarcos. Se observa la tierra mojada por la destilación del agua de niebla por condensación a partir de un arbusto seco. La presencia de colonias de líquenes favorece ciertamente la absorción del agua de la niebla. (Escala de 20 cm).
Fig. 18. De Weste a Este. La masa de nubes blancas del tipo estrato-cumulus, cargadas de humedad, penetran tierra adentro, depositando y condensando a su paso sobre rocas y vegetación. (30/12/1981).
Fig. 19. Vista de Este a Weste, desde el valle de la higuera hacia los, cerros del Cordón Sarcos. En primer plano, aspecto del chaparral de arbustos bajos y cactáceas.
Fig. 21. Portezuelo de El Tofo. por aquí penetraban las masas nubosas hasta alcanzar la cumbre. Estamos aquí hacia los 650-700 m. de altitud. (Foto 27/10/1981).
Fig. 22. Imagen tomada de sur a norte. 670 m. snm. Se observa la potente masa de nubes estrato-cúmulus que avanza incontenible, adosándose al relieve descendente del cerro. (Foto 30/12/1981).
Fig. 23. Ejemplares de la cactácea Trichocereus coquimbensis cubiertas totalmente de líquenes en los faldeos altos de los cerros de El Tofo que miran al mar, hacia los 780 m. de altitud en un día soleado (17/02/1981).
Fig. 24. flores de la misma especie. Ejemplar de cactácea en flor. (en la misma fecha).
Fig. 25. Otra especie de cactácea en flor.
Fig. 26. Alstroemeria sierrae, en plena floración, cerca de la playa de Chungungo, a unos 100 m .snm. (18/10/1980)
Fig. 27. Sitio de oasis costero denominado "El Olivo". Árbol centenario de olivo (Olea europaea L), (foto 5/10/1980).
Fig. 28. La posición de las hojas de Eucaliptus globulus y su misma forma, contribuyen poderosamente a la condensación y posterior descenso a tierra de las gútulas de agua, favoreciendo así el riego de los árboles. Es este hecho, unido a la excelente altitud del sitio (900 m. snm) lo que ha permitido la persistencia de este bosque en este paraje.
Fig. 29. Durante la visita del equipo de estudio de la niebla. Don Carlos Espinosa observando esta vertiente o aguada, en el oasis "El Olivo" de propiedad de doña Inés Órdenes en la zona de caleta Temblador (06/06/1981).
Fig. 30. Antiguos perales, vivos, plantados en antiguos andenes o terrazas de cultivo. Caleta Temblador. Propiedad de doña Inés Órdenes. Todo se ve abandonado. Nadie vive ahora aquí. Para poder regar estas eras de cultivo, debió circular antaño, hace algunas décadas atrás, mucho más agua que hoy. (Foto 06/06/1981)
Fig. 31. Aparato altitudinal para captar el agua de la niebla a diversas alturas del suelo. Nuestra vieja carpa de playa americana donde nos cobijábamos durante la noche. (Foto 26/12/1981: 19.30 hrs.).
Fig. 32. El mismo aparato altitudinal, instalado por nosotros a unos 850 m. de altitud snm., medía de la cantidad de agua captada de la niebla, a cuatro alturas diferentes. El grupo expedicionario a Lima, a su paso por El Tofo, contempla el aparato y escucha la explicación de su funcionalidad de labios del geógrafo chileno Nazareno Carvajal. (Foto 6/06/1981).
Fig. 33. Vista desde el llano reseco de La Higuera hacia el poniente (hacia el cordón Sarcos). Las masas de nubes de origen oceánico se precipitan en cascada hacia la llanura de La Higuera, adosándose en su descenso notablemente al terreno.
Fig. 34. Sector hacia los 750 m de altitud. La niebla que asciende por el portezuelo empieza a cubrir lentamente el paisaje. (Foto 27/10/1981).
Fig,. 35. Desde lo alto del cordón Sarcos (900 m) se puede observar la llegada de la niebla costera. Abajo, Caleta Temblador y Chungungo. (Foto 05/01/1981; hacia las 17.00 hrs.).
Fig. 21.
Fig. 36. El camión aljibe que conducia agua potable al poblado de Chungungo, a través de la cuesta. El agua para la caleta de pescadores es traida desde una distancia de unos 25 km. Fig. 37. Este fue primer tipo de atrapanieblas instalado por Nazareno Carvajal, miembro del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile a fines del año 1981, en la parte alta de la cordillera de Buenos Aires, al sur de El Tofo. Construido íntegramente con ocho paneles constituidos por miles de hilos muy finos de polietileno, siguiendo el procedimiento recomendado por el físico don Carlos Espinosa en Antofagasta, fue éste el prototipo antecesor de las cortinas formadas por malla raschel firmemente tensada, que fueron instaladas posteriormente en el Tofo, a partir del año 1982.
Fig. 38. La otra cara de la medalla. La faz interior u oriental de los cerros de El Tofo. Vista panorámica del sector minero, de explotación del hierro, en el llano de La Higuera. Faenas, caminos y tortas de relave en absoluto abandono. Vista tomada de Weste a Este, desde los altos del Cordón Sarcos.
Fig. 39. Frutos rojos de la plata epífita llamada en Chile quintral (Phrigilanthus aphylus), depositados probablemente por algún ave sobre una cactácea local. Darán origen a nuevas plantas.
Fig. 40. Mi hijo, Carlos Larrain Mardorf, de 9 años de edad, señalándonos una plántula de Eucaliptus globulus que ha brotado al pie de árboles grandes de la misma especie. Prueba fehaciente de la regeneración natural de este bosque, gracias al influjo benéfico de la neblina costera (26/02/1982).
Fig. 41. Don Carlos Espinosa, físico de la Universidad del Norte de Antofagasta, observa una vertiente o puquio en el predio abandonado de El Olivo, Playa Temblador. (6/06/1981).
Fig. 42. Una de las primeras Tablas (1982) elaboradas por Pilar Cereceda, del Instituto de Geografía de la Universidad Católica que muestra claramente la diferencia de captación de agua de la niebla en dos instrumentos, uno que enfrenta al Surweste y el otro al Norte, a una altitud de 500 m. snm. Como es sabido, las masas nubosas son arrastradas por los vientos alisios que soplan siempre desde el Surweste.
Fig. 43. Otra Tabla que muestra la diferente captación según la altitud de instrumento sobre el nivel del mar (1982).
Fig. 44. Diferencia notoria de captación según ubicación del instrumento captador del agua de niebla. (1982).
Fig. 45. Hacia la derecha, arriba, un piño de cabras en la zona de la Cuesta de Buenos Aires. Esta especie, ávida devoradora de toda clase de plantas autóctonas es, en un medio semi desértico como el presente, un serio peligro para la conservación de la flora nativa, en especial para sus especies en peligro (Foto. Agosto de 1981).
3° Puesto de Observación: Visita al oasis de niebla de Paposo (II Región de Chile), coordenadas 25|° 01´, 00´´ S. y 70° 28´ 00´´ W).
Fig. 46. Vegetación típica del borde costero en la zona de Paposo, a escasa altitud sobre el nivel del mar (10-15 m.), formada por arbustos y un copioso manto de hierbas rastreras de una Nolana sp., probablemente Nolana sedifolia (8/06/1981).
Fig. 47. Ejemplar de la cactácea Copiapoa sp. presente en abundancia en la terraza marina baja, a pocos metros sobre el nivel del mar, en el trayecto entre Taltal y Paposo.
Fig. 48. Parada del equipo expedicionario peruano-chileno en un pequeño oasis en la quebrada de Paposo (extremo sur de la II Región de Chile). Rústica choza de una familia de cabreros locales. Un pequeño estanque de acumulación les permite regar una pequeña huerta aledaña (Foto 8/06/1981).
Referencia bibliográfica indispensable.
4° Punto de Observación: Las Lomas peruanas de Pacta y Lachay.
Después de recorrer los oasis de niebla de Fray Jorge, El Tofo (Temblador), y Paposo en el Norte de Chile, la comitiva de científicos se trasladó a Lima, desde donde visitó dos sistemas de lomas muy representativos, uno, ubicado al norte de la capital peruana (Lachay) y el segundo, al sur de la misma, Pacta. De estas visitas, rescatamos aquí algunas fotografías ilustrativas, inéditas.
Fig. 49. En las lomas de Pacta, a 40 km al sur de Lima. Antiguas eras o andenes de cultivo, abandonadas hace mucho tiempo cuando había suficiente agua para irrigarlas. (Foto 03/06/1981).
Fig. 50. Area de las lomas fuertemente depredada por el sobre- pastoreo. En la imagen, el único árbol dejado en pie por los pastores serranos que estacionalmente bajaban con sus familias y ganados para aprovechar durante varios meses la temporada del desarrollo de la vegetación de lomas. (Mayo a Noviembre). (Foto 03/06/1981).
Foto 51. Miembros del equipo visitante. A la derecha, subiendo, Christiaan Gischler. Abajo, de casaca negra, Carlos Espinosa. Detrás de él Guido Silva. El árbol aquí mostrado es la tara (Caesalpinia tinctorea), nativo de la zona. (Foto 03/06/1981).
4° Puesto de Observación: Lomas de Lachay a 105 km al Norte de Lima.
Fig. 51. Un pozo o puquial casi totalmente seco hoy. (Foto nuestra tomada de la obra arriba citada de C. Gischler: The missing link in a production chain, 1991. (Foto 02/0/1981).
Fig. 52. El grupo observando la situación de un pozo o vertiente (puquial), al pie de un peñón rocoso (Foto 02/06/1981).
Fig. 53. Otro puquial o vertiente donde se ve algo de agua, entre las rocas. Algo más abajo, se extiende un sistema de antiguas eras de cultivo, antiguamente regadas a partir de éste. (Foto 02/06/1981).
Comentario eco-antropológico.
1. Toda la evidencia recogida apunta a la existencia de una mucho mayor cantidad de agua en tiempos antiguos, hace algunos siglos.Los restos arqueológicos de antiguas eras de cultivo, hoy enteramente secas, así lo comrpueban. O es esto prueba de un período francamente más húmedo en la costa (con mayor cantidad y/o intensidad de las nieblas y lloviznas), o, tal vez, un período de temperaturas algo más bajas. O, tal vez, a la acción combinada de ambos factores.
2. La impresionante depredación de la antigua arboleda, de la que quedan hoy pocos restos, se debió ciertamente a la actividad de sobrepastoreo, realizada con mucha intensidad tanto en la costa desértica del Perú como de Chile, en forma estacional, desde tempranos tiempos coloniales. Hay abundante información documental al respecto, máxime para el Perú. Familias de pastores serranos se trasladaban, hasta hace pocas décadas, por meses a estos lugares para hacer pastar allí a sus numerosas majadas de animales. Éstas, consumían vorazmente todo lo verde visible en el paisaje
3. La acción emprendida a partir del año 1977 por el representante de UNESCO-ROSTLAC, Dr. Christiaan Gischler al apoyar el esfuerzo de investigadores peruanos y chilenos, ha rendido sus frutos. Hoy día (2016) la Reserva Forestal de las Lomas de Lachay ostenta gran cantidad de captadores de agua de niebla en acción, y se ha reforestado centenares de hectáreas con las mismas especies vegetales nativas de antaño. La única diferencia es que se puso atajo definitivo al acceso de las majadas de pastores y sus ganados que por siglos las devastaron. Para ello, se llegó a acuerdo con las comunidades vecinas que antaño usufructuaron anualmente de su vegetación, destruyéndola.
4. La interesantisima flora y fauna de esta reserva forestal costera del Perú, cuya superficie total alcanza las 5070 há, puede examinarse en detalle en la obra: Lachay Flora y Fauna, Ministerio del Ambiente, Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado, Miraflores, Lima, Noviembre 2009, 111 p.
5. Mientras en Chile se avanza a paso de tortuga en este campo de la utilización práctica de las neblinas costeras para obtener agua potable para uso de las caletas costeras, o para reforestación, en el Perú, según se nos informa, hay ya numerosas experiencias, muy promisorias, máxime en el rubro de la reforestación. Uno de los más interesantes ejemplos al respecto se puede observar hoy en las lomas de Atiquipa, costa de Arequipa (Perú).
6. Este capítulo forma una unidad temática con uno anterior, publicado por nosotros en este mismo blog con el título de: "Nuestra primera experiencia de captación de agua de niebla: Caleta Temblador en mayo del año 1980", ( de fecha 24 de diciembre de 2013). Allí se recogen otras imágenes de la misma época.
7. Las experiencias iniciadas en los años 1957-58 por el equipo dirigido por Carlos Espinosa en los cerros de Antofagasta, sumadas a las experiencias posteriores del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile en El Tofo (IV Región) y en Alto Patache (I|° Región) han sido decisivas para evaluar el potencial de la nube y conocer muy exactamente los parámetros que la rigen. Ha llegado, por fin, la hora de pasar a la acción. Recordemos y pongamos en práctica la célebre frase de Goethe que para nosotros constituye un continuo llamado a la acción:
"ES IST NICHT GENUG ZU WISSEN, MAN MUSS AUCH ANWENDEN; ES IST NICHT GENUG ZU WOLLEN, MAN MUSS AUCH TUN". ["No basta saber, también se debe aplicar; no basta querer, también es preciso actuar (hacer)"].
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